Lore completo y cronológico de Lili Queen Ishtar y su relación familiar. Aventura, desarrollo, romances... El orden seguirá un patrón: se clasificará por capítulos, cada capítulo será un álbum, en cada álbum se podrán ver las imágenes de los relatos y en cada imagen, en la cajita de comentarios, estará escrito el relato pertinente. A disfrutar 🩷
  • 18 personajes le gusta
  • 42 Publicaciones
  • 42 Imágenes
  • Categoría Aventura
Publicaciones Recientes
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    La mañana después de la Luna Roja

    A pesar de todo lo ocurrido, el castillo Queen despierta en silencio.
    No hay señales de Yokai.
    No hay sombras errantes.
    No hay grietas de luna.

    Yuna duerme tranquila.
    Akane vigila desde la distancia.
    El mundo, por un respiro, parece en orden.

    Yo, sin embargo, no.

    Me pongo un kimono de entrenamiento, blanco con ribetes oscuros, y me ajusto el cinturón con un nudo firme.
    Hoy entrenaré con Shein, así lo prometió.
    Debo aprender a controlar a Veythra… antes de que Veythra me controle a mí.

    Camino entre los pasillos silenciosos hasta llegar al Jardín Ishtar, aún húmedo por el rocío.

    Espero.
    Y espero.
    Dos horas.

    Shein no aparece.

    Respiro hondo.
    Aprieto la vaina de Veythra contra mi costado.

    —Entrenaré sola entonces…


    ---

    La primera herida del orgullo

    Veythra tiembla dentro de la funda, como si se irritara por mi impaciencia.
    Como si quisiera salir.
    Como si respirara.

    La desenvaino.

    Silencio absoluto.
    No hay pájaros, no hay viento, no hay nada.
    Cuando la sostengo, el mundo se queda sin sonido.

    —Eso es… —susurro, sintiéndome poderosa—. Te tengo dominada.

    Me coloco frente a un tronco grueso.
    Tomo postura.
    Ajusto los pies.
    Levanto la espada.
    Cargo el peso.

    Y…

    ¡CLACK!

    La hoja rebota como si hubiese golpeado piedra celestial.

    El tronco ni se mueve.

    Yo sí.
    Pierdo el equilibrio.
    Casi me estampo contra el suelo…
    y termino directamente sentada en el barro como una niña que no sabe ni coger un palo.

    En ese instante, un sonido se cuela desde arriba.

    Una risa.

    Su risa.

    Levanto la vista.

    Ryu está sentada en la rama de un árbol, con una pierna colgando, viéndome como si fuera el mejor espectáculo de la mañana.
    Su pelo oscuro cae por un lado, la sombra del árbol resalta sus ojos dorados y sus colmillitos aparecen con esa sonrisa maliciosa que me derrite y me irrita por igual.

    Yo aprieto los labios, hago pucheritos y me cruzo de brazos mientras enfundo de golpe a Veythra.

    —¿De qué te ríes tú?! —protesto, roja como una fresa.

    Ryu tarda en contestar.
    Demasiado.

    Con esa calma que me desespera, se inclina un poco hacia adelante, apoyando la mejilla en su mano.

    —Ya casi lo tienes, cachorrita.

    Y vuelve a reír.

    Otra vez.

    Mis mejillas arden.
    Mi orgullo llora.
    Mi corazón se acelera.

    Recojo mis cosas sin mirarla, indignada, frustrada, deseando desaparecer del jardín.

    Ryu sigue riéndose mientras salto la valla y me voy.

    Aunque lo que más duele…
    es que lo hace con cariño.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La mañana después de la Luna Roja A pesar de todo lo ocurrido, el castillo Queen despierta en silencio. No hay señales de Yokai. No hay sombras errantes. No hay grietas de luna. Yuna duerme tranquila. Akane vigila desde la distancia. El mundo, por un respiro, parece en orden. Yo, sin embargo, no. Me pongo un kimono de entrenamiento, blanco con ribetes oscuros, y me ajusto el cinturón con un nudo firme. Hoy entrenaré con Shein, así lo prometió. Debo aprender a controlar a Veythra… antes de que Veythra me controle a mí. Camino entre los pasillos silenciosos hasta llegar al Jardín Ishtar, aún húmedo por el rocío. Espero. Y espero. Dos horas. Shein no aparece. Respiro hondo. Aprieto la vaina de Veythra contra mi costado. —Entrenaré sola entonces… --- La primera herida del orgullo Veythra tiembla dentro de la funda, como si se irritara por mi impaciencia. Como si quisiera salir. Como si respirara. La desenvaino. Silencio absoluto. No hay pájaros, no hay viento, no hay nada. Cuando la sostengo, el mundo se queda sin sonido. —Eso es… —susurro, sintiéndome poderosa—. Te tengo dominada. Me coloco frente a un tronco grueso. Tomo postura. Ajusto los pies. Levanto la espada. Cargo el peso. Y… ¡CLACK! La hoja rebota como si hubiese golpeado piedra celestial. El tronco ni se mueve. Yo sí. Pierdo el equilibrio. Casi me estampo contra el suelo… y termino directamente sentada en el barro como una niña que no sabe ni coger un palo. En ese instante, un sonido se cuela desde arriba. Una risa. Su risa. Levanto la vista. Ryu está sentada en la rama de un árbol, con una pierna colgando, viéndome como si fuera el mejor espectáculo de la mañana. Su pelo oscuro cae por un lado, la sombra del árbol resalta sus ojos dorados y sus colmillitos aparecen con esa sonrisa maliciosa que me derrite y me irrita por igual. Yo aprieto los labios, hago pucheritos y me cruzo de brazos mientras enfundo de golpe a Veythra. —¿De qué te ríes tú?! —protesto, roja como una fresa. Ryu tarda en contestar. Demasiado. Con esa calma que me desespera, se inclina un poco hacia adelante, apoyando la mejilla en su mano. —Ya casi lo tienes, cachorrita. Y vuelve a reír. Otra vez. Mis mejillas arden. Mi orgullo llora. Mi corazón se acelera. Recojo mis cosas sin mirarla, indignada, frustrada, deseando desaparecer del jardín. Ryu sigue riéndose mientras salto la valla y me voy. Aunque lo que más duele… es que lo hace con cariño.
    Me gusta
    Me encocora
    2
    1 comentario 1 compartido
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Ryu aullando a la luna roja tras la aparición de Veythra empuñada por Lili 🩷

    Ryuリュウ・イシュタル・ヨキン Ishtar Yokin
    Ryu aullando a la luna roja tras la aparición de Veythra empuñada por Lili 🩷 [ryu]
    Me gusta
    1
    0 comentarios 1 compartido
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    La noche en que nació la Espada de Elune

    El Yokai apenas respira.
    Yuna yace inmóvil entre las flores que mueren.
    Akane tensa su poder.

    Y yo…

    Yo siento cómo Veythra despierta dentro de mí.

    No es un pensamiento.
    No es una voz.
    Es una vibración antigua, un eco que nace en mis huesos.

    Veythra:
    —Corta el viento.
    Corta el hilo.
    Su lamento… es tu filo.

    Mi sombra se curva, mi mano se extiende sin que yo la ordene.
    Y entonces aparece:

    **La katana.

    Veythra.
    La Espada de Elune.**

    Negra y plateada a la vez, como luz atrapada en obsidiana.
    El poder lunar y el Caos latiendo juntos en un mismo cuerpo.

    Mi visión cambia.

    El templo, Akane, el Yokai…
    Todo se disuelve.
    Y ante mí se abre un universo hecho de hilos:
    miles, millones, infinitos filamentos que conectan vidas, sueños, cuerpos, almas.

    Uno brilla más que los demás.
    Un hilo rojizo y tenso.
    Y va directo al Yokai.

    Tomo aire.
    Torpe, inexperta.
    Pero guiada por algo que no soy yo.

    **Deslizo a Veythra.

    Corto.**

    El sonido no es un corte.
    Es una implosión.
    Un estallido invertido que devora todo ruido.
    El mundo queda en silencio absoluto un instante.

    La brecha que creo atraviesa al Yokai, desgarrándolo de un modo perfecto y cruel.

    Akane, ágil como un rayo, aprovecha la apertura.
    ºUn conjuro cae sobre la criatura como grilletes de luz púrpura.
    El Yokai queda anclado.
    Expuesto.

    Comienza a retorcerse, su máscara crujiendo como hueso bajo un peso divino.

    Y entonces…

    **El cielo se rompe.

    Un dragón desciende.**

    Un dragón inmenso, ancestral, invocado por el poder que acabamos de desatar.

    Sus alas eclipsan la luna roja.
    Su rugido hace vibrar la llanura entera.

    Y junto a él, como si hubiera estado esperando este momento desde hace siglos…

    **Shein Williams Ishtar.

    Nuestro ancestro.**

    Aparece entre destellos azulados, cayendo desde la espina del dragón como un cometa humano.

    En un solo movimiento, elegante y mortal,
    rebana la cabeza del Yokai.

    La máscara cae.
    El cuerpo se disuelve en cenizas negras.
    El alma del Yokai queda atrapada en la hoja de Shein.

    —Bien hecho, pequeñas. —dice, sin apenas esfuerzo—
    Este Yokai era escurridizo incluso para mí.


    ---

    La loba que escucha la luna

    En la Tierra, muy lejos de nosotras,
    Ryu observa la luna llena teñida de sangre.

    La brisa le eriza el pelaje.
    La pupila se le dilata.
    Y aúlla.

    No sólo por la luna.
    No sólo por mí.

    Sino por Veythra, cuya llamada siente en lo más profundo de su alma de licántropa.


    ---

    El arma huérfana

    Tras caer el Yokai, su alma toma forma en una espada completamente negra.
    Fría.
    Hambrienta.

    Shein se la tiende a Akane.

    Ella la observa…
    y retira la mano.

    —No.
    Esta cosa… no debe ser mía.

    La espada cae al suelo clavándose sin esfuerzo en la piedra lunar.
    Sin dueño.
    Sin nombre.

    Yuna despierta, débil, confusa, pero viva.
    La abrazo y el templo suspira aliviado.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La noche en que nació la Espada de Elune El Yokai apenas respira. Yuna yace inmóvil entre las flores que mueren. Akane tensa su poder. Y yo… Yo siento cómo Veythra despierta dentro de mí. No es un pensamiento. No es una voz. Es una vibración antigua, un eco que nace en mis huesos. Veythra: —Corta el viento. Corta el hilo. Su lamento… es tu filo. Mi sombra se curva, mi mano se extiende sin que yo la ordene. Y entonces aparece: **La katana. Veythra. La Espada de Elune.** Negra y plateada a la vez, como luz atrapada en obsidiana. El poder lunar y el Caos latiendo juntos en un mismo cuerpo. Mi visión cambia. El templo, Akane, el Yokai… Todo se disuelve. Y ante mí se abre un universo hecho de hilos: miles, millones, infinitos filamentos que conectan vidas, sueños, cuerpos, almas. Uno brilla más que los demás. Un hilo rojizo y tenso. Y va directo al Yokai. Tomo aire. Torpe, inexperta. Pero guiada por algo que no soy yo. **Deslizo a Veythra. Corto.** El sonido no es un corte. Es una implosión. Un estallido invertido que devora todo ruido. El mundo queda en silencio absoluto un instante. La brecha que creo atraviesa al Yokai, desgarrándolo de un modo perfecto y cruel. Akane, ágil como un rayo, aprovecha la apertura. ºUn conjuro cae sobre la criatura como grilletes de luz púrpura. El Yokai queda anclado. Expuesto. Comienza a retorcerse, su máscara crujiendo como hueso bajo un peso divino. Y entonces… **El cielo se rompe. Un dragón desciende.** Un dragón inmenso, ancestral, invocado por el poder que acabamos de desatar. Sus alas eclipsan la luna roja. Su rugido hace vibrar la llanura entera. Y junto a él, como si hubiera estado esperando este momento desde hace siglos… **Shein Williams Ishtar. Nuestro ancestro.** Aparece entre destellos azulados, cayendo desde la espina del dragón como un cometa humano. En un solo movimiento, elegante y mortal, rebana la cabeza del Yokai. La máscara cae. El cuerpo se disuelve en cenizas negras. El alma del Yokai queda atrapada en la hoja de Shein. —Bien hecho, pequeñas. —dice, sin apenas esfuerzo— Este Yokai era escurridizo incluso para mí. --- La loba que escucha la luna En la Tierra, muy lejos de nosotras, Ryu observa la luna llena teñida de sangre. La brisa le eriza el pelaje. La pupila se le dilata. Y aúlla. No sólo por la luna. No sólo por mí. Sino por Veythra, cuya llamada siente en lo más profundo de su alma de licántropa. --- El arma huérfana Tras caer el Yokai, su alma toma forma en una espada completamente negra. Fría. Hambrienta. Shein se la tiende a Akane. Ella la observa… y retira la mano. —No. Esta cosa… no debe ser mía. La espada cae al suelo clavándose sin esfuerzo en la piedra lunar. Sin dueño. Sin nombre. Yuna despierta, débil, confusa, pero viva. La abrazo y el templo suspira aliviado.
    Me gusta
    Me encocora
    2
    1 comentario 1 compartido
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    La verdad enterrada bajo la Luna

    Akane camina a mi lado, pero algo en su postura no es la Akane que yo conozco.
    Se mueve como alguien que pisa recuerdos.
    Que pisa ruinas que le hablan.

    —¿Sabes por qué este templo está así? —me pregunta mientras cruzamos un pasillo donde las columnas están abiertas como costillas quebradas.

    Niego con la cabeza.

    Ella continúa, con una voz que parece más vieja que su cuerpo:

    —Fue después de la muerte de Selin… cuando Oz perdió la cordura.
    Cuando decidió destruir no solo a los que se la arrebataron… sino a todo lo que tocara la luna.

    La imagen se forma sola en mi mente.
    Selin cayendo.
    Oz gritando.
    El caos quebrando el cielo.

    —Los Custodios, los Serafín y los rebeldes del falso Rey Iam se enfrentaron… pero el miedo a la estirpe del Caos los unió.
    Su unión… fue su propia sentencia.
    Se enfrentaron a Oz… a Ozma, como empezaron a llamarlo.

    —¿Ozma…? —susurro.

    —El destructor de mundos.
    Siempre llevaba una máscara de metal, para ocultar el rostro que perdió cuando el dolor lo arrancó de sí mismo.
    Cuando la luna misma lo rechazó.
    Ese ser… fue quien destruyó este templo.
    Con el poder del Caos… y con algo peor que el Caos.

    Trago saliva.

    —¿Peor…?

    Akane me mira fijamente.

    —La certeza de que ya no tenía nada que perder.

    El templo tiembla como si recordara.


    ---

    El Páramo Carmesí

    Al final del corredor destruido, una luz se abre paso.

    Pasamos bajo un arco derruido y llegamos a un lugar que corta la respiración.

    Un páramo amplio, una llanura inmensa cubierta de flores blancas… pero todas ellas tiñéndose de rojo desde un punto exacto:

    El centro.

    Y allí, tendida en medio del círculo sangrante…

    Yuna.

    Dormida.
    Quietecita.
    Como si la luna la estuviera respirando.

    Solo que su respiración no es suya.
    Lo siento.
    Lo percibo.

    Un manto invisible envuelve su cuerpo —no lo vemos, pero está ahí— como una piel que no pertenece a este mundo.

    Doy un paso…

    Y entonces se materializa.


    ---

    El Yokai del Eclipse

    Una figura surge entre las flores que se marchitan bajo sus pies.

    Larga.
    Oscura.
    Delgada.

    La piel es más sombra que carne.
    La voz, más eco que sonido.

    Y porta una máscara.

    Una máscara idéntica a la de Ozma.

    No.
    No idéntica.

    Deformada.
    Retorcida.
    Como si fuera una burla.
    Una imitación grotesca del rey del Caos.

    El Yokai ladea la cabeza.
    Sus ojos se encienden detrás de las cuencas metálicas.

    —Ni un paso más…
    Su voz es suave, casi amable.
    Peor que un grito.

    —…o acabaré con vuestra preciada “Escudo de Elune”.
    —murmura pasando un dedo irreal por el aire encima de Yuna—
    La niña ha sido escogida por la diosa… pero también por nosotros.

    Akane da un paso adelante, el poder tensándose en sus manos.

    —Déjala. Ahora.

    El Yokai ríe.

    Una risa hueca.
    Una risa que suena como metal doblándose.

    —Pensé que tardaríais más.
    La sangre de la luna ya canta.
    Y ella…
    ella ya me escucha.

    Yar.
    Mi corazón se comprime.

    Porque veo a Yuna.

    Y su pecho se eleva.

    Pero no con un sueño tranquilo.

    Sino con la respiración de alguien
    que está siendo llamado
    desde otro lado.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La verdad enterrada bajo la Luna Akane camina a mi lado, pero algo en su postura no es la Akane que yo conozco. Se mueve como alguien que pisa recuerdos. Que pisa ruinas que le hablan. —¿Sabes por qué este templo está así? —me pregunta mientras cruzamos un pasillo donde las columnas están abiertas como costillas quebradas. Niego con la cabeza. Ella continúa, con una voz que parece más vieja que su cuerpo: —Fue después de la muerte de Selin… cuando Oz perdió la cordura. Cuando decidió destruir no solo a los que se la arrebataron… sino a todo lo que tocara la luna. La imagen se forma sola en mi mente. Selin cayendo. Oz gritando. El caos quebrando el cielo. —Los Custodios, los Serafín y los rebeldes del falso Rey Iam se enfrentaron… pero el miedo a la estirpe del Caos los unió. Su unión… fue su propia sentencia. Se enfrentaron a Oz… a Ozma, como empezaron a llamarlo. —¿Ozma…? —susurro. —El destructor de mundos. Siempre llevaba una máscara de metal, para ocultar el rostro que perdió cuando el dolor lo arrancó de sí mismo. Cuando la luna misma lo rechazó. Ese ser… fue quien destruyó este templo. Con el poder del Caos… y con algo peor que el Caos. Trago saliva. —¿Peor…? Akane me mira fijamente. —La certeza de que ya no tenía nada que perder. El templo tiembla como si recordara. --- El Páramo Carmesí Al final del corredor destruido, una luz se abre paso. Pasamos bajo un arco derruido y llegamos a un lugar que corta la respiración. Un páramo amplio, una llanura inmensa cubierta de flores blancas… pero todas ellas tiñéndose de rojo desde un punto exacto: El centro. Y allí, tendida en medio del círculo sangrante… Yuna. Dormida. Quietecita. Como si la luna la estuviera respirando. Solo que su respiración no es suya. Lo siento. Lo percibo. Un manto invisible envuelve su cuerpo —no lo vemos, pero está ahí— como una piel que no pertenece a este mundo. Doy un paso… Y entonces se materializa. --- El Yokai del Eclipse Una figura surge entre las flores que se marchitan bajo sus pies. Larga. Oscura. Delgada. La piel es más sombra que carne. La voz, más eco que sonido. Y porta una máscara. Una máscara idéntica a la de Ozma. No. No idéntica. Deformada. Retorcida. Como si fuera una burla. Una imitación grotesca del rey del Caos. El Yokai ladea la cabeza. Sus ojos se encienden detrás de las cuencas metálicas. —Ni un paso más… Su voz es suave, casi amable. Peor que un grito. —…o acabaré con vuestra preciada “Escudo de Elune”. —murmura pasando un dedo irreal por el aire encima de Yuna— La niña ha sido escogida por la diosa… pero también por nosotros. Akane da un paso adelante, el poder tensándose en sus manos. —Déjala. Ahora. El Yokai ríe. Una risa hueca. Una risa que suena como metal doblándose. —Pensé que tardaríais más. La sangre de la luna ya canta. Y ella… ella ya me escucha. Yar. Mi corazón se comprime. Porque veo a Yuna. Y su pecho se eleva. Pero no con un sueño tranquilo. Sino con la respiración de alguien que está siendo llamado desde otro lado.
    Me gusta
    Me encocora
    2
    1 comentario 1 compartido
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    La luna de sangre

