• —Finalmente ha llegado,en la vida de cada Incubo,cada principio de año llega la temporada de apariamento involuntaria para asegurar la supervivencia de la especie—


    —Carajo,que ganas de darle hermanos y hermanas a Rosie...~
    —Finalmente ha llegado,en la vida de cada Incubo,cada principio de año llega la temporada de apariamento involuntaria para asegurar la supervivencia de la especie— —Carajo,que ganas de darle hermanos y hermanas a Rosie...~
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  • —Está de vacaciones. Oficialmente después de más de treinta años de servicio activo e incansable. Bueno, más bien de secuestro obligatorio gracias a cierta pelirroja británica. Así que hoy no piensa hacer nada de nada. Aun asi su cerebro es incapaz de detenerse. Totalmente activo, está atento y alerta ante cualquier ruido extraño, cualquier sombra... Por eso la sombra de Poppy al levantarse de la cama lo alerta. Aunque al darse cuenta de que tan solo es la pelirroja de camino a la ducha, sus instintos de supervivencia se relajan—

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ #SeductiveSunday

    ㅤㅤㅤㅤㅤ #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    —Está de vacaciones. Oficialmente después de más de treinta años de servicio activo e incansable. Bueno, más bien de secuestro obligatorio gracias a cierta pelirroja británica. Así que hoy no piensa hacer nada de nada. Aun asi su cerebro es incapaz de detenerse. Totalmente activo, está atento y alerta ante cualquier ruido extraño, cualquier sombra... Por eso la sombra de Poppy al levantarse de la cama lo alerta. Aunque al darse cuenta de que tan solo es la pelirroja de camino a la ducha, sus instintos de supervivencia se relajan— ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ #SeductiveSunday ㅤㅤㅤㅤㅤ #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • "𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔"... (Recuerdos pasados de Kazuo).

    No sabía cómo había llegado junto a esa familia. Los primeros días fueron duros; tenía miedo y se negaba a acercarse o dar mano con ninguno de ellos. Lo único que recordaba antes de estar allí era que huía frenéticamente por el bosque, con los pulmones ardiendo por el esfuerzo. Después de eso... su cuerpo ya no era el mismo. Era igual al de aquellos seres que caminaban en dos patas y destruían el amado bosque donde solía vivir. Era como si su instinto de pura supervivencia le hubiese instigado a transformarse, y el destino a qué estuviera con esas personas.

    Esa familia se comunicaba de una forma que él no entendía. Eran una hembra y un macho adultos, con dos crías. Así los entendió Kazuo cuando los vio por primera vez. Poco a poco, esa familia fue ganándose su confianza, a base de amor, respeto y paciencia. Pasaron los meses y, aunque Kazuo aún no hablaba como ellos, empezó a comprender más de su complejo lenguaje.

    Llegó un momento en que Kazuo quiso salir y explorar, salir de aquella casa con los que ahora eran sus hermanos, acompañar a sus padres a la aldea cercana en busca de provisiones. Pero aquel pelo color de luna y sus ojos color zafiro eran demasiado llamativos en tiempos de hostilidad y guerra.

    —Mi niño… la mejor arma para protegerse es ser invisible —decía la gentil mujer mientras teñía el cabello plateado de Kazuo en un negro azabache.

    Con el tiempo, no solo cambió el color. Para que su pelo fuera más fácil de manejar, cortaron su larga melena plateada, evitando que los mechones rozaran sus hombros y los mancharan de tinta seca. Al final, el zorro lo entendió, y aquello se convirtió en un hábito para él.

