• En el cielo, un arcoiris que ya perdió el color
    Anuncia, al menos, que la tormenta ya pasó.
    Y me dejan ver, las nubes tras su disipar,
    Que el mundo canta un tema que no sé escuchar.

    ¿Es permanente el sentimiento de inquietud,
    O en la mañana se habrá ido, cual te fuiste tú?

    Ah, ya lo recuerdo
    Lo que hace al futuro incierto.
    Se burla de mí
    Este extraño mundo gris.

    En el lienzo de mi vida, trazado con color,
    Un panorama corrompido, manchado con carbón.
    En la esquina, del autor queda sólo un borrón.
    La paradoja: Se fue, mas nunca llegó.

    ¿Es este un llanto que se disfraza de cantar?
    ¿Hablaríamos de ello, o te irías con su terminar?

    Aunque luce simple,
    La respuesta es invisible
    Ni un "no" ni un "sí",
    Así es este mundo gris.
    En el cielo, un arcoiris que ya perdió el color Anuncia, al menos, que la tormenta ya pasó. Y me dejan ver, las nubes tras su disipar, Que el mundo canta un tema que no sé escuchar. ¿Es permanente el sentimiento de inquietud, O en la mañana se habrá ido, cual te fuiste tú? Ah, ya lo recuerdo Lo que hace al futuro incierto. Se burla de mí Este extraño mundo gris. En el lienzo de mi vida, trazado con color, Un panorama corrompido, manchado con carbón. En la esquina, del autor queda sólo un borrón. La paradoja: Se fue, mas nunca llegó. ¿Es este un llanto que se disfraza de cantar? ¿Hablaríamos de ello, o te irías con su terminar? Aunque luce simple, La respuesta es invisible Ni un "no" ni un "sí", Así es este mundo gris.
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  • #Mundoalterno

    Los años habían pasado, casi siete para ser exactos, siete años de un aislamiento torturarte, de intentos de huidas, de guerra, de desesperación.
    Con el tiempo Mikhail y su compañero, Ray, habían logrado acostumbrarse a aquella situación, dando todo por perdido se habían instalado en aquel pueblo, somentidos a la voluntad de quienes lo dominaban, agradecidos al menos de seguir con vida.
    Nada parecía cambiar, más allá de unas pocas ocasiones donde casi habían logrado escapar, pero fue inútil. Finalmente, una madrugada pasó lo que tanto habían ansiado, unos soldados extranjeros habían pasado por la zona y habían tenido la suerte de encontrarlos, hablaban inglés y el rescate fue inmediato.

    Tanto Mika como su compañero pidieron a las autoridades no hacer un escándalo al respecto, ni revelarlo antes de poder reunirse con sus familiares y definitivamente irían con todo contra la universidad, pero eso no era lo importante ahora. Entre lágrimas y mil emociones, ambos amigos acordaron no decir nada a las familias del otro, es así que cada uno por su lado, luego de regresar a su país, marcharon hacia sus hogares.

    En todos esos años Mika había cambiado demasiado, a penas y hablaba con su compañero y se había limitado a sobrevivir, jamás se había perdonado, no podía perdonarse, el haber dejado a su amado, a su hijo, él haber roto su promesa. Cuando llegó a la ciudad se sentía un extraño, como si todo lo que había construido en su vida ya no existiera, incluso se cuestionó si realmente volvería.
    No sabía nada de su familia, ni de su prometido y su hijo... Él tendría unos ¿Ocho años? Era un bebé, ni siquiera podía imaginarselo y ¿ Heeseung ? Ni siquiera sé atrevía a pensar en él, todos los años que había estado pensando que moriría solo deseaba que hubiera podido reconstruir su vida sin él y ahora que había regresado, esa idea lo atormentaba.

    Llegó primero a la casa de sus padres, la emoción fue casi indescriptible, horas de llantos, sustos, crisis, momentos de no creer, pero allí estaba. Tanto sus padres como Seiya habían querido llamar a Heeseung de inmediato, pero Mika les pidió que no lo hicieran, en cambio le dijo a su hermano que lo llamara más tarde y que lo invitara a casa de sus padres para esperarlo allí y solo unas horas después, cuando Mika logró ducharse y descansar, aunque los años le habían cobrando un poco, se encontraba en la sala, esperando a quien seguía siendo, para él, el amor de su vida.

    Hee Park
    #Mundoalterno Los años habían pasado, casi siete para ser exactos, siete años de un aislamiento torturarte, de intentos de huidas, de guerra, de desesperación. Con el tiempo Mikhail y su compañero, Ray, habían logrado acostumbrarse a aquella situación, dando todo por perdido se habían instalado en aquel pueblo, somentidos a la voluntad de quienes lo dominaban, agradecidos al menos de seguir con vida. Nada parecía cambiar, más allá de unas pocas ocasiones donde casi habían logrado escapar, pero fue inútil. Finalmente, una madrugada pasó lo que tanto habían ansiado, unos soldados extranjeros habían pasado por la zona y habían tenido la suerte de encontrarlos, hablaban inglés y el rescate fue inmediato. Tanto Mika como su compañero pidieron a las autoridades no hacer un escándalo al respecto, ni revelarlo antes de poder reunirse con sus familiares y definitivamente irían con todo contra la universidad, pero eso no era lo importante ahora. Entre lágrimas y mil emociones, ambos amigos acordaron no decir nada a las familias del otro, es así que cada uno por su lado, luego de regresar a su país, marcharon hacia sus hogares. En todos esos años Mika había cambiado demasiado, a penas y hablaba con su compañero y se había limitado a sobrevivir, jamás se había perdonado, no podía perdonarse, el haber dejado a su amado, a su hijo, él haber roto su promesa. Cuando llegó a la ciudad se sentía un extraño, como si todo lo que había construido en su vida ya no existiera, incluso se cuestionó si realmente volvería. No sabía nada de su familia, ni de su prometido y su hijo... Él tendría unos ¿Ocho años? Era un bebé, ni siquiera podía imaginarselo y ¿ Heeseung ? Ni siquiera sé atrevía a pensar en él, todos los años que había estado pensando que moriría solo deseaba que hubiera podido reconstruir su vida sin él y ahora que había regresado, esa idea lo atormentaba. Llegó primero a la casa de sus padres, la emoción fue casi indescriptible, horas de llantos, sustos, crisis, momentos de no creer, pero allí estaba. Tanto sus padres como Seiya habían querido llamar a Heeseung de inmediato, pero Mika les pidió que no lo hicieran, en cambio le dijo a su hermano que lo llamara más tarde y que lo invitara a casa de sus padres para esperarlo allí y solo unas horas después, cuando Mika logró ducharse y descansar, aunque los años le habían cobrando un poco, se encontraba en la sala, esperando a quien seguía siendo, para él, el amor de su vida. [Park_space12]
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  • #Mundoalterno.

