• —Ignorases no por ceguera,
    sino por elección.—

    Vióse el rostro del Murmullo inclinarse apenas,
    pues no concebía la idea.

    —Halláronse faros,
    mas cerrasen los ojos.
    Alumbrase el saber,
    mas temiesen su brillo.—

    Una pausa, sin respiración,

    —¿Qué miedo tan hondo es ese,
    que prefiere lo simple a lo cierto?
    ¿Tan dulce el barro de la ignorancia,
    que os complace ahogaros en él?—

    Idea errante.
    Pensamiento no querido.

    —Pronunciáronse juicios sin nombre.
    Despreciáronse voces por no gritar.
    Y en las ruinas del entendimiento,
    alzáronse altares a la opinión vacía.—

    Deformóse su rostro,
    En gesto de lástima.
    Tranformase esta en rabia.

    —¡Ciérrense los ojos si teméis la luz,
    pero no os quejéis del abismo en que caéis!
    ¡Destrúyanse los oídos sordos,
    que sólo escuchan su eco!—

    —¡Quemen los libros si los temen,
    pero no llamen sabiduría a su ceniza!
    ¡Degüellen al que piensa,
    porque su verdad incomoda su ignorancia!—

    —Proclamáronse sabios sin saber leer,
    erigieron tronos sobre la tierra baldía del pensamiento.
    ¡Y a quien trae preguntas, se le crucifica por hereje!—

    Temblase mi semblante,
    pues no cupiese en mi la rabia.

    —No sois ciegos:
    os arrancasteis los ojos.
    No sois sordos:
    ahogasteis toda voz distinta.—
    —Ignorases no por ceguera, sino por elección.— Vióse el rostro del Murmullo inclinarse apenas, pues no concebía la idea. —Halláronse faros, mas cerrasen los ojos. Alumbrase el saber, mas temiesen su brillo.— Una pausa, sin respiración, —¿Qué miedo tan hondo es ese, que prefiere lo simple a lo cierto? ¿Tan dulce el barro de la ignorancia, que os complace ahogaros en él?— Idea errante. Pensamiento no querido. —Pronunciáronse juicios sin nombre. Despreciáronse voces por no gritar. Y en las ruinas del entendimiento, alzáronse altares a la opinión vacía.— Deformóse su rostro, En gesto de lástima. Tranformase esta en rabia. —¡Ciérrense los ojos si teméis la luz, pero no os quejéis del abismo en que caéis! ¡Destrúyanse los oídos sordos, que sólo escuchan su eco!— —¡Quemen los libros si los temen, pero no llamen sabiduría a su ceniza! ¡Degüellen al que piensa, porque su verdad incomoda su ignorancia!— —Proclamáronse sabios sin saber leer, erigieron tronos sobre la tierra baldía del pensamiento. ¡Y a quien trae preguntas, se le crucifica por hereje!— Temblase mi semblante, pues no cupiese en mi la rabia. —No sois ciegos: os arrancasteis los ojos. No sois sordos: ahogasteis toda voz distinta.—
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  • El murmullo tenue del pasillo quedó atrás cuando Kelly cerró la puerta tras de sí. La suite era amplia, bañada en una luz dorada que caía desde la lámpara de pared como un suspiro del pasado. Todo en esa habitación olía a otra época: la mesita de mármol, el terciopelo en las cortinas, el silencio cuidadosamente construido entre sus paredes.

    Ella no se sentó. No se acomodó. Solo caminó con la certeza de quien lleva demasiado tiempo esperando algo que aún no sabe si quiere.

    Sus dedos rozaron el teléfono antes de tomar el auricular. Lo sostuvo unos segundos, como si fuera más un recuerdo que un objeto.

    —¿Sí?... —su voz fue baja, suave, cargada de algo que no se podía definir del todo—. Sabía que llamarías.

    El tono no sonó al otro lado de la línea. No lo necesitaba. Algunas cosas no requieren confirmación para saberse ciertas.


