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𝖠𝗹𝘣𝗂𝗼𝗇 .ㅤ━
Puerta de Baldur poseía tabernas de lo más interesantes, algunas más "interesantes" que otras, a decir verdad. En aquella noche la Sirena Sonrojada acogía un recital de los mejores bardos de la ciudad, de hecho, la música, el gritería y el jolgorio se extendía por toda la calle, y por supuesto algunos cuantos borrachos.
Una mujer pelirroja estaba bebiendo en una jarra de barro, lo que seguramente era, hidromiel cuando un kobold de escamas azul como el óxido de cobre se subió al escenario y tocando una kalimba comenzó a cantar, el publico enloqueció coreando el nombre de aquella Kobold " Mippa, Mippa, Mippa" gritaban, por lo visto era famosa en aquel lado de la ciudad.
La mujer pelirroja miraba y escuchaba con atención aquello, nunca había visto un dragón en miniatura cantar con tanta soltura y desparpajo, además de embelesar a su público con unas alegres notas de kalimba. Já, la mujer pelirroja rió bajo mientras negaba con la cabeza y apoyaba la jarra de barro en la mesa donde estaba sentada.
Mujeres y hombres bailaban junto al escenario de los bardos, había felicidad y tanta alegría en aquel local que parecía increíble que apenas un año atrás la ciudad hubiera intentado ser conquistada por unos azotamentes.
Anraste, posó sus ojos otoñales en el interior de la jarra de barro, el color del licor no se distinguía debido a la penumbra del lugar y a el color del barro, pero el inconfundible aroma de la miel, y un suave toque a frutos rojos, dejaba claro que aquel licor había sido destilado con cuidado y de forma totalmente casera. Se tomó unos momentos para recordar su hogar y cómo echaba de menos La Corte Otoño, como estar lejos de casa siempre la ponía sentimental, la mujer pelirroja tenía una misión que debía de cumplir para poder volver a casa, encontrar el artefacto que se le robó a su monarca, un artefacto que en manos de personas con malas intenciones podría ser fatal, aquel artefacto al que los humanos llamaban "El fruto" en sus leyendas.
Si bien Mippa, la kobold bardo, tenía a todo el mundo bailando y coreando sus canciones Anraste se había sumido en sus pensamientos, repasando punto por punto todo lo que sabía sobre el artefacto que debía de encontrar, hasta que la voz del tabernero la interrumpió.
— << ¿Le relleno la jarra, preciosa?>>
Dijo un hombre regordete de mejillas sonrojadas y cara amable, portaba un delantal blanco, manchado de diferentes manchas no identificadas pero que sin duda sería comida, y además un trapo colgaba de su hombro, era el típico trapo que todo tabernero usa para secar las jarras de sus feligreses.
Anraste solo alzó la cabeza, miró con curiosidad al mortal y asintió suavemente.
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Puerta de Baldur poseía tabernas de lo más interesantes, algunas más "interesantes" que otras, a decir verdad. En aquella noche la Sirena Sonrojada acogía un recital de los mejores bardos de la ciudad, de hecho, la música, el gritería y el jolgorio se extendía por toda la calle, y por supuesto algunos cuantos borrachos.
Una mujer pelirroja estaba bebiendo en una jarra de barro, lo que seguramente era, hidromiel cuando un kobold de escamas azul como el óxido de cobre se subió al escenario y tocando una kalimba comenzó a cantar, el publico enloqueció coreando el nombre de aquella Kobold " Mippa, Mippa, Mippa" gritaban, por lo visto era famosa en aquel lado de la ciudad.
La mujer pelirroja miraba y escuchaba con atención aquello, nunca había visto un dragón en miniatura cantar con tanta soltura y desparpajo, además de embelesar a su público con unas alegres notas de kalimba. Já, la mujer pelirroja rió bajo mientras negaba con la cabeza y apoyaba la jarra de barro en la mesa donde estaba sentada.
Mujeres y hombres bailaban junto al escenario de los bardos, había felicidad y tanta alegría en aquel local que parecía increíble que apenas un año atrás la ciudad hubiera intentado ser conquistada por unos azotamentes.
Anraste, posó sus ojos otoñales en el interior de la jarra de barro, el color del licor no se distinguía debido a la penumbra del lugar y a el color del barro, pero el inconfundible aroma de la miel, y un suave toque a frutos rojos, dejaba claro que aquel licor había sido destilado con cuidado y de forma totalmente casera. Se tomó unos momentos para recordar su hogar y cómo echaba de menos La Corte Otoño, como estar lejos de casa siempre la ponía sentimental, la mujer pelirroja tenía una misión que debía de cumplir para poder volver a casa, encontrar el artefacto que se le robó a su monarca, un artefacto que en manos de personas con malas intenciones podría ser fatal, aquel artefacto al que los humanos llamaban "El fruto" en sus leyendas.
Si bien Mippa, la kobold bardo, tenía a todo el mundo bailando y coreando sus canciones Anraste se había sumido en sus pensamientos, repasando punto por punto todo lo que sabía sobre el artefacto que debía de encontrar, hasta que la voz del tabernero la interrumpió.
— << ¿Le relleno la jarra, preciosa?>>
Dijo un hombre regordete de mejillas sonrojadas y cara amable, portaba un delantal blanco, manchado de diferentes manchas no identificadas pero que sin duda sería comida, y además un trapo colgaba de su hombro, era el típico trapo que todo tabernero usa para secar las jarras de sus feligreses.
Anraste solo alzó la cabeza, miró con curiosidad al mortal y asintió suavemente.