• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Battle Time: Goetia vs Godkiller – El Juicio Final de los Dioses

    Escenario
    El combate tiene lugar en el Trono del Fin de los Tiempos, un plano más allá del universo donde estrellas muertas flotan como cenizas en un océano de vacío. A lo lejos, una grieta cósmica divide el cielo en dos: un lado ardiendo en llamas doradas, el otro sumido en oscuridad sangrienta. Cada respiro de estos titanes es suficiente para hacer colapsar galaxias enteras.

    El Choque
    La figura imponente de Goetia, el rey demoníaco de la magia prohibida, aparece envuelto en una marea de llamas apocalípticas. Su torso resplandece con el núcleo de destrucción, un ojo ardiente que palpita con el poder de incontables almas sacrificadas. Su voz truena como un millón de tormentas:

    — “¡Soy el fuego del final, la condena de los cielos y la extinción de la humanidad!”

    Enfrente, el caballero eterno Godkiller se yergue con armadura oscura bañada en luz carmesí. En su mano porta la Hoja del Eclipse, un arma forjada para derribar divinidades. Su mirada es fría, calculadora, y cada paso que da resuena como un martillo golpeando el destino.

    — “Dios o demonio… da igual. Mi espada fue hecha para matar a ambos.”

    El choque comienza con un estallido de luz y oscuridad que rasga la eternidad.

    Habilidades
    ⁘ Goetia
    ֎ Flame of Incineration: fuego místico capaz de reducir mundos enteros a cenizas.

    ֎ Ojo del Juicio: el núcleo en su pecho dispara rayos de energía que borran la existencia de todo lo que tocan.

    ֎ Magia Prohibida: manipula almas sacrificadas, usándolas como proyectiles, escudos o invocaciones.

    ֎ Inmortalidad Demoníaca: su cuerpo se regenera mientras exista odio y desesperación en el cosmos.

    ꕤ Godkiller
    ⚜ Hoja del Eclipse: espada capaz de cortar conceptos divinos, anulando poderes “absolutos”.

    ⚜ Aura del Vacío: un campo de energía que debilita y corrompe cualquier poder celestial o infernal cercano.

    ⚜ Juicio Carmesí: descarga un tajo de energía roja que puede dividir montañas estelares y agujeros negros.

    ⚜ Voluntad del Guerrero Eterno: su fuerza aumenta cuanto más alto sea el poder de su oponente; entre más divina la amenaza, más letal se vuelve.

    Clímax
    Goetia desata su furia: mares de fuego dorado envuelven el campo, estrellas enteras son consumidas y lanzadas contra Godkiller como proyectiles. El caballero avanza entre el caos, su armadura resquebrajada pero su espada brillando con un fulgor inquebrantable.

    El Ojo del Juicio dispara un rayo que atraviesa realidades, pero la Hoja del Eclipse corta la energía como si fuese aire. El universo se tambalea cuando ambos descargan sus ataques finales:

    ❁ Goetia lanza la Llama Final de la Extinción, un sol maldito que arde con toda su existencia.

    ❁ Godkiller responde con la Decapitación del Cielo, un tajo único que divide la luz, la oscuridad y el tiempo mismo.

