• Sentada sobre una caja de suministros, con el traje medio desabrochado y una lata de bebida energética en la mano Hana observa su MEKA estacionado a pocos metros. Está cubierto de rasguños nuevos, testigos silenciosos de otro combate.

    ¿Sabes? A veces la gente cree que esto es como un videojuego, que todo es luces, explosiones y gloria. Pero no hablan de las horas sin dormir, del peso del mundo en los hombros, ni de lo que se siente cuando algo falla y alguien sale herido por tu culpa. Pilotar el MEKA no es solo reflejos y estrategias. Es responsabilidad, miedo, y sí, también orgullo. Pero eso no lo hace menos agotador. Supongo que todos tenemos formas diferentes de salvar el mundo. La mía solo viene con más pólvora y transmisiones en vivo. GG
    Sentada sobre una caja de suministros, con el traje medio desabrochado y una lata de bebida energética en la mano Hana observa su MEKA estacionado a pocos metros. Está cubierto de rasguños nuevos, testigos silenciosos de otro combate. ¿Sabes? A veces la gente cree que esto es como un videojuego, que todo es luces, explosiones y gloria. Pero no hablan de las horas sin dormir, del peso del mundo en los hombros, ni de lo que se siente cuando algo falla y alguien sale herido por tu culpa. Pilotar el MEKA no es solo reflejos y estrategias. Es responsabilidad, miedo, y sí, también orgullo. Pero eso no lo hace menos agotador. Supongo que todos tenemos formas diferentes de salvar el mundo. La mía solo viene con más pólvora y transmisiones en vivo. GG
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • El cielo estaba despejado, y el viento cálido acariciaba su rostro mientras la **nube voladora** se deslizaba suavemente entre las nubes.

    Jimoto, ahora con una **nueva chaqueta marrón** que se ajustaba perfectamente a su figura, se mantenía erguido sobre la nube, con los brazos abiertos y los ojos cerrados, como si respirara la paz que durante años se le había escapado.

    Ya no llevaba el ceño fruncido ni la expresión de un guerrero endurecido por el combate. Ahora, su sonrisa era sincera, ligera, como la brisa que lo acompañaba.

    Abriendo los ojos, observó el horizonte y rió con alegría.

    ★—¡Hace mucho que no me sentía tan... libre!

    La nube giró suavemente, como si compartiera la emoción de su jinete.

    ★—¡Vamos, compañera! ¡A donde el viento nos lleve!

    Y así, entre risas y cielos infinitos, Jimoto se perdió en el azul, no como un guerrero… sino como un alma feliz.
    El cielo estaba despejado, y el viento cálido acariciaba su rostro mientras la **nube voladora** se deslizaba suavemente entre las nubes. Jimoto, ahora con una **nueva chaqueta marrón** que se ajustaba perfectamente a su figura, se mantenía erguido sobre la nube, con los brazos abiertos y los ojos cerrados, como si respirara la paz que durante años se le había escapado. Ya no llevaba el ceño fruncido ni la expresión de un guerrero endurecido por el combate. Ahora, su sonrisa era sincera, ligera, como la brisa que lo acompañaba. Abriendo los ojos, observó el horizonte y rió con alegría. ★—¡Hace mucho que no me sentía tan... libre! La nube giró suavemente, como si compartiera la emoción de su jinete. ★—¡Vamos, compañera! ¡A donde el viento nos lleve! Y así, entre risas y cielos infinitos, Jimoto se perdió en el azul, no como un guerrero… sino como un alma feliz.
    Me gusta
    Me encocora
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • Mi maestro budista regañandome porque no quiero que mate a ningún yaoguai (demonio) en combate, ni siquiera a pesar a costa de su seguridad.
    Mi maestro budista regañandome porque no quiero que mate a ningún yaoguai (demonio) en combate, ni siquiera a pesar a costa de su seguridad.
    Me gusta
    Me shockea
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Listo y preparado con mi armadura ságrada para cualquier combate que se avecine.
    Listo y preparado con mi armadura ságrada para cualquier combate que se avecine.
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • El asfalto vibraba bajo sus pasos metálicos mientras el prototipo se detenía al borde de la avenida principal. A menos de doscientos metros, un retén policial bloqueaba el paso con vehículos blindados y agentes armados hasta los dientes, apuntando sus rifles hacia él como si sus balas pudieran alterar el resultado. El cyborg analizó la formación en segundos: tres francotiradores en los techos, dos unidades de apoyo con drones, ocho efectivos en línea con armamento antimaterial. Su visor proyectó datos en rojo: **"NIVEL DE AMENAZA: MODERADO. ESTRATEGIA DE NEUTRALIZACIÓN: ACTIVA."**

