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Abandonó el lugar donde había ocurrido el inesperado encuentro con su supuesto hermano (https://ficrol.com/posts/272080 ) dejando a este en su propio charco de sangre debido a la estocada que Elizabeth había ejecutado momentos atrás. No había rastro de ninguna emoción, su rostro como una piedra impoluta vio la escena para luego dar la espalda sin dar pasos de retorno.

Sabía que Kazuo lidiaría bien con la situación que a ella la superaba.

Si de control de emociones se trataba, Elizabeth era una completa inepta, no había graduación, sólo un impulso que arrasaba con todo... Y tenía sentido, al fin de cuentas la pelirroja era fuego desde sus entrañas hasta el último pelo que pertenecía a su cabellera escarlata.

≪•◦ ❈ ◦•≫

Luego de avanzar un buen tramo ya estaba muy lejos del templo, había llegado a un pequeño claro donde pasaba un arroyo cristalino.
La paz del lugar contrastaba con la guerra que tenía dentro.
No aguantó más... gritó con fuerzas cayendo al suelo con sus manos tirando sus cabellos con desesperación, lloró desconsolada, los sentimientos encontrados se desbordaban de sus ojos en gruesas lágrimas de sal, no entendía por qué lloraba ni por qué tenía tanta ira dentro. En el fondo siempre deseó encontrar a otro Llama de Sangre, pero ¿Por qué dolía tanto?

El clima era favorecedor, la primavera se hacía presente en todo el bosque. Liz en medio de su crisis podía respirar el aroma de la naturaleza naciendo una vez más, como todo volvía a la vida después del crudo invierno.

Estar en medio del bosque aclaraba su mente, silenciaba la maraña de pensamientos que se agolpaban uno tras otro volviendo su cabeza un tormento.

De a poco su llanto comenzó a cesar, era increible lo que ese lugar hacía, resultaba casi mágico.

Sin dudarlo sumergió su cabeza en el agua gélida del arroyo, luego abrió su yukata para poder mojar sus pies y refrescar sus piernas.

El silencio- sin contar el flujo constante del riachuelo- era absoluto. Liz respiró en calma.

Esto era lo que necesitaba.

De pronto, el debil aleteo de un gorrión que estaba aprendiendo a volar llegó hacia la pelirroja, de inmediato extendió su mano para recibirle.
Una sonrisa se dibujó en los labios de Elizabeth.

Para ella la vida se trataba de estos regalos inesperados y las señales que venían con ellos.

En ese instante algo hizo "click"

¿Este era un mensaje implícito de la decisión que debía tomar sobre Elías?


✴ ────── Abandonó el lugar donde había ocurrido el inesperado encuentro con su supuesto hermano (https://ficrol.com/posts/272080 ) dejando a este en su propio charco de sangre debido a la estocada que Elizabeth había ejecutado momentos atrás. No había rastro de ninguna emoción, su rostro como una piedra impoluta vio la escena para luego dar la espalda sin dar pasos de retorno. Sabía que Kazuo lidiaría bien con la situación que a ella la superaba. Si de control de emociones se trataba, Elizabeth era una completa inepta, no había graduación, sólo un impulso que arrasaba con todo... Y tenía sentido, al fin de cuentas la pelirroja era fuego desde sus entrañas hasta el último pelo que pertenecía a su cabellera escarlata. ≪•◦ ❈ ◦•≫ Luego de avanzar un buen tramo ya estaba muy lejos del templo, había llegado a un pequeño claro donde pasaba un arroyo cristalino. La paz del lugar contrastaba con la guerra que tenía dentro. No aguantó más... gritó con fuerzas cayendo al suelo con sus manos tirando sus cabellos con desesperación, lloró desconsolada, los sentimientos encontrados se desbordaban de sus ojos en gruesas lágrimas de sal, no entendía por qué lloraba ni por qué tenía tanta ira dentro. En el fondo siempre deseó encontrar a otro Llama de Sangre, pero ¿Por qué dolía tanto? El clima era favorecedor, la primavera se hacía presente en todo el bosque. Liz en medio de su crisis podía respirar el aroma de la naturaleza naciendo una vez más, como todo volvía a la vida después del crudo invierno. Estar en medio del bosque aclaraba su mente, silenciaba la maraña de pensamientos que se agolpaban uno tras otro volviendo su cabeza un tormento. De a poco su llanto comenzó a cesar, era increible lo que ese lugar hacía, resultaba casi mágico. Sin dudarlo sumergió su cabeza en el agua gélida del arroyo, luego abrió su yukata para poder mojar sus pies y refrescar sus piernas. El silencio- sin contar el flujo constante del riachuelo- era absoluto. Liz respiró en calma. Esto era lo que necesitaba. De pronto, el debil aleteo de un gorrión que estaba aprendiendo a volar llegó hacia la pelirroja, de inmediato extendió su mano para recibirle. Una sonrisa se dibujó en los labios de Elizabeth. Para ella la vida se trataba de estos regalos inesperados y las señales que venían con ellos. En ese instante algo hizo "click" ¿Este era un mensaje implícito de la decisión que debía tomar sobre Elías?
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