• He ahí, al principio de las sombras del callejón, dónde el hombre, con el físico de griego y ojos aparentemente tocados por Midas, es que reniega con su celular; su dedo impacta una y otra vez con la pantalla, pero lo que choca es la punta de su negra uña. —Hijo de la sarama... — La rabia escapa de sus labios en un murmullo.

    No había tiempo que perder, eso lo sabía más que bien; el dispositivo sufre una descompostura, el contenido de la pantalla se retuerce en colores y fallas que no deberían ocurrir. La mirada del hombre, Boyka, cae afilada en los destellos, hasta que el característico tono de llamada hizo acto de bullicio.

    —Aló... Sí, hace rato que terminamos de hablar... ¿El chico? Ah... Busca las noticias. — Su voz calmada era equivalente a su expresión, a esa cara que parecía reflejar un inmenso aburrimiento.

    Boyka camina hasta a la acera, allí donde pudo visualizar el drama que acaparará las televisoras durante días; vehículos destruidos, patrullas volcadas, docenas de víctimas y un monstruo de pesadilla. Para él, el hombre con los ojos dorados, todo aquello era un espectáculo, una obra en la que tendría el gusto de participar.

    Ingresó lentamente a la escena, bajo la mirada horrorizada e incrédula de la audiencia que le pedía desesperadamente que corriera. —Prepara las camionetas... No, Yasuke no nos estorbará... Nah, tampoco ayudará. —Sin embargo él permanecía ajeno a las advertencias, estaba totalmente en su mundo y sus asuntos.

    Pero fue la bestia, con sus chorreantes cuencas oscuras, quien reaccionó diferente a las masas; su escuálida figura de pelaje negro parecía deformarse, su carne gris era abultada desde el interior como si algo quisiera librarse al intentar partir esa fina pero resitente piel. Su huesuda mandíbula tiembla, sus dientes chocan entre sí y dan lugar a una voz de ultratumba. —Oaykb... ¡Oaykb! —Palabras incomprensibles, entonadas por el coro que proviene de uno. Su alarido carga con la rabia de varios, filtrando voces de tono rencoroso.


    —Debo cortar... Te daré algo de tiempo. —El crugir del celular confundió a un más a la multitud, aquellos que sentían demasiada curiosidad como para abandonar la absurda escena en desarrollo. Claro que intentaron evacuarlos, pero la aparición de ese hombre misterioso logró hacerse con las miradas chismosas. —¡No teman! ¡Tranquilos! —Alza su grave voz, captando aún más el interés de la audiencia y el villano de la trágica "obra". Entre sus dedos se escurren los restos de lo que alguna vez fue un celular, ese mismo que trituró de un apretón, justo después de haber alzado sus manos por encima de la cabeza. Expuesto e indefenso con las manos en alto y sin armas u objetos que pudiese usar para defenderse, así lo veía la gente y era exactamente eso lo que provocaba más temor en ellos. —Они умрут рано или поздно...

    Para la criatura solo es otro bocado, uno que no debía buscar. Para él solo eran ellos dos; un perro fuera de control, y él mismo como el donador. ¿El público? A ellos no les quedó de otra más que aguantar la respiración y presenciar el inicio de una nueva era, la de un mundo que siempre existió.





    //La verdad es que escribo esto para no estar tan inactivo, pero esto es apenas una parte de lo que realmente quería escribir. No me convence del todo, así que la idea es arreglarlo en la siguiente publicación y hacerlo más interesante.