    No pienso.
    Solo corro.

    Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido.

    Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera.

    —Akane… Yuna.
    Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro.
    Y entonces lo entendemos.

    Las dos lo entendemos al mismo tiempo.

    Yuna no está.

    Y esta noche…
    es la luna de sangre.

    La noche en la que los espíritus se agitan.
    La noche en que los velos son papel.
    La noche en que lo puro es cazado.

    La mirada de Akane se afila, su respiración se corta.
    Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer:
    un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida.

    —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia.
    Solo urgencia.
    Solo miedo.

    Saltamos.


    ---

    El templo de Elune

    Aparecemos en la Luna.

    El templo de Elune… o lo que queda de él.
    Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible,
    una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras,
    de sacrificios, de silencios.

    El aire está vivo.

    Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira—
    se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes.

    Pero la inocencia no dura.

    Las primeras empiezan a teñirse.
    Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo.
    De blanco
    a rosa
    a rojo oscuro.

    Cada flor que se mancha
    es un segundo menos.

    —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta.
    El templo nos habla.
    No con palabras.
    Con señales.
    Con símbolos.
    Con heridas.

    Las columnas grietas al sentirnos.
    El viento se vuelve pesado.
    La luz parpadea como si tuviera miedo.

    —Nos está guiando. —susurro.

    O nos está advirtiendo.

    Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola.
    Veythra se remueve.
    El sueño de Selin aún late en mí.

    Y bajo mis pies, el suelo se ilumina.
    Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo,
    donde ninguna luz llega.

    Ahí es donde Yuna está.
    O donde algo la espera.

    —Akane… corre.

    Las flores ya no se vuelven rojas.
    Se vuelven negras.

    La pureza está muriendo.

    La Luna está sangrando.

    Y Yuna…
    Yuna está allí dentro.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La luna de sangre No pienso. Solo corro. Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido. Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera. —Akane… Yuna. Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro. Y entonces lo entendemos. Las dos lo entendemos al mismo tiempo. Yuna no está. Y esta noche… es la luna de sangre. La noche en la que los espíritus se agitan. La noche en que los velos son papel. La noche en que lo puro es cazado. La mirada de Akane se afila, su respiración se corta. Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer: un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida. —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia. Solo urgencia. Solo miedo. Saltamos. --- El templo de Elune Aparecemos en la Luna. El templo de Elune… o lo que queda de él. Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible, una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras, de sacrificios, de silencios. El aire está vivo. Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira— se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes. Pero la inocencia no dura. Las primeras empiezan a teñirse. Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo. De blanco a rosa a rojo oscuro. Cada flor que se mancha es un segundo menos. —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta. El templo nos habla. No con palabras. Con señales. Con símbolos. Con heridas. Las columnas grietas al sentirnos. El viento se vuelve pesado. La luz parpadea como si tuviera miedo. —Nos está guiando. —susurro. O nos está advirtiendo. Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola. Veythra se remueve. El sueño de Selin aún late en mí. Y bajo mis pies, el suelo se ilumina. Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo, donde ninguna luz llega. Ahí es donde Yuna está. O donde algo la espera. —Akane… corre. Las flores ya no se vuelven rojas. Se vuelven negras. La pureza está muriendo. La Luna está sangrando. Y Yuna… Yuna está allí dentro.
    Me gusta
    1
    1 comentario 1 compartido
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    La Leyenda de Yue

    Caigo en la cama antes de que la noche termine de asentarse.
    No quiero dormir.
    Necesito hacerlo.
    La perturbación en la Luna sigue latiendo en mi nuca como un tambor antiguo,
    y solo Selin puede decirme qué está temblando allá arriba.

