• Las estrellas daban un espectáculo a nuestros ojos, estado bajo de ellas. Era simplemente un momento de paz para ambos, hasta que, volteé y me apoyé sobre mi brazo, sintiendo el calor abrigador del pelaje de mis colas, mirándote.

    —¿Crees que alguna vez, los humanos dejarán de ser los monstruos que son ahora…?

    Cuestioné a tu persona, mientras mis ojos color ambar buscaban una respuesta sincera a mi pregunta.
    Las estrellas daban un espectáculo a nuestros ojos, estado bajo de ellas. Era simplemente un momento de paz para ambos, hasta que, volteé y me apoyé sobre mi brazo, sintiendo el calor abrigador del pelaje de mis colas, mirándote. —¿Crees que alguna vez, los humanos dejarán de ser los monstruos que son ahora…? Cuestioné a tu persona, mientras mis ojos color ambar buscaban una respuesta sincera a mi pregunta.
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  • “Las cadenas no siempre aprisionan,
    a veces solo evitan que caigas más.”*
    — Moon

    La luna me observa.
    No con ternura, sino con esa compasión distante que solo los astros conocen.
    Selene me ha visto romperme una y otra vez,
    forjando con mis propias manos las cadenas que ahora reposan sobre mi alma.

    No fueron impuestas; las acepté.
    Cada eslabón lleva el nombre de un recuerdo,
    el eco de una voz que prometió quedarse… y no lo hizo.
    Hay noches en que el reflejo plateado de la luna
    me tiembla en la piel,
    y entonces el deseo me vence:
    quisiera un abrazo.

    Uno sincero, sin compasión ni rescate,
    uno que no busque curar lo que ya está muerto,
    sino acompañar la ruina con la misma devoción
    con la que la noche acompaña al lobo.
    Extraño reír sin pensar,
    sonreír sin sentido,
    sentir que el calor no siempre quema.
    Pero el mundo se ha vuelto experto en fingir afecto,
    y yo, en reconocerlo.

    He aprendido que los brazos falsos
    dejan cicatrices más hondas
    que los hierros que me atan.
    Por eso vuelvo a mis cadenas.
    A su tacto helado, a su verdad sin disfraces.
    En ellas no hay traición,
    solo silencio…
    y ese silencio, al menos, no miente.

    Quizá algún día alguien vea más allá del hierro,
    más allá del lobo que guarda su soledad
    como ofrenda a la luna.
    Pero hasta entonces…
    prefiero la prisión que conozco,
    a los brazos que mienten.
    “Las cadenas no siempre aprisionan, a veces solo evitan que caigas más.”* — Moon La luna me observa. No con ternura, sino con esa compasión distante que solo los astros conocen. Selene me ha visto romperme una y otra vez, forjando con mis propias manos las cadenas que ahora reposan sobre mi alma. No fueron impuestas; las acepté. Cada eslabón lleva el nombre de un recuerdo, el eco de una voz que prometió quedarse… y no lo hizo. Hay noches en que el reflejo plateado de la luna me tiembla en la piel, y entonces el deseo me vence: quisiera un abrazo. Uno sincero, sin compasión ni rescate, uno que no busque curar lo que ya está muerto, sino acompañar la ruina con la misma devoción con la que la noche acompaña al lobo. Extraño reír sin pensar, sonreír sin sentido, sentir que el calor no siempre quema. Pero el mundo se ha vuelto experto en fingir afecto, y yo, en reconocerlo. He aprendido que los brazos falsos dejan cicatrices más hondas que los hierros que me atan. Por eso vuelvo a mis cadenas. A su tacto helado, a su verdad sin disfraces. En ellas no hay traición, solo silencio… y ese silencio, al menos, no miente. Quizá algún día alguien vea más allá del hierro, más allá del lobo que guarda su soledad como ofrenda a la luna. Pero hasta entonces… prefiero la prisión que conozco, a los brazos que mienten.
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  • MÓNACO: Un Verano Sin Ti.
    Fandom OC
    Categoría Slice of Life
    ⤷ ゛𝙲𝚑𝚒𝚌𝚊𝚐𝚘 – 𝙻𝚘𝚞𝚒𝚜 𝚃𝚘𝚖𝚕𝚒𝚗𝚜𝚘𝚗 ˎˊ˗

