• La diosa del amor se encontraba en sus bellos jardines lo más bellos del Olimpo, era una mañana tranquila en ese mismo lugar, Pero para ella no del todo. Ya que la mujer de bellos cabellos dorados que parecen ríos preciosos, estaba en un estado de desánimo, su pose decía mucho que hablar, tenía la cabeza cabizbaja y sus dedos tocaban aquella arpa que entonaba una melodía triste y lenta debido a los ánimos de la deidad.

    Estaba desanimada y triste por lo que sucedió con su amado hijo Eros el Dios del amor. Se había enterado este de los malos tratos que le a hecho Afrodita a la esposa de su hijo, Psique. Este le reclamo y le amenazó que si seguía tratando mal a su mujer, se alejaría de Afrodita, su madre, algo que quebró el corazón de la diosa. Nunca imagino que su amado hijo el quien crio y el quien más quiere de todos sus hijos le quiera dar la espalda.

    Esto causó en Afrodita un resentimiento más grande hacia Psique y un dolor que el amor no puede apagar, ya que el amor de madre hacia sus hijos es más fuerte que todo amor y más para la diosa.

    —Quizas Eros tenga razón... No me necesita... Ya es un hombre... O quizás ¿Tiene razón que Psique no se merece tales tratos?

    Aquellos sentimientos hacían que ella misma se contradiga a sus ideales, para ella considera que Psique merece ser castigada por dudar del amor que su hijo le siente y aparte ¿Cómo puede dudar después que Afrodita le permitió estar con el y después de todos aquellos retos que se le interponieron para llegar a eros?, por eso accedió a castigarla Pero su hijo está plenamente enamorado que no ve. Esa es la perspectiva de la Diosa Pero a la vez dentro de su ser trata de ver lo que su hijo ve. Pero es algo que le cuesta.

    Después la mujer de cabellos dorados soltó en llanto su dolor que no podía contener más. Dejo de tocar el arpa mientras de sus ojos caían lágrimas que manchaban las telas finas de sus prendas.

    —¿Que será la diosa del amor sin lo que más ama prefiere a una desconocida? ¿Vale la pena seguir aquí?

    Se preguntaba en su mente, estaba pensando en si irse del Olimpo y cumplir con lo que pidió Eros. Si el ya no prefiere a su madre y ahora más a su esposa... Era una decisión difícil para la diosa del amor ¿De que servía seguir aquí? Si su hijo lo que más ama le dió a atender de su posible abandono por el...

    Quizás irse del Olimpo sea una buena decisión para Afrodita para darse tiempo a reflexionar y entender a su hijo... Y descubrir que más puede hacer aparte de influir amor...

    "Aphrodite—Cap 1"

    #mitologiagriega #rol #español

    La diosa del amor se encontraba en sus bellos jardines lo más bellos del Olimpo, era una mañana tranquila en ese mismo lugar, Pero para ella no del todo. Ya que la mujer de bellos cabellos dorados que parecen ríos preciosos, estaba en un estado de desánimo, su pose decía mucho que hablar, tenía la cabeza cabizbaja y sus dedos tocaban aquella arpa que entonaba una melodía triste y lenta debido a los ánimos de la deidad. Estaba desanimada y triste por lo que sucedió con su amado hijo Eros el Dios del amor. Se había enterado este de los malos tratos que le a hecho Afrodita a la esposa de su hijo, Psique. Este le reclamo y le amenazó que si seguía tratando mal a su mujer, se alejaría de Afrodita, su madre, algo que quebró el corazón de la diosa. Nunca imagino que su amado hijo el quien crio y el quien más quiere de todos sus hijos le quiera dar la espalda. Esto causó en Afrodita un resentimiento más grande hacia Psique y un dolor que el amor no puede apagar, ya que el amor de madre hacia sus hijos es más fuerte que todo amor y más para la diosa. —Quizas Eros tenga razón... No me necesita... Ya es un hombre... O quizás ¿Tiene razón que Psique no se merece tales tratos? Aquellos sentimientos hacían que ella misma se contradiga a sus ideales, para ella considera que Psique merece ser castigada por dudar del amor que su hijo le siente y aparte ¿Cómo puede dudar después que Afrodita le permitió estar con el y después de todos aquellos retos que se le interponieron para llegar a eros?, por eso accedió a castigarla Pero su hijo está plenamente enamorado que no ve. Esa es la perspectiva de la Diosa Pero a la vez dentro de su ser trata de ver lo que su hijo ve. Pero es algo que le cuesta. Después la mujer de cabellos dorados soltó en llanto su dolor que no podía contener más. Dejo de tocar el arpa mientras de sus ojos caían lágrimas que manchaban las telas finas de sus prendas. —¿Que será la diosa del amor sin lo que más ama prefiere a una desconocida? ¿Vale la pena seguir aquí? Se preguntaba en su mente, estaba pensando en si irse del Olimpo y cumplir con lo que pidió Eros. Si el ya no prefiere a su madre y ahora más a su esposa... Era una decisión difícil para la diosa del amor ¿De que servía seguir aquí? Si su hijo lo que más ama le dió a atender de su posible abandono por el... Quizás irse del Olimpo sea una buena decisión para Afrodita para darse tiempo a reflexionar y entender a su hijo... Y descubrir que más puede hacer aparte de influir amor... "Aphrodite—Cap 1" #mitologiagriega #rol #español
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  • La bruma plateada se desliza con sigilo entre los pliegues del mundo onírico, danzando sin prisa sobre los campos del inconsciente. Eunoë flota, sin cuerpo, solo esencia, cuando un susurro de tristeza la guía hasta un rincón donde un sueño tiembla.