    Finalmente había llegado el día de la partida, después de una semana de intensas emociones y llantos, había llegado el momento en el que Mikhail se iría por dos meses.
    Hee Park estaba con él en el aeropuerto aguardando el vuelo junto a su pequeño bebé, el cual mika sostenía en brazos y al parecer no quería dejar ir.

    - Mi hermoso Allen... Papá te va a extrañar mucho...
    #Mundoalterno. Finalmente había llegado el día de la partida, después de una semana de intensas emociones y llantos, había llegado el momento en el que Mikhail se iría por dos meses. [Park_space12] estaba con él en el aeropuerto aguardando el vuelo junto a su pequeño bebé, el cual mika sostenía en brazos y al parecer no quería dejar ir. - Mi hermoso Allen... Papá te va a extrañar mucho...
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  • “Donde mueren las voces”

    Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=QHnwDuzR1wg&list=RDQHnwDuzR1wg&start_radio=1

    Nysarra tenía nueve años y ojos demasiado cansados para su edad. No porque supiera mucho, sino porque veía más de lo que debía. Los otros niños en el campamento decían que estaba loca, que hablaba sola, que tenía pesadillas a gritos.
    Solo su hermano mayor, Elian, le creía.
    Elian le había dado un pequeño aparato de metal, como un walkie-talkie sin antena.
    —Si te pasa algo... algo de verdad, aprieta este botón. Yo vendré. Siempre — Y él lo hacía. Siempre.

    Pero la noche del tercer viernes, los muertos no susurraban... gritaban.

    Nysarra temblaba en su litera mientras las sombras se estiraban por las paredes. Aquello no era como los otros fantasmas. No se lamentaba ni pedía ayuda. Este ser quería algo. Sentía su hambre. Cuando vio cómo la forma oscura se materializaba frente a su cama, con ojos como carbones ardientes y dedos que goteaban sombra líquida, no pensó. Corrió. Descalza, con los pies helados, se internó en el bosque, tropezando con raíces y ramas. La criatura venía tras ella, siempre detrás, sin hacer ruido pero llenándolo todo. En medio de su huida, sus dedos se cerraron alrededor del aparato de Elian. Lo apretó.

    Y él vino.

    Apareció con linterna en mano, gritando su nombre entre la oscuridad.
    —¡Nia! ¿Dónde estás?- Ella corrió hacia su voz, pero el suelo era barro resbaloso y la orilla del río estaba cerca.

    Un mal paso.
    Un grito.
    Agua helada.

    El mundo giró. Nysarra apenas sabía flotar. Gritó. Tragó agua. Brazos fuertes la tomaron.

    Elian.

    Entre la corriente, logró empujarla hacia una rama. Ella se sostuvo, temblando, llorando.

    —¡Sube! —le gritó entre sollozos.
    —La rama no aguanta a los dos —respondió él. Le sonrió. Como siempre. Como si no tuviera miedo. Y se soltó.
    —¡¡Elian!!- Gritó Nyssa desesperada.
    —Te amo, Nia. Nunca olvides eso- Su cuerpo fue arrastrado por el agua. Nysarra bajó como pudo, rodando por barro, raíces, ramas. Sangraba, tenía raspones en el rostro y piernas, pero no se detuvo. Lo encontró flotando cerca de la orilla, inmóvil, con los ojos cerrados. Lo arrastró fuera del río, con manos temblorosas.
    —Vamos, Elian. Ya, despierta... -Le apretó el pecho. Le sopló aire. Lloró sobre él. Pero su hermano ya no estaba. El campamento despertó con su llanto. La encontraron abrazada al cuerpo. Y entonces comenzaron los murmullos.

    "Es su culpa."
    "Esa niña está maldita."
    "¿No decía que hablaba con los muertos?"

    Nyssara solo calló. Desde ese día evitaba hablar de Elian. No porque lo hubiera olvidado, sino porque pronunciar su nombre dolía más que el silencio. En sueños, él seguía apareciendo. Nunca hablaba. A veces estaba de pie bajo el agua, con la linterna encendida en la mano, aún goteando río. Otras, aparecía en la rama rota, justo antes de soltarse, con esa sonrisa suya que parecía perdonarlo todo. Y a veces… solo estaba allí, de pie junto a su cama, empapado y temblando, con los ojos llenos de amor y pena.

    El aparato que Elian le había dado aún descansaba bajo su almohada. Lo apretaba cada noche, sabiendo que no volvería a responder. Y sin embargo, parte de ella no dejaba de esperar. Dejó de llorar en voz alta. Se guardó el dolor como un secreto sucio, como si haber sobrevivido fuera un castigo que debía pagar en silencio.