    ᴜꜱꜱᴇʀ ʀᴏʟ:
    ╰─ ─╮
    ˚₊ ˚ ‧₊ .:・˚₊ ˚ ‧╰┈➤ 𝕯𝖊𝖗𝖆𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑

    𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ

    ℰ𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾ℴ | ᪐ƽ 𝒹ℯ 𝒜ℊℴ𝓈𝓉ℴ

    Si hay algo que extraño de mi niñez, sin duda alguna serían los veranos en Mónaco.

    Había algo casi irreal en esos días —el sol siempre parecía brillar distinto sobre el mar, el aire olía a sal, y el mundo entero se reducía a una sucesión de risas, chapuzones y promesas de que todo sería eterno. Recuerdo las playas, doradas y ruidosas, las caminatas descalza sobre la arena caliente, el sonido de las gaviotas mezclándose con la música que salía desde la terraza de la mansión.

    La casa… Era más que un hogar temporal. Era un escenario de lujo y caos donde cuatro familias se fundían en una sola. Adultos con copas en la mano riendo entre conversaciones interminables, y nosotros, los niños, corriendo entre pasillos que parecían no tener fin. Nos escabullíamos a los cuartos para hacer pijamadas improvisadas, nos escondíamos debajo de las mesas del comedor, inventábamos historias de fantasmas y hacíamos pactos que jurábamos cumplir incluso de adultos.

    No dudaba ni por un segundo que aquellos veranos habían sido los mejores de mi vida.

    O al menos así fueron… Hasta que Deran dejó de ir.

    (…)

    𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ



    ╭┈ • ┈┈┈ 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈┈• ┈╮

    El vuelo privado descendía suavemente entre las nubes, y el murmullo constante de los motores era casi un arrullo más que un ruido. Katherine observaba por la ventanilla, viendo cómo el azul del cielo se deshacía en el horizonte y el mar de Niza se extendía debajo como una seda brillante. Frente a ella, Olivia dormía con la cabeza recostada sobre su hombro, un mechón rebelde pegado a su mejilla. Ezra, en cambio, permanecía al otro lado del pasillo, con un libro abierto.

    Para la joven rubia, aquello no tenía nada de extraordinario. Era lo de siempre: el vuelo privado, los asientos de cuero marfil, las cortinas de lino beige, la bandeja de plata con jugo recién exprimido y los croissants aún tibios. El piloto ya había anunciado que aterrizarían en cuestión de minutos, y ella ni siquiera levantó la vista. Estaba acostumbrada. Ese era el ritmo natural de los Hamilton —una familia para la que el lujo no era un privilegio, sino una costumbre.

    Cuando el avión tocó tierra, el movimiento fue tan suave que apenas se notó. Nini, la niñera, se apresuró a despertar a su hermana menor con una sonrisa, mientras Clara, su madre, revisaba distraídamente su teléfono y Nicolas, su padre, hablaba con uno de los asistentes de vuelo, organizando el siguiente tramo del viaje.

    Apenas descendieron por la escalerilla, el aire cálido del mediodía los envolvió. En la pista privada los esperaba un helicóptero negro con los emblemas dorados de la familia grabados en los costados. Las hélices giraban lentamente, haciendo que los cabellos, castaño claro, de Olivia se levantaran como una corona desordenada.

    El intercambio fue rápido, casi coreográfico. Un asistente tomó las maletas, otro ofreció a Clara su sombrero, y Katherine, con la naturalidad de quien lo ha hecho mil veces, subió al helicóptero sin esperar indicaciones. Ezra la siguió, ajustando su reloj inteligente, el último en el mercado, y detrás de ellos subieron Nini y la pequeña, que aún sostenía un pequeño peluche entre los brazos.

    En cuestión de minutos, las hélices rugieron con más fuerza, y el helicóptero se elevó, dejando atrás el aeropuerto de Niza. Bajo ellos, la costa se desplegaba como un sueño familiar. Katherine apoyó la frente contra el vidrio y vio, a lo lejos, el punto blanco de la mansión, rodeado de jardines y con el mar respirando a pocos metros.

