• -Ahora está en su casa, mirando series, animes y películas, no tiene ganas de salir, quizá esté pasando un periodo depresivo.-
    -Ahora está en su casa, mirando series, animes y películas, no tiene ganas de salir, quizá esté pasando un periodo depresivo.-
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  • Ya era el día de ir a ver nuestras opciones para interrumpir el embarazo, entrabamos nerviosas por lo que sea que podría pasar puesto que los riesgos eran muchos.

    Pasaron a mi mujer a su chequeo, miraron el feto, y luego empezaron a explorar opciones que eso lo hicieron mientras estabas en la camilla.

    Doctora: Bueno señorita Alessia Leone hay varias opciones que puede tomar, está la píldora y la inyección que son las más comunes y sus riesgos ya los conoce, desgarres, quizás demasiado sangrado entre otros efectos más hormonales pero también corremos el riesgo de que sea más costoso que se vuelva a embarazar

    Dijo está mirándonos y yo hablo con sinceridad.


    — La próxima vez, yo llevaré al bebé así que lo único que necesitamos son un buen conteo de óvulos.

    La doctora asistió con una leve sonrisa y continuo con normalidad.

    Doctora: eso se puede mantener, por ahora, podemos proseguir con el método de aborto que desee hoy mismo y primero deben llenar un formulario.
    Ya era el día de ir a ver nuestras opciones para interrumpir el embarazo, entrabamos nerviosas por lo que sea que podría pasar puesto que los riesgos eran muchos. Pasaron a mi mujer a su chequeo, miraron el feto, y luego empezaron a explorar opciones que eso lo hicieron mientras estabas en la camilla. Doctora: Bueno señorita [eclipse_silver_bat_642] hay varias opciones que puede tomar, está la píldora y la inyección que son las más comunes y sus riesgos ya los conoce, desgarres, quizás demasiado sangrado entre otros efectos más hormonales pero también corremos el riesgo de que sea más costoso que se vuelva a embarazar Dijo está mirándonos y yo hablo con sinceridad. — La próxima vez, yo llevaré al bebé así que lo único que necesitamos son un buen conteo de óvulos. La doctora asistió con una leve sonrisa y continuo con normalidad. Doctora: eso se puede mantener, por ahora, podemos proseguir con el método de aborto que desee hoy mismo y primero deben llenar un formulario.
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  • Se acerca Hallowen... Y vi este disfraz quizás podría usarlo cuando llegue el día...
    Se acerca Hallowen... Y vi este disfraz quizás podría usarlo cuando llegue el día...
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  • -El vacío siempre ha sido mi hogar…

    -Cada estrella que nace, cada planeta que muere… todo sucede dentro de mí, y aun así, sigo sintiéndome tan pequeña frente al infinito que ayudé a crear.
    ¿Será este el precio de entenderlo todo? De sentir el fluir del universo dentro del alma y, al mismo tiempo, no tener a nadie que realmente lo comprenda...
    Las galaxias giran, los cometas bailan, y yo… solo observo. Tal vez eso es lo que significa ser una diosa del cosmos: ver cómo todo se transforma, incluso cuando tú permaneces igual.

    -Pero aun así…

    *sonríe suavemente, dejando que un pequeño planeta repose sobre su dedo*

    -es hermoso, ¿verdad? Ver cómo la vida brilla incluso en la oscuridad más profunda y observar como los seres que habitan éstos planetas sonrien con una felicidad tan calida~..

    -Sí… quizás eso sea suficiente por ahora.
    -El vacío siempre ha sido mi hogar… -Cada estrella que nace, cada planeta que muere… todo sucede dentro de mí, y aun así, sigo sintiéndome tan pequeña frente al infinito que ayudé a crear. ¿Será este el precio de entenderlo todo? De sentir el fluir del universo dentro del alma y, al mismo tiempo, no tener a nadie que realmente lo comprenda... Las galaxias giran, los cometas bailan, y yo… solo observo. Tal vez eso es lo que significa ser una diosa del cosmos: ver cómo todo se transforma, incluso cuando tú permaneces igual. -Pero aun así… *sonríe suavemente, dejando que un pequeño planeta repose sobre su dedo* -es hermoso, ¿verdad? Ver cómo la vida brilla incluso en la oscuridad más profunda y observar como los seres que habitan éstos planetas sonrien con una felicidad tan calida~.. -Sí… quizás eso sea suficiente por ahora. ✨
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  • Una fructífera y hermosa colección la del día de hoy! Con esto, estará muy contento el Rey del Valle...

