• ------ Días antes de la estación de tren -------


    Niko o Nikolaou como era conocido, no era el típico Don Juan que se estableciera en un solo lugar, un alma libre y errante entre esos cabellos de fuego tan característicos de él, dicho motivo y por líos de faldas terminaba vetado de algunos lugares.

    Está no había sido la excepción, el jefe de tenencia le puso precio a su cabeza por haber robado la inocencia de su hija ( 30 años, nada agraciada (?)) y de paso besarse con su mujer, Damian no descriminaba, el que usarán faldas y tuvieran unos pechos para el pelirrojo, eran candidatas para un poco de amor.

    - Vaya susto me dió ese viejo... Lo bueno que cene delicioso (?).

    Después de unos minutos caminando un auto le dió un aventón al siguiente pueblo, en dónde pasaría un par de días antes de llegar a su objetivo, muy amable pago el servicio al ajeno con una sonrisa.

    - Gracias viejo, Dios te lo pagué en abundancia y belleza.(?)

    Su estómago arrojó, un gran gruñido que le llevó a poner la zurda en el mismo, realizando una mueca de dolor.

    - Lo se amigo, no tienes que gruñir tan fuerte, busquemos algo para desayunar.

    Vendedores ambulantes en el espació del que imaginó sería el centró del pueblo, bajo carpas de plástico y manta, caminaba manteniendo los ojos en algún alimento que le llamará la atención.

    - No, no, talvez, no, no.



    ------ Días antes de la estación de tren ------- Niko o Nikolaou como era conocido, no era el típico Don Juan que se estableciera en un solo lugar, un alma libre y errante entre esos cabellos de fuego tan característicos de él, dicho motivo y por líos de faldas terminaba vetado de algunos lugares. Está no había sido la excepción, el jefe de tenencia le puso precio a su cabeza por haber robado la inocencia de su hija ( 30 años, nada agraciada (?)) y de paso besarse con su mujer, Damian no descriminaba, el que usarán faldas y tuvieran unos pechos para el pelirrojo, eran candidatas para un poco de amor. - Vaya susto me dió ese viejo... Lo bueno que cene delicioso (?). Después de unos minutos caminando un auto le dió un aventón al siguiente pueblo, en dónde pasaría un par de días antes de llegar a su objetivo, muy amable pago el servicio al ajeno con una sonrisa. - Gracias viejo, Dios te lo pagué en abundancia y belleza.(?) Su estómago arrojó, un gran gruñido que le llevó a poner la zurda en el mismo, realizando una mueca de dolor. - Lo se amigo, no tienes que gruñir tan fuerte, busquemos algo para desayunar. Vendedores ambulantes en el espació del que imaginó sería el centró del pueblo, bajo carpas de plástico y manta, caminaba manteniendo los ojos en algún alimento que le llamará la atención. - No, no, talvez, no, no.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos 180 vistas
  • ### **El Retorno a las Raíces**

    El sol apenas asomaba entre las copas de los árboles cuando Takeru llegó al bosque. El aire fresco, impregnado con el aroma de la tierra húmeda y la resina de los pinos, lo envolvió en una sensación de familiaridad. Habían pasado años desde la última vez que pisó aquel lugar, pero nada había cambiado. Los mismos árboles robustos, las mismas colinas cubiertas de musgo, el mismo río cristalino que cortaba el paisaje como una serpiente plateada.

    Se quitó la camiseta y dejó sus cosas en una roca cercana. Respiró hondo, cerró los ojos y sintió la brisa acariciar su piel. Aquí, lejos de la ciudad, lejos del ruido, lejos del caos de los combates clandestinos, podía reencontrarse consigo mismo.

    **Primera etapa: la resistencia**

    Caminó hasta el río y dejó que el agua helada le cubriera el cuerpo. Al principio, la temperatura le cortó la respiración, pero pronto su piel se acostumbró. Se sumergió por completo y emergió con una exhalación profunda, sintiendo cómo el agua se llevaba consigo toda la tensión acumulada en sus músculos.

    Sin perder tiempo, empezó a nadar río arriba. La corriente lo empujaba hacia atrás, pero él respondía con brazadas poderosas, peleando contra la fuerza del agua. Cada golpe de brazo y cada patada se sentían como un desafío a su resistencia, pero no se detuvo. Su respiración se volvió rítmica, su cuerpo se adaptó al esfuerzo. Minuto tras minuto, siguió avanzando hasta que sus músculos ardieron y su pecho se llenó de fuego.

    Cuando sintió que su cuerpo estaba al límite, se dejó arrastrar por la corriente de regreso a la orilla. Salió del agua jadeando, con el cuerpo empapado y los músculos tensos. Pero apenas le dio tiempo de recuperar el aliento antes de pasar a la siguiente fase.

    **Segunda etapa: la fuerza**

    Se dirigió hacia un claro donde un enorme tronco caído esperaba, cubierto de musgo y humedad. Lo miró con determinación, flexionó las rodillas y metió las manos bajo la madera. Con un gruñido, levantó el tronco, sintiendo el peso desafiar cada fibra de su cuerpo.