    No hizo amenazas, no levantó las manos. En silencio, desenfundó su Neutralization Blade, la hoja chispeando como si anticipara el combate. Desde su espalda, el mecanismo del Kinetic Railgun se desplegó con un clic hidráulico, apuntando hacia el cielo por unos segundos antes de enfocar a los francotiradores. Internamente, sus sistemas se sincronizaban: pulso cero, visión múltiple, reflejos aumentados. La voz distorsionada de su núcleo le susurró con calma militar:
    **“Retén detectado. Resistencia probable. Activar protocolo de avance táctico.”**
    Y sin más, dio el primer paso hacia el bloqueo, sin temor, sin dudas. Porque aunque no sabía a dónde va, había sido construido para abrirse camino, con o sin permiso.
    El asfalto vibraba bajo sus pasos metálicos mientras el prototipo se detenía al borde de la avenida principal. A menos de doscientos metros, un retén policial bloqueaba el paso con vehículos blindados y agentes armados hasta los dientes, apuntando sus rifles hacia él como si sus balas pudieran alterar el resultado. El cyborg analizó la formación en segundos: tres francotiradores en los techos, dos unidades de apoyo con drones, ocho efectivos en línea con armamento antimaterial. Su visor proyectó datos en rojo: **"NIVEL DE AMENAZA: MODERADO. ESTRATEGIA DE NEUTRALIZACIÓN: ACTIVA."** No hizo amenazas, no levantó las manos. En silencio, desenfundó su Neutralization Blade, la hoja chispeando como si anticipara el combate. Desde su espalda, el mecanismo del Kinetic Railgun se desplegó con un clic hidráulico, apuntando hacia el cielo por unos segundos antes de enfocar a los francotiradores. Internamente, sus sistemas se sincronizaban: pulso cero, visión múltiple, reflejos aumentados. La voz distorsionada de su núcleo le susurró con calma militar: **“Retén detectado. Resistencia probable. Activar protocolo de avance táctico.”** Y sin más, dio el primer paso hacia el bloqueo, sin temor, sin dudas. Porque aunque no sabía a dónde va, había sido construido para abrirse camino, con o sin permiso.
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • 《FLASHBACK》

    — La pelirroja se encontraba huyendo de lo que una vez llamó "hogar". Siendo perseguida por su hermano adoptivo, corría sin saber exactamente a dónde, pero haría lo que pudiese para evitar su propia muerte.

    Por un momento, miró hacia atrás, tratando de estar segura de si el chico aún la seguía o se había rendido. Pero cuando quizo volver su vista hacia adelante, chocó con el pecho de aquél que la seguía. Sí, el chico era un asesino bastante sigiloso, y eso a veces lograba asustarla. Pero ella sabía que en agilidad, era imposible que pueda superarla.

    En tan solo segundos, logró apartarse de el, sacando sus dagas y adoptando una posición defensiva.
    Rápidamente comenzó el combate. Eran dos buenos asesinos, entrenados por un buen General Noxus. Pero solo eran eso: armas. —

    Oh, vamos ¿es todo lo que tienes, hermanito?