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    El murmullo tenue del pasillo quedó atrás cuando Kelly cerró la puerta tras de sí. La suite era amplia, bañada en una luz dorada que caía desde la lámpara de pared como un suspiro del pasado. Todo en esa habitación olía a otra época: la mesita de mármol, el terciopelo en las cortinas, el silencio cuidadosamente construido entre sus paredes. Ella no se sentó. No se acomodó. Solo caminó con la certeza de quien lleva demasiado tiempo esperando algo que aún no sabe si quiere. Sus dedos rozaron el teléfono antes de tomar el auricular. Lo sostuvo unos segundos, como si fuera más un recuerdo que un objeto. —¿Sí?... —su voz fue baja, suave, cargada de algo que no se podía definir del todo—. Sabía que llamarías. El tono no sonó al otro lado de la línea. No lo necesitaba. Algunas cosas no requieren confirmación para saberse ciertas. #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • ❝ ¡Reúnanse todos! La reunión ha comenzado. ❞ La voz retumbó como una campana, infantil y cantarina, una voz que no debería tener cabida en un lugar tan importante como en el que se encontraban.
    ❝ Cierren sus puertas, ustedes. . . Dejen de escribir en sus diarios. Ella ha hablado otra vez. ❞

    Uno a uno, como sombras, los eruditos del Coro emergieron de los corredores enmohecidos. Se deslizaban entre las columnas del claustro interior con la serenidad incorpórea de un mal presagio. Vestían el blanco puro de la devoción, inmaculados, nadie preguntó quién los había convocado.

    Todos sabían que era Ephraim.

    El salón común, usualmente reservado a los que deliraban tras las transfusiones o lloraban bajo el peso de la revelación, había sido despejado a toda prisa. Los frascos con restos de investigación, los atlas anatómicos cubiertos de sangre, los mapas hurtados al Observatorio... todo fue apartado para dar lugar a quienes realmente comprendían lo que era tener hambre de conocimiento.

    Y allí estaba él. Ephraim.
    Sentado con sus iguales, aunque no había entre ellos ninguno que pudiera considerarse su par. Su porte era el de un noble de Yharnam: recto, elegante, casi hermoso bajo la penumbra. Pero su voz, oh... su voz era la de un niño somnoliento, leve y distante.

    ❝ Escuchen. . . ❞ susurró con una sonrisa torcida, imperfecta, como si la piel no supiera ya imitar la alegría humana. ❝ Ebrietas me ha hablado esta noche. Un cántico sin fin, un murmullo sobre el lugar donde se arrastra la simiente estelar. Debemos sembrarla. Debemos verla florecer. ❞

    Ninguno osó reír. Nadie parpadeó. A su alrededor, cuatro figuras permanecían atentas, prisioneras de su deber. Uno escribía con furia ciega, los dedos crispados, la pluma arañando el pergamino como si temiera olvidar incluso una sílaba. Los otros observaban en un silencio reverencial, ojos abiertos, como si intentaran tragar el conocimiento que le estaban ofreciendo.

    En el centro de la mesa, descansaba un frasco de vidrio reforzado. Y en su interior, latía algo.

    Una criatura.

    Palpitante, húmeda, apenas nacida. Sus múltiples ojos algunos abiertos, otros aún cerrados, se movían con lentitud. Los tentáculos blandos, suaves como carne en sueños, se contraían y estiraban en un ritmo ajeno al tiempo. Ephraim la contemplaba con devoción, como un escultor a su obra maestra aún inacabada. La alzó con ambas manos, y la criatura brilló levemente bajo la tenue luz del candil.

    ❝ Miren que bella es mi hija ❞ dijo, con una voz tan suave que dolía. ❝ Los susurros me guiaron... la hallé entre la sangre tibia de un niño muerto, y el sueño olvidado de una bestia hambrienta. La luz interior aún trabaja en ella. Aún no es perfecta. Pero pronto... muy pronto, hablará. ❞

    Los tentáculos se agitaron con delicadeza, casi en respuesta. Uno de los ojos se abrió con una lentitud ceremoniosa, y por un instante terrible, pareció que entendía. Ephraim ladeó la cabeza, como si escuchara una vocecita secreta que el resto apenas podía intuir.

