• || Awwww no hay de que cariño. Siempre estoy para todos

    ~ Ella no pudo evitar sonreír un poco al ver la rosa y recordar con anhelo cuando era adorada como un Dios en su forma completa. En aquellos días, las rosas y otros regalos llovían sobre ella, símbolos de devoción y admiración por su poder divino ~
    || Awwww 😍 no hay de que cariño. Siempre estoy para todos 🤭 ~ Ella no pudo evitar sonreír un poco al ver la rosa y recordar con anhelo cuando era adorada como un Dios en su forma completa. En aquellos días, las rosas y otros regalos llovían sobre ella, símbolos de devoción y admiración por su poder divino ~
    Me encocora
    2
    1 turno 0 maullidos 537 vistas
  • El eco de las sombras
    Fandom No aplica
    Categoría Acción
    El aire era espeso y denso en el callejón oscuro. Los restos de sangre fresca aún goteaban de un cuchillo abandonado, mientras una figura masculina se inclinaba sobre la escena, su expresión entre fascinación y preocupación. Santiago dejó escapar un silbido bajo, sacando su teléfono para marcar rápidamente un número familiar.

    —Oye, Jane —

    Su tono era ligero, pero había un trasfondo de urgencia

    — Creo que encontré algo que te va a interesar. Trae tus ojos de detective, porque esto es un rompecabezas, y no tenemos mucho tiempo antes de que lleguen los tipos con placas.

    Mientras esperaba su llegada, sus ojos recorrieron los símbolos pintados con sangre en la pared. Los reconocía, aunque no del todo. Había algo ritualista en ellos, un patrón que no podía ignorar. Se pasó una mano por el cabello blanco, aún pensando en cómo diablos explicar que había llegado ahí antes que la policía.

    Cuando escuchó el motor de la moto acercarse, una sonrisa apareció en sus labios.

    —Por fin llegas linda,tenemos que movernos rápido —

    dijo al verla aparecer mientras se giraba hacia ella, señalando los rastros aún húmedos que llevaban más allá del callejón.

    —¿Qué dices? ¿Vamos de cacería?

    rol privado con Jane Doe
    El aire era espeso y denso en el callejón oscuro. Los restos de sangre fresca aún goteaban de un cuchillo abandonado, mientras una figura masculina se inclinaba sobre la escena, su expresión entre fascinación y preocupación. Santiago dejó escapar un silbido bajo, sacando su teléfono para marcar rápidamente un número familiar. —Oye, Jane — Su tono era ligero, pero había un trasfondo de urgencia — Creo que encontré algo que te va a interesar. Trae tus ojos de detective, porque esto es un rompecabezas, y no tenemos mucho tiempo antes de que lleguen los tipos con placas. Mientras esperaba su llegada, sus ojos recorrieron los símbolos pintados con sangre en la pared. Los reconocía, aunque no del todo. Había algo ritualista en ellos, un patrón que no podía ignorar. Se pasó una mano por el cabello blanco, aún pensando en cómo diablos explicar que había llegado ahí antes que la policía. Cuando escuchó el motor de la moto acercarse, una sonrisa apareció en sus labios. —Por fin llegas linda,tenemos que movernos rápido — dijo al verla aparecer mientras se giraba hacia ella, señalando los rastros aún húmedos que llevaban más allá del callejón. —¿Qué dices? ¿Vamos de cacería? rol privado con [spark_lime_hippo_384]
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    Me shockea
    2
    10 turnos 0 maullidos 1201 vistas
  • #Wendigo

    Recuesta a Tolek Zientek en la cama improvisada dentro de su refugio: una sección aislada de la antigua fábrica abandonada que ha convertido en su hogar. Las paredes de ladrillo expuesto y las vigas de acero oxidadas rodean un espacio sorprendentemente cálido con tan solo girar una perilla. Aquí, James tiene todo lo necesario para atender las heridas y realizar los rituales que ha aprendido a lo largo de los años.

    Con cuidado y cariño, acariciando su piel, quita la ropa de Tolek, revelando las heridas en su brazo. Se dirige a una estantería cercana, donde guarda su kit de primeros auxilios junto con una colección de hierbas medicinales, cada una cuidadosamente seleccionada y seca. Toma uña de gato para reducir la inflamación, salvia blanca para limpiar y proteger de infecciones, y milenrama para detener la hemorragia. Machaca las hojas en un mortero, mezclándolas con agua tibia para crear una pasta espesa y aromática. Luego, aplica la mezcla sobre las heridas, asegurándose de que cada herida quede bien cubierta.

    Una vez aplicadas las hierbas, sutura las áreas más profundas con un hilo de cáñamo tratado con resina antiséptica, dejando nudos parejos que denotan la experiencia de la práctica. Después, envuelve el brazo con vendas de lino, previamente bendecidas, pronunciando en voz baja palabras de protección en la vieja lengua navaja. Con las heridas tratadas, toma un cuenco con agua tibia, un paño húmedo y limpia el cuerpo de Tolek, eliminando la sangre y el sudor que cubren cada porción de su piel.

    Finalmente, tras guardar o descartar los utensilios utilizados según corresponda, James se sienta junto a él con un pincel fino y un pequeño cuenco de tinta negra preparada con carbón y hierbas rituales. Dibuja cuidadosamente símbolos en puntos estratégicos del cuerpo de Tolek: sobre el pecho, las muñecas y la frente. Cada símbolo está destinado a mejorar la circulación de energía vital, acelerar la sanación y protegerlo de influencias negativas. Al terminar, lo cubre con sábanas y mantas limpias, asegurándose de que esté ceñido y abrigado.

    Antes de alejarse, se inclina y le besa suavemente en los labios, dejando un susurro inaudible de alivio en el aire.

    Exhausto, pero consciente de que necesita cuidarse para mantenerse fuerte, se dirige a la ducha, dejando que el agua fría limpie no solo su cuerpo, sino también su mente. Luego, buscará algo de comer, sintiendo cómo el peso de la noche se incrementa lentamente.
    #Wendigo Recuesta a [Tolek] en la cama improvisada dentro de su refugio: una sección aislada de la antigua fábrica abandonada que ha convertido en su hogar. Las paredes de ladrillo expuesto y las vigas de acero oxidadas rodean un espacio sorprendentemente cálido con tan solo girar una perilla. Aquí, James tiene todo lo necesario para atender las heridas y realizar los rituales que ha aprendido a lo largo de los años. Con cuidado y cariño, acariciando su piel, quita la ropa de Tolek, revelando las heridas en su brazo. Se dirige a una estantería cercana, donde guarda su kit de primeros auxilios junto con una colección de hierbas medicinales, cada una cuidadosamente seleccionada y seca. Toma uña de gato para reducir la inflamación, salvia blanca para limpiar y proteger de infecciones, y milenrama para detener la hemorragia. Machaca las hojas en un mortero, mezclándolas con agua tibia para crear una pasta espesa y aromática. Luego, aplica la mezcla sobre las heridas, asegurándose de que cada herida quede bien cubierta. Una vez aplicadas las hierbas, sutura las áreas más profundas con un hilo de cáñamo tratado con resina antiséptica, dejando nudos parejos que denotan la experiencia de la práctica. Después, envuelve el brazo con vendas de lino, previamente bendecidas, pronunciando en voz baja palabras de protección en la vieja lengua navaja. Con las heridas tratadas, toma un cuenco con agua tibia, un paño húmedo y limpia el cuerpo de Tolek, eliminando la sangre y el sudor que cubren cada porción de su piel. Finalmente, tras guardar o descartar los utensilios utilizados según corresponda, James se sienta junto a él con un pincel fino y un pequeño cuenco de tinta negra preparada con carbón y hierbas rituales. Dibuja cuidadosamente símbolos en puntos estratégicos del cuerpo de Tolek: sobre el pecho, las muñecas y la frente. Cada símbolo está destinado a mejorar la circulación de energía vital, acelerar la sanación y protegerlo de influencias negativas. Al terminar, lo cubre con sábanas y mantas limpias, asegurándose de que esté ceñido y abrigado. Antes de alejarse, se inclina y le besa suavemente en los labios, dejando un susurro inaudible de alivio en el aire. Exhausto, pero consciente de que necesita cuidarse para mantenerse fuerte, se dirige a la ducha, dejando que el agua fría limpie no solo su cuerpo, sino también su mente. Luego, buscará algo de comer, sintiendo cómo el peso de la noche se incrementa lentamente.
    Me encocora
    Me entristece
    2
    16 turnos 0 maullidos 711 vistas
  • ¿Es posible burlar a la muerte?

    Para Kazuo, esto era algo innato. Había burlado a la muerte por más de 1,200 año. Pero ahora la cuenta regresiva se sentía más cerca que nunca. En un acto de amor, Kazuo vinculó su alma a la de Elizabeth. El día en que ella dé su último suspiro, él la acompañará.

    Aunque morir por amor suene muy romántico, Kazuo tenía la certeza de que volvería a reencarnar siendo quien es. Pero... ¿podría vivir una nueva vida sin ella? ¿Cómo sabría si ella se reencarnaría? ¿Y él, recordaría algo?

    Eran demasiados cabos sueltos, demasiada incertidumbre que el zorro no estaba dispuesto a asumir. Había dedicado sus últimas semanas a buscar información en libros, documentos y escritos de cualquier tipo que pudieran darle pistas sobre algo, algún hilo del que poder tirar.

    Algunos textos hablaban de un lugar más allá de Kyoto, un lugar en ruinas tan, o incluso más, antiguo que él. Decidió salir en la noche, solo... Probablemente recibiría una reprimenda, pero iba a ser un viaje de ida y vuelta en la misma noche; casi tendría que ir como un espíritu, en su forma de zorro, a través del bosque. Llevar a alguien con él haría imposible alcanzar esa velocidad.

    Llegó a aquellas ruinas, un amasijo de escombros cubiertos por la densidad del bosque, pero que emanaban un aura especial. Aquel sitio había sido antaño un lugar sagrado de extrema importancia. Seguramente, había sido destruido antes de la unificación de Japón; de ahí su estado.