    — El chico respondió, no con palabras, sinó con la acción de brindarle un bello y largo corte en el rostro de la fémina. Ella, en vez de quedarse a lamentarse y bajar la guardia, volvió a correr del hombre.
    Una vez pudo encontrar un escondite seguro y lejano a su supuesta casa, tomó todo lo que pudo para curarse aquella herida que soltaba sangre a mares. Así, se formó la herida que definiría su personalidad, y todo el rencor que tenía dentro, lo volcaría dentro de su profesión. —

    《ACTUALIDAD》

    — Katarina se encontraba en una situación un tanto complicada. Estaba rodeada de hombres de quien en un tiempo llamaba "padre", y un movimiento en falso, podría hacerla llegar a su fin. Pero por su suerte, el último mencionado, la había entrenado de una manera que se podría decir...perfecta.

    En un par de movimientos rápidos, Katarina logró cortar varios cuellos, generando temor a los señores restantes. Los dejó huir, ¿para qué? Para que su gran entrenador comprenda, que no solo había creado un arma, sinó también, una persona llena de odio, rencor, y ganas de tener el sabor de la venganza en sus labios. —
    《FLASHBACK》 — La pelirroja se encontraba huyendo de lo que una vez llamó "hogar". Siendo perseguida por su hermano adoptivo, corría sin saber exactamente a dónde, pero haría lo que pudiese para evitar su propia muerte. Por un momento, miró hacia atrás, tratando de estar segura de si el chico aún la seguía o se había rendido. Pero cuando quizo volver su vista hacia adelante, chocó con el pecho de aquél que la seguía. Sí, el chico era un asesino bastante sigiloso, y eso a veces lograba asustarla. Pero ella sabía que en agilidad, era imposible que pueda superarla. En tan solo segundos, logró apartarse de el, sacando sus dagas y adoptando una posición defensiva. Rápidamente comenzó el combate. Eran dos buenos asesinos, entrenados por un buen General Noxus. Pero solo eran eso: armas. — Oh, vamos ¿es todo lo que tienes, hermanito? — El chico respondió, no con palabras, sinó con la acción de brindarle un bello y largo corte en el rostro de la fémina. Ella, en vez de quedarse a lamentarse y bajar la guardia, volvió a correr del hombre. Una vez pudo encontrar un escondite seguro y lejano a su supuesta casa, tomó todo lo que pudo para curarse aquella herida que soltaba sangre a mares. Así, se formó la herida que definiría su personalidad, y todo el rencor que tenía dentro, lo volcaría dentro de su profesión. — 《ACTUALIDAD》 — Katarina se encontraba en una situación un tanto complicada. Estaba rodeada de hombres de quien en un tiempo llamaba "padre", y un movimiento en falso, podría hacerla llegar a su fin. Pero por su suerte, el último mencionado, la había entrenado de una manera que se podría decir...perfecta. En un par de movimientos rápidos, Katarina logró cortar varios cuellos, generando temor a los señores restantes. Los dejó huir, ¿para qué? Para que su gran entrenador comprenda, que no solo había creado un arma, sinó también, una persona llena de odio, rencor, y ganas de tener el sabor de la venganza en sus labios. —
    Me gusta
    Me encocora
    4
    1 turno 0 maullidos
  • —Lo lamento, padre. Ya no soy ese ilustre caballero del cual sentías orgullo. Ahora opero de una manera distinta... Pero con el mismo fin—.

    Su antigua armadura, marcada de sangre seca ylas cicatrices que sufre el metal en combate, yacía oculta en un armario como memoria de lo que alguna vez fue. Para recordar el honor que una vez tuvo pero a la fuerza se vio dejado a abandonar, así como con ese pedazo de caballería.
    —Lo lamento, padre. Ya no soy ese ilustre caballero del cual sentías orgullo. Ahora opero de una manera distinta... Pero con el mismo fin—. Su antigua armadura, marcada de sangre seca ylas cicatrices que sufre el metal en combate, yacía oculta en un armario como memoria de lo que alguna vez fue. Para recordar el honor que una vez tuvo pero a la fuerza se vio dejado a abandonar, así como con ese pedazo de caballería.
    Me gusta
    Me encocora
    2
    1 turno 0 maullidos
  • Un mago no debe depender tanto de la magia en el combate.
    aunque suene contradictorio, pues justamente el mago usa el poder mágico para sus actos.

    Pero, ¿que ocurre si tu magia es anulada por completo?¿rendirse es opción?

    No, para eso tambien debe entrenarse en el combate . los puños han salvado la vida cuando la magia no ha podido.
    Un mago no debe depender tanto de la magia en el combate. aunque suene contradictorio, pues justamente el mago usa el poder mágico para sus actos. Pero, ¿que ocurre si tu magia es anulada por completo?¿rendirse es opción? No, para eso tambien debe entrenarse en el combate . los puños han salvado la vida cuando la magia no ha podido.
    Me gusta
    1
    2 turnos 0 maullidos
  • Buda Luchador Victorioso, El Gran Sabio Tan Grande Cómo El Cielo y El Apuesto Rey Mono... Siempre estoy listo para cualquier combate que se me presente.
    Buda Luchador Victorioso, El Gran Sabio Tan Grande Cómo El Cielo y El Apuesto Rey Mono... Siempre estoy listo para cualquier combate que se me presente.
    Me gusta
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • 𝖕𝖚𝖑𝖘𝖎𝖔𝖓
    Fandom OC
    Categoría Original
             ────────────────────┐
             𝗿𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼, 𝗰𝘂𝗿𝘀𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗱𝘄𝗺𝗮
             ! 𝘵𝘸: 𝘮𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦
           └────────────────────


    El sol se ocultaba con pereza en el horizonte, dibujando sombras que se extendían a lo largo de la sala de entrenamiento, estirándose más y más a medida que el tiempo pasaba. El eco de sus pasos y movimientos se sentía nítido en tal soledad, como si el mundo se redujera a ese intercambio entre ellos.

    Por supuesto que la práctica más común era el entrenamiento de meister y arma, pero este combate entre Dmitry y Yua cumplía un propósito distinto: sin transformaciones ni resonancia en la que apoyarse, se veían obligados a comunicarse con algo más que palabras o técnica. Era otra forma de leer al otro, de escuchar su alma en el movimiento, en las pausas, en la duda. Era entrenamiento, sí… pero también una conversación. Una manera más visceral y cruda de conocerse que ambos preferían.

    Había pasado suficiente tiempo como para que el cansancio dejara de ser una idea y empezara a sentirse en cada movimiento, cada respiración. Ella se movía con naturalidad, como si la gravedad no le afectara del mismo modo que al resto. Ligera, veloz, impredecible. Dimitry echó un suspiro pesado y lento, girando lentamente sobre sus talones, sus ojos siguiendo los movimientos de Yua con una precisión quirúrgica; midiendo, calculando.

    —¿Una última? —Murmuró sin urgencia.

    Yua sonrió, desafiante, y volvió a lanzarse hacia él con la misma energía desbordante que la caracterizaba. Buscaba abrir una brecha, una grieta en su defensa. Se movía con agilidad, fintando a la izquierda para desviar la atención de Dima antes de pivotar hacia la derecha. Él bloqueó el primer golpe con el antebrazo, pero ella ya se había impulsado hacia su flanco, intentando colarse por su guardia.

    Sus movimientos eran rápidos, casi como una coreografía que no perdía el factor orgánico. Claro que se conocían lo suficiente como para anticiparse mutuamente, pero no tanto como para dejar de sorprenderse. Yua giró sobre sí misma y volvió a arremeter, esta vez desde abajo. Dmitry se vio obligado a retroceder, su respiración controlada, ojos fijos en ella. Esperaba el siguiente paso. Siempre había uno más.

    Fue entonces cuando notó un pequeño desliz.

    El filo apenas perceptible del arma de práctica que él sostenía —una extensión incompleta de su forma real— rozó su mejilla cuando ella se acercó más de la cuenta. Fue un instante, una fracción de segundo; el impacto fue leve, el sonido inexistente. Pero la sangre, no…

    Una fina línea roja se dibujó sobre su piel, cruzando su pómulo izquierdo, justo debajo del ojo. Brillante. Escarlata. Inesperada. Yua apenas reaccionó. Soltó una risa rápida, como si no le diera importancia.

    —¿Esa fue tu manera toda zen de decir que me estoy parando como un poste? Qué considerado… —bromeó con sarcasmo, apartándolo de un gentil empujón.

    Él no respondió. No podía. En aquel momento, sintió que el tiempo se ralentizó sólo para él, casi en trance, mientras observaba la forma en que la sangre se deslizaba con suavidad por la curva de su rostro. El contraste con su piel. El recuerdo del primer combate real que compartieron. El día en que despertó su forma de arma. Aquella pulsión que sentía desde la boca de su estómago mientras contemplaba aquella línea carmesí… No era preocupación, ni era deseo. Era… otra cosa mucho más primitiva. Mucho más íntima.

    Un leve rubor comenzó a subirle por el cuello, extendiéndose hasta sus mejillas y orejas. No era visible a simple vista, pero él lo sentía con bastante claridad. Un calor incómodo que inundó su cuerpo. Se obligó a apartar la vista.

    —Mala mía —exhaló, alborotando su cabello con frustración, como si estuviera tratando de centrarse nuevamente en sí.

    Yua se cruzó de brazos, girando sus ojos mientras barría el rastro de aquella línea granate con el dorso de la mano.

    —Ay, bebi, tampoco para tanto. Es sparring… —Hizo una pequeña pausa, como si algo hubiera recordado un detalle sumamente importante—. Pero si esto me deja una marca, el próximo entrenamiento te la devuelvo. ¿Volvemos a casa ya? Estoy que apesto, me quiero dar un baño urgente.

    Dmitry asintió en silencio, mientras se preparaba para juntar sus cosas y retirarse junto a su meister. Si bien aparentaba estar presente, su mente estaba atrapada en otro lugar, aún procesando lo que acababa de pasar. ¿Qué era eso? ¿Una respuesta instintiva? ¿Un reflejo condicionado? ¿O algo más profundo… más difícil de aceptar? No sabía qué lo había provocado exactamente. ¿La sangre? ¿Ella? ¿La combinación de ambos? ¿Y si no podía contenerlo la próxima vez? O peor, ¿y si se tornaba en algo peligroso para ambos? Tenía demasiadas preguntas, y todas indicaban que sería algo oscuro de indagar. En cualquier caso, no podía dejar que Yua sospechara de nada. No mientras todavía no supiera responderse estas dudas.

    —Vamos. Te haré algo para cenar por la molestia —dijo sin mirarla, extendiendo un paño húmedo en su dirección—. Postre incluido.
             ────────────────────┐          𝗿𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼, 𝗰𝘂𝗿𝘀𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗱𝘄𝗺𝗮          ! 𝘵𝘸: 𝘮𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦        └──────────────────── El sol se ocultaba con pereza en el horizonte, dibujando sombras que se extendían a lo largo de la sala de entrenamiento, estirándose más y más a medida que el tiempo pasaba. El eco de sus pasos y movimientos se sentía nítido en tal soledad, como si el mundo se redujera a ese intercambio entre ellos. Por supuesto que la práctica más común era el entrenamiento de meister y arma, pero este combate entre Dmitry y Yua cumplía un propósito distinto: sin transformaciones ni resonancia en la que apoyarse, se veían obligados a comunicarse con algo más que palabras o técnica. Era otra forma de leer al otro, de escuchar su alma en el movimiento, en las pausas, en la duda. Era entrenamiento, sí… pero también una conversación. Una manera más visceral y cruda de conocerse que ambos preferían. Había pasado suficiente tiempo como para que el cansancio dejara de ser una idea y empezara a sentirse en cada movimiento, cada respiración. Ella se movía con naturalidad, como si la gravedad no le afectara del mismo modo que al resto. Ligera, veloz, impredecible. Dimitry echó un suspiro pesado y lento, girando lentamente sobre sus talones, sus ojos siguiendo los movimientos de Yua con una precisión quirúrgica; midiendo, calculando. —¿Una última? —Murmuró sin urgencia. Yua sonrió, desafiante, y volvió a lanzarse hacia él con la misma energía desbordante que la caracterizaba. Buscaba abrir una brecha, una grieta en su defensa. Se movía con agilidad, fintando a la izquierda para desviar la atención de Dima antes de pivotar hacia la derecha. Él bloqueó el primer golpe con el antebrazo, pero ella ya se había impulsado hacia su flanco, intentando colarse por su guardia. Sus movimientos eran rápidos, casi como una coreografía que no perdía el factor orgánico. Claro que se conocían lo suficiente como para anticiparse mutuamente, pero no tanto como para dejar de sorprenderse. Yua giró sobre sí misma y volvió a arremeter, esta vez desde abajo. Dmitry se vio obligado a retroceder, su respiración controlada, ojos fijos en ella. Esperaba el siguiente paso. Siempre había uno más. Fue entonces cuando notó un pequeño desliz. El filo apenas perceptible del arma de práctica que él sostenía —una extensión incompleta de su forma real— rozó su mejilla cuando ella se acercó más de la cuenta. Fue un instante, una fracción de segundo; el impacto fue leve, el sonido inexistente. Pero la sangre, no… Una fina línea roja se dibujó sobre su piel, cruzando su pómulo izquierdo, justo debajo del ojo. Brillante. Escarlata. Inesperada. Yua apenas reaccionó. Soltó una risa rápida, como si no le diera importancia. —¿Esa fue tu manera toda zen de decir que me estoy parando como un poste? Qué considerado… —bromeó con sarcasmo, apartándolo de un gentil empujón. Él no respondió. No podía. En aquel momento, sintió que el tiempo se ralentizó sólo para él, casi en trance, mientras observaba la forma en que la sangre se deslizaba con suavidad por la curva de su rostro. El contraste con su piel. El recuerdo del primer combate real que compartieron. El día en que despertó su forma de arma. Aquella pulsión que sentía desde la boca de su estómago mientras contemplaba aquella línea carmesí… No era preocupación, ni era deseo. Era… otra cosa mucho más primitiva. Mucho más íntima. Un leve rubor comenzó a subirle por el cuello, extendiéndose hasta sus mejillas y orejas. No era visible a simple vista, pero él lo sentía con bastante claridad. Un calor incómodo que inundó su cuerpo. Se obligó a apartar la vista. —Mala mía —exhaló, alborotando su cabello con frustración, como si estuviera tratando de centrarse nuevamente en sí. Yua se cruzó de brazos, girando sus ojos mientras barría el rastro de aquella línea granate con el dorso de la mano. —Ay, bebi, tampoco para tanto. Es sparring… —Hizo una pequeña pausa, como si algo hubiera recordado un detalle sumamente importante—. Pero si esto me deja una marca, el próximo entrenamiento te la devuelvo. ¿Volvemos a casa ya? Estoy que apesto, me quiero dar un baño urgente. Dmitry asintió en silencio, mientras se preparaba para juntar sus cosas y retirarse junto a su meister. Si bien aparentaba estar presente, su mente estaba atrapada en otro lugar, aún procesando lo que acababa de pasar. ¿Qué era eso? ¿Una respuesta instintiva? ¿Un reflejo condicionado? ¿O algo más profundo… más difícil de aceptar? No sabía qué lo había provocado exactamente. ¿La sangre? ¿Ella? ¿La combinación de ambos? ¿Y si no podía contenerlo la próxima vez? O peor, ¿y si se tornaba en algo peligroso para ambos? Tenía demasiadas preguntas, y todas indicaban que sería algo oscuro de indagar. En cualquier caso, no podía dejar que Yua sospechara de nada. No mientras todavía no supiera responderse estas dudas. —Vamos. Te haré algo para cenar por la molestia —dijo sin mirarla, extendiendo un paño húmedo en su dirección—. Postre incluido.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Terminado
    Me gusta
    2
    0 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados