• #Monorol

    𝗣𝗔𝗥𝗔𝗡𝗢𝗫 𝗟𝗢𝗦𝗧 𝗗𝗢𝗖𝗨𝗠𝗘𝗡𝗧𝗦:

    𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝑷𝒂𝒓𝒂𝒏𝒐𝒊𝒄𝒐
    𝐓𝐡𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐲 𝐌𝐚𝐫𝐲

    Hoy tuve mi sesión con el psicólogo. Fue una sesión difícil porque hablamos de familia... Después de haber matado a Joseph Schmidt y escapar del Orfanato, no supe a dónde ir, pero terminé en una granja, en ese lugar conocí a mis padres adoptivos, Thomas y Mary. Eran una encantadora pareja de ancianos. Ellos me aceptaron sin juzgarme por mi apariencia extraña y ni por la pistola que llevaba.

    Me adoptaron como a un hijo. Al parecer, sus propios hijos los habían dejado solos y se fueron a formar familias y ellos pues, se quedaron solos y se dedicaron a cuidar la granja.

    Thomas tenía problemas de visión y Mary... prefiero no decir mucho sobre ella.

    En esos tiempos, ellos me inscribieron en la academia de policía, convencidos de que mi pistola era una señal divina de que debía ser policía. Así eran ellos, creyentes hasta el final. Cada domingo me llevaban a la iglesia, llenos de fe y esperanza. Según ellos yo era su respuesta a sus oraciones pues le habían pedido a Dios un hijo.

    ...

    Recordar a Thomas y Mary me hace sentir una profunda gratitud, pero también abre una herida muy grande que aún llevo conmigo. Los extraño muchísimo, y escribir sobre ellos es demasiado doloroso.

    No seguiré escribiendo más sobre ellos por ahora...

    Pero siempre llevo el collar de Thomas y la cruz de Mary conmigo... En cada misión los llevo...

    Pues están en mi corazón...

    #Monorol 𝗣𝗔𝗥𝗔𝗡𝗢𝗫 𝗟𝗢𝗦𝗧 𝗗𝗢𝗖𝗨𝗠𝗘𝗡𝗧𝗦: 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝑷𝒂𝒓𝒂𝒏𝒐𝒊𝒄𝒐 𝐓𝐡𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐲 𝐌𝐚𝐫𝐲 Hoy tuve mi sesión con el psicólogo. Fue una sesión difícil porque hablamos de familia... Después de haber matado a Joseph Schmidt y escapar del Orfanato, no supe a dónde ir, pero terminé en una granja, en ese lugar conocí a mis padres adoptivos, Thomas y Mary. Eran una encantadora pareja de ancianos. Ellos me aceptaron sin juzgarme por mi apariencia extraña y ni por la pistola que llevaba. Me adoptaron como a un hijo. Al parecer, sus propios hijos los habían dejado solos y se fueron a formar familias y ellos pues, se quedaron solos y se dedicaron a cuidar la granja. Thomas tenía problemas de visión y Mary... prefiero no decir mucho sobre ella. En esos tiempos, ellos me inscribieron en la academia de policía, convencidos de que mi pistola era una señal divina de que debía ser policía. Así eran ellos, creyentes hasta el final. Cada domingo me llevaban a la iglesia, llenos de fe y esperanza. Según ellos yo era su respuesta a sus oraciones pues le habían pedido a Dios un hijo. ... Recordar a Thomas y Mary me hace sentir una profunda gratitud, pero también abre una herida muy grande que aún llevo conmigo. Los extraño muchísimo, y escribir sobre ellos es demasiado doloroso. No seguiré escribiendo más sobre ellos por ahora... Pero siempre llevo el collar de Thomas y la cruz de Mary conmigo... En cada misión los llevo... Pues están en mi corazón...
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  • #MonoRol

    𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎
    ...
    𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚
    𝐋𝐚𝐬𝐭 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫

    Una sonrisa se dibujaba sutilmente en el rostro pálido de Dorian, un joven albino cuyo corazón, por primera vez, latía con la ferviente llama del amor, si, ese amor. Sus ojos, dos luceros de esmeraldas llenos de vida y de dolor, reflejaban la alegría y la emoción que recorría su ser.

    Bajo el hechizo del romance, Dorian descubría la bonito que era, amar y ser amado, para él era una experiencia tan embriagadora que parecía acabar con toda la oscuridad que había nublado su existencia. O eso creía...

    Y es que nuestro joven albino, despertó con la primera luz del amanecer, invadido por una felicidad que le hacía olvidar los difíciles tiempos que había atravesado.

    Se preparó para ir a la academia y con el dinero que sus padres adoptivos le habían dado como regalo, se dirigió a una tienda cercana para comprar una rosa escarlata, típico cliché y símbolo del amor, y una caja de chocolates, dulces y deliciosos, igual de cliché pero entendamoslo, dieciocho primaveras y por vez primera conocía aquel sentimiento.

    Dorian llegó a la academia con el corazón latiendo a mil por hora, que enamorado estaba. Bajo el cielo nublado de aquel día
    mientras esperaba impaciente, sus ojos buscaban entre la multitud de jóvenes, deseando verla a ella.

    ¿Y quién era? Bueno lo sabrás ahora. Entre tantos jóvenes ella estaba allí, rodeada de chicos que pedían una oportunidad. Con su cabellera negra como un manto de medianoche y sus ojos azules como el océano más profundo resaltó entre las demás chicas.

    Danna la chica más popular hermosa y linda de toda la academia.

    ¿Ya saben por dónde va ir el relato? Quizás si...

    Con el corazón rebosante de amor y sus manos temblorosas de emoción, el ingenuo Dorian se acercó a Danna.

    Con una sonrisa dulce y tímida, él le ofreció sus regalos de forma sincera.

    Sin embargo, en el preciso instante en que extendía los obsequios hacia ella, el sonido hiriente de las risas y burlas comenzó a resonar.

    ❦ ¿Que haces? ¡Enfrente de todos no! *Reprendió Danna en voz baja*

    ❝Pero... ¿que hay de malo?❞

    ❦ ¿Cómo que que hay de malo? Yo jamás estaría con un rarito como tú... *Anuncio en voz alta mientras se iba*

    ❝Yo.... Yo pensé que tú...❞

    Su rostro se palideció aún más, si es que eso era posible y su ingenuo corazón sintió el crujir amargo de la decepción.

    Los comentarios crueles y las risas sarcásticas caían sobre Dorian como dardos venenosos.

    En lugar de recibir la correspondencia esperada, encontró crueldad y humillación...

    ¿Porque? Porque en la juventud, la crueldad e ingenuidad muchas veces van de la mano, el joven albino tenía que enfrentar una verdad amarga:

    Danna, la joven de cabellera negra y ojos azules que habitaba sus sueños, solo mantenía su cercanía por puro interés.

    Para ella, ser vista como la chica inalcanzable tenía más valor que una relación genuina con un chico considerado "raro" por toda la academia.