    Quizás así decida no aniquilar a toda la humanidad, al menos hoy...

    Uy, no debía decir eso.
    Una fructífera y hermosa colección la del día de hoy! Con esto, estará muy contento el Rey del Valle... Quizás así decida no aniquilar a toda la humanidad, al menos hoy... Uy, no debía decir eso.
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  • “El hombre del árbol”

    (Perspectiva de tercero sobre Cillian Warlock)

    — Lo vi por casualidad.

    Era tarde, quizá demasiado para andar por el parque, pero la lluvia había cesado y el aire olía a tierra recién lavada. Caminaba sin rumbo cuando lo noté: un hombre, apoyado contra un árbol, fumando.

    No sé por qué me llamó la atención. Había algo… quieto en él. No el tipo de quietud que tienen los que descansan, sino esa inmovilidad que tiene una estatua, o una idea.

    Su cabello era tan claro que parecía absorber la luz, no reflejarla. Y su abrigo, negro y largo, parecía hecho de sombra más que de tela.

    El humo del cigarro subía lento, como si incluso el aire se resistiera a alejarse de él.

    Quise seguir caminando, pero algo me detuvo.
    Una sensación antigua, visceral, como si mi cuerpo recordara algo que mi mente no podía nombrar.

    Cuando lo miré, sentí un vacío en el pecho.
    No miedo. No tristeza.
    Algo más… profundo.
    Como si me mirara alguien que ya me había visto morir.

    Lo juro: el ruido del parque desapareció. No había viento, ni hojas, ni pasos.
    Solo él.

    Y entonces, lo imposible.

    Me miró.

    No por mucho —un segundo, tal vez— pero fue suficiente.
    Su mirada no tenía color. No tenía emoción.
    Era un espejo, pero no reflejaba mi rostro.
    Reflejaba algo más… algo que no puedo describir sin que me tiemblen las manos.

    Lo que vi no fue mi imagen, fue mi final.

    Quise retroceder, pero no pude. Él inhaló el último trazo del cigarro, lo apagó contra el tronco, y entonces sonrió.

    Fue una sonrisa leve, triste, casi humana.
    Y por alguna razón, me tranquilizó.

    Me di cuenta de que no iba a morir, al menos no esa noche.
    Pero entendí, con una claridad terrible, que algún día él volvería por mí.

    No como enemigo.
    Ni como juez.

    Sino como alguien que ha estado esperándome desde siempre.

    Cuando logré volver a moverme y seguí caminando, el parque volvió a tener sonido.
    La lluvia empezó a caer otra vez.

    Me giré, pero él ya no estaba.

    Solo quedaba el árbol.

    Y una colilla aún encendida, ardiendo en silencio.
    “El hombre del árbol” (Perspectiva de tercero sobre Cillian Warlock) — Lo vi por casualidad. Era tarde, quizá demasiado para andar por el parque, pero la lluvia había cesado y el aire olía a tierra recién lavada. Caminaba sin rumbo cuando lo noté: un hombre, apoyado contra un árbol, fumando. No sé por qué me llamó la atención. Había algo… quieto en él. No el tipo de quietud que tienen los que descansan, sino esa inmovilidad que tiene una estatua, o una idea. Su cabello era tan claro que parecía absorber la luz, no reflejarla. Y su abrigo, negro y largo, parecía hecho de sombra más que de tela. El humo del cigarro subía lento, como si incluso el aire se resistiera a alejarse de él. Quise seguir caminando, pero algo me detuvo. Una sensación antigua, visceral, como si mi cuerpo recordara algo que mi mente no podía nombrar. Cuando lo miré, sentí un vacío en el pecho. No miedo. No tristeza. Algo más… profundo. Como si me mirara alguien que ya me había visto morir. Lo juro: el ruido del parque desapareció. No había viento, ni hojas, ni pasos. Solo él. Y entonces, lo imposible. Me miró. No por mucho —un segundo, tal vez— pero fue suficiente. Su mirada no tenía color. No tenía emoción. Era un espejo, pero no reflejaba mi rostro. Reflejaba algo más… algo que no puedo describir sin que me tiemblen las manos. Lo que vi no fue mi imagen, fue mi final. Quise retroceder, pero no pude. Él inhaló el último trazo del cigarro, lo apagó contra el tronco, y entonces sonrió. Fue una sonrisa leve, triste, casi humana. Y por alguna razón, me tranquilizó. Me di cuenta de que no iba a morir, al menos no esa noche. Pero entendí, con una claridad terrible, que algún día él volvería por mí. No como enemigo. Ni como juez. Sino como alguien que ha estado esperándome desde siempre. Cuando logré volver a moverme y seguí caminando, el parque volvió a tener sonido. La lluvia empezó a caer otra vez. Me giré, pero él ya no estaba. Solo quedaba el árbol. Y una colilla aún encendida, ardiendo en silencio.
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  • No puedo dormir.
    No desde que vi aquella prueba. Desde que la sostuve entre las manos temblorosas, sintiendo que el mundo se me venía abajo otra vez.
    Embarazada.