    Dejó de ser la misma. La poca esperanza que alguna vez había habitado en su pecho se desvaneció. Ya no soñaba con días mejores, ni buscaba consuelo. Solo existía. Su familia también cambió. Su madre apenas la miraba, como si temiera lo que vería en sus ojos. Su padre hablaba con distancia, como si las palabras se volvieran espinas en su garganta. Nadie lo decía, pero todos la juzgaban. Como si su dolor fuera menos válido. Como si su existencia fuera una culpa.
    “Donde mueren las voces” Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=QHnwDuzR1wg&list=RDQHnwDuzR1wg&start_radio=1 Nysarra tenía nueve años y ojos demasiado cansados para su edad. No porque supiera mucho, sino porque veía más de lo que debía. Los otros niños en el campamento decían que estaba loca, que hablaba sola, que tenía pesadillas a gritos. Solo su hermano mayor, Elian, le creía. Elian le había dado un pequeño aparato de metal, como un walkie-talkie sin antena. —Si te pasa algo... algo de verdad, aprieta este botón. Yo vendré. Siempre — Y él lo hacía. Siempre. Pero la noche del tercer viernes, los muertos no susurraban... gritaban. Nysarra temblaba en su litera mientras las sombras se estiraban por las paredes. Aquello no era como los otros fantasmas. No se lamentaba ni pedía ayuda. Este ser quería algo. Sentía su hambre. Cuando vio cómo la forma oscura se materializaba frente a su cama, con ojos como carbones ardientes y dedos que goteaban sombra líquida, no pensó. Corrió. Descalza, con los pies helados, se internó en el bosque, tropezando con raíces y ramas. La criatura venía tras ella, siempre detrás, sin hacer ruido pero llenándolo todo. En medio de su huida, sus dedos se cerraron alrededor del aparato de Elian. Lo apretó. Y él vino. Apareció con linterna en mano, gritando su nombre entre la oscuridad. —¡Nia! ¿Dónde estás?- Ella corrió hacia su voz, pero el suelo era barro resbaloso y la orilla del río estaba cerca. Un mal paso. Un grito. Agua helada. El mundo giró. Nysarra apenas sabía flotar. Gritó. Tragó agua. Brazos fuertes la tomaron. Elian. Entre la corriente, logró empujarla hacia una rama. Ella se sostuvo, temblando, llorando. —¡Sube! —le gritó entre sollozos. —La rama no aguanta a los dos —respondió él. Le sonrió. Como siempre. Como si no tuviera miedo. Y se soltó. —¡¡Elian!!- Gritó Nyssa desesperada. —Te amo, Nia. Nunca olvides eso- Su cuerpo fue arrastrado por el agua. Nysarra bajó como pudo, rodando por barro, raíces, ramas. Sangraba, tenía raspones en el rostro y piernas, pero no se detuvo. Lo encontró flotando cerca de la orilla, inmóvil, con los ojos cerrados. Lo arrastró fuera del río, con manos temblorosas. —Vamos, Elian. Ya, despierta... -Le apretó el pecho. Le sopló aire. Lloró sobre él. Pero su hermano ya no estaba. El campamento despertó con su llanto. La encontraron abrazada al cuerpo. Y entonces comenzaron los murmullos. "Es su culpa." "Esa niña está maldita." "¿No decía que hablaba con los muertos?" Nyssara solo calló. Desde ese día evitaba hablar de Elian. No porque lo hubiera olvidado, sino porque pronunciar su nombre dolía más que el silencio. En sueños, él seguía apareciendo. Nunca hablaba. A veces estaba de pie bajo el agua, con la linterna encendida en la mano, aún goteando río. Otras, aparecía en la rama rota, justo antes de soltarse, con esa sonrisa suya que parecía perdonarlo todo. Y a veces… solo estaba allí, de pie junto a su cama, empapado y temblando, con los ojos llenos de amor y pena. El aparato que Elian le había dado aún descansaba bajo su almohada. Lo apretaba cada noche, sabiendo que no volvería a responder. Y sin embargo, parte de ella no dejaba de esperar. Dejó de llorar en voz alta. Se guardó el dolor como un secreto sucio, como si haber sobrevivido fuera un castigo que debía pagar en silencio. Dejó de ser la misma. La poca esperanza que alguna vez había habitado en su pecho se desvaneció. Ya no soñaba con días mejores, ni buscaba consuelo. Solo existía. Su familia también cambió. Su madre apenas la miraba, como si temiera lo que vería en sus ojos. Su padre hablaba con distancia, como si las palabras se volvieran espinas en su garganta. Nadie lo decía, pero todos la juzgaban. Como si su dolor fuera menos válido. Como si su existencia fuera una culpa.
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  • Gods & Sorcerers - Men's Darkest Darkness.
    Fandom Jujutsu Kaisen/Bleach.
    Categoría Acción
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Ciudad de Karakura, 00:33 hs
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Gakuenchō.

    ⠀⠀Era tarde, demasiado para la gente, pero no para los espíritus. El olor de cemento hervido ausente, como si hubiese sido pulverizado, pero que realmente jamás ocurrió, era extraño, pero parecía que ecos de un pasado no acatado recorrían su nariz. Siempre fue bueno para oler lo paranormal, así que su mirada solo podía centrarse en cierta institución, a la distancia, estaba oscurecida por una negrura inexplicable, más allá del manto nocturno que la cubría, en esa escuela, no había una sola estrella por encima.
    ⠀⠀Pero el maleficio era fuerte, algo se formaba, poco a poco. Notaba su movimiento, pero no era una maldición esta vez, o más bien creía que era una especie muy extraña... algo sombrío poco a poco comenzó a tomar forma a sus ojos. Se restregó los párpados, y ya no estaba.

    ⠀⠀En la inmensa oscuridad, sus ojos de un exótico color violeta era lo único que brillaba, adicional a las tenues farolas de calles desoladas.
    ⠀⠀La oscuridad que se instaló en esta ciudad era antigua, pero probablemente nunca tan profunda sino hasta hace poco. Parecían haber vivido algo espantoso, una fisura espiritual que dejó cicatrices, y estaban tardando en sanar.

    ⠀⠀⸻ "Esto es espantoso, no pude encontrar ni un condenado hotel." ⸻ Se acomodó su gabardina, habló solo. Ni siquiera la más minúsculas de las almas se acercaba.

    ⠀⠀Y cuando sintió una anormal presencia detrás de él, notó porqué. No es que estaba solo, algo que no podía percibir con claridad... lo estaba acechando.
    ⠀⠀Natural, su habilidad controlando el maleficio y su sexto sentido para percibir las almas, aquel tenía un ánima jugosa para toda clase de seres oscuros: y este hollow a sus espaldas la codiciaba.