    Desafortunadamente, la amarga traición de Danna no sería la última vez que el corazón de nuestro joven albino quedara hecho pedazos. La vida, en su cruda realidad, parecía tener reservados más tropiezos y desilusiones. . .
    #MonoRol 𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎 ... 𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚 𝐋𝐚𝐬𝐭 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 💔 Una sonrisa se dibujaba sutilmente en el rostro pálido de Dorian, un joven albino cuyo corazón, por primera vez, latía con la ferviente llama del amor, si, ese amor. Sus ojos, dos luceros de esmeraldas llenos de vida y de dolor, reflejaban la alegría y la emoción que recorría su ser. Bajo el hechizo del romance, Dorian descubría la bonito que era, amar y ser amado, para él era una experiencia tan embriagadora que parecía acabar con toda la oscuridad que había nublado su existencia. O eso creía... Y es que nuestro joven albino, despertó con la primera luz del amanecer, invadido por una felicidad que le hacía olvidar los difíciles tiempos que había atravesado. Se preparó para ir a la academia y con el dinero que sus padres adoptivos le habían dado como regalo, se dirigió a una tienda cercana para comprar una rosa escarlata, típico cliché y símbolo del amor, y una caja de chocolates, dulces y deliciosos, igual de cliché pero entendamoslo, dieciocho primaveras y por vez primera conocía aquel sentimiento. Dorian llegó a la academia con el corazón latiendo a mil por hora, que enamorado estaba. Bajo el cielo nublado de aquel día mientras esperaba impaciente, sus ojos buscaban entre la multitud de jóvenes, deseando verla a ella. ¿Y quién era? Bueno lo sabrás ahora. Entre tantos jóvenes ella estaba allí, rodeada de chicos que pedían una oportunidad. Con su cabellera negra como un manto de medianoche y sus ojos azules como el océano más profundo resaltó entre las demás chicas. Danna la chica más popular hermosa y linda de toda la academia. ¿Ya saben por dónde va ir el relato? Quizás si... Con el corazón rebosante de amor y sus manos temblorosas de emoción, el ingenuo Dorian se acercó a Danna. Con una sonrisa dulce y tímida, él le ofreció sus regalos de forma sincera. Sin embargo, en el preciso instante en que extendía los obsequios hacia ella, el sonido hiriente de las risas y burlas comenzó a resonar. ❦ ¿Que haces? ¡Enfrente de todos no! *Reprendió Danna en voz baja* ❝Pero... ¿que hay de malo?❞ ❦ ¿Cómo que que hay de malo? Yo jamás estaría con un rarito como tú... *Anuncio en voz alta mientras se iba* ❝Yo.... Yo pensé que tú...❞ Su rostro se palideció aún más, si es que eso era posible y su ingenuo corazón sintió el crujir amargo de la decepción. Los comentarios crueles y las risas sarcásticas caían sobre Dorian como dardos venenosos. En lugar de recibir la correspondencia esperada, encontró crueldad y humillación... ¿Porque? Porque en la juventud, la crueldad e ingenuidad muchas veces van de la mano, el joven albino tenía que enfrentar una verdad amarga: Danna, la joven de cabellera negra y ojos azules que habitaba sus sueños, solo mantenía su cercanía por puro interés. Para ella, ser vista como la chica inalcanzable tenía más valor que una relación genuina con un chico considerado "raro" por toda la academia. Desafortunadamente, la amarga traición de Danna no sería la última vez que el corazón de nuestro joven albino quedara hecho pedazos. La vida, en su cruda realidad, parecía tener reservados más tropiezos y desilusiones. . .
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  • #MonoRol | La metamorfosis de la inocencia Pt. 02

    Las alarmas de los vehículos policiales que sonaban al fondo de sus pensamientos, se escuchaban como un eco sordo. Los pasos de los oficiales recorrían la escena sobre el piso de madera cubierto de sangre, y las voces de las conversaciones se escuchaban lejanas, como si su mente intentara apagar el ruido. Una pequeña Illyiv de siete años estaba sentada sobre una silla de madera, sus pies no tocaban el suelo. Estaba cubierta por una manta que una oficial le había ofrecido, intentando brindarle algo de consuelo en medio de la situación.

    La escena era desoladora. Su madre, quien había sido asesinada a golpes por su padrastro, yacía sobre el piso frío. Los oficiales y autoridades analizaban la escena, tomando notas y fotografiando cada detalle. Su padrastro había huido, y la única prueba era el testimonio de la pequeña niña de cabello blanco, quien una hora antes había realizado una llamada al servicio de emergencia.

    —Mi padrastro ha matado a mi madre... —había dicho Illyiv a través del teléfono, con una voz tan plana como el agua estancada, fría, vacía, y carente de emociones.

    Ahora, Illyiv observaba la escena como si fuera una extraña en su propio cuerpo. No hubo lágrimas, ni gritos, ni siquiera un temblor en su voz. Era como si una parte de sí misma hubiera muerto hacía mucho tiempo. Los años de abuso la habían convertido en eso, una observadora fría y distante de su propia vida.

    Una trabajadora social, que había sido llamada para hacerse cargo de la niña, se acercó a Illyiv. Colocó unos zapatos en sus pies pequeños y le dijo que era momento de que se fueran, con una voz que intentaba ser amable y comprensiva. La pequeña Illyiv, con la mirada perdida en la distancia, solo podía sentir un vacío abrumador.

    —Vamos, cariño. Es hora de irnos —dijo la trabajadora social, tomando la mano de Illyiv con suavidad—. Pronto todo estará bien.

    Illyiv no respondió, su mirada perdida en algún punto del suelo. La mujer la guió hacia un carro, abriendo la puerta trasera y ayudándola a subir. Mientras el vehículo se alejaba de la escena, Ia pequeña miró por la ventana, viendo cómo las luces de las patrullas se desvanecían en la distancia.

    La trabajadora social la llevó a un centro de acogida temporal, un lugar donde los niños en situaciones de emergencia eran llevados hasta que se pudiera encontrar una solución más permanente. El edificio tenía paredes grises y habitaciones austeras. Illyiv fue llevada a una pequeña habitación con una cama y una mesita de noche.

    —Aquí estarás segura por ahora —dijo la trabajadora social, intentando sonreír—. Si necesitas algo, solo tienes que pedirlo.

    Illyiv asintió ligeramente, pero no dijo nada. Se sentó en la cama, abrazando la manta que aún llevaba consigo. Sabía que las palabras de la trabajadora social eran una mentira piadosa. Nada estaría bien. No ahora, no nunca. Pero en ese momento, no tenía la energía para pensar en el futuro. Solo podía concentrarse en el presente, y en la confusión que la envolvía.

    Mientras la noche caía, Illyiv se acurrucó en la cama, cerrando los ojos y deseando que lo que había dicho esa mujer fuera cierto; que todo pronto estuviera bien. Pero sabía que no era así. Esta era su nueva realidad, y tendría que encontrar la manera de sobrevivir en ella.

    El centro de acogida temporal fue solo eso, temporal. Unos días más tarde, Illyiv fue trasladada a un orfanato en un pueblo cercano, donde tendría una estadía más "permanente", o al menos hasta que alguien decidiera adoptarla, si es que eso llegaba a suceder.

    La pequeña de cabello blanco y ojos vacíos, ahora en el orfanato, estaba sentada en una pequeña sala de terapia, con paredes decoradas con dibujos infantiles y juguetes brillantes que la rodeaban y parecían burlarse de ella. El lugar había sido diseñado para ser acogedor, pero para Illyiv resultaba frío y ajeno. Frente a ella, una psicóloga infantil la observaba con una mirada comprensiva. Sobre la mesa, había un dibujo que Illyiv había hecho a petición de la psicóloga: una casa solitaria sin puertas ni ventanas, rayada con un lápiz negro.

    La psicóloga, sentía un nudo en el estómago mientras miraba a la pequeña niña frente a ella. Sabía que debía manejar la situación con delicadeza, pero cada respuesta de Illyiv le rompía un poco más el corazón.

    —Illyiv, ¿tu padrastro te llegó a maltratar de alguna forma? ¿También te pegaba? —preguntó la psicóloga con suavidad, tratando de mantener su voz calmada, mientras permanecía atenta ante cualquier señal de dolor o miedo en sus ojos.

    —No —respondió Illyiv, su voz vacía y carente de emociones—. Mi padrastro nunca me pegó.

    La doctora asintió, tomando notas, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación, siendo consciente de que cada detalle era importante para reconstruir el rompecabezas de su trauma.

    —¿No te hizo daño de ninguna otra forma? —insistió, esperando obtener más información.

    —No. Solo le pegaba a mi madre, no a mí.

    La psicóloga frunció el ceño ligeramente, mirando las cicatrices de quemaduras que cubrían la piel de Illyiv, que iban desde su espalda y se extendían hasta llegar hacia parte sus hombros. Aquellas marcas parecían formar el mapa de un territorio devastado por el fuego.

    —Entonces, ¿quién te hizo esas quemaduras en la espalda? —preguntó, con un nudo en la garganta.

    —Mi madre —dijo Illyiv, con la misma voz vacía—. Era un castigo.

    La doctora intentó mantener la calma, aunque su corazón latía con fuerza.

    —¿Por qué te castigaba de esa manera?

    —Me castigaba cuando me equivocaba en mis pasos de ballet, cuando me cansaba, cuando me quejaba por no querer practicar, o simplemente cuando era débil...

    La psicóloga tragó saliva y respiró hondo, tratando de procesar la información. Sentía una profunda tristeza por la niña que tenía frente a ella.

    —¿Nunca se lo contaste a nadie? ¿Por qué no se lo contaste a amigos o algún maestro? ¿Nunca intentaste pedir ayuda?

