Había llegado el día de la exposición de arte en la que
Eunwoo Kim expondría su trabajo en una galería de París.
Elorien lo había dispuesto y organizado todo para que no sufrieran ningún contratiempo. En la agencia ya estaban avisados y preparados para cuando llegasen; Elorien era su niño de oro, nunca había pedido nada, así que le dieron el gusto más que encantados. Incluso le cedieron uno de los mercedes negros con chófer, para usarlo durante la jornada.
Elorien estaba algo nervioso. Le mandó un mensaje a Eunwoo, diciéndole que se encontraba abajo esperando. Cuando lo vio aparecer, este le hizo arrancar un suspiro. Se atrevería a decir que aquellas heridas aún marcadas en su rostro le añadían un plus a esa belleza peligrosa.
Elorien vestía de forma sencilla, pero siempre elegante. Aunque había pedido en la agencia que le preparasen algunas opciones por si encontraba algo más acorde, quería que todo fuera perfecto.
El ángel sostenía con sus manos, perfectamente enguantadas en piel, dos vasos de café para llevar de cartón, con esa tapadera típica para evitar que se derrame.
- Bonjour Eunwoo...- dijo el serafín con una cálida sonrisa, tendiéndole el café que le había comprado.
Ambos entraron en la parte trasera del vehículo; olía a asientos de cuero nuevo. Los cristales eran tintados, al igual que aquel que separaba al chofer de los pasajeros. Tenía una pequeña ventanilla corrediza que se podía abrir y cerrar en caso de que se necesitara comunicación.Una vez listos, el coche se puso en marcha.
Estuvieron unos minutos hablando. Aún no había salido el tema de por qué el coche o cuál era el sitio al que iban. En algún momento tendría que hablarle sobre su segundo trabajo, pero por alguna razón le daba algo de vergüenza. Él no se veía nada especial como para recibir todo ese tipo de atención. Además, desde que salió en la revista VOGUE muchas marcas lo llamaban y aquello lo estaba abrumando.
Y como bien sabemos el destino suele ser muy caprichoso y aquel día no sería una excepción. Estaban disfrutando del centro parisino, observando el casco antiguo; Elorien le hablaba sobre la arquitectura y que había participado en la restauración de algunas de esas fachadas. Y entonces, parando en un semáforo, allí estaba. Un cartel publicitario que ocupaba prácticamente una fachada de un edificio entero, con su cara promocionando la fragancia de Gucci Flora.
Elorien sintió como su cara enrojeció de súbito, rezando por que Eunwoo no se hubiese fijado o que al menos no lo reconociese. Nadie se esperaría ver a su ¿amigo?, en un mural de varios metros de altura... ¿verdad?
Había llegado el día de la exposición de arte en la que [whisper_scarlet_hawk_977] expondría su trabajo en una galería de París.
Elorien lo había dispuesto y organizado todo para que no sufrieran ningún contratiempo. En la agencia ya estaban avisados y preparados para cuando llegasen; Elorien era su niño de oro, nunca había pedido nada, así que le dieron el gusto más que encantados. Incluso le cedieron uno de los mercedes negros con chófer, para usarlo durante la jornada.
Elorien estaba algo nervioso. Le mandó un mensaje a Eunwoo, diciéndole que se encontraba abajo esperando. Cuando lo vio aparecer, este le hizo arrancar un suspiro. Se atrevería a decir que aquellas heridas aún marcadas en su rostro le añadían un plus a esa belleza peligrosa.
Elorien vestía de forma sencilla, pero siempre elegante. Aunque había pedido en la agencia que le preparasen algunas opciones por si encontraba algo más acorde, quería que todo fuera perfecto.
El ángel sostenía con sus manos, perfectamente enguantadas en piel, dos vasos de café para llevar de cartón, con esa tapadera típica para evitar que se derrame.
- Bonjour Eunwoo...- dijo el serafín con una cálida sonrisa, tendiéndole el café que le había comprado.
Ambos entraron en la parte trasera del vehículo; olía a asientos de cuero nuevo. Los cristales eran tintados, al igual que aquel que separaba al chofer de los pasajeros. Tenía una pequeña ventanilla corrediza que se podía abrir y cerrar en caso de que se necesitara comunicación.Una vez listos, el coche se puso en marcha.
Estuvieron unos minutos hablando. Aún no había salido el tema de por qué el coche o cuál era el sitio al que iban. En algún momento tendría que hablarle sobre su segundo trabajo, pero por alguna razón le daba algo de vergüenza. Él no se veía nada especial como para recibir todo ese tipo de atención. Además, desde que salió en la revista VOGUE muchas marcas lo llamaban y aquello lo estaba abrumando.
Y como bien sabemos el destino suele ser muy caprichoso y aquel día no sería una excepción. Estaban disfrutando del centro parisino, observando el casco antiguo; Elorien le hablaba sobre la arquitectura y que había participado en la restauración de algunas de esas fachadas. Y entonces, parando en un semáforo, allí estaba. Un cartel publicitario que ocupaba prácticamente una fachada de un edificio entero, con su cara promocionando la fragancia de Gucci Flora.
Elorien sintió como su cara enrojeció de súbito, rezando por que Eunwoo no se hubiese fijado o que al menos no lo reconociese. Nadie se esperaría ver a su ¿amigo?, en un mural de varios metros de altura... ¿verdad?