• | Por el cumpleaños de los gemelos Phantomhive <3 |

    [https://www.youtube.com/watch?v=xzEd05Wukyg]
    ___________

    【 ❝𝖧𝖺𝗒 𝖽𝗈𝗌 𝖼𝖺𝗋𝖺𝗌 𝖾𝗇 la misma 𝗆𝗈𝗇𝖾𝖽𝖺. 𝖠𝗆𝗈𝗋 𝗒 𝗈𝖽𝗂𝗈. 𝖵𝗂𝖽𝖺 𝗒 𝗆𝗎𝖾𝗋𝗍𝖾. 𝖲𝗈𝗇 𝗅𝗈 𝗆𝗂𝗌𝗆𝗈.❞ 】

    ___________

    Los pasillos de la mansión Phantomhive se sienten frías y solitarias.

    El viento invernal se escucha fuerte y siniestro, ahogando el eco de sus pisadas, suaves y nostálgicas.

    Ciel continúa con sus pasos hasta que se detiene ante una ventana.

    Copos de nieve caen del cielo gris, fundiéndose contra la tierra del jardín, nívea e impoluta.

    El azul se detiene en lo blanco, puro y hermoso. Sus recuerdos, se tiñen de rojo.

    𝙇𝙖 𝙨𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙖́ 𝙥𝙤𝙧 𝙩𝙤𝙙𝙖𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙩𝙚𝙨. 𝙏𝙤𝙙𝙤𝙨 𝙚𝙨𝙩𝙖́𝙣 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙩𝙤𝙨.

    Una divergencia entre el recuerdo de este mismo día hace tres años. Cuando la mansión era alegre y ruidosa, los sirvientes amables y permisivos. Padre y Madre...

    𝐄𝐥 𝐝𝐢́𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐟𝐞𝐥𝐢𝐳 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐧̃𝐨 𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐢𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐝𝐢́𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐡𝐨𝐫𝐫𝐢𝐛𝐥𝐞 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚.

    La felicidad se empaña de rojo. La tragedia los envuelve en llamas tan ardientes como su odio.

    𝐄𝐬𝐚 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞. 𝐄𝐬𝐞 𝐦𝐞𝐬. 𝐒𝐮 𝐚𝐥𝐦𝐚.

    Ciel cierra los ojos abruptamente, su ceño se frunce por el dolor. La angustia y la soledad se acumulan en su pecho.

    De repente, siente una gentil caricia recorrer su rostro.

    Abre los ojos con cierta confusión.

    Las nubes grises parecían haberse movido un poco, dejando pasar al sol y su luz, posándose suavemente sobre su rostro helado, calentándolo.

    Su expresión confusa se desvanece, y una suave sonrisa se dibuja en sus labios.

    𝐇𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐬𝐮𝐦𝐞𝐫𝐠𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐭𝐢𝐧𝐢𝐞𝐛𝐥𝐚𝐬, 𝐪𝐮𝐞 𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞 𝐯𝐞𝐫 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝.

    Descansó la mano izquierda sobre el cristal mojado y helado.

    Se acercó más a la ventana, y mirando hacia lo alto del cielo gris con atisbos de luz, su sonrisa se ensancha de alegría.

    —Feliz cumpleaños a ti también.

    En esta misma ventana, él pasaba los días observando a Ciel.

    𝐔𝐧𝐨 𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐥𝐮𝐳. 𝐎𝐭𝐫𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝.