    〘Una humana… joven, frágil. Llora frente a un vidrio empañado por su dolor, y al otro lado del reflejo —como si el cristal aún recordara—, su padre le habla sin mover los labios. En sus ojos, la niña que fue. En el reflejo, el padre que aún la amaba. Y más atrás… risas de otro tiempo. Un columpio. Manos firmes que empujaban. Sol.〙

    Ella, como espíritu divino, se queda quieta. Observa. Siente cómo la pena oprime el sueño como un velo mojado. Entonces, gira sobre sí misma con suavidad, extendiendo su neblina como un suspiro largo.

    “Solo un poco… solo lo suficiente para que no duela más de lo necesario,” se dice.

    Y deja caer gotas de su •Mar de Sueños•, esa bruma sutil que no borra el dolor, pero lo convierte en recuerdo tierno, en canción lejana. El llanto no cesa de inmediato, pero la humana, por fin, logra cerrar los ojos… y sonreír, aunque sea un poco, en medio del llanto.

    Eunoë no dice nada. Solo se retira en espirales plateadas, dejando tras de sí un eco que susurra:

    “A veces, consolar no es callar el dolor… sino enseñarle a hablar con dulzura.”
    La bruma plateada se desliza con sigilo entre los pliegues del mundo onírico, danzando sin prisa sobre los campos del inconsciente. Eunoë flota, sin cuerpo, solo esencia, cuando un susurro de tristeza la guía hasta un rincón donde un sueño tiembla. 〘Una humana… joven, frágil. Llora frente a un vidrio empañado por su dolor, y al otro lado del reflejo —como si el cristal aún recordara—, su padre le habla sin mover los labios. En sus ojos, la niña que fue. En el reflejo, el padre que aún la amaba. Y más atrás… risas de otro tiempo. Un columpio. Manos firmes que empujaban. Sol.〙 Ella, como espíritu divino, se queda quieta. Observa. Siente cómo la pena oprime el sueño como un velo mojado. Entonces, gira sobre sí misma con suavidad, extendiendo su neblina como un suspiro largo. “Solo un poco… solo lo suficiente para que no duela más de lo necesario,” se dice. Y deja caer gotas de su •Mar de Sueños•, esa bruma sutil que no borra el dolor, pero lo convierte en recuerdo tierno, en canción lejana. El llanto no cesa de inmediato, pero la humana, por fin, logra cerrar los ojos… y sonreír, aunque sea un poco, en medio del llanto. Eunoë no dice nada. Solo se retira en espirales plateadas, dejando tras de sí un eco que susurra: “A veces, consolar no es callar el dolor… sino enseñarle a hablar con dulzura.”
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    𝗔𝘀𝗰𝗹𝗲𝗽𝗶𝘂𝘀, 𝘆 𝘀𝘂 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.

    Los Campos Elíseos, el Olimpo mismo… eran bellos, sí, perfectos, inmaculados. Pero también vacíos. Asclepius nunca encontró consuelo entre los mármoles fríos, ni entre los cantos eternos que no hablaban de sufrimiento, ni de redención.