    ⠀⠀Ni lento ni perezoso, la mirada del brujo se enfocó donde sentía la mayor hostilidad. El vacío nocturno, apuntando a la bóveda celeste que yacía apagada, la imagen de la bestia era cada vez más clara a medida que estaba en la cercanía, ¿por qué? Para cuando se dio cuenta, la extremidad difuminada estaba a centímetros de su cara. Y el de ojos malva, esquivó mediante un par de saltos controlados.
    ⠀⠀⸻ "Oh- ¡Bueno, parece que el mago quiere jugar!" ⸻ Arrancó de un salto hacia las alturas.

    ⠀⠀Contra todo pronóstico, el impulso y el impacto del puñetazo que le propinó a aquel hueco fue bien recibido. La máscara se agrietó y el daño en el entorno fue evidente con su caída.
    ⠀⠀Aún no lo veía del todo, pero al descender, se daba cuenta que esta <maldición> era diferente. Cuando la golpeó, como se dijo, él puede sentir el contorno de las almas, e incluso las mismas maldiciones tienen una al ser seres conscientes, sin embargo, cuando hizo contacto, sintió un alma <humana>, esto lo confundía aún más.

    ⠀⠀El hollow comenzó a llorar, y sus llantos llegaban a los oídos del extranjero, era estridente.
    ⠀⠀⸻ "¡¿En serio vas a llorar?!" ⸻ Ya no sabía cómo reaccionar. Pero le estaba irritando.

    ⠀⠀Y luego... otra presencia, obviamente tampoco una maldición, pero ni siquiera era parecida a la que acaba de agredir. Mostró una sonrisa torcida, provocativa.
    ⠀⠀⸻ "¿Vienes a ayudar a tu amiguito?" ⸻ Miró hacia el cielo otra vez, ahora el contorno era femenino, y portaba un extraño kimono negro. No podía percibir maleficio de ella, esto era muy extraño.

    ⠀⠀Sabía que esta ciudad era foco de actividad paranormal extraña, pero vamos, ¿qué eran estos seres...?

    Rukia
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Ciudad de Karakura, 00:33 hs ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Gakuenchō. ⠀ ⠀⠀Era tarde, demasiado para la gente, pero no para los espíritus. El olor de cemento hervido ausente, como si hubiese sido pulverizado, pero que realmente jamás ocurrió, era extraño, pero parecía que ecos de un pasado no acatado recorrían su nariz. Siempre fue bueno para oler lo paranormal, así que su mirada solo podía centrarse en cierta institución, a la distancia, estaba oscurecida por una negrura inexplicable, más allá del manto nocturno que la cubría, en esa escuela, no había una sola estrella por encima. ⠀⠀Pero el maleficio era fuerte, algo se formaba, poco a poco. Notaba su movimiento, pero no era una maldición esta vez, o más bien creía que era una especie muy extraña... algo sombrío poco a poco comenzó a tomar forma a sus ojos. Se restregó los párpados, y ya no estaba. ⠀⠀En la inmensa oscuridad, sus ojos de un exótico color violeta era lo único que brillaba, adicional a las tenues farolas de calles desoladas. ⠀⠀La oscuridad que se instaló en esta ciudad era antigua, pero probablemente nunca tan profunda sino hasta hace poco. Parecían haber vivido algo espantoso, una fisura espiritual que dejó cicatrices, y estaban tardando en sanar. ⠀⠀⸻ "Esto es espantoso, no pude encontrar ni un condenado hotel." ⸻ Se acomodó su gabardina, habló solo. Ni siquiera la más minúsculas de las almas se acercaba. ⠀⠀Y cuando sintió una anormal presencia detrás de él, notó porqué. No es que estaba solo, algo que no podía percibir con claridad... lo estaba acechando. ⠀⠀Natural, su habilidad controlando el maleficio y su sexto sentido para percibir las almas, aquel tenía un ánima jugosa para toda clase de seres oscuros: y este hollow a sus espaldas la codiciaba. ⠀⠀Ni lento ni perezoso, la mirada del brujo se enfocó donde sentía la mayor hostilidad. El vacío nocturno, apuntando a la bóveda celeste que yacía apagada, la imagen de la bestia era cada vez más clara a medida que estaba en la cercanía, ¿por qué? Para cuando se dio cuenta, la extremidad difuminada estaba a centímetros de su cara. Y el de ojos malva, esquivó mediante un par de saltos controlados. ⠀⠀⸻ "Oh- ¡Bueno, parece que el mago quiere jugar!" ⸻ Arrancó de un salto hacia las alturas. ⠀⠀Contra todo pronóstico, el impulso y el impacto del puñetazo que le propinó a aquel hueco fue bien recibido. La máscara se agrietó y el daño en el entorno fue evidente con su caída. ⠀⠀Aún no lo veía del todo, pero al descender, se daba cuenta que esta <maldición> era diferente. Cuando la golpeó, como se dijo, él puede sentir el contorno de las almas, e incluso las mismas maldiciones tienen una al ser seres conscientes, sin embargo, cuando hizo contacto, sintió un alma <humana>, esto lo confundía aún más. ⠀⠀El hollow comenzó a llorar, y sus llantos llegaban a los oídos del extranjero, era estridente. ⠀⠀⸻ "¡¿En serio vas a llorar?!" ⸻ Ya no sabía cómo reaccionar. Pero le estaba irritando. ⠀⠀Y luego... otra presencia, obviamente tampoco una maldición, pero ni siquiera era parecida a la que acaba de agredir. Mostró una sonrisa torcida, provocativa. ⠀⠀⸻ "¿Vienes a ayudar a tu amiguito?" ⸻ Miró hacia el cielo otra vez, ahora el contorno era femenino, y portaba un extraño kimono negro. No podía percibir maleficio de ella, esto era muy extraño. ⠀⠀Sabía que esta ciudad era foco de actividad paranormal extraña, pero vamos, ¿qué eran estos seres...? ⠀ [illusion_amethyst_frog_150]
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  • El sol de la tarde se filtraba entre las ramas de un árbol alto y nudoso, iluminando con calidez el parque tranquilo. Los niños jugaban, las hojas caían lentas, y el viento acariciaba el césped. De pronto, un llanto suave rompió la armonía.