    ❝ ¿También la oyes, pequeña? Sí. . . las estrellas están tan cerca. . . tan cerca. ❞
    ❝ ¡Reúnanse todos! La reunión ha comenzado. ❞ La voz retumbó como una campana, infantil y cantarina, una voz que no debería tener cabida en un lugar tan importante como en el que se encontraban. ❝ Cierren sus puertas, ustedes. . . Dejen de escribir en sus diarios. Ella ha hablado otra vez. ❞ Uno a uno, como sombras, los eruditos del Coro emergieron de los corredores enmohecidos. Se deslizaban entre las columnas del claustro interior con la serenidad incorpórea de un mal presagio. Vestían el blanco puro de la devoción, inmaculados, nadie preguntó quién los había convocado. Todos sabían que era Ephraim. El salón común, usualmente reservado a los que deliraban tras las transfusiones o lloraban bajo el peso de la revelación, había sido despejado a toda prisa. Los frascos con restos de investigación, los atlas anatómicos cubiertos de sangre, los mapas hurtados al Observatorio... todo fue apartado para dar lugar a quienes realmente comprendían lo que era tener hambre de conocimiento. Y allí estaba él. Ephraim. Sentado con sus iguales, aunque no había entre ellos ninguno que pudiera considerarse su par. Su porte era el de un noble de Yharnam: recto, elegante, casi hermoso bajo la penumbra. Pero su voz, oh... su voz era la de un niño somnoliento, leve y distante. ❝ Escuchen. . . ❞ susurró con una sonrisa torcida, imperfecta, como si la piel no supiera ya imitar la alegría humana. ❝ Ebrietas me ha hablado esta noche. Un cántico sin fin, un murmullo sobre el lugar donde se arrastra la simiente estelar. Debemos sembrarla. Debemos verla florecer. ❞ Ninguno osó reír. Nadie parpadeó. A su alrededor, cuatro figuras permanecían atentas, prisioneras de su deber. Uno escribía con furia ciega, los dedos crispados, la pluma arañando el pergamino como si temiera olvidar incluso una sílaba. Los otros observaban en un silencio reverencial, ojos abiertos, como si intentaran tragar el conocimiento que le estaban ofreciendo. En el centro de la mesa, descansaba un frasco de vidrio reforzado. Y en su interior, latía algo. Una criatura. Palpitante, húmeda, apenas nacida. Sus múltiples ojos algunos abiertos, otros aún cerrados, se movían con lentitud. Los tentáculos blandos, suaves como carne en sueños, se contraían y estiraban en un ritmo ajeno al tiempo. Ephraim la contemplaba con devoción, como un escultor a su obra maestra aún inacabada. La alzó con ambas manos, y la criatura brilló levemente bajo la tenue luz del candil. ❝ Miren que bella es mi hija ❞ dijo, con una voz tan suave que dolía. ❝ Los susurros me guiaron... la hallé entre la sangre tibia de un niño muerto, y el sueño olvidado de una bestia hambrienta. La luz interior aún trabaja en ella. Aún no es perfecta. Pero pronto... muy pronto, hablará. ❞ Los tentáculos se agitaron con delicadeza, casi en respuesta. Uno de los ojos se abrió con una lentitud ceremoniosa, y por un instante terrible, pareció que entendía. Ephraim ladeó la cabeza, como si escuchara una vocecita secreta que el resto apenas podía intuir. ❝ ¿También la oyes, pequeña? Sí. . . las estrellas están tan cerca. . . tan cerca. ❞
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  • Pérdida de la razón

    (Primera etapa: la negación) ( @El Murmullo)

    –“Aún no lo entiendo. Aún quería aferrarme a la idea de que todo lo que pasó fue solo un mal sueño…
    Quería creer que lo que hice no estuvo mal.
    Quería pensar que la del error no era yo.")

    °Tal vez si recordaba todo lo que hice mal, tal vez... solo tal vez, podría entender lo que estaba ocurriendo.