    —No tengo amigos. Mi madre no me dejaba salir de casa, y no iba al instituto.

    —Entonces, ¿no has recibido ningún tipo de educación?

    —Mis clases eran particulares... en casa.

    —¿Nunca le contaste a tu profesora particular sobre lo que hacía tu madre?

    —Mi madre siempre estaba presente en mis clases. No quería que nadie me metiera ideas en la cabeza o me malinfluyera.

    La doctora asintió lentamente, sintiendo una mezcla de impotencia, frustración y compasión.

    —¿Tu padrastro sabía lo que te hacía tu madre? ¿Cómo era tu relación con él?

    —Nunca estaba en casa. No sabía que me quemaba, pero tampoco le importaba. Decía que yo no era su hija.

    La psicóloga tomó notas, su corazón pesado con la carga de la historia de Illyiv. Sabía que el camino hacia la recuperación sería largo y difícil, pero estaba decidida a ayudar a la niña a encontrar algo de paz en medio de su tormento.

    —Illyiv, ¿cómo te sientes ahora? —preguntó la psicóloga, intentando conectar con la niña.

    —No lo sé —respondió Illyiv, su voz aún carente de emoción—. No me gusta este lugar —se limitó a decir.

    —¿Hay algo que te haga sentir mejor? —insistió la psicóloga, buscando una chispa de esperanza.

    Illyiv pensó por un momento.

    —Me gusta bailar...

    La mujer sonrió ligeramente, viendo una pequeña chispa de interés en los ojos de Illyiv.

    —Eso es bueno. Bailar puede ser una forma de expresar tus sentimientos y encontrar un poco de paz...

    Illyiv no respondió, parecía atrapada en su propio mundo, pero la psicóloga sentía que había encontrado un pequeño punto de conexión. Ella estaba dispuesta a acompañarla en cada paso del proceso, genuinamente interesada en ayudar a la pequeña. Sin embargo, para ese momento aquella mujer desconocía que el destino no le permitiría ayudarla, y es que la vida muchas veces puede ser cruel e impredecible.
    #MonoRol | La metamorfosis de la inocencia Pt. 02 Las alarmas de los vehículos policiales que sonaban al fondo de sus pensamientos, se escuchaban como un eco sordo. Los pasos de los oficiales recorrían la escena sobre el piso de madera cubierto de sangre, y las voces de las conversaciones se escuchaban lejanas, como si su mente intentara apagar el ruido. Una pequeña Illyiv de siete años estaba sentada sobre una silla de madera, sus pies no tocaban el suelo. Estaba cubierta por una manta que una oficial le había ofrecido, intentando brindarle algo de consuelo en medio de la situación. La escena era desoladora. Su madre, quien había sido asesinada a golpes por su padrastro, yacía sobre el piso frío. Los oficiales y autoridades analizaban la escena, tomando notas y fotografiando cada detalle. Su padrastro había huido, y la única prueba era el testimonio de la pequeña niña de cabello blanco, quien una hora antes había realizado una llamada al servicio de emergencia. —Mi padrastro ha matado a mi madre... —había dicho Illyiv a través del teléfono, con una voz tan plana como el agua estancada, fría, vacía, y carente de emociones. Ahora, Illyiv observaba la escena como si fuera una extraña en su propio cuerpo. No hubo lágrimas, ni gritos, ni siquiera un temblor en su voz. Era como si una parte de sí misma hubiera muerto hacía mucho tiempo. Los años de abuso la habían convertido en eso, una observadora fría y distante de su propia vida. Una trabajadora social, que había sido llamada para hacerse cargo de la niña, se acercó a Illyiv. Colocó unos zapatos en sus pies pequeños y le dijo que era momento de que se fueran, con una voz que intentaba ser amable y comprensiva. La pequeña Illyiv, con la mirada perdida en la distancia, solo podía sentir un vacío abrumador. —Vamos, cariño. Es hora de irnos —dijo la trabajadora social, tomando la mano de Illyiv con suavidad—. Pronto todo estará bien. Illyiv no respondió, su mirada perdida en algún punto del suelo. La mujer la guió hacia un carro, abriendo la puerta trasera y ayudándola a subir. Mientras el vehículo se alejaba de la escena, Ia pequeña miró por la ventana, viendo cómo las luces de las patrullas se desvanecían en la distancia. La trabajadora social la llevó a un centro de acogida temporal, un lugar donde los niños en situaciones de emergencia eran llevados hasta que se pudiera encontrar una solución más permanente. El edificio tenía paredes grises y habitaciones austeras. Illyiv fue llevada a una pequeña habitación con una cama y una mesita de noche. —Aquí estarás segura por ahora —dijo la trabajadora social, intentando sonreír—. Si necesitas algo, solo tienes que pedirlo. Illyiv asintió ligeramente, pero no dijo nada. Se sentó en la cama, abrazando la manta que aún llevaba consigo. Sabía que las palabras de la trabajadora social eran una mentira piadosa. Nada estaría bien. No ahora, no nunca. Pero en ese momento, no tenía la energía para pensar en el futuro. Solo podía concentrarse en el presente, y en la confusión que la envolvía. Mientras la noche caía, Illyiv se acurrucó en la cama, cerrando los ojos y deseando que lo que había dicho esa mujer fuera cierto; que todo pronto estuviera bien. Pero sabía que no era así. Esta era su nueva realidad, y tendría que encontrar la manera de sobrevivir en ella. El centro de acogida temporal fue solo eso, temporal. Unos días más tarde, Illyiv fue trasladada a un orfanato en un pueblo cercano, donde tendría una estadía más "permanente", o al menos hasta que alguien decidiera adoptarla, si es que eso llegaba a suceder. La pequeña de cabello blanco y ojos vacíos, ahora en el orfanato, estaba sentada en una pequeña sala de terapia, con paredes decoradas con dibujos infantiles y juguetes brillantes que la rodeaban y parecían burlarse de ella. El lugar había sido diseñado para ser acogedor, pero para Illyiv resultaba frío y ajeno. Frente a ella, una psicóloga infantil la observaba con una mirada comprensiva. Sobre la mesa, había un dibujo que Illyiv había hecho a petición de la psicóloga: una casa solitaria sin puertas ni ventanas, rayada con un lápiz negro. La psicóloga, sentía un nudo en el estómago mientras miraba a la pequeña niña frente a ella. Sabía que debía manejar la situación con delicadeza, pero cada respuesta de Illyiv le rompía un poco más el corazón. —Illyiv, ¿tu padrastro te llegó a maltratar de alguna forma? ¿También te pegaba? —preguntó la psicóloga con suavidad, tratando de mantener su voz calmada, mientras permanecía atenta ante cualquier señal de dolor o miedo en sus ojos. —No —respondió Illyiv, su voz vacía y carente de emociones—. Mi padrastro nunca me pegó. La doctora asintió, tomando notas, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación, siendo consciente de que cada detalle era importante para reconstruir el rompecabezas de su trauma. —¿No te hizo daño de ninguna otra forma? —insistió, esperando obtener más información. —No. Solo le pegaba a mi madre, no a mí. La psicóloga frunció el ceño ligeramente, mirando las cicatrices de quemaduras que cubrían la piel de Illyiv, que iban desde su espalda y se extendían hasta llegar hacia parte sus hombros. Aquellas marcas parecían formar el mapa de un territorio devastado por el fuego. —Entonces, ¿quién te hizo esas quemaduras en la espalda? —preguntó, con un nudo en la garganta. —Mi madre —dijo Illyiv, con la misma voz vacía—. Era un castigo. La doctora intentó mantener la calma, aunque su corazón latía con fuerza. —¿Por qué te castigaba de esa manera? —Me castigaba cuando me equivocaba en mis pasos de ballet, cuando me cansaba, cuando me quejaba por no querer practicar, o simplemente cuando era débil... La psicóloga tragó saliva y respiró hondo, tratando de procesar la información. Sentía una profunda tristeza por la niña que tenía frente a ella. —¿Nunca se lo contaste a nadie? ¿Por qué no se lo contaste a amigos o algún maestro? ¿Nunca intentaste pedir ayuda? —No tengo amigos. Mi madre no me dejaba salir de casa, y no iba al instituto. —Entonces, ¿no has recibido ningún tipo de educación? —Mis clases eran particulares... en casa. —¿Nunca le contaste a tu profesora particular sobre lo que hacía tu madre? —Mi madre siempre estaba presente en mis clases. No quería que nadie me metiera ideas en la cabeza o me malinfluyera. La doctora asintió lentamente, sintiendo una mezcla de impotencia, frustración y compasión. —¿Tu padrastro sabía lo que te hacía tu madre? ¿Cómo era tu relación con él? —Nunca estaba en casa. No sabía que me quemaba, pero tampoco le importaba. Decía que yo no era su hija. La psicóloga tomó notas, su corazón pesado con la carga de la historia de Illyiv. Sabía que el camino hacia la recuperación sería largo y difícil, pero estaba decidida a ayudar a la niña a encontrar algo de paz en medio de su tormento. —Illyiv, ¿cómo te sientes ahora? —preguntó la psicóloga, intentando conectar con la niña. —No lo sé —respondió Illyiv, su voz aún carente de emoción—. No me gusta este lugar —se limitó a decir. —¿Hay algo que te haga sentir mejor? —insistió la psicóloga, buscando una chispa de esperanza. Illyiv pensó por un momento. —Me gusta bailar... La mujer sonrió ligeramente, viendo una pequeña chispa de interés en los ojos de Illyiv. —Eso es bueno. Bailar puede ser una forma de expresar tus sentimientos y encontrar un poco de paz... Illyiv no respondió, parecía atrapada en su propio mundo, pero la psicóloga sentía que había encontrado un pequeño punto de conexión. Ella estaba dispuesta a acompañarla en cada paso del proceso, genuinamente interesada en ayudar a la pequeña. Sin embargo, para ese momento aquella mujer desconocía que el destino no le permitiría ayudarla, y es que la vida muchas veces puede ser cruel e impredecible.
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    𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎
    ...
    𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚
    𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐈𝐈


    La campana resonó en el edificio escolar, anunciando el inicio del receso. Con entusiasmo, los estudiantes comenzaron a levantarse de sus pupitres y salir del salón, deseosos de disfrutar de esos valiosos minutos de recreo. El corredor se llenó rápidamente de risas y conversaciones, creando una atmósfera de alegría y energía juvenil.

    Entre el bullicio, algunos estudiantes optaron por quedarse en el salón, ya sea por tener tareas atrasadas o por simplemente desear un momento de tranquilidad. Entre esos que se quedaron, estaba Doria, aquel albino quien, a decir verdad era el único allí de su salón.

    La luz suave del sol bañaba su pupitre a través de la ventana abierta, dándole la oportunidad perfecta para leer.

    El joven peliblanco sacó un libro de su mochila, uno que había estado esperando leer desde que lo escuchó: Cincuenta Sombras de Grey.

    Y así el salón vacío y tranquilo se convirtió en su refugio personal, un espacio donde podía sumergirse en la lectura y así disfrutar de la paz.

    Dorian era un alma solitaria en un mar de grupos bien definidos dentro de la academia. No encajaba con los populares que disfrutaban de la atención constante y el glamour de la adolescencia. Tampoco con los rudos, cuyas conversaciones y actividades involucraban agresividad que no compartía. Los frikis y Otakus, apasionados por sus mundos de fantasía y ciencia ficción, también parecían un universo muy distante para él. Ni siquiera se sentía cómodo entre los inteligentes, cuyo mundo giraba en torno a logros académicos y debates intelectuales.

    En fin, Dorian no encontraba su lugar en ninguno de aquellos grupos tan claramente delineados. Como resultado, solía quedarse solo, mientras los demás lo veían con curiosidad, como si fuera una anomalía en el sistema social de la escuela.

    A medida que leía, sus ojos se desviaban de vez en cuando hacia la ventana, observando con un dejo de tristeza cómo los demás estudiantes jugaban y conversaban en el patio. El ruido distante de sus risas y gritos llegaba a sus oídos, hasta que, inevitablemente, aparecieron aquellos que siempre le molestaban.

    Su presencia era como una tormenta anunciada, trayendo consigo insultos y provocaciones que buscaban minar su tranquilidad. Sin embargo, esta vez, Dorian ya sabía qué hacer. Se levantó y se metió en problemas una vez más solo para defenderse y demostrar que él no era un simple adolescente y ya.
    #MonoRol 𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎 ... 𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐈𝐈 La campana resonó en el edificio escolar, anunciando el inicio del receso. Con entusiasmo, los estudiantes comenzaron a levantarse de sus pupitres y salir del salón, deseosos de disfrutar de esos valiosos minutos de recreo. El corredor se llenó rápidamente de risas y conversaciones, creando una atmósfera de alegría y energía juvenil. Entre el bullicio, algunos estudiantes optaron por quedarse en el salón, ya sea por tener tareas atrasadas o por simplemente desear un momento de tranquilidad. Entre esos que se quedaron, estaba Doria, aquel albino quien, a decir verdad era el único allí de su salón. La luz suave del sol bañaba su pupitre a través de la ventana abierta, dándole la oportunidad perfecta para leer. El joven peliblanco sacó un libro de su mochila, uno que había estado esperando leer desde que lo escuchó: Cincuenta Sombras de Grey. Y así el salón vacío y tranquilo se convirtió en su refugio personal, un espacio donde podía sumergirse en la lectura y así disfrutar de la paz. Dorian era un alma solitaria en un mar de grupos bien definidos dentro de la academia. No encajaba con los populares que disfrutaban de la atención constante y el glamour de la adolescencia. Tampoco con los rudos, cuyas conversaciones y actividades involucraban agresividad que no compartía. Los frikis y Otakus, apasionados por sus mundos de fantasía y ciencia ficción, también parecían un universo muy distante para él. Ni siquiera se sentía cómodo entre los inteligentes, cuyo mundo giraba en torno a logros académicos y debates intelectuales. En fin, Dorian no encontraba su lugar en ninguno de aquellos grupos tan claramente delineados. Como resultado, solía quedarse solo, mientras los demás lo veían con curiosidad, como si fuera una anomalía en el sistema social de la escuela. A medida que leía, sus ojos se desviaban de vez en cuando hacia la ventana, observando con un dejo de tristeza cómo los demás estudiantes jugaban y conversaban en el patio. El ruido distante de sus risas y gritos llegaba a sus oídos, hasta que, inevitablemente, aparecieron aquellos que siempre le molestaban. Su presencia era como una tormenta anunciada, trayendo consigo insultos y provocaciones que buscaban minar su tranquilidad. Sin embargo, esta vez, Dorian ya sabía qué hacer. Se levantó y se metió en problemas una vez más solo para defenderse y demostrar que él no era un simple adolescente y ya.
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    𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎
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    𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚
    𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐈

    El joven albino, había alcanzado sus dieciocho primaveras. En su pecho, el corazón latía con una mezcla de emoción y temor, pues se encontraba en su primer día en la academia policial de Rumanía, un lugar que prometía forjar su destino como un buen hombre pese a lo que hizo en el orfanato.

    Alrededor de él, desfilaban rostros juveniles, muchachos y muchachas que no paraban de charlar o reir.

    Caminando entre los demás, con la vista baja, se sentía como un navegante en un océano de ansiedades, donde cada ola amenazaba con devorarlo.

    El eco del timbre rompió aquel mar de sensaciones, anunciando el momento de agruparse en filas.

    Con un suspiro que intentaba calmar su agitado ser, se unió a sus compañeros para cantar el himno nacional.

    De pronto, como si de un proyectil se tratase, una bola de papel choco contra su rostro, justo allí donde el tapabocas cubría su albina piel.

    Con un estruendo sordo, el papel se estrelló contra él, lanzado desde la mano de un jovencito burlesco.

    La risa pícaramente contenida del provocador se extendía y llegaba a sus oídos.

    El joven albino bajó la mirada, atrapado entre la humillación y el deber. Sin poder evitarlo, un ardor siseante invadió su corazón.

    :Ø: Se está burlando de ti y con ello todo mundo se burla de ti, se ríen a tus espaldas y creeme que si los ves, te darás cuenta de lo que te digo. ¡Devuélvele lo que te hizo!

    Aquel alto joven apretó sus puños, sintiendo cómo la rabia e indignación hervían hasta la punta de sus dedos.

    Sin poder contenerse, se agachó, recogió la bola de papel y, al identificar al provocador, la lanzó de vuelta con toda la fuerza que su frustración le permitió.

    La bola surcó el aire como una flecha impaciente, impactando con tal intensidad en el rostro del otro joven que este retrocedió, sorprendido y dolorido.