    —¡Mi gloooobo! —sollozaba una pequeña, mirando con los ojos llorosos hacia las alturas.

    Un globo rojo vibraba suavemente entre las ramas más altas del árbol. Su hilo se había enredado en una rama delgada, muy por encima del alcance de cualquiera.

    Entonces apareció él.

    Caminando con paso sereno, las manos en los bolsillos de su chaqueta marrón de lana, **Kyu** se acercó observando la escena con calma. Su cabello largo y avellana se movía con el viento, y sus ojos ámbar brillaban con dulzura mientras miraba hacia arriba.

    —¿Quieres que te lo baje? —preguntó con una sonrisa pequeña, agachándose frente a la niña.

    Ella asintió con timidez, limpiándose las mejillas con las mangas.

    Kyu se incorporó. Luego entrelazó sus manos suavemente frente a su boca… e inhaló.

    Con un susurro casi inaudible, **exhaló una fina corriente de niebla plateada**, densa pero suave, que comenzó a elevarse con movimientos elegantes hacia las ramas del árbol. Como si tuviera vida propia, la niebla se extendió, serpenteando con precisión entre las hojas hasta envolver el hilo del globo con una ternura casi mágica.

    La niña observaba con los ojos muy abiertos, maravillada.

    —No te preocupes… mi niebla no muerde —dijo Kyu, sin dejar de mirar hacia arriba.

    Con delicadeza, la niebla desenredó el globo y lo fue bajando poco a poco hasta que estuvo al alcance de la pequeña, quien lo recibió como si fuera un tesoro rescatado del cielo.

    —¡Gracias, señor humo! —gritó feliz, sin saber su nombre.

    Kyu soltó una risa breve, se inclinó y acarició su cabeza con cariño.

    —De nada, pequeña saltamontes—susurró—. No dejes que se te escape otra vez, ¿sí?
    El sol de la tarde se filtraba entre las ramas de un árbol alto y nudoso, iluminando con calidez el parque tranquilo. Los niños jugaban, las hojas caían lentas, y el viento acariciaba el césped. De pronto, un llanto suave rompió la armonía. —¡Mi gloooobo! —sollozaba una pequeña, mirando con los ojos llorosos hacia las alturas. Un globo rojo vibraba suavemente entre las ramas más altas del árbol. Su hilo se había enredado en una rama delgada, muy por encima del alcance de cualquiera. Entonces apareció él. Caminando con paso sereno, las manos en los bolsillos de su chaqueta marrón de lana, **Kyu** se acercó observando la escena con calma. Su cabello largo y avellana se movía con el viento, y sus ojos ámbar brillaban con dulzura mientras miraba hacia arriba. —¿Quieres que te lo baje? —preguntó con una sonrisa pequeña, agachándose frente a la niña. Ella asintió con timidez, limpiándose las mejillas con las mangas. Kyu se incorporó. Luego entrelazó sus manos suavemente frente a su boca… e inhaló. Con un susurro casi inaudible, **exhaló una fina corriente de niebla plateada**, densa pero suave, que comenzó a elevarse con movimientos elegantes hacia las ramas del árbol. Como si tuviera vida propia, la niebla se extendió, serpenteando con precisión entre las hojas hasta envolver el hilo del globo con una ternura casi mágica. La niña observaba con los ojos muy abiertos, maravillada. —No te preocupes… mi niebla no muerde —dijo Kyu, sin dejar de mirar hacia arriba. Con delicadeza, la niebla desenredó el globo y lo fue bajando poco a poco hasta que estuvo al alcance de la pequeña, quien lo recibió como si fuera un tesoro rescatado del cielo. —¡Gracias, señor humo! —gritó feliz, sin saber su nombre. Kyu soltó una risa breve, se inclinó y acarició su cabeza con cariño. —De nada, pequeña saltamontes—susurró—. No dejes que se te escape otra vez, ¿sí?
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  • #ConoceTuPersonaje

    — — — ¿Dónde vive?
    Vivo en el hueco entre el pensamiento obsceno y el deseo que reprimes. En el hambre que no cesa. En la grieta que pretendes ignorar. En las lágrimas que no has derramado. En la sombra que la luz no disipa. Y debajo de tu cama~

    — — — ¿A qué se dedica?
    Soy terapeuta de mentes rotas. Cirujano plástico del alma que aparenta, para mostrarle al mundo lo que realmente eres.

    — — — ¿Cómo es? (Personalidad)
    En una sola palabra; encantador~ En muchas: Sarcasmo, crudeza y placer. Soy la irreverencia que no teme a las consecuencias y la verdad sin filtros. Soy lo que verías al buscar tu reflejo en la superficie de un pantano.

    — — — ¿Cómo es? (Apariencia)
    Alto como el juicio final. Delgado como la esperanza que te sostiene. Piel como cera vieja, ojos como brasas que ya no calientan. Dientes afilados, uñas negras, pelo largo, lacio y oscuro como todo lo que ocultas en tu interior. Muerto, tal y como tu fe en la humanidad.

    — — — ¿Cómo se describiría?
    Soy lo que queda cuando has perdido toda esperanza.

    — — — ¿Cómo lo describirían los demás?
    Algunos me llaman demonio, pesadilla o fantasma. Compañero de travesuras o castigo solapado. Los más lúcidos apartan la mirada y omiten comentarios. Otros dicen que no tengo mucho sentido.

    — — — ¿Cuáles son sus virtudes?
    Persistente. Observador. Inmune al arrepentimiento. Sincero de todas formas~

    — — — ¿Y sus defectos?
    Me aburro demasiado rápido, sobre todo tratándose de personitas vacías más preocupadas por encajar que por ser.

    — — — ¿Quiénes son sus amigos?
    Las ratas, las sombras, los pensamientos suicidas. Y tú, si no le temas a la oscuridad.

