14 de febrero, 20XX
Amado Eun-Woo,
No sé si alguna vez leerás esto, pero necesito escribirlo, necesito sacarlo de mi pecho... antes de que el peso de todo lo que siento termine por ahogarme. Siempre fuiste mi sol, la luz que iluminó mis días incluso en mis momentos más oscuros. Contigo aprendí lo que era el amor verdadero, ese que no se trata solo de momentos felices, sino de estar ahí el uno para el otro, de apoyarnos incluso cuando el mundo se caía a pedazos a nuestro alrededr. No sé cómo agradecerte por todo lo que hiciste por mí, por cómo cambiaste mi vida para siempre, por la paciencia, por el cariño, por todas esas veces que tomaste mi mano sin que yo tuviera que pedirlo y me abrazabas en las noches frías. Me enseñaste a ser una mejor persona, a ver la vida con más amor, y no importa cuánto tiempo pase, siempre estaré agradecido por eso y por todo tu amor, que siempre me dabas en cada comida que preparabas en casa.
A tu lado, la vida siempre tuvo más color. Cada pequeño detalle, cada risa compartida, cada mañana en la que despertaba y lo primero que veía eran tus ojos esmeralda, todo era cálido porque estabas ahí. Amaba la forma en que pronunciabas mi nombre, la manera en que te preocupabas por mí y por mi hija. Eras mi hogar, mi refugio en los días difíciles, la paz que nunca encontré en ningún otro lugar de mi pasado.
Nunca imaginé que estar sin ti dolería tanto, que cada rincón de nuestra historia seguiría tan vivo en mi mente. No hay un solo día en el que no desee volver atrás, en el que no me pregunte qué pudo haber sido diferente para que hoy todavía estuvieras aquí, aquí conmigo.
Te extraño más de lo que puedo poner en palabras. Extraño tu voz, tu risa, el calor de tu cuerpo en las noches frías. Extraño incluso nuestras peleas por tonterías. Pero aquí estamos, separados, y por más que intento entenderlo, no lo consigo. Me duele no saber cómo estás realmente, no saber si... al menos una parte de ti también me extraña. Me duele que actúes como si ya no importara, que me alejes y evites como nunca, cuando para mí, tú sigues ocupando mi mente.
Hoy es San Valentín, un día que solía significar algo para nosotros. Antes, me emocionaba planear qué hacer para sorprenderte, qué palabras decir para hacerte sonreír, comprarte tus flores favoritas, llevar chocolates caros y conseguirte ingrentes gourmet para cocinar juntos. Hoy, en cambio, lo odio.
Odio ver parejas felices en la calle, odio los escaparates llenos de regalos, odio recordar lo feliz que fui a tu lado y saber que ya no puedo vivir ese amor contigo. Pero lo que más odio es que, a pesar de todo, sigo amándote con la misma intensidad de siempre. Y lo peor... es que creo que nunca dejaré de hacerlo.
Te extraño y no dejo de pensarte.
Te extraño.
"Dile al amor que no toque mi puerta
Que yo no estoy en casa que no vuelva mañana A mi corazón ya le ha fallado en ocasiones Me fui de vacaciones lejos de los amores Dile a al amor que no es grato en mi vida Dale mi despedida cuéntale las razones..."