    La colisión provoca una explosión que desintegra el plano entero.
    🌌🔥 Battle Time: Goetia vs Godkiller – El Juicio Final de los Dioses ⚔️ 🌠 Escenario El combate tiene lugar en el Trono del Fin de los Tiempos, un plano más allá del universo donde estrellas muertas flotan como cenizas en un océano de vacío. A lo lejos, una grieta cósmica divide el cielo en dos: un lado ardiendo en llamas doradas, el otro sumido en oscuridad sangrienta. Cada respiro de estos titanes es suficiente para hacer colapsar galaxias enteras. ⚔️ El Choque La figura imponente de Goetia, el rey demoníaco de la magia prohibida, aparece envuelto en una marea de llamas apocalípticas. Su torso resplandece con el núcleo de destrucción, un ojo ardiente que palpita con el poder de incontables almas sacrificadas. Su voz truena como un millón de tormentas: — “¡Soy el fuego del final, la condena de los cielos y la extinción de la humanidad!” Enfrente, el caballero eterno Godkiller se yergue con armadura oscura bañada en luz carmesí. En su mano porta la Hoja del Eclipse, un arma forjada para derribar divinidades. Su mirada es fría, calculadora, y cada paso que da resuena como un martillo golpeando el destino. — “Dios o demonio… da igual. Mi espada fue hecha para matar a ambos.” El choque comienza con un estallido de luz y oscuridad que rasga la eternidad. 🔥 Habilidades ⁘ Goetia ֎ Flame of Incineration: fuego místico capaz de reducir mundos enteros a cenizas. ֎ Ojo del Juicio: el núcleo en su pecho dispara rayos de energía que borran la existencia de todo lo que tocan. ֎ Magia Prohibida: manipula almas sacrificadas, usándolas como proyectiles, escudos o invocaciones. ֎ Inmortalidad Demoníaca: su cuerpo se regenera mientras exista odio y desesperación en el cosmos. ꕤ Godkiller ⚜ Hoja del Eclipse: espada capaz de cortar conceptos divinos, anulando poderes “absolutos”. ⚜ Aura del Vacío: un campo de energía que debilita y corrompe cualquier poder celestial o infernal cercano. ⚜ Juicio Carmesí: descarga un tajo de energía roja que puede dividir montañas estelares y agujeros negros. ⚜ Voluntad del Guerrero Eterno: su fuerza aumenta cuanto más alto sea el poder de su oponente; entre más divina la amenaza, más letal se vuelve. ⚡ Clímax Goetia desata su furia: mares de fuego dorado envuelven el campo, estrellas enteras son consumidas y lanzadas contra Godkiller como proyectiles. El caballero avanza entre el caos, su armadura resquebrajada pero su espada brillando con un fulgor inquebrantable. El Ojo del Juicio dispara un rayo que atraviesa realidades, pero la Hoja del Eclipse corta la energía como si fuese aire. El universo se tambalea cuando ambos descargan sus ataques finales: ❁ Goetia lanza la Llama Final de la Extinción, un sol maldito que arde con toda su existencia. ❁ Godkiller responde con la Decapitación del Cielo, un tajo único que divide la luz, la oscuridad y el tiempo mismo. La colisión provoca una explosión que desintegra el plano entero.
    0 comentarios 1 compartido
  • La Cámara del Segundo Guardián: Ignis, el Señor de las Llamas Mentales

    La puerta se cerró tras ellos con un estruendo ardiente. La cámara era un horno viviente: columnas de fuego giraban como tornados, el suelo era de obsidiana agrietada, y el aire quemaba al respirar. En el centro, sobre una plataforma flotante de magma, se alzaba Ignis, el Guardián del Fuego Mental.
    Su cuerpo era una amalgama de llamas vivas y metal fundido, con una corona de fuego que giraba sobre su cabeza. Sus ojos no miraban: penetraban.
    —“La mente es combustible. Y ustedes… están llenos de recuerdos que arden.”


    Sin mover un músculo, Ignis lanzó una onda de fuego invisible. Yukine y Lidica sintieron un golpe seco en el pecho, como si algo se hubiera roto por dentro. No era dolor físico: era una invasión mental.
    - Yukine cayó de rodillas. Veía a su maestro, muerto por su culpa. Escuchaba gritos de aldeanos que nunca pudo salvar. Su transformación femenina, que antes le daba fuerza, ahora se le mostraba como una traición a sí mismo.

    - Lidica vio a su hermana, atrapada en llamas, extendiendo la mano. Cada vez que intentaba alcanzarla, la imagen se desvanecía. Su cuerpo temblaba, sus dagas caían al suelo.

    Ignis se alimentaba de sus emociones. Las llamas de la sala crecían con cada pensamiento oscuro. El suelo comenzó a agrietarse, y columnas de fuego surgían de los recuerdos más dolorosos.
    —“¡No es real! ¡Lidica, mírame!” —gritó Yukine, con lágrimas en los ojos.