    Para él, la auténtica divinidad palpitaba en el mundo humano: en el llanto de un recién nacido, en las manos temblorosas de un anciano, en la risa de quien había vencido a la enfermedad solo por un instante más. La humanidad, tan quebradiza y efímera, era más grandiosa que cualquier eternidad estéril.

    Así, Asclepius comenzó a descender más y más a la tierra de los mortales. No siempre como un dios glorioso. A veces, para evitar la adoración incómoda o los ruegos desesperados, adoptaba un alter ego: una figura de carne frágil, un viajero de rostro apacible y mirada profunda. Su andar permanecía etéreo, pero sus gestos, humanos.

    Como curandero errante, como alquimista misterioso o como simple peregrino, Asclepius recorrió aldeas, ciudades y desiertos, sanando discretamente, aprendiendo en cada paso la inmensidad del dolor y de la esperanza humana. Y cada vez que regresaba a su trono celestial, lo hacía con una nostalgia que ningún otro dios parecía comprender.

    "El Olimpo canta en lenguas antiguas.
    Pero aquí... aquí abajo, cada susurro humano pesa más que mil himnos."
    𝗔𝘀𝗰𝗹𝗲𝗽𝗶𝘂𝘀, 𝘆 𝘀𝘂 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱. Los Campos Elíseos, el Olimpo mismo… eran bellos, sí, perfectos, inmaculados. Pero también vacíos. Asclepius nunca encontró consuelo entre los mármoles fríos, ni entre los cantos eternos que no hablaban de sufrimiento, ni de redención. Para él, la auténtica divinidad palpitaba en el mundo humano: en el llanto de un recién nacido, en las manos temblorosas de un anciano, en la risa de quien había vencido a la enfermedad solo por un instante más. La humanidad, tan quebradiza y efímera, era más grandiosa que cualquier eternidad estéril. Así, Asclepius comenzó a descender más y más a la tierra de los mortales. No siempre como un dios glorioso. A veces, para evitar la adoración incómoda o los ruegos desesperados, adoptaba un alter ego: una figura de carne frágil, un viajero de rostro apacible y mirada profunda. Su andar permanecía etéreo, pero sus gestos, humanos. Como curandero errante, como alquimista misterioso o como simple peregrino, Asclepius recorrió aldeas, ciudades y desiertos, sanando discretamente, aprendiendo en cada paso la inmensidad del dolor y de la esperanza humana. Y cada vez que regresaba a su trono celestial, lo hacía con una nostalgia que ningún otro dios parecía comprender. "El Olimpo canta en lenguas antiguas. Pero aquí... aquí abajo, cada susurro humano pesa más que mil himnos."
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  • Sumergida, todo era quietud.
    El agua no ofrecía respuestas, pero tampoco hacía preguntas.
    Y eso era suficiente.

    El frío apagaba cada chispa que alguna vez la hizo arder.
    Ya no había ira, ni llanto, ni súplica.
    Solo esa calma helada que no la sanaba, pero la contenía.

    No era descanso, ni castigo.
    Era negación pura.
    Negarse a sentir, a gritar, a recordar.
    Negarse a ser alcanzada, ¿Castigándose? Quién sabe.

    El mundo, arriba, podía seguir quebrándose.
    Ella hoy no era parte de él, pero si de la naturaleza.
    Solo quería que el agua la envolviera,
    la mantuviera en pausa,
    como si el tiempo se hubiera alejado un instante de su nombre.
    Sumergida, todo era quietud. El agua no ofrecía respuestas, pero tampoco hacía preguntas. Y eso era suficiente. El frío apagaba cada chispa que alguna vez la hizo arder. Ya no había ira, ni llanto, ni súplica. Solo esa calma helada que no la sanaba, pero la contenía. No era descanso, ni castigo. Era negación pura. Negarse a sentir, a gritar, a recordar. Negarse a ser alcanzada, ¿Castigándose? Quién sabe. El mundo, arriba, podía seguir quebrándose. Ella hoy no era parte de él, pero si de la naturaleza. Solo quería que el agua la envolviera, la mantuviera en pausa, como si el tiempo se hubiera alejado un instante de su nombre.
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  • Recuerdo del ayer
    Categoría Slice of Life
    Consideración: No se mencionara el nombre de la persona de la historia, por lo que se utilizará el apodo "luciérnaga".