    El sueño me toma de la muñeca y me arrastra con la suavidad de un recuerdo.
    Y allí está ella, Selin, con su luz blanca y sus ojos de niebla.
    Su canto vuelve, ese canto que parece deshacer el tiempo.

    —Deja que te cuente… —

    Y todo el mundo se derrite en una claridad azulada.


    ---

    La leyenda de Yue

    Selin me muestra un universo antiguo, sin eclipses, sin guerras, sin custodios.
    Solo vacío… y criaturas hambrientas.

    —Yue no siempre fue santa del Templo Elunai, hija mía —dice Selin, su voz empapada de luna—. Antes fue un parásito del espacio entre espacios.

    Veo a Yue antes de ser sagrada:
    un ser hermoso, frío, nacida del hambre absoluta.
    Su raza devoraba estrellas, bebía la luz de planetas puros
    hasta dejarlos como cáscaras muertas.

    Y entonces la Luna aparece.
    Blanca, gigante, perfecta.

    Yue cae sobre ella… buscando pureza.
    Y la encuentra.

    Elune.

    La Diosa Lunar no la destruye.
    No lucha.
    Solo extiende un sueño.

    Y Yue queda atrapada.

    Un sueño para ella…
    pero mil años para su alma.
    Mil años con la Diosa.
    Mil años aprendiendo de los espíritus.
    Mil años enamorándose de la luz más pura del cosmos.

    Cuando despierta, para Yue solo ha pasado una noche.
    Pero en su corazón ha pasado una vida entera.

    Una vida que cambió su especie.
    Una vida que la hizo elegir.

    Decidió proteger lo que por primera vez había amado.

    Con Elune a su lado, Yue advirtió a los Elunai del peligro.
    Eligió a los más poderosos entre ellos
    y los sumergió en un sueño sagrado de mil años.

    Selin estaba entre ellos.
    Mi abuela.
    La madre de Jennifer.

    De ese sueño nació lo imposible:
    la magia más poderosa que los Elunai jamás tocaron.
    La magia de protección lunar.
    La magia de los Custodios.


    ---

    Cuando los parásitos de la raza de Yue invadieron la Luna,
    la guerra fue brutal.

    Entonces Yue, en un acto que Selin describe con lágrimas que no existen,
    arrancó de su propio corazón una espada de luz.
    Esa espada la condenó y la liberó.
    La espada de Elune.

    Se convirtió en Espada y Escudo de Elune.
    Aniquiló a su raza entera.
    Y murió en el mismo acto.

    Su alma se fragmentó.
    La del Espada.
    La del Escudo.

    Ambas quedaron dispersas en el cosmos,
    esperando a sus portadores.

    —Tú, hija mía… —Selin coloca un beso frío en mi frente—
    eres la Espada de Elune.
    Veythra.
    Tu sombra lo sabe.

    Siento mi sombra palpitar detrás de mí, orgullosa, viva, como si hubiera esperado siglos ese nombre.

    Pero Selin continúa, y la luz se vuelve más dura.

    —El Escudo de Elune, el poder más puro entre los puros…
    siempre ha pertenecido a la primogénita de Jennifer.
    A Yuna.

    Veo a Yuna bebé, envuelta en luz.
    Veo el escudo elegirla, no por fuerza, sino por inocencia.
    Por pureza absoluta.

    —Ella jamás lo usaría… salvo que no hubiera otra opción. —

    La voz de Selin se quiebra.

    —Ese poder está en peligro. —


    ---

    El despertar

    Despierto violentamente.
    El corazón me explota en el pecho.
    La sombra se contrae.
    La Luna vibra.