    Por este instante, siente que están juntos, y que su conexión todavía existe.
    | Por el cumpleaños de los gemelos Phantomhive <3 | [https://www.youtube.com/watch?v=xzEd05Wukyg] ___________ 【 ❝𝖧𝖺𝗒 𝖽𝗈𝗌 𝖼𝖺𝗋𝖺𝗌 𝖾𝗇 la misma 𝗆𝗈𝗇𝖾𝖽𝖺. 𝖠𝗆𝗈𝗋 𝗒 𝗈𝖽𝗂𝗈. 𝖵𝗂𝖽𝖺 𝗒 𝗆𝗎𝖾𝗋𝗍𝖾. 𝖲𝗈𝗇 𝗅𝗈 𝗆𝗂𝗌𝗆𝗈.❞ 】 ___________ Los pasillos de la mansión Phantomhive se sienten frías y solitarias. El viento invernal se escucha fuerte y siniestro, ahogando el eco de sus pisadas, suaves y nostálgicas. Ciel continúa con sus pasos hasta que se detiene ante una ventana. Copos de nieve caen del cielo gris, fundiéndose contra la tierra del jardín, nívea e impoluta. El azul se detiene en lo blanco, puro y hermoso. Sus recuerdos, se tiñen de rojo. 𝙇𝙖 𝙨𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙖́ 𝙥𝙤𝙧 𝙩𝙤𝙙𝙖𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙩𝙚𝙨. 𝙏𝙤𝙙𝙤𝙨 𝙚𝙨𝙩𝙖́𝙣 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙩𝙤𝙨. Una divergencia entre el recuerdo de este mismo día hace tres años. Cuando la mansión era alegre y ruidosa, los sirvientes amables y permisivos. Padre y Madre... 𝐄𝐥 𝐝𝐢́𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐟𝐞𝐥𝐢𝐳 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐧̃𝐨 𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐢𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐝𝐢́𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐡𝐨𝐫𝐫𝐢𝐛𝐥𝐞 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚. La felicidad se empaña de rojo. La tragedia los envuelve en llamas tan ardientes como su odio. 𝐄𝐬𝐚 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞. 𝐄𝐬𝐞 𝐦𝐞𝐬. 𝐒𝐮 𝐚𝐥𝐦𝐚. Ciel cierra los ojos abruptamente, su ceño se frunce por el dolor. La angustia y la soledad se acumulan en su pecho. De repente, siente una gentil caricia recorrer su rostro. Abre los ojos con cierta confusión. Las nubes grises parecían haberse movido un poco, dejando pasar al sol y su luz, posándose suavemente sobre su rostro helado, calentándolo. Su expresión confusa se desvanece, y una suave sonrisa se dibuja en sus labios. 𝐇𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐬𝐮𝐦𝐞𝐫𝐠𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐭𝐢𝐧𝐢𝐞𝐛𝐥𝐚𝐬, 𝐪𝐮𝐞 𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞 𝐯𝐞𝐫 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝. Descansó la mano izquierda sobre el cristal mojado y helado. Se acercó más a la ventana, y mirando hacia lo alto del cielo gris con atisbos de luz, su sonrisa se ensancha de alegría. —Feliz cumpleaños a ti también. En esta misma ventana, él pasaba los días observando a Ciel. 𝐔𝐧𝐨 𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐥𝐮𝐳. 𝐎𝐭𝐫𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝. Por este instante, siente que están juntos, y que su conexión todavía existe.
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  • El escudo de la familia Phantomhive y nuestro lema: Potentia Regere.
    El escudo de la familia Phantomhive y nuestro lema: Potentia Regere.
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  • Entre flores
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Otros
    Pétalos multicolores bailaban por el aire, inundando el ambiente con su aroma dulce y floral.

    El día estaba fresco, y Junior caminaba a paso calmo entre las flores del jardín.

    Miró hacia el cielo despejado; el sol bañaba su figura, calentando suavemente su rostro.

    Bajo el hermoso paisaje, el joven Phantomhive se sumió en sus reflexiones con una expresión serena.
    “Ya era hora de que saliera a tomar aire fresco”, pensó.

    Y es que había pasado días enteros encerrado en su habitación, inmerso en la observación de una muestra de tejido de un animal fosilizado, descubierto en las tierras lejanas de América del Sur.
    Junior había pasado tanto tiempo inclinado hacia el microscopio óptico en la penumbra, que tuvo que parpadear varias veces para acostumbrarse a la brillante luz del día.

    Pero su encierro tenía una buena razón: el Museo Nacional de Londres esperaba su artículo al respecto, y no le habían brindado mucho tiempo.
    Junior se comunicaba con ellos bajo el seudónimo del profesor Eaglestein, un académico paleontológico de la Universidad de Cambridge. Tenía varios seudónimos bajo la manga, y debía usarlos para que lo tomaran en serio. Si revelaba su verdadera edad, lamentablemente, los adultos lo ignorarían por completo. Además, su situación única como Phantomhive le impedía revelarse al público, por lo que, de alguna forma, esta era la única manera que tenía para desplegar su intelecto.

    De repente, suspiró.

    Ser un genio tenía muchos beneficios, pero ahora solo podía pensar en una gran desventaja: la soledad.

    Su situación como hijo ilegítimo del conde Phantomhive le cerraba las puertas a la posibilidad de mostrarse tal como era. Aunque Junior estaba tentado a culpar a sus circunstancias por su incapacidad para hacer amigos, en el fondo sabía que… probablemente, incluso sin ese obstáculo, no sería tan diferente.
    Pétalos multicolores bailaban por el aire, inundando el ambiente con su aroma dulce y floral. El día estaba fresco, y Junior caminaba a paso calmo entre las flores del jardín. Miró hacia el cielo despejado; el sol bañaba su figura, calentando suavemente su rostro. Bajo el hermoso paisaje, el joven Phantomhive se sumió en sus reflexiones con una expresión serena. “Ya era hora de que saliera a tomar aire fresco”, pensó. Y es que había pasado días enteros encerrado en su habitación, inmerso en la observación de una muestra de tejido de un animal fosilizado, descubierto en las tierras lejanas de América del Sur. Junior había pasado tanto tiempo inclinado hacia el microscopio óptico en la penumbra, que tuvo que parpadear varias veces para acostumbrarse a la brillante luz del día. Pero su encierro tenía una buena razón: el Museo Nacional de Londres esperaba su artículo al respecto, y no le habían brindado mucho tiempo. Junior se comunicaba con ellos bajo el seudónimo del profesor Eaglestein, un académico paleontológico de la Universidad de Cambridge. Tenía varios seudónimos bajo la manga, y debía usarlos para que lo tomaran en serio. Si revelaba su verdadera edad, lamentablemente, los adultos lo ignorarían por completo. Además, su situación única como Phantomhive le impedía revelarse al público, por lo que, de alguna forma, esta era la única manera que tenía para desplegar su intelecto. De repente, suspiró. Ser un genio tenía muchos beneficios, pero ahora solo podía pensar en una gran desventaja: la soledad. Su situación como hijo ilegítimo del conde Phantomhive le cerraba las puertas a la posibilidad de mostrarse tal como era. Aunque Junior estaba tentado a culpar a sus circunstancias por su incapacidad para hacer amigos, en el fondo sabía que… probablemente, incluso sin ese obstáculo, no sería tan diferente.
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  • Lo único que podía oírse eran las suelas de sus zapatos chocando contra el suelo frío y duro.

    Cada rincón de la mansión Phantomhive parecía intacto; los rastros de lo sucedido años atrás habían desaparecido.

    Sí, evidentemente, los tapices, las paredes empapeladas, la pintura, las decoraciones, el inmueble... todo había sido modificado. Sin embargo, la sangre y las llamas de esa noche permanecerían en su memoria para siempre.

    —Hiciste un buen trabajo —elogió con una sonrisa, como si su hermano menor estuviera a su lado, observándolo recorrer los pasillos de su hogar y escuchando sus divagaciones.

    Ciel continuó con el recorrido, a paso lento, dejándose invadir por los recuerdos de su infancia, como si así pudiera sentirse nuevamente completo.

    Pero... algo le faltaba.

    Padre y Madre, e incluso Sebastián, estaban muertos.

    Solo quedaba su hermanito.

    Ciel detuvo su andar, miró la noche a través de la ventana y alzó la mano hacia la luna llena.

    —Quisiera correr a tu lado.
    Lo único que podía oírse eran las suelas de sus zapatos chocando contra el suelo frío y duro. Cada rincón de la mansión Phantomhive parecía intacto; los rastros de lo sucedido años atrás habían desaparecido. Sí, evidentemente, los tapices, las paredes empapeladas, la pintura, las decoraciones, el inmueble... todo había sido modificado. Sin embargo, la sangre y las llamas de esa noche permanecerían en su memoria para siempre. —Hiciste un buen trabajo —elogió con una sonrisa, como si su hermano menor estuviera a su lado, observándolo recorrer los pasillos de su hogar y escuchando sus divagaciones. Ciel continuó con el recorrido, a paso lento, dejándose invadir por los recuerdos de su infancia, como si así pudiera sentirse nuevamente completo. Pero... algo le faltaba. Padre y Madre, e incluso Sebastián, estaban muertos. Solo quedaba su hermanito. Ciel detuvo su andar, miró la noche a través de la ventana y alzó la mano hacia la luna llena. —Quisiera correr a tu lado.
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  • El verdadero Ciel Phantomhive, y el legítimo cabecilla de la casa Phantomhive, los saluda.
    El verdadero Ciel Phantomhive, y el legítimo cabecilla de la casa Phantomhive, los saluda.
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  • Mala influencia
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Aventura
    El joven Phantomhive se acercó al androide con porte elegante y tranquilo.

    —Señor Hiro —comenzó.
    —¿Podría acompañarme?

    Sin darle más explicaciones, se dio la vuelta y continuó caminando. Dando por hecho que sería seguido.

    El niño se dirigió hacia uno de los tantos salones que había en la mansión. Al ser esta una edificación tan grande, era normal encontrarse muchas de estas habitaciones formando parte, en general, de habitaciones para invitados.

    Cuando entro, Junior se dirigió hacia una de los ventanales, destrabándola y abriéndola de par en par. El viento ingresó, despeinando un poco su cabello y sus ropajes cuidadosamente colocados.

    Pero, Junior no parecía preocupado, en realidad, portaba una extraña sonrisa en sus labios.

    —Usted es mi protector —habló desde que, lo llamó a seguirlo en primer lugar. —Me seguiría a donde sea que fuese, ¿verdad?
    El joven Phantomhive se acercó al androide con porte elegante y tranquilo. —Señor Hiro —comenzó. —¿Podría acompañarme? Sin darle más explicaciones, se dio la vuelta y continuó caminando. Dando por hecho que sería seguido. El niño se dirigió hacia uno de los tantos salones que había en la mansión. Al ser esta una edificación tan grande, era normal encontrarse muchas de estas habitaciones formando parte, en general, de habitaciones para invitados. Cuando entro, Junior se dirigió hacia una de los ventanales, destrabándola y abriéndola de par en par. El viento ingresó, despeinando un poco su cabello y sus ropajes cuidadosamente colocados. Pero, Junior no parecía preocupado, en realidad, portaba una extraña sonrisa en sus labios. —Usted es mi protector —habló desde que, lo llamó a seguirlo en primer lugar. —Me seguiría a donde sea que fuese, ¿verdad?
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  • V. ¿Fuera del tablero?
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Otros
    Las ruedas levantaban algo de polvo, y el motor del coche resonaba en el tranquilo camino.

    A través de la ventana podía verse una monótona extensión de tierra y césped; solo a lo lejos se alzaban árboles de un pequeño bosque circundante, de donde algunos petirrojos intrépidos surgían, curiosos ante el ruidoso vehículo.

    —¿Llegaremos pronto?

    Jean mostraba cierta ansiedad, como si deseara darse la vuelta y regresar. Su chofer, el confiable Finnian, asintió. Y justo en ese momento ambos pudieron ver cómo asomaba una gran mansión, respondiendo así la inquietud del joven Phantomhive, quien solo dejó escapar un suspiro.

    A estas alturas, volver atrás era impensable: ya habían alcanzado su destino.

    Y es que su dilema tenía nombre y apellido: Heinrich Rosenberg.

    ¿Qué debía hacer Jean con él?

    Por alguna razón, le resultaba difícil articular la respuesta evidente. Si se tratase de otra persona, la resolución de Jean habría sido inmediata: solo un medio para un fin.

    El señor Heinrich no era un peón especialmente valioso, pero todos los peones tenían su utilidad, y ganarse su favor podría ser beneficioso dado su evidente carisma. Sin embargo, su habitual cinismo parecía tambalearse ante él, generando un inesperado sentimiento de culpa. Tal vez porque, en el fondo, se sentía en deuda por la ayuda que le brindó en el pasado, o porque el encanto de Heinrich había logrado alcanzarlo, haciéndolo sentir incómodo al usar a alguien tan bondadoso y crédulo.

    Fuera cual fuese la causa, este dilema estaba comenzando a ser una distracción.

    Jean se propuso visitarlo, cumplir con su "promesa" y esperar que eso fuese suficiente para disipar aquel incómodo remordimiento hacia el señor Heinrich. Y si no resultaba, entonces tendría que olvidarse de tenerlo como un peón; pero, Jean se negaba a admitir la derrota, incluso en algo así, por lo que, se hallaba en un punto muerto.

    Pronto, el vehículo se estacionó cerca de la imponente entrada de la mansión. Cuando Finnian le abrió la puerta, Jean cerró los ojos un instante, y al abrirlos, la expresión conflictuada había desaparecido. Solo quedaba un joven de semblante tranquilo, casi abierto, con una sutil sonrisa en los labios: la imagen misma de la cortesía.

    Portaba un bastón de madera oscura lacada y una levita a juego, en un conjunto elegantemente sobrio.

    Las ruedas levantaban algo de polvo, y el motor del coche resonaba en el tranquilo camino. A través de la ventana podía verse una monótona extensión de tierra y césped; solo a lo lejos se alzaban árboles de un pequeño bosque circundante, de donde algunos petirrojos intrépidos surgían, curiosos ante el ruidoso vehículo. —¿Llegaremos pronto? Jean mostraba cierta ansiedad, como si deseara darse la vuelta y regresar. Su chofer, el confiable Finnian, asintió. Y justo en ese momento ambos pudieron ver cómo asomaba una gran mansión, respondiendo así la inquietud del joven Phantomhive, quien solo dejó escapar un suspiro. A estas alturas, volver atrás era impensable: ya habían alcanzado su destino. Y es que su dilema tenía nombre y apellido: Heinrich Rosenberg. ¿Qué debía hacer Jean con él? Por alguna razón, le resultaba difícil articular la respuesta evidente. Si se tratase de otra persona, la resolución de Jean habría sido inmediata: solo un medio para un fin. El señor Heinrich no era un peón especialmente valioso, pero todos los peones tenían su utilidad, y ganarse su favor podría ser beneficioso dado su evidente carisma. Sin embargo, su habitual cinismo parecía tambalearse ante él, generando un inesperado sentimiento de culpa. Tal vez porque, en el fondo, se sentía en deuda por la ayuda que le brindó en el pasado, o porque el encanto de Heinrich había logrado alcanzarlo, haciéndolo sentir incómodo al usar a alguien tan bondadoso y crédulo. Fuera cual fuese la causa, este dilema estaba comenzando a ser una distracción. Jean se propuso visitarlo, cumplir con su "promesa" y esperar que eso fuese suficiente para disipar aquel incómodo remordimiento hacia el señor Heinrich. Y si no resultaba, entonces tendría que olvidarse de tenerlo como un peón; pero, Jean se negaba a admitir la derrota, incluso en algo así, por lo que, se hallaba en un punto muerto. Pronto, el vehículo se estacionó cerca de la imponente entrada de la mansión. Cuando Finnian le abrió la puerta, Jean cerró los ojos un instante, y al abrirlos, la expresión conflictuada había desaparecido. Solo quedaba un joven de semblante tranquilo, casi abierto, con una sutil sonrisa en los labios: la imagen misma de la cortesía. Portaba un bastón de madera oscura lacada y una levita a juego, en un conjunto elegantemente sobrio.
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  • ---
    | te dejo esto y vuelvo en un rato, espero te guste :D Heinrich Rosenberg
    ----

    "Estimado Señor Heinrich:

    Hemos acordado mantener correspondencia, pero le escribo con el interés de saber cómo se encuentra.
    La última vez que tuvimos el placer de conversar, mencionó su interés en la producción de vino, y recuerdo haberle comentado que es un mercado en auge. A raíz de ello, he realizado algunas averiguaciones y me complace informarle que he hallado una lista extensa de proveedores que podrían resultar de su interés, encontrará dicha información al final de esta misiva.

    Quisiera redactarle una carta más extensa y compartir con usted otros temas más interesantes, pero permítame disculparme, ciertos asuntos de la compañía Funtom requieren mi atención y solo dispongo de unos breves minutos para escribirle.

    Prometo que mi próxima carta será más extensa y en detalle.
    Espero su respuesta con gran expectativa.

    Se despide de usted, con toda cordialidad,
    Jean Phantomhive."
    --- | te dejo esto y vuelvo en un rato, espero te guste :D [Heinz_Vamp] ---- "Estimado Señor Heinrich: Hemos acordado mantener correspondencia, pero le escribo con el interés de saber cómo se encuentra. La última vez que tuvimos el placer de conversar, mencionó su interés en la producción de vino, y recuerdo haberle comentado que es un mercado en auge. A raíz de ello, he realizado algunas averiguaciones y me complace informarle que he hallado una lista extensa de proveedores que podrían resultar de su interés, encontrará dicha información al final de esta misiva. Quisiera redactarle una carta más extensa y compartir con usted otros temas más interesantes, pero permítame disculparme, ciertos asuntos de la compañía Funtom requieren mi atención y solo dispongo de unos breves minutos para escribirle. Prometo que mi próxima carta será más extensa y en detalle. Espero su respuesta con gran expectativa. Se despide de usted, con toda cordialidad, Jean Phantomhive."
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    | ¡Feliz Halloween! |

    -------

    Ataviado con una túnica negra de bordes en púrpura oscuro y un clásico sombrero puntiagudo de bruja, Junior recorría los pasillos sosteniendo en una de sus manos una pequeña calabaza tallada, a modo de cubeta, repleta de caramelos y paletas de la compañía Funtom. De hecho, llevaba en la boca una paleta de sabor frutilla, con el palillo asomando de forma casual, lo cual le daba el aspecto de un niño cualquiera en lugar del joven amo de la casa.

    El motivo de su disfraz, que, cabe decir, no fue elegido por él sino por Mey Rin, se debía a la tradición anual de su padre, quien organizaba una festividad en el Día de Brujas para los niños del pueblo, invitándolos a recorrer los jardines en una búsqueda de dulces.

    "Incluso mi padre tiene cierto lado generoso", pensó.

    Como conde de estas tierras, resultaba lógico que organizara actividades para mantener la simpatía de su gente. Sin embargo, a Junior le venían a la mente diversos métodos que no implicaban una fiesta infantil… aunque era claro que su padre lo hacía por otras razones.

    —¡Joven amo! —llamó Bard, acercándose con un semblante urgente.

    —¿Qué ocurre?

    —Lo hemos estado buscando, ¿dónde se había metido?

    —Ah —dejó salir Junior, sin mucha brillantez.

    Se había tomado su tiempo a propósito, para irritar a su padre, entreteniéndose pintando sobre un lienzo algo alusivo a Halloween. No obstante, perdió la noción del tiempo, y, cuando quiso darse cuenta, ya atardecía en el exterior.

    Con ello dicho, el joven amo y el cocinero emprendieron camino hacia el salón.

    —Joven amo.

    —¿Sí, Bard?

    —No es nada.

    Junior soltó un bufido.

    —Sí, sí. Lo sé. Me veo ridículo.

    Pero, dada la hora, cambiaron de rumbo y se dirigieron al vestíbulo. Este se hallaba sorprendentemente alegre y bullicioso, un espectáculo poco frecuente en la sombría mansión. Mas lo que realmente destacaba era la presencia de su padre. Conociendo el desagrado que este sentía por tales eventos, resultaba peculiar verlo entre los niños, claro que en sentido figurado, pues en realidad no se acercaba a nadie, y los infantes ya comenzaban a despedirse.

    —Conde Phantomhive —anunció, aproximándose.

    —Junior —dijo su padre con calma, frunciendo el ceño al instante. —Llegas tarde.

    Verlo molesto resultaba gratificante, y Junior dejó escapar una ligera sonrisa.

    —Mis disculpas. Me distraje pintando y perdí la noción del tiempo.

    Ciel suspiró, lanzando una mirada hacia los niños, quienes contaban sus caramelos junto a sus padres.

    —Te perdiste la búsqueda.

    Junior asintió.

    —Sí, qué lástima.

    El tono de su voz delataba su total falta de remordimiento. Se había perdido toda la fiesta, pero para él no tenía importancia. No era como si fuera su primera vez.

    Tenía cinco años cuando su padre comenzó esta tradición, y a los trece, ya la encontraba tediosa.

    Ciel negó con la cabeza, y apoyándose en su bastón, se dispuso a retirarse.

    —No necesitas continuar con esto —dijo Junior repentinamente, deteniendo a Ciel.

    —¿A qué te refieres? —preguntó, sin volverse.

    —No hace falta que sigas organizando una fiesta cada año para que haga amigos.

    Ciel guardó silencio, y al estar de espaldas, sus expresiones resultaban indescifrables. Junior solo lo observó alejarse, sin emitir respuesta alguna.

    Nadie lo estaba observando, por lo que se tomó la libertad de esbozar una sonrisa amplia, incluso feliz.

    —Gracias, padre.

    Que hubiera tenido este tipo de detalle cada año, solo por él, le brindaba a su corazón una calidez que, a veces, creía perdida.

    —Pero ya soy demasiado grande para estas trivialidades —murmuró.

    Luego miró su atuendo.

    —Además, este disfraz es espantoso.

    Esperaba que Mey Rin no se ofendiera por haberse mostrado tan poco con aquel atuendo.
    | ¡Feliz Halloween! | ------- Ataviado con una túnica negra de bordes en púrpura oscuro y un clásico sombrero puntiagudo de bruja, Junior recorría los pasillos sosteniendo en una de sus manos una pequeña calabaza tallada, a modo de cubeta, repleta de caramelos y paletas de la compañía Funtom. De hecho, llevaba en la boca una paleta de sabor frutilla, con el palillo asomando de forma casual, lo cual le daba el aspecto de un niño cualquiera en lugar del joven amo de la casa. El motivo de su disfraz, que, cabe decir, no fue elegido por él sino por Mey Rin, se debía a la tradición anual de su padre, quien organizaba una festividad en el Día de Brujas para los niños del pueblo, invitándolos a recorrer los jardines en una búsqueda de dulces. "Incluso mi padre tiene cierto lado generoso", pensó. Como conde de estas tierras, resultaba lógico que organizara actividades para mantener la simpatía de su gente. Sin embargo, a Junior le venían a la mente diversos métodos que no implicaban una fiesta infantil… aunque era claro que su padre lo hacía por otras razones. —¡Joven amo! —llamó Bard, acercándose con un semblante urgente. —¿Qué ocurre? —Lo hemos estado buscando, ¿dónde se había metido? —Ah —dejó salir Junior, sin mucha brillantez. Se había tomado su tiempo a propósito, para irritar a su padre, entreteniéndose pintando sobre un lienzo algo alusivo a Halloween. No obstante, perdió la noción del tiempo, y, cuando quiso darse cuenta, ya atardecía en el exterior. Con ello dicho, el joven amo y el cocinero emprendieron camino hacia el salón. —Joven amo. —¿Sí, Bard? —No es nada. Junior soltó un bufido. —Sí, sí. Lo sé. Me veo ridículo. Pero, dada la hora, cambiaron de rumbo y se dirigieron al vestíbulo. Este se hallaba sorprendentemente alegre y bullicioso, un espectáculo poco frecuente en la sombría mansión. Mas lo que realmente destacaba era la presencia de su padre. Conociendo el desagrado que este sentía por tales eventos, resultaba peculiar verlo entre los niños, claro que en sentido figurado, pues en realidad no se acercaba a nadie, y los infantes ya comenzaban a despedirse. —Conde Phantomhive —anunció, aproximándose. —Junior —dijo su padre con calma, frunciendo el ceño al instante. —Llegas tarde. Verlo molesto resultaba gratificante, y Junior dejó escapar una ligera sonrisa. —Mis disculpas. Me distraje pintando y perdí la noción del tiempo. Ciel suspiró, lanzando una mirada hacia los niños, quienes contaban sus caramelos junto a sus padres. —Te perdiste la búsqueda. Junior asintió. —Sí, qué lástima. El tono de su voz delataba su total falta de remordimiento. Se había perdido toda la fiesta, pero para él no tenía importancia. No era como si fuera su primera vez. Tenía cinco años cuando su padre comenzó esta tradición, y a los trece, ya la encontraba tediosa. Ciel negó con la cabeza, y apoyándose en su bastón, se dispuso a retirarse. —No necesitas continuar con esto —dijo Junior repentinamente, deteniendo a Ciel. —¿A qué te refieres? —preguntó, sin volverse. —No hace falta que sigas organizando una fiesta cada año para que haga amigos. Ciel guardó silencio, y al estar de espaldas, sus expresiones resultaban indescifrables. Junior solo lo observó alejarse, sin emitir respuesta alguna. Nadie lo estaba observando, por lo que se tomó la libertad de esbozar una sonrisa amplia, incluso feliz. —Gracias, padre. Que hubiera tenido este tipo de detalle cada año, solo por él, le brindaba a su corazón una calidez que, a veces, creía perdida. —Pero ya soy demasiado grande para estas trivialidades —murmuró. Luego miró su atuendo. —Además, este disfraz es espantoso. Esperaba que Mey Rin no se ofendiera por haberse mostrado tan poco con aquel atuendo.
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  • Los días habían transcurrido con normalidad en la mansión Phantomhive.

    Pero, el joven amo de la casa se hallaba algo inquieto, preguntando constantemente a los sirvientes si su envío había llegado. La respuesta siempre era la misma, y los sirvientes empezaban a cansarse de esta rutina.

    —No, joven amo.

    Para su disgusto, Junior no poseía en la mansión los elementos necesarios para crear el metal propio del armazón del androide que tenía en casa. Sus órganos estaban recubiertos con un tipo de material tan específico que ni siquiera se había desarrollado en Inglaterra. De hecho, todo en Hiro era algo que aún no se había "descubierto", por llamarlo de alguna manera.

    Por lo tanto, utilizando los contactos de su madre, Junior se había comunicado con un importante metalúrgico, siendo muy preciso en el tipo de metal que quería que le confeccionara, dejando al hombre confundido. Sin embargo, este accedió, pensando que las cartas provenían del perro guardián de la reina, y no de un niño de 13 años.

    —Señor Hiro —dijo, acercándose inusualmente al androide por cuenta propia. Pero, considerando lo que había sucedido, Junior debía hacerlo para comprobar su estado de salud.

    —¿Cómo se encuentra?

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    Hiro
    Los días habían transcurrido con normalidad en la mansión Phantomhive. Pero, el joven amo de la casa se hallaba algo inquieto, preguntando constantemente a los sirvientes si su envío había llegado. La respuesta siempre era la misma, y los sirvientes empezaban a cansarse de esta rutina. —No, joven amo. Para su disgusto, Junior no poseía en la mansión los elementos necesarios para crear el metal propio del armazón del androide que tenía en casa. Sus órganos estaban recubiertos con un tipo de material tan específico que ni siquiera se había desarrollado en Inglaterra. De hecho, todo en Hiro era algo que aún no se había "descubierto", por llamarlo de alguna manera. Por lo tanto, utilizando los contactos de su madre, Junior se había comunicado con un importante metalúrgico, siendo muy preciso en el tipo de metal que quería que le confeccionara, dejando al hombre confundido. Sin embargo, este accedió, pensando que las cartas provenían del perro guardián de la reina, y no de un niño de 13 años. —Señor Hiro —dijo, acercándose inusualmente al androide por cuenta propia. Pero, considerando lo que había sucedido, Junior debía hacerlo para comprobar su estado de salud. —¿Cómo se encuentra? ------- [Hiritox3]
    Me encocora
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