    Pero no importa.
    No quiero aceptar que esto está pasando.
    No quiero aceptar que mi miedo a sentir, mi miedo a aferrarme a alguien...
    sea la razón por la que ahora estoy sola.°

    °Mi tristeza me arrastró hasta la fría comodidad de mi cama.
    Aunque la ropa me estorbaba, la verdad era que lo que realmente deseaba era arrancarme de encima estos sentimientos que me carcomían la piel.
    Y, al parecer, quitarme las prendas fue la única forma que encontré de sentirme libre.°

    —"¿Pobre…?"

    —"¿Pero por qué? No pasó nada... Tal vez lo único que necesitábamos era tiempo… sí, eso.

    Tal vez el error fue de él, y no mío…"

    °Con los ojos nublados por las lágrimas y el desconcierto, miré hacia la puerta.
    Vi una sombra.
    Por un instante, parecía que todo había sido un mal sueño, y comencé a reír, desesperada, mientras las lágrimas escapaban sin control.°

    —Volviste…
    Lo sabía… sabía que todo fue una mentira.
    ¿Me fui por mucho tiempo, verdad?

    °A veces la tristeza es tanta que nos hace ver y sentir cosas solo para que el cuerpo pueda seguir.
    Pero para mí, esto era tan real…
    que, honestamente, no importaba si moría en ese momento.°
    Pérdida de la razón (Primera etapa: la negación) ( @El Murmullo) 💭 –“Aún no lo entiendo. Aún quería aferrarme a la idea de que todo lo que pasó fue solo un mal sueño… Quería creer que lo que hice no estuvo mal. Quería pensar que la del error no era yo.") °Tal vez si recordaba todo lo que hice mal, tal vez... solo tal vez, podría entender lo que estaba ocurriendo. Pero no importa. No quiero aceptar que esto está pasando. No quiero aceptar que mi miedo a sentir, mi miedo a aferrarme a alguien... sea la razón por la que ahora estoy sola.° °Mi tristeza me arrastró hasta la fría comodidad de mi cama. Aunque la ropa me estorbaba, la verdad era que lo que realmente deseaba era arrancarme de encima estos sentimientos que me carcomían la piel. Y, al parecer, quitarme las prendas fue la única forma que encontré de sentirme libre.° —"¿Pobre…?" —"¿Pero por qué? No pasó nada... Tal vez lo único que necesitábamos era tiempo… sí, eso. Tal vez el error fue de él, y no mío…" °Con los ojos nublados por las lágrimas y el desconcierto, miré hacia la puerta. Vi una sombra. Por un instante, parecía que todo había sido un mal sueño, y comencé a reír, desesperada, mientras las lágrimas escapaban sin control.° —Volviste… Lo sabía… sabía que todo fue una mentira. ¿Me fui por mucho tiempo, verdad? °A veces la tristeza es tanta que nos hace ver y sentir cosas solo para que el cuerpo pueda seguir. Pero para mí, esto era tan real… que, honestamente, no importaba si moría en ese momento.°
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  • Agua para los sedientos.
    Fandom OC
    Categoría Drama
    Mermid Daminet

    Una historia nueva que escuchar, una grieta nueva que descubrir.

    Entró sin abrir las puertas, pues no era carne. Atravesó todo en su camino con tal de llegar al tan aclamado destino.

    Una habitación aparentemente maltratada, por nada más que las emociones que la abordaban.

    Todo estaba en orden, pero para el murmullo, todo carecía de sentido, todo era caos.

    Una emoción que al murmullo le resultaba totalmente ajena, el amor, pero este no era común.

    Sentimiento antaño brillante, ahora no parecía más que una flor mustia, marchita. Una flor a la que habían tratado de ahogar en esperanzas de verla florecer algún día.

    Y así, yacía la chica, rodeada por ese remolino de emociones.

    El murmullo finalmente se hizo visible a ojos ajenos, siendo apenas una sombra más de la habitación.

    Una silueta aparentemente masculina, casi juvenil, pero nada era distinguible en la misma.

    En el rostro del murmullo, se manifestaron dos orbes blanquecinos. Observó en silencio a la ajena.

    Alzó la voz.

    —Pobre...—

    Un susurro que se manifestaba directamente en oídos ajenos, como si se encontrase justo tras su oído.

    El murmullo sintió lástima, pues no era ajeno a las emociones.

    —¿Regaste en demasía tu planta?¿No hallase descanso en la soledad?—

    Interrogó de manera repentina, no solía ser el primero en alzar la voz, mas la situación provocó esa reacción en él.
    [flash_navy_bat_117] Una historia nueva que escuchar, una grieta nueva que descubrir. Entró sin abrir las puertas, pues no era carne. Atravesó todo en su camino con tal de llegar al tan aclamado destino. Una habitación aparentemente maltratada, por nada más que las emociones que la abordaban. Todo estaba en orden, pero para el murmullo, todo carecía de sentido, todo era caos. Una emoción que al murmullo le resultaba totalmente ajena, el amor, pero este no era común. Sentimiento antaño brillante, ahora no parecía más que una flor mustia, marchita. Una flor a la que habían tratado de ahogar en esperanzas de verla florecer algún día. Y así, yacía la chica, rodeada por ese remolino de emociones. El murmullo finalmente se hizo visible a ojos ajenos, siendo apenas una sombra más de la habitación. Una silueta aparentemente masculina, casi juvenil, pero nada era distinguible en la misma. En el rostro del murmullo, se manifestaron dos orbes blanquecinos. Observó en silencio a la ajena. Alzó la voz. —Pobre...— Un susurro que se manifestaba directamente en oídos ajenos, como si se encontrase justo tras su oído. El murmullo sintió lástima, pues no era ajeno a las emociones. —¿Regaste en demasía tu planta?¿No hallase descanso en la soledad?— Interrogó de manera repentina, no solía ser el primero en alzar la voz, mas la situación provocó esa reacción en él.
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  • Punto de inflexión
    Fandom OC
    Categoría Drama
    Freya Magrina

    Yaciera la ajena en cama digna de nobles. El murmullo observaba desde la puerta.

    Un rastro inequívoco, un corazón fracturado por el tiempo o por las experiencias. Una mente dubitativa, navegando entre la culpa y la resiliencia.

    Se hizo presente, sin ruido. Las sombras no lo formaron, pues él ya estaba ahí. Una silueta negra que en un abrir y cerrar de ojos, sencillamente apareció.

    El estruendoso silencio de una acción tan repentina sería suficiente para que el aire en la habitación cambiara.

    El ambiente calmado repentinamente se volvió tenso para aquellos capaces de observarlo, que en este caso solo eran las órbitas rojas de la conocida como reina.

    En la silueta, dos orbes blancos se hicieron presentes. Se inclinó, pues su altura no le permitía acomodarse. Hilos negros como seda cayeron, siendo estos el supuesto cabello de dicha figura y en silencio observó, esperando respuesta ajena.

    Como siempre hacía...
    [haze_titanium_lizard_847] Yaciera la ajena en cama digna de nobles. El murmullo observaba desde la puerta. Un rastro inequívoco, un corazón fracturado por el tiempo o por las experiencias. Una mente dubitativa, navegando entre la culpa y la resiliencia. Se hizo presente, sin ruido. Las sombras no lo formaron, pues él ya estaba ahí. Una silueta negra que en un abrir y cerrar de ojos, sencillamente apareció. El estruendoso silencio de una acción tan repentina sería suficiente para que el aire en la habitación cambiara. El ambiente calmado repentinamente se volvió tenso para aquellos capaces de observarlo, que en este caso solo eran las órbitas rojas de la conocida como reina. En la silueta, dos orbes blancos se hicieron presentes. Se inclinó, pues su altura no le permitía acomodarse. Hilos negros como seda cayeron, siendo estos el supuesto cabello de dicha figura y en silencio observó, esperando respuesta ajena. Como siempre hacía...
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  • Un encuentro prematuro
    Fandom OC
    Categoría Drama
    Kazuo

    Los árboles proyectaban sus sombras hacia el oeste, señalando el inicio del día.