    En una de las paredes había runas, símbolos y kanjis más antiguos que él mismo. Eran pocos los conocimientos que escapaban al saber del zorro, pero aquello era algo más grande que él: un conocimiento arcano. Decidió anotar todos los símbolos, memorizarlos e intentar encajar un significado con otro. Después de varias horas de recopilación, decidió marcharse de esas ruinas. No sabía si había encontrado el hilo que buscaba, pero al menos ya tenía más de lo que había podido averiguar hasta ahora.
    ¿Es posible burlar a la muerte? Para Kazuo, esto era algo innato. Había burlado a la muerte por más de 1,200 año. Pero ahora la cuenta regresiva se sentía más cerca que nunca. En un acto de amor, Kazuo vinculó su alma a la de Elizabeth. El día en que ella dé su último suspiro, él la acompañará. Aunque morir por amor suene muy romántico, Kazuo tenía la certeza de que volvería a reencarnar siendo quien es. Pero... ¿podría vivir una nueva vida sin ella? ¿Cómo sabría si ella se reencarnaría? ¿Y él, recordaría algo? Eran demasiados cabos sueltos, demasiada incertidumbre que el zorro no estaba dispuesto a asumir. Había dedicado sus últimas semanas a buscar información en libros, documentos y escritos de cualquier tipo que pudieran darle pistas sobre algo, algún hilo del que poder tirar. Algunos textos hablaban de un lugar más allá de Kyoto, un lugar en ruinas tan, o incluso más, antiguo que él. Decidió salir en la noche, solo... Probablemente recibiría una reprimenda, pero iba a ser un viaje de ida y vuelta en la misma noche; casi tendría que ir como un espíritu, en su forma de zorro, a través del bosque. Llevar a alguien con él haría imposible alcanzar esa velocidad. Llegó a aquellas ruinas, un amasijo de escombros cubiertos por la densidad del bosque, pero que emanaban un aura especial. Aquel sitio había sido antaño un lugar sagrado de extrema importancia. Seguramente, había sido destruido antes de la unificación de Japón; de ahí su estado. En una de las paredes había runas, símbolos y kanjis más antiguos que él mismo. Eran pocos los conocimientos que escapaban al saber del zorro, pero aquello era algo más grande que él: un conocimiento arcano. Decidió anotar todos los símbolos, memorizarlos e intentar encajar un significado con otro. Después de varias horas de recopilación, decidió marcharse de esas ruinas. No sabía si había encontrado el hilo que buscaba, pero al menos ya tenía más de lo que había podido averiguar hasta ahora.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos 872 vistas
  • El mago Yukine empuja la pesada puerta de madera del bar. Al entrar, una mezcla de luces tenues y sombras danzantes lo envuelven. El aire está cargado de una mezcla de aromas: hierbas exóticas, pociones burbujeantes y el inconfundible olor a magia antigua.
    El bar está lleno de seres mitológicos de todo tipo. En una esquina, un grupo de elfos discute animadamente sobre la última moda en arcos encantados. Cerca de la barra, un centauro sorbe una bebida espumosa mientras conversa con una sirena que ha encontrado un asiento en un tanque de agua especialmente diseñado para ella. En una mesa central, un dragón en forma humana lanza dados mágicos en un juego de azar con un gnomo y un troll.
    Yukine avanza con paso seguro, su capa ondeando ligeramente detrás de él. Sus ojos brillan con una luz azulada, reflejo de su poder interior. Se acerca a la barra, donde el barman, un duende de aspecto astuto, le sonríe.

    “¿Qué te trae por aquí, mago?”

    pregunta el duende mientras limpia un vaso con un trapo que parece tener vida propia.

    “He venido en busca de información,”

    responde Yukine, su voz resonando con autoridad.

    “Dicen que aquí se puede encontrar a los más sabios y a los más astutos de todos los reinos.”

    El duende asiente, sus ojos brillando con curiosidad.

    “Has venido al lugar correcto. Pero aquí, la información tiene un precio.”

    Yukine sonríe levemente, sacando una pequeña bolsa de su capa y dejándola sobre la barra. El tintineo de las monedas de oro resuena en el bar, atrayendo la atención de varios de los presentes.

    “Entonces, empecemos,”

    dice Yukine, preparándose para desentrañar los secretos que lo han llevado hasta este lugar.
    El duende toma la bolsa de monedas y la guarda rápidamente en un bolsillo de su chaleco.

    “Muy bien, mago Yukine. ¿Qué es lo que deseas saber?”

    Yukine se inclina ligeramente hacia adelante, su voz baja pero firme.

    “Estoy buscando información sobre un antiguo artefacto, el Orbe de Eterna Luz. Se dice que tiene el poder de restaurar el equilibrio entre los reinos.”

    El duende frunce el ceño, sus ojos brillando con una mezcla de interés y preocupación.

    “El Orbe de Eterna Luz… No es un objeto común. Muchos lo han buscado, pero pocos han regresado.”

    Desde una mesa cercana, una figura encapuchada se levanta y se acerca a la barra.

    “He oído hablar de ese artefacto,”

    dice la figura, revelando un rostro parcialmente cubierto por cicatrices.

    “Soy Lidica, una exploradora de tierras lejanas. He visto mapas y escuchado leyendas sobre el Orbe.”

    Yukine la observa con atención.

    “¿Estás dispuesta a compartir lo que sabes?”

    Lidica asiente lentamente.

    “A cambio de tu ayuda en una misión que tengo pendiente. Necesito recuperar un cristal de poder de las ruinas de un antiguo templo. Es un lugar peligroso, pero con tus habilidades, podríamos tener éxito.”

    Yukine considera la propuesta por un momento antes de asentir.

    “De acuerdo. Te ayudaré con tu misión, y a cambio, tú me guiarás hacia el Orbe de Eterna Luz.”

    El duende sonríe, satisfecho con el acuerdo.

    “Parece que tenemos un trato. Pero tened cuidado, ambos. Este bar está lleno de oídos curiosos y no todos son de fiar.”

    Con el pacto sellado, Yukine y Lidica se preparan para partir hacia su peligrosa aventura, sabiendo que el destino de los reinos podría depender de su éxito.
    Yukine y Lidica abandonan el bar “El Caldero Místico” y se adentran en la noche, sus pasos resonando en las calles empedradas. La luna llena ilumina su camino mientras se dirigen hacia las ruinas del antiguo templo donde se encuentra el cristal de poder que Lidica necesita recuperar.

    “El templo está a unos días de viaje desde aquí,”

    explica Lidica mientras caminan.

    “Está rodeado de un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y trampas antiguas. Tendremos que estar en guardia en todo momento.”

    Yukine asiente, su mirada fija en el horizonte.

    “Estoy preparado. Cuéntame más sobre este cristal de poder.”

    Lidica suspira, recordando las historias que había escuchado desde niña.

    “El Cristal de la Aurora es un artefacto antiguo que perteneció a mis ancestros. Se dice que tiene la capacidad de amplificar la magia de su portador, pero también puede ser peligroso si cae en las manos equivocadas. Mi familia ha estado buscándolo durante generaciones, y creo que finalmente estoy cerca de encontrarlo.”

    A medida que avanzan, el paisaje cambia gradualmente de la ciudad a un denso bosque. Los árboles altos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos, y la luz de la luna apenas penetra el espeso follaje.

    “Debemos acampar aquí por la noche,”

    sugiere Lidica, señalando un claro en el bosque.

    “Es mejor no adentrarse en el templo sin descansar primero.”

    Yukine asiente y comienza a preparar un pequeño campamento. Mientras encienden una fogata, Lidica saca un mapa antiguo y lo extiende sobre el suelo.

    “Este es el templo,”

    dice, señalando una estructura en el centro del mapa.

    “Hay varias entradas, pero la mayoría están protegidas por trampas mágicas. Con tu ayuda, creo que podemos desactivarlas y llegar al cristal.”

    Yukine estudia el mapa con atención.

    “Mañana al amanecer, nos dirigiremos al templo. Debemos estar preparados para cualquier cosa.”

    Con el plan trazado, ambos se acomodan junto a la fogata, sus pensamientos llenos de la misión que les espera. La noche avanza lentamente, y el bosque parece cobrar vida con los sonidos de criaturas nocturnas y el susurro del viento entre los árboles.
    El amancer y la salida del sol es el indicio que un nuevo día a iniciado, Yukine y Lidica se despiertan y preparan algo de desayuno, dan una segunda revisada al pan trasado con anterioridad y desmontan el campamento hecho, recogiendo las lonas y apagando la totalidad del fuego restante usando magia de agua, poniéndose en marcha una vez mas.
    Mientras Yukine y Lidica avanzan por el bosque encantado, una sensación de que son observados los invade, poniéndolos algo tensos y expectantes, de repente y entre los arbustos una criatura emerge, poniendo a Yukine y Lidica en alerta, Yukine por instinto acumulo mana en ambas manos preparándose para el combate mientras Lidica desenvaina su espada y se ponen posición defensiva.

    “¿Quiénes sois y qué buscáis en mi bosque?”

    pregunta el Leshy, su voz resonando como un eco entre los árboles.
    Yukine a ver a la criatura disipa su mana y hace un gesto a Lidica para que enfunde su arma, Yukine da un paso adelante, mostrando respeto.

    “Somos viajeros en busca de un antiguo templo. No queremos causar daño a tu bosque.”

    El Leshy los observa detenidamente antes de asentir lentamente.

    "Te conozco mago eres aquel que fue elegido como mediador, La elemental de tierra nos dijo de tu elección y pronto encuentro"

    el Leshy asintió y les señalo en dirección al sur

    “El templo que buscáis está protegido por antiguos encantamientos. Si prometéis no dañar el bosque, os guiaré hasta allí.”