    Lidica, con esfuerzo, se arrancó una pulsera que le había dado su hermana. La apretó en su mano, y con un grito desgarrador, recuperó el control. Yukine, inspirado por su fuerza, canalizó un hechizo de purificación mental, pero el costo fue brutal: su nariz sangraba, su piel se agrietaba por el esfuerzo mágico.

    Ignis rugió, y su cuerpo se dividió en tres entidades:

    - Ira: un ser de fuego rojo que atacaba con explosiones caóticas.

    - Miedo: una figura negra envuelta en llamas azules, que paralizaba con ilusiones de muerte.

    - Culpa: una sombra ardiente que susurraba verdades distorsionadas.

    Yukine enfrentó a Culpa. Cada hechizo que lanzaba se volvía contra él si dudaba. Su propio fuego lo quemaba. Lidica luchaba contra Miedo, pero cada vez que esquivaba un ataque, veía a Yukine muerto en el suelo. Su cuerpo comenzaba a fallar: quemaduras en los brazos, cortes en las piernas.

    —“¡No podemos vencerlos separados!” —gritó Yukine.

    Con un último esfuerzo, Yukine lanzó un hechizo de sincronización mágica. Sus mentes se conectaron. Por unos segundos, compartieron pensamientos, emociones, recuerdos. Lidica sintió la carga de Yukine. Yukine sintió el dolor de Lidica. Y juntos, atacaron.
    - Yukine usó un hechizo de “Llama Invertida”, absorbiendo el fuego de Ira.

    - Lidica, guiada por la conexión, atravesó a Miedo con una daga encantada bañada en la energía de Yukine.
    - Culpa intentó dividirlos, pero Yukine y Lidica se tomaron de las manos y canalizaron una explosión conjunta de magia y acero.
    Las tres entidades se fusionaron nuevamente en Ignis, debilitado pero furioso.


    Ignis se elevó, convirtiéndose en una esfera de fuego mental. La cámara comenzó a colapsar. El suelo se partía, el techo se derrumbaba. Yukine y Lidica estaban al borde del colapso físico: quemaduras, heridas abiertas, magia agotada.

    —“¡Este es el final!” —gritó Yukine.

    —“¡Entonces que arda contigo!” —respondió Lidica.

    Yukine canalizó su último hechizo: una “Llama de Esencia”, que quemaba su propia energía vital. Lidica, con los músculos desgarrados, saltó por encima de una grieta y lanzó sus dos dagas al núcleo.

    La explosión fue silenciosa. Ignis se desintegró en una lluvia de cenizas doradas. La cámara se apagó. Solo quedaba el sonido de su respiración entrecortada.