    Pero no hubo triunfo en aquel gesto, solo una breve chispa de revancha seguida por el control de la autoridad.

    Un maestro, con mirada severa y ceño fruncido, tomó a Dorian por las orejas.

    "¡Esto no es forma de comportarse en esta academia!"

    Reprendió. La voz del maestro resonó en Dorian y así fue como la vida le dió la bienvenida en su nueva etapa.
    #MonoRol 𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎 ... 𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐈 El joven albino, había alcanzado sus dieciocho primaveras. En su pecho, el corazón latía con una mezcla de emoción y temor, pues se encontraba en su primer día en la academia policial de Rumanía, un lugar que prometía forjar su destino como un buen hombre pese a lo que hizo en el orfanato. Alrededor de él, desfilaban rostros juveniles, muchachos y muchachas que no paraban de charlar o reir. Caminando entre los demás, con la vista baja, se sentía como un navegante en un océano de ansiedades, donde cada ola amenazaba con devorarlo. El eco del timbre rompió aquel mar de sensaciones, anunciando el momento de agruparse en filas. Con un suspiro que intentaba calmar su agitado ser, se unió a sus compañeros para cantar el himno nacional. De pronto, como si de un proyectil se tratase, una bola de papel choco contra su rostro, justo allí donde el tapabocas cubría su albina piel. Con un estruendo sordo, el papel se estrelló contra él, lanzado desde la mano de un jovencito burlesco. La risa pícaramente contenida del provocador se extendía y llegaba a sus oídos. El joven albino bajó la mirada, atrapado entre la humillación y el deber. Sin poder evitarlo, un ardor siseante invadió su corazón. :Ø: Se está burlando de ti y con ello todo mundo se burla de ti, se ríen a tus espaldas y creeme que si los ves, te darás cuenta de lo que te digo. ¡Devuélvele lo que te hizo! Aquel alto joven apretó sus puños, sintiendo cómo la rabia e indignación hervían hasta la punta de sus dedos. Sin poder contenerse, se agachó, recogió la bola de papel y, al identificar al provocador, la lanzó de vuelta con toda la fuerza que su frustración le permitió. La bola surcó el aire como una flecha impaciente, impactando con tal intensidad en el rostro del otro joven que este retrocedió, sorprendido y dolorido. Pero no hubo triunfo en aquel gesto, solo una breve chispa de revancha seguida por el control de la autoridad. Un maestro, con mirada severa y ceño fruncido, tomó a Dorian por las orejas. "¡Esto no es forma de comportarse en esta academia!" Reprendió. La voz del maestro resonó en Dorian y así fue como la vida le dió la bienvenida en su nueva etapa.
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  • #MonoRol

    𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎
    ...
    𝐿𝑎 𝑉𝑜𝑟𝑎𝑔𝑖𝑛𝑒
    Bonus Chapter


    &: ¿Hijo?... Q-que haces con esa pist...

    Un estruendo cortó sus palabras y el aire, un disparo que como un trueno partió el momento.

    El hombre, con la vida escapándosele entre susurros, cayó al suelo. Frente a él, un joven de cabellos blancos, vestido con la bata de un médico del orfanato, observaba con una mezcla de frialdad y rencor. El hombre intentó arrastrarse, pero la bala había perforado su pulmón, robándole el aliento y la fuerza.

    &: C-como pudiste... Asesinar a tu propio padre...

    El joven de cabellera albina, con la pistola, una Beretta negra, oculta tras su espalda, avanzó hacia el hombre moribundo que se arrastraba en un intento desesperado por escapar. Al llegar a su lado, lo giró con él pie y se agachó, sosteniéndo su cabeza

    &: Cuan...cuanto has crecido.... Te pareces a mi.... A tu madre incluso.... Eres la perfección que tanto buscaba.... El hombre perfecto...

    El albino entrecerró los ojos, llenos de una furia contenida, y con una voz firme y helada, dijo:

    ❝Lo siento.... Pero tú nunca fuiste mi padre....❞

    El albino le torció el cuello, rompiéndolo al instante. Lentamente dejó caer el cuerpo al suelo y se levantó, sintiendo una mezcla de alivio y venganza cumplida.


    Dorian, con el corazón retumbando como una tormenta en su pecho, sintió la satisfacción más dulce de una venganza largamente planeada y finalmente cumplida. Su infiltración en el orfanato, su disfraz como médico, y el asesinato del hombre que había destruido su vida, todo había salido a la perfección. El hombre que yacía sin vida y con el cuello roto era Joseph Schmidt, quien, había sido el fantasma que acechaba cada rincón del pasado infantil de Dorian. Dueño del orfanato, Schmidt había llevado a cabo experimentos inhumanos con Dorian y otros jóvenes, en su retorcida obsesión por crear al soldado perfecto, el agente ideal, el hombre sin igual.

    Ahora, con Schmidt muerto, Dorian no solo había ejecutado su venganza, sino que también había destruido el sueño enfermo de su creador. Pero no había tiempo para celebraciones. Su siguiente misión era escapar sin ser visto, desvanecerse en la noche como un fantasma sin dejar huellas, dejando atrás su venganza y un futuro incierto pero libre de su pasado. Debía ahora demostrar si era el hombre perfecto...
    #MonoRol 𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎 ... 𝐿𝑎 𝑉𝑜𝑟𝑎𝑔𝑖𝑛𝑒 Bonus Chapter &: ¿Hijo?... Q-que haces con esa pist... Un estruendo cortó sus palabras y el aire, un disparo que como un trueno partió el momento. El hombre, con la vida escapándosele entre susurros, cayó al suelo. Frente a él, un joven de cabellos blancos, vestido con la bata de un médico del orfanato, observaba con una mezcla de frialdad y rencor. El hombre intentó arrastrarse, pero la bala había perforado su pulmón, robándole el aliento y la fuerza. &: C-como pudiste... Asesinar a tu propio padre... El joven de cabellera albina, con la pistola, una Beretta negra, oculta tras su espalda, avanzó hacia el hombre moribundo que se arrastraba en un intento desesperado por escapar. Al llegar a su lado, lo giró con él pie y se agachó, sosteniéndo su cabeza &: Cuan...cuanto has crecido.... Te pareces a mi.... A tu madre incluso.... Eres la perfección que tanto buscaba.... El hombre perfecto... El albino entrecerró los ojos, llenos de una furia contenida, y con una voz firme y helada, dijo: ❝Lo siento.... Pero tú nunca fuiste mi padre....❞ El albino le torció el cuello, rompiéndolo al instante. Lentamente dejó caer el cuerpo al suelo y se levantó, sintiendo una mezcla de alivio y venganza cumplida. Dorian, con el corazón retumbando como una tormenta en su pecho, sintió la satisfacción más dulce de una venganza largamente planeada y finalmente cumplida. Su infiltración en el orfanato, su disfraz como médico, y el asesinato del hombre que había destruido su vida, todo había salido a la perfección. El hombre que yacía sin vida y con el cuello roto era Joseph Schmidt, quien, había sido el fantasma que acechaba cada rincón del pasado infantil de Dorian. Dueño del orfanato, Schmidt había llevado a cabo experimentos inhumanos con Dorian y otros jóvenes, en su retorcida obsesión por crear al soldado perfecto, el agente ideal, el hombre sin igual. Ahora, con Schmidt muerto, Dorian no solo había ejecutado su venganza, sino que también había destruido el sueño enfermo de su creador. Pero no había tiempo para celebraciones. Su siguiente misión era escapar sin ser visto, desvanecerse en la noche como un fantasma sin dejar huellas, dejando atrás su venganza y un futuro incierto pero libre de su pasado. Debía ahora demostrar si era el hombre perfecto...
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  • #Monorol

    𝗣𝗔𝗥𝗔𝗡𝗢𝗫 𝗟𝗢𝗦𝗧 𝗗𝗢𝗖𝗨𝗠𝗘𝗡𝗧𝗦:

    𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝑷𝒂𝒓𝒂𝒏𝒐𝒊𝒄𝒐
    ¿𝐐𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚 𝐲 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚?

    _Hoy, siguiendo el consejo de mi psicólogo, he decidido escribir sobre mis gustos para relajar mi mente. Me he dado cuenta cuando estaba pensando de que hay cosas simples que realmente disfruto y otras cosas extrañas.