    Lidica y Yukine asienten, agradecidos por la ayuda del Leshy. Con su guía, avanzan más profundamente en el bosque, sabiendo que han ganado un poderoso aliado en su búsqueda al menos de manera temporal.
    Una vez llegaron a la entrada del templo el Leshy se paro nuevamente frente a ellos

    "eh cumplido mi parte del trato mediador, espero cumplas la tuya"

    luego de estas palabras el leshy desaparecio entre el musgo del suelo, Yukine y Lidica se miraron el uno al otro y asintieron con decisión y entraron al templo.
    El interior del antiguo templo es un lugar impresionante y lleno de misterio. Al entrar, Yukine y Lidica se encuentran en un vasto salón principal, iluminado por la luz tenue que se filtra a través de las grietas en el techo de piedra. Las paredes están cubiertas de intrincados grabados y frescos que representan escenas de antiguas leyendas y batallas épicas.
    Altas columnas de piedra, decoradas con runas y símbolos antiguos, se alinean a lo largo del salón. Algunas de estas columnas están parcialmente cubiertas de musgo y enredaderas, mostrando el paso del tiempo
    A lo largo de las paredes, hay estatuas de antiguos guardianes del templo, figuras imponentes con expresiones severas y armas en mano. Estas estatuas parecen vigilar a los intrusos con ojos de piedra En el centro del salón, hay un gran altar de mármol, adornado con gemas y metales preciosos. Sobre el altar, hay un pedestal vacío donde alguna vez estuvo el Cristal de poder
    Desde el salón principal, varios pasadizos oscuros se extienden hacia las profundidades del templo. Estos pasadizos están llenos de trampas y desafíos, diseñados para proteger los secretos del templo El techo del salón está decorado con un mosaico de colores brillantes que representa el cielo nocturno y las constelaciones. Este mosaico parece brillar con una luz propia, añadiendo un aire mágico al lugar
    El suelo está hecho de grandes losas de piedra, algunas de las cuales están grabadas con patrones geométricos y símbolos mágicos. A medida que caminan, Yukine y Lidica pueden sentir una energía antigua emanando del suelo
    El ambiente dentro del templo es solemne y reverente, con un silencio que solo es roto por el eco de sus pasos. Cada rincón del lugar parece estar impregnado de historia y magia, Yukine y Lidica saben que deben proceder con cautela.
    Mientras Yukine y Lyria avanzan hacia el altar central, una perturbación mágica se siente en el aire. Las runas en las columnas comienzan a brillar intensamente y el suelo tiembla bajo sus pies.
    Yukine siente la energía mágica acumulándose y sabe que algo está a punto de suceder. Alza su bastón y murmura un conjuro de protección.

    "Lidica, prepárate. Algo se aproxima."

    Lidica desenvaina sus dagas, las hojas brillando con runas de fuego y hielo. Se coloca en posición defensiva junto a Yukine.

    "Estoy lista. Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos."

    Las estatuas de los guardianes a lo largo del salón empiezan a moverse, desprendiéndose del polvo y el musgo. Sus ojos de piedra brillan con una luz roja y sus armas relucen bajo la luz del templo. Con pasos pesados, avanzan hacia los intrusos, levantando sus espadas y lanzas.
    El primer guardián levanta su espada y lanza un golpe poderoso hacia Yukine. Yukine levanta su mano justo a tiempo, bloqueando el ataque con un escudo de energía mágica. El impacto resuena a través del templo, pero Yukine se mantiene firme.
    Otro guardián se abalanza hacia Lyria con una lanza. Lidica esquiva ágilmente el ataque, rodando hacia un lado y contraatacando con una de sus dagas. La hoja encantada deja una cicatriz ardiente en el brazo de piedra del guardián.
    Un tercer guardián intenta sorprender a Yukine por detrás, pero Yukine está preparado. Gira rápidamente y lanza un hechizo de viento, empujando al guardián hacia atrás y haciéndolo chocar contra una columna.
    Yukine y Lidica se coordinan perfectamente, luchando espalda con espalda. Yukine lanza hechizos de fuego y hielo, debilitando a los guardianes mientras Lidica utiliza su agilidad para esquivar y golpear con precisión.
    El combate continúa, con los guardianes atacando implacablemente y Yukine y Lidica defendiendo cada golpe con destreza y magia. El templo retumba con el sonido de la batalla, y ambos saben que deben mantenerse enfocados si quieren salir victoriosos.
    El combate se vuelve más frenético cuando Yukine decide utilizar una combinación de hechizos más avanzada. Alza su mano y, con un movimiento rápido, lanza un hechizo de cadena de relámpagos. La cadena de relámpagos salta de un guardián a otro, chisporroteando y dejando marcas de quemaduras en sus superficies de piedra. Los guardianes retroceden momentáneamente, dándoles a Yukine y Lidica un respiro para reagruparse.
    Lidica aprovecha el momento para lanzar una de sus pociones explosivas a los pies del guardián más cercano. La explosión resulta en un destello cegador seguido de una onda de choque que desestabiliza la estructura del guardián. Con una agilidad impresionante, Lyria se desliza bajo el guardián tambaleante y clava su daga en las articulaciones de piedra, causándole un daño crítico.
    A pesar de estar envuelto en llamas, el guardián lanza un ataque feroz hacia Yukine. Yukine levanta su escudo de energía justo a tiempo, pero el impacto lo hace retroceder unos pasos. El escudo parpadea, mostrando signos de desgaste.
    El guardián herido en la pierna intenta golpear a Lidica con su lanza. Lidica esquiva con agilidad, pero el guardián la sigue de cerca, lanzando una serie de ataques rápidos. Lyria bloquea algunos con sus dagas, pero uno de los golpes logra rozarle el brazo, causando un corte superficial.
    Un tercer guardián, habiendo chocado contra la columna, se reincorpora y lanza un ataque desde la distancia. Alza su mano y una ráfaga de energía oscura se dirige hacia Yukine y Lidica. Yukine desvía la energía con su mano, pero siente la fuerza del impacto.
    Viendo la oportunidad, Yukine decide recurrir a su hechizo de lanza de hielo, creando una lanza hecha de hielo puro y lanzándola con precisión hacia el corazón de piedra del segundo guardián. La lanza penetra la piedra con un sonido agudo, y el guardián se desploma en una nube de polvo.
    Lidica, con su agilidad intacta, hace uso de su habilidad "Golpe Sombrío". Se desvanece momentáneamente en una sombra y reaparece detrás del último guardián, donde clava sus dos dagas encantadas en su espalda. Las runas de fuego y hielo se activan simultáneamente, causando una explosión elemental que destruye al guardián desde dentro.
    El silencio vuelve al templo, interrumpido solo por los ecos de la batalla que aún resuenan en las paredes. Yukine y Lidica, respirando con dificultad, se miran y asienten, sabiendo que han superado una prueba importante.
    Una vez derrotados los guardianes, el altar que antes estaba vacio ahora resuena, vibra y se ilumina por momentos, Lidica se pone de pie y observa anonadada como de este emerge lo que ha estado buscando durante anos.
    una luz suave y resplandeciente. Lidica da un paso adelante, sus ojos llenos de asombro y reverencia.

    "Lo hemos encontrado,"

    susurra, extendiendo una mano hacia el cristal.

    "por fin lo he encontrado, luego de siglos de busqueda, he cumplido la mision de mi familia y ahora yo y mis desendientes debemos continuar la custodia y proteccion de el cristal ."

    Yukine se acerca a su lado, su energía mágica resonando con la del cristal sorprendido por este hecho deja salir su aura magica haciendo que resuene con mayor intensidad con el cristal Con una profunda respiración, extiende sus manos hacia el Cristal . La luz del cristal se intensifica y un cálido resplandor envuelve a Yukine. La energía empieza a fluir desde el cristal hacia él, recorriendo su cuerpo como un río de pura magia. Sus ojos brillan con un azul intenso mientras siente cómo su propia magia se fusiona con la del cristal.
    De repente, una figura comienza a formarse frente a ellos, emergiendo de la luz del cristal. Es una entidad de luz pura, con forma humanoide, pero sus rasgos son etéreos y cambiantes, como si estuviera hecha del mismo resplandor del cristal.

    "Yukine,"

    dice la entidad con una voz que resuena como un coro de ecos armoniosos,

    "yo soy el Guardián del Cristal, una manifestación de su esencia."

    Yukine, todavía envuelto en la energía del cristal, inclina la cabeza en señal de respeto.

    "¿Por qué me ha elegido el cristal? ¿Por qué me otorga sus poderes?"

    La entidad de luz se acerca, su presencia irradiando calidez y serenidad.

    "El Cristal posee un gran poder, uno que puede restaurar el equilibrio o causar destrucción, dependiendo de las intenciones de su portador. Te ha elegido a ti porque eres tu quien fue escogido por lo elementales como mediador."

    Lidica observa la escena con reverencia, sus ojos llenos de asombro.

    "¿Qué debemos hacer ahora?"

    pregunta ella.
    La entidad sonríe suavemente.

    "El trabajo de tu familia, el cual desempeño por siglos hoy se ha cumplido, su salvaguarda era fundamental para que hoy el cristal pudiera entregar sus poderes al mediador."

    "Yukine, ahora que has absorbido los poderes del cristal, te has convertido en su guardián. Debes utilizar este poder para cerrar las brechas que amenazan los reinos y restaurar el equilibrio. Pero recuerda, con gran poder viene una gran responsabilidad."

    Yukine asiente, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, pero también una sensación de propósito y claridad.

    "Lo haré. Protegeré el equilibrio"

    La luz que forma la entidad comienza a desvanecerse, pero su voz permanece clara.

    "El Cristal ha confiado en ti, Yukine. Usa su poder con sabiduría y valentía. El destino de los reinos está ahora en tus manos."