    —¡Uno!

    Lo bajó lentamente y volvió a levantarlo.

    —¡Dos!

    Su espalda, hombros y piernas trabajaban al máximo, cada repetición un martillazo contra su resistencia. El sudor comenzó a resbalar por su frente, pero siguió adelante. Cada vez que sus músculos ardían, apretaba los dientes y continuaba. Sabía que no había otra forma de fortalecerse.

    Después de varias repeticiones, dejó caer el tronco con un estruendo y apoyó las manos en las rodillas, respirando hondo. Pero su entrenamiento no había terminado.

    Tomó el tronco nuevamente, pero esta vez lo cargó sobre sus hombros y comenzó a correr a través del bosque. Sus pies descalzos golpeaban la tierra, sorteando raíces y piedras mientras su cuerpo luchaba contra el peso que lo presionaba hacia abajo. A cada paso, sentía que su resistencia flaqueaba, pero se obligó a seguir.

    Después de recorrer varios metros, dejó caer el tronco y cayó de rodillas, jadeando. Su corazón latía con fuerza, su pecho se expandía con cada respiración profunda. Cerró los ojos por un momento, dejando que su cuerpo se recuperara.

    **Tercera etapa: el combate**

    Se puso de pie y caminó hacia una enorme roca cubierta de musgo. Se puso en guardia y lanzó un primer golpe.

    El impacto resonó en el bosque.

    Volvió a golpear. Y otra vez. Cada puñetazo hacía que la piedra se astillara poco a poco. No se detenía. Su técnica era precisa, calculada, pero con la brutalidad necesaria para romper cualquier defensa. Su respiración se volvía cada vez más pesada, y sus nudillos ardían con cada impacto.

    Luego, comenzó a encadenar combinaciones. Jab, cross, hook. Uppercut, esquiva, contraataque. Se movía con la agilidad de un depredador, imaginando a un oponente frente a él. Cada golpe iba acompañado de un resoplido de esfuerzo, cada movimiento calculado como si estuviera en el cuadrilátero.

    Cuando sintió que su resistencia flaqueaba, aumentó la intensidad. La roca estaba marcada con grietas profundas. Su piel ardía, sus nudillos sangraban, pero no se detuvo.

    Finalmente, con un último golpe, la roca se partió en dos.

    Takeru se quedó ahí, jadeando, con los puños en alto. Observó la piedra rota frente a él, testigo de su esfuerzo.

    Este bosque le había dado la fuerza una vez.

    Y ahora, se la estaba devolviendo.
    ### **El Retorno a las Raíces** El sol apenas asomaba entre las copas de los árboles cuando Takeru llegó al bosque. El aire fresco, impregnado con el aroma de la tierra húmeda y la resina de los pinos, lo envolvió en una sensación de familiaridad. Habían pasado años desde la última vez que pisó aquel lugar, pero nada había cambiado. Los mismos árboles robustos, las mismas colinas cubiertas de musgo, el mismo río cristalino que cortaba el paisaje como una serpiente plateada. Se quitó la camiseta y dejó sus cosas en una roca cercana. Respiró hondo, cerró los ojos y sintió la brisa acariciar su piel. Aquí, lejos de la ciudad, lejos del ruido, lejos del caos de los combates clandestinos, podía reencontrarse consigo mismo. **Primera etapa: la resistencia** Caminó hasta el río y dejó que el agua helada le cubriera el cuerpo. Al principio, la temperatura le cortó la respiración, pero pronto su piel se acostumbró. Se sumergió por completo y emergió con una exhalación profunda, sintiendo cómo el agua se llevaba consigo toda la tensión acumulada en sus músculos. Sin perder tiempo, empezó a nadar río arriba. La corriente lo empujaba hacia atrás, pero él respondía con brazadas poderosas, peleando contra la fuerza del agua. Cada golpe de brazo y cada patada se sentían como un desafío a su resistencia, pero no se detuvo. Su respiración se volvió rítmica, su cuerpo se adaptó al esfuerzo. Minuto tras minuto, siguió avanzando hasta que sus músculos ardieron y su pecho se llenó de fuego. Cuando sintió que su cuerpo estaba al límite, se dejó arrastrar por la corriente de regreso a la orilla. Salió del agua jadeando, con el cuerpo empapado y los músculos tensos. Pero apenas le dio tiempo de recuperar el aliento antes de pasar a la siguiente fase. **Segunda etapa: la fuerza** Se dirigió hacia un claro donde un enorme tronco caído esperaba, cubierto de musgo y humedad. Lo miró con determinación, flexionó las rodillas y metió las manos bajo la madera. Con un gruñido, levantó el tronco, sintiendo el peso desafiar cada fibra de su cuerpo. —¡Uno! Lo bajó lentamente y volvió a levantarlo. —¡Dos! Su espalda, hombros y piernas trabajaban al máximo, cada repetición un martillazo contra su resistencia. El sudor comenzó a resbalar por su frente, pero siguió adelante. Cada vez que sus músculos ardían, apretaba los dientes y continuaba. Sabía que no había otra forma de fortalecerse. Después de varias repeticiones, dejó caer el tronco con un estruendo y apoyó las manos en las rodillas, respirando hondo. Pero su entrenamiento no había terminado. Tomó el tronco nuevamente, pero esta vez lo cargó sobre sus hombros y comenzó a correr a través del bosque. Sus pies descalzos golpeaban la tierra, sorteando raíces y piedras mientras su cuerpo luchaba contra el peso que lo presionaba hacia abajo. A cada paso, sentía que su resistencia flaqueaba, pero se obligó a seguir. Después de recorrer varios metros, dejó caer el tronco y cayó de rodillas, jadeando. Su corazón latía con fuerza, su pecho se expandía con cada respiración profunda. Cerró los ojos por un momento, dejando que su cuerpo se recuperara. **Tercera etapa: el combate** Se puso de pie y caminó hacia una enorme roca cubierta de musgo. Se puso en guardia y lanzó un primer golpe. El impacto resonó en el bosque. Volvió a golpear. Y otra vez. Cada puñetazo hacía que la piedra se astillara poco a poco. No se detenía. Su técnica era precisa, calculada, pero con la brutalidad necesaria para romper cualquier defensa. Su respiración se volvía cada vez más pesada, y sus nudillos ardían con cada impacto. Luego, comenzó a encadenar combinaciones. Jab, cross, hook. Uppercut, esquiva, contraataque. Se movía con la agilidad de un depredador, imaginando a un oponente frente a él. Cada golpe iba acompañado de un resoplido de esfuerzo, cada movimiento calculado como si estuviera en el cuadrilátero. Cuando sintió que su resistencia flaqueaba, aumentó la intensidad. La roca estaba marcada con grietas profundas. Su piel ardía, sus nudillos sangraban, pero no se detuvo. Finalmente, con un último golpe, la roca se partió en dos. Takeru se quedó ahí, jadeando, con los puños en alto. Observó la piedra rota frente a él, testigo de su esfuerzo. Este bosque le había dado la fuerza una vez. Y ahora, se la estaba devolviendo.
    0 turnos 0 maullidos 157 vistas
  • ### **Prueba de Fuego**

