𝛱𝜎𝑚𝑏𝑟𝜀:
Guk-Khan Vigzel Nulathmad
𝛴𝜕𝛼𝜕:
eones (aparenta +/- 40)
𝛤𝛼𝑧𝛼:
Balrog (Maiar)
𝛳𝑟𝜄𝑔𝜀𝜋:
Los Cárpatos
𝑆𝜀𝜘𝜇𝛼𝑙𝜄𝜕𝛼𝜕:
Bisexual
𝑆𝜄𝑔𝜋𝜎 𝑍𝜎𝜕𝜄𝛼𝑐𝛼𝑙:
Tauro
  • Género Masculino
  • Raza Balrog
  • Fandom Fantasia Moderna
  • Panadero
  • Viudo(a)
  • Cumpleaños 15 de octubre
  • 101 Publicaciones
  • 64 Escenas
  • Se unió en agosto 2023
  • 34 Visitas perfil
Otra información
  • Categorías de rol
    Acción , Aventura , Drama , Fantasía , Slice of Life , Suspenso , Original , Terror
Fijado
— TRIGGER WARŊIŊG —

- Este personaje es un cabrón.
- No rolea por MD/Inbox.
- No rolea *****/erótico injustificado.
- No rolea con personajes OP, Mary Sue, Gary Stu, etc.

- Este personaje no discrimina por físicos realistas o animados.
- Admite interacciones cortas/medias mediante muro o menciones (max. 10 líneas).
- Fantasía moderna. Multiverse. Adaptable.
- Antihéroe.

#TheBalrog
⚠️ — TRIGGER WARŊIŊG — ⚠️ 💢- Este personaje es un cabrón. 💥- No rolea por MD/Inbox. 💢- No rolea porno/erótico injustificado. 💥- No rolea con personajes OP, Mary Sue, Gary Stu, etc. ☀️- Este personaje no discrimina por físicos realistas o animados. 🌟- Admite interacciones cortas/medias mediante muro o menciones (max. 10 líneas). ☀️- Fantasía moderna. Multiverse. Adaptable. 🌟- Antihéroe. #TheBalrog
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  • Fuego — Libre
    Fandom Original
    Categoría Acción
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    https://ficrol.com/posts/49154

    ———— 06:37 am, New York. En la actualidad.

    De vuelta en la gran ciudad, todo era igual: ruido, prisas, competencia y smog pegajoso en los pulmones. Nada nuevo. Solo una máquina que nunca duerme, devorando gente y tiempo.

    Khan se mantenía ocupado en un viejo almacén abandonado, despejando el lugar. Levantaba estanterías oxidadas, removía escombros, limpiaba la podredumbre de años. Trabajo físico, sordo, útil para no pensar.

    Entonces lo olió.

    El humo. No el de un escape de gas o un contenedor ardiendo. No. Este era distinto. Cargado de miedo y pérdida. Inconfundible. Un incendio de verdad. Grande. Y con gente adentro.

    No necesitó ver las llamas. Devolvió al suelo lo que llevaba entre manos y salió sin apuro, pero sin dudar. No fue la curiosidad lo que lo movió, sino algo más viejo, algo natural que creyó perdido; la voluntad de ayudar.

    Caminó veinte minutos, tal vez más. No los contó. A cada paso el olor crecía, denso, pesado. Hasta que lo vio: el fuego propagándose por un inmenso rascacielos.

    Y, aquí, también olía a magia.

    Los bomberos ya estaban allí, peleando contra una bestia que no cedía. Agua y humo por todas partes. Gritos. Sirenas. Desesperación. Y, como siempre, un montón de curiosos observando desde la distancia, con la fascinación morbosa del que no arriesga nada.

    Khan no se unió al espectáculo. Se mantuvo del otro lado de la calle y se recargó en la fachada de un edificio vecino. Sacó un cigarro, lo encendió sin apuro y observó el fuego. No había tensión en su mirada, tal vez algo de desaprobación, como si estuviera mirando a un viejo amigo haciendo el ridículo.

    Y, bajo su mirada, el fuego obedeció.

    Las llamas empezaron a ceder con una docilidad extraña, impropia, casi imposible.

    El agua de las mangueras, antes inútil, empezó a abrirse paso. El humo se disipaba más rápido de lo normal. Los rescatistas, aún sin saber por qué, notaron la diferencia. Incluso los más nuevos lo sintieron, el fuego ya no peleaba, se rendía, pero ninguno de ellos desperdició tiempo en procesar lo que sucedía.

    Quedaban vidas por salvar.
    ⚠️ Leer antes de responder⚠️ https://ficrol.com/posts/49154 ———— 06:37 am, New York. En la actualidad. De vuelta en la gran ciudad, todo era igual: ruido, prisas, competencia y smog pegajoso en los pulmones. Nada nuevo. Solo una máquina que nunca duerme, devorando gente y tiempo. Khan se mantenía ocupado en un viejo almacén abandonado, despejando el lugar. Levantaba estanterías oxidadas, removía escombros, limpiaba la podredumbre de años. Trabajo físico, sordo, útil para no pensar. Entonces lo olió. El humo. No el de un escape de gas o un contenedor ardiendo. No. Este era distinto. Cargado de miedo y pérdida. Inconfundible. Un incendio de verdad. Grande. Y con gente adentro. No necesitó ver las llamas. Devolvió al suelo lo que llevaba entre manos y salió sin apuro, pero sin dudar. No fue la curiosidad lo que lo movió, sino algo más viejo, algo natural que creyó perdido; la voluntad de ayudar. Caminó veinte minutos, tal vez más. No los contó. A cada paso el olor crecía, denso, pesado. Hasta que lo vio: el fuego propagándose por un inmenso rascacielos. Y, aquí, también olía a magia. Los bomberos ya estaban allí, peleando contra una bestia que no cedía. Agua y humo por todas partes. Gritos. Sirenas. Desesperación. Y, como siempre, un montón de curiosos observando desde la distancia, con la fascinación morbosa del que no arriesga nada. Khan no se unió al espectáculo. Se mantuvo del otro lado de la calle y se recargó en la fachada de un edificio vecino. Sacó un cigarro, lo encendió sin apuro y observó el fuego. No había tensión en su mirada, tal vez algo de desaprobación, como si estuviera mirando a un viejo amigo haciendo el ridículo. Y, bajo su mirada, el fuego obedeció. Las llamas empezaron a ceder con una docilidad extraña, impropia, casi imposible. El agua de las mangueras, antes inútil, empezó a abrirse paso. El humo se disipaba más rápido de lo normal. Los rescatistas, aún sin saber por qué, notaron la diferencia. Incluso los más nuevos lo sintieron, el fuego ya no peleaba, se rendía, pero ninguno de ellos desperdició tiempo en procesar lo que sucedía. Quedaban vidas por salvar.
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  • — Jamás perdonaría a alguien que se traicione a si mismo.
    — No puedo dejar de reír cuando un imbécil intenta intimidarme.
    — La última tienda que visité fue la ferretería.
    — Lo que más odio de mí mismo es el fuego que nunca se apaga.
    — Me atraen las personas que son valientes y autenticas, aunque no tengan fuerza.
    — Soy fan de la tranquilidad antes del amanecer.
    — Mi mayor miedo es volver a ser consumido por mi propia oscuridad.
    — Lo más estúpido que he hecho fue esforzarme por alguien que no lo merecía.
    — Si pudiera pedir un deseo sin culpa sería ver el mundo sin la carga del pasado.
    — Si pudiera escoger la cita perfecta, sería una caminata bajo las estrellas, lejos del ruido del mundo, donde solo importe la compañía.
    — Si alguien me desafía, le demostraré por qué nadie lo ha hecho dos veces.

    Tolek Zientek #quiz
    — Jamás perdonaría a alguien que se traicione a si mismo. — No puedo dejar de reír cuando un imbécil intenta intimidarme. — La última tienda que visité fue la ferretería. — Lo que más odio de mí mismo es el fuego que nunca se apaga. — Me atraen las personas que son valientes y autenticas, aunque no tengan fuerza. — Soy fan de la tranquilidad antes del amanecer. — Mi mayor miedo es volver a ser consumido por mi propia oscuridad. — Lo más estúpido que he hecho fue esforzarme por alguien que no lo merecía. — Si pudiera pedir un deseo sin culpa sería ver el mundo sin la carga del pasado. — Si pudiera escoger la cita perfecta, sería una caminata bajo las estrellas, lejos del ruido del mundo, donde solo importe la compañía. — Si alguien me desafía, le demostraré por qué nadie lo ha hecho dos veces. [Tolek] #quiz
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  • En plena madrugada, Khan sintió la cercanía de la muerte antes de oírla. Un presentimiento atravesó su entendimiento. El grito lejano, horror y pánico, confirmó lo que ya sabía: algo oscuro había cruzado los límites del pueblo.

    Dejó la masa a medio hacer, se sacudió las manos y tomó el abrigo que colgaba junto a la puerta de la panadería. Sus pasos lo guiaron hacia el bosque. El viento frío apenas rozaba su piel endurecida por siglos de batallas. No necesitó buscar el camino; la energía de la muerte era una guía tan clara como un sendero trazado en la tierra.

    Cuando llegó al límite del bosque, lo que vio confirmó sus sospechas. Esparcidos entre hojas y tierra, yacían los restos de una persona, un zapato, una mano. No había necesidad de examinar de cerca para saber que aquello no había sido obra de un animal. Las marcas en la carne y los huesos hablaban de una fuerza brutal.

    Khan respiró hondo, llenando sus pulmones con el hedor de la sangre y la energía que impregnaba el aire. Había algo más: un rastro leve de magia, antiguo pero mal usado, corrupto. Se concentró en el rastro. Un destello, una sombra, un eco. No era un depredador ordinario, era un intruso, uno que pronto descubriría que este pueblo no estaba desprotegido.

    Kalhi NigDurgae
    En plena madrugada, Khan sintió la cercanía de la muerte antes de oírla. Un presentimiento atravesó su entendimiento. El grito lejano, horror y pánico, confirmó lo que ya sabía: algo oscuro había cruzado los límites del pueblo. Dejó la masa a medio hacer, se sacudió las manos y tomó el abrigo que colgaba junto a la puerta de la panadería. Sus pasos lo guiaron hacia el bosque. El viento frío apenas rozaba su piel endurecida por siglos de batallas. No necesitó buscar el camino; la energía de la muerte era una guía tan clara como un sendero trazado en la tierra. Cuando llegó al límite del bosque, lo que vio confirmó sus sospechas. Esparcidos entre hojas y tierra, yacían los restos de una persona, un zapato, una mano. No había necesidad de examinar de cerca para saber que aquello no había sido obra de un animal. Las marcas en la carne y los huesos hablaban de una fuerza brutal. Khan respiró hondo, llenando sus pulmones con el hedor de la sangre y la energía que impregnaba el aire. Había algo más: un rastro leve de magia, antiguo pero mal usado, corrupto. Se concentró en el rastro. Un destello, una sombra, un eco. No era un depredador ordinario, era un intruso, uno que pronto descubriría que este pueblo no estaba desprotegido. [kalh1]
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  • — Si yo y tú fuéramos pareja, te protegería con mi vida.
    — Si yo y tú fuéramos amigos, sería leal hasta el final.
    — Si me necesitas, ahí estaré.
    — Si yo fuera una rosa y tú un globo, cortaría mis espinas.
    — Si yo y tú tenemos sexo, sería apasionado, pero respetuoso de tus límites.
    — Si tú te enamoras de mí, te advertiría del fuego que enfrentas al acercarte.
    — Si yo y tú fuéramos familiares, cuidaría de ti como si fueras mi propia carne.
    — Si yo y tú fuéramos enemigos, respetaría tu valentía, pero no dudaría en aplastarte.