    7 am

    Ni siquiera sabía el porque ponía la alarma si de por sí me despertaba antes de que sonará, llevaba un par de meses así, me estaba costando conciliar el sueño de forma seguida que incluso a veces llegaba a perder la noción del tiempo, sentía que poco a poco todo me iba consumiendo lentamente.

    Sumándole a eso que constantemente estaba pendiente al celular, mis razones tenía aunque mi alrededor no parecía entenderlo.

    Con el cuerpo cansado me levante de la cama para realizar mi rutina, hoy tenia un evento en el Victoria Secret, algunas entrevistas que dar junto con el elenco y para ser sinceros mis ánimos no eran los mejores, pero tenía que...

    https://youtu.be/iy4mXZN1Zzk?si=71tAbdmdzjYfQi29

    1 pm

    Me encontraba sentada en el escenario junto con mis compañeras hablando con los reporteros, todos parecían estar fascinados por lo que se iba a realizar, se escuchaban muchas risas, música, flashes de todo un poco. Por mi parte atinaba a sonreír y responder una que otra pregunta, tenía otra vez esa sensación extraña en el pecho, pero en esta ocasión era más fuerte.

    -Lia...pss- escuche que me llamaban desde las cortinas, gire mi rostro hacia el lugar y ahí estaba una de las maquillistas con mi celular en la mano, su cara reflejaba preocupación y ¿compasión...?, no quería imaginarme lo peor, aunque en el fondo sabía que lo era. Trate de ignorarlo, pensando que podría ser otra situación. Pero supe que no era así, cuando la encargada entró al escenario disculpándose por la interrupción y sacándome de ese bullicio.

    -Lía...- hizo una breve pausa, esa voz "no, por favor"- Lucía esta reventando tu teléfono de llamadas, al ver que no contestabas me llamo a mí...tienes que ir al hospital ahora mismo, no creo que Luciérnaga pase de esta noche- susurro, todo se congelo en ese momento, en mi cabeza solo escuchaba "No pasa de esta noche", con la mayor rapidez posible tome mis cosas y salí corriendo del lugar para agarrar el primer taxi al hospital, escuche los gritos de la encargada llamándome, pero no me importo, simplemente me fui.

    En el taxi mi cabeza no paraba de recrear recuerdos de Luciérnaga, "No puede ser cierto, quizás...quizás solo sea una breve caída", trataba de justificar el que no se podía ir aquel día, no podía dejarme aquí sola, sin darme cuenta me había empezado a morder el pulgar para controlar el manojo de emociones que llevaba encima. Apenas vi la fachada del hospital, me apresure a pagar y correr por los pasillos hasta que los vi...

    Estaban todos reunidos en la sala, sus caras solo me confirmaban lo que me estaba negando a creer.

    -Lia- dijo Lucía al verme, sus ojos estaban rojos- tienes que despedirte de luciérnaga mientras sus signos vitales aún le permitan- todo dio vueltas a mi alrededor, su voz se escuho lejana, quería pensar que era una pesadilla, pero no era así, volví a la realidad cuando escuche el llanto de Martha.

    Trate de tranquilizarme, aunque sentía que todo mi cuerpo temblaba, me dirigí a una de las habitaciones para ponerme las batas quirúrgicas y seguí al doctor hasta la habitación de Luciérnaga, ahí estaba, con todos los cables alrededor de su cuerpo, la máquina de signos no paraba de subir y bajar, podía escuchar los latidos de mi propio corazón, golpeaba fuerte en mi pecho.

    -Tienes que despedirte mientras la máquina siga sonando- comentó el doctor mientras su vista pasaba de Luciérnaga a mí- te dejo sola- fue lo último que dijo antes de desaparecer del lugar.

    Me acerque a paso lento y no lo pude evitar, un sollozo escapó de mis labios, mis manos temblorosas se acercaron a las suyas.

    -Lle...llegué- tartamudee un poco- pensé que volverías a casa a comer la pizza que dejaste a medias- una pequeña sonrisa se asomo por mis labios- dijiste que volverías, que no me dejarías aquí sola - susurre mientras las lágrimas caían por mis mejillas- pero se, que esto no es vida para ti, vives por estos cables conectados...- "Vamos Lía, dilo...se tiene que ir en paz"- así que te dejo ir- susurre y por alguna razón el monitor aumento el ritmo cardíaco a estabilidad cuando dije aquella frase, sin embargo, volvió a bajar de nuevo- visitame en sueños Luciérnaga, te quiero mucho- con el último aliento que sentí que me podía dar, le di un abrazo fuerte, era la despedida...