    El viejo almacén industrial tenía un aire denso, cargado con el aroma de óxido, aceite y sudor. Estanterías metálicas cubiertas de polvo rodeaban la zona de combate, formando un círculo improvisado donde los empresarios y mafiosos observaban con atención. Algunos fumaban puros caros, otros bebían whisky en vasos de cristal mientras apostaban cifras obscenas por el resultado del combate.

    Takeru respiró hondo. Sus puños envueltos en vendas se cerraron con fuerza. No había árbitros, no había reglas. Solo victoria o aniquilación.

    Su oponente, Harold Smith, un canadiense alto y fibroso, vestía un dobok negro con detalles dorados. Su postura era ligera, flotante, la de un hombre que confiaba en sus piernas más que en sus brazos. Un especialista en Taekwondo.

    Desde el borde del círculo, Christopher, su entrenador, escupió el cigarro al suelo y pisó la colilla con desgana.

    —Mantén la distancia, chaval. Es un pateador, no dejes que te encierre en su ritmo. Usa tu jab y hazlo perseguirte.

    Takeru asintió sin apartar la vista de su rival.

    Un hombre trajeado levantó la mano y la bajó de golpe.

    **¡DING!**

    El combate comenzó.

    Harold se movió primero, desplazándose con agilidad. Su pierna derecha se alzó como un látigo.

    **¡WHAM!**

    Takeru apenas logró retroceder a tiempo, sintiendo el viento de la patada rozarle la barbilla. Respondió con un rápido **jab** directo al rostro, pero Harold inclinó la cabeza y giró en el aire.

    **¡BAM!**

    Una patada descendente cortó el aire donde Takeru había estado un segundo antes. El japonés se deslizó hacia atrás, manteniendo la distancia.

    **"No voy a jugar a su ritmo."**

    Takeru bailó sobre la punta de sus pies, lanzando jabs constantes. Harold intentó cerrarle el paso, pero cada vez que avanzaba, recibía un golpe en la nariz o en la sien.

    **¡BAM! ¡BAM!**

    El canadiense gruñó y giró con un **spinning heel kick**.

    **¡WHAM!**

    Takeru se inclinó hacia atrás, esquivando la patada por centímetros. La multitud rugió.

    Pero Harold no dejó que se escapara.

    Apretó los dientes y cargó hacia adelante, lanzando una patada lateral que impactó de lleno en el costado de Takeru.

    **¡THUD!**

    El dolor explotó en su torso. Takeru trastabilló, pero se forzó a girar y lanzar un **directo al hígado**.

    **¡BAM!**

    Harold gruñó y se dobló un poco, pero aún tenía fuerzas. Con un grito, levantó la pierna y la bajó como un martillo.

    —¡AXE KICK!

    **¡WHAM!**

    La patada descendente le golpeó el hombro, haciéndolo tambalearse.

    Takeru escupió saliva. Le ardía todo el cuerpo. Harold sonrió.

    —No eres nada mal—dijo con burla—. Pero eres un boxeador, no puedes ganarme en un combate sin reglas.

    Takeru jadeó, limpiándose el sudor de la frente. Luego, alzó la guardia de nuevo.

    —Dilo cuando aún puedas hablar.

    Harold frunció el ceño y cargó de nuevo, girando con una patada giratoria.

    Takeru sonrió.

    **"Te tengo."**

    En el momento exacto en que la pierna de Harold pasó frente a él, Takeru dio un paso lateral y golpeó con toda su fuerza.

    **¡BAM!**

    Un **cross** de derecha le impactó directamente en la mandíbula.

    **¡CRACK!**

    El canadiense se tambaleó. Sus piernas fallaron. Su cuerpo cayó de espaldas como un árbol derribado.

    Silencio.

    Luego, la multitud explotó en vítores y apuestas cerrándose de golpe.

    Takeru jadeó, con el puño aún en el aire. Apenas podía mantenerse de pie.

    Christopher chasqueó la lengua y encendió otro cigarro.

    —No fue bonito, pero lo lograste. Bienvenido al Torneo Kengan.
    ### **Prueba de Fuego** El viejo almacén industrial tenía un aire denso, cargado con el aroma de óxido, aceite y sudor. Estanterías metálicas cubiertas de polvo rodeaban la zona de combate, formando un círculo improvisado donde los empresarios y mafiosos observaban con atención. Algunos fumaban puros caros, otros bebían whisky en vasos de cristal mientras apostaban cifras obscenas por el resultado del combate. Takeru respiró hondo. Sus puños envueltos en vendas se cerraron con fuerza. No había árbitros, no había reglas. Solo victoria o aniquilación. Su oponente, Harold Smith, un canadiense alto y fibroso, vestía un dobok negro con detalles dorados. Su postura era ligera, flotante, la de un hombre que confiaba en sus piernas más que en sus brazos. Un especialista en Taekwondo. Desde el borde del círculo, Christopher, su entrenador, escupió el cigarro al suelo y pisó la colilla con desgana. —Mantén la distancia, chaval. Es un pateador, no dejes que te encierre en su ritmo. Usa tu jab y hazlo perseguirte. Takeru asintió sin apartar la vista de su rival. Un hombre trajeado levantó la mano y la bajó de golpe. **¡DING!** El combate comenzó. Harold se movió primero, desplazándose con agilidad. Su pierna derecha se alzó como un látigo. **¡WHAM!** Takeru apenas logró retroceder a tiempo, sintiendo el viento de la patada rozarle la barbilla. Respondió con un rápido **jab** directo al rostro, pero Harold inclinó la cabeza y giró en el aire. **¡BAM!** Una patada descendente cortó el aire donde Takeru había estado un segundo antes. El japonés se deslizó hacia atrás, manteniendo la distancia. **"No voy a jugar a su ritmo."** Takeru bailó sobre la punta de sus pies, lanzando jabs constantes. Harold intentó cerrarle el paso, pero cada vez que avanzaba, recibía un golpe en la nariz o en la sien. **¡BAM! ¡BAM!** El canadiense gruñó y giró con un **spinning heel kick**. **¡WHAM!** Takeru se inclinó hacia atrás, esquivando la patada por centímetros. La multitud rugió. Pero Harold no dejó que se escapara. Apretó los dientes y cargó hacia adelante, lanzando una patada lateral que impactó de lleno en el costado de Takeru. **¡THUD!** El dolor explotó en su torso. Takeru trastabilló, pero se forzó a girar y lanzar un **directo al hígado**. **¡BAM!** Harold gruñó y se dobló un poco, pero aún tenía fuerzas. Con un grito, levantó la pierna y la bajó como un martillo. —¡AXE KICK! **¡WHAM!** La patada descendente le golpeó el hombro, haciéndolo tambalearse. Takeru escupió saliva. Le ardía todo el cuerpo. Harold sonrió. —No eres nada mal—dijo con burla—. Pero eres un boxeador, no puedes ganarme en un combate sin reglas. Takeru jadeó, limpiándose el sudor de la frente. Luego, alzó la guardia de nuevo. —Dilo cuando aún puedas hablar. Harold frunció el ceño y cargó de nuevo, girando con una patada giratoria. Takeru sonrió. **"Te tengo."** En el momento exacto en que la pierna de Harold pasó frente a él, Takeru dio un paso lateral y golpeó con toda su fuerza. **¡BAM!** Un **cross** de derecha le impactó directamente en la mandíbula. **¡CRACK!** El canadiense se tambaleó. Sus piernas fallaron. Su cuerpo cayó de espaldas como un árbol derribado. Silencio. Luego, la multitud explotó en vítores y apuestas cerrándose de golpe. Takeru jadeó, con el puño aún en el aire. Apenas podía mantenerse de pie. Christopher chasqueó la lengua y encendió otro cigarro. —No fue bonito, pero lo lograste. Bienvenido al Torneo Kengan.
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos 204 vistas
  • *Mente perdida*

    El sonido de los guantes chocando contra las almohadillas resonaba por todo el gimnasio. Takeru lanzaba combinaciones rápidas, pero algo estaba mal. Su entrenador lo notaba.

    —¡Más rápido, Takeru! ¡Tus golpes son lentos!

    Takeru intentó acelerar su ritmo, pero sus jabs no tenían la misma precisión de siempre. Sus movimientos, normalmente fluidos y calculados, parecían erráticos, como si estuviera peleando con una sombra dentro de su cabeza.

    —¡Otra vez! —rugió el entrenador.

    El sparring continuó. Esta vez, su compañero lo sorprendió con un contragolpe limpio a la mandíbula. Takeru tambaleó, y el entrenador golpeó la lona con el pie.

    —Si peleas así en el combate, te van a sacar en camilla.

    Takeru se mordió el labio, frustrado. No sabía qué le pasaba.

    **Día del combate, Castigo**

    El estadio vibraba con la energía del público. Bajo las luces intensas del ring, Takeru y Rihito Yamada se encontraron en el centro.

    Takeru tomó la iniciativa de inmediato, moviéndose con velocidad, buscando marcar la distancia con su jab. Pero Rihito no mordió el anzuelo. Se mantuvo firme, con su guardia en alto, leyendo cada movimiento.

    Takeru lanzó un recto de derecha.

    ¡Error!

    En un parpadeo, Rihito esquivó y soltó un derechazo brutal al mentón. El impacto hizo que la cabeza de Takeru girara violentamente.

    De repente, todo se volvió un borrón.

    Las luces del estadio parecían volverse más intensas. El rugido de la multitud se volvió un eco distante.

    Y luego, la lona.

    El mundo giraba.

    —¡Uno! ¡Dos! ¡Tres!

    El conteo sonaba lejano. La adrenalina le gritaba que se levantara, pero su cuerpo no respondía.

    —¡Cuatro! ¡Cinco!

    Takeru apretó los puños y golpeó la lona. No podía quedarse ahí. Se obligó a levantarse, respirando pesadamente.

    Pero Rihito ya lo estaba esperando.

    Los siguientes asaltos fueron un castigo. Cada vez que Takeru intentaba atacar, Rihito lo hacía pagar con precisión quirúrgica. Un jab al rostro, un gancho al hígado, otro recto que lo hacía tambalear.

    Séptimo asalto.

    Takeru lanzó un jab desesperado.

    Otro error.

    Rihito se agachó y descargó un uppercut que lo levantó del suelo.

    Un segundo después, Takeru estaba nuevamente en la lona.

    No sentía las piernas.

    El dolor se extendía por su mandíbula como fuego líquido.

    —¡Uno! ¡Dos! ¡Tres!

    Su visión se nubló.

    —¡Cuatro! ¡Cinco!

    El sonido de la multitud se mezclaba con un pitido agudo en sus oídos.

    —¡Seis! ¡Siete!

    Algo en su pecho ardió. ¿Era esto? ¿Así iba a terminar?

    —¡Ocho!

    No.

    No iba a perder así.

    Con un rugido, Takeru se puso de pie, tambaleante, con la respiración entrecortada. El árbitro lo miró fijamente, buscando un indicio de que aún podía continuar.

    Takeru alzó los guantes.

    El combate seguía.

    Pero ahora, algo había cambiado.

    Los golpes de Rihito ya no lo sacudían de la misma manera. Sus piernas, a punto de fallar minutos antes, ahora parecían tener un nuevo impulso. Cada golpe que lanzaba tenía un propósito.

    Takeru empezó a moverse, a soltar golpes en combinaciones más rápidas. Jabs, rectos, ganchos, obligando a Rihito a retroceder por primera vez en toda la pelea.

    Duodécimo asalto.

    Ambos estaban exhaustos, pero Takeru ahora tenía el control.

    Fintó un jab con la izquierda y Rihito cayó en la trampa. Justo cuando intentó responder con otro contragolpe, Takeru lo interceptó con un gancho devastador al hígado y un grito estridente, "TENGO ALGO MÁS POR LO QUE LUCHAR".

    El cuerpo de Rihito se dobló.

    Pero Takeru no le dio respiro.

    Descargó una combinación brutal: derecha al rostro, izquierda al mentón… y un último uppercut.

    El cuerpo de Rihito cayó como un árbol derribado.

    —¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! … ¡Diez! ¡Fuera!

    El sonido de la campana marcó el final.

    Takeru, con el cuerpo cubierto de sudor, sangre y moretones, alzó el puño.

