Cada flash de las cámaras parecía cegarlo un poco más, sin importar a dónde mirara. En realidad, no era algo que le molestaba. De hecho, amaba ser el centro de atención y que los flashes lo inundaran, pero no en ese momento. No con tantas estupideces por preguntas.
—Jack, ¿acaso no te interesa el poner las personas a salvo?
—¿No puedes controlar tus poderes?
—¿Por qué los civiles deben sufrir las consecuencias de tus actos egoístas?
Y así, un sinfín de preguntas más. Desde hacía varios minutos atrás el rubio se había cansado de escucharlos. Era tan fácil como hacer que se desintegren en ese mismo instante. Solo así iba a conseguir silencio.
Inhaló profundo, con sus dedos entrelazados, manos encima de la mesa en frente de donde estaba sentado.
—No los entiendo. ¿A qué vienen esas quejas? —trató de sonar calmado, fallando un poco en el intento— Déjenme preguntarles algo: ¿quieren un trabajo rápido para acabar con la amenaza mayor o quieren que actúe de manera delicada, calculando cada acción, y que se junten cadáveres mientras tanto? No pueden ser ambas cosas. Elijan una.
Su hablar directo dejó solo pequeños murmullos alrededor, él sonrió satisfecho.
—Es lo que creí.
Esas palabras empezaron a repetirse por toda radio y televisión como disco rayado. Tal vez no fue el mejor movimiento, pero no iba a dejar que menospreciaran su trabajo cuando deberían estar agradeciéndole. Por algo ellos dependían de los Supers y no al revés.
Cada flash de las cámaras parecía cegarlo un poco más, sin importar a dónde mirara. En realidad, no era algo que le molestaba. De hecho, amaba ser el centro de atención y que los flashes lo inundaran, pero no en ese momento. No con tantas estupideces por preguntas.
—Jack, ¿acaso no te interesa el poner las personas a salvo?
—¿No puedes controlar tus poderes?
—¿Por qué los civiles deben sufrir las consecuencias de tus actos egoístas?
Y así, un sinfín de preguntas más. Desde hacía varios minutos atrás el rubio se había cansado de escucharlos. Era tan fácil como hacer que se desintegren en ese mismo instante. Solo así iba a conseguir silencio.
Inhaló profundo, con sus dedos entrelazados, manos encima de la mesa en frente de donde estaba sentado.
—No los entiendo. ¿A qué vienen esas quejas? —trató de sonar calmado, fallando un poco en el intento— Déjenme preguntarles algo: ¿quieren un trabajo rápido para acabar con la amenaza mayor o quieren que actúe de manera delicada, calculando cada acción, y que se junten cadáveres mientras tanto? No pueden ser ambas cosas. Elijan una.
Su hablar directo dejó solo pequeños murmullos alrededor, él sonrió satisfecho.
—Es lo que creí.
Esas palabras empezaron a repetirse por toda radio y televisión como disco rayado. Tal vez no fue el mejor movimiento, pero no iba a dejar que menospreciaran su trabajo cuando deberían estar agradeciéndole. Por algo ellos dependían de los Supers y no al revés.