    Tolek Zientek
    — Si yo y tú fuéramos pareja, te protegería con mi vida. — Si yo y tú fuéramos amigos, sería leal hasta el final. — Si me necesitas, ahí estaré. — Si yo fuera una rosa y tú un globo, cortaría mis espinas. — Si yo y tú tenemos sexo, sería apasionado, pero respetuoso de tus límites. — Si tú te enamoras de mí, te advertiría del fuego que enfrentas al acercarte. — Si yo y tú fuéramos familiares, cuidaría de ti como si fueras mi propia carne. — Si yo y tú fuéramos enemigos, respetaría tu valentía, pero no dudaría en aplastarte. [Tolek]
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  • Esta noche avanza lentamente. La vieja camioneta traquetea un poco al recorrer las calles de piedra del austero poblado, pero su motor ronronea con una calma reconfortante, como si estuviera en sintonía con la tranquilidad de la noche. Las luces de las pocas casas encendidas proyectan sombras largas y caprichosas mientras el bosque cercano parece observarlos desde la oscuridad. Khan conduce en silencio, de vez en cuando dirigiéndole a Tolek Zientek una mirada fugaz y cálida, una sonrisa contenida en el borde de sus labios. No necesita muchas palabras para compartir lo que siente; su mera presencia lo dice todo.

    Más pronto que tarde, aparca en un rincón apartado, donde las estrellas brillan y el mundo parece tan lejano como el tiempo mismo.

    Sin más preámbulo, rodea el asiento y se sienta junto al brujo en la parte trasera. La noche es fría, pero el calor de su cuerpo les abriga.

    Miradas, un roce casual que se convierte en una caricia. Los dedos de Khan, ásperos y fuertes, exploran con ternura el rostro de Tolek, reconociendo al cachorro por quien veló tiempo atrás, aún sin las cicatrices. No permite que la tensión entre ambos crezca. Va a por sus labios para cubrirlos con un beso profundo, como si en ese acto hubiera un lenguaje propio que solo ellos comparten.

    Khan lo abraza, su mano recorriendo lentamente las suaves curvas de su espalda, acercándolo aún más en tanto se acomoda sobre él demandando el espacio entre sus piernas. Hay algo feroz y contenido en cada movimiento, una intensidad que parece arrastrar consigo ecos del fuego que encierra su pecho, de pasiones enterradas bajo capas de control y siglos de soledad.

    A pesar de su fuerza, Khan se muestra gentil, cuidando cada toque, cada caricia para con su amante.

    #SeductiveSunday #TheBalrog
    Esta noche avanza lentamente. La vieja camioneta traquetea un poco al recorrer las calles de piedra del austero poblado, pero su motor ronronea con una calma reconfortante, como si estuviera en sintonía con la tranquilidad de la noche. Las luces de las pocas casas encendidas proyectan sombras largas y caprichosas mientras el bosque cercano parece observarlos desde la oscuridad. Khan conduce en silencio, de vez en cuando dirigiéndole a [Tolek] una mirada fugaz y cálida, una sonrisa contenida en el borde de sus labios. No necesita muchas palabras para compartir lo que siente; su mera presencia lo dice todo. Más pronto que tarde, aparca en un rincón apartado, donde las estrellas brillan y el mundo parece tan lejano como el tiempo mismo. Sin más preámbulo, rodea el asiento y se sienta junto al brujo en la parte trasera. La noche es fría, pero el calor de su cuerpo les abriga. Miradas, un roce casual que se convierte en una caricia. Los dedos de Khan, ásperos y fuertes, exploran con ternura el rostro de Tolek, reconociendo al cachorro por quien veló tiempo atrás, aún sin las cicatrices. No permite que la tensión entre ambos crezca. Va a por sus labios para cubrirlos con un beso profundo, como si en ese acto hubiera un lenguaje propio que solo ellos comparten. Khan lo abraza, su mano recorriendo lentamente las suaves curvas de su espalda, acercándolo aún más en tanto se acomoda sobre él demandando el espacio entre sus piernas. Hay algo feroz y contenido en cada movimiento, una intensidad que parece arrastrar consigo ecos del fuego que encierra su pecho, de pasiones enterradas bajo capas de control y siglos de soledad. A pesar de su fuerza, Khan se muestra gentil, cuidando cada toque, cada caricia para con su amante. #SeductiveSunday #TheBalrog
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  • ——— PRESAGIO (inicio)