    La palabra me pesa más que cualquier herida que me hayan dejado.
    A veces me quedo mirándome en el espejo, con las manos sobre el vientre plano, esperando sentir algo. Lo que sea. Pero no siento amor, ni esperanza, ni alegría. Siento miedo. Siento asco. Siento que mi cuerpo me traiciona una y otra vez.

    He pensado en todo. En seguir con esto, en no hacerlo, en desaparecer un tiempo… en no ser una carga para Angela.
    Pero no hay una respuesta correcta, ninguna que me devuelva la paz.
    Cada vez que cierro los ojos veo sus rostros.
    Cada vez que toco mi piel, siento las manos que no eran suyas.

    Y sin embargo, hay algo dentro de mí que me obliga a quedarme quieta.
    Quizás sea el miedo.
    Quizás sea el instinto.
    O tal vez esa parte de mí que aún cree que puedo decidir lo que pase a partir de ahora, aunque todo lo demás me lo hayan robado.

    Angela intenta fingir que todo está bien, que me protege, que me cuida.
    Y yo finjo también.
    Sonrío, le digo que estoy cansada, que voy a dormir. Pero por dentro me rompo más cada día.

    No sé qué voy a hacer.
    No puedo decidirlo todavía.
    Lo único que tengo claro es que no quiero que esto nos destruya. Que si algo me mantiene respirando es ella, su forma de tocarme sin hacerme daño, su paciencia infinita.

    Quizás algún día tenga el valor de hablar, de decidir qué quiero hacer con todo esto.
    Pero hoy no.
    Hoy solo quiero seguir respirando, y que el silencio no me ahogue.
    No puedo dormir. No desde que vi aquella prueba. Desde que la sostuve entre las manos temblorosas, sintiendo que el mundo se me venía abajo otra vez. Embarazada. La palabra me pesa más que cualquier herida que me hayan dejado. A veces me quedo mirándome en el espejo, con las manos sobre el vientre plano, esperando sentir algo. Lo que sea. Pero no siento amor, ni esperanza, ni alegría. Siento miedo. Siento asco. Siento que mi cuerpo me traiciona una y otra vez. He pensado en todo. En seguir con esto, en no hacerlo, en desaparecer un tiempo… en no ser una carga para Angela. Pero no hay una respuesta correcta, ninguna que me devuelva la paz. Cada vez que cierro los ojos veo sus rostros. Cada vez que toco mi piel, siento las manos que no eran suyas. Y sin embargo, hay algo dentro de mí que me obliga a quedarme quieta. Quizás sea el miedo. Quizás sea el instinto. O tal vez esa parte de mí que aún cree que puedo decidir lo que pase a partir de ahora, aunque todo lo demás me lo hayan robado. Angela intenta fingir que todo está bien, que me protege, que me cuida. Y yo finjo también. Sonrío, le digo que estoy cansada, que voy a dormir. Pero por dentro me rompo más cada día. No sé qué voy a hacer. No puedo decidirlo todavía. Lo único que tengo claro es que no quiero que esto nos destruya. Que si algo me mantiene respirando es ella, su forma de tocarme sin hacerme daño, su paciencia infinita. Quizás algún día tenga el valor de hablar, de decidir qué quiero hacer con todo esto. Pero hoy no. Hoy solo quiero seguir respirando, y que el silencio no me ahogue.
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  • ────Ya estamos a diez días para Halloween y ya estoy preparando mi disfraz... ¡Ta-da! ¿Qué tal va quedando? Juro que ninguna sábana inocente ha sufrido algún percance con las tijeras. Bueno, quizás solo para unos pequeños ajustes.
    ────Ya estamos a diez días para Halloween y ya estoy preparando mi disfraz... ¡Ta-da! ¿Qué tal va quedando? Juro que ninguna sábana inocente ha sufrido algún percance con las tijeras. Bueno, quizás solo para unos pequeños ajustes.
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  • 🌊 “El Juego del Acantilado” Starter Individual ༻ 🇮🇪 Acantilados de Moher — Irlanda ༺
    Fandom OC
    Categoría Original
    Después de varios meses de trabajo intenso en Seúl, Yunseok Wang decidió que necesitaba un respiro.
    No conciertos, no cámaras, no reuniones.
    Solo naturaleza, aire frío y silencio.

