Los días había pasado, apenas dos o tres a lo sumo. Las pesadillas de Kazuo eran cada vez más intensas, más vividas. El hermano de 𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆 seguía en una estancia indefinida en las termas cercanas al templo. Seguían muchos frentes abiertos.
Sin embargo lo que más le preocupaba a Kazuo, aquello que le arrancaba el sueño, era el estado de Elizabeth. Saber que había tenido repetidos pinchazos de dolor en el vientre lo tenía muy intranquilo.
Sin poder soportarlo más, fué en busca de Elizabeth. No necesitaba llamarla a voces, este era más que capaz de capar tu aroma y seguir el mismo. Finalmente sale fuera y la encuentra cerca del cerezo que se situaba en el centro del templo. Los estorninos cantaban desde sus ramas, como si se sintiesmran atraídos por la presencia de ella.
Este camina hasta estar cerca, dedicándole una suave sonrisa. Tomó ambas manos con las suyas, tirando de estas para acercarla un poco a él.
- Elizabeth... Quiero proponerte algo...- Comenzó a decir con un tono amable.
- Me gustaría que bajaramos a la ciudad. Y encontrar una matrona sacerdotisa que te examine. No estoy tranquilo sabiendo que tienes esos pinchazos.- Dijo este acercándose más, hasta que la rodea con sus brazos, encajando su rostro entre su hombro y su cuello.
- No se que tanto nos podrá decir. Dudo que sepa algo siendo un hijo concebido por un demonio y, no me siento cómodo revelándole ese dato . Pero creo que no estaré tranquilo hasta saber qué todo está bien. - Dijo en un susurro. Lo suficientemente alto para que lo pudiera escuchar.
-Si ella no es capaz de decirnos algo buscaré a alguien en el mundo de los espíritus. Aún no sé cómo pero lo haré.- Dijo finalmente.
Este se quedó ahí, abrazado a ella, aguardando su respuesta.
Sin embargo lo que más le preocupaba a Kazuo, aquello que le arrancaba el sueño, era el estado de Elizabeth. Saber que había tenido repetidos pinchazos de dolor en el vientre lo tenía muy intranquilo.
Sin poder soportarlo más, fué en busca de Elizabeth. No necesitaba llamarla a voces, este era más que capaz de capar tu aroma y seguir el mismo. Finalmente sale fuera y la encuentra cerca del cerezo que se situaba en el centro del templo. Los estorninos cantaban desde sus ramas, como si se sintiesmran atraídos por la presencia de ella.
Este camina hasta estar cerca, dedicándole una suave sonrisa. Tomó ambas manos con las suyas, tirando de estas para acercarla un poco a él.
- Elizabeth... Quiero proponerte algo...- Comenzó a decir con un tono amable.
- Me gustaría que bajaramos a la ciudad. Y encontrar una matrona sacerdotisa que te examine. No estoy tranquilo sabiendo que tienes esos pinchazos.- Dijo este acercándose más, hasta que la rodea con sus brazos, encajando su rostro entre su hombro y su cuello.
- No se que tanto nos podrá decir. Dudo que sepa algo siendo un hijo concebido por un demonio y, no me siento cómodo revelándole ese dato . Pero creo que no estaré tranquilo hasta saber qué todo está bien. - Dijo en un susurro. Lo suficientemente alto para que lo pudiera escuchar.
-Si ella no es capaz de decirnos algo buscaré a alguien en el mundo de los espíritus. Aún no sé cómo pero lo haré.- Dijo finalmente.
Este se quedó ahí, abrazado a ella, aguardando su respuesta.
Los días había pasado, apenas dos o tres a lo sumo. Las pesadillas de Kazuo eran cada vez más intensas, más vividas. El hermano de [Liz_bloodFlame] seguía en una estancia indefinida en las termas cercanas al templo. Seguían muchos frentes abiertos.
Sin embargo lo que más le preocupaba a Kazuo, aquello que le arrancaba el sueño, era el estado de Elizabeth. Saber que había tenido repetidos pinchazos de dolor en el vientre lo tenía muy intranquilo.
Sin poder soportarlo más, fué en busca de Elizabeth. No necesitaba llamarla a voces, este era más que capaz de capar tu aroma y seguir el mismo. Finalmente sale fuera y la encuentra cerca del cerezo que se situaba en el centro del templo. Los estorninos cantaban desde sus ramas, como si se sintiesmran atraídos por la presencia de ella.
Este camina hasta estar cerca, dedicándole una suave sonrisa. Tomó ambas manos con las suyas, tirando de estas para acercarla un poco a él.
- Elizabeth... Quiero proponerte algo...- Comenzó a decir con un tono amable.
- Me gustaría que bajaramos a la ciudad. Y encontrar una matrona sacerdotisa que te examine. No estoy tranquilo sabiendo que tienes esos pinchazos.- Dijo este acercándose más, hasta que la rodea con sus brazos, encajando su rostro entre su hombro y su cuello.
- No se que tanto nos podrá decir. Dudo que sepa algo siendo un hijo concebido por un demonio y, no me siento cómodo revelándole ese dato . Pero creo que no estaré tranquilo hasta saber qué todo está bien. - Dijo en un susurro. Lo suficientemente alto para que lo pudiera escuchar.
-Si ella no es capaz de decirnos algo buscaré a alguien en el mundo de los espíritus. Aún no sé cómo pero lo haré.- Dijo finalmente.
Este se quedó ahí, abrazado a ella, aguardando su respuesta.