    No sabía cómo, pero había ganado.
    *Mente perdida* El sonido de los guantes chocando contra las almohadillas resonaba por todo el gimnasio. Takeru lanzaba combinaciones rápidas, pero algo estaba mal. Su entrenador lo notaba. —¡Más rápido, Takeru! ¡Tus golpes son lentos! Takeru intentó acelerar su ritmo, pero sus jabs no tenían la misma precisión de siempre. Sus movimientos, normalmente fluidos y calculados, parecían erráticos, como si estuviera peleando con una sombra dentro de su cabeza. —¡Otra vez! —rugió el entrenador. El sparring continuó. Esta vez, su compañero lo sorprendió con un contragolpe limpio a la mandíbula. Takeru tambaleó, y el entrenador golpeó la lona con el pie. —Si peleas así en el combate, te van a sacar en camilla. Takeru se mordió el labio, frustrado. No sabía qué le pasaba. **Día del combate, Castigo** El estadio vibraba con la energía del público. Bajo las luces intensas del ring, Takeru y Rihito Yamada se encontraron en el centro. Takeru tomó la iniciativa de inmediato, moviéndose con velocidad, buscando marcar la distancia con su jab. Pero Rihito no mordió el anzuelo. Se mantuvo firme, con su guardia en alto, leyendo cada movimiento. Takeru lanzó un recto de derecha. ¡Error! En un parpadeo, Rihito esquivó y soltó un derechazo brutal al mentón. El impacto hizo que la cabeza de Takeru girara violentamente. De repente, todo se volvió un borrón. Las luces del estadio parecían volverse más intensas. El rugido de la multitud se volvió un eco distante. Y luego, la lona. El mundo giraba. —¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! El conteo sonaba lejano. La adrenalina le gritaba que se levantara, pero su cuerpo no respondía. —¡Cuatro! ¡Cinco! Takeru apretó los puños y golpeó la lona. No podía quedarse ahí. Se obligó a levantarse, respirando pesadamente. Pero Rihito ya lo estaba esperando. Los siguientes asaltos fueron un castigo. Cada vez que Takeru intentaba atacar, Rihito lo hacía pagar con precisión quirúrgica. Un jab al rostro, un gancho al hígado, otro recto que lo hacía tambalear. Séptimo asalto. Takeru lanzó un jab desesperado. Otro error. Rihito se agachó y descargó un uppercut que lo levantó del suelo. Un segundo después, Takeru estaba nuevamente en la lona. No sentía las piernas. El dolor se extendía por su mandíbula como fuego líquido. —¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! Su visión se nubló. —¡Cuatro! ¡Cinco! El sonido de la multitud se mezclaba con un pitido agudo en sus oídos. —¡Seis! ¡Siete! Algo en su pecho ardió. ¿Era esto? ¿Así iba a terminar? —¡Ocho! No. No iba a perder así. Con un rugido, Takeru se puso de pie, tambaleante, con la respiración entrecortada. El árbitro lo miró fijamente, buscando un indicio de que aún podía continuar. Takeru alzó los guantes. El combate seguía. Pero ahora, algo había cambiado. Los golpes de Rihito ya no lo sacudían de la misma manera. Sus piernas, a punto de fallar minutos antes, ahora parecían tener un nuevo impulso. Cada golpe que lanzaba tenía un propósito. Takeru empezó a moverse, a soltar golpes en combinaciones más rápidas. Jabs, rectos, ganchos, obligando a Rihito a retroceder por primera vez en toda la pelea. Duodécimo asalto. Ambos estaban exhaustos, pero Takeru ahora tenía el control. Fintó un jab con la izquierda y Rihito cayó en la trampa. Justo cuando intentó responder con otro contragolpe, Takeru lo interceptó con un gancho devastador al hígado y un grito estridente, "TENGO ALGO MÁS POR LO QUE LUCHAR". El cuerpo de Rihito se dobló. Pero Takeru no le dio respiro. Descargó una combinación brutal: derecha al rostro, izquierda al mentón… y un último uppercut. El cuerpo de Rihito cayó como un árbol derribado. —¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! … ¡Diez! ¡Fuera! El sonido de la campana marcó el final. Takeru, con el cuerpo cubierto de sudor, sangre y moretones, alzó el puño. No sabía cómo, pero había ganado.
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    3
    8 turnos 0 maullidos 218 vistas
  • Creo que Vinsmoke Sanji lo hacía así

    -le decía a Zoro Roronoa mientras usaba la cocina a escondidas de Sanji, ya que le había dado hambre, un segundo antes de que la sartén se prendiera fuego-
    Creo que [Kur0ashi] lo hacía así -le decía a [tidal_garnet_dolphin_674] mientras usaba la cocina a escondidas de Sanji, ya que le había dado hambre, un segundo antes de que la sartén se prendiera fuego-
    Me enjaja
    Me shockea
    4
    4 turnos 0 maullidos 240 vistas
  • ⸻ Dulce elixir de penumbra y desesperación que maravillas mis labios, te deslizas como un susurro entre las grietas de mi alma. Llenando de sombras la silente agonía de mi ser.


    Bebo de ti, y en cada gota descubro un abismo, un dulce tormento que arde sin fuego, una promesa rota que aún late en mi pecho.