    El bosque yacía en silencio a pesar de la vida que allí habitaba. Ajeno a esto, una sombra vagaba por dicho bosque, siguiendo a una figura que había estado observando desde hace unos días.

    Su figura, tan presente como ausente, no era más que una mera ilusión a ojos ajenos. Los rayos de luz lo atravesaban, los animales parecían ignorarlo como uno ignora el silencio siempre presente.

    Los pasos de la figura no provocaban sonido alguno, las hojas secas yacían intactas a sus pies, las ramas no se quebraban bajo su peso, pues era inexistente.

    Sus ojos, apenas dos trazos blancos en la negrura de su forma, apenas podía distinguirse hacia que dirección miraban, pero para el observado, era claro donde aterrizaban.

    Con temblores frecuentes y ocasionales movimientos erráticos, la figura se detuvo tras el hombre anteriormente mencionado, finalmente quedando estático, en reposo, a excepción de algún trazo negro eventual que parecía escaparse de su forma.

    El murmullo era ajeno al conocimiento del hombre, el cual, a pesar de todo, era capaz de verlo...
    [8KazuoAihara8] Los árboles proyectaban sus sombras hacia el oeste, señalando el inicio del día. El bosque yacía en silencio a pesar de la vida que allí habitaba. Ajeno a esto, una sombra vagaba por dicho bosque, siguiendo a una figura que había estado observando desde hace unos días. Su figura, tan presente como ausente, no era más que una mera ilusión a ojos ajenos. Los rayos de luz lo atravesaban, los animales parecían ignorarlo como uno ignora el silencio siempre presente. Los pasos de la figura no provocaban sonido alguno, las hojas secas yacían intactas a sus pies, las ramas no se quebraban bajo su peso, pues era inexistente. Sus ojos, apenas dos trazos blancos en la negrura de su forma, apenas podía distinguirse hacia que dirección miraban, pero para el observado, era claro donde aterrizaban. Con temblores frecuentes y ocasionales movimientos erráticos, la figura se detuvo tras el hombre anteriormente mencionado, finalmente quedando estático, en reposo, a excepción de algún trazo negro eventual que parecía escaparse de su forma. El murmullo era ajeno al conocimiento del hombre, el cual, a pesar de todo, era capaz de verlo...
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  • El murmullo y el Príncipe
    Fandom OC, Helluva Boss
    Categoría Drama
    Stolas ᎶᎧᏋᏖᎥᏗ

    La noche en el palacio no era especialmente distinta. Las sombras eran largas y ornamentadas, vestidas con la misma elegancia que los tapices y mármoles de las paredes. Había silencio, sí, pero no el de la calma. Algo había invadido dicho palacio.

    Y entonces, algo… se curva.

    No se abre una puerta, no se quiebra un cristal, no se escucha un paso. Pero en algún rincón del salón aparece una figura. No es sólida. Pero se haya ahí, esperando ser captada por el ojo de quien busca. No hubo ruido. No hubo entrada triunfal. No hubo ninguna escena siniestra previa a su aparición.

    Simplemente apareció.

    Una silueta humanoide, que emanaba trazos negros finos. Inestable, temblorosa. Sin facciones claras más que unos pequeños ojos totalmente blancos dentro de su oscuridad.

    La criatura no invade, no se mueve con prisa ni amenaza. Está. Como si siempre hubiese estado.
    No emite sonido, pero su voz vibra en la habitación.

    —Una grieta, una historia.—

    El susurro no se desplaza por el aire. Suena tras el oído ajeno, como si naciera ahí mismo.