    Otro verano en Mónaco.

    ╰┈ • ┈ 𝙁𝙞𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈• ┈╯


    ·༻𝗣𝗥𝗘𝗦𝗘𝗡𝗧𝗘༺·


    Katherine estaba en su despacho, con las mangas de la blusa arremangadas hasta los codos y un mechón suelto cayéndole sobre el rostro. Había pasado la última hora ordenando expedientes y archivando casos viejos en cajas de cartón que ya casi no cabían en la repisa. El sonido del papel y el roce de las carpetas la mantenían concentrada, o al menos lo intentaban.

    La puerta, que permanecía entreabierta, se golpeó suavemente desde el otro lado. La joven abogada alzó la vista justo cuando la figura de Rachel apareció en el marco, recostada con naturalidad, como si el umbral de esa habitación fuese su hábitat natural.

    —¿Vas a invitar a tu hermano? —preguntó con una sonrisa apenas perceptible.

    Katherine suspiró, apoyando el último expediente sobre la mesa. Sabía exactamente a qué se refería.

    —No lo creo. La cena de presentación con papá está bien. —Su voz fue firme, aunque un dejo de duda se coló entre las palabras—. Hace tiempo que no veo a Ezra, sobre todo desde que se fue a Londres. Tal vez deberíamos dejarlo para otra ocasión.

    Rachel asintió despacio, comprendiendo. La pelinegra se acercó un par de pasos, con esa calma suya que contrastaba con la tensión que siempre flotaba en el aire cuando el apellido Hamilton estaba de por medio.

    —¿Tienes algún menú planeado? —preguntó, arqueando una ceja con un tono casi juguetón.

    Katherine la miró, incrédula, como si acabara de escuchar la pregunta más absurda del día.

    —Definitivamente tengo un menú planeado —respondió, dejando el archivo con un golpe seco dentro de la caja—. También tengo los outfits planeados, la decoración de la mesa planeada, y no quiero que ni un puto cubierto esté fuera de su lugar.

    El tono de su voz se endureció al final, cargado de ese perfeccionismo que a veces era su refugio, y otras, su condena.

    Rachel no dijo nada. Solo se acercó hasta quedar frente a ella, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso lento, el tipo de beso que desarma cualquier estructura cuidadosamente construida.