    Han pasado tres días desde el extraño encuentro en el bosque. La figura del oso persiste en la mente de Khan, un eco que interrumpe sus pensamientos a lo largo de la rutina, el pan, las comidas, el trabajo con la leña. Aún le da vueltas, buscándole sentido y significado. No es de los que ignoran las señales, pero esta en particular se le escapa, y sentirse ignorante le irrita.

    Esta noche, sin importar su malhumor, al terminar el trabajo en la panadería sale a las calles del pueblo cargado con una bolsa de pan. La brisa fría se entibia al golpearle en el rostro mientras avanza en silencio por los rincones menos afortunados del pueblo, distribuyendo bollos y hogazas a los necesitados, como acostumbra.

    Al llegar al final de una calle sin salida, algo le detiene. Una puerta que no debería estar allí, solitaria e inesperada, encajada entre paredes de piedra deslucida. Frunce el ceño al verla. La madera es vieja, oscura, con vetas que parecen reflejar la luz tenue de la luna, y, aunque no debería estar allí, no le resulta en absoluto desconocida.

    El marco, las pequeñas runas desgastadas grabadas en la madera, la manera en que la sombra parece envolver la entrada misma… Un largo resoplido escapa de sus labios y una mezcla de molestia y resignación aparece en sus ojos, y, sin poder evitarlo, una sonrisa tosca pero genuina se asoma en sus labios; ahora lo sabe.

    Aquella puerta lleva al bar que ha frecuentado en otros tiempos, un lugar envuelto en magia, que aparece y desaparece a su antojo. En su momento, fue su refugio y de quienes amaba. Aunque sabe que no debería estar allí, no puede ignorar la llamada.

    Da un paso adelante y empuja la puerta, cruzando el umbral hacia el interior del bar.

    Tolek Zientek
    ——— PRESAGIO (inicio) Han pasado tres días desde el extraño encuentro en el bosque. La figura del oso persiste en la mente de Khan, un eco que interrumpe sus pensamientos a lo largo de la rutina, el pan, las comidas, el trabajo con la leña. Aún le da vueltas, buscándole sentido y significado. No es de los que ignoran las señales, pero esta en particular se le escapa, y sentirse ignorante le irrita. Esta noche, sin importar su malhumor, al terminar el trabajo en la panadería sale a las calles del pueblo cargado con una bolsa de pan. La brisa fría se entibia al golpearle en el rostro mientras avanza en silencio por los rincones menos afortunados del pueblo, distribuyendo bollos y hogazas a los necesitados, como acostumbra. Al llegar al final de una calle sin salida, algo le detiene. Una puerta que no debería estar allí, solitaria e inesperada, encajada entre paredes de piedra deslucida. Frunce el ceño al verla. La madera es vieja, oscura, con vetas que parecen reflejar la luz tenue de la luna, y, aunque no debería estar allí, no le resulta en absoluto desconocida. El marco, las pequeñas runas desgastadas grabadas en la madera, la manera en que la sombra parece envolver la entrada misma… Un largo resoplido escapa de sus labios y una mezcla de molestia y resignación aparece en sus ojos, y, sin poder evitarlo, una sonrisa tosca pero genuina se asoma en sus labios; ahora lo sabe. Aquella puerta lleva al bar que ha frecuentado en otros tiempos, un lugar envuelto en magia, que aparece y desaparece a su antojo. En su momento, fue su refugio y de quienes amaba. Aunque sabe que no debería estar allí, no puede ignorar la llamada. Da un paso adelante y empuja la puerta, cruzando el umbral hacia el interior del bar. [Tolek]
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