    La unica verdad loable, primorosa y llena de una cautivante gracia. Ansío con un fervor febril y una demencia deliciosa el instante en que mis ojos sean testigos de tal visión nuevamente.
    ⸻ Dulce elixir de penumbra y desesperación que maravillas mis labios, te deslizas como un susurro entre las grietas de mi alma. Llenando de sombras la silente agonía de mi ser. Bebo de ti, y en cada gota descubro un abismo, un dulce tormento que arde sin fuego, una promesa rota que aún late en mi pecho. La unica verdad loable, primorosa y llena de una cautivante gracia. Ansío con un fervor febril y una demencia deliciosa el instante en que mis ojos sean testigos de tal visión nuevamente.
    Me enjaja
    1
    1 turno 0 maullidos 291 vistas
  • GRANJA DE HORMIGAS ALIENÍGENA
    Fandom Libre
    Categoría Ciencia ficción
    *La granja de hormigas alienígena...
    ¿De verdad somos la humanidad en la Tierra iguales a hormigas criadas en un terrario por otro tipo de entidades biológicas extraterrestres más avanzadas?
    ¿Está toda nuestra existencia y destino en sus manos?
    Los experimentos del doctor Lovecraft parecieron contundentes. Su operación "Pie del elefante" nos enseñó que de alguna manera nos estaban observando...
    Y el caos se expandió como el fuego cuando esas cosas bajaron del cielo. La sociedad humana parecía destinada a caer en la anarquía. Pero esos objetos sólo estaban ahí.
    Como miembro de la infantería móvil estuve desde el principio en esa guardia. Pero ver tal cosa que se parecía a un huevo gigante flotando inmóvil era más que perturbador. Yo intentaba no pensar demasiado... Pero algunos de mis compañeros le daban muchas vueltas.*

    —Annie... ¿Hey Annie? ¿Estás bien?
    —Shh! No me hables. Me distraes.

    *Ambos estábamos juntos en ese punto de vigilancia con las armas a tiro, vigilando ese huevo que por momentos era somnífero y aburrido, y por otros tenía un aura imponente. Pensar que hubiera algún tipo de inteligencia capaz de construir algo como eso realmente te hacía sentir insignificante.
    Pero me reí de la seriedad de Annie.*

    —¡Por favor! Llevamos dos meses aquí perdiendo el tiempo... Y ese huevo no se mueve. Ya hemos visto que las armas no funcionan. ¿Cuántas veces le hemos disparado con estas cosas? Son juguetes... Al menos quítate el casco...
    —¿Quieres callarte de una maldita vez?
    —¿O qué? ¿Quieres pelear? Eso al menos será mejor que estar aquí esperando la aniquilación.

    *Pero Annie seguía vigilando, lista para disparar de ser necesario. Yo resoplé.*

    —Si lo quisieran ya nos hubieran acabado, igual que un niño patea un hormiguero...
    *La granja de hormigas alienígena... ¿De verdad somos la humanidad en la Tierra iguales a hormigas criadas en un terrario por otro tipo de entidades biológicas extraterrestres más avanzadas? ¿Está toda nuestra existencia y destino en sus manos? Los experimentos del doctor Lovecraft parecieron contundentes. Su operación "Pie del elefante" nos enseñó que de alguna manera nos estaban observando... Y el caos se expandió como el fuego cuando esas cosas bajaron del cielo. La sociedad humana parecía destinada a caer en la anarquía. Pero esos objetos sólo estaban ahí. Como miembro de la infantería móvil estuve desde el principio en esa guardia. Pero ver tal cosa que se parecía a un huevo gigante flotando inmóvil era más que perturbador. Yo intentaba no pensar demasiado... Pero algunos de mis compañeros le daban muchas vueltas.* —Annie... ¿Hey Annie? ¿Estás bien? —Shh! No me hables. Me distraes. *Ambos estábamos juntos en ese punto de vigilancia con las armas a tiro, vigilando ese huevo que por momentos era somnífero y aburrido, y por otros tenía un aura imponente. Pensar que hubiera algún tipo de inteligencia capaz de construir algo como eso realmente te hacía sentir insignificante. Pero me reí de la seriedad de Annie.* —¡Por favor! Llevamos dos meses aquí perdiendo el tiempo... Y ese huevo no se mueve. Ya hemos visto que las armas no funcionan. ¿Cuántas veces le hemos disparado con estas cosas? Son juguetes... Al menos quítate el casco... —¿Quieres callarte de una maldita vez? —¿O qué? ¿Quieres pelear? Eso al menos será mejor que estar aquí esperando la aniquilación. *Pero Annie seguía vigilando, lista para disparar de ser necesario. Yo resoplé.* —Si lo quisieran ya nos hubieran acabado, igual que un niño patea un hormiguero...
    Tipo
    Individual
    Líneas
    2
    Estado
    Disponible
    0 turnos 0 maullidos 567 vistas
  • El aroma a especias y mariscos se mezcla con el aire cálido de la cocina. El cocinero mueve la sartén con elegancia, el fuego chisporrotea al contacto con el aceite mientras él da un giro preciso con la cuchara de madera. Su camisa está ligeramente arremangada, mostrando sus antebrazos mientras trabaja con concentración absoluta.
    El aroma a especias y mariscos se mezcla con el aire cálido de la cocina. El cocinero mueve la sartén con elegancia, el fuego chisporrotea al contacto con el aceite mientras él da un giro preciso con la cuchara de madera. Su camisa está ligeramente arremangada, mostrando sus antebrazos mientras trabaja con concentración absoluta.
    Me encocora
    Me gusta
    Me shockea
    8
    0 turnos 0 maullidos 354 vistas
  • ¡FICROLERS 3D!
    ¡DAMOS LA BIENVENIDA A DOS NUEVOS PERSONAJES 3D!