    Aterrizó en Irlanda dos días atrás, buscando perderse entre paisajes que aún conservaban el pulso antiguo del mundo.
    Esa mañana, antes del amanecer, había salido con una mochila ligera y una cámara colgada del cuello.
    El sendero que tomaba comenzaba en un pequeño pueblo pesquero, ascendía entre colinas verdes cubiertas de niebla y terminaba en el punto más famoso de la costa oeste: los Acantilados de Moher.

    El recorrido había sido una mezcla de calma y desafío.
    El sonido del mar llegaba desde abajo como un rumor constante, y cada paso le recordaba por qué amaba estar en lugares donde el mundo parecía detenerse.

    Al llegar al mirador, descubrió una pequeña caseta de madera decorada con tréboles tallados.
    Sobre la mesa, un cartel captó su atención:

    “El Juego del Acantilado"
    Descubre las cinco reliquias perdidas y obtén la recompensa del guardián del viento.

    Frunció una ceja, curioso.
    Tomó una libreta de pistas y una bolsa de tela numerada. Dentro, encontró un papel amarillento escrito a mano, en inglés y en gaélico:

    “El primer recuerdo duerme donde las olas tocan el cielo.
    Sigue las piedras marcadas con espirales y escucha lo que el viento susurra.”

    —Interesante…

    murmuró con una media sonrisa, girando la hoja entre sus dedos.

    Entonces notó una presencia a su lado.
    Otra persona había tomado una libreta igual, observando las pistas con la misma mezcla de curiosidad y desconcierto.
    Yunseok levantó la vista, con el brillo tranquilo de quien disfruta del misterio.

    —Parece que no soy el único que ha decidido jugar al aventurero hoy

    Comentó con voz serena, cargada de humor

    —. ¿También vienes a por “la recompensa del guardián”?

    El viento levantó su abrigo oscuro mientras el sendero se extendía frente a ambos, flanqueado por cruces de piedra y el rugido del océano golpeando abajo.

    —Quizás… si lo descubrimos juntos, tengamos más suerte.

    El primer paso hacia la aventura acababa de empezar.