    El murmullo observó la figura ajena con detenimiento, esperando su reacción. Nadie tendía a reaccionar bien a un claro allanamiento ¿Qué haría el príncipe en su situación?
    [Goet1aprince] La noche en el palacio no era especialmente distinta. Las sombras eran largas y ornamentadas, vestidas con la misma elegancia que los tapices y mármoles de las paredes. Había silencio, sí, pero no el de la calma. Algo había invadido dicho palacio. Y entonces, algo… se curva. No se abre una puerta, no se quiebra un cristal, no se escucha un paso. Pero en algún rincón del salón aparece una figura. No es sólida. Pero se haya ahí, esperando ser captada por el ojo de quien busca. No hubo ruido. No hubo entrada triunfal. No hubo ninguna escena siniestra previa a su aparición. Simplemente apareció. Una silueta humanoide, que emanaba trazos negros finos. Inestable, temblorosa. Sin facciones claras más que unos pequeños ojos totalmente blancos dentro de su oscuridad. La criatura no invade, no se mueve con prisa ni amenaza. Está. Como si siempre hubiese estado. No emite sonido, pero su voz vibra en la habitación. —Una grieta, una historia.— El susurro no se desplaza por el aire. Suena tras el oído ajeno, como si naciera ahí mismo. El murmullo observó la figura ajena con detenimiento, esperando su reacción. Nadie tendía a reaccionar bien a un claro allanamiento ¿Qué haría el príncipe en su situación?
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  • —... ¿Esa cosa podrá hablar?
    —Susurros, murmullos. Después solamente grita, pero parece más un rugido que un grito. Teorizan que intenta hacer lo mismo que el wendigo.
    —¿Entonces significa que es inteligente?
    —Sí, y no. De ser muy inteligente no repetiría palabras que dicen enfrente de él.
    —¿Como un loro?
    —Tal vez.

    Una recamara húmeda, fría, apenas iluminada por antorchas en la pared y custodiada por dos hechiceros. Ellos dialogan, teorizan e intercambian opiniones sobre la bestia negra a la que custodian. Las ideas los distraen, brindan momentos fugaces de calma que permiten ignorar la incomodidad que genera el miasma de la criatura. Las horas avanzan, los guardias rotan en sus cambios de turno, los especialistas vienen y van. "Black Shell" golpea la jaula, ruge, retorciéndose como un animal. Sus garras terminan rotas con cada embestida, pero se reconstruyen a los pocos segundos. Los talismanes queman su densa capa de cuero, pelaje y miasma, y al momento sanan tal cual lo hacen sus huesudas zarpas.

    Hechiceros especializados en control mental diagnosticaron que la conciencia de la criatura era demasiado inestable para poder ser controlada. Los nigromantes demostraron asombro y fascinación, pero nunca explicaron la razón e idearon mentiras para seguir analizando al monstruo. Los exorcistas trabajaron sobre él, pero ninguno pudo darle el descanso eterno. Llamaron a un sacerdote, pero solo pudo demostrar lastima y compasión por el monstruo.

    Yo continuo observando desde mi bola de cristal. La paciencia es la peor de mis virtudes, pero en esta situación vale la pena esperar.
    —... ¿Esa cosa podrá hablar? —Susurros, murmullos. Después solamente grita, pero parece más un rugido que un grito. Teorizan que intenta hacer lo mismo que el wendigo. —¿Entonces significa que es inteligente? —Sí, y no. De ser muy inteligente no repetiría palabras que dicen enfrente de él. —¿Como un loro? —Tal vez. Una recamara húmeda, fría, apenas iluminada por antorchas en la pared y custodiada por dos hechiceros. Ellos dialogan, teorizan e intercambian opiniones sobre la bestia negra a la que custodian. Las ideas los distraen, brindan momentos fugaces de calma que permiten ignorar la incomodidad que genera el miasma de la criatura. Las horas avanzan, los guardias rotan en sus cambios de turno, los especialistas vienen y van. "Black Shell" golpea la jaula, ruge, retorciéndose como un animal. Sus garras terminan rotas con cada embestida, pero se reconstruyen a los pocos segundos. Los talismanes queman su densa capa de cuero, pelaje y miasma, y al momento sanan tal cual lo hacen sus huesudas zarpas. Hechiceros especializados en control mental diagnosticaron que la conciencia de la criatura era demasiado inestable para poder ser controlada. Los nigromantes demostraron asombro y fascinación, pero nunca explicaron la razón e idearon mentiras para seguir analizando al monstruo. Los exorcistas trabajaron sobre él, pero ninguno pudo darle el descanso eterno. Llamaron a un sacerdote, pero solo pudo demostrar lastima y compasión por el monstruo. Yo continuo observando desde mi bola de cristal. La paciencia es la peor de mis virtudes, pero en esta situación vale la pena esperar.
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  • ¿Quién eres?
    Fandom OC
    Categoría Slice of Life
    con Regulus Azrerious