    Con esas palabras, la entidad desaparece, dejando a Yukine y Lidica en la sala central del templo. La luz del cristal se integra completamente en Yukine, y él siente una nueva fuerza y conexión con la magia del mundo.
    El mago Yukine empuja la pesada puerta de madera del bar. Al entrar, una mezcla de luces tenues y sombras danzantes lo envuelven. El aire está cargado de una mezcla de aromas: hierbas exóticas, pociones burbujeantes y el inconfundible olor a magia antigua. El bar está lleno de seres mitológicos de todo tipo. En una esquina, un grupo de elfos discute animadamente sobre la última moda en arcos encantados. Cerca de la barra, un centauro sorbe una bebida espumosa mientras conversa con una sirena que ha encontrado un asiento en un tanque de agua especialmente diseñado para ella. En una mesa central, un dragón en forma humana lanza dados mágicos en un juego de azar con un gnomo y un troll. Yukine avanza con paso seguro, su capa ondeando ligeramente detrás de él. Sus ojos brillan con una luz azulada, reflejo de su poder interior. Se acerca a la barra, donde el barman, un duende de aspecto astuto, le sonríe. “¿Qué te trae por aquí, mago?” pregunta el duende mientras limpia un vaso con un trapo que parece tener vida propia. “He venido en busca de información,” responde Yukine, su voz resonando con autoridad. “Dicen que aquí se puede encontrar a los más sabios y a los más astutos de todos los reinos.” El duende asiente, sus ojos brillando con curiosidad. “Has venido al lugar correcto. Pero aquí, la información tiene un precio.” Yukine sonríe levemente, sacando una pequeña bolsa de su capa y dejándola sobre la barra. El tintineo de las monedas de oro resuena en el bar, atrayendo la atención de varios de los presentes. “Entonces, empecemos,” dice Yukine, preparándose para desentrañar los secretos que lo han llevado hasta este lugar. El duende toma la bolsa de monedas y la guarda rápidamente en un bolsillo de su chaleco. “Muy bien, mago Yukine. ¿Qué es lo que deseas saber?” Yukine se inclina ligeramente hacia adelante, su voz baja pero firme. “Estoy buscando información sobre un antiguo artefacto, el Orbe de Eterna Luz. Se dice que tiene el poder de restaurar el equilibrio entre los reinos.” El duende frunce el ceño, sus ojos brillando con una mezcla de interés y preocupación. “El Orbe de Eterna Luz… No es un objeto común. Muchos lo han buscado, pero pocos han regresado.” Desde una mesa cercana, una figura encapuchada se levanta y se acerca a la barra. “He oído hablar de ese artefacto,” dice la figura, revelando un rostro parcialmente cubierto por cicatrices. “Soy Lidica, una exploradora de tierras lejanas. He visto mapas y escuchado leyendas sobre el Orbe.” Yukine la observa con atención. “¿Estás dispuesta a compartir lo que sabes?” Lidica asiente lentamente. “A cambio de tu ayuda en una misión que tengo pendiente. Necesito recuperar un cristal de poder de las ruinas de un antiguo templo. Es un lugar peligroso, pero con tus habilidades, podríamos tener éxito.” Yukine considera la propuesta por un momento antes de asentir. “De acuerdo. Te ayudaré con tu misión, y a cambio, tú me guiarás hacia el Orbe de Eterna Luz.” El duende sonríe, satisfecho con el acuerdo. “Parece que tenemos un trato. Pero tened cuidado, ambos. Este bar está lleno de oídos curiosos y no todos son de fiar.” Con el pacto sellado, Yukine y Lidica se preparan para partir hacia su peligrosa aventura, sabiendo que el destino de los reinos podría depender de su éxito. Yukine y Lidica abandonan el bar “El Caldero Místico” y se adentran en la noche, sus pasos resonando en las calles empedradas. La luna llena ilumina su camino mientras se dirigen hacia las ruinas del antiguo templo donde se encuentra el cristal de poder que Lidica necesita recuperar. “El templo está a unos días de viaje desde aquí,” explica Lidica mientras caminan. “Está rodeado de un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y trampas antiguas. Tendremos que estar en guardia en todo momento.” Yukine asiente, su mirada fija en el horizonte. “Estoy preparado. Cuéntame más sobre este cristal de poder.” Lidica suspira, recordando las historias que había escuchado desde niña. “El Cristal de la Aurora es un artefacto antiguo que perteneció a mis ancestros. Se dice que tiene la capacidad de amplificar la magia de su portador, pero también puede ser peligroso si cae en las manos equivocadas. Mi familia ha estado buscándolo durante generaciones, y creo que finalmente estoy cerca de encontrarlo.” A medida que avanzan, el paisaje cambia gradualmente de la ciudad a un denso bosque. Los árboles altos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos, y la luz de la luna apenas penetra el espeso follaje. “Debemos acampar aquí por la noche,” sugiere Lidica, señalando un claro en el bosque. “Es mejor no adentrarse en el templo sin descansar primero.” Yukine asiente y comienza a preparar un pequeño campamento. Mientras encienden una fogata, Lidica saca un mapa antiguo y lo extiende sobre el suelo. “Este es el templo,” dice, señalando una estructura en el centro del mapa. “Hay varias entradas, pero la mayoría están protegidas por trampas mágicas. Con tu ayuda, creo que podemos desactivarlas y llegar al cristal.” Yukine estudia el mapa con atención. “Mañana al amanecer, nos dirigiremos al templo. Debemos estar preparados para cualquier cosa.” Con el plan trazado, ambos se acomodan junto a la fogata, sus pensamientos llenos de la misión que les espera. La noche avanza lentamente, y el bosque parece cobrar vida con los sonidos de criaturas nocturnas y el susurro del viento entre los árboles. El amancer y la salida del sol es el indicio que un nuevo día a iniciado, Yukine y Lidica se despiertan y preparan algo de desayuno, dan una segunda revisada al pan trasado con anterioridad y desmontan el campamento hecho, recogiendo las lonas y apagando la totalidad del fuego restante usando magia de agua, poniéndose en marcha una vez mas. Mientras Yukine y Lidica avanzan por el bosque encantado, una sensación de que son observados los invade, poniéndolos algo tensos y expectantes, de repente y entre los arbustos una criatura emerge, poniendo a Yukine y Lidica en alerta, Yukine por instinto acumulo mana en ambas manos preparándose para el combate mientras Lidica desenvaina su espada y se ponen posición defensiva. “¿Quiénes sois y qué buscáis en mi bosque?” pregunta el Leshy, su voz resonando como un eco entre los árboles. Yukine a ver a la criatura disipa su mana y hace un gesto a Lidica para que enfunde su arma, Yukine da un paso adelante, mostrando respeto. “Somos viajeros en busca de un antiguo templo. No queremos causar daño a tu bosque.” El Leshy los observa detenidamente antes de asentir lentamente. "Te conozco mago eres aquel que fue elegido como mediador, La elemental de tierra nos dijo de tu elección y pronto encuentro" el Leshy asintió y les señalo en dirección al sur “El templo que buscáis está protegido por antiguos encantamientos. Si prometéis no dañar el bosque, os guiaré hasta allí.” Lidica y Yukine asienten, agradecidos por la ayuda del Leshy. Con su guía, avanzan más profundamente en el bosque, sabiendo que han ganado un poderoso aliado en su búsqueda al menos de manera temporal. Una vez llegaron a la entrada del templo el Leshy se paro nuevamente frente a ellos "eh cumplido mi parte del trato mediador, espero cumplas la tuya" luego de estas palabras el leshy desaparecio entre el musgo del suelo, Yukine y Lidica se miraron el uno al otro y asintieron con decisión y entraron al templo. El interior del antiguo templo es un lugar impresionante y lleno de misterio. Al entrar, Yukine y Lidica se encuentran en un vasto salón principal, iluminado por la luz tenue que se filtra a través de las grietas en el techo de piedra. Las paredes están cubiertas de intrincados grabados y frescos que representan escenas de antiguas leyendas y batallas épicas. Altas columnas de piedra, decoradas con runas y símbolos antiguos, se alinean a lo largo del salón. Algunas de estas columnas están parcialmente cubiertas de musgo y enredaderas, mostrando el paso del tiempo A lo largo de las paredes, hay estatuas de antiguos guardianes del templo, figuras imponentes con expresiones severas y armas en mano. Estas estatuas parecen vigilar a los intrusos con ojos de piedra En el centro del salón, hay un gran altar de mármol, adornado con gemas y metales preciosos. Sobre el altar, hay un pedestal vacío donde alguna vez estuvo el Cristal de poder Desde el salón principal, varios pasadizos oscuros se extienden hacia las profundidades del templo. Estos pasadizos están llenos de trampas y desafíos, diseñados para proteger los secretos del templo El techo del salón está decorado con un mosaico de colores brillantes que representa el cielo nocturno y las constelaciones. Este mosaico parece brillar con una luz propia, añadiendo un aire mágico al lugar El suelo está hecho de grandes losas de piedra, algunas de las cuales están grabadas con patrones geométricos y símbolos mágicos. A medida que caminan, Yukine y Lidica pueden sentir una energía antigua emanando del suelo El ambiente dentro del templo es solemne y reverente, con un silencio que solo es roto por el eco de sus pasos. Cada rincón del lugar parece estar impregnado de historia y magia, Yukine y Lidica saben que deben proceder con cautela. Mientras Yukine y Lyria avanzan hacia el altar central, una perturbación mágica se siente en el aire. Las runas en las columnas comienzan a brillar intensamente y el suelo tiembla bajo sus pies. Yukine siente la energía mágica acumulándose y sabe que algo está a punto de suceder. Alza su bastón y murmura un conjuro de protección. "Lidica, prepárate. Algo se aproxima." Lidica desenvaina sus dagas, las hojas brillando con runas de fuego y hielo. Se coloca en posición defensiva junto a Yukine. "Estoy lista. Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos." Las estatuas de los guardianes a lo largo del salón empiezan a moverse, desprendiéndose del polvo y el musgo. Sus ojos de piedra brillan con una luz roja y sus armas relucen bajo la luz del templo. Con pasos pesados, avanzan hacia los intrusos, levantando sus espadas y lanzas. El primer guardián levanta su espada y lanza un golpe poderoso hacia Yukine. Yukine levanta su mano justo a tiempo, bloqueando el ataque con un escudo de energía mágica. El impacto resuena a través del templo, pero Yukine se mantiene firme. Otro guardián se abalanza hacia Lyria con una lanza. Lidica esquiva ágilmente el ataque, rodando hacia un lado y contraatacando con una de sus dagas. La hoja encantada deja una cicatriz ardiente en el brazo de piedra del guardián. Un tercer guardián intenta sorprender a Yukine por detrás, pero Yukine está preparado. Gira rápidamente y lanza un hechizo de viento, empujando al guardián hacia atrás y haciéndolo chocar contra una columna. Yukine y Lidica se coordinan perfectamente, luchando espalda con espalda. Yukine lanza hechizos de fuego y hielo, debilitando a los guardianes mientras Lidica utiliza su agilidad para esquivar y golpear con precisión. El combate continúa, con los guardianes atacando implacablemente y Yukine y Lidica defendiendo cada golpe con destreza y magia. El templo retumba con el sonido de la batalla, y ambos saben que deben mantenerse enfocados si quieren salir victoriosos. El combate se vuelve más frenético cuando Yukine decide utilizar una combinación de hechizos más avanzada. Alza su mano y, con un movimiento rápido, lanza un hechizo de cadena de relámpagos. La cadena de relámpagos salta de un guardián a otro, chisporroteando y dejando marcas de quemaduras en sus superficies de piedra. Los guardianes retroceden momentáneamente, dándoles a Yukine y Lidica un respiro para reagruparse. Lidica aprovecha el momento para lanzar una de sus pociones explosivas a los pies del guardián más cercano. La explosión resulta en un destello cegador seguido de una onda de choque que desestabiliza la estructura del guardián. Con una agilidad impresionante, Lyria se desliza bajo el guardián tambaleante y clava su daga en las articulaciones de piedra, causándole un daño crítico. A pesar de estar envuelto en llamas, el guardián lanza un ataque feroz hacia Yukine. Yukine levanta su escudo de energía justo a tiempo, pero el impacto lo hace retroceder unos pasos. El escudo parpadea, mostrando signos de desgaste. El guardián herido en la pierna intenta golpear a Lidica con su lanza. Lidica esquiva con agilidad, pero el guardián la sigue de cerca, lanzando una serie de ataques rápidos. Lyria bloquea algunos con sus dagas, pero uno de los golpes logra rozarle el brazo, causando un corte superficial. Un tercer guardián, habiendo chocado contra la columna, se reincorpora y lanza un ataque desde la distancia. Alza su mano y una ráfaga de energía oscura se dirige hacia Yukine y Lidica. Yukine desvía la energía con su mano, pero siente la fuerza del impacto. Viendo la oportunidad, Yukine decide recurrir a su hechizo de lanza de hielo, creando una lanza hecha de hielo puro y lanzándola con precisión hacia el corazón de piedra del segundo guardián. La lanza penetra la piedra con un sonido agudo, y el guardián se desploma en una nube de polvo. Lidica, con su agilidad intacta, hace uso de su habilidad "Golpe Sombrío". Se desvanece momentáneamente en una sombra y reaparece detrás del último guardián, donde clava sus dos dagas encantadas en su espalda. Las runas de fuego y hielo se activan simultáneamente, causando una explosión elemental que destruye al guardián desde dentro. El silencio vuelve al templo, interrumpido solo por los ecos de la batalla que aún resuenan en las paredes. Yukine y Lidica, respirando con dificultad, se miran y asienten, sabiendo que han superado una prueba importante. Una vez derrotados los guardianes, el altar que antes estaba vacio ahora resuena, vibra y se ilumina por momentos, Lidica se pone de pie y observa anonadada como de este emerge lo que ha estado buscando durante anos. una luz suave y resplandeciente. Lidica da un paso adelante, sus ojos llenos de asombro y reverencia. "Lo hemos encontrado," susurra, extendiendo una mano hacia el cristal. "por fin lo he encontrado, luego de siglos de busqueda, he cumplido la mision de mi familia y ahora yo y mis desendientes debemos continuar la custodia y proteccion de el cristal ." Yukine se acerca a su lado, su energía mágica resonando con la del cristal sorprendido por este hecho deja salir su aura magica haciendo que resuene con mayor intensidad con el cristal Con una profunda respiración, extiende sus manos hacia el Cristal . La luz del cristal se intensifica y un cálido resplandor envuelve a Yukine. La energía empieza a fluir desde el cristal hacia él, recorriendo su cuerpo como un río de pura magia. Sus ojos brillan con un azul intenso mientras siente cómo su propia magia se fusiona con la del cristal. De repente, una figura comienza a formarse frente a ellos, emergiendo de la luz del cristal. Es una entidad de luz pura, con forma humanoide, pero sus rasgos son etéreos y cambiantes, como si estuviera hecha del mismo resplandor del cristal. "Yukine," dice la entidad con una voz que resuena como un coro de ecos armoniosos, "yo soy el Guardián del Cristal, una manifestación de su esencia." Yukine, todavía envuelto en la energía del cristal, inclina la cabeza en señal de respeto. "¿Por qué me ha elegido el cristal? ¿Por qué me otorga sus poderes?" La entidad de luz se acerca, su presencia irradiando calidez y serenidad. "El Cristal posee un gran poder, uno que puede restaurar el equilibrio o causar destrucción, dependiendo de las intenciones de su portador. Te ha elegido a ti porque eres tu quien fue escogido por lo elementales como mediador." Lidica observa la escena con reverencia, sus ojos llenos de asombro. "¿Qué debemos hacer ahora?" pregunta ella. La entidad sonríe suavemente. "El trabajo de tu familia, el cual desempeño por siglos hoy se ha cumplido, su salvaguarda era fundamental para que hoy el cristal pudiera entregar sus poderes al mediador." "Yukine, ahora que has absorbido los poderes del cristal, te has convertido en su guardián. Debes utilizar este poder para cerrar las brechas que amenazan los reinos y restaurar el equilibrio. Pero recuerda, con gran poder viene una gran responsabilidad." Yukine asiente, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, pero también una sensación de propósito y claridad. "Lo haré. Protegeré el equilibrio" La luz que forma la entidad comienza a desvanecerse, pero su voz permanece clara. "El Cristal ha confiado en ti, Yukine. Usa su poder con sabiduría y valentía. El destino de los reinos está ahora en tus manos." Con esas palabras, la entidad desaparece, dejando a Yukine y Lidica en la sala central del templo. La luz del cristal se integra completamente en Yukine, y él siente una nueva fuerza y conexión con la magia del mundo.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos 1731 vistas
  • La noche envolvía la ciudad en un manto de silencio interrumpido solo por el sonido lejano de automóviles y el murmullo ocasional de los transeúntes. Las luces parpadeantes de los edificios iluminaban las calles empedradas, y entre las sombras, una figura caminaba con pasos ligeros, casi flotando sobre el suelo.