    —Entonces —susurró contra sus labios, con una media sonrisa—, vamos a dar una cena perfecta este sábado.
    ⤷ ゛𝙲𝚑𝚒𝚌𝚊𝚐𝚘 – 𝙻𝚘𝚞𝚒𝚜 𝚃𝚘𝚖𝚕𝚒𝚗𝚜𝚘𝚗 ˎˊ˗ ᴜꜱꜱᴇʀ ʀᴏʟ: ╰─ 👤 ─╮ ˚₊ ˚ ‧₊ .:・˚₊ ˚ ‧╰┈➤ [nova_navy_mouse_914] 𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ ℰ𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾ℴ | ᪐ƽ 𝒹ℯ 𝒜ℊℴ𝓈𝓉ℴ Si hay algo que extraño de mi niñez, sin duda alguna serían los veranos en Mónaco. Había algo casi irreal en esos días —el sol siempre parecía brillar distinto sobre el mar, el aire olía a sal, y el mundo entero se reducía a una sucesión de risas, chapuzones y promesas de que todo sería eterno. Recuerdo las playas, doradas y ruidosas, las caminatas descalza sobre la arena caliente, el sonido de las gaviotas mezclándose con la música que salía desde la terraza de la mansión. La casa… Era más que un hogar temporal. Era un escenario de lujo y caos donde cuatro familias se fundían en una sola. Adultos con copas en la mano riendo entre conversaciones interminables, y nosotros, los niños, corriendo entre pasillos que parecían no tener fin. Nos escabullíamos a los cuartos para hacer pijamadas improvisadas, nos escondíamos debajo de las mesas del comedor, inventábamos historias de fantasmas y hacíamos pactos que jurábamos cumplir incluso de adultos. No dudaba ni por un segundo que aquellos veranos habían sido los mejores de mi vida. O al menos así fueron… Hasta que Deran dejó de ir. (…) 𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ ╭┈ • ┈┈┈ 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈┈• ┈╮ El vuelo privado descendía suavemente entre las nubes, y el murmullo constante de los motores era casi un arrullo más que un ruido. Katherine observaba por la ventanilla, viendo cómo el azul del cielo se deshacía en el horizonte y el mar de Niza se extendía debajo como una seda brillante. Frente a ella, Olivia dormía con la cabeza recostada sobre su hombro, un mechón rebelde pegado a su mejilla. Ezra, en cambio, permanecía al otro lado del pasillo, con un libro abierto. Para la joven rubia, aquello no tenía nada de extraordinario. Era lo de siempre: el vuelo privado, los asientos de cuero marfil, las cortinas de lino beige, la bandeja de plata con jugo recién exprimido y los croissants aún tibios. El piloto ya había anunciado que aterrizarían en cuestión de minutos, y ella ni siquiera levantó la vista. Estaba acostumbrada. Ese era el ritmo natural de los Hamilton —una familia para la que el lujo no era un privilegio, sino una costumbre. Cuando el avión tocó tierra, el movimiento fue tan suave que apenas se notó. Nini, la niñera, se apresuró a despertar a su hermana menor con una sonrisa, mientras Clara, su madre, revisaba distraídamente su teléfono y Nicolas, su padre, hablaba con uno de los asistentes de vuelo, organizando el siguiente tramo del viaje. Apenas descendieron por la escalerilla, el aire cálido del mediodía los envolvió. En la pista privada los esperaba un helicóptero negro con los emblemas dorados de la familia grabados en los costados. Las hélices giraban lentamente, haciendo que los cabellos, castaño claro, de Olivia se levantaran como una corona desordenada. El intercambio fue rápido, casi coreográfico. Un asistente tomó las maletas, otro ofreció a Clara su sombrero, y Katherine, con la naturalidad de quien lo ha hecho mil veces, subió al helicóptero sin esperar indicaciones. Ezra la siguió, ajustando su reloj inteligente, el último en el mercado, y detrás de ellos subieron Nini y la pequeña, que aún sostenía un pequeño peluche entre los brazos. En cuestión de minutos, las hélices rugieron con más fuerza, y el helicóptero se elevó, dejando atrás el aeropuerto de Niza. Bajo ellos, la costa se desplegaba como un sueño familiar. Katherine apoyó la frente contra el vidrio y vio, a lo lejos, el punto blanco de la mansión, rodeado de jardines y con el mar respirando a pocos metros. Otro verano en Mónaco. ╰┈ • ┈ 𝙁𝙞𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈• ┈╯ ·༻𝗣𝗥𝗘𝗦𝗘𝗡𝗧𝗘༺· Katherine estaba en su despacho, con las mangas de la blusa arremangadas hasta los codos y un mechón suelto cayéndole sobre el rostro. Había pasado la última hora ordenando expedientes y archivando casos viejos en cajas de cartón que ya casi no cabían en la repisa. El sonido del papel y el roce de las carpetas la mantenían concentrada, o al menos lo intentaban. La puerta, que permanecía entreabierta, se golpeó suavemente desde el otro lado. La joven abogada alzó la vista justo cuando la figura de Rachel apareció en el marco, recostada con naturalidad, como si el umbral de esa habitación fuese su hábitat natural. —¿Vas a invitar a tu hermano? —preguntó con una sonrisa apenas perceptible. Katherine suspiró, apoyando el último expediente sobre la mesa. Sabía exactamente a qué se refería. —No lo creo. La cena de presentación con papá está bien. —Su voz fue firme, aunque un dejo de duda se coló entre las palabras—. Hace tiempo que no veo a Ezra, sobre todo desde que se fue a Londres. Tal vez deberíamos dejarlo para otra ocasión. Rachel asintió despacio, comprendiendo. La pelinegra se acercó un par de pasos, con esa calma suya que contrastaba con la tensión que siempre flotaba en el aire cuando el apellido Hamilton estaba de por medio. —¿Tienes algún menú planeado? —preguntó, arqueando una ceja con un tono casi juguetón. Katherine la miró, incrédula, como si acabara de escuchar la pregunta más absurda del día. —Definitivamente tengo un menú planeado —respondió, dejando el archivo con un golpe seco dentro de la caja—. También tengo los outfits planeados, la decoración de la mesa planeada, y no quiero que ni un puto cubierto esté fuera de su lugar. El tono de su voz se endureció al final, cargado de ese perfeccionismo que a veces era su refugio, y otras, su condena. Rachel no dijo nada. Solo se acercó hasta quedar frente a ella, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso lento, el tipo de beso que desarma cualquier estructura cuidadosamente construida. —Entonces —susurró contra sus labios, con una media sonrisa—, vamos a dar una cena perfecta este sábado.
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  • Conectada con la naturaleza, el bosque es el mejor lugar para vivir, ¿No creen?
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  • —El insomnio~

