El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas cuando Zaphiro soltó un pequeño quejido al intentar levantarse. Sus músculos aún dolían deliciosamente por la noche ardiente que había compartido con Anyel, una de esas que le dejaban la piel marcada, el corazón aún acelerado, y la sensación de estar completa en sus brazos. Se estiró entre las sábanas revueltas, girando la cabeza para mirar a su novio dormido, tan tranquilo, y no pudo evitar sonreír con ternura.
-Ahora regreso mi amor... -murmuró bajito, acariciándole el cabello antes de obligarse a salir de la cama.
Cada paso fue lento, como si todavía flotara en esa nube de placer y calma, pero la emoción de que aquel día comenzarían su viaje le dio energía suficiente para entrar a la cocina. Puso a calentar un poco de café, cortó fruta y empezó a preparar algo sencillo pero hecho con cariño, todo mientras tarareaba bajito, con esa sonrisa boba que sólo él lograba sacar de ella.
Cuando todo estuvo listo, tomó una bandeja y camino de regreso a la habitación dejando con cuidado el desayuno en una pequeña mesita que tenían en la habitación, antes de acercarse a su lado e inclinarse dejando suaves besos sobre su rostro
-Buenos días, dormilón…es hora de levantarse -le dijo con suavidad, mientras seguía besando su rostro de forma juguetona antes de terminar sobre sus labios en un pequeño beso- Ya esta el desayuno mi amor...
Anyel Martnes El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas cuando Zaphiro soltó un pequeño quejido al intentar levantarse. Sus músculos aún dolían deliciosamente por la noche ardiente que había compartido con Anyel, una de esas que le dejaban la piel marcada, el corazón aún acelerado, y la sensación de estar completa en sus brazos. Se estiró entre las sábanas revueltas, girando la cabeza para mirar a su novio dormido, tan tranquilo, y no pudo evitar sonreír con ternura.
-Ahora regreso mi amor... -murmuró bajito, acariciándole el cabello antes de obligarse a salir de la cama.
Cada paso fue lento, como si todavía flotara en esa nube de placer y calma, pero la emoción de que aquel día comenzarían su viaje le dio energía suficiente para entrar a la cocina. Puso a calentar un poco de café, cortó fruta y empezó a preparar algo sencillo pero hecho con cariño, todo mientras tarareaba bajito, con esa sonrisa boba que sólo él lograba sacar de ella.
Cuando todo estuvo listo, tomó una bandeja y camino de regreso a la habitación dejando con cuidado el desayuno en una pequeña mesita que tenían en la habitación, antes de acercarse a su lado e inclinarse dejando suaves besos sobre su rostro
-Buenos días, dormilón…es hora de levantarse -le dijo con suavidad, mientras seguía besando su rostro de forma juguetona antes de terminar sobre sus labios en un pequeño beso- Ya esta el desayuno mi amor...
[Anyel01]