    Por ejemplo, los hot dogs, he visto que en Latinoamérica se le dicen: Perros Caliente, Completos, Jochos o Shuscos. Los españoles le dicen bocata de salchicha, los Alemanes, salchicha en panecillo y nosostros los rumanos le decimos salchicha en pan. En fin ¡Me encantan! Su sabor me pierde completamente, es como un pequeño placer culpable que siempre me hace sonreír

    Otra cosa que me gusta es usar tapabocas. Puede sonar extraño, pero me hacen sentir cómodo y seguro cuando estoy rodeado de personas. Es como si me dieran una especie de escudo, una barrera que me protege y me aisla.

    Además, también me gusta usar mis dos pistolas Desert Eagle. Su brillo plateado me da un placer peculiar, y el peso en mis manos me hace sentir en control. Es una sensación de poder y dominio que, de alguna manera, me reconforta y me protege. Matar con ellas es mi pasión

    Me gusta usar guantes de cuero negro. No solo los uso por trabajo, sino que los amo. Me hacen sentir más seguro. especialmente los que son ajustados. Hay algo en la sensación de golpear con ellos que me resulta increíblemente satisfactorio. Lo sé, es extraño pero es lo que me gusta.

    Y no creo que me gusten más cosas. Ah se me olvidaba

    Me encantan los libros de Tolkien. Sus historias me transportan a la tierra media y a conocer a sus personajes inolvidables. La riqueza de sus descripciones, como lo escribe y la profundidad de sus tramas me permiten escapar de la realidad en la que vivo. Leer sus obras es una experiencia que siempre me deja con ganas de más, lastima que ya no hay más libros de él, me los leí todos. Pero, cada vez que abro uno de sus libros, siento que estoy emprendiendo de nuevo un viaje épico.

    ¿Y las cosas que no me gustan? Pues....

    No soporto las pastillas, las agujas y los medicamentos. Los orfanatos me entristecen profundamente. Las películas de terror no son para mí, y detesto las mentiras, los engaños, la traición y la deslealtad.

    No voy a seguir escribiendo más sobre esto porque siento que me están quitando las ganas. Prefiero enfocarme en lo que me hace feliz y en lo que disfruto.
    #Monorol 𝗣𝗔𝗥𝗔𝗡𝗢𝗫 𝗟𝗢𝗦𝗧 𝗗𝗢𝗖𝗨𝗠𝗘𝗡𝗧𝗦: 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝑷𝒂𝒓𝒂𝒏𝒐𝒊𝒄𝒐 ¿𝐐𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚 𝐲 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚? _Hoy, siguiendo el consejo de mi psicólogo, he decidido escribir sobre mis gustos para relajar mi mente. Me he dado cuenta cuando estaba pensando de que hay cosas simples que realmente disfruto y otras cosas extrañas. Por ejemplo, los hot dogs, he visto que en Latinoamérica se le dicen: Perros Caliente, Completos, Jochos o Shuscos. Los españoles le dicen bocata de salchicha, los Alemanes, salchicha en panecillo y nosostros los rumanos le decimos salchicha en pan. En fin ¡Me encantan! Su sabor me pierde completamente, es como un pequeño placer culpable que siempre me hace sonreír Otra cosa que me gusta es usar tapabocas. Puede sonar extraño, pero me hacen sentir cómodo y seguro cuando estoy rodeado de personas. Es como si me dieran una especie de escudo, una barrera que me protege y me aisla. Además, también me gusta usar mis dos pistolas Desert Eagle. Su brillo plateado me da un placer peculiar, y el peso en mis manos me hace sentir en control. Es una sensación de poder y dominio que, de alguna manera, me reconforta y me protege. Matar con ellas es mi pasión Me gusta usar guantes de cuero negro. No solo los uso por trabajo, sino que los amo. Me hacen sentir más seguro. especialmente los que son ajustados. Hay algo en la sensación de golpear con ellos que me resulta increíblemente satisfactorio. Lo sé, es extraño pero es lo que me gusta. Y no creo que me gusten más cosas. Ah se me olvidaba Me encantan los libros de Tolkien. Sus historias me transportan a la tierra media y a conocer a sus personajes inolvidables. La riqueza de sus descripciones, como lo escribe y la profundidad de sus tramas me permiten escapar de la realidad en la que vivo. Leer sus obras es una experiencia que siempre me deja con ganas de más, lastima que ya no hay más libros de él, me los leí todos. Pero, cada vez que abro uno de sus libros, siento que estoy emprendiendo de nuevo un viaje épico. ¿Y las cosas que no me gustan? Pues.... No soporto las pastillas, las agujas y los medicamentos. Los orfanatos me entristecen profundamente. Las películas de terror no son para mí, y detesto las mentiras, los engaños, la traición y la deslealtad. No voy a seguir escribiendo más sobre esto porque siento que me están quitando las ganas. Prefiero enfocarme en lo que me hace feliz y en lo que disfruto.
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  • #MonoRol | La metamorfosis de la inocencia

    Antes de que existiera la asesina, mucho antes de la chica mentalmente inestable, antes de la niña que fue reclutada por una organización secreta con el fin de ser entrenada para matar, antes de ser la niña del orfanato e incluso antes de la chiquilla que los policías hallaron junto al cuerpo sin vida de su madre, sin muestras de tristeza, sin lágrimas y sin llanto alguno; existió una pequeña que lloraba tras cada pequeña reprimenda, una niña con el cabello blanco como la nieve que anhelaba la calidez de un abrazo, una pizca de comprensión, o simplemente que su madre le permitiera salir una tarde a jugar y poder sentir el pasto bajo sus pies.

    Esa pequeña niña de ojos tristes, a sus seis años, se encontraba en uno de los salones de su casa; una habitación fría y desprovista de cualquier rastro de calidez. Las paredes blancas y desnudas parecían reflejar la frialdad de su madre, quien la observaba con una mirada crítica desde el otro lado de la habitación.

    —Levanta más la pierna, Illyiv. ¿De verdad eso es lo mejor que puedes hacer? —La voz de su madre resonaba con dureza, sin un ápice de compasión.

    Illyiv, con su pequeña figura temblorosa, intentaba cumplir con las exigencias de su madre. Sus músculos ardían de cansancio, pero no se atrevía a quejarse. Sabía que cualquier muestra de debilidad sería castigada.

    —Lo siento, mamá. Estoy tratando… —murmuró, su voz apenas audible.

    —Tratar no es suficiente. Debes ser perfecta. ¿Quieres ser una bailarina mediocre? —La madre de Illyiv se acercó, sus pasos resonando en el suelo de madera—. ¿Cómo es que tu cuerpo es tan débil?

    Illyiv bajó la mirada, sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos, que no tardaron en empezar a resbalar por su mejilla dejando surcos salados en su piel. Ella sabía que llorar no le servía de nada, pero no podía contener aquellas lagrimas, solo podía reprimir su llanto, ese que su madre siempre ignoraba. Con lágrimas silenciosas y amargas, se obligó a seguir practicando, sus movimientos cada vez más mecánicos y desprovistos de vida.

    Su energía se agotaba, su estómago rugía de hambre. Apenas había comido ese día, y la poca energía que le quedaba se desvanecía rápidamente. Sus músculos estaban tensos y adoloridos.

    —Mamá… no puedo más... —susurró.

    La madre de Illyiv la miró con amargura y profunda decepción.

    —Diez minutos. Tienes diez minutos para descansar. Luego, vuelves a practicar.

    Illyiv asintió débilmente y se dejó caer en el suelo, sus piernas temblando por el esfuerzo. Se arrastró hasta la ventana y se sentó, mirando hacia afuera mientras limpiaba sus lagrimas. Desde allí, podía ver a los hijos de los nuevos vecinos jugando en el parque de enfrente. Sus risas y gritos de alegría eran un recordatorio doloroso de lo que ella no podía tener. Deseaba con todas sus fuerzas unirse a ellos, correr y jugar como cualquier otro niño. Pero sabía que eso nunca sucedería. Sabía que eso era una fantasía inalcanzable. Su madre, con su mirada gélida y exigencias despiadadas, la había encerrado en una prisión de perfección, una prisión de la que no podía escapar.

    —¿Por qué no puedo salir a jugar con ellos, mamá? —preguntó Illyiv, su voz llena de anhelo.