    Yukine cayó inconsciente. Lidica, apenas de pie, lo arrastró lejos del centro. Ambos estaban al borde de la muerte. Pero vivos.
    —“No fue solo fuego. Fue todo lo que somos.” —susurró Lidica.
    Una nueva puerta se abrió, con runas azules que fluían como agua. El Guardián del Agua los espera.
    La Cámara del Segundo Guardián: Ignis, el Señor de las Llamas Mentales La puerta se cerró tras ellos con un estruendo ardiente. La cámara era un horno viviente: columnas de fuego giraban como tornados, el suelo era de obsidiana agrietada, y el aire quemaba al respirar. En el centro, sobre una plataforma flotante de magma, se alzaba Ignis, el Guardián del Fuego Mental. Su cuerpo era una amalgama de llamas vivas y metal fundido, con una corona de fuego que giraba sobre su cabeza. Sus ojos no miraban: penetraban. —“La mente es combustible. Y ustedes… están llenos de recuerdos que arden.” Sin mover un músculo, Ignis lanzó una onda de fuego invisible. Yukine y Lidica sintieron un golpe seco en el pecho, como si algo se hubiera roto por dentro. No era dolor físico: era una invasión mental. - Yukine cayó de rodillas. Veía a su maestro, muerto por su culpa. Escuchaba gritos de aldeanos que nunca pudo salvar. Su transformación femenina, que antes le daba fuerza, ahora se le mostraba como una traición a sí mismo. - Lidica vio a su hermana, atrapada en llamas, extendiendo la mano. Cada vez que intentaba alcanzarla, la imagen se desvanecía. Su cuerpo temblaba, sus dagas caían al suelo. Ignis se alimentaba de sus emociones. Las llamas de la sala crecían con cada pensamiento oscuro. El suelo comenzó a agrietarse, y columnas de fuego surgían de los recuerdos más dolorosos. —“¡No es real! ¡Lidica, mírame!” —gritó Yukine, con lágrimas en los ojos. Lidica, con esfuerzo, se arrancó una pulsera que le había dado su hermana. La apretó en su mano, y con un grito desgarrador, recuperó el control. Yukine, inspirado por su fuerza, canalizó un hechizo de purificación mental, pero el costo fue brutal: su nariz sangraba, su piel se agrietaba por el esfuerzo mágico. Ignis rugió, y su cuerpo se dividió en tres entidades: - Ira: un ser de fuego rojo que atacaba con explosiones caóticas. - Miedo: una figura negra envuelta en llamas azules, que paralizaba con ilusiones de muerte. - Culpa: una sombra ardiente que susurraba verdades distorsionadas. Yukine enfrentó a Culpa. Cada hechizo que lanzaba se volvía contra él si dudaba. Su propio fuego lo quemaba. Lidica luchaba contra Miedo, pero cada vez que esquivaba un ataque, veía a Yukine muerto en el suelo. Su cuerpo comenzaba a fallar: quemaduras en los brazos, cortes en las piernas. —“¡No podemos vencerlos separados!” —gritó Yukine. Con un último esfuerzo, Yukine lanzó un hechizo de sincronización mágica. Sus mentes se conectaron. Por unos segundos, compartieron pensamientos, emociones, recuerdos. Lidica sintió la carga de Yukine. Yukine sintió el dolor de Lidica. Y juntos, atacaron. - Yukine usó un hechizo de “Llama Invertida”, absorbiendo el fuego de Ira. - Lidica, guiada por la conexión, atravesó a Miedo con una daga encantada bañada en la energía de Yukine. - Culpa intentó dividirlos, pero Yukine y Lidica se tomaron de las manos y canalizaron una explosión conjunta de magia y acero. Las tres entidades se fusionaron nuevamente en Ignis, debilitado pero furioso. Ignis se elevó, convirtiéndose en una esfera de fuego mental. La cámara comenzó a colapsar. El suelo se partía, el techo se derrumbaba. Yukine y Lidica estaban al borde del colapso físico: quemaduras, heridas abiertas, magia agotada. —“¡Este es el final!” —gritó Yukine. —“¡Entonces que arda contigo!” —respondió Lidica. Yukine canalizó su último hechizo: una “Llama de Esencia”, que quemaba su propia energía vital. Lidica, con los músculos desgarrados, saltó por encima de una grieta y lanzó sus dos dagas al núcleo. La explosión fue silenciosa. Ignis se desintegró en una lluvia de cenizas doradas. La cámara se apagó. Solo quedaba el sonido de su respiración entrecortada. Yukine cayó inconsciente. Lidica, apenas de pie, lo arrastró lejos del centro. Ambos estaban al borde de la muerte. Pero vivos. —“No fue solo fuego. Fue todo lo que somos.” —susurró Lidica. Una nueva puerta se abrió, con runas azules que fluían como agua. El Guardián del Agua los espera.
    0 turnos 0 maullidos
  • La Cámara del Primer Guardián: Terra, la Manipuladora de la Forma

    La puerta se cerró tras ellos con un estruendo sordo. La cámara era inmensa, con techos tan altos que se perdían en la penumbra. El aire olía a humedad, musgo y piedra antigua. El suelo vibraba con una energía latente, como si algo debajo estuviera vivo.

    En el centro, Terra se alzaba como una estatua animada, fusionada con la tierra misma. Su cuerpo era una amalgama de roca, raíces y minerales, y su voz resonaba como un terremoto:

    —“La tierra no solo sostiene… también aplasta. ¿Están listos para ser moldeados por ella?”

    Terra alzó sus brazos, y el campo de batalla cambió. El suelo se volvió viscoso, como barro endurecido, y la gravedad aumentó abruptamente. Yukine cayó de rodillas, jadeando. Lidica intentó moverse, pero