⠀⠀ 𝐼 𝑊𝐴𝑆 𝗕𝗥𝗢𝗞𝗘𝗡 WHEN 𝐼 𝑀𝐸𝑇 𝗛𝗘𝗥. ⠀⠀⠀⠀ BUT 𝗦𝗛𝗘 𝑀𝐴𝐷𝐸 𝑀𝐸 𝗨𝗡𝗗𝗘𝗥𝗦𝗧𝗔𝗡𝗗 ⠀⠀⠀⠀ THAT I 𝗗𝗢𝗡'𝗧 𝗡𝗘𝗘𝗗 𝑇𝑂 𝐵𝐸 𝗙𝗜𝗫𝗘𝗗. ⠀⠀⠀⠀─────── • ─────── ⠀⠀⠀⠀⠀
❪ ✎ ❫ 𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁 𝚝𝚘, [MANDYTHATGIRL]
Elisah había pasado la mitad de su vida haciendo lo mismo: matar a gente por dinero. Llevaba tantos años quitándole la vida a los demás que hacía demasiado que la suya había dejado de tener sentido. La verdad era que, si Elisah seguía dedicándose a eso, era precisamente porque era lo único que la hacía sentir viva. La adrenalina, todo lo que suponía aquello que hacía.
Era una persona fría, sin escrúpulos, y también la motivaban las razones que le daban a la hora de realizar un encargo. Mató a gente mala, gente cruel, y a otros… a otros no tanto, pero al fin y al cabo, algo malo debieron hacer para estar donde estaban.
Siempre dejaba una nota en el lugar más frecuentado por la víctima: su casa, su trabajo, su bar o restaurante favorito... Un pequeño aviso antes de dar el gran paso. Si él no cambiaba o si no pagaba lo que debía, ella no tendría reparo en matarlo a sangre fría.
Una de sus siguientes víctimas, fue un hombre que se dedicaba a vender droga a yonquis. Le había comprado la mercancía a uno de sus hombres y no le había pagado, pensando que podría desaparecer. Ella recibió la llamada y se dispuso a darle caza.
Se hizo pasar por una clienta y, esperando que no hubiera nadie allí, se presentó con unas ojeras muy bien maquilladas y un aspecto tétrico. Nadie sospecharía, y mucho menos alguien como él.
El hombre hizo pasar a Elisah mientras preparaba su pedido. No le tomó mucho tiempo comenzar a sacar su pistola cuando escuchó la madera de las escaleras crujiendo detrás de ella. Alguien venía.
Si había algo que la caracterizaba era su buen oído. No por nada se dedicaba a lo que se dedicaba, era la mejor en lo que hacía. Una auténtica profesional, una asesina sigilosa. Lo que no esperaba era que la persona que subió las escaleras fuera una de sus clientas.
¿En ese momento?...
Guardó el arma y trató de ocultarla, pero cuando volteó a mirar a aquella extraña que acababa de cruzar el umbral, sintió una punzada en el pecho, algo extraño que nunca antes había sentido con otra cosa que no fuera su trabajo. ¿Fue por su apariencia? ¿Por esas medias de red que mostraban ligeramente su piel?
¿Por qué estaba pensando que se veía sumamente suave?
Elisah tragó saliva y apartó la mirada, sin saludarla, sin decir nada. Le dio la espalda, ignorando su saludo.
Elisah había pasado la mitad de su vida haciendo lo mismo: matar a gente por dinero. Llevaba tantos años quitándole la vida a los demás que hacía demasiado que la suya había dejado de tener sentido. La verdad era que, si Elisah seguía dedicándose a eso, era precisamente porque era lo único que la hacía sentir viva. La adrenalina, todo lo que suponía aquello que hacía.
Era una persona fría, sin escrúpulos, y también la motivaban las razones que le daban a la hora de realizar un encargo. Mató a gente mala, gente cruel, y a otros… a otros no tanto, pero al fin y al cabo, algo malo debieron hacer para estar donde estaban.
Siempre dejaba una nota en el lugar más frecuentado por la víctima: su casa, su trabajo, su bar o restaurante favorito... Un pequeño aviso antes de dar el gran paso. Si él no cambiaba o si no pagaba lo que debía, ella no tendría reparo en matarlo a sangre fría.