    Lepus avanzaba sin ser vista, su presencia etérea se deslizaba entre los humanos como un susurro en la oscuridad. Su cabello blanco como la luna se movía con la brisa nocturna, y sus ojos turquesa observaban el mundo a su alrededor, siempre alerta, siempre observadora. Aunque sus pies tocaban la acera, no dejaban huella, y su sombra nunca se proyectaba bajo las farolas. Nadie la percibía; para los humanos, era tan invisible como el viento.

    A su paso, las figuras humanas continuaban con sus vidas, indiferentes a la presencia de una entidad que existía más allá de su comprensión. Iona, como en tantas otras noches, sentía una mezcla de curiosidad y distanciamiento. Miraba los rostros de los caminantes, sus expresiones cargadas de pensamientos que jamás serían pronunciados. Eran secretos tan profundos como el abismo del que ella venía, y por un breve momento, se preguntaba qué sería vivir con una fragilidad tan presente, donde cada paso parecía impulsado por el temor de lo efímero.

    Bajo su capa oscura, los símbolos esotéricos apenas eran visibles, pero resonaban con el poder de lo oculto. En sus manos, el pequeño amuleto de conejo, su símbolo, descansaba con una ligera vibración. El viento frío le trajo el aroma de las flores de una tienda cercana, y su mente divagó hacia los rituales que la aguardaban, las invocaciones que surgirían al amanecer. Aquellos que la necesitaban vendrían, como siempre, aunque no supieran que la habían llamado.

    Se detuvo frente a una vieja librería, observando cómo un anciano cerraba la puerta y apagaba las luces del interior. En sus ojos brillaba una tristeza profunda, algo que Lepus reconocía de inmediato. Una parte de ella quiso acercarse, pero sabía que no era el momento. No todos los que sufrían debían verla, no todos podían recordar su rostro cuando la oscuridad se disipaba. Así era su labor, y ella aceptaba el papel que le había sido impuesto por el destino.

    El viento susurró su nombre en algún rincón lejano de la ciudad, y Lepus lo escuchó. Era hora de partir. Con un último vistazo a las calles vacías, siguió su camino, invisible, inalcanzable, pero siempre presente.

