Se despereza después de haber estado meditando durante al menos dos horas. Ha aprendido a que los músculos no se le agarroten.
Procede a hacerse el té de desayuno, con su correspondiente ceremonial, ya que se niega a beber el brebaje que prepara el cuatro-ojos y se atreve a llamar "té".
Se despereza después de haber estado meditando durante al menos dos horas. Ha aprendido a que los músculos no se le agarroten.
Procede a hacerse el té de desayuno, con su correspondiente ceremonial, ya que se niega a beber el brebaje que prepara el cuatro-ojos y se atreve a llamar "té".