Es ineludible, la imagen de tu silueta se volvió una sombra que me acompañará el resto de mi vida.
Una sombra cuyo rostro es incierto.
Un tacto que no transmite calor ni frío, aunque existe.
Y el deseo de jamás volvernos a encontrar ha crecido.
Derivado del cansancio, de la derrota.
Aunque este cuerpo siga dando pasos, aunque mi vida se llene de encuentros destinados, el camino final que he decidido no cambiará su rumbo.
Cuando esta vida acabe espero jamás volver.
Ni hoy, ni mañana, ni nunca.
Es ineludible, la imagen de tu silueta se volvió una sombra que me acompañará el resto de mi vida.
Una sombra cuyo rostro es incierto.
Un tacto que no transmite calor ni frío, aunque existe.
Y el deseo de jamás volvernos a encontrar ha crecido.
Derivado del cansancio, de la derrota.
Aunque este cuerpo siga dando pasos, aunque mi vida se llene de encuentros destinados, el camino final que he decidido no cambiará su rumbo.
Cuando esta vida acabe espero jamás volver.
Ni hoy, ni mañana, ni nunca.