    //DEAH- Tal vez nadie se tome la molestia de leer esta mamada, pero seguramente ha de haber alguien que vea ta wea y diga: Que porquería... Hay que leerlo de nuevo. En fin, veré si la siguiente parte lo escribo en un archivo y lo hago tipo capítulo.
    He ahí, al principio de las sombras del callejón, dónde el hombre, con el físico de griego y ojos aparentemente tocados por Midas, es que reniega con su celular; su dedo impacta una y otra vez con la pantalla, pero lo que choca es la punta de su negra uña. —Hijo de la sarama... — La rabia escapa de sus labios en un murmullo. No había tiempo que perder, eso lo sabía más que bien; el dispositivo sufre una descompostura, el contenido de la pantalla se retuerce en colores y fallas que no deberían ocurrir. La mirada del hombre, Boyka, cae afilada en los destellos, hasta que el característico tono de llamada hizo acto de bullicio. —Aló... Sí, hace rato que terminamos de hablar... ¿El chico? Ah... Busca las noticias. — Su voz calmada era equivalente a su expresión, a esa cara que parecía reflejar un inmenso aburrimiento. Boyka camina hasta a la acera, allí donde pudo visualizar el drama que acaparará las televisoras durante días; vehículos destruidos, patrullas volcadas, docenas de víctimas y un monstruo de pesadilla. Para él, el hombre con los ojos dorados, todo aquello era un espectáculo, una obra en la que tendría el gusto de participar. Ingresó lentamente a la escena, bajo la mirada horrorizada e incrédula de la audiencia que le pedía desesperadamente que corriera. —Prepara las camionetas... No, Yasuke no nos estorbará... Nah, tampoco ayudará. —Sin embargo él permanecía ajeno a las advertencias, estaba totalmente en su mundo y sus asuntos. Pero fue la bestia, con sus chorreantes cuencas oscuras, quien reaccionó diferente a las masas; su escuálida figura de pelaje negro parecía deformarse, su carne gris era abultada desde el interior como si algo quisiera librarse al intentar partir esa fina pero resitente piel. Su huesuda mandíbula tiembla, sus dientes chocan entre sí y dan lugar a una voz de ultratumba. —Oaykb... ¡Oaykb! —Palabras incomprensibles, entonadas por el coro que proviene de uno. Su alarido carga con la rabia de varios, filtrando voces de tono rencoroso. —Debo cortar... Te daré algo de tiempo. —El crugir del celular confundió a un más a la multitud, aquellos que sentían demasiada curiosidad como para abandonar la absurda escena en desarrollo. Claro que intentaron evacuarlos, pero la aparición de ese hombre misterioso logró hacerse con las miradas chismosas. —¡No teman! ¡Tranquilos! —Alza su grave voz, captando aún más el interés de la audiencia y el villano de la trágica "obra". Entre sus dedos se escurren los restos de lo que alguna vez fue un celular, ese mismo que trituró de un apretón, justo después de haber alzado sus manos por encima de la cabeza. Expuesto e indefenso con las manos en alto y sin armas u objetos que pudiese usar para defenderse, así lo veía la gente y era exactamente eso lo que provocaba más temor en ellos. —Они умрут рано или поздно... Para la criatura solo es otro bocado, uno que no debía buscar. Para él solo eran ellos dos; un perro fuera de control, y él mismo como el donador. ¿El público? A ellos no les quedó de otra más que aguantar la respiración y presenciar el inicio de una nueva era, la de un mundo que siempre existió. //La verdad es que escribo esto para no estar tan inactivo, pero esto es apenas una parte de lo que realmente quería escribir. No me convence del todo, así que la idea es arreglarlo en la siguiente publicación y hacerlo más interesante. //DEAH- Tal vez nadie se tome la molestia de leer esta mamada, pero seguramente ha de haber alguien que vea ta wea y diga: Que porquería... Hay que leerlo de nuevo. En fin, veré si la siguiente parte lo escribo en un archivo y lo hago tipo capítulo.
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  • ༺❀༻━━━━━━━━━━━━━━━━
    ✧ 𝑬𝒏 𝒃𝒖𝒔𝒒𝒖𝒆𝒅𝒂. . .
    ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ


    _En tiempos distantes, décadas atras, montando su corcel oscuro, Gazú se sumergía en las sombras nocturnas y el silencio. En esos momentos su superioridad era innegable y su poder era perfecto. No había dolor en él ni un atisbo de amor o bondad alguna, solo oscuridad.

    Puedes salir de tu escondite. . .

    Su rostro oscuro, su filosa espada y su corcel negro buscaban una sola cosa entre los vestigios y rincones de oscuridad y el escondite perfecto de los árboles:

    𝑬𝒛𝒊𝒔

    La respiración comenzo a faltarle, su corazón de carne se apresuró a latir con mayor fuerza mientras que un sudor frío se deslizaba sobre su atractivo rostro, Ella no sabía que hacer en ese momento de peligro. El nudo en su estómago y la turbulencia de su mente le dificultaban pensar con claridad su siguiente movimiento.

    Ella se aferró temblorosa a la cruz ✞ mientras las lágrimas nublaban su vista. . . Y en su mente recitó el Padre Nuestro.

    Gazú se acercaba cada vez más, segundo tras segundo el corcel parecía estar cerca de 𝑬𝒛𝒊𝒔, incluso se podía oler su miedo que impreganaba el aire, era un aroma exquisito y dulce para la muerte y la oscuridad encarnada en Gazú, representación del terror.

    Eres la única que ha quedado. . .

    El chillido del caballo rompió la tensión del momento y con sus cascos destrozó el escondite donde ella se hallaba, ella a su vez dejo escapar un grito de angustia y horror mientras se incorporaba para correr pero....

    La hoja afilada fue más rápida y alcanzó su delicada pierna derecha, desestabilizandola y provocando su caída. Ella quedó a espaldas de Gazú y ocultó su rostro en la tierra para no verlo. . .

    ─P-or favor. . . Dame paz. . . Solo eso pido─

    No hay paz para 𝑬𝒛𝒊𝒔

    El caballo lanzó otro relincho y Gazú descendió del corcel. Sus botas pesadas cayeron a tierra como el tambor de la muerte. Cada paso que Gazú daba era una cuenta regresiva de 5, 4, 3, 2, 1.

    Con un tirón brusco de su cabello le coloco la hoja hambrienta en su cuello femenino y le susurró al oído

    Eva comió de la manzana y condenó al mundo. . . Pandora abrio la caja y condenó a los humanos. . .

    ─Porfavor. . . Solo quiero paz─ entre lágrimas suplicó.

    No hay paz para 𝑬𝒛𝒊𝒔

    Violentamente deslizó la hoja y la degolló liberando un torrente de sangre de su cuello y ahogandola en su propia sangre. Ella no pudo ver nada pero si sentir como la sangre la ahogaba y la adormecía hasta matarla.

    ¿Quien era 𝑬𝒛𝒊𝒔? ¿Porque ha sufrido un destino lamentable?

    𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒏𝒖𝒂𝒓𝒂. . .

    #Monorol

    ༺❀༻━━━━━━━━━━━━━━━━ ✧ 𝑬𝒏 𝒃𝒖𝒔𝒒𝒖𝒆𝒅𝒂. . . ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ _En tiempos distantes, décadas atras, montando su corcel oscuro, Gazú se sumergía en las sombras nocturnas y el silencio. En esos momentos su superioridad era innegable y su poder era perfecto. No había dolor en él ni un atisbo de amor o bondad alguna, solo oscuridad. 👁️ Puedes salir de tu escondite. . . Su rostro oscuro, su filosa espada y su corcel negro buscaban una sola cosa entre los vestigios y rincones de oscuridad y el escondite perfecto de los árboles: 𝑬𝒛𝒊𝒔 La respiración comenzo a faltarle, su corazón de carne se apresuró a latir con mayor fuerza mientras que un sudor frío se deslizaba sobre su atractivo rostro, Ella no sabía que hacer en ese momento de peligro. El nudo en su estómago y la turbulencia de su mente le dificultaban pensar con claridad su siguiente movimiento. Ella se aferró temblorosa a la cruz ✞ mientras las lágrimas nublaban su vista. . . Y en su mente recitó el Padre Nuestro. Gazú se acercaba cada vez más, segundo tras segundo el corcel parecía estar cerca de 𝑬𝒛𝒊𝒔, incluso se podía oler su miedo que impreganaba el aire, era un aroma exquisito y dulce para la muerte y la oscuridad encarnada en Gazú, representación del terror. 👁️ Eres la única que ha quedado. . . El chillido del caballo rompió la tensión del momento y con sus cascos destrozó el escondite donde ella se hallaba, ella a su vez dejo escapar un grito de angustia y horror mientras se incorporaba para correr pero.... La hoja afilada fue más rápida y alcanzó su delicada pierna derecha, desestabilizandola y provocando su caída. Ella quedó a espaldas de Gazú y ocultó su rostro en la tierra para no verlo. . . ─P-or favor. . . Dame paz. . . Solo eso pido─ 👁️ No hay paz para 𝑬𝒛𝒊𝒔 El caballo lanzó otro relincho y Gazú descendió del corcel. Sus botas pesadas cayeron a tierra como el tambor de la muerte. Cada paso que Gazú daba era una cuenta regresiva de 5, 4, 3, 2, 1. Con un tirón brusco de su cabello le coloco la hoja hambrienta en su cuello femenino y le susurró al oído 👁️ Eva comió de la manzana y condenó al mundo. . . Pandora abrio la caja y condenó a los humanos. . . ─Porfavor. . . Solo quiero paz─ entre lágrimas suplicó. 👁️ No hay paz para 𝑬𝒛𝒊𝒔 Violentamente deslizó la hoja y la degolló liberando un torrente de sangre de su cuello y ahogandola en su propia sangre. Ella no pudo ver nada pero si sentir como la sangre la ahogaba y la adormecía hasta matarla. ¿Quien era 𝑬𝒛𝒊𝒔? ¿Porque ha sufrido un destino lamentable? 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒏𝒖𝒂𝒓𝒂. . . #Monorol
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  • *Jormun lo meditó largo tiempo, veía a su esposa descansar en la cama, desnuda. Él por su parte, mira por la ventana el nevado paisaje, fumando en su pipa con el torso desnudo. Sin duda, no le gustaba para nada aquella idea que le rondaba por la cabeza. Así, que cuando Ate se despertó le comentó su idea. Ate se horrorizo*

    ¿Estás seguro, mi amor?

    Es la única forma de que cierres ese circulo.

    Yo te amo a ti, lo sabes de sobra.

    No me gusta la idea, pero es posible que funcione. Si le das lo mismo que me has dado a mi, todo terminará para bien.

    *Responde Jormun mirando a su esposa con todo su amor*

    No te lo reprocharé, mi amor.

    No, no puedo...no quiero serte infiel.

    Es la única manera.

    *Besa a su esposa como si fuera la primera vez, ambos disfrutan del beso*

    Solo una vez, esa vez y no más.

    *Termina por decir Jormun con ojos vidriosos*

    Solo lo haré si me lo pides.

    Hazlo, pero que no se sepa.

    *Angustiada, Ate afirma con la cabeza y ambos esposos se abrazan mostrando así su gran amor*
    *Jormun lo meditó largo tiempo, veía a su esposa descansar en la cama, desnuda. Él por su parte, mira por la ventana el nevado paisaje, fumando en su pipa con el torso desnudo. Sin duda, no le gustaba para nada aquella idea que le rondaba por la cabeza. Así, que cuando Ate se despertó le comentó su idea. Ate se horrorizo* ¿Estás seguro, mi amor? Es la única forma de que cierres ese circulo. Yo te amo a ti, lo sabes de sobra. No me gusta la idea, pero es posible que funcione. Si le das lo mismo que me has dado a mi, todo terminará para bien. *Responde Jormun mirando a su esposa con todo su amor* No te lo reprocharé, mi amor. No, no puedo...no quiero serte infiel. Es la única manera. *Besa a su esposa como si fuera la primera vez, ambos disfrutan del beso* Solo una vez, esa vez y no más. *Termina por decir Jormun con ojos vidriosos* Solo lo haré si me lo pides. Hazlo, pero que no se sepa. *Angustiada, Ate afirma con la cabeza y ambos esposos se abrazan mostrando así su gran amor*
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  • Comiencen...

    ~ Entonces, un grito de guerra y el ejército de Orochi avanzó hacia la aldea enemiga. La tierra temblaba bajo sus pies, y el cielo se oscurecía.

    Mientras ella, con una sonrisa macabra y sus ojos ofidios, observaba la destrucción que sus lacayos imponían. El fuego devoraba las casas de la aldea, y los gritos de los aldeanos llenaban el aire de horror y dolor, mezclándose con el rugido de los combatientes. Los soldados de Orochi eliminaban a cualquier enemigo que se interpusiera en su camino o a cualquiera que tan solo movía un dedo.


    El suelo se cubría de cenizas, cadáveres, sangre y escombros, y la aldea enemiga se desmoronaba ante el ataque violento. El humo se levantaba como un atalaya que avisaba de la masacre ocurrirda.

    Orochi sabía que su dominio se consolidaba aún más, y que cada victoria fortalecía su posición en el peligroso mundo en el que reinaba> ~

    Su venganza se cobró más de 880 vidas inocentes...
    🌺 Comiencen... ~ Entonces, un grito de guerra y el ejército de Orochi avanzó hacia la aldea enemiga. La tierra temblaba bajo sus pies, y el cielo se oscurecía. Mientras ella, con una sonrisa macabra y sus ojos ofidios, observaba la destrucción que sus lacayos imponían. El fuego devoraba las casas de la aldea, y los gritos de los aldeanos llenaban el aire de horror y dolor, mezclándose con el rugido de los combatientes. Los soldados de Orochi eliminaban a cualquier enemigo que se interpusiera en su camino o a cualquiera que tan solo movía un dedo. El suelo se cubría de cenizas, cadáveres, sangre y escombros, y la aldea enemiga se desmoronaba ante el ataque violento. El humo se levantaba como un atalaya que avisaba de la masacre ocurrirda. Orochi sabía que su dominio se consolidaba aún más, y que cada victoria fortalecía su posición en el peligroso mundo en el que reinaba> ~ 🧧Su venganza se cobró más de 880 vidas inocentes...
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  • — Alguna vez dejo de lado todos los disfraces; salgo tal cual soy. Cabello largo, una chaqueta
    de terciopelo, que me recuerda épocas pasadas, y un par de anillos de esmeraldas en la mano
    derecha. Y echo a andar con paso decidido por entre la multitud del centro de la ciudad, de
    esta encantadora y corrupta ciudad sureña; o deambulo lentamente por las playas de arenas
    blancas como la luna, respirando la cálida brisa.
    Nadie se queda mirándome más de un segundo. Hay demasiadas cosas inexplicables a
    nuestro alrededor: horrores, amenazas, misterios que atraen, y que luego inevitablemente
    desencantan. Y se regresa a lo previsible y a lo rutinario. El príncipe nunca va a llegar, todo el
    mundo lo sabe, y, además, quizá la Bella Durmiente esté muerta. ~
    — Alguna vez dejo de lado todos los disfraces; salgo tal cual soy. Cabello largo, una chaqueta de terciopelo, que me recuerda épocas pasadas, y un par de anillos de esmeraldas en la mano derecha. Y echo a andar con paso decidido por entre la multitud del centro de la ciudad, de esta encantadora y corrupta ciudad sureña; o deambulo lentamente por las playas de arenas blancas como la luna, respirando la cálida brisa. Nadie se queda mirándome más de un segundo. Hay demasiadas cosas inexplicables a nuestro alrededor: horrores, amenazas, misterios que atraen, y que luego inevitablemente desencantan. Y se regresa a lo previsible y a lo rutinario. El príncipe nunca va a llegar, todo el mundo lo sabe, y, además, quizá la Bella Durmiente esté muerta. ~
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  • En plena madrugada, Khan sintió la cercanía de la muerte antes de oírla. Un presentimiento atravesó su entendimiento. El grito lejano, horror y pánico, confirmó lo que ya sabía: algo oscuro había cruzado los límites del pueblo.

    Dejó la masa a medio hacer, se sacudió las manos y tomó el abrigo que colgaba junto a la puerta de la panadería. Sus pasos lo guiaron hacia el bosque. El viento frío apenas rozaba su piel endurecida por siglos de batallas. No necesitó buscar el camino; la energía de la muerte era una guía tan clara como un sendero trazado en la tierra.

    Cuando llegó al límite del bosque, lo que vio confirmó sus sospechas. Esparcidos entre hojas y tierra, yacían los restos de una persona, un zapato, una mano. No había necesidad de examinar de cerca para saber que aquello no había sido obra de un animal. Las marcas en la carne y los huesos hablaban de una fuerza brutal.

    Khan respiró hondo, llenando sus pulmones con el hedor de la sangre y la energía que impregnaba el aire. Había algo más: un rastro leve de magia, antiguo pero mal usado, corrupto. Se concentró en el rastro. Un destello, una sombra, un eco. No era un depredador ordinario, era un intruso, uno que pronto descubriría que este pueblo no estaba desprotegido.

    Kalhi NigDurgae
    En plena madrugada, Khan sintió la cercanía de la muerte antes de oírla. Un presentimiento atravesó su entendimiento. El grito lejano, horror y pánico, confirmó lo que ya sabía: algo oscuro había cruzado los límites del pueblo. Dejó la masa a medio hacer, se sacudió las manos y tomó el abrigo que colgaba junto a la puerta de la panadería. Sus pasos lo guiaron hacia el bosque. El viento frío apenas rozaba su piel endurecida por siglos de batallas. No necesitó buscar el camino; la energía de la muerte era una guía tan clara como un sendero trazado en la tierra. Cuando llegó al límite del bosque, lo que vio confirmó sus sospechas. Esparcidos entre hojas y tierra, yacían los restos de una persona, un zapato, una mano. No había necesidad de examinar de cerca para saber que aquello no había sido obra de un animal. Las marcas en la carne y los huesos hablaban de una fuerza brutal. Khan respiró hondo, llenando sus pulmones con el hedor de la sangre y la energía que impregnaba el aire. Había algo más: un rastro leve de magia, antiguo pero mal usado, corrupto. Se concentró en el rastro. Un destello, una sombra, un eco. No era un depredador ordinario, era un intruso, uno que pronto descubriría que este pueblo no estaba desprotegido. [kalh1]
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  • «POV: Boyka»

    Negocio terminado... Sin éxito. Salí de la bodega con gran decepción, yo en serio quería hacer las cosas por las buenas y sin hacer tanto escándalo. —Bueno, se hizo lo que se pudo y aún así salí ganando... ¿Y la gente? —El bar está muerto; ni siquiera quedaron los bartenders, ni hablemos de la clientela. La policía es aterradora para los ineptos.

    Seguía decepcionado cuando salí del bar, dejando un local maltrecho a mis espaldas. Ahora debería buscar a otro proveedor, o hacerlo yo mismo... y ganarme una cita con los peces gordos de la ciudad. Es un asunto muy delicado, no debería ser tan imprudente.

    La ventisca fría de la noche hizo que, por un instante, olvidara mis asuntos. Hubiese permanecido así de no ser por las melodiosas sirenas de la policía, el grito de la gente y una pronunciada columna de humo que se alzaba hasta el cielo a cuatro cuadras desde donde estoy.

    ...

    «POV: Narrador externo»

    Tráfico abundante, calles saturadas en vehículos, un desfile de bocinas que podrían escucharse a cuadras de distancia. Era de esperarse, después de todo nadie quiere perderse las ofertas navideñas. Tantos autos, tantas familias y tantas historias sin contar. No te molesta si nos centramos en una de ellas, ¿verdad?

    Una Honda Odyssey, el vehículo ideal para las familias. De un brillante color rojizo, destacando fuertemente entre el resto de automóviles que poco variaban entre el azul o el negro. Allí van los Jhonson, una feliz familia de cuatro integrantes; Mark, un hombre trabajador y padre de dos adorables niños; Sarah, una madre amorosa y ama de casa; Emily, una niña brillante que ama las aves; y por último, pero no menos importante, Tobias, un chiquillo hiperactivo que adora los deportes de contacto.

    Todo eran risas, todo era felicidad. Luego de un ajetreado día de compras, ya solo faltaba ir por el árbol de navidad que habían encargado hace un día atrás. Lo único que los interrumpe es el tráfico, pero era una oportunidad perfecta para cantar villancicos navideños... y mantener entretenido a Tobias.

    Mark acomoda el espejo retrovisor, dando un fugaz vistazo al par de bendiciones que juegan en los asientos de atrás. Tal vez llegaban a ser problemáticos, berrinchudos y algo malcriados; pero son sus hijos, no podía evitar mirarlos con amor.

    Sus ojos giran en otra dirección, encontrando así la dulce mirada de la mujer que dio a luz a esos niños y le permitió ser el hombre más feliz del mundo; su mujer, su querida esposa. Su último deseo fue que ese breve segundo durara para toda la vida, que fuese eterno para nunca tener que abandonar ese bello sentimiento de satisfacción y plenitud.

    Claro que se cumplió. Por supuesto que se volvió real. Las bocinas, los gritos de los conductores quejumbrosos, las emisoras que debían hacer del embotellamiento algo más pasajero, fueron interrumpidos abruptamente por el estruendoso sonido del acero siendo aplastado, arrancado y arañado.

    Vuelan restos escarlatas sobre los parabrisas cercanos, de ambiguo origen; pintura o sangre, era difícil diferenciarlo entre la confusión.

    Su negrura podría perderse fácilmente en la oscuridad de aquella noche sin luna, sin estrellas, repletas de nubes oscuras. Pero la luz de los faros hacían notable su presencia, perceptible a la vista horrorizada del mundo; allí estaba, aplastando una Honda Odyssey bajo sus negras pezuñas, usando gruesas y puntiagudas garras para trocear poco a poco el capó rojizo del vehículo. Era como un niño inquieto tratando de abrir una bolsa de papas fritas.

    En su mirada no parece haber arrepentimiento, ya que carece de ojos que expresen su infinita angustia. Sin embargo, de aquellas cuencas vacías, derrama un líquido tan negro como el petróleo, no para de salir y manchan cada centímetro de ese blanquecino cráneo donde la carne está ausente. Continúa con su violento actuar, desmantelando el vehículo hasta dar con los pasajeros que perecieron por la mano del monstruo.

    El crujir de la carne y el salpicar de la sangre, eso fue más que suficiente para que la gente reaccionara. Huyen como gallinas, despavoridas empujan a quien sea que tengan enfrente con tal de que su destino no sean las frías fauces de la bestia con los cuernos color carbón.

    Su interés parecía dirigido únicamente a los restos de lo que alguna vez fue una bonita historia de amor, ahora mancillada por sus grises y oscuras zarpas.

    ...

    Noche de desastre. Noche de desgracia. Noche de penas. El rugido de las pistolas y su aliento a pólvora hicieron acto de presencia en la avenida, en el escenario donde se lleva a cabo la tragedia, liberando una lluvia de plomo contra aquello que no comprenden, eso que recibe heridas por doquier y ni siquiera así se detiene.

    Salta de un auto a otro, los aplasta con la inmensa fuerza que ejerce para lanzarse y el peso aterrador de su cuerpo que cae sin remordimientos sobre los techos hasta hacer chillar a los pobres amortiguadores. Tan veloz como el viento, tan decidido como un depredador, la bestia termina atravesando una tormenta de disparos hasta abalanzarse sobre uno de los policías; no hace falta decir que no sobrevivió.

    Los oficiales se dispersan, aterrados e impotentes ante la brutalidad de lo desconocido. Ni siquiera la letalidad de su equipo les permite tener una pizca de calma, pues el monstruo que salió de la nada permanece igual de hambriento e igual de feroz. Los persigue, arrastra sus pezuñas con pesados pasos en busca de las alimañas de las que ansía alimentarse.

    Ellos intentan escapar, escondiéndose entre las patrullas que poco demoran en salir volando ante el violento agarre de la fiera. Gradualmente la tragedia fue decorada con caos; vehículos maltrechos, algunos incendiados, cuerpos inertes de personas que soñaban con un mañana y el fuego de la gasolina fugada por los ataques fieros e inhumanos.
    «POV: Boyka» Negocio terminado... Sin éxito. Salí de la bodega con gran decepción, yo en serio quería hacer las cosas por las buenas y sin hacer tanto escándalo. —Bueno, se hizo lo que se pudo y aún así salí ganando... ¿Y la gente? —El bar está muerto; ni siquiera quedaron los bartenders, ni hablemos de la clientela. La policía es aterradora para los ineptos. Seguía decepcionado cuando salí del bar, dejando un local maltrecho a mis espaldas. Ahora debería buscar a otro proveedor, o hacerlo yo mismo... y ganarme una cita con los peces gordos de la ciudad. Es un asunto muy delicado, no debería ser tan imprudente. La ventisca fría de la noche hizo que, por un instante, olvidara mis asuntos. Hubiese permanecido así de no ser por las melodiosas sirenas de la policía, el grito de la gente y una pronunciada columna de humo que se alzaba hasta el cielo a cuatro cuadras desde donde estoy. ... «POV: Narrador externo» Tráfico abundante, calles saturadas en vehículos, un desfile de bocinas que podrían escucharse a cuadras de distancia. Era de esperarse, después de todo nadie quiere perderse las ofertas navideñas. Tantos autos, tantas familias y tantas historias sin contar. No te molesta si nos centramos en una de ellas, ¿verdad? Una Honda Odyssey, el vehículo ideal para las familias. De un brillante color rojizo, destacando fuertemente entre el resto de automóviles que poco variaban entre el azul o el negro. Allí van los Jhonson, una feliz familia de cuatro integrantes; Mark, un hombre trabajador y padre de dos adorables niños; Sarah, una madre amorosa y ama de casa; Emily, una niña brillante que ama las aves; y por último, pero no menos importante, Tobias, un chiquillo hiperactivo que adora los deportes de contacto. Todo eran risas, todo era felicidad. Luego de un ajetreado día de compras, ya solo faltaba ir por el árbol de navidad que habían encargado hace un día atrás. Lo único que los interrumpe es el tráfico, pero era una oportunidad perfecta para cantar villancicos navideños... y mantener entretenido a Tobias. Mark acomoda el espejo retrovisor, dando un fugaz vistazo al par de bendiciones que juegan en los asientos de atrás. Tal vez llegaban a ser problemáticos, berrinchudos y algo malcriados; pero son sus hijos, no podía evitar mirarlos con amor. Sus ojos giran en otra dirección, encontrando así la dulce mirada de la mujer que dio a luz a esos niños y le permitió ser el hombre más feliz del mundo; su mujer, su querida esposa. Su último deseo fue que ese breve segundo durara para toda la vida, que fuese eterno para nunca tener que abandonar ese bello sentimiento de satisfacción y plenitud. Claro que se cumplió. Por supuesto que se volvió real. Las bocinas, los gritos de los conductores quejumbrosos, las emisoras que debían hacer del embotellamiento algo más pasajero, fueron interrumpidos abruptamente por el estruendoso sonido del acero siendo aplastado, arrancado y arañado. Vuelan restos escarlatas sobre los parabrisas cercanos, de ambiguo origen; pintura o sangre, era difícil diferenciarlo entre la confusión. Su negrura podría perderse fácilmente en la oscuridad de aquella noche sin luna, sin estrellas, repletas de nubes oscuras. Pero la luz de los faros hacían notable su presencia, perceptible a la vista horrorizada del mundo; allí estaba, aplastando una Honda Odyssey bajo sus negras pezuñas, usando gruesas y puntiagudas garras para trocear poco a poco el capó rojizo del vehículo. Era como un niño inquieto tratando de abrir una bolsa de papas fritas. En su mirada no parece haber arrepentimiento, ya que carece de ojos que expresen su infinita angustia. Sin embargo, de aquellas cuencas vacías, derrama un líquido tan negro como el petróleo, no para de salir y manchan cada centímetro de ese blanquecino cráneo donde la carne está ausente. Continúa con su violento actuar, desmantelando el vehículo hasta dar con los pasajeros que perecieron por la mano del monstruo. El crujir de la carne y el salpicar de la sangre, eso fue más que suficiente para que la gente reaccionara. Huyen como gallinas, despavoridas empujan a quien sea que tengan enfrente con tal de que su destino no sean las frías fauces de la bestia con los cuernos color carbón. Su interés parecía dirigido únicamente a los restos de lo que alguna vez fue una bonita historia de amor, ahora mancillada por sus grises y oscuras zarpas. ... Noche de desastre. Noche de desgracia. Noche de penas. El rugido de las pistolas y su aliento a pólvora hicieron acto de presencia en la avenida, en el escenario donde se lleva a cabo la tragedia, liberando una lluvia de plomo contra aquello que no comprenden, eso que recibe heridas por doquier y ni siquiera así se detiene. Salta de un auto a otro, los aplasta con la inmensa fuerza que ejerce para lanzarse y el peso aterrador de su cuerpo que cae sin remordimientos sobre los techos hasta hacer chillar a los pobres amortiguadores. Tan veloz como el viento, tan decidido como un depredador, la bestia termina atravesando una tormenta de disparos hasta abalanzarse sobre uno de los policías; no hace falta decir que no sobrevivió. Los oficiales se dispersan, aterrados e impotentes ante la brutalidad de lo desconocido. Ni siquiera la letalidad de su equipo les permite tener una pizca de calma, pues el monstruo que salió de la nada permanece igual de hambriento e igual de feroz. Los persigue, arrastra sus pezuñas con pesados pasos en busca de las alimañas de las que ansía alimentarse. Ellos intentan escapar, escondiéndose entre las patrullas que poco demoran en salir volando ante el violento agarre de la fiera. Gradualmente la tragedia fue decorada con caos; vehículos maltrechos, algunos incendiados, cuerpos inertes de personas que soñaban con un mañana y el fuego de la gasolina fugada por los ataques fieros e inhumanos.
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  • ¿Por qué sigo vivo Padre? ¿Qué más esperas de mi? LES DI CADA PEDAZO DE MI A TI, A ELLOS, LES ENTREGUE TODO Y MIRA LO QUE HAN HECHO. Este horrendo cadáver hinchado, podrido y en decadencia no es guiado por la razón y la esperanza, es guiado por el horror, el odio y la ignorancia. Deberíamos haber ardido en las llamas de la ambición de Horus antes que vivir para ver esto.

    -Guilliman tomo asiento en su trono de mármol blanco mientras pensaba en sus palabras las cuales no eran más que un cascarón vacío ya que, el no podía creerlas, el sabe que tiene la llama de la esperanza ardiendo a pesar de la adversidad. El hijo más leal del maestro de la humanidad, la herramienta perfecta para repartir dicha llama por el Imperio y devolverle así la gloria que su Padre se encargo de encender en algún momento.-
    ¿Por qué sigo vivo Padre? ¿Qué más esperas de mi? LES DI CADA PEDAZO DE MI A TI, A ELLOS, LES ENTREGUE TODO Y MIRA LO QUE HAN HECHO. Este horrendo cadáver hinchado, podrido y en decadencia no es guiado por la razón y la esperanza, es guiado por el horror, el odio y la ignorancia. Deberíamos haber ardido en las llamas de la ambición de Horus antes que vivir para ver esto. -Guilliman tomo asiento en su trono de mármol blanco mientras pensaba en sus palabras las cuales no eran más que un cascarón vacío ya que, el no podía creerlas, el sabe que tiene la llama de la esperanza ardiendo a pesar de la adversidad. El hijo más leal del maestro de la humanidad, la herramienta perfecta para repartir dicha llama por el Imperio y devolverle así la gloria que su Padre se encargo de encender en algún momento.-
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  • Si supieras el horror precioso que es el Feywild, no estarias tan ansiosa de cruzar ese portal. No te enojes cuando te diga "te lo dije".
    Si supieras el horror precioso que es el Feywild, no estarias tan ansiosa de cruzar ese portal. No te enojes cuando te diga "te lo dije".
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  • Es hora de que conozcan al creador

    * murmuró Jack, casi para sí mismo, mientras ajustaba el último cartucho, la cruz grabada en el cañón brilló como si respondiera a su determinación.

    Decidido, ocultó la pistola bajo su abrigo y camino hacia la negrura que lo llamaba, no buscaba gloria o riqueza, solo cumplir con un propósito: purgar la noche de los horrores para obtener la redención que le prometieron*
    Es hora de que conozcan al creador * murmuró Jack, casi para sí mismo, mientras ajustaba el último cartucho, la cruz grabada en el cañón brilló como si respondiera a su determinación. Decidido, ocultó la pistola bajo su abrigo y camino hacia la negrura que lo llamaba, no buscaba gloria o riqueza, solo cumplir con un propósito: purgar la noche de los horrores para obtener la redención que le prometieron*
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