    Suspirando, tomaba su celular, poniéndose a revisar algunas cosas luego de dejar a su bebé durmiendo cerca suyo.
    —El insomnio~ Suspirando, tomaba su celular, poniéndose a revisar algunas cosas luego de dejar a su bebé durmiendo cerca suyo.
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  • - ¡Groaaar!

    Luego del rugido comienza a exhalar su aliento de fuego para encender nuevamente una fogata nueva, no necesita la luz para ver en la oscuridad, sino que los que merodean en estas tierras salvajes evitan el fuego.
    - ¡Groaaar! Luego del rugido comienza a exhalar su aliento de fuego para encender nuevamente una fogata nueva, no necesita la luz para ver en la oscuridad, sino que los que merodean en estas tierras salvajes evitan el fuego.
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  • He de olvidar otros amores, solo para ubicarme en ti.

    He de poner mis distancias con otras, porque siempre estaré serca de ti.

    He de no tener una vista alegre,
    Porque mis ojos solo te verán a ti.

    Y así, cada rastro de mi perfume,
    Cada paso dado,
    Cada sonrisa que había regalado,
    Cada beso que había entregado,
    He de ponerla en una caja...
    Y ofrecertelo solo a ti.
    He de olvidar otros amores, solo para ubicarme en ti. He de poner mis distancias con otras, porque siempre estaré serca de ti. He de no tener una vista alegre, Porque mis ojos solo te verán a ti. Y así, cada rastro de mi perfume, Cada paso dado, Cada sonrisa que había regalado, Cada beso que había entregado, He de ponerla en una caja... Y ofrecertelo solo a ti.
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  • ────Dicen que si acercas tu oído a una caracola, puedes oírla susurrarte los secretos del mar. Si presto atención, juraría que esta que encontré me acaba de recomendar probar un mojito. Creo que el mar y yo nos entendemos.
    ────Dicen que si acercas tu oído a una caracola, puedes oírla susurrarte los secretos del mar. Si presto atención, juraría que esta que encontré me acaba de recomendar probar un mojito. Creo que el mar y yo nos entendemos.
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  • ⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯
    どう、頑張っても僕は普通
    この、生涯全部ビビディバビヴー
    どうしようもないこと吐く、白昼夢に
    今世紀最期のプロポーズをしよう
    嫌われちゃったら、どうしよう
    とか、考えてんの色々
    嫌われちゃったら、どうしよう
    とか、考えてんの色々。
    ⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯

    El karaoke es divertido


    https://youtu.be/VDdLF1YubI0?si=FuVg40NLHvaxXcoc
    ⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯ どう、頑張っても僕は普通 この、生涯全部ビビディバビヴー どうしようもないこと吐く、白昼夢に 今世紀最期のプロポーズをしよう 嫌われちゃったら、どうしよう とか、考えてんの色々 嫌われちゃったら、どうしよう とか、考えてんの色々。 ⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯ El karaoke es divertido https://youtu.be/VDdLF1YubI0?si=FuVg40NLHvaxXcoc
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  • La primera y última noche
    Fandom OC
    Categoría Acción
    ''En la fría noche, hojas crepitaban, la fría brisa nocturna era helada... Una pequeña figura al borde de un risco y un condujo, fallido...?''

    Unas cuantas palabras lentas y torpes salían de sus labios, con un solo propósito, completar ese maldito conjuro que le había costado meses en completar o siquiera recitar sin torpeza. Sus mechones de color obsidiana revolotean levemente con la brisa mezclándose con el azul anochecer lentamente apunto del amanecer. Sus pestañas como plumas, revolotearon, el frío de la noche apenas penetrando sus muñecas, estando sus manos enguantadas por el cuero de cordera que alguna vez su mentor le había regalado.

    — Vamos...

    Un murmuró frustrado se le escapo. Estrellas y halos de luz empezaron a rodearla como un buen augurio, Sus ojos, dos lagunas cristalinas adornadas por dos pupilas perladas, reflejando el asombro y talvez de incredulidad ante tal logro, puesto, a pesar de lo que las leyendas decían solo eran casualidades, siento este hechizo, todos sus esfuerzos y al menos no fueron en vano... O tal fueron una desgracia.

    Como una daga, una brecha tan rápida que siquiera pudo percibirla al instante en que apareció dejo salir una sombra; un demonio del mismo averno? No... Del mismo WARP, esa dimensión que se esparcía como una plaga. No pudo evitar soltar un jadeo respingón, sus dedos intentaron invocar un hechizo de protección pero se detuvieron en el instante donde tal vestía la tomo a ella misma de su frágil cuello. Un jadeo estrangulado escapo de su garganta, siendo curiosamente el hechizo mal echo y sin terminar, lo que logro cerrar la dimensión de dónde apareció tal escoria, pero no hacerla volver...

    — Kkhs..!

    Jadeaba intentando liberarse. Este era su final, creía, tan rápido? Tan prematuro?? Su visión se nublaba y cuando apenas pudo levantar un dedo vio como el mismísimo tiempo se paralizada frente a sus ojos. Un hechizo de tal magnitud siquiera era posible hasta la fecha, en su epoca a no ser que...
    ''En la fría noche, hojas crepitaban, la fría brisa nocturna era helada... Una pequeña figura al borde de un risco y un condujo, fallido...?'' Unas cuantas palabras lentas y torpes salían de sus labios, con un solo propósito, completar ese maldito conjuro que le había costado meses en completar o siquiera recitar sin torpeza. Sus mechones de color obsidiana revolotean levemente con la brisa mezclándose con el azul anochecer lentamente apunto del amanecer. Sus pestañas como plumas, revolotearon, el frío de la noche apenas penetrando sus muñecas, estando sus manos enguantadas por el cuero de cordera que alguna vez su mentor le había regalado. — Vamos... Un murmuró frustrado se le escapo. Estrellas y halos de luz empezaron a rodearla como un buen augurio, Sus ojos, dos lagunas cristalinas adornadas por dos pupilas perladas, reflejando el asombro y talvez de incredulidad ante tal logro, puesto, a pesar de lo que las leyendas decían solo eran casualidades, siento este hechizo, todos sus esfuerzos y al menos no fueron en vano... O tal fueron una desgracia. Como una daga, una brecha tan rápida que siquiera pudo percibirla al instante en que apareció dejo salir una sombra; un demonio del mismo averno? No... Del mismo WARP, esa dimensión que se esparcía como una plaga. No pudo evitar soltar un jadeo respingón, sus dedos intentaron invocar un hechizo de protección pero se detuvieron en el instante donde tal vestía la tomo a ella misma de su frágil cuello. Un jadeo estrangulado escapo de su garganta, siendo curiosamente el hechizo mal echo y sin terminar, lo que logro cerrar la dimensión de dónde apareció tal escoria, pero no hacerla volver... — Kkhs..! Jadeaba intentando liberarse. Este era su final, creía, tan rápido? Tan prematuro?? Su visión se nublaba y cuando apenas pudo levantar un dedo vio como el mismísimo tiempo se paralizada frente a sus ojos. Un hechizo de tal magnitud siquiera era posible hasta la fecha, en su epoca a no ser que...
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    Individual
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