    Hace días que Ekkora siente algo. No podría llamarlo presencia, ni exactamente vigilancia. Es como si un ojo invisible le siguiera el rastro, como si el aire susurrara cada cosa que hace. Le intriga. No la asusta, ni la incomoda. Le provoca esa misma chispa que prende cuando ante todo lo desconocido que merece ser descubierto.

    La noche cae sobre los techos de la ciudad. El letrero rojo del restaurante chino chisporrotea con su zumbido familiar. Ekkora empuja la puerta de vidrio y entra. Dentro, la calidez de las estufas que nunca dejan de trabajar y el murmullo de los clientes la envuelven con familiaridad. Se le ha hecho costumbre venir sola y ocupar una mesa del fondo, entre la ventana empañada y la puerta de la cocina.

    Pero esta noche hay algo diferente.

    Lo siente apenas cruza la puerta: una energía nueva. Una esencia que desentona con todo lo demás, como nunca ha experimentado. Es como una nota en otro tono, perfectamente colocada para perturbar la melodía.

    Su mirada se desplaza lentamente entre los rostros, conocidos y no tanto, hasta detenerse en uno que le es por completo nuevo, aunque no luzca diferente.

    Un hombre.

    Sin anunciarse, Ekkora se desvía de su recorrido habitual y se sienta frente a él, en la misma mesa. No sonríe, pero hay un brillo travieso en sus ojos. Apoya los codos sobre la mesa, entrelaza los dedos y lo observa con descaro; una parte de ella quiere culparle y acusarle de espiarle día tras día, pero su lado racional y apenas educado por un padre metódico y cuidoso, le advierte de no dar nada por hecho sin pruebas que lo respalden.

    — No eres de por aquí, ¿Verdad? —dice en voz baja, como si compartiera un secreto con él.
    con [illusion_maroon_lobster_111] Hace días que Ekkora siente algo. No podría llamarlo presencia, ni exactamente vigilancia. Es como si un ojo invisible le siguiera el rastro, como si el aire susurrara cada cosa que hace. Le intriga. No la asusta, ni la incomoda. Le provoca esa misma chispa que prende cuando ante todo lo desconocido que merece ser descubierto. La noche cae sobre los techos de la ciudad. El letrero rojo del restaurante chino chisporrotea con su zumbido familiar. Ekkora empuja la puerta de vidrio y entra. Dentro, la calidez de las estufas que nunca dejan de trabajar y el murmullo de los clientes la envuelven con familiaridad. Se le ha hecho costumbre venir sola y ocupar una mesa del fondo, entre la ventana empañada y la puerta de la cocina. Pero esta noche hay algo diferente. Lo siente apenas cruza la puerta: una energía nueva. Una esencia que desentona con todo lo demás, como nunca ha experimentado. Es como una nota en otro tono, perfectamente colocada para perturbar la melodía. Su mirada se desplaza lentamente entre los rostros, conocidos y no tanto, hasta detenerse en uno que le es por completo nuevo, aunque no luzca diferente. Un hombre. Sin anunciarse, Ekkora se desvía de su recorrido habitual y se sienta frente a él, en la misma mesa. No sonríe, pero hay un brillo travieso en sus ojos. Apoya los codos sobre la mesa, entrelaza los dedos y lo observa con descaro; una parte de ella quiere culparle y acusarle de espiarle día tras día, pero su lado racional y apenas educado por un padre metódico y cuidoso, le advierte de no dar nada por hecho sin pruebas que lo respalden. — No eres de por aquí, ¿Verdad? —dice en voz baja, como si compartiera un secreto con él.
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