Inglaterra, 1876
Querido amigo:
Espero que esta carta le encuentre a salvo en su continuo ir y venir por tierras lejanas. Aquí en el castillo los días avanzan con la rutina de siempre, aunque a veces ocurren pequeños sucesos dignos de ser contados. Hace apenas una semana, una de las sirvientas más jóvenes dejó caer una bandeja al ver cómo uno de los grandes perros del ala oeste se escapaba de la cocina con un pan entero en la boca. Yo observé desde el corredor al mayordomo correr detrás del animal.
He dedicado más tiempo a practicar mi escritura. Usted notará, quizá, que mi caligrafía ha mejorado un poco desde mi última carta. Mis manos aunque ya sabe usted cómo son, responden cada vez mejor. Logro sostener la pluma con más firmeza, aunque el pulgar, caprichoso como siempre, en ocasiones se niega a doblarse como debería.
Me pregunto cuándo tendré ocasión de verlo. He leído tantas de sus aventuras y olvido que jamás he visto su rostro. Me intriga pensar cómo será.
Agradeceré saber de usted tan pronto como le sea posible. Siempre es un placer recibir noticias suyas, incluso cuando llegan desde confines que no puedo imaginar.
Con todo mi afecto,
Su fiel amiga.
Julie.
Inglaterra, 1876
Querido amigo:
Espero que esta carta le encuentre a salvo en su continuo ir y venir por tierras lejanas. Aquí en el castillo los días avanzan con la rutina de siempre, aunque a veces ocurren pequeños sucesos dignos de ser contados. Hace apenas una semana, una de las sirvientas más jóvenes dejó caer una bandeja al ver cómo uno de los grandes perros del ala oeste se escapaba de la cocina con un pan entero en la boca. Yo observé desde el corredor al mayordomo correr detrás del animal.
He dedicado más tiempo a practicar mi escritura. Usted notará, quizá, que mi caligrafía ha mejorado un poco desde mi última carta. Mis manos aunque ya sabe usted cómo son, responden cada vez mejor. Logro sostener la pluma con más firmeza, aunque el pulgar, caprichoso como siempre, en ocasiones se niega a doblarse como debería.
Me pregunto cuándo tendré ocasión de verlo. He leído tantas de sus aventuras y olvido que jamás he visto su rostro. Me intriga pensar cómo será.
Agradeceré saber de usted tan pronto como le sea posible. Siempre es un placer recibir noticias suyas, incluso cuando llegan desde confines que no puedo imaginar.
Con todo mi afecto,
Su fiel amiga.
Julie.