« El día de mi nacimiento fue una condena para esa mujer que me cargó en su vientre — Elliot »
La guardia real quedó dividida en dos escuadrones: la banda de asalto y la banda de defensores, bajo el mando del Rey actual Víctor Máximo Kallhertz, el pusilánime hombre más atroz de la historia del Reino Kallhertz, la tierra del rayo.
Beatrix Von Hannover era una leal peleadora cuya función era infiltrarse en el campo enemigo y extraer información. Tan joven, tan gracil como un cisne, de cabellera espesa color esmeralda y unos ojos azul cielo tan claros como el cielo. Haber terminado ahí y no en la cama de un noble fue por su propia voluntad: ella jamás sucumbió los pies ante ningún hombre.
Muchos jóvenes la cortejaron y ninguno pudo ganar su corazón, su vida estaba en ayudar al Rey, quería que el mundo que dejará el día de su muerte fuese el mundo de una generación sin escasez ni guerras. Era un sueño muy ambicioso para un cuerpo tan pequeño.
Pero ese hombre tenía secretos, un oscuro y asqueroso pasatiempo. Solo los nobles más importantes y algunos miembros de la corte Real — además de militares — conocían el negocio tras bambalinas: el tráfico y esclavitud. Algo que hace años y tras pactado por un acuerdo internacional quedó prohibido.
Niños, mujeres, hombres de color, bestias, minerales, cualquier cosa era moneda de cambio, eran el entretenimiento de los ricos y poderosos, un lugar llamado: El patio de juegos y el imaginar todo tipo de atrocidades...
Beatrix se enteró muchísimo después cuando un esclavo — una ogro — escapó malherido de esa catacumba, por mucho que a ella le doliera y le costará aceptar la verdad, por mucho que lo negara, el ogro de nombre Throh le contó el infierno que se vive cuando la libertad se es arrebatada, el ogro que murió por las graves heridas en su cuerpo dejo una marca en Beatrix.
« Si mamá no hubiera dicho nada, si solo hubiese huido lejos, tan lejos, alguien más hubiese tomado su lugar — Elliot »
Esa noche entre copas y festividades, dónde comer y embriagarse hasta reventar era el motivo principal Beatrix habló:
— ¿¡Por qué la corona está cometiendo actos tan inhumanos como la esclavitud!? Un joven orco murió por su culpa. ¡Por su culpa!. — Resonó en la habitación de banquetes.
El Rey torció la boca, bajo la copa y se echó a reír. Los nobles, los soldados presentes, cada habitante en esa sala tenía conocimiento de estos actos y eran participantes.
" Mi quería Betty, quería conservar te fuerte y elegante, quería darte un puesto en la corte, pero eres otra zorra en mi largo camino a la gloria. "
El ruido de las risas, las macabras sonrisas en el rostro de los presentes, el complot que estalló. Beatrix fue tomada a la fuerza, desnudada, humillada y violada por el emperador y solo su cuerpo sabe cuánto tiempo tardo esa pesadilla. Arrojada en una celda y despojada de su título, se convirtió en el juguete sexual del emperador y con el tiempo de esas votaciones nació un varón: Elliot.