    —Porque los niños de tu edad son inmaduros y no son capaces de pensar en sus futuros —respondió su madre con frialdad—. Solo serán una mala influencia para ti y una distracción. Ahorita no lo entiendes, pero algún día me lo agradecerás.

    Illyiv bajó la mirada, sintiendo una punzada de tristeza en su corazón.

    —Pero mamá, yo solo quiero salir a jugar y tener amigos…

    —Los amigos son una distracción —interrumpió su madre—. Por eso pago por clases particulares en casa en lugar de llevarte a un instituto. No quiero que las influencias de otros niños arruinen tu futuro en el ballet.

    Illyiv asintió lentamente, aunque no comprendía del todo las palabras de su madre. Solo sabía que se sentía sola y atrapada. Los diez minutos pasaron rápidamente, y su madre la llamó de nuevo.

    —Es hora de volver a practicar, Illyiv. No quiero escuchar más quejas. —La voz de su madre resonaba como un látigo, cortando el silencio de la habitación.

    Illyiv asintió, apartando la vista de la ventana. Suspiró y continuó con sus ejercicios, su cuerpo moviéndose con una precisión casi robótica. Cada error era castigado con severidad, y cada castigo la hacía más fuerte, más resistente. Esa situación, parecía repetirse día tras día. Con el tiempo, dejó de llorar. Las lágrimas se secaron, dejando en su lugar una coraza de indiferencia que la protegía del dolor. Llorar nunca servía de nada, su madre ignoraba el llanto de su propia hija, ¿Acaso había alguien más que pudiera venir a salvarla? Las lágrimas eran un lujo que no podía permitirse.

    "Que débil es tu cuerpo", repetía su madre cada vez que Illyiv mostraba signos de cansancio. "Nunca serás una bailarina si no te esfuerzas más."

    Las palabras de su madre, como espinas clavadas en su alma, se convirtieron en un mantra que la acompañaría durante toda su vida. "Qué débil es tu cuerpo“ resonaba en la cabeza de Illyiv, incluso después de más de diez años, cada vez que experimentaba un momento de debilidad o vulnerabilidad. "Qué débil es tu cuerpo" oía como un eco constante, cada vez que sentía dolor o cansancio. "Qué débil es tu cuerpo" recordaba, cada vez que cometía un error. "Qué débil es tu cuerpo" incluso cada vez que sangraba al herirse accidentalmente con sus propias armas. Esas palabras habían quedado grabadas en su mente, del mismo modo que las cicatrices de quemaduras, producto de los castigos de su madre, cubrían la piel de su espalda como marcas indelebles que la acompañarían hasta el final de sus días. Su madre había sido asesinada hace más de diez años a manos de su padrastro, pero aquellas palabras nunca murieron.

    —Desearía que te las hubieras llevado contigo, madre... Tus palabras... —dijo la peliblanca, ahora con ventiún años sentada junto a la tumba de su madre.


    #MonoRol | La metamorfosis de la inocencia Antes de que existiera la asesina, mucho antes de la chica mentalmente inestable, antes de la niña que fue reclutada por una organización secreta con el fin de ser entrenada para matar, antes de ser la niña del orfanato e incluso antes de la chiquilla que los policías hallaron junto al cuerpo sin vida de su madre, sin muestras de tristeza, sin lágrimas y sin llanto alguno; existió una pequeña que lloraba tras cada pequeña reprimenda, una niña con el cabello blanco como la nieve que anhelaba la calidez de un abrazo, una pizca de comprensión, o simplemente que su madre le permitiera salir una tarde a jugar y poder sentir el pasto bajo sus pies. Esa pequeña niña de ojos tristes, a sus seis años, se encontraba en uno de los salones de su casa; una habitación fría y desprovista de cualquier rastro de calidez. Las paredes blancas y desnudas parecían reflejar la frialdad de su madre, quien la observaba con una mirada crítica desde el otro lado de la habitación. —Levanta más la pierna, Illyiv. ¿De verdad eso es lo mejor que puedes hacer? —La voz de su madre resonaba con dureza, sin un ápice de compasión. Illyiv, con su pequeña figura temblorosa, intentaba cumplir con las exigencias de su madre. Sus músculos ardían de cansancio, pero no se atrevía a quejarse. Sabía que cualquier muestra de debilidad sería castigada. —Lo siento, mamá. Estoy tratando… —murmuró, su voz apenas audible. —Tratar no es suficiente. Debes ser perfecta. ¿Quieres ser una bailarina mediocre? —La madre de Illyiv se acercó, sus pasos resonando en el suelo de madera—. ¿Cómo es que tu cuerpo es tan débil? Illyiv bajó la mirada, sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos, que no tardaron en empezar a resbalar por su mejilla dejando surcos salados en su piel. Ella sabía que llorar no le servía de nada, pero no podía contener aquellas lagrimas, solo podía reprimir su llanto, ese que su madre siempre ignoraba. Con lágrimas silenciosas y amargas, se obligó a seguir practicando, sus movimientos cada vez más mecánicos y desprovistos de vida. Su energía se agotaba, su estómago rugía de hambre. Apenas había comido ese día, y la poca energía que le quedaba se desvanecía rápidamente. Sus músculos estaban tensos y adoloridos. —Mamá… no puedo más... —susurró. La madre de Illyiv la miró con amargura y profunda decepción. —Diez minutos. Tienes diez minutos para descansar. Luego, vuelves a practicar. Illyiv asintió débilmente y se dejó caer en el suelo, sus piernas temblando por el esfuerzo. Se arrastró hasta la ventana y se sentó, mirando hacia afuera mientras limpiaba sus lagrimas. Desde allí, podía ver a los hijos de los nuevos vecinos jugando en el parque de enfrente. Sus risas y gritos de alegría eran un recordatorio doloroso de lo que ella no podía tener. Deseaba con todas sus fuerzas unirse a ellos, correr y jugar como cualquier otro niño. Pero sabía que eso nunca sucedería. Sabía que eso era una fantasía inalcanzable. Su madre, con su mirada gélida y exigencias despiadadas, la había encerrado en una prisión de perfección, una prisión de la que no podía escapar. —¿Por qué no puedo salir a jugar con ellos, mamá? —preguntó Illyiv, su voz llena de anhelo. —Porque los niños de tu edad son inmaduros y no son capaces de pensar en sus futuros —respondió su madre con frialdad—. Solo serán una mala influencia para ti y una distracción. Ahorita no lo entiendes, pero algún día me lo agradecerás. Illyiv bajó la mirada, sintiendo una punzada de tristeza en su corazón. —Pero mamá, yo solo quiero salir a jugar y tener amigos… —Los amigos son una distracción —interrumpió su madre—. Por eso pago por clases particulares en casa en lugar de llevarte a un instituto. No quiero que las influencias de otros niños arruinen tu futuro en el ballet. Illyiv asintió lentamente, aunque no comprendía del todo las palabras de su madre. Solo sabía que se sentía sola y atrapada. Los diez minutos pasaron rápidamente, y su madre la llamó de nuevo. —Es hora de volver a practicar, Illyiv. No quiero escuchar más quejas. —La voz de su madre resonaba como un látigo, cortando el silencio de la habitación. Illyiv asintió, apartando la vista de la ventana. Suspiró y continuó con sus ejercicios, su cuerpo moviéndose con una precisión casi robótica. Cada error era castigado con severidad, y cada castigo la hacía más fuerte, más resistente. Esa situación, parecía repetirse día tras día. Con el tiempo, dejó de llorar. Las lágrimas se secaron, dejando en su lugar una coraza de indiferencia que la protegía del dolor. Llorar nunca servía de nada, su madre ignoraba el llanto de su propia hija, ¿Acaso había alguien más que pudiera venir a salvarla? Las lágrimas eran un lujo que no podía permitirse. "Que débil es tu cuerpo", repetía su madre cada vez que Illyiv mostraba signos de cansancio. "Nunca serás una bailarina si no te esfuerzas más." Las palabras de su madre, como espinas clavadas en su alma, se convirtieron en un mantra que la acompañaría durante toda su vida. "Qué débil es tu cuerpo“ resonaba en la cabeza de Illyiv, incluso después de más de diez años, cada vez que experimentaba un momento de debilidad o vulnerabilidad. "Qué débil es tu cuerpo" oía como un eco constante, cada vez que sentía dolor o cansancio. "Qué débil es tu cuerpo" recordaba, cada vez que cometía un error. "Qué débil es tu cuerpo" incluso cada vez que sangraba al herirse accidentalmente con sus propias armas. Esas palabras habían quedado grabadas en su mente, del mismo modo que las cicatrices de quemaduras, producto de los castigos de su madre, cubrían la piel de su espalda como marcas indelebles que la acompañarían hasta el final de sus días. Su madre había sido asesinada hace más de diez años a manos de su padrastro, pero aquellas palabras nunca murieron. —Desearía que te las hubieras llevado contigo, madre... Tus palabras... —dijo la peliblanca, ahora con ventiún años sentada junto a la tumba de su madre.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    OOC: He de hacer varios monoroles aquí sobre esta raposa viajando por Jonia.
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  • #Monorol

    𝗘𝗹 𝗢𝘀𝗼 𝗣𝗼𝗹𝗮𝗰𝗼

    ❝Y decir que estas fueron las tierras de la que era... Mi mejor amiga❞

    Reflexionaba en voz baja mientras un suspiro gélido de decepción, impregnado de triste melancolía, se deslizaba de sus labios. Hace años, cuando Dorian aún era parte de la policía, visitó Polonia por unas vacaciones y allí conoció a una persona maravillosa, o al menos fue maravillosa.

    Sasha Timber

    En la mente de Paranox, aquel nombre daba vueltas insistentemente como una mariposa del pasado que insistía en revolotear con sus alas de melancólia y momentos que alguna vez fueron momentos de felicidad, todo mientras ajustaba su rifle de precisión para disparar contra un importante mafioso conocido como "El Oso Polaco".

    Una vez que ajustó su rifle de precisión, calibrando con cuidado la mira telescópica, ajustando el visor y verificando el nivel de la burbuja para asegurar un disparo certero, respiró hondo y aquel nombre de aquella persona, su mejor amiga, se coló nuevamente en sus pensamientos.

    ❝Todo destrozado por el orgullo de nuestros corazones...❞

    Un súbito ardor le inundó el corazón, mientras una oleada de pensamientos le inundaba la mente.

    :Ø: Dorian ¿porque tienes que estar martirizandote por una amistad que dejó de ser? Al final ella se canso de ti como todos se cansan de ti, ya estamos acostumbrados. Te ocultaba cosas y fingía para que tú te sintieras bien hasta que ella misma colapso y prefirió elegirse a ella antes que a ti ¿Donde esta lo malo en eso?. Ella actuó de forma inmadura al hacer lo que hizo ¿Y tú? ¿Crees que lo que hiciste fue algo correcto?

    Con lágrimas que surcaban su delgado rostro, y una rabia abrasadora en su corazón, musitó mientras sostenía su rifle, su dedo estaba listo para apretar el gatillo pero temblaba a causa de aquel sentimiento profundo que embargaba a Paranox.

    ❝¡Que yo no la veía como algo más! ¡Imposible! Yo no nací para tener una relación amorosa con alguna yo solo... Yo solo quería una amistad sincera, yo solo quería saber lo que se siente ser amado ¿Porque ni eso puedo tener?❞

    :Ø: Porque no naciste para estar al lado de alguien, eres diferente Dorian y eso conlleva la soledad más fría y oscura ¿Que hay de malo en ello? Ella se confundió ¿Y? ¿Cuál es el problema? Al final todas las personas son malas y algún día te traicionaran o te dejarán solo, ella demostró eso... Aprende que el mundo es tu enemigo principal y tu debes resguardarte de todos esos lobos vestidos de ovejas.

    Lágrimas nublaban su visión sin embargo el intento limpiarlas pero apretaba los dientes con furia contenida, realmente no quería aceptar que su amistad se haya acabado por un simple mal entendido, o quizás también por lo injusto que era la vida con él, una vez localizó su objetivo, disparó.

    Aquel disparo fue tan silencioso como un susurro que se mezclaba con la calma del momento. La bala surcó el aire con una velocidad implacable, trazando una línea invisible hacia su destino. El impacto fue certero, un golpe preciso que atravesó la cabeza de aquel mafioso derribándolo al suelo en un instante. Paranox dejó el rifle allí y comenzó a escapar.

    En cuánto a su fracaso en una amistad fugaz, Dorian y Sasha habían tenido una linda relación amistosa hasta que un mal entendido y medidas drásticas dieron fin a aquello. Fue una de las razones por las que el joven Dorian dejó de creer en los demás y sigue sin creer. Quizás todo producto de su intensa paranoia o quizás producto de personas equivocadas...

    Sea como sea aquel peliblanco había perdido las esperanzas ya y sepultado su corazón, es por eso que asesina a sangre fría.
    #Monorol 𝗘𝗹 𝗢𝘀𝗼 𝗣𝗼𝗹𝗮𝗰𝗼 ❝Y decir que estas fueron las tierras de la que era... Mi mejor amiga❞ Reflexionaba en voz baja mientras un suspiro gélido de decepción, impregnado de triste melancolía, se deslizaba de sus labios. Hace años, cuando Dorian aún era parte de la policía, visitó Polonia por unas vacaciones y allí conoció a una persona maravillosa, o al menos fue maravillosa. Sasha Timber En la mente de Paranox, aquel nombre daba vueltas insistentemente como una mariposa del pasado que insistía en revolotear con sus alas de melancólia y momentos que alguna vez fueron momentos de felicidad, todo mientras ajustaba su rifle de precisión para disparar contra un importante mafioso conocido como "El Oso Polaco". Una vez que ajustó su rifle de precisión, calibrando con cuidado la mira telescópica, ajustando el visor y verificando el nivel de la burbuja para asegurar un disparo certero, respiró hondo y aquel nombre de aquella persona, su mejor amiga, se coló nuevamente en sus pensamientos. ❝Todo destrozado por el orgullo de nuestros corazones...❞ Un súbito ardor le inundó el corazón, mientras una oleada de pensamientos le inundaba la mente. :Ø: Dorian ¿porque tienes que estar martirizandote por una amistad que dejó de ser? Al final ella se canso de ti como todos se cansan de ti, ya estamos acostumbrados. Te ocultaba cosas y fingía para que tú te sintieras bien hasta que ella misma colapso y prefirió elegirse a ella antes que a ti ¿Donde esta lo malo en eso?. Ella actuó de forma inmadura al hacer lo que hizo ¿Y tú? ¿Crees que lo que hiciste fue algo correcto? Con lágrimas que surcaban su delgado rostro, y una rabia abrasadora en su corazón, musitó mientras sostenía su rifle, su dedo estaba listo para apretar el gatillo pero temblaba a causa de aquel sentimiento profundo que embargaba a Paranox. ❝¡Que yo no la veía como algo más! ¡Imposible! Yo no nací para tener una relación amorosa con alguna yo solo... Yo solo quería una amistad sincera, yo solo quería saber lo que se siente ser amado ¿Porque ni eso puedo tener?❞ :Ø: Porque no naciste para estar al lado de alguien, eres diferente Dorian y eso conlleva la soledad más fría y oscura ¿Que hay de malo en ello? Ella se confundió ¿Y? ¿Cuál es el problema? Al final todas las personas son malas y algún día te traicionaran o te dejarán solo, ella demostró eso... Aprende que el mundo es tu enemigo principal y tu debes resguardarte de todos esos lobos vestidos de ovejas. Lágrimas nublaban su visión sin embargo el intento limpiarlas pero apretaba los dientes con furia contenida, realmente no quería aceptar que su amistad se haya acabado por un simple mal entendido, o quizás también por lo injusto que era la vida con él, una vez localizó su objetivo, disparó. Aquel disparo fue tan silencioso como un susurro que se mezclaba con la calma del momento. La bala surcó el aire con una velocidad implacable, trazando una línea invisible hacia su destino. El impacto fue certero, un golpe preciso que atravesó la cabeza de aquel mafioso derribándolo al suelo en un instante. Paranox dejó el rifle allí y comenzó a escapar. En cuánto a su fracaso en una amistad fugaz, Dorian y Sasha habían tenido una linda relación amistosa hasta que un mal entendido y medidas drásticas dieron fin a aquello. Fue una de las razones por las que el joven Dorian dejó de creer en los demás y sigue sin creer. Quizás todo producto de su intensa paranoia o quizás producto de personas equivocadas... Sea como sea aquel peliblanco había perdido las esperanzas ya y sepultado su corazón, es por eso que asesina a sangre fría.
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