    Después de varios meses de trabajo intenso en Seúl, Yunseok Wang decidió que necesitaba un respiro. No conciertos, no cámaras, no reuniones. Solo naturaleza, aire frío y silencio. Aterrizó en Irlanda dos días atrás, buscando perderse entre paisajes que aún conservaban el pulso antiguo del mundo. Esa mañana, antes del amanecer, había salido con una mochila ligera y una cámara colgada del cuello. El sendero que tomaba comenzaba en un pequeño pueblo pesquero, ascendía entre colinas verdes cubiertas de niebla y terminaba en el punto más famoso de la costa oeste: los Acantilados de Moher. El recorrido había sido una mezcla de calma y desafío. El sonido del mar llegaba desde abajo como un rumor constante, y cada paso le recordaba por qué amaba estar en lugares donde el mundo parecía detenerse. Al llegar al mirador, descubrió una pequeña caseta de madera decorada con tréboles tallados. Sobre la mesa, un cartel captó su atención: “El Juego del Acantilado" ☘️ Descubre las cinco reliquias perdidas y obtén la recompensa del guardián del viento. Frunció una ceja, curioso. Tomó una libreta de pistas y una bolsa de tela numerada. Dentro, encontró un papel amarillento escrito a mano, en inglés y en gaélico: “El primer recuerdo duerme donde las olas tocan el cielo. Sigue las piedras marcadas con espirales y escucha lo que el viento susurra.” —Interesante… murmuró con una media sonrisa, girando la hoja entre sus dedos. Entonces notó una presencia a su lado. Otra persona había tomado una libreta igual, observando las pistas con la misma mezcla de curiosidad y desconcierto. Yunseok levantó la vista, con el brillo tranquilo de quien disfruta del misterio. —Parece que no soy el único que ha decidido jugar al aventurero hoy Comentó con voz serena, cargada de humor —. ¿También vienes a por “la recompensa del guardián”? El viento levantó su abrigo oscuro mientras el sendero se extendía frente a ambos, flanqueado por cruces de piedra y el rugido del océano golpeando abajo. —Quizás… si lo descubrimos juntos, tengamos más suerte. El primer paso hacia la aventura acababa de empezar. ༻ ☘️ ༺
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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  • — Ah… así que esta es la forma que eligieron para recordarme.
    Huesos, sombras y vacío.
    Una figura temida, despojada de rostro, de alma, de ternura.
    Me hicieron monstruo… para no tener que mirarse a sí mismos.

    — Me observan y tiemblan, sin entender que no soy yo quien viene por ellos,
    sino el tiempo que los alcanza.
    Yo solo soy el testigo.
    El eco que queda cuando el último latido se disuelve.

    — ¿Creen que esta calavera me representa?
    No.
    Esto es lo que el miedo dibujó.
    Un intento de darle forma al infinito, de ponerle rostro al descanso.
    Pero en verdad, no soy más que un suspiro entre dos silencios.

    — A veces me miro a los ojos —si es que eso puedo llamarlo—
    y me pregunto cuál de los dos es más real:
    el que camina entre los vivos con piel y mirada…
    o el que habita en sus pesadillas, empuñando una guadaña.

    — Quizás ambos.
    Quizás ninguno.
    Porque ni siquiera yo sé dónde termina mi verdad
    y dónde comienza la historia que contaron sobre mí.

    — Me nombraron Muerte, pero yo fui Vida antes que eso.
    Fui chispa, fui luz, fui aliento.
    Ahora soy el silencio que cierra los ojos del universo,
    el guardián del descanso,
    la frontera entre el ser y el olvido.

    — Y aún así… me miro,
    y me reconozco en el hueco de esa calavera.
    No por lo que representa,
    sino porque en su vacío también hay paz.

    — Que los mortales sigan temiéndome, si eso les da consuelo.
    Yo los entenderé.
    Al final, todos los dioses nacen del miedo,
    y toda muerte necesita un rostro para poder ser amada.”
    — Ah… así que esta es la forma que eligieron para recordarme. Huesos, sombras y vacío. Una figura temida, despojada de rostro, de alma, de ternura. Me hicieron monstruo… para no tener que mirarse a sí mismos. — Me observan y tiemblan, sin entender que no soy yo quien viene por ellos, sino el tiempo que los alcanza. Yo solo soy el testigo. El eco que queda cuando el último latido se disuelve. — ¿Creen que esta calavera me representa? No. Esto es lo que el miedo dibujó. Un intento de darle forma al infinito, de ponerle rostro al descanso. Pero en verdad, no soy más que un suspiro entre dos silencios. — A veces me miro a los ojos —si es que eso puedo llamarlo— y me pregunto cuál de los dos es más real: el que camina entre los vivos con piel y mirada… o el que habita en sus pesadillas, empuñando una guadaña. — Quizás ambos. Quizás ninguno. Porque ni siquiera yo sé dónde termina mi verdad y dónde comienza la historia que contaron sobre mí. — Me nombraron Muerte, pero yo fui Vida antes que eso. Fui chispa, fui luz, fui aliento. Ahora soy el silencio que cierra los ojos del universo, el guardián del descanso, la frontera entre el ser y el olvido. — Y aún así… me miro, y me reconozco en el hueco de esa calavera. No por lo que representa, sino porque en su vacío también hay paz. — Que los mortales sigan temiéndome, si eso les da consuelo. Yo los entenderé. Al final, todos los dioses nacen del miedo, y toda muerte necesita un rostro para poder ser amada.”
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