    La noche envolvía la ciudad en un manto de silencio interrumpido solo por el sonido lejano de automóviles y el murmullo ocasional de los transeúntes. Las luces parpadeantes de los edificios iluminaban las calles empedradas, y entre las sombras, una figura caminaba con pasos ligeros, casi flotando sobre el suelo. Lepus avanzaba sin ser vista, su presencia etérea se deslizaba entre los humanos como un susurro en la oscuridad. Su cabello blanco como la luna se movía con la brisa nocturna, y sus ojos turquesa observaban el mundo a su alrededor, siempre alerta, siempre observadora. Aunque sus pies tocaban la acera, no dejaban huella, y su sombra nunca se proyectaba bajo las farolas. Nadie la percibía; para los humanos, era tan invisible como el viento. A su paso, las figuras humanas continuaban con sus vidas, indiferentes a la presencia de una entidad que existía más allá de su comprensión. Iona, como en tantas otras noches, sentía una mezcla de curiosidad y distanciamiento. Miraba los rostros de los caminantes, sus expresiones cargadas de pensamientos que jamás serían pronunciados. Eran secretos tan profundos como el abismo del que ella venía, y por un breve momento, se preguntaba qué sería vivir con una fragilidad tan presente, donde cada paso parecía impulsado por el temor de lo efímero. Bajo su capa oscura, los símbolos esotéricos apenas eran visibles, pero resonaban con el poder de lo oculto. En sus manos, el pequeño amuleto de conejo, su símbolo, descansaba con una ligera vibración. El viento frío le trajo el aroma de las flores de una tienda cercana, y su mente divagó hacia los rituales que la aguardaban, las invocaciones que surgirían al amanecer. Aquellos que la necesitaban vendrían, como siempre, aunque no supieran que la habían llamado. Se detuvo frente a una vieja librería, observando cómo un anciano cerraba la puerta y apagaba las luces del interior. En sus ojos brillaba una tristeza profunda, algo que Lepus reconocía de inmediato. Una parte de ella quiso acercarse, pero sabía que no era el momento. No todos los que sufrían debían verla, no todos podían recordar su rostro cuando la oscuridad se disipaba. Así era su labor, y ella aceptaba el papel que le había sido impuesto por el destino. El viento susurró su nombre en algún rincón lejano de la ciudad, y Lepus lo escuchó. Era hora de partir. Con un último vistazo a las calles vacías, siguió su camino, invisible, inalcanzable, pero siempre presente.
    Me gusta
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos 563 vistas
  • La sala del Consejo estaba cargada de tensión mientras Daniel Selene sostenía el libro con el sello azul. Sabía que el destino de su relación con Adriana, y de su propio futuro, estaba a punto de decidirse. Frente a él, los sabios, incluido Cesare Moonlight, lo observaban con miradas severas. El ambiente era sofocante, las velas parpadeaban y la luna menguante se asomaba por las ventanas altas, proyectando su luz sobre el juicio que definiría su vida.

    El Primer Sabio, Luthien, fue el primero en hablar.

    —Daniel Selene, estás aquí para responder por tus acciones. Se te acusa de desobediencia y traición al linaje lunar. Tu relación con Adriana, una forastera, ha sido confirmada, y has desafiado nuestras normas más sagradas. Tu hermana, Alexandra, intentó cubrirte con una excusa política, pero lo que hemos presenciado fuera de la aldea no deja lugar a dudas. ¿Qué tienes que decir en tu defensa antes de que el Consejo delibere? —preguntó con una voz grave, su mirada fija en el joven.

    Daniel apretó con fuerza la pulsera que Adriana le había dado. El amor que sentía por ella era su mayor fuente de fuerza en ese momento. Miró al Consejo, respiró hondo, y con determinación, habló.

    —No tengo ninguna intención de renunciar a Adriana. Ella es lo más importante para mí, y si mis propios padres rompieron las reglas para estar juntos, entonces yo también puedo hacerlo. El linaje lunar no debería ser una prisión que me obligue a renunciar a quien amo.

    El Consejo murmuraba entre sí, pero Cesare Moonlight fue quien se levantó furioso. Su rostro estaba rojo de ira, sus manos temblando de rabia.

    —¡Esto es una blasfemia! —gritó Cesare, señalando a Daniel—. ¡No compares tu situación con la de tu padre o tus abuelos! ¡Ellos rompieron compromisos por razones nobles, no por un capricho juvenil con una elfa del bosque! ¡Tú pones en peligro todo lo que hemos construido, la pureza de nuestro linaje, y te atreves a invocar la luna para justificar tu desobediencia!

    La furia de Cesare resonó en la sala, pero Daniel no retrocedió. El amor por Adriana lo llenaba de valor. Tomó el libro que su hermana Alexa le había dado y lo levantó con decisión.

    —¡Esto no es un capricho! —gritó Daniel, sus palabras cortando el aire como una hoja afilada—. ¡La luna une almas! ¡No solo mis padres, sino también mis abuelos rompieron compromisos para estar con quienes realmente amaban! ¿Acaso olvidas, Cesare? ¡Tú mismo lo hiciste! ¡Tú te casaste con la mujer que habían elegido para mi padre, porque la amabas! ¡Si tú pudiste romper el destino que te habían marcado, yo también puedo hacerlo!

    El Consejo enmudeció. Los sabios intercambiaban miradas nerviosas, claramente sorprendidos por la revelación de Daniel. Cesare parecía a punto de explotar.

    —¡Cállate, muchacho insolente! —vociferó Cesare—. ¡No tienes idea de lo que estás diciendo! ¡Esto es diferente! ¡No puedes compararlo!

    Pero Daniel no iba a callarse.

    —¡Esto no es diferente! —respondió Daniel, con la voz temblorosa de la emoción y la rabia contenida—. ¡Es lo mismo! Mi abuela rompió su compromiso para estar con el hombre que realmente amaba, y mi padre hizo lo mismo para estar con mi madre. ¿Por qué debería ser diferente para mí? ¡Lo que siento por Adriana es real, y no voy a permitir que nadie me obligue a vivir una vida que no quiero!

    Los murmullos se intensificaron, pero Daniel siguió adelante, decidido.

    —He estado trabajando en mi magia —continuó—. Mi hermana me ha estado ayudando, y gracias a ella, estoy aprendiendo a controlarla. ¡Ya no soy el mismo que era hace unos meses! Y si quieren una prueba de que la luna une almas, entonces haré la prueba. ¡El linaje no se corromperá si estoy con Adriana, porque estamos destinados a estar juntos!

    Con una rabia desesperada, Daniel tiró de la energía mágica que sentía en su interior, conectándose con el poder de la luna. El libro que su hermana le había dado brilló en sus manos, y una luz plateada emanó de su interior, envolviendo la sala. Los símbolos de la luna se iluminaron, y la energía mágica vibró en el aire.

    —¡Esto es la prueba de que mi amor por Adriana es verdadero! —gritó Daniel, con la voz firme y clara—. ¡La luna ya ha decidido nuestro destino, y no permitiré que nadie me arrebate eso!

    El Consejo observaba en silencio, impresionado por la fuerza de su magia y la convicción en su voz. Incluso Cesare, aunque todavía furioso, parecía desconcertado. El Gran Sabio Luthien levantó la mano, silenciando los murmullos.

    —La luz de la luna nunca miente —dijo Luthien con calma—. Si lo que dice Daniel es cierto, entonces deberemos reconsiderar nuestras decisiones. El linaje lunar es sagrado, pero también lo es la voluntad de la luna. Daniel Selene, serás puesto a prueba, como lo fueron tus ancestros. Si demuestras tu control sobre la magia y la pureza de tu amor, el Consejo no tendrá más remedio que aceptar lo que la luna ha decidido.

    La sala se quedó en silencio. Daniel, exhausto pero determinado, bajó la vista al libro, aún brillando en sus manos. Sabía que había logrado abrir una puerta que nadie más se había atrevido a tocar, y aunque el camino por delante sería difícil, estaba listo para luchar hasta el final por Adriana.

    El juicio aún no había terminado, pero la batalla más importante ya estaba en marcha.Aun asi una vez acabado el juicio...Daniel se retiró...
    La sala del Consejo estaba cargada de tensión mientras Daniel Selene sostenía el libro con el sello azul. Sabía que el destino de su relación con Adriana, y de su propio futuro, estaba a punto de decidirse. Frente a él, los sabios, incluido Cesare Moonlight, lo observaban con miradas severas. El ambiente era sofocante, las velas parpadeaban y la luna menguante se asomaba por las ventanas altas, proyectando su luz sobre el juicio que definiría su vida. El Primer Sabio, Luthien, fue el primero en hablar. —Daniel Selene, estás aquí para responder por tus acciones. Se te acusa de desobediencia y traición al linaje lunar. Tu relación con Adriana, una forastera, ha sido confirmada, y has desafiado nuestras normas más sagradas. Tu hermana, Alexandra, intentó cubrirte con una excusa política, pero lo que hemos presenciado fuera de la aldea no deja lugar a dudas. ¿Qué tienes que decir en tu defensa antes de que el Consejo delibere? —preguntó con una voz grave, su mirada fija en el joven. Daniel apretó con fuerza la pulsera que Adriana le había dado. El amor que sentía por ella era su mayor fuente de fuerza en ese momento. Miró al Consejo, respiró hondo, y con determinación, habló. —No tengo ninguna intención de renunciar a Adriana. Ella es lo más importante para mí, y si mis propios padres rompieron las reglas para estar juntos, entonces yo también puedo hacerlo. El linaje lunar no debería ser una prisión que me obligue a renunciar a quien amo. El Consejo murmuraba entre sí, pero Cesare Moonlight fue quien se levantó furioso. Su rostro estaba rojo de ira, sus manos temblando de rabia. —¡Esto es una blasfemia! —gritó Cesare, señalando a Daniel—. ¡No compares tu situación con la de tu padre o tus abuelos! ¡Ellos rompieron compromisos por razones nobles, no por un capricho juvenil con una elfa del bosque! ¡Tú pones en peligro todo lo que hemos construido, la pureza de nuestro linaje, y te atreves a invocar la luna para justificar tu desobediencia! La furia de Cesare resonó en la sala, pero Daniel no retrocedió. El amor por Adriana lo llenaba de valor. Tomó el libro que su hermana Alexa le había dado y lo levantó con decisión. —¡Esto no es un capricho! —gritó Daniel, sus palabras cortando el aire como una hoja afilada—. ¡La luna une almas! ¡No solo mis padres, sino también mis abuelos rompieron compromisos para estar con quienes realmente amaban! ¿Acaso olvidas, Cesare? ¡Tú mismo lo hiciste! ¡Tú te casaste con la mujer que habían elegido para mi padre, porque la amabas! ¡Si tú pudiste romper el destino que te habían marcado, yo también puedo hacerlo! El Consejo enmudeció. Los sabios intercambiaban miradas nerviosas, claramente sorprendidos por la revelación de Daniel. Cesare parecía a punto de explotar. —¡Cállate, muchacho insolente! —vociferó Cesare—. ¡No tienes idea de lo que estás diciendo! ¡Esto es diferente! ¡No puedes compararlo! Pero Daniel no iba a callarse. —¡Esto no es diferente! —respondió Daniel, con la voz temblorosa de la emoción y la rabia contenida—. ¡Es lo mismo! Mi abuela rompió su compromiso para estar con el hombre que realmente amaba, y mi padre hizo lo mismo para estar con mi madre. ¿Por qué debería ser diferente para mí? ¡Lo que siento por Adriana es real, y no voy a permitir que nadie me obligue a vivir una vida que no quiero! Los murmullos se intensificaron, pero Daniel siguió adelante, decidido. —He estado trabajando en mi magia —continuó—. Mi hermana me ha estado ayudando, y gracias a ella, estoy aprendiendo a controlarla. ¡Ya no soy el mismo que era hace unos meses! Y si quieren una prueba de que la luna une almas, entonces haré la prueba. ¡El linaje no se corromperá si estoy con Adriana, porque estamos destinados a estar juntos! Con una rabia desesperada, Daniel tiró de la energía mágica que sentía en su interior, conectándose con el poder de la luna. El libro que su hermana le había dado brilló en sus manos, y una luz plateada emanó de su interior, envolviendo la sala. Los símbolos de la luna se iluminaron, y la energía mágica vibró en el aire. —¡Esto es la prueba de que mi amor por Adriana es verdadero! —gritó Daniel, con la voz firme y clara—. ¡La luna ya ha decidido nuestro destino, y no permitiré que nadie me arrebate eso! El Consejo observaba en silencio, impresionado por la fuerza de su magia y la convicción en su voz. Incluso Cesare, aunque todavía furioso, parecía desconcertado. El Gran Sabio Luthien levantó la mano, silenciando los murmullos. —La luz de la luna nunca miente —dijo Luthien con calma—. Si lo que dice Daniel es cierto, entonces deberemos reconsiderar nuestras decisiones. El linaje lunar es sagrado, pero también lo es la voluntad de la luna. Daniel Selene, serás puesto a prueba, como lo fueron tus ancestros. Si demuestras tu control sobre la magia y la pureza de tu amor, el Consejo no tendrá más remedio que aceptar lo que la luna ha decidido. La sala se quedó en silencio. Daniel, exhausto pero determinado, bajó la vista al libro, aún brillando en sus manos. Sabía que había logrado abrir una puerta que nadie más se había atrevido a tocar, y aunque el camino por delante sería difícil, estaba listo para luchar hasta el final por Adriana. El juicio aún no había terminado, pero la batalla más importante ya estaba en marcha.Aun asi una vez acabado el juicio...Daniel se retiró...
    Me encocora
    Me gusta
    5
    3 turnos 6 maullidos 3776 vistas
  • ●▬▬▬「 𝔗𝔥𝔢 𝔩𝔞𝔰𝔱 𝔅𝔩𝔬𝔬𝔡 」▬▬▬ ●

    ➤𝘾𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧: 1

    La civilización ha avanzado al punto de lograr grandes cosas gracias a su tecnología, sin embargo, existe la creencia de que está tecnología también es usada para el control mundial y beneficiar a aquellos que conforman las Elites mundiales.

    Cerca del año donde el sol aún no se ha movido de su sitio y las estrellas aún no han caído de su lugar, Gazú visito un templo abandonado y siniestro. Observó todo el lugar, recorriendo con la mirada de su único ojo infernal y reptil. Habían ciertas inscripciones talladas en las desgastadas paredes de piedra que simbolizaban la adoración a un Dios máquina.

    Gazú se acercó con cuidado a lo que parecía ser una tumba de piedra muy bien elaborada y embellecida con símbolos ocultistas.

    Se agachó, pues, la tumba se hallaba bajo tierra y solo se podía percibir la entrada en el suelo. Tocó con sus manos las inscripciones y logro comprender de que se trataba.

    La existencia de un Dios máquina...


    #Monorol
    ◢✥Gazú✥◣
    ●▬▬▬「 𝔗𝔥𝔢 𝔩𝔞𝔰𝔱 𝔅𝔩𝔬𝔬𝔡 」▬▬▬ ● ➤𝘾𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧: 1 La civilización ha avanzado al punto de lograr grandes cosas gracias a su tecnología, sin embargo, existe la creencia de que está tecnología también es usada para el control mundial y beneficiar a aquellos que conforman las Elites mundiales. Cerca del año donde el sol aún no se ha movido de su sitio y las estrellas aún no han caído de su lugar, Gazú visito un templo abandonado y siniestro. Observó todo el lugar, recorriendo con la mirada de su único ojo infernal y reptil. Habían ciertas inscripciones talladas en las desgastadas paredes de piedra que simbolizaban la adoración a un Dios máquina. Gazú se acercó con cuidado a lo que parecía ser una tumba de piedra muy bien elaborada y embellecida con símbolos ocultistas. Se agachó, pues, la tumba se hallaba bajo tierra y solo se podía percibir la entrada en el suelo. Tocó con sus manos las inscripciones y logro comprender de que se trataba. La existencia de un Dios máquina... #Monorol ◢✥Gazú✥◣
    Me encocora
    Me shockea
    4
    0 turnos 0 maullidos 593 vistas
  • Yukine, invoco su espada mágica Frostbane, respiro profundo, se armo de valor y salió detrás de la roca donde estaba oculto junto a Dafne.
    “Dafne, mantente cerca y usa tus hechizos de protección,”
    ordenó, su voz firme pero preocupada.
    Dafne asintió, sus manos ya comenzando a trazar complejos símbolos en el aire.
    “¡Escudo de Gaia!”
    exclamó, y una barrera de energía verde se materializó alrededor de ambos.
    Aqualon despertó e inmediatamente se erigió emitiendo un rugido amenazante. Con un movimiento rápido, lanzó un chorro de agua a presión hacia ellos. La barrera de Dafne resistió el impacto, pero apenas. Yukine aprovechó la distracción para lanzarse al ataque, su espada brillando con un frío intenso. Con un grito de batalla, cortó el aire y lanzó una ráfaga de hielo hacia el dragón.
    El hielo impactó en el costado de Aqualon, quien rugió de dolor y furia. El dragón contraatacó, invocando una ola gigante que se alzó amenazante sobre los héroes.
    “¡Dafne, ahora!” gritó Yukine.
    Dafne cerró los ojos y concentró toda su energía. “¡Tormenta de Rayos!” Un rayo descendió del cielo, partiendo la ola en dos y golpeando a Aqualon directamente. El dragón se tambaleó, su cuerpo chisporroteando con la energía eléctrica.
    Yukine no perdió tiempo. Con una velocidad asombrosa, se acercó al dragón y asestó un golpe con Frostbane, pero las duras escamas de la criatura lo defendieron del ataque furtivo rechazando la espada y colocando en posición vulnerable al atacante.
    Aqualon uso su cola para golpear a Yukine quien aun estaba en el aire luego de que su ataque no resultara como planeaba: Yukine uso la espada y sus brazos para bloquear el golpe, pero aun así salió disparado hacia el suelo estrellándose fuertemente contra las aguas del pantano.
    Yukine!!!
    grito Dafne asustada al ver como fue impactado Yukine, El dragón emitió un leve rugido y se dirigio hacia donde yacia Yukine, pero Dafne usando su magia elemental de hielo lanzo varios tempanos para llamar su atencion, lo cual logro; ahora la bestia se dirigia hacia ella para atacarla.
    Dafne nuevamente coloco la barrera, estaba preocupada por Yukine pero no podía hacer mucho solo tener fe en que Yukine se levantaría, El dragón arremetió con furia contra la barrera del hada dándole azotes con su cola y lanzándole chorros de agua presurizada, la barrera no resistiría mucho mas, Dafne agotada por los inclementes ataques del dragón y el agotamiento de su energia magica en un ultimo azote de la bestia la barrera se destruyo y el hada cayo desmayada en el sitio.
    Aqualon rugió victorioso había derrotado a quienes habían profanado su territorio, avanzo unos metros hacia el hada y se dispuso a devorarla, abriendo sus fauces de par en par y a escasos centímetros del cuerpo del hada un bloqueo de hielo golpeo la cabeza del dragón haciendo que girara su cabeza en la dirección que provino el objeto que le golpeo, era Yukine quien estaba de pie y apoyándose en su espada había lanzado ese bloque para evitar que su amiga sea devorada.
    "Gracias Dafne, aguantaste bien y me diste el tiempo suficiente para poder usar todo mi poder magico".
    Expreso Yukine con suma confianza mientras su cuerpo era cubierto por su aura magica, elevo su espada horizontalmente a la altura de su rostro y comenzo a liberar el sello de Frostbane
    "Per potentiam elementorum, Per voluntatem deorum, Sigillum hoc dissolvatur, Et arma antiqua liberetur.
    Ignis, Aqua, Terra, Aer, Vestra vis nunc invoco. Claves arcanae, aperite portas, Et arma sacra revelate."
    una vez termino de conjurar el aura que lo cubria se movio hacia la hoja de su espada la cual brillo por unos instantes para luego volver a la normalidad; o eso aparentaba, el Dragon sin perder el tiempo arremetió a toda velocidad hacia el mago que ya había acomodado el arma frente a el verticalmente sosteniéndola con ambas manos y a una velocidad increíble se dirigio al encuentro de la bestia.
    El choque de ambos genero una onda expansiva colosal la cual dividió el agua de la zona de influencia por unos segundos
    ambos cuerpos quedaron inmóviles separados por algunos metros
    Yukine cayo apoyado en su rodilla derecha jadeante ante el esfuerzo realizado y el consumo de su energía mágica al liberar su arma en cuanto al dragón soltó un último rugido antes de desplomarse, su cuerpo disolviéndose en agua pura.
    Dafne había despertado, algo aturdida y cansada por la falta de energía, se levanto pesadamente y se dirigió hacia Yukine para abrazarlo y usarse así misma como apoyo para le mago.
    Con Aqualon derrotado, el pantano comenzó a calmarse. La niebla se disipó lentamente, revelando un paisaje más claro y menos amenazante. Yukine y Dafne, aún recuperándose del combate, notaron un brillo inusual en el agua donde el dragón había caído.
    Se acercaron con cautela y descubrieron un cofre antiguo, cubierto de algas y conchas. Yukine lo abrió con cuidado, revelando un tesoro impresionante:
    La Perla de Aqualon: Una gema azul brillante que emanaba una energía mágica. Se decía que esta perla podía controlar las aguas y otorgar al portador la capacidad de respirar bajo el agua.
    El Anillo de la Marea: Un anillo de plata con un zafiro incrustado. Este anillo permitía al usuario manipular pequeñas cantidades de agua y crear escudos acuáticos.
    El Tomo de las Mareas: Un libro antiguo lleno de hechizos y conocimientos sobre la magia del agua. Dafne lo tomó con entusiasmo, sabiendo que sería una valiosa adición a su repertorio de hechizos.
    Monedas de Oro y Joyas: Una cantidad considerable de monedas antiguas y joyas preciosas, suficientes para financiar sus futuras aventuras y equiparse con mejores armas y armaduras.
    Una Llave Misteriosa: Una llave de aspecto antiguo con inscripciones que ninguno de los dos pudo descifrar en ese momento. Intuían que abriría una puerta a un lugar aún más misterioso y peligroso.
    Yukine y Dafne compartieron una mirada de satisfacción y curiosidad.
    “Parece que nuestro viaje acaba de volverse mucho más interesante,”
    dijo Yukine, guardando la Perla de Aqualon en su bolsa.
    “Sí, y estoy ansiosa por descubrir qué secretos guarda esta llave,” respondió Dafne, sosteniendo el Tomo de las Mareas con reverencia.
    Con nuevos tesoros y conocimientos, los héroes se prepararon para continuar su aventura, sabiendo que aún les esperaban muchos desafíos y descubrimientos.
    Yukine, invoco su espada mágica Frostbane, respiro profundo, se armo de valor y salió detrás de la roca donde estaba oculto junto a Dafne. “Dafne, mantente cerca y usa tus hechizos de protección,” ordenó, su voz firme pero preocupada. Dafne asintió, sus manos ya comenzando a trazar complejos símbolos en el aire. “¡Escudo de Gaia!” exclamó, y una barrera de energía verde se materializó alrededor de ambos. Aqualon despertó e inmediatamente se erigió emitiendo un rugido amenazante. Con un movimiento rápido, lanzó un chorro de agua a presión hacia ellos. La barrera de Dafne resistió el impacto, pero apenas. Yukine aprovechó la distracción para lanzarse al ataque, su espada brillando con un frío intenso. Con un grito de batalla, cortó el aire y lanzó una ráfaga de hielo hacia el dragón. El hielo impactó en el costado de Aqualon, quien rugió de dolor y furia. El dragón contraatacó, invocando una ola gigante que se alzó amenazante sobre los héroes. “¡Dafne, ahora!” gritó Yukine. Dafne cerró los ojos y concentró toda su energía. “¡Tormenta de Rayos!” Un rayo descendió del cielo, partiendo la ola en dos y golpeando a Aqualon directamente. El dragón se tambaleó, su cuerpo chisporroteando con la energía eléctrica. Yukine no perdió tiempo. Con una velocidad asombrosa, se acercó al dragón y asestó un golpe con Frostbane, pero las duras escamas de la criatura lo defendieron del ataque furtivo rechazando la espada y colocando en posición vulnerable al atacante. Aqualon uso su cola para golpear a Yukine quien aun estaba en el aire luego de que su ataque no resultara como planeaba: Yukine uso la espada y sus brazos para bloquear el golpe, pero aun así salió disparado hacia el suelo estrellándose fuertemente contra las aguas del pantano. Yukine!!! grito Dafne asustada al ver como fue impactado Yukine, El dragón emitió un leve rugido y se dirigio hacia donde yacia Yukine, pero Dafne usando su magia elemental de hielo lanzo varios tempanos para llamar su atencion, lo cual logro; ahora la bestia se dirigia hacia ella para atacarla. Dafne nuevamente coloco la barrera, estaba preocupada por Yukine pero no podía hacer mucho solo tener fe en que Yukine se levantaría, El dragón arremetió con furia contra la barrera del hada dándole azotes con su cola y lanzándole chorros de agua presurizada, la barrera no resistiría mucho mas, Dafne agotada por los inclementes ataques del dragón y el agotamiento de su energia magica en un ultimo azote de la bestia la barrera se destruyo y el hada cayo desmayada en el sitio. Aqualon rugió victorioso había derrotado a quienes habían profanado su territorio, avanzo unos metros hacia el hada y se dispuso a devorarla, abriendo sus fauces de par en par y a escasos centímetros del cuerpo del hada un bloqueo de hielo golpeo la cabeza del dragón haciendo que girara su cabeza en la dirección que provino el objeto que le golpeo, era Yukine quien estaba de pie y apoyándose en su espada había lanzado ese bloque para evitar que su amiga sea devorada. "Gracias Dafne, aguantaste bien y me diste el tiempo suficiente para poder usar todo mi poder magico". Expreso Yukine con suma confianza mientras su cuerpo era cubierto por su aura magica, elevo su espada horizontalmente a la altura de su rostro y comenzo a liberar el sello de Frostbane "Per potentiam elementorum, Per voluntatem deorum, Sigillum hoc dissolvatur, Et arma antiqua liberetur. Ignis, Aqua, Terra, Aer, Vestra vis nunc invoco. Claves arcanae, aperite portas, Et arma sacra revelate." una vez termino de conjurar el aura que lo cubria se movio hacia la hoja de su espada la cual brillo por unos instantes para luego volver a la normalidad; o eso aparentaba, el Dragon sin perder el tiempo arremetió a toda velocidad hacia el mago que ya había acomodado el arma frente a el verticalmente sosteniéndola con ambas manos y a una velocidad increíble se dirigio al encuentro de la bestia. El choque de ambos genero una onda expansiva colosal la cual dividió el agua de la zona de influencia por unos segundos ambos cuerpos quedaron inmóviles separados por algunos metros Yukine cayo apoyado en su rodilla derecha jadeante ante el esfuerzo realizado y el consumo de su energía mágica al liberar su arma en cuanto al dragón soltó un último rugido antes de desplomarse, su cuerpo disolviéndose en agua pura. Dafne había despertado, algo aturdida y cansada por la falta de energía, se levanto pesadamente y se dirigió hacia Yukine para abrazarlo y usarse así misma como apoyo para le mago. Con Aqualon derrotado, el pantano comenzó a calmarse. La niebla se disipó lentamente, revelando un paisaje más claro y menos amenazante. Yukine y Dafne, aún recuperándose del combate, notaron un brillo inusual en el agua donde el dragón había caído. Se acercaron con cautela y descubrieron un cofre antiguo, cubierto de algas y conchas. Yukine lo abrió con cuidado, revelando un tesoro impresionante: La Perla de Aqualon: Una gema azul brillante que emanaba una energía mágica. Se decía que esta perla podía controlar las aguas y otorgar al portador la capacidad de respirar bajo el agua. El Anillo de la Marea: Un anillo de plata con un zafiro incrustado. Este anillo permitía al usuario manipular pequeñas cantidades de agua y crear escudos acuáticos. El Tomo de las Mareas: Un libro antiguo lleno de hechizos y conocimientos sobre la magia del agua. Dafne lo tomó con entusiasmo, sabiendo que sería una valiosa adición a su repertorio de hechizos. Monedas de Oro y Joyas: Una cantidad considerable de monedas antiguas y joyas preciosas, suficientes para financiar sus futuras aventuras y equiparse con mejores armas y armaduras. Una Llave Misteriosa: Una llave de aspecto antiguo con inscripciones que ninguno de los dos pudo descifrar en ese momento. Intuían que abriría una puerta a un lugar aún más misterioso y peligroso. Yukine y Dafne compartieron una mirada de satisfacción y curiosidad. “Parece que nuestro viaje acaba de volverse mucho más interesante,” dijo Yukine, guardando la Perla de Aqualon en su bolsa. “Sí, y estoy ansiosa por descubrir qué secretos guarda esta llave,” respondió Dafne, sosteniendo el Tomo de las Mareas con reverencia. Con nuevos tesoros y conocimientos, los héroes se prepararon para continuar su aventura, sabiendo que aún les esperaban muchos desafíos y descubrimientos.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos 1191 vistas
  • Una luna llena adorna el cielo nocturno, casi no hay nubes y el firmamento se haya en paz tras una feroz lluvia que azotó buena parte de la región. El aroma del pretricor aún podía respirarse con suma claridad en el aire cargado de humedad. No era el ambiente más agradable, pero Lumine no parecía inmutarse por ello.

    —...

    Admirando el paisaje de una llanura infinita, se hallaba de pie al borde de un acantilado con una mano apoyada en lo que fueron los restos de una estatua de alguna civilización antigua. O eso sugerían los símbolos grabados en la roca. Nada en especial atormentaba su mente, solo disfrutaba del momento antes de intentar dormir, la esperaba una fogata a sus espaldas.
    Una luna llena adorna el cielo nocturno, casi no hay nubes y el firmamento se haya en paz tras una feroz lluvia que azotó buena parte de la región. El aroma del pretricor aún podía respirarse con suma claridad en el aire cargado de humedad. No era el ambiente más agradable, pero Lumine no parecía inmutarse por ello. —... Admirando el paisaje de una llanura infinita, se hallaba de pie al borde de un acantilado con una mano apoyada en lo que fueron los restos de una estatua de alguna civilización antigua. O eso sugerían los símbolos grabados en la roca. Nada en especial atormentaba su mente, solo disfrutaba del momento antes de intentar dormir, la esperaba una fogata a sus espaldas.
    Me encocora
    Me gusta
    5
    0 turnos 0 maullidos 729 vistas
Ver más resultados
Patrocinados