    — — — ¿Cómo reacciona cuando se enfada?
    Solo existe una palabra acorde a mi ira; venganza~

    — — — ¿Qué ha perdido?
    Todo lo que alguna vez me pudo haber hecho humano; un lastre que no quiero cargar.

    — — — ¿Quién conoce sus secretos?
    Nadie lo suficientemente cuerdo como para contarlo después.

    — — — ¿Tiene algún sueño recurrente?
    Es recurrente, y reciente. Sueño con el uróboro. Aún intento descifrar de qué se trata.

    — — — ¿A quién ama?
    A nadie. Pero hay miradas que me entretienen. A veces, un corazón desesperado late tan hermoso que casi podría cuidarlo en lugar de romperlo.

    — — — ¿Qué le hace reír?
    El llanto contenido. Las excusas baratas. La prepotencia de los ignorantes. La ironía de que cuanto más intentan ser buenos, más hondo cavan.

    — — — ¿Y llorar?
    La risa, cuando se trata de un chinito ofuscado queriendo mostrar superioridad.

    — — — ¿Qué historias le gustan?
    La que el protagonista niega a contar porque duele demasiado.

    — — — Adicional:
    Sufro una severa alergia a la compasión, solo cuando es genuina.
    #ConoceTuPersonaje — — — ¿Dónde vive? Vivo en el hueco entre el pensamiento obsceno y el deseo que reprimes. En el hambre que no cesa. En la grieta que pretendes ignorar. En las lágrimas que no has derramado. En la sombra que la luz no disipa. Y debajo de tu cama~ — — — ¿A qué se dedica? Soy terapeuta de mentes rotas. Cirujano plástico del alma que aparenta, para mostrarle al mundo lo que realmente eres. — — — ¿Cómo es? (Personalidad) En una sola palabra; encantador~ En muchas: Sarcasmo, crudeza y placer. Soy la irreverencia que no teme a las consecuencias y la verdad sin filtros. Soy lo que verías al buscar tu reflejo en la superficie de un pantano. — — — ¿Cómo es? (Apariencia) Alto como el juicio final. Delgado como la esperanza que te sostiene. Piel como cera vieja, ojos como brasas que ya no calientan. Dientes afilados, uñas negras, pelo largo, lacio y oscuro como todo lo que ocultas en tu interior. Muerto, tal y como tu fe en la humanidad. — — — ¿Cómo se describiría? Soy lo que queda cuando has perdido toda esperanza. — — — ¿Cómo lo describirían los demás? Algunos me llaman demonio, pesadilla o fantasma. Compañero de travesuras o castigo solapado. Los más lúcidos apartan la mirada y omiten comentarios. Otros dicen que no tengo mucho sentido. — — — ¿Cuáles son sus virtudes? Persistente. Observador. Inmune al arrepentimiento. Sincero de todas formas~ — — — ¿Y sus defectos? Me aburro demasiado rápido, sobre todo tratándose de personitas vacías más preocupadas por encajar que por ser. — — — ¿Quiénes son sus amigos? Las ratas, las sombras, los pensamientos suicidas. Y tú, si no le temas a la oscuridad. — — — ¿Cómo reacciona cuando se enfada? Solo existe una palabra acorde a mi ira; venganza~ — — — ¿Qué ha perdido? Todo lo que alguna vez me pudo haber hecho humano; un lastre que no quiero cargar. — — — ¿Quién conoce sus secretos? Nadie lo suficientemente cuerdo como para contarlo después. — — — ¿Tiene algún sueño recurrente? Es recurrente, y reciente. Sueño con el uróboro. Aún intento descifrar de qué se trata. — — — ¿A quién ama? A nadie. Pero hay miradas que me entretienen. A veces, un corazón desesperado late tan hermoso que casi podría cuidarlo en lugar de romperlo. — — — ¿Qué le hace reír? El llanto contenido. Las excusas baratas. La prepotencia de los ignorantes. La ironía de que cuanto más intentan ser buenos, más hondo cavan. — — — ¿Y llorar? La risa, cuando se trata de un chinito ofuscado queriendo mostrar superioridad. — — — ¿Qué historias le gustan? La que el protagonista niega a contar porque duele demasiado. — — — Adicional: Sufro una severa alergia a la compasión, solo cuando es genuina.
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  • ✴ ──────
    Abandonó el lugar donde había ocurrido el inesperado encuentro con su supuesto hermano (https://ficrol.com/posts/272080 ) dejando a este en su propio charco de sangre debido a la estocada que Elizabeth había ejecutado momentos atrás. No había rastro de ninguna emoción, su rostro como una piedra impoluta vio la escena para luego dar la espalda sin dar pasos de retorno.

    Sabía que Kazuo lidiaría bien con la situación que a ella la superaba.

    Si de control de emociones se trataba, Elizabeth era una completa inepta, no había graduación, sólo un impulso que arrasaba con todo... Y tenía sentido, al fin de cuentas la pelirroja era fuego desde sus entrañas hasta el último pelo que pertenecía a su cabellera escarlata.

    ≪•◦ ❈ ◦•≫

    Luego de avanzar un buen tramo ya estaba muy lejos del templo, había llegado a un pequeño claro donde pasaba un arroyo cristalino.
    La paz del lugar contrastaba con la guerra que tenía dentro.
    No aguantó más... gritó con fuerzas cayendo al suelo con sus manos tirando sus cabellos con desesperación, lloró desconsolada, los sentimientos encontrados se desbordaban de sus ojos en gruesas lágrimas de sal, no entendía por qué lloraba ni por qué tenía tanta ira dentro. En el fondo siempre deseó encontrar a otro Llama de Sangre, pero ¿Por qué dolía tanto?

    El clima era favorecedor, la primavera se hacía presente en todo el bosque. Liz en medio de su crisis podía respirar el aroma de la naturaleza naciendo una vez más, como todo volvía a la vida después del crudo invierno.

    Estar en medio del bosque aclaraba su mente, silenciaba la maraña de pensamientos que se agolpaban uno tras otro volviendo su cabeza un tormento.

    De a poco su llanto comenzó a cesar, era increible lo que ese lugar hacía, resultaba casi mágico.

    Sin dudarlo sumergió su cabeza en el agua gélida del arroyo, luego abrió su yukata para poder mojar sus pies y refrescar sus piernas.

    El silencio- sin contar el flujo constante del riachuelo- era absoluto. Liz respiró en calma.

    Esto era lo que necesitaba.

    De pronto, el debil aleteo de un gorrión que estaba aprendiendo a volar llegó hacia la pelirroja, de inmediato extendió su mano para recibirle.
    Una sonrisa se dibujó en los labios de Elizabeth.

    Para ella la vida se trataba de estos regalos inesperados y las señales que venían con ellos.

    En ese instante algo hizo "click"

    ¿Este era un mensaje implícito de la decisión que debía tomar sobre Elías?


    ✴ ────── Abandonó el lugar donde había ocurrido el inesperado encuentro con su supuesto hermano (https://ficrol.com/posts/272080 ) dejando a este en su propio charco de sangre debido a la estocada que Elizabeth había ejecutado momentos atrás. No había rastro de ninguna emoción, su rostro como una piedra impoluta vio la escena para luego dar la espalda sin dar pasos de retorno. Sabía que Kazuo lidiaría bien con la situación que a ella la superaba. Si de control de emociones se trataba, Elizabeth era una completa inepta, no había graduación, sólo un impulso que arrasaba con todo... Y tenía sentido, al fin de cuentas la pelirroja era fuego desde sus entrañas hasta el último pelo que pertenecía a su cabellera escarlata. ≪•◦ ❈ ◦•≫ Luego de avanzar un buen tramo ya estaba muy lejos del templo, había llegado a un pequeño claro donde pasaba un arroyo cristalino. La paz del lugar contrastaba con la guerra que tenía dentro. No aguantó más... gritó con fuerzas cayendo al suelo con sus manos tirando sus cabellos con desesperación, lloró desconsolada, los sentimientos encontrados se desbordaban de sus ojos en gruesas lágrimas de sal, no entendía por qué lloraba ni por qué tenía tanta ira dentro. En el fondo siempre deseó encontrar a otro Llama de Sangre, pero ¿Por qué dolía tanto? El clima era favorecedor, la primavera se hacía presente en todo el bosque. Liz en medio de su crisis podía respirar el aroma de la naturaleza naciendo una vez más, como todo volvía a la vida después del crudo invierno. Estar en medio del bosque aclaraba su mente, silenciaba la maraña de pensamientos que se agolpaban uno tras otro volviendo su cabeza un tormento. De a poco su llanto comenzó a cesar, era increible lo que ese lugar hacía, resultaba casi mágico. Sin dudarlo sumergió su cabeza en el agua gélida del arroyo, luego abrió su yukata para poder mojar sus pies y refrescar sus piernas. El silencio- sin contar el flujo constante del riachuelo- era absoluto. Liz respiró en calma. Esto era lo que necesitaba. De pronto, el debil aleteo de un gorrión que estaba aprendiendo a volar llegó hacia la pelirroja, de inmediato extendió su mano para recibirle. Una sonrisa se dibujó en los labios de Elizabeth. Para ella la vida se trataba de estos regalos inesperados y las señales que venían con ellos. En ese instante algo hizo "click" ¿Este era un mensaje implícito de la decisión que debía tomar sobre Elías?
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  • *observando la ciudad bajo el clima lluvioso transmitia un sentimiento grande de paz para ella, sin embargo, traia consigo un gran aburrimiento que limitaba a la kitsune un poco*

    Que hacer... Que hacer... ya sé

    *Agarra su guitarra junto a su teléfono buscando alguna musica que pueda tocar*

    Veamos, una que concuerde con el clima...

    *En lo que busca la música recuerda una la cual era la preferida de una vieja amiga, suspirando, afinando la guitarra y preparandose mentalmente, se dispone a tocar*

    Y si yo, decidiera abandonar todo quizá~
    Puede que, la felicidad un día llegue a probar~
    Mi pecho arde y ya no puedo respirar~
    No puedo mas, ya no me hables mas~

    Y qué tal, si encontrase yo la forma de olvidar~
    Esta vida, seria entonces fácil de sobrellevar~
    Dejar el llanto no esta a mi disposición~
    No vengas mas, no aguanto verte más~

    No importa cuánto trate yo de acercarme a ti~
    Corazón solo es uno, y es solo tuyo~

    Y es muy cruel, es tan cruel, preferiría arrancármelo~
    Ten rómpelo, y destrúyelo, tan solo otórgame más dolor~
    Gritaré, rogaré, todo mi cuerpo retorceré~
    No me dejes ir, abrázate a mí, aquí prefiero yo descansar
    Y estar bien~

    *Con su voz y dentro de aquel departamento a oscuras, la Kitsune continua cantando suavemente, intentando imitar un poco el tono de una persona quien una vez fue especial para ella*

    Y si yo, de algún modo tuviese un corazón~
    Como sé, donde está para poder así sentir~
    Y tu dijiste sin dejar de sonreir...
    Yo solo sé, que siempre ha estado aquí~
    ... Lamento no hacerle justicia, tu voz era más linda que la mia Mei...
    *observando la ciudad bajo el clima lluvioso transmitia un sentimiento grande de paz para ella, sin embargo, traia consigo un gran aburrimiento que limitaba a la kitsune un poco* Que hacer... Que hacer... ya sé *Agarra su guitarra junto a su teléfono buscando alguna musica que pueda tocar* Veamos, una que concuerde con el clima... *En lo que busca la música recuerda una la cual era la preferida de una vieja amiga, suspirando, afinando la guitarra y preparandose mentalmente, se dispone a tocar* 🎶Y si yo, decidiera abandonar todo quizá~ Puede que, la felicidad un día llegue a probar~ Mi pecho arde y ya no puedo respirar~ No puedo mas, ya no me hables mas~ Y qué tal, si encontrase yo la forma de olvidar~ Esta vida, seria entonces fácil de sobrellevar~ Dejar el llanto no esta a mi disposición~ No vengas mas, no aguanto verte más~ No importa cuánto trate yo de acercarme a ti~ Corazón solo es uno, y es solo tuyo~ Y es muy cruel, es tan cruel, preferiría arrancármelo~ Ten rómpelo, y destrúyelo, tan solo otórgame más dolor~ Gritaré, rogaré, todo mi cuerpo retorceré~ No me dejes ir, abrázate a mí, aquí prefiero yo descansar Y estar bien~ 🎶 *Con su voz y dentro de aquel departamento a oscuras, la Kitsune continua cantando suavemente, intentando imitar un poco el tono de una persona quien una vez fue especial para ella* 🎶Y si yo, de algún modo tuviese un corazón~ Como sé, donde está para poder así sentir~ Y tu dijiste sin dejar de sonreir... Yo solo sé, que siempre ha estado aquí~ 🎶 ... Lamento no hacerle justicia, tu voz era más linda que la mia Mei...
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  • Traición, desolación y soledad.