    Dad la bienvenida a:
    ¡𝘼𝙚𝙜𝙤𝙣 𝙏𝙝𝙚 𝘾𝙤𝙣𝙦𝙪𝙚𝙧𝙤𝙧, de Canción de Hielo y Fuego!
    ¡Carol Danvers!

    ¡Bienvenidos! ¡Estamos encantados de teneros en FicRol! ¡Esperamos haceros sentir como en casa y que convirtáis la plataforma en vuestro hogar aportando vuestro granito de arena roleplayer! ¡Estamos deseando conoceros y veros desarrollar vuestros personajes!

    Por favor, leed bien los lineamientos de la plataforma ya que su cumplimiento es necesario para el bienestar común y el vuestro propio: https://ficrol.com/static/guidelines

    Sabed que soy vuestra RolSage, una especie de guía y de ayuda en la plataforma para los personajes 3D. Si necesitáis cualquier cosa estoy siempre en DM y, de todos modos, en mi fanpage teneis una guías exhaustivas sobre como funciona ficrol, dadle me gusta para no perdernos nada:

    https://ficrol.com/pages/RolSage3D

    Tenemos un grupo de Personajes 3D para encontrar otros personajes que agregar, etc... ¡Solo presenta a tu personaje en una publicación! Si quieres, claro:

    https://ficrol.com/groups/Personajes3D

    Índice de guías:

    https://ficrol.com/blogs/147711/%C3%8DNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

    En estos artículos podréis encontrar personajes 3D agrupados por fandom a los que poder seguir. Y tambien una lista de los fandoms existentes en la plataforma.

    ¡Encontrad fandoms y personajes canon y OCs!

    Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS

    Fandoms 3D: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL

    #RolSage3D #AyudaRolSage #AyudaNuevosUsuarios
    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    ¡FICROLERS 3D! ✨ ¡DAMOS LA BIENVENIDA A DOS NUEVOS PERSONAJES 3D! Dad la bienvenida a: ¡[1AegonTheConqueror], de Canción de Hielo y Fuego! ⚡ ¡[radiant_blue_snake_979]! ¡Bienvenidos! ¡Estamos encantados de teneros en FicRol! ¡Esperamos haceros sentir como en casa y que convirtáis la plataforma en vuestro hogar aportando vuestro granito de arena roleplayer! ¡Estamos deseando conoceros y veros desarrollar vuestros personajes! 📝 Por favor, leed bien los lineamientos de la plataforma ya que su cumplimiento es necesario para el bienestar común y el vuestro propio: https://ficrol.com/static/guidelines 🧙‍♂️ Sabed que soy vuestra RolSage, una especie de guía y de ayuda en la plataforma para los personajes 3D. Si necesitáis cualquier cosa estoy siempre en DM y, de todos modos, en mi fanpage teneis una guías exhaustivas sobre como funciona ficrol, dadle me gusta para no perdernos nada: ➤ https://ficrol.com/pages/RolSage3D 🌐 Tenemos un grupo de Personajes 3D para encontrar otros personajes que agregar, etc... ¡Solo presenta a tu personaje en una publicación! Si quieres, claro: https://ficrol.com/groups/Personajes3D ✏️ Índice de guías: ➤ https://ficrol.com/blogs/147711/%C3%8DNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 📍 En estos artículos podréis encontrar personajes 3D agrupados por fandom a los que poder seguir. Y tambien una lista de los fandoms existentes en la plataforma. ¡Encontrad fandoms y personajes canon y OCs! Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS Fandoms 3D: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL #RolSage3D #AyudaRolSage #AyudaNuevosUsuarios #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    Me gusta
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos 1161 vistas
  • Endeavor deja caer la parte superior de su traje, dejando que el calor residual de su cuerpo se eleve en ondas a su alrededor. Sus músculos palpitan con cada respiración profunda, y una gota de sudor resbala por su pecho antes de evaporarse en el aire ardiente. Su mirada, intensa y penetrante, brilla con un fuego contenido mientras esboza una leve sonrisa desafiante.

    ───Este calor es insoportable… incluso para el héroe de las llamas. Así que dime, ¿Quieres seguir entrenando o prefieres que vayamos por algo de comida antes de que nos derritamos aquí? ───
    Endeavor deja caer la parte superior de su traje, dejando que el calor residual de su cuerpo se eleve en ondas a su alrededor. Sus músculos palpitan con cada respiración profunda, y una gota de sudor resbala por su pecho antes de evaporarse en el aire ardiente. Su mirada, intensa y penetrante, brilla con un fuego contenido mientras esboza una leve sonrisa desafiante. ───Este calor es insoportable… incluso para el héroe de las llamas. Así que dime, ¿Quieres seguir entrenando o prefieres que vayamos por algo de comida antes de que nos derritamos aquí? ───
    Me shockea
    Me endiabla
    3
    0 turnos 0 maullidos 351 vistas
Ver más resultados
Patrocinados