    —¡YUNA! —grito incorporándome.

    La habitación parece más pequeña.
    Más oscura.

    —¡Yuna está en peligro! —

    Y por primera vez en mucho tiempo…
    la Luna no responde.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La Leyenda de Yue Caigo en la cama antes de que la noche termine de asentarse. No quiero dormir. Necesito hacerlo. La perturbación en la Luna sigue latiendo en mi nuca como un tambor antiguo, y solo Selin puede decirme qué está temblando allá arriba. El sueño me toma de la muñeca y me arrastra con la suavidad de un recuerdo. Y allí está ella, Selin, con su luz blanca y sus ojos de niebla. Su canto vuelve, ese canto que parece deshacer el tiempo. —Deja que te cuente… — Y todo el mundo se derrite en una claridad azulada. --- La leyenda de Yue Selin me muestra un universo antiguo, sin eclipses, sin guerras, sin custodios. Solo vacío… y criaturas hambrientas. —Yue no siempre fue santa del Templo Elunai, hija mía —dice Selin, su voz empapada de luna—. Antes fue un parásito del espacio entre espacios. Veo a Yue antes de ser sagrada: un ser hermoso, frío, nacida del hambre absoluta. Su raza devoraba estrellas, bebía la luz de planetas puros hasta dejarlos como cáscaras muertas. Y entonces la Luna aparece. Blanca, gigante, perfecta. Yue cae sobre ella… buscando pureza. Y la encuentra. Elune. La Diosa Lunar no la destruye. No lucha. Solo extiende un sueño. Y Yue queda atrapada. Un sueño para ella… pero mil años para su alma. Mil años con la Diosa. Mil años aprendiendo de los espíritus. Mil años enamorándose de la luz más pura del cosmos. Cuando despierta, para Yue solo ha pasado una noche. Pero en su corazón ha pasado una vida entera. Una vida que cambió su especie. Una vida que la hizo elegir. Decidió proteger lo que por primera vez había amado. Con Elune a su lado, Yue advirtió a los Elunai del peligro. Eligió a los más poderosos entre ellos y los sumergió en un sueño sagrado de mil años. Selin estaba entre ellos. Mi abuela. La madre de Jennifer. De ese sueño nació lo imposible: la magia más poderosa que los Elunai jamás tocaron. La magia de protección lunar. La magia de los Custodios. --- Cuando los parásitos de la raza de Yue invadieron la Luna, la guerra fue brutal. Entonces Yue, en un acto que Selin describe con lágrimas que no existen, arrancó de su propio corazón una espada de luz. Esa espada la condenó y la liberó. La espada de Elune. Se convirtió en Espada y Escudo de Elune. Aniquiló a su raza entera. Y murió en el mismo acto. Su alma se fragmentó. La del Espada. La del Escudo. Ambas quedaron dispersas en el cosmos, esperando a sus portadores. —Tú, hija mía… —Selin coloca un beso frío en mi frente— eres la Espada de Elune. Veythra. Tu sombra lo sabe. Siento mi sombra palpitar detrás de mí, orgullosa, viva, como si hubiera esperado siglos ese nombre. Pero Selin continúa, y la luz se vuelve más dura. —El Escudo de Elune, el poder más puro entre los puros… siempre ha pertenecido a la primogénita de Jennifer. A Yuna. Veo a Yuna bebé, envuelta en luz. Veo el escudo elegirla, no por fuerza, sino por inocencia. Por pureza absoluta. —Ella jamás lo usaría… salvo que no hubiera otra opción. — La voz de Selin se quiebra. —Ese poder está en peligro. — --- El despertar Despierto violentamente. El corazón me explota en el pecho. La sombra se contrae. La Luna vibra. —¡YUNA! —grito incorporándome. La habitación parece más pequeña. Más oscura. —¡Yuna está en peligro! — Y por primera vez en mucho tiempo… la Luna no responde.
    Me gusta
    Me shockea
    2
    1 comentario 1 compartido
Ver más…