    Aunque no quería separarme lo tuve que hacerlo, la máquina comenzó a sonar fuerte, dando a entender que sus signos iban decayendo cada vez más rápido, los doctores entraron y a mí me tuvieron que sacar de la sala, prefería quedarme con los momentos felices y la despedida.

    Me quite todo y me fui al mar, era su lugar favorito después de todo, los siguientes días fueron tan grises, una parte de mí se fue con luciérnaga aquel día, el velorio fue rápido pero tan deprimente para mí que no pude ir a casa en varios días por los recuerdos que atormentaban mi cabeza, tenía que tomarme un tiempo definitivamente.

    Consideración: No se mencionara el nombre de la persona de la historia, por lo que se utilizará el apodo "luciérnaga". 7 am Ni siquiera sabía el porque ponía la alarma si de por sí me despertaba antes de que sonará, llevaba un par de meses así, me estaba costando conciliar el sueño de forma seguida que incluso a veces llegaba a perder la noción del tiempo, sentía que poco a poco todo me iba consumiendo lentamente. Sumándole a eso que constantemente estaba pendiente al celular, mis razones tenía aunque mi alrededor no parecía entenderlo. Con el cuerpo cansado me levante de la cama para realizar mi rutina, hoy tenia un evento en el Victoria Secret, algunas entrevistas que dar junto con el elenco y para ser sinceros mis ánimos no eran los mejores, pero tenía que... https://youtu.be/iy4mXZN1Zzk?si=71tAbdmdzjYfQi29 1 pm Me encontraba sentada en el escenario junto con mis compañeras hablando con los reporteros, todos parecían estar fascinados por lo que se iba a realizar, se escuchaban muchas risas, música, flashes de todo un poco. Por mi parte atinaba a sonreír y responder una que otra pregunta, tenía otra vez esa sensación extraña en el pecho, pero en esta ocasión era más fuerte. -Lia...pss- escuche que me llamaban desde las cortinas, gire mi rostro hacia el lugar y ahí estaba una de las maquillistas con mi celular en la mano, su cara reflejaba preocupación y ¿compasión...?, no quería imaginarme lo peor, aunque en el fondo sabía que lo era. Trate de ignorarlo, pensando que podría ser otra situación. Pero supe que no era así, cuando la encargada entró al escenario disculpándose por la interrupción y sacándome de ese bullicio. -Lía...- hizo una breve pausa, esa voz "no, por favor"- Lucía esta reventando tu teléfono de llamadas, al ver que no contestabas me llamo a mí...tienes que ir al hospital ahora mismo, no creo que Luciérnaga pase de esta noche- susurro, todo se congelo en ese momento, en mi cabeza solo escuchaba "No pasa de esta noche", con la mayor rapidez posible tome mis cosas y salí corriendo del lugar para agarrar el primer taxi al hospital, escuche los gritos de la encargada llamándome, pero no me importo, simplemente me fui. En el taxi mi cabeza no paraba de recrear recuerdos de Luciérnaga, "No puede ser cierto, quizás...quizás solo sea una breve caída", trataba de justificar el que no se podía ir aquel día, no podía dejarme aquí sola, sin darme cuenta me había empezado a morder el pulgar para controlar el manojo de emociones que llevaba encima. Apenas vi la fachada del hospital, me apresure a pagar y correr por los pasillos hasta que los vi... Estaban todos reunidos en la sala, sus caras solo me confirmaban lo que me estaba negando a creer. -Lia- dijo Lucía al verme, sus ojos estaban rojos- tienes que despedirte de luciérnaga mientras sus signos vitales aún le permitan- todo dio vueltas a mi alrededor, su voz se escuho lejana, quería pensar que era una pesadilla, pero no era así, volví a la realidad cuando escuche el llanto de Martha. Trate de tranquilizarme, aunque sentía que todo mi cuerpo temblaba, me dirigí a una de las habitaciones para ponerme las batas quirúrgicas y seguí al doctor hasta la habitación de Luciérnaga, ahí estaba, con todos los cables alrededor de su cuerpo, la máquina de signos no paraba de subir y bajar, podía escuchar los latidos de mi propio corazón, golpeaba fuerte en mi pecho. -Tienes que despedirte mientras la máquina siga sonando- comentó el doctor mientras su vista pasaba de Luciérnaga a mí- te dejo sola- fue lo último que dijo antes de desaparecer del lugar. Me acerque a paso lento y no lo pude evitar, un sollozo escapó de mis labios, mis manos temblorosas se acercaron a las suyas. -Lle...llegué- tartamudee un poco- pensé que volverías a casa a comer la pizza que dejaste a medias- una pequeña sonrisa se asomo por mis labios- dijiste que volverías, que no me dejarías aquí sola - susurre mientras las lágrimas caían por mis mejillas- pero se, que esto no es vida para ti, vives por estos cables conectados...- "Vamos Lía, dilo...se tiene que ir en paz"- así que te dejo ir- susurre y por alguna razón el monitor aumento el ritmo cardíaco a estabilidad cuando dije aquella frase, sin embargo, volvió a bajar de nuevo- visitame en sueños Luciérnaga, te quiero mucho- con el último aliento que sentí que me podía dar, le di un abrazo fuerte, era la despedida... Aunque no quería separarme lo tuve que hacerlo, la máquina comenzó a sonar fuerte, dando a entender que sus signos iban decayendo cada vez más rápido, los doctores entraron y a mí me tuvieron que sacar de la sala, prefería quedarme con los momentos felices y la despedida. Me quite todo y me fui al mar, era su lugar favorito después de todo, los siguientes días fueron tan grises, una parte de mí se fue con luciérnaga aquel día, el velorio fue rápido pero tan deprimente para mí que no pude ir a casa en varios días por los recuerdos que atormentaban mi cabeza, tenía que tomarme un tiempo definitivamente.
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  • [ 𝑱𝒆𝒔𝒖𝒔 𝒊𝒔 𝒎𝒚 𝒗𝒊𝒓𝒕𝒖𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑱𝒖𝒅𝒂𝒔 𝒊𝒔 𝒕𝒉𝒆 𝒅𝒆𝒎𝒐𝒏 𝑰 𝒄𝒍𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒐. — 𝑩𝒆𝒏𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒔𝒆𝒂𝒔 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐.]