    Siglos después, ya sabiendo controlar su transformación, Kazuo continuaba usando su melena corta y negra. Era un hábito que lo anclaba dolorosamente a su pasado, al recuerdo de la familia que tanto le enseñó y tanto le amó. Aquellos que le dieron un nombre, aquellos que le enseñaron el significado de un hogar.
    "𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔"... (Recuerdos pasados de Kazuo). No sabía cómo había llegado junto a esa familia. Los primeros días fueron duros; tenía miedo y se negaba a acercarse o dar mano con ninguno de ellos. Lo único que recordaba antes de estar allí era que huía frenéticamente por el bosque, con los pulmones ardiendo por el esfuerzo. Después de eso... su cuerpo ya no era el mismo. Era igual al de aquellos seres que caminaban en dos patas y destruían el amado bosque donde solía vivir. Era como si su instinto de pura supervivencia le hubiese instigado a transformarse, y el destino a qué estuviera con esas personas. Esa familia se comunicaba de una forma que él no entendía. Eran una hembra y un macho adultos, con dos crías. Así los entendió Kazuo cuando los vio por primera vez. Poco a poco, esa familia fue ganándose su confianza, a base de amor, respeto y paciencia. Pasaron los meses y, aunque Kazuo aún no hablaba como ellos, empezó a comprender más de su complejo lenguaje. Llegó un momento en que Kazuo quiso salir y explorar, salir de aquella casa con los que ahora eran sus hermanos, acompañar a sus padres a la aldea cercana en busca de provisiones. Pero aquel pelo color de luna y sus ojos color zafiro eran demasiado llamativos en tiempos de hostilidad y guerra. —Mi niño… la mejor arma para protegerse es ser invisible —decía la gentil mujer mientras teñía el cabello plateado de Kazuo en un negro azabache. Con el tiempo, no solo cambió el color. Para que su pelo fuera más fácil de manejar, cortaron su larga melena plateada, evitando que los mechones rozaran sus hombros y los mancharan de tinta seca. Al final, el zorro lo entendió, y aquello se convirtió en un hábito para él. Siglos después, ya sabiendo controlar su transformación, Kazuo continuaba usando su melena corta y negra. Era un hábito que lo anclaba dolorosamente a su pasado, al recuerdo de la familia que tanto le enseñó y tanto le amó. Aquellos que le dieron un nombre, aquellos que le enseñaron el significado de un hogar.
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  • Oh... Pobre, pobre Alastor Dëmøń ¿Sorprendido? Capullo —rió, agarrándolo por el pelo llevaba horas divirtiendode de lo lindo, torturando a aquella infame criaturita.

    —Te preguntarás ¿Que pasa con el pacto de no agresión que tenía con Lucifer? –comentó, hundiendo los dedos en las cuencas de los ojos del cérvido—.Pues muy sencillo. Ha pasado lo peor que podría haber pasado para asegurar la supervivencia de tu sidoso culo. Me estoy muriendo y eso es malo, aunque peor para tí...—declaró entre risas de buena, mientras sus garras se clavaban en lo más profundo de las cuencas, sintiendo un placentero escalofrío, al notar como los delicados y blandos ojos oculares del demonio de la radio, simplemente estallaban bajo sus garras las cuales, al ya no haber nada que detuviera la infección que padecía Vox, se había visto acelerada y por lo tanto, tenían un aspecto mucho más aberrantes

    —.Por que significa que ya me la suda todo por completo. —concluyó, entrecerrando los dedos para que formasen la forma de un gancho, clavándose en tan blandas carnes y haciendo emanar fuentes de sangre y jugos oculares, a causa de la profanación en el cráneo. Sin dudarlo tiró con fuerza, arrancando lo que ahora era una masa gelatinosa que supuraba pus y de paso, llevándose algunos de los nervios que residían en aquel lugar.

    —Pero no voy a irme solo, tú te vas a venir conmigo, hijo de puta. —el olor de la sangre ajena comenzaba a surtir efecto en su ya por mucho deformado cerebro, haciendo que sintiera un apetito arroz, además de una evidente exitacion, con pupilas completamente dilatadas y respiración agitada no dudó en llevarse los dedos a la boca, relamiendo los aplastados ojos como si fueran el mayor de los manjares jamás probados.

    Entre risas maniacas observaba a su víctima, pensando que era lo siguiente que podía arrebatarle. Ya había castigado su cuerpo con golpes, laceraciones y vejaciones, le quitó los ojos y se los comió ¿Que podía ser lo siguiente? Y se le ocurrió ¿Que clase de amigo sería si no le enviase un bello souvenir a su amigo del alma? Ese que lo había dejado abandonado, al menos desde su punto de vista, mientras el dolor por la perdida de Valentino lo consumía, aquel por el que siempre estuvo, pero cuando le necesitó para tratar de acostumbrarse a la contradicción de amar a [Valentino01] y al mismo tiempo sentir rechazo por él, al verse abrumado. Si, ese mismo que ahora que estaba siendo completamente devorado por las bacterias que le infectaron, olvidó por completo su promesa de tratar de encontrar una cura definitiva.

    No, no podía ser tan mal amigo y olvidar a Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 el otro culpable de que, fuera a morir. Sin dudarlo, agarró a Alastor por sus astas, sin si quiera preocuparse de no clavarle las garras en la cabeza y comenzó a tirar con todas sus fuerzas, haciendo incluso contra peso con uno de sus pies, que ahora también eran garras, miró a una de las muchas pantallas que estaban retransmitiendo esos miserables momentos, y cuando la piel comenzó a quebrarse, cuando el cabello empezó a ceder y prácticamente se escuchaba el sonido de los huesos partirse exclamó entre risas.

    —¡ESTO ES PARA TI, AMIGO MIO!—y arrancó las astas del desafortunado demonio de la radio, salpicando se y acabado Vox teñido de un doloroso color carmín. Alzando su nuevo trofeo victorioso y gritando eufórico, al mismo tiempo que sentía un deseo irrefrenable de clavar sus despiadados dientes, en aquel pequeño y tierno cráneo, apostaba consigo mismo que sonaría como una nuez al partirse —
    Oh... Pobre, pobre [Dem0n] ¿Sorprendido? Capullo —rió, agarrándolo por el pelo llevaba horas divirtiendode de lo lindo, torturando a aquella infame criaturita. —Te preguntarás ¿Que pasa con el pacto de no agresión que tenía con Lucifer? –comentó, hundiendo los dedos en las cuencas de los ojos del cérvido—.Pues muy sencillo. Ha pasado lo peor que podría haber pasado para asegurar la supervivencia de tu sidoso culo. Me estoy muriendo y eso es malo, aunque peor para tí...—declaró entre risas de buena, mientras sus garras se clavaban en lo más profundo de las cuencas, sintiendo un placentero escalofrío, al notar como los delicados y blandos ojos oculares del demonio de la radio, simplemente estallaban bajo sus garras las cuales, al ya no haber nada que detuviera la infección que padecía Vox, se había visto acelerada y por lo tanto, tenían un aspecto mucho más aberrantes —.Por que significa que ya me la suda todo por completo. —concluyó, entrecerrando los dedos para que formasen la forma de un gancho, clavándose en tan blandas carnes y haciendo emanar fuentes de sangre y jugos oculares, a causa de la profanación en el cráneo. Sin dudarlo tiró con fuerza, arrancando lo que ahora era una masa gelatinosa que supuraba pus y de paso, llevándose algunos de los nervios que residían en aquel lugar. —Pero no voy a irme solo, tú te vas a venir conmigo, hijo de puta. —el olor de la sangre ajena comenzaba a surtir efecto en su ya por mucho deformado cerebro, haciendo que sintiera un apetito arroz, además de una evidente exitacion, con pupilas completamente dilatadas y respiración agitada no dudó en llevarse los dedos a la boca, relamiendo los aplastados ojos como si fueran el mayor de los manjares jamás probados. Entre risas maniacas observaba a su víctima, pensando que era lo siguiente que podía arrebatarle. Ya había castigado su cuerpo con golpes, laceraciones y vejaciones, le quitó los ojos y se los comió ¿Que podía ser lo siguiente? Y se le ocurrió ¿Que clase de amigo sería si no le enviase un bello souvenir a su amigo del alma? Ese que lo había dejado abandonado, al menos desde su punto de vista, mientras el dolor por la perdida de Valentino lo consumía, aquel por el que siempre estuvo, pero cuando le necesitó para tratar de acostumbrarse a la contradicción de amar a [Valentino01] y al mismo tiempo sentir rechazo por él, al verse abrumado. Si, ese mismo que ahora que estaba siendo completamente devorado por las bacterias que le infectaron, olvidó por completo su promesa de tratar de encontrar una cura definitiva. No, no podía ser tan mal amigo y olvidar a [LuciHe11] el otro culpable de que, fuera a morir. Sin dudarlo, agarró a Alastor por sus astas, sin si quiera preocuparse de no clavarle las garras en la cabeza y comenzó a tirar con todas sus fuerzas, haciendo incluso contra peso con uno de sus pies, que ahora también eran garras, miró a una de las muchas pantallas que estaban retransmitiendo esos miserables momentos, y cuando la piel comenzó a quebrarse, cuando el cabello empezó a ceder y prácticamente se escuchaba el sonido de los huesos partirse exclamó entre risas. —¡ESTO ES PARA TI, AMIGO MIO!—y arrancó las astas del desafortunado demonio de la radio, salpicando se y acabado Vox teñido de un doloroso color carmín. Alzando su nuevo trofeo victorioso y gritando eufórico, al mismo tiempo que sentía un deseo irrefrenable de clavar sus despiadados dientes, en aquel pequeño y tierno cráneo, apostaba consigo mismo que sonaría como una nuez al partirse —
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  • Al Caer la Noche
    Categoría Acción
    El crepitar del fuego era lo único que rompía el silencio de la vieja casa de piedra. Nathan había caído en un sueño ligero, su cuerpo descansando cerca de la chimenea, rodeado por el calor que lentamente lo relajaba. El cansancio supo ganarle y calló en un sopor tranquilo mientras esperaba el regreso de Maxine Woods. Sin embargo, cuando el sol comenzó a esconderse tras el horizonte, una serie de ladridos le hizo saltar de golpe.

    Sus ojos se abrieron rápidamente y la sensación de frío que recorría su espina dorsal no era por la temperatura. Los ladridos eran cada vez más cercanos y no le costó relacionarlo por lo dicho por la mujer que le ayudó; perros de caza.

    Su mente, aún confusa por la falta de sueño y el estrés de su situación, se puso alerta al instante. El pánico se instaló en su pecho, sabía que no sería capaz de correr lo suficientemente rápido para escapar, pero su instinto de supervivencia se encendió, y sin pensarlo demasiado, se levantó y se acercó a la parte trasera de la casa.

    Los ladridos sonaban más cerca ahora, y Nathan no podía permitir que lo encontraran allí, expuesto.

    Miró hacia el techo, calculando que no sería imposible. Comenzó a trepar hacia arriba, impulsado por la adrenalina. Sabía que no era el lugar ideal, pero el tejado le ofrecería un mínimo de ventaja. Se arrastró con rapidez por las piedras y los escombros, su mente alerta a cada sonido. Sin embargo, en su apuro por escapar, olvidó lo más obvio: no apagar el fuego.

    El resplandor naranja se reflejaba en la oscuridad que empezaba a envolver la casa, y aunque Nathan estaba ahora en el techo, la amenaza del fuego encendido quedaba fuera de su control. Los ladridos se acercaban aún más, y él, tenso y respirando con dificultad, esperaba lo peor.
    El crepitar del fuego era lo único que rompía el silencio de la vieja casa de piedra. Nathan había caído en un sueño ligero, su cuerpo descansando cerca de la chimenea, rodeado por el calor que lentamente lo relajaba. El cansancio supo ganarle y calló en un sopor tranquilo mientras esperaba el regreso de [thegirlfr0mthestars]. Sin embargo, cuando el sol comenzó a esconderse tras el horizonte, una serie de ladridos le hizo saltar de golpe. Sus ojos se abrieron rápidamente y la sensación de frío que recorría su espina dorsal no era por la temperatura. Los ladridos eran cada vez más cercanos y no le costó relacionarlo por lo dicho por la mujer que le ayudó; perros de caza. Su mente, aún confusa por la falta de sueño y el estrés de su situación, se puso alerta al instante. El pánico se instaló en su pecho, sabía que no sería capaz de correr lo suficientemente rápido para escapar, pero su instinto de supervivencia se encendió, y sin pensarlo demasiado, se levantó y se acercó a la parte trasera de la casa. Los ladridos sonaban más cerca ahora, y Nathan no podía permitir que lo encontraran allí, expuesto. Miró hacia el techo, calculando que no sería imposible. Comenzó a trepar hacia arriba, impulsado por la adrenalina. Sabía que no era el lugar ideal, pero el tejado le ofrecería un mínimo de ventaja. Se arrastró con rapidez por las piedras y los escombros, su mente alerta a cada sonido. Sin embargo, en su apuro por escapar, olvidó lo más obvio: no apagar el fuego. El resplandor naranja se reflejaba en la oscuridad que empezaba a envolver la casa, y aunque Nathan estaba ahora en el techo, la amenaza del fuego encendido quedaba fuera de su control. Los ladridos se acercaban aún más, y él, tenso y respirando con dificultad, esperaba lo peor.
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  • Primer encuentro en el Edén
    Fandom Hazbin Hotel
    Categoría Otros
    Tras milenios de creación, de establecer el paraíso y comenzar con un proyecto más que ambicioso y a gran escala, Dios finalmente había comenzado con la creación de un paraíso en la tierra, un Edén.
    Pero algo faltaba, algo más allá que flora y fauna, alguien capaz de cuidar de sus nuevas creaciones, de empezar un nuevo ciclo; fue así que el primer hombre fue creado del barro.

    Con la llegada de aquel hombre, denominado Adán, la curiosidad de cierto pequeño serafín despertó, pues era algo nuevo, algo diferente muy lejos de su hogar.
    En contra de todo lo que el resto de sus hermanos pudieran opinar, bajó a la tierra para explorar aquel Edén, maravillado pues, si bien había creado tantas cosas para ayudar en el cielo, la vida no estaba a su alcance, no dejaba de maravillarse por lo que Padre era capaz, por todos esos matices de color, tan diferentes, tan únicos.

    Si bien ya había visto a los dinosaurios en su tiempo, un mundo completamente diferente, ahora todo parecía vibrar con mayor color, con un concepto nuevo, algo que, sin duda, él quería explorar a sus anchas y aprender como ser capaz de alcanzar a padre, con una ambición inocente y genuina de ser más que el "pequeño" ángel entre los demás.

    Mientras más se iba adentrando en ese mundo, fue inevitable el llegar a topar con aquel hombre, no se suponía que se dejara ver por este, pero un pequeño error de cálculo los hizo encontrarse uno frente al otro, observando con igual o mayor sorpresa como era tan similar a ellos y, a la vez, tan diferente, con una piel más morena, cabello oscuro, sin alas y un cuerpo corpulento, hecho para el trabajo, para su supervivencia.

    —Oh no... Padre se va a enojar, no se suponía que él supiera de nuestra existencia.

    Murmuró para sus adentros, quedándose quieto, como si aquello fuera a impedir que el contrario lo pudiera ver ahí, "flotando" enfrente suyo.
    Tras milenios de creación, de establecer el paraíso y comenzar con un proyecto más que ambicioso y a gran escala, Dios finalmente había comenzado con la creación de un paraíso en la tierra, un Edén. Pero algo faltaba, algo más allá que flora y fauna, alguien capaz de cuidar de sus nuevas creaciones, de empezar un nuevo ciclo; fue así que el primer hombre fue creado del barro. Con la llegada de aquel hombre, denominado Adán, la curiosidad de cierto pequeño serafín despertó, pues era algo nuevo, algo diferente muy lejos de su hogar. En contra de todo lo que el resto de sus hermanos pudieran opinar, bajó a la tierra para explorar aquel Edén, maravillado pues, si bien había creado tantas cosas para ayudar en el cielo, la vida no estaba a su alcance, no dejaba de maravillarse por lo que Padre era capaz, por todos esos matices de color, tan diferentes, tan únicos. Si bien ya había visto a los dinosaurios en su tiempo, un mundo completamente diferente, ahora todo parecía vibrar con mayor color, con un concepto nuevo, algo que, sin duda, él quería explorar a sus anchas y aprender como ser capaz de alcanzar a padre, con una ambición inocente y genuina de ser más que el "pequeño" ángel entre los demás. Mientras más se iba adentrando en ese mundo, fue inevitable el llegar a topar con aquel hombre, no se suponía que se dejara ver por este, pero un pequeño error de cálculo los hizo encontrarse uno frente al otro, observando con igual o mayor sorpresa como era tan similar a ellos y, a la vez, tan diferente, con una piel más morena, cabello oscuro, sin alas y un cuerpo corpulento, hecho para el trabajo, para su supervivencia. —Oh no... Padre se va a enojar, no se suponía que él supiera de nuestra existencia. Murmuró para sus adentros, quedándose quieto, como si aquello fuera a impedir que el contrario lo pudiera ver ahí, "flotando" enfrente suyo.
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  • —¡Besa mi cloaca, cerebro de pajarraco!~

    O eso se escucharía si pudiera hablar, pero en lugar de ello, se escucha su peculiar "canto" mientras ve como Adán insiste en querer cazarlo sin éxito.
    Sera chiquito y sin instinto de supervivencia, pero no estúpido.
    —¡Besa mi cloaca, cerebro de pajarraco!~ O eso se escucharía si pudiera hablar, pero en lugar de ello, se escucha su peculiar "canto" mientras ve como [1D0what1want] insiste en querer cazarlo sin éxito. Sera chiquito y sin instinto de supervivencia, pero no estúpido.
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  • Se sentía podrido por dentro, su propia brujería lo había convertido en eso. Un monstruo; así se definía él. Sus hebras comenzaron a cambiar de color, tomando un blanco oxidado, viejo, doloroso. Empezó a perder el color de su piel, haciéndose pálido como una pintura. Su boca, rajada por cuchillos soltaba sangre sin parar. Se sentía demasiado cansado para luchar.

    ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? Encerrado en su propia mente. Dónde, él mismo se torturaba, metafórica y literalmente.

    —Tan patético, mírate. Tapando tu cara, tu verdadera cara. ¿Por qué le ocultas a los demás lo que somos?— desde las sombras de las oscuras paredes de lo que parecía, era una cárcel, alguien le cuestionaba.

    Se quedó mudo, no tenía respuesta. ¿Por qué lo hacía? ¿Por miedo? No, era algo más. Quería enterrar lo que él verdaderamente era: un monstruo. Un brujo sin límites morales ni éticos; alguien que no dudaría en matar a toda la población por su supervivencia.

    —Déjame… déjame solo— balbuceaba, tapando su cara, miedoso.

    Entonces, el mismo ser que le cuestionaba aparecía desde las sombras, con un cuchillo en sus manos lleno de sangre. Acercó el filo hacia las muñecas del torturado; sin piedad temor ni pudor cortó sobre las venas de este. Viendo la sangre caer, otra vez, sobre su cuchillo. No escuchaba ningún quejido, y eso lo enfurecía. Quería oírlo gritar, llorar, patalear. Pero nada, no ocurría nada.

    Entonces, se dispuso a hacer algo que verdaderamente le dolería al brujo; por primera vez en años, no lo curó, ni regeneró, iba a dejar a el brujo con aquella cara. Lentamente, aquella cárcel fue desapareciendo, y en consecuencia, sus ataduras fueron liberadas, pero él se sentía atado igualmente.

    Observó su cuerpo, los cortes con sangre derramada y esparcida por toda la habitación, tenía que curarse. Tomó unas vendas, las pasó por todas sus muñecas. Aunque no supo cuándo, su cuerpo entero estaba lleno de vendas. Y entonces, en la soledad de su habitación, se dispuso a no salir jamás. Con el miedo de que su verdadero yo, salga a la luz.
    Se sentía podrido por dentro, su propia brujería lo había convertido en eso. Un monstruo; así se definía él. Sus hebras comenzaron a cambiar de color, tomando un blanco oxidado, viejo, doloroso. Empezó a perder el color de su piel, haciéndose pálido como una pintura. Su boca, rajada por cuchillos soltaba sangre sin parar. Se sentía demasiado cansado para luchar. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? Encerrado en su propia mente. Dónde, él mismo se torturaba, metafórica y literalmente. —Tan patético, mírate. Tapando tu cara, tu verdadera cara. ¿Por qué le ocultas a los demás lo que somos?— desde las sombras de las oscuras paredes de lo que parecía, era una cárcel, alguien le cuestionaba. Se quedó mudo, no tenía respuesta. ¿Por qué lo hacía? ¿Por miedo? No, era algo más. Quería enterrar lo que él verdaderamente era: un monstruo. Un brujo sin límites morales ni éticos; alguien que no dudaría en matar a toda la población por su supervivencia. —Déjame… déjame solo— balbuceaba, tapando su cara, miedoso. Entonces, el mismo ser que le cuestionaba aparecía desde las sombras, con un cuchillo en sus manos lleno de sangre. Acercó el filo hacia las muñecas del torturado; sin piedad temor ni pudor cortó sobre las venas de este. Viendo la sangre caer, otra vez, sobre su cuchillo. No escuchaba ningún quejido, y eso lo enfurecía. Quería oírlo gritar, llorar, patalear. Pero nada, no ocurría nada. Entonces, se dispuso a hacer algo que verdaderamente le dolería al brujo; por primera vez en años, no lo curó, ni regeneró, iba a dejar a el brujo con aquella cara. Lentamente, aquella cárcel fue desapareciendo, y en consecuencia, sus ataduras fueron liberadas, pero él se sentía atado igualmente. Observó su cuerpo, los cortes con sangre derramada y esparcida por toda la habitación, tenía que curarse. Tomó unas vendas, las pasó por todas sus muñecas. Aunque no supo cuándo, su cuerpo entero estaba lleno de vendas. Y entonces, en la soledad de su habitación, se dispuso a no salir jamás. Con el miedo de que su verdadero yo, salga a la luz.
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  • Se la pasa a toda madre solito, cantando y bailando a buena hora de la mañana mientras espera que le den de comer.
    Siendo un avecilla de criadero, no tiene instinto de supervivencia.



    https://vm.tiktok.com/ZMhpL6GoV/
    Se la pasa a toda madre solito, cantando y bailando a buena hora de la mañana mientras espera que le den de comer. Siendo un avecilla de criadero, no tiene instinto de supervivencia. https://vm.tiktok.com/ZMhpL6GoV/
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  • Hace tanto que desea un nuevo juguete para divertirse. Poder sentir el fulgor de un nuevo cuerpo contra el suyo, respiraciones entre cortadas, miradas cómplices, un crescendo del ritmo cardíaco. El estado más puro de la existencia misma ¡Un combate encarnizado! ¿La dignidad de quien prevalecerá?, en una lucha por la supervivencia misma no hay lugar más que para una victoria airosa o una derrota aplastante. El estado más grandilocuente de dominación y sadismo, un verdadero jardín del Edén para el Harlequin.


    ⸻¿Que pasa? ¿Acaso quieres pelear?
    Hace tanto que desea un nuevo juguete para divertirse. Poder sentir el fulgor de un nuevo cuerpo contra el suyo, respiraciones entre cortadas, miradas cómplices, un crescendo del ritmo cardíaco. El estado más puro de la existencia misma ¡Un combate encarnizado! ¿La dignidad de quien prevalecerá?, en una lucha por la supervivencia misma no hay lugar más que para una victoria airosa o una derrota aplastante. El estado más grandilocuente de dominación y sadismo, un verdadero jardín del Edén para el Harlequin. ⸻¿Que pasa? ¿Acaso quieres pelear?
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