Una de sus siguientes víctimas, fue un hombre que se dedicaba a vender droga a yonquis. Le había comprado la mercancía a uno de sus hombres y no le había pagado, pensando que podría desaparecer. Ella recibió la llamada y se dispuso a darle caza.
Se hizo pasar por una clienta y, esperando que no hubiera nadie allí, se presentó con unas ojeras muy bien maquilladas y un aspecto tétrico. Nadie sospecharía, y mucho menos alguien como él.
El hombre hizo pasar a Elisah mientras preparaba su pedido. No le tomó mucho tiempo comenzar a sacar su pistola cuando escuchó la madera de las escaleras crujiendo detrás de ella. Alguien venía.
Si había algo que la caracterizaba era su buen oído. No por nada se dedicaba a lo que se dedicaba, era la mejor en lo que hacía. Una auténtica profesional, una asesina sigilosa. Lo que no esperaba era que la persona que subió las escaleras fuera una de sus clientas.
¿En ese momento?...
Guardó el arma y trató de ocultarla, pero cuando volteó a mirar a aquella extraña que acababa de cruzar el umbral, sintió una punzada en el pecho, algo extraño que nunca antes había sentido con otra cosa que no fuera su trabajo. ¿Fue por su apariencia? ¿Por esas medias de red que mostraban ligeramente su piel?
¿Por qué estaba pensando que se veía sumamente suave?
Elisah tragó saliva y apartó la mirada, sin saludarla, sin decir nada. Le dio la espalda, ignorando su saludo.
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Elisah había pasado la mitad de su vida haciendo lo mismo: matar a gente por dinero. Llevaba tantos años quitándole la vida a los demás que hacía demasiado que la suya había dejado de tener sentido. La verdad era que, si Elisah seguía dedicándose a eso, era precisamente porque era lo único que la hacía sentir viva. La adrenalina, todo lo que suponía aquello que hacía.
Era una persona fría, sin escrúpulos, y también la motivaban las razones que le daban a la hora de realizar un encargo. Mató a gente mala, gente cruel, y a otros… a otros no tanto, pero al fin y al cabo, algo malo debieron hacer para estar donde estaban.
Siempre dejaba una nota en el lugar más frecuentado por la víctima: su casa, su trabajo, su bar o restaurante favorito... Un pequeño aviso antes de dar el gran paso. Si él no cambiaba o si no pagaba lo que debía, ella no tendría reparo en matarlo a sangre fría.
Una de sus siguientes víctimas, fue un hombre que se dedicaba a vender droga a yonquis. Le había comprado la mercancía a uno de sus hombres y no le había pagado, pensando que podría desaparecer. Ella recibió la llamada y se dispuso a darle caza.
Se hizo pasar por una clienta y, esperando que no hubiera nadie allí, se presentó con unas ojeras muy bien maquilladas y un aspecto tétrico. Nadie sospecharía, y mucho menos alguien como él.
El hombre hizo pasar a Elisah mientras preparaba su pedido. No le tomó mucho tiempo comenzar a sacar su pistola cuando escuchó la madera de las escaleras crujiendo detrás de ella. Alguien venía.
Si había algo que la caracterizaba era su buen oído. No por nada se dedicaba a lo que se dedicaba, era la mejor en lo que hacía. Una auténtica profesional, una asesina sigilosa. Lo que no esperaba era que la persona que subió las escaleras fuera una de sus clientas.
¿En ese momento?...
Guardó el arma y trató de ocultarla, pero cuando volteó a mirar a aquella extraña que acababa de cruzar el umbral, sintió una punzada en el pecho, algo extraño que nunca antes había sentido con otra cosa que no fuera su trabajo. ¿Fue por su apariencia? ¿Por esas medias de red que mostraban ligeramente su piel?
¿Por qué estaba pensando que se veía sumamente suave?
Elisah tragó saliva y apartó la mirada, sin saludarla, sin decir nada. Le dio la espalda, ignorando su saludo.
Tipo
Grupal
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible