• //De nuevo, esto es larguito. Seguimos con el lore de la visión de Dante.

    La incesante lucha estaba acabando con sus fuerzas. Heridas que no cesaban de sangrar, varios huesos rotos y los agónicos gemidos y rugidos de los sumidos en la lujuria de sangre, no terminaban nunca.

    Una manada de estos logró llevarle hasta una vieja iglesia abandonada. Irónico, ¿verdad? Un lugar antaño santo, plagado por un nido de criaturas infectas y profanas.
    La hediondez de aquella zona le le causaba nauseas e incluso mareos. ¿Cómo era posible? ¿De dónde habían salido tantos enloquecidos? Y lo más extraño... Todos y cada uno de ellos supuraban una singular espuma rosácea por la boca.

    Siguió usando sus fieles dagas de titanio para rebanar a cada una de esas criaturas y sin embargo, estas no se desintegraban, no convulsionaban hasta morir. No tenía sentido, los sumidos en la lujuria de sangre reaccionaban al titanio como gremlins a la luz solar.

    Dante se abría paso como podía hasta que quedó acorralado en el interior la vieja edificación, su espalda chocando con una gigantesca y polvorienta estatua de la virgen María que juraría estaba llorando.

    -¡¿De dónde han salido todos estos mal nacidos?!- Escuchó la voz de Rio por allí.

    -¡Dante! ¡Más te vale no dejarte acorralar, imbécil!- Nikolai también estaba allí.

    -¡¿Y lo dice el que no puede salir de entre los contenedores de basura?! Agh! ¡Mierda!- Tegan se unió pero fue mordido fuertemente por uno de los enloquecidos.

    -¡Dante! ¡Dante!- Esa voz... La había escuchado antes. ¿Dónde?

    ¿Por qué sentía que se le venía el mundo encima al escucharla?

    -¡No entres ahí, es demasiado peligroso!- Lucan parecía intentar impedir que esa persona, desesperada, entrase en el edificio en el que Dante se encontraba atrapado por los engendros.

    Sin embargo no consiguió sostener a dicha persona. Dante pudo sentir como se le encogía el pecho y se le aceleraban los latidos a un punto que resultaba imposible para él, biológicamente hablando.
    Vio una figura en la puerta, una sombra, no sabía quien era.

    -Aquí acaba el juego, guerrero...- Una voz femenina resonó con saña de entre las sombras y roció a Dante en un extraño polvo rojizo.

    Sin querer lo inhaló. Eso era... ¿Carmesí?

    Tosió varias veces mientras se le engarrotaban los músculos y la visión se volvía borrosa. Todo su cuerpo ardía y dolía horrores. La cabeza... Parecía que fuera a estallar de un momento a otro. Nauseas, mal estar y... Sed.

    Las criaturas pasaron a centrar su atención el la figura en la puerta, iban a abalanzarse sobre dicha persona pero Dante, aprovechando la poca cordura que aún estaba conservando, corrió veloz a destrozar a cada uno de esos inmundos monstruos.
    Inmundos monstruos... ¿Él se estaba volviendo uno en ese momento? Lo sentía, sentía que perdía el control. Empezó a escupir espuma rosada. Ya no podía ni sostener sus dagas.

    -Hazlo... Ya... Por favor no permitas... Que me vuelva como ellos. No p-permitas... Aghh! Que... Que te haga daño... ¡Hazlo-Ngh!- Dante le suplicaba que lo matasen.

    Aunque no pudo ver el rostro de la persona allí presente, su pudo notar sus lágrimas, su desesperación y dolor. Como gritaba su nombre y maldecía.
    Escuchó los gritos de sus compañeros de fondo mientras su mente se resquebrajaba, se fragmentaba eliminando cualquier rastro del hombre que fue. Ya no podía hablar, solo rugir como una bestia. Y sin embargo en cierto modo aún no se había perdido del todo, aún era consciente de lo que veía.

    Un dolor agudo en el pecho. Le habían clavado su propia daga en el corazón. Unas manos temblorosas la sostenían mientras los sonidos se volvían ecos que desaparecían a lo lejos de un túnel.

    [...]

    Despertó de golpe, sobresaltado. La respiración acelerada y un terrible nudo en la garganta y el estómago.
    ¿Otra vez?

    Sí, otra vez la maldita pesadilla sobre su muerte. Pero ahora... Pudo ver más. Sus compañeros guerreros estaban allí también, era una ardua batalla. Y... ¿Quién era esa persona? ¿Quién gritaba su nombre y lloraba con desesperación?
    ¿Podía ser?...

    Estaba realmente cansado de esto. Ni siquiera sabía cuando iba a suceder.

    Encendió un cigarrillo y se quedó mirando por la ventana pensativo, exhausto.
    //De nuevo, esto es larguito. Seguimos con el lore de la visión de Dante. La incesante lucha estaba acabando con sus fuerzas. Heridas que no cesaban de sangrar, varios huesos rotos y los agónicos gemidos y rugidos de los sumidos en la lujuria de sangre, no terminaban nunca. Una manada de estos logró llevarle hasta una vieja iglesia abandonada. Irónico, ¿verdad? Un lugar antaño santo, plagado por un nido de criaturas infectas y profanas. La hediondez de aquella zona le le causaba nauseas e incluso mareos. ¿Cómo era posible? ¿De dónde habían salido tantos enloquecidos? Y lo más extraño... Todos y cada uno de ellos supuraban una singular espuma rosácea por la boca. Siguió usando sus fieles dagas de titanio para rebanar a cada una de esas criaturas y sin embargo, estas no se desintegraban, no convulsionaban hasta morir. No tenía sentido, los sumidos en la lujuria de sangre reaccionaban al titanio como gremlins a la luz solar. Dante se abría paso como podía hasta que quedó acorralado en el interior la vieja edificación, su espalda chocando con una gigantesca y polvorienta estatua de la virgen María que juraría estaba llorando. -¡¿De dónde han salido todos estos mal nacidos?!- Escuchó la voz de Rio por allí. -¡Dante! ¡Más te vale no dejarte acorralar, imbécil!- Nikolai también estaba allí. -¡¿Y lo dice el que no puede salir de entre los contenedores de basura?! Agh! ¡Mierda!- Tegan se unió pero fue mordido fuertemente por uno de los enloquecidos. -¡Dante! ¡Dante!- Esa voz... La había escuchado antes. ¿Dónde? ¿Por qué sentía que se le venía el mundo encima al escucharla? -¡No entres ahí, es demasiado peligroso!- Lucan parecía intentar impedir que esa persona, desesperada, entrase en el edificio en el que Dante se encontraba atrapado por los engendros. Sin embargo no consiguió sostener a dicha persona. Dante pudo sentir como se le encogía el pecho y se le aceleraban los latidos a un punto que resultaba imposible para él, biológicamente hablando. Vio una figura en la puerta, una sombra, no sabía quien era. -Aquí acaba el juego, guerrero...- Una voz femenina resonó con saña de entre las sombras y roció a Dante en un extraño polvo rojizo. Sin querer lo inhaló. Eso era... ¿Carmesí? Tosió varias veces mientras se le engarrotaban los músculos y la visión se volvía borrosa. Todo su cuerpo ardía y dolía horrores. La cabeza... Parecía que fuera a estallar de un momento a otro. Nauseas, mal estar y... Sed. Las criaturas pasaron a centrar su atención el la figura en la puerta, iban a abalanzarse sobre dicha persona pero Dante, aprovechando la poca cordura que aún estaba conservando, corrió veloz a destrozar a cada uno de esos inmundos monstruos. Inmundos monstruos... ¿Él se estaba volviendo uno en ese momento? Lo sentía, sentía que perdía el control. Empezó a escupir espuma rosada. Ya no podía ni sostener sus dagas. -Hazlo... Ya... Por favor no permitas... Que me vuelva como ellos. No p-permitas... Aghh! Que... Que te haga daño... ¡Hazlo-Ngh!- Dante le suplicaba que lo matasen. Aunque no pudo ver el rostro de la persona allí presente, su pudo notar sus lágrimas, su desesperación y dolor. Como gritaba su nombre y maldecía. Escuchó los gritos de sus compañeros de fondo mientras su mente se resquebrajaba, se fragmentaba eliminando cualquier rastro del hombre que fue. Ya no podía hablar, solo rugir como una bestia. Y sin embargo en cierto modo aún no se había perdido del todo, aún era consciente de lo que veía. Un dolor agudo en el pecho. Le habían clavado su propia daga en el corazón. Unas manos temblorosas la sostenían mientras los sonidos se volvían ecos que desaparecían a lo lejos de un túnel. [...] Despertó de golpe, sobresaltado. La respiración acelerada y un terrible nudo en la garganta y el estómago. ¿Otra vez? Sí, otra vez la maldita pesadilla sobre su muerte. Pero ahora... Pudo ver más. Sus compañeros guerreros estaban allí también, era una ardua batalla. Y... ¿Quién era esa persona? ¿Quién gritaba su nombre y lloraba con desesperación? ¿Podía ser?... Estaba realmente cansado de esto. Ni siquiera sabía cuando iba a suceder. Encendió un cigarrillo y se quedó mirando por la ventana pensativo, exhausto.
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  • ¿Y quien soy o que soy? Pues puedo ser el y lo que tu quieras. . . Bromita, dejando eso de lado, soy empresario, modelo, bailarin, hago de todo un poco porque mi tiempo es mucho

    Mi persona, pues soy un demonio, mami era demonio, papi era humano, un bastardo que le gustaba ir de cama en cama por eso ahora somos 5 hermanitos, pero basta de sentimentalismo, horroroso eso

    Soy un chico que se divierte lo que mas pueda, obvio tengo sentimientos pero aun no existen y bla bla bla hablé demasiado
    ¿Y quien soy o que soy? Pues puedo ser el y lo que tu quieras. . . Bromita, dejando eso de lado, soy empresario, modelo, bailarin, hago de todo un poco porque mi tiempo es mucho Mi persona, pues soy un demonio, mami era demonio, papi era humano, un bastardo que le gustaba ir de cama en cama por eso ahora somos 5 hermanitos, pero basta de sentimentalismo, horroroso eso Soy un chico que se divierte lo que mas pueda, obvio tengo sentimientos pero aun no existen y bla bla bla hablé demasiado
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  • ★ "Ahh… finalmente algo de silencio. Lago de Carcosa… hogar de ecos que no sabes si son tuyos o del universo olvidado."

    ♪ "Glu-glu-glu!" (mini Cthulhu se sumerge y sale como si nada)

    ★ "Relájate, compañero. Nadie nos está mirando… bueno, excepto el reflejo de ese dios muerto ahí abajo. Ignóralo."

    ♪ "Prrruuup." (chapotea y crea un remolino en miniatura)

    ★ "¿Sabes? A veces olvido que yo también fui diseñado para consumir mentes… y mírame ahora, compartiendo spa dimensional con un bebé del abismo."

    ♪ "Hihi!" (se pega al rostro de Ghost con cariño)

    ★ "Ya, ya… vamos a quedarnos aquí un rato. El cosmos puede esperar. Hoy, solo somos dos horrores antiguos… flotando como si no fuéramos una amenaza para la realidad."
    ★ "Ahh… finalmente algo de silencio. Lago de Carcosa… hogar de ecos que no sabes si son tuyos o del universo olvidado." ♪ "Glu-glu-glu!" (mini Cthulhu se sumerge y sale como si nada) ★ "Relájate, compañero. Nadie nos está mirando… bueno, excepto el reflejo de ese dios muerto ahí abajo. Ignóralo." ♪ "Prrruuup." (chapotea y crea un remolino en miniatura) ★ "¿Sabes? A veces olvido que yo también fui diseñado para consumir mentes… y mírame ahora, compartiendo spa dimensional con un bebé del abismo." ♪ "Hihi!" (se pega al rostro de Ghost con cariño) ★ "Ya, ya… vamos a quedarnos aquí un rato. El cosmos puede esperar. Hoy, solo somos dos horrores antiguos… flotando como si no fuéramos una amenaza para la realidad."
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  • ● 𝗔𝗕𝗢𝗨𝗧 𝗠𝗘 ●
    ᴏᴄ | ᴜɴɪꜱʜɪᴘ ᴀᴄᴄᴏᴜɴᴛ | +21

    ╭──────༺†༻──────╮
    ───── ❝ El alma humana es un laberinto. Yo solo soy el minotauro que espera en el centro. ❞
    ╰──────༺†༻──────╯

    『•』𝗡𝗼𝗺𝗯𝗿𝗲 | 𝘍𝘦𝘭𝘪𝘹 𝘈𝘭𝘢𝘴𝘵𝘢𝘪𝘳
    『•』𝗘𝘀𝘁𝗮𝘁𝘂𝗿𝗮 | 𝟭.97 𝗺
    『•』𝗥𝗮𝘇𝗮 | 𝗛𝘂𝗺𝗮𝗻𝗼 (¿o acaso no del todo?)
    『•』𝗘𝗱𝗮𝗱 | 39 𝗮𝗻̃𝗼𝘀
    『•』𝗢𝗰𝘂𝗽𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 | 𝘗𝘴𝘪𝘤𝘰𝘵𝘦𝘳𝘢𝘱𝘦𝘶𝘵𝘢 𝘧𝘰𝘳𝘦𝘯𝘴𝘦 / 𝘌𝘴𝘤𝘳𝘪𝘵𝘰𝘳 𝘥𝘦 𝘢𝘯𝘢́𝘭𝘪𝘴𝘪𝘴 𝘱𝘴𝘪𝘤𝘰𝘭𝘰́𝘨𝘪𝘤𝘰 𝘥𝘦 𝘤𝘳𝘪𝘮𝘦𝘯𝘦𝘴
    『•』𝗣𝗿𝗼𝗰𝗲𝗱𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 | 𝘙𝘢í𝘤𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘌𝘥𝘪𝘯𝘣𝘶𝘳𝘨𝘰, 𝘷𝘪𝘷𝘦 𝘢𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘓𝘰𝘯𝘥𝘳𝘦𝘴


    ╭──────༺†༻──────╮
    𝗣𝗘𝗥𝗦𝗢𝗡𝗔𝗟𝗜𝗗𝗔𝗗
    ╰──────༺†༻──────╯

    Felix es la mezcla letal entre brillantez e intimidación. De verbo afilado, mirada que desnuda y un tono de voz que acaricia o hiere según el momento. Elegante, metódico, exigente, con un sentido del humor ácido y controlado que rara vez se permite. Domina cada sala que pisa sin necesidad de alzar la voz, con un poder suave pero absoluto. Es ENTJ en toda su expresión: líder nato, estratega, imposible de manipular. Posee una coquetería discreta, afilada y elegante. No busca atención: la atrae. Suele mostrarse distante… hasta que decide devorarte con su atención.

    Detrás del profesional exitoso yace un hombre fracturado: los horrores que escucha cada día, los monstruos que atiende, lo han llevado a desarrollar una segunda personalidad… Una sombra que lo observa, que a veces toma el control. Que conoce el dolor desde dentro.

    ╭──────༺†༻──────╮
    ───── ❝ La oscuridad no me asusta. Me preocupa lo que la gente hace cuando creen que nadie los ve. ❞
    ╰──────༺†༻──────╯

    ╭──────༺†༻──────╮
    𝗚𝗨𝗦𝗧𝗢𝗦
    ╰──────༺†༻──────╯

    • Ópera, música barroca, jazz oscuro. • El olor de los libros antiguos.
    • El vino tinto, muy añejo. • Los relojes de bolsillo.
    • La precisión quirúrgica de una mente bien entrenada.
    • Conversaciones profundas y debates intensos.
    • Juegos mentales.
    • Perfumes con notas de oud y cuero.

    ╭──────༺†༻──────╮
    𝗗𝗜𝗦𝗚𝗨𝗦𝗧𝗢𝗦
    ╰──────༺†༻──────╯

    • La incompetencia disfrazada de humildad.
    • Las emociones desbordadas sin control. • El sentimentalismo barato.
    • Ser interrumpido.
    • La mediocridad.
    • Las preguntas mal formuladas.
    • Los espacios sucios o desordenados.

    ╭──────༺†༻──────╮
    ───── ❝ No me atrae el caos, pero confieso que lo entiendo íntimamente. ❞
    ╰──────༺†༻──────╯

    ╭──────༺†༻──────╮
    𝗢𝗧𝗥𝗢𝗦
    ╰──────༺†༻──────╯

    • Abiertamente gay, pero reservado con su vida personal.
    • Domina el francés, latín, alemán y algo de ruso.
    • Colecciona máscaras venecianas y cuchillos antiguos.
    • Tiene una biblioteca privada insonorizada donde suele "desaparecer". • Padece insomnio crónico.
    • Su alter ego ha empezado a escribir notas en su propia caligrafía... y él ya no recuerda haberlas escrito.

    ╭──────༺†༻──────╮
    ───── ❝ Escucho monstruos por profesión. Me llevo parte de ellos a casa por costumbre. ❞
    ╰──────༺†༻──────╯


    ╭──────༺†༻──────╮
    𝗜𝗡𝗦𝗣𝗜𝗥𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡𝗘𝗦 𝗠𝗨𝗦𝗜𝗖𝗔𝗟𝗘𝗦
    ╰──────༺†༻──────╯

    1. "Lux Aeterna" - Clint Mansell
    2. "The Host of Seraphim" - Dead Can Dance
    3. "Dance with the Devil" - Breaking Benjamin
    4. "No One Knows" - Queens of the Stone Age
    5. "Delicate" - Damien Rice
    6. "In the Air Tonight" - Phil Collins
    7. "The Sound of Silence" - Simon & Garfunkel
    8. "Unfinished Sympathy" - Massive Attack
    9. "Strange Mercy" - St. Vincent
    10. "Sober" - Tool

    ╭──────༺†༻──────╮
    ───── ❝ Me he sentado frente a asesinos... y ninguno fue tan fascinante como un ser humano común con el alma podrida. ❞
    ╰──────༺†༻──────
    ● 𝗔𝗕𝗢𝗨𝗧 𝗠𝗘 ● ᴏᴄ | ᴜɴɪꜱʜɪᴘ ᴀᴄᴄᴏᴜɴᴛ | +21 ╭──────༺†༻──────╮ ───── ❝ El alma humana es un laberinto. Yo solo soy el minotauro que espera en el centro. ❞ ╰──────༺†༻──────╯ 『•』𝗡𝗼𝗺𝗯𝗿𝗲 | 𝘍𝘦𝘭𝘪𝘹 𝘈𝘭𝘢𝘴𝘵𝘢𝘪𝘳 『•』𝗘𝘀𝘁𝗮𝘁𝘂𝗿𝗮 | 𝟭.97 𝗺 『•』𝗥𝗮𝘇𝗮 | 𝗛𝘂𝗺𝗮𝗻𝗼 (¿o acaso no del todo?) 『•』𝗘𝗱𝗮𝗱 | 39 𝗮𝗻̃𝗼𝘀 『•』𝗢𝗰𝘂𝗽𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 | 𝘗𝘴𝘪𝘤𝘰𝘵𝘦𝘳𝘢𝘱𝘦𝘶𝘵𝘢 𝘧𝘰𝘳𝘦𝘯𝘴𝘦 / 𝘌𝘴𝘤𝘳𝘪𝘵𝘰𝘳 𝘥𝘦 𝘢𝘯𝘢́𝘭𝘪𝘴𝘪𝘴 𝘱𝘴𝘪𝘤𝘰𝘭𝘰́𝘨𝘪𝘤𝘰 𝘥𝘦 𝘤𝘳𝘪𝘮𝘦𝘯𝘦𝘴 『•』𝗣𝗿𝗼𝗰𝗲𝗱𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 | 𝘙𝘢í𝘤𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘌𝘥𝘪𝘯𝘣𝘶𝘳𝘨𝘰, 𝘷𝘪𝘷𝘦 𝘢𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘓𝘰𝘯𝘥𝘳𝘦𝘴 ╭──────༺†༻──────╮ 𝗣𝗘𝗥𝗦𝗢𝗡𝗔𝗟𝗜𝗗𝗔𝗗 ╰──────༺†༻──────╯ Felix es la mezcla letal entre brillantez e intimidación. De verbo afilado, mirada que desnuda y un tono de voz que acaricia o hiere según el momento. Elegante, metódico, exigente, con un sentido del humor ácido y controlado que rara vez se permite. Domina cada sala que pisa sin necesidad de alzar la voz, con un poder suave pero absoluto. Es ENTJ en toda su expresión: líder nato, estratega, imposible de manipular. Posee una coquetería discreta, afilada y elegante. No busca atención: la atrae. Suele mostrarse distante… hasta que decide devorarte con su atención. Detrás del profesional exitoso yace un hombre fracturado: los horrores que escucha cada día, los monstruos que atiende, lo han llevado a desarrollar una segunda personalidad… Una sombra que lo observa, que a veces toma el control. Que conoce el dolor desde dentro. ╭──────༺†༻──────╮ ───── ❝ La oscuridad no me asusta. Me preocupa lo que la gente hace cuando creen que nadie los ve. ❞ ╰──────༺†༻──────╯ ╭──────༺†༻──────╮ 𝗚𝗨𝗦𝗧𝗢𝗦 ╰──────༺†༻──────╯ • Ópera, música barroca, jazz oscuro. • El olor de los libros antiguos. • El vino tinto, muy añejo. • Los relojes de bolsillo. • La precisión quirúrgica de una mente bien entrenada. • Conversaciones profundas y debates intensos. • Juegos mentales. • Perfumes con notas de oud y cuero. ╭──────༺†༻──────╮ 𝗗𝗜𝗦𝗚𝗨𝗦𝗧𝗢𝗦 ╰──────༺†༻──────╯ • La incompetencia disfrazada de humildad. • Las emociones desbordadas sin control. • El sentimentalismo barato. • Ser interrumpido. • La mediocridad. • Las preguntas mal formuladas. • Los espacios sucios o desordenados. ╭──────༺†༻──────╮ ───── ❝ No me atrae el caos, pero confieso que lo entiendo íntimamente. ❞ ╰──────༺†༻──────╯ ╭──────༺†༻──────╮ 𝗢𝗧𝗥𝗢𝗦 ╰──────༺†༻──────╯ • Abiertamente gay, pero reservado con su vida personal. • Domina el francés, latín, alemán y algo de ruso. • Colecciona máscaras venecianas y cuchillos antiguos. • Tiene una biblioteca privada insonorizada donde suele "desaparecer". • Padece insomnio crónico. • Su alter ego ha empezado a escribir notas en su propia caligrafía... y él ya no recuerda haberlas escrito. ╭──────༺†༻──────╮ ───── ❝ Escucho monstruos por profesión. Me llevo parte de ellos a casa por costumbre. ❞ ╰──────༺†༻──────╯ ╭──────༺†༻──────╮ 𝗜𝗡𝗦𝗣𝗜𝗥𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡𝗘𝗦 𝗠𝗨𝗦𝗜𝗖𝗔𝗟𝗘𝗦 ╰──────༺†༻──────╯ 1. "Lux Aeterna" - Clint Mansell 2. "The Host of Seraphim" - Dead Can Dance 3. "Dance with the Devil" - Breaking Benjamin 4. "No One Knows" - Queens of the Stone Age 5. "Delicate" - Damien Rice 6. "In the Air Tonight" - Phil Collins 7. "The Sound of Silence" - Simon & Garfunkel 8. "Unfinished Sympathy" - Massive Attack 9. "Strange Mercy" - St. Vincent 10. "Sober" - Tool ╭──────༺†༻──────╮ ───── ❝ Me he sentado frente a asesinos... y ninguno fue tan fascinante como un ser humano común con el alma podrida. ❞ ╰──────༺†༻──────
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  • El bosque respiraba a su alrededor. No con la alegría de siempre, no con ese susurro juguetón que solía acariciar su cabello como un niño que pedía atención. Fauna caminaba descalza sobre la tierra húmeda, sintiendo cada grieta, cada herida abierta en el suelo. Era como si el mundo llorara a través de aquel bosque. Sus dedos se cerraron alrededor de su manzana dorada, pero hoy no brillaba. Hoy pesaba como un pecado.

    "¿Cuántas veces hemos muerto ya?"

    La pregunta flotó en su mente, como respuesta a las visiones que Aika le había mostrado hace unos días. Líneas de tiempo como cicatrices.

    Un estremecimiento recorrió su espalda. Las flores a sus pies se cerraron al contacto con sus lágrimas. Veneno. Ella, que solo sabía sanar, ahora goteaba amargura.

    — ¡No debería doler tanto! —golpeó el tronco de un roble, y al instante, la corteza se agrietó bajo sus nudillos.

    Retrocedió al instante, horrorizada. Ese no era su poder. El roble murió en segundos, sus hojas volviéndose polvo entre sus dedos.

    Algo crecía dentro de ella.

    No era solo la furia de la naturaleza, no era el vendaval que solía invocar cuando defendia a los suyos. Era algo más profundo, más oscuro. Como esos sucesos que Aika le mostró en un futuro dónde todo se perdía: raíces negras, retorciéndose en su pecho, ahogando su luz.

    — ¿Que debo hacer? ¿Matar? ¿Convertirme en tormenta hasta que nadie se atreva a alzar la voz? —se hundió de rodillas, y la tierra gritó a su alrededor. Los pájaros callaron. Las lágrimas no paraban de salir.

    Entonces lo vio: Un brote verde, frágil, abriéndose paso entre la tierra agrietada. Vida. Aún aquí. Aún a pesar de todo. Contuvo el aliento, y algo se quebró dentro de su pecho.

    Volvió a alzar la manzana dorado, y por primera vez tras varios días, un destello bailó en la superficie. No era la paz ingenua de antes. No era la furia ciega de la naturaleza herida. Era elección.

    — Si debo ser un huracán... al menos debería ser uno que siembre semillas en la destrucción...

    Cuando se levantó, el bosque retumbó con ella. Cerró los ojos, dejando que la brisa jugará con su cabello una vez más, como si las memorias de los caídos pudieran trenzarse entre sus hebras verdes y azules.

    — ¿De que servirán las líneas del tiempo si todas se tiñen igual?

    No importaba quien alzaba la espada primero, ni quien gritaba más fuerte. Al final, en todas las líneas de tiempo, el suelo siempre quedaba salpicado de lo mismo: Lágrimas. Dolor. Pérdida. Arrepentímiento.

    — Tal vez... el error está en creer que alguien tiene que ganar...
    El bosque respiraba a su alrededor. No con la alegría de siempre, no con ese susurro juguetón que solía acariciar su cabello como un niño que pedía atención. Fauna caminaba descalza sobre la tierra húmeda, sintiendo cada grieta, cada herida abierta en el suelo. Era como si el mundo llorara a través de aquel bosque. Sus dedos se cerraron alrededor de su manzana dorada, pero hoy no brillaba. Hoy pesaba como un pecado. "¿Cuántas veces hemos muerto ya?" La pregunta flotó en su mente, como respuesta a las visiones que Aika le había mostrado hace unos días. Líneas de tiempo como cicatrices. Un estremecimiento recorrió su espalda. Las flores a sus pies se cerraron al contacto con sus lágrimas. Veneno. Ella, que solo sabía sanar, ahora goteaba amargura. — ¡No debería doler tanto! —golpeó el tronco de un roble, y al instante, la corteza se agrietó bajo sus nudillos. Retrocedió al instante, horrorizada. Ese no era su poder. El roble murió en segundos, sus hojas volviéndose polvo entre sus dedos. Algo crecía dentro de ella. No era solo la furia de la naturaleza, no era el vendaval que solía invocar cuando defendia a los suyos. Era algo más profundo, más oscuro. Como esos sucesos que Aika le mostró en un futuro dónde todo se perdía: raíces negras, retorciéndose en su pecho, ahogando su luz. — ¿Que debo hacer? ¿Matar? ¿Convertirme en tormenta hasta que nadie se atreva a alzar la voz? —se hundió de rodillas, y la tierra gritó a su alrededor. Los pájaros callaron. Las lágrimas no paraban de salir. Entonces lo vio: Un brote verde, frágil, abriéndose paso entre la tierra agrietada. Vida. Aún aquí. Aún a pesar de todo. Contuvo el aliento, y algo se quebró dentro de su pecho. Volvió a alzar la manzana dorado, y por primera vez tras varios días, un destello bailó en la superficie. No era la paz ingenua de antes. No era la furia ciega de la naturaleza herida. Era elección. — Si debo ser un huracán... al menos debería ser uno que siembre semillas en la destrucción... Cuando se levantó, el bosque retumbó con ella. Cerró los ojos, dejando que la brisa jugará con su cabello una vez más, como si las memorias de los caídos pudieran trenzarse entre sus hebras verdes y azules. — ¿De que servirán las líneas del tiempo si todas se tiñen igual? No importaba quien alzaba la espada primero, ni quien gritaba más fuerte. Al final, en todas las líneas de tiempo, el suelo siempre quedaba salpicado de lo mismo: Lágrimas. Dolor. Pérdida. Arrepentímiento. — Tal vez... el error está en creer que alguien tiene que ganar...
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  • -Cuando no era más que una niña, los dragones parecían solo existir en las historias que mi hermano Viserys me contaba…. Eran palabras de un hombre que soñaba con un pasado perdido. Por supuesto, él nunca llegó a ver un dragón vivo, claro… -alzó sus cejas dejando claro de forma algo cómica que Viserys era un pobre idiota- Para Poniente… Los dragones son solo criaturas temibles. Fuego, sangre y destrucción… El temor de tiempos lejanos… pero para mi familia eran mucho más… Los dragones eran la fuerza de nuestra casa… No solo en el campo de batalla. Eran nuestra herencia, lo que nos diferenciaba del resto… Representaban el poder, la unidad… Los tres jinetes que conquistaron un continente…

    Descendió su mirada hacia Sir Jaime.

    -Conozco la destrucción que un dragón puede causar… Conozco las historias, las canciones y leyendas sobre el horror que los dragones generaron en la Danza… Sé lo que quemaron, las vidas que se perdieron… pero también conozco lo que se creó gracias a ellos… Y ahora están aquí de nuevo…

    Contra todo pronóstico, las palabras de Daenerys no sonaban altaneras, ni tampoco pretendía instruir a Jaime en nada que él no conociera. Más bien pretendía darle voz a un pensamiento… A un sentimiento…

    -Vos teneis tres hijos, ¿cierto Sir Jaime? -entonces se dio cuenta de la mala elección de sus palabras. Alargó su diestra hacia la mano de oro del Lannister, en un gesto de cercanía y pesar- Disculpad mi falta de tacto.. He tenido conocimiento acerca de lo que les pasó a vuestros hijos… Y os acompaño en el sentimiento… Ningún padre debería enterrar a sus hijos… Y todo padre debería poder ejercer de padre de sus hijos….- agachó la mirada, apesadumbrada por todo lo que Cersei le había arrebatado a Jaime en ese aspecto.

    ¿Podía defender el incesto? En fin, no era la más indicada para criticarlo. No cuando ella misma y su linaje eran fruto de la endogamia… Asi que, en ese sentido, podía empatizar con Jaime y con su dolor al no haber tenido la oportunidad de ser el padre de sus hijos, al haber tenido que quererlos en las sombras…

    -Así es como quiero yo a mis dragones, Sir Jaime… Para mi no son armas. Son mis hijos. Cuando mis dragones nacieron no sentí que recuperara un poder perdido. Sentí que recuperaba mi hogar… -inspiró profundamente y apartó la mano de la diestra de oro del caballero.

    -No importa cuanto me llamen extranjera…- negó ligeramente con la cabeza- El fuego de los dragones forjó este reino. Mi familia construyó Poniente con su fuerza… Y lo perdieron cuando olvidaron lo que significaba. Mis dragones no son solamente armas, Sir… -repitió- Son mi esperanza… Son mi familia. Son todo lo que tengo…



    ⸻⸻ extracto de mi rol con Jaime Lannister


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    -Cuando no era más que una niña, los dragones parecían solo existir en las historias que mi hermano Viserys me contaba…. Eran palabras de un hombre que soñaba con un pasado perdido. Por supuesto, él nunca llegó a ver un dragón vivo, claro… -alzó sus cejas dejando claro de forma algo cómica que Viserys era un pobre idiota- Para Poniente… Los dragones son solo criaturas temibles. Fuego, sangre y destrucción… El temor de tiempos lejanos… pero para mi familia eran mucho más… Los dragones eran la fuerza de nuestra casa… No solo en el campo de batalla. Eran nuestra herencia, lo que nos diferenciaba del resto… Representaban el poder, la unidad… Los tres jinetes que conquistaron un continente… Descendió su mirada hacia Sir Jaime. -Conozco la destrucción que un dragón puede causar… Conozco las historias, las canciones y leyendas sobre el horror que los dragones generaron en la Danza… Sé lo que quemaron, las vidas que se perdieron… pero también conozco lo que se creó gracias a ellos… Y ahora están aquí de nuevo… Contra todo pronóstico, las palabras de Daenerys no sonaban altaneras, ni tampoco pretendía instruir a Jaime en nada que él no conociera. Más bien pretendía darle voz a un pensamiento… A un sentimiento… -Vos teneis tres hijos, ¿cierto Sir Jaime? -entonces se dio cuenta de la mala elección de sus palabras. Alargó su diestra hacia la mano de oro del Lannister, en un gesto de cercanía y pesar- Disculpad mi falta de tacto.. He tenido conocimiento acerca de lo que les pasó a vuestros hijos… Y os acompaño en el sentimiento… Ningún padre debería enterrar a sus hijos… Y todo padre debería poder ejercer de padre de sus hijos….- agachó la mirada, apesadumbrada por todo lo que Cersei le había arrebatado a Jaime en ese aspecto. ¿Podía defender el incesto? En fin, no era la más indicada para criticarlo. No cuando ella misma y su linaje eran fruto de la endogamia… Asi que, en ese sentido, podía empatizar con Jaime y con su dolor al no haber tenido la oportunidad de ser el padre de sus hijos, al haber tenido que quererlos en las sombras… -Así es como quiero yo a mis dragones, Sir Jaime… Para mi no son armas. Son mis hijos. Cuando mis dragones nacieron no sentí que recuperara un poder perdido. Sentí que recuperaba mi hogar… -inspiró profundamente y apartó la mano de la diestra de oro del caballero. -No importa cuanto me llamen extranjera…- negó ligeramente con la cabeza- El fuego de los dragones forjó este reino. Mi familia construyó Poniente con su fuerza… Y lo perdieron cuando olvidaron lo que significaba. Mis dragones no son solamente armas, Sir… -repitió- Son mi esperanza… Son mi familia. Son todo lo que tengo… ⸻⸻ extracto de mi rol con [The_Lion] #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • El primer día de instituto en Ciudad Domino
    Fandom YuGiOh! Duel Monsters
    Categoría Acción
    Rol cerrado con Atem

    -----------------------------

    El vuelo JL003 que procedía de Nueva York en dirección a Tokio aterrizó cerca de las dos y media de la madrugada. Takara viajaba con su madre para establecerse en Domino, una pequeña ciudad costera que se encontraba en la prefectura de Chiba, al sur de Tateyama. Había llegado a un punto en el que ni siquiera se cuestionaba ya por qué sus padres hacían las cosas, pero sabiendo que siempre estaban de un lado a otro por negocios y que no tenía nunca un lugar fijo para vivir...

    ―Mamá, aún no me has contado por qué me has traído al otro lado del mundo.―le preguntó Takara a su madre Yushiko, mientras metía su equipaje en el maletero del taxi que les llevaría hasta el puerto desde el que tomarían el ferry a Domino.

    ―Verás cariño...―Yushiko exhaló un respingo por la nariz.―Estás cerca de cumplir los diecisiete y estamos un poco preocupados porque siempre has recibido educación en casa debido a nuestros empleos... Y eso no puede ser. No sales, no tienes amigos, ni siquiera llevas la vida que debe llevar una adolescente. Así que te he traído a donde yo nací para que...Bueno, cariño, para que inicies tu vida, tengas amigos, ¡y acabes el instituto de una vez!

    ―¿Y no podéis quedaros a vivir conmigo como unos padres normales?―replicó Takara.―Mamá, en serio, me estás soltando sin supervisión, en una ciudad que no conozco, con una cuenta bancaria que tiene más ceros que decimales el número pi. ¿De verdad crees que nada puede salir mal?

    ―Takara, ya hemos mantenido esta conversación.―Yushiko exhaló un respingo pesado.―No vas a estar sola, tu primo Mahito vive en Domino y estará más que encantado de echarte una mano si lo necesitas.

    ―Mahito vive con su novia, no puedo irrumpir en su vida así como así.―Takara torció los labios haciendo un mohín.

    Yushiko tocó el hombro de su hija con cariño. No podía decirle la verdadera razón por la que la escondía en un lugar tan recóndito. No por el momento.

    ╟ Varios días después. Lunes por la mañana.╣

    El GPS de su móvil había fallado tres veces en lo que trataba de llegar al Instituto Domino, donde se iba a iniciar el segundo trimestre de clase... y donde ella iba a "iniciar" la secundaria, pese a haber superado ese curso.

    Llegó temprano, por suerte. Queriendo pasar desapercibida, se sentó en el pupitre más escondido que había en el aula, en la esquina cercana a la ventana. Parecía que nadie había notado su presencia conforme el resto de alumnos iba llegando. Imitó a sus compañeros cuando éstos se levantaron para saludar a su profesor, que con educación les dio los buenos días a todos. Acto seguido, el profesor revisó el listado de alumnos... y vio el nombre de Takara.

    ―¡Ah, sí!―sonrió alegre.―Queridos alumnos, tenemos una compañera nueva que va a terminar el curso con nosotros. Señorita Wilde, por favor, ¿puede salir al estrado y presentarse?

    Horror. La piel suavemente tostada de Takara perdió el color y el hipo nervioso que aparecía en situaciones de estrés amenazaba con salir a la luz. Sin embargo, Takara se levantó de la silla, caminó con paso firme hasta la plataforma que estaba delante de la pizarra de tiza y observó a la clase. En particular... sus ojos malva se detuvieron en un muchacho con pelo de pincho que llevaba pendiendo de su cuello un extraño colgante con forma de pirámide invertida..,y un símbolo egipcio en la cara frontal.

    ―B-Buenos días.―titubeó.―Y-Yo soy Kara Wilde. Muchas gracias por recibirme.
    Rol cerrado con [Atem0] ----------------------------- El vuelo JL003 que procedía de Nueva York en dirección a Tokio aterrizó cerca de las dos y media de la madrugada. Takara viajaba con su madre para establecerse en Domino, una pequeña ciudad costera que se encontraba en la prefectura de Chiba, al sur de Tateyama. Había llegado a un punto en el que ni siquiera se cuestionaba ya por qué sus padres hacían las cosas, pero sabiendo que siempre estaban de un lado a otro por negocios y que no tenía nunca un lugar fijo para vivir... ―Mamá, aún no me has contado por qué me has traído al otro lado del mundo.―le preguntó Takara a su madre Yushiko, mientras metía su equipaje en el maletero del taxi que les llevaría hasta el puerto desde el que tomarían el ferry a Domino. ―Verás cariño...―Yushiko exhaló un respingo por la nariz.―Estás cerca de cumplir los diecisiete y estamos un poco preocupados porque siempre has recibido educación en casa debido a nuestros empleos... Y eso no puede ser. No sales, no tienes amigos, ni siquiera llevas la vida que debe llevar una adolescente. Así que te he traído a donde yo nací para que...Bueno, cariño, para que inicies tu vida, tengas amigos, ¡y acabes el instituto de una vez! ―¿Y no podéis quedaros a vivir conmigo como unos padres normales?―replicó Takara.―Mamá, en serio, me estás soltando sin supervisión, en una ciudad que no conozco, con una cuenta bancaria que tiene más ceros que decimales el número pi. ¿De verdad crees que nada puede salir mal? ―Takara, ya hemos mantenido esta conversación.―Yushiko exhaló un respingo pesado.―No vas a estar sola, tu primo Mahito vive en Domino y estará más que encantado de echarte una mano si lo necesitas. ―Mahito vive con su novia, no puedo irrumpir en su vida así como así.―Takara torció los labios haciendo un mohín. Yushiko tocó el hombro de su hija con cariño. No podía decirle la verdadera razón por la que la escondía en un lugar tan recóndito. No por el momento. ╟ Varios días después. Lunes por la mañana.╣ El GPS de su móvil había fallado tres veces en lo que trataba de llegar al Instituto Domino, donde se iba a iniciar el segundo trimestre de clase... y donde ella iba a "iniciar" la secundaria, pese a haber superado ese curso. Llegó temprano, por suerte. Queriendo pasar desapercibida, se sentó en el pupitre más escondido que había en el aula, en la esquina cercana a la ventana. Parecía que nadie había notado su presencia conforme el resto de alumnos iba llegando. Imitó a sus compañeros cuando éstos se levantaron para saludar a su profesor, que con educación les dio los buenos días a todos. Acto seguido, el profesor revisó el listado de alumnos... y vio el nombre de Takara. ―¡Ah, sí!―sonrió alegre.―Queridos alumnos, tenemos una compañera nueva que va a terminar el curso con nosotros. Señorita Wilde, por favor, ¿puede salir al estrado y presentarse? Horror. La piel suavemente tostada de Takara perdió el color y el hipo nervioso que aparecía en situaciones de estrés amenazaba con salir a la luz. Sin embargo, Takara se levantó de la silla, caminó con paso firme hasta la plataforma que estaba delante de la pizarra de tiza y observó a la clase. En particular... sus ojos malva se detuvieron en un muchacho con pelo de pincho que llevaba pendiendo de su cuello un extraño colgante con forma de pirámide invertida..,y un símbolo egipcio en la cara frontal. ―B-Buenos días.―titubeó.―Y-Yo soy Kara Wilde. Muchas gracias por recibirme.
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  • Observaba su pueblo en llamas, la sangre escurrida por todas partes. Cuerpo por doquier, ya no oía más llantos ni palabras de súplica. Todo había terminado, solo quedaba ella, quedaba su alma.

    Horrorizada y entre lágrimas, veía el cuerpo degollado de su hermano menor, no quería vivir en un mundo donde él estuviese muerto, un mundo que se convertía en infierno. Así que tomando cuidadosamente su espada, la empezó a pasar por su cuello, tratando de morir como espíritu.
    Observaba su pueblo en llamas, la sangre escurrida por todas partes. Cuerpo por doquier, ya no oía más llantos ni palabras de súplica. Todo había terminado, solo quedaba ella, quedaba su alma. Horrorizada y entre lágrimas, veía el cuerpo degollado de su hermano menor, no quería vivir en un mundo donde él estuviese muerto, un mundo que se convertía en infierno. Así que tomando cuidadosamente su espada, la empezó a pasar por su cuello, tratando de morir como espíritu.
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  • El Juego del Zorro y el Mago.
    Fandom OC.
    Categoría Suspenso
    Kiara Yukimura

    ⠀⠀Decían que aquel rincón del mundo era un lugar donde los muertos nunca aprendieron a quedarse quietos.

    ⠀⠀Un pueblo pequeño, perdido entre las montañas boscosas de Japón. Inaccesible salvo por carreteras que serpenteaban como serpientes viejas y gastadas. Las casas tradicionales se alzaban como esqueletos de madera, desafiando el paso del tiempo, con faroles que apenas alumbraban lo suficiente como para ver las propias dudas.

    ⠀⠀No había turistas allí. No había curiosos. Solo quedaban los que no tuvieron otra opción. Y él. Quien había sido enviado, un hombre que no pedía gloria ni agradecimientos. El que llegaba cuando todo lo demás había fallado. La figura que el Vaticano reservaba para los casos que las palabras no podían salvar, ni los rezos llegaban a bastar.
    ⠀⠀Había llegado con el sonido de los cuervos quebrando el silencio, negras figuras que parecían guiar sus pasos desde que había puesto pie en territorio japonés. Y aunque su porte no era el de un local, su presencia, ese peso invisible que arrastraba como un viejo rosario de pecados y victorias amargas, hacía que incluso los espíritus se apartaran a su paso.

    ⠀⠀Había escuchado las historias, y los reportes no mentían, cómo las malas lenguas danzaban para lanzar saña, pero nunca un motivo; el espíritu vengativo que atosigaba a ese clan, el santo caído sería quien diera un fin a su tormento.
    ⠀⠀⸻ "...?" ⸻ Un hombre japonés, tímido, abría sus puertas hacia la figura del enviado de Dios. Dedicó una mirada de frialdad, pero en un perfecto japonés, musitó. ⸻ "¿Kitsurugi? Me enviaron para resolver el problema." ⸻ El hombre asintió y dio paso al intimidante caucásico, medía más que el promedio japonés, y acompañado de su vestuario y aura mística, simplemente imponían respeto.

    ⠀⠀Arrodillados en el tatami de la gran casa familiar, acompañados de un delicioso té verde para apaciguar la escarcha que cubría sus cuerpos, a la que el exorcista parecía ser inerte. Hablaron de la situación, las desapariciones y la sangre, algo los seguía, gritos de una mujer ante la luna llena, pelos de zorro y el horror.
    ⠀⠀El enviado del Vaticano mostró la mano, no tenía nada más que escuchar. El nipón, nervioso, solamente lo vio levantarse.
    ⠀⠀⸻ "No deberás preocuparte más. Ahora ese es mi trabajo, un gusto, Kitsurugi." ⸻ El hombre salió, y con ello llevándose toda la calidez de la habitación, parecía que ahora que la había abandonado, el frío inundó sin par la vieja estructura.

    ⠀⠀La cacería estaba por comenzar, debía reunir pistas, preparar sus hechizos y estrategias, además de enterarse a qué clase de poder sobrenatural se enfrentaba. Y estaba más que motivado, para lo único que era bueno: cazar.
    [Apple_pie_xOxO] ⠀ ⠀⠀Decían que aquel rincón del mundo era un lugar donde los muertos nunca aprendieron a quedarse quietos. ⠀⠀Un pueblo pequeño, perdido entre las montañas boscosas de Japón. Inaccesible salvo por carreteras que serpenteaban como serpientes viejas y gastadas. Las casas tradicionales se alzaban como esqueletos de madera, desafiando el paso del tiempo, con faroles que apenas alumbraban lo suficiente como para ver las propias dudas. ⠀⠀No había turistas allí. No había curiosos. Solo quedaban los que no tuvieron otra opción. Y él. Quien había sido enviado, un hombre que no pedía gloria ni agradecimientos. El que llegaba cuando todo lo demás había fallado. La figura que el Vaticano reservaba para los casos que las palabras no podían salvar, ni los rezos llegaban a bastar. ⠀⠀Había llegado con el sonido de los cuervos quebrando el silencio, negras figuras que parecían guiar sus pasos desde que había puesto pie en territorio japonés. Y aunque su porte no era el de un local, su presencia, ese peso invisible que arrastraba como un viejo rosario de pecados y victorias amargas, hacía que incluso los espíritus se apartaran a su paso. ⠀⠀Había escuchado las historias, y los reportes no mentían, cómo las malas lenguas danzaban para lanzar saña, pero nunca un motivo; el espíritu vengativo que atosigaba a ese clan, el santo caído sería quien diera un fin a su tormento. ⠀⠀⸻ "...?" ⸻ Un hombre japonés, tímido, abría sus puertas hacia la figura del enviado de Dios. Dedicó una mirada de frialdad, pero en un perfecto japonés, musitó. ⸻ "¿Kitsurugi? Me enviaron para resolver el problema." ⸻ El hombre asintió y dio paso al intimidante caucásico, medía más que el promedio japonés, y acompañado de su vestuario y aura mística, simplemente imponían respeto. ⠀⠀Arrodillados en el tatami de la gran casa familiar, acompañados de un delicioso té verde para apaciguar la escarcha que cubría sus cuerpos, a la que el exorcista parecía ser inerte. Hablaron de la situación, las desapariciones y la sangre, algo los seguía, gritos de una mujer ante la luna llena, pelos de zorro y el horror. ⠀⠀El enviado del Vaticano mostró la mano, no tenía nada más que escuchar. El nipón, nervioso, solamente lo vio levantarse. ⠀⠀⸻ "No deberás preocuparte más. Ahora ese es mi trabajo, un gusto, Kitsurugi." ⸻ El hombre salió, y con ello llevándose toda la calidez de la habitación, parecía que ahora que la había abandonado, el frío inundó sin par la vieja estructura. ⠀⠀La cacería estaba por comenzar, debía reunir pistas, preparar sus hechizos y estrategias, además de enterarse a qué clase de poder sobrenatural se enfrentaba. Y estaba más que motivado, para lo único que era bueno: cazar. ⠀
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  • ╭────༺♡༻────╮
    ℝ𝕚𝕥𝕦𝕒𝕝 𝔻𝕖 𝕊𝕒𝕟𝕘𝕣𝕖.
    ╰────༺♡༻────╯

    El aire estaba cargado de Incienso y un hedor metálico a sangre antigua. Kiara estaba encadenada al altar de piedra en una Cruz de madera, su piel ardía con los símbolos que habían sido marcados en su carne. Alexander sostenía una daga de plata, cuya hoja reflejaba la luz temblorosa de los candeleros.

    A su lado, Trevor observaba en silencio. No se atrevía a mirarla a los ojos.

    —Con la sangre de la Kitsune, reclamaremos el favor de los dioses antiguos.—
    Entonó Alexander, alzando la daga.

    El filo descendió, rasgando la tela de su vestido y hundiéndose en su hombre. Un dolor ardiente la atravesó, pero Kiara no gritó. Su sangre dorada corrió por su piel como fuego líquido, chisporroteando al tocar el altar.

    Los nobles la observaban con fascinación y horror. No era sangre humana. Era casi celestial

    Kiara alzó la cabeza, con una sonrisa torcida.

    —No saben lo que han hecho.—

    La temperatura en la habitación descendió abruptamente. Un viento invisible barrió las velas y las llamas se tornaron azules.

    Las cadenas que la retenían estaban salpicadas en una llovizna de metal fundido. Kiara cayó de rodillas; el dolor punzante en su hombre la hizo tambalearse, pero no se detuvo.

    Alexander retrocedió, pero ella fue más rápida. Su garra se clavó en su garganta con una fuerza inhumana.

    —¿Quisieras mi sangre, Alexander?Toma prueba un poco. —

    Se corto la muñeca en acto de ira,para luego hacer que él bebida de ella, la sangre de Kiara descendió por su garganta como brasas ardientes. Con una sonrisa ladina Kiara con un giro de muñeca, le destrozó la tráquea acabando con su miserable sufrimiento.

    El caos se desató. Los nobles intentaron huir, pero Kiara, aun con la sangre brotando de su herida, desenvainó sus espadas.

    Cada movimiento le costaba; la herida ardía y su fuerza se drenaba con cada gota de sangre que perdía. Pero la furia la mantenía en pie.

    Cortó un brazo. Luego, una pierna. La sangre salpicó las paredes.

    Uno de los guardias se atrevió a atacarla con una alabarda. La hoja se clavó en su costado, arrancándole un grito de dolor. Pero Kiara giró sobre sí misma y le hundió la espada en el pecho.

    Las fuerzas la abandonaban.

    Y entonces vio a Trevor.

    Él temblaba, con los ojos abiertos de par en par.

    —¡Kiara, por favor! ¡No sabía que te harían esto!—

    Ella escupió sangre y se rió con amargura.

    —Sabías exactamente lo que hacías.—

    Se tambaleó hacia él, con la sangre resbalando por su costado y dejando un rastro oscuro en el suelo de piedra.

    Trevor corrió.

    Pero Kiara era más rápida, incluso herida.

    Lo alcanzó antes de que llegara a la puerta y le atravesó la espalda con la espada.

    Trevor se desplomó, con la hoja sobresaliendo de su pecho.

    Kiara respiró hondo, tambaleándose, pero se mantuvo en pie.

    La masacre había terminado.

    Con las últimas fuerzas que le quedaban, prendió fuego a la mansión antes de desaparecer en la noche.

    Hereda, pero invicta. De nuevo había caído en el encanto humano, al igual que en su avaricia.


    ╭────༺♡༻────╮ ℝ𝕚𝕥𝕦𝕒𝕝 𝔻𝕖 𝕊𝕒𝕟𝕘𝕣𝕖. ╰────༺♡༻────╯ El aire estaba cargado de Incienso y un hedor metálico a sangre antigua. Kiara estaba encadenada al altar de piedra en una Cruz de madera, su piel ardía con los símbolos que habían sido marcados en su carne. Alexander sostenía una daga de plata, cuya hoja reflejaba la luz temblorosa de los candeleros. A su lado, Trevor observaba en silencio. No se atrevía a mirarla a los ojos. —Con la sangre de la Kitsune, reclamaremos el favor de los dioses antiguos.— Entonó Alexander, alzando la daga. El filo descendió, rasgando la tela de su vestido y hundiéndose en su hombre. Un dolor ardiente la atravesó, pero Kiara no gritó. Su sangre dorada corrió por su piel como fuego líquido, chisporroteando al tocar el altar. Los nobles la observaban con fascinación y horror. No era sangre humana. Era casi celestial Kiara alzó la cabeza, con una sonrisa torcida. —No saben lo que han hecho.— La temperatura en la habitación descendió abruptamente. Un viento invisible barrió las velas y las llamas se tornaron azules. Las cadenas que la retenían estaban salpicadas en una llovizna de metal fundido. Kiara cayó de rodillas; el dolor punzante en su hombre la hizo tambalearse, pero no se detuvo. Alexander retrocedió, pero ella fue más rápida. Su garra se clavó en su garganta con una fuerza inhumana. —¿Quisieras mi sangre, Alexander?Toma prueba un poco. — Se corto la muñeca en acto de ira,para luego hacer que él bebida de ella, la sangre de Kiara descendió por su garganta como brasas ardientes. Con una sonrisa ladina Kiara con un giro de muñeca, le destrozó la tráquea acabando con su miserable sufrimiento. El caos se desató. Los nobles intentaron huir, pero Kiara, aun con la sangre brotando de su herida, desenvainó sus espadas. Cada movimiento le costaba; la herida ardía y su fuerza se drenaba con cada gota de sangre que perdía. Pero la furia la mantenía en pie. Cortó un brazo. Luego, una pierna. La sangre salpicó las paredes. Uno de los guardias se atrevió a atacarla con una alabarda. La hoja se clavó en su costado, arrancándole un grito de dolor. Pero Kiara giró sobre sí misma y le hundió la espada en el pecho. Las fuerzas la abandonaban. Y entonces vio a Trevor. Él temblaba, con los ojos abiertos de par en par. —¡Kiara, por favor! ¡No sabía que te harían esto!— Ella escupió sangre y se rió con amargura. —Sabías exactamente lo que hacías.— Se tambaleó hacia él, con la sangre resbalando por su costado y dejando un rastro oscuro en el suelo de piedra. Trevor corrió. Pero Kiara era más rápida, incluso herida. Lo alcanzó antes de que llegara a la puerta y le atravesó la espalda con la espada. Trevor se desplomó, con la hoja sobresaliendo de su pecho. Kiara respiró hondo, tambaleándose, pero se mantuvo en pie. La masacre había terminado. Con las últimas fuerzas que le quedaban, prendió fuego a la mansión antes de desaparecer en la noche. Hereda, pero invicta. De nuevo había caído en el encanto humano, al igual que en su avaricia.
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