    Había llegado un nuevo pastor a la iglesia. Su presencia no pasó desapercibida: voz cálida, rostro amable, una figura que inspiraba confianza incluso en los más escépticos. Pero algo en él, algo oculto bajo la sotana impecablemente planchada, inquietaba.

    ¿Cuando la última vez que pisó una iglesia? Quizá más de un año atrás… y no por fe. Estaba allí por una razón: deshacerse de alguien, un contratista principal de la familia Di Conti, su familia.

    — Fratelli e sorelle, siamo qui oggi riuniti per rendere omaggio e commemorare con devozione la Santa Domenica, giorno del Signore, fonte di luce e di grazia per tutti noi.

    Sabía cómo interpretar su papel. Le gustaba. Jugar al santo, al pastor entregado. Con su mirada ámbar suave, casi melosa, y una sonrisa que coqueteaba con la inocencia, observaba el ritual como un espectáculo privado.

    𝗗𝗲 𝗽𝗶𝗲. 𝗔𝗿𝗿𝗼𝗱í𝗹𝗹𝗲𝗻𝘀𝗲. 𝗗𝗲 𝗽𝗶𝗲 𝗼𝘁𝗿𝗮 𝘃𝗲𝘇. 𝗔𝗿𝗿𝗼𝗱í𝗹𝗹𝗲𝗻𝘀𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝘃𝗲𝘇 𝗺á𝘀.
    𝗖𝗼𝗺𝗼 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼𝘀 𝗯𝗶𝗲𝗻 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲𝗻𝗮𝗱𝗼𝘀.

    Era Domingo de Resurrección. La iglesia desbordaba de fieles, cientos de cuerpos apretujados bajo la cúpula dorada, expectantes por recibir la hostia y el vino.

    El cuerpo y la sangre de Cristo.

    𝗕𝘂𝗲𝗻 𝗰𝗵𝗶𝗰𝗼… 𝗮𝗵𝗼𝗿𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗲.

    El caos no tardó en llegar.
    Un grito desgarró el aire. Un hombre cayó al suelo, convulsionando violentamente frente al altar. El pánico se esparció como pólvora entre los bancos. Voces, llantos, carreras desesperadas.

    Ryan sin embargo se mantuvo quieto. Observando con interés como aquel cuerpo se movía frenéticamente hasta que después de un corto tiempo, dejo de hacerlo.

    Si lo hubiera matado hace tres días... ¿Ese hombre hubiera revivido?

    Fue la única cosa que se cuestionó antes de abandonar aquella iglesia. Había recibido un mensaje nuevo, nada bueno.

    Cierta alemana había desaparecido dejando todo a cargo a él. Era hora de volver al trabajo.
    [ 𝑱𝒆𝒔𝒖𝒔 𝒊𝒔 𝒎𝒚 𝒗𝒊𝒓𝒕𝒖𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑱𝒖𝒅𝒂𝒔 𝒊𝒔 𝒕𝒉𝒆 𝒅𝒆𝒎𝒐𝒏 𝑰 𝒄𝒍𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒐. — 𝑩𝒆𝒏𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒔𝒆𝒂𝒔 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐.] Había llegado un nuevo pastor a la iglesia. Su presencia no pasó desapercibida: voz cálida, rostro amable, una figura que inspiraba confianza incluso en los más escépticos. Pero algo en él, algo oculto bajo la sotana impecablemente planchada, inquietaba. ¿Cuando la última vez que pisó una iglesia? Quizá más de un año atrás… y no por fe. Estaba allí por una razón: deshacerse de alguien, un contratista principal de la familia Di Conti, su familia. — Fratelli e sorelle, siamo qui oggi riuniti per rendere omaggio e commemorare con devozione la Santa Domenica, giorno del Signore, fonte di luce e di grazia per tutti noi. Sabía cómo interpretar su papel. Le gustaba. Jugar al santo, al pastor entregado. Con su mirada ámbar suave, casi melosa, y una sonrisa que coqueteaba con la inocencia, observaba el ritual como un espectáculo privado. 𝗗𝗲 𝗽𝗶𝗲. 𝗔𝗿𝗿𝗼𝗱í𝗹𝗹𝗲𝗻𝘀𝗲. 𝗗𝗲 𝗽𝗶𝗲 𝗼𝘁𝗿𝗮 𝘃𝗲𝘇. 𝗔𝗿𝗿𝗼𝗱í𝗹𝗹𝗲𝗻𝘀𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝘃𝗲𝘇 𝗺á𝘀. 𝗖𝗼𝗺𝗼 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼𝘀 𝗯𝗶𝗲𝗻 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲𝗻𝗮𝗱𝗼𝘀. Era Domingo de Resurrección. La iglesia desbordaba de fieles, cientos de cuerpos apretujados bajo la cúpula dorada, expectantes por recibir la hostia y el vino. El cuerpo y la sangre de Cristo. 𝗕𝘂𝗲𝗻 𝗰𝗵𝗶𝗰𝗼… 𝗮𝗵𝗼𝗿𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗲. El caos no tardó en llegar. Un grito desgarró el aire. Un hombre cayó al suelo, convulsionando violentamente frente al altar. El pánico se esparció como pólvora entre los bancos. Voces, llantos, carreras desesperadas. Ryan sin embargo se mantuvo quieto. Observando con interés como aquel cuerpo se movía frenéticamente hasta que después de un corto tiempo, dejo de hacerlo. Si lo hubiera matado hace tres días... ¿Ese hombre hubiera revivido? Fue la única cosa que se cuestionó antes de abandonar aquella iglesia. Había recibido un mensaje nuevo, nada bueno. Cierta alemana había desaparecido dejando todo a cargo a él. Era hora de volver al trabajo.
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  • ¿Qué perdí en tu ausencia?

    Ahora hay silencio de tu voz en mi mente.
    Siento el frio de la casa, perdiendo el aroma de tu ser en los lugares donde te acomodabas.
    La música dejo de tener sabor.
    La comida dejo de tener tu sazón.
    Las visitas cesaron.
    Las flores se secaron.
    Y aunque los gastos de tus ayudas incrementaron, ahora sí hago algo mal me faltan tus regaños.
    Incluso en las noches los grillos dejaron de asomarse, Y en el día las aves ya no quieren cantar.
    La sonrisa de mi rostro dejo de ser continua, ya no me duele el estómago por la risa.
    La guitarra se convirtió en mi tesoro más preciado... Pero me faltan tus canciones para acompañar su llanto.
    Me e aislado aferrandome a tu imagen, Pero me dicen que debo dejarte ir para seguir adelante.
    Ya no paso por los campos verdes con el olor a pasto mojado, ya no camino en los lotes de tus tierras en los cuales visitabamos.
    Y aunque las reuniones se convirtieron más pequeños... Sigo brindando derramando el licor en el suelo por tu recuerdo.
    ¿Qué perdí en tu ausencia? Ahora hay silencio de tu voz en mi mente. Siento el frio de la casa, perdiendo el aroma de tu ser en los lugares donde te acomodabas. La música dejo de tener sabor. La comida dejo de tener tu sazón. Las visitas cesaron. Las flores se secaron. Y aunque los gastos de tus ayudas incrementaron, ahora sí hago algo mal me faltan tus regaños. Incluso en las noches los grillos dejaron de asomarse, Y en el día las aves ya no quieren cantar. La sonrisa de mi rostro dejo de ser continua, ya no me duele el estómago por la risa. La guitarra se convirtió en mi tesoro más preciado... Pero me faltan tus canciones para acompañar su llanto. Me e aislado aferrandome a tu imagen, Pero me dicen que debo dejarte ir para seguir adelante. Ya no paso por los campos verdes con el olor a pasto mojado, ya no camino en los lotes de tus tierras en los cuales visitabamos. Y aunque las reuniones se convirtieron más pequeños... Sigo brindando derramando el licor en el suelo por tu recuerdo.
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  • Observaba su pueblo en llamas, la sangre escurrida por todas partes. Cuerpo por doquier, ya no oía más llantos ni palabras de súplica. Todo había terminado, solo quedaba ella, quedaba su alma.

    Horrorizada y entre lágrimas, veía el cuerpo degollado de su hermano menor, no quería vivir en un mundo donde él estuviese muerto, un mundo que se convertía en infierno. Así que tomando cuidadosamente su espada, la empezó a pasar por su cuello, tratando de morir como espíritu.
    Observaba su pueblo en llamas, la sangre escurrida por todas partes. Cuerpo por doquier, ya no oía más llantos ni palabras de súplica. Todo había terminado, solo quedaba ella, quedaba su alma. Horrorizada y entre lágrimas, veía el cuerpo degollado de su hermano menor, no quería vivir en un mundo donde él estuviese muerto, un mundo que se convertía en infierno. Así que tomando cuidadosamente su espada, la empezó a pasar por su cuello, tratando de morir como espíritu.
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  • ¿Porque tenia que ser así? ¿Porque?... El solo quería ser feliz... Vivir en paz... Pero... Ahora entiendo que la completa obediencia es necesaria en la familia... Perdoname Hikaru... Intente que no te hicieran nada... Y falle...

    》Mantenia una pluma marron en su mano, lo unico que habia podido "rescatar" de su hermano, en completa soledad dejaria salir su dolor, un llanto constante《
    ¿Porque tenia que ser así? ¿Porque?... El solo quería ser feliz... Vivir en paz... Pero... Ahora entiendo que la completa obediencia es necesaria en la familia... Perdoname Hikaru... Intente que no te hicieran nada... Y falle... 》Mantenia una pluma marron en su mano, lo unico que habia podido "rescatar" de su hermano, en completa soledad dejaria salir su dolor, un llanto constante《
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  • —Estaba por descansar al fin después de tanto jaleo por fin se durmió el llanto de Damián hacia que mis ondas cerebrales y auditivas colapsen solo quería estar pegado a mi o mejor dicho a su fuente de alimento me sentía exahusto escuché el celular notificandome un mensaje de mi manager dándome informes de una presentación que debía de hacer no podía retractarme en cancelarlo o aplazarlo Pero aún me quedaba tiempo nuevamente me recuesto en el sillón y poco a poco cierro mis ojos quedando dormido -
    —Estaba por descansar al fin después de tanto jaleo por fin se durmió el llanto de Damián hacia que mis ondas cerebrales y auditivas colapsen solo quería estar pegado a mi o mejor dicho a su fuente de alimento me sentía exahusto escuché el celular notificandome un mensaje de mi manager dándome informes de una presentación que debía de hacer no podía retractarme en cancelarlo o aplazarlo Pero aún me quedaba tiempo nuevamente me recuesto en el sillón y poco a poco cierro mis ojos quedando dormido -
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