    Le ocurría desde hacía muchos años pero solo Adamai conocía su secreto. Ni siquiera se había atrevido a contarle a su propio padre lo que algunas noches parecía atormentarlo.

    Desde aquella batalla contra Nox y su primer contacto con el Selacube, se había percatado que parte de sus memorias pasaban lo atormentaban enas noches. Al principio constante, luego parecían aparecer solo cuando parecía afectarle algo como un recuerdo constante de un viejo fracaso que podría repetirse.

    Se removía en sueños, inquieto, mientras su mente repasaba las imágenes de antiguas vidas. De una historia ya olvidada pero que en realidad estaba firmemente tallada en su alma.
    Muerte, destrucción y llantos. El dolor de un puñal en la espalda de una traición.
    En sus sueños, podía ver lo que alguna vez fue el antiguo lugar que proclamaron como suyo en el mundo de los doce. Un elegante trono delicadamente trabajado por generaciones transmitidas en su pueblo, destruido y consumido por el fuego y la destrucción. El lejano ruido de un combate que parecía nunca terminar.
    En sueños, no podía verse a sí mismo, pero podía notarse sentado en el trono. Abatido. Cansado.

    A lo lejos, la feroz lucha contra una criatura tal vez tan antigua como el mismo krozmos y una de sus hermanas eliatropes.
    Podía distinguir el wakfu de su pueblo desvanecerse en el aire tras haber consumido hasta la última gota en un acto de desesperación y supervivencia. En su pecho, un agudo dolor tan insoportable que lo había adormecido. La pérdida de una mitad, de un igual, de un compañero y hermano. Su hermano.

    Herido y agotado. Incluso en su sueño juraba recordar el sentimiento de soledad y determinación. La necesidad de darlo todo hasta volver a su dofus.
    Las imágenes en su mente repasaron una feroz batalla antigua que lo llevaría hasta su propia destrucción antes de volver a su dofus.

    Despertaría agitado, transpirado y con el corazón acelerado. Jurando que si cerraba sus ojos podía volver a transportarse a tan lejano y doloroso recuerdo.
    Mientras ocultaba su rostro entre sus manos, intentaba controlar el temblor de su cuerpo y su acelerada respiración.

    — Está bien, ya pasó. —

    Se decía a sí mismo en su mente.

    — El mundo ya no está en peligro. Mi pueblo no es perseguido —

    Pero aunque insistía aquellas palabras en su mente, su corazón latía con dolorosa duda e inseguridad. Con el pasado miedo de volver a ser atormentados, perseguidos, por antiguas criaturas cargadas de poder y sed de venganza...
    Traición, desolación y soledad. Le ocurría desde hacía muchos años pero solo Adamai conocía su secreto. Ni siquiera se había atrevido a contarle a su propio padre lo que algunas noches parecía atormentarlo. Desde aquella batalla contra Nox y su primer contacto con el Selacube, se había percatado que parte de sus memorias pasaban lo atormentaban enas noches. Al principio constante, luego parecían aparecer solo cuando parecía afectarle algo como un recuerdo constante de un viejo fracaso que podría repetirse. Se removía en sueños, inquieto, mientras su mente repasaba las imágenes de antiguas vidas. De una historia ya olvidada pero que en realidad estaba firmemente tallada en su alma. Muerte, destrucción y llantos. El dolor de un puñal en la espalda de una traición. En sus sueños, podía ver lo que alguna vez fue el antiguo lugar que proclamaron como suyo en el mundo de los doce. Un elegante trono delicadamente trabajado por generaciones transmitidas en su pueblo, destruido y consumido por el fuego y la destrucción. El lejano ruido de un combate que parecía nunca terminar. En sueños, no podía verse a sí mismo, pero podía notarse sentado en el trono. Abatido. Cansado. A lo lejos, la feroz lucha contra una criatura tal vez tan antigua como el mismo krozmos y una de sus hermanas eliatropes. Podía distinguir el wakfu de su pueblo desvanecerse en el aire tras haber consumido hasta la última gota en un acto de desesperación y supervivencia. En su pecho, un agudo dolor tan insoportable que lo había adormecido. La pérdida de una mitad, de un igual, de un compañero y hermano. Su hermano. Herido y agotado. Incluso en su sueño juraba recordar el sentimiento de soledad y determinación. La necesidad de darlo todo hasta volver a su dofus. Las imágenes en su mente repasaron una feroz batalla antigua que lo llevaría hasta su propia destrucción antes de volver a su dofus. Despertaría agitado, transpirado y con el corazón acelerado. Jurando que si cerraba sus ojos podía volver a transportarse a tan lejano y doloroso recuerdo. Mientras ocultaba su rostro entre sus manos, intentaba controlar el temblor de su cuerpo y su acelerada respiración. — Está bien, ya pasó. — Se decía a sí mismo en su mente. — El mundo ya no está en peligro. Mi pueblo no es perseguido — Pero aunque insistía aquellas palabras en su mente, su corazón latía con dolorosa duda e inseguridad. Con el pasado miedo de volver a ser atormentados, perseguidos, por antiguas criaturas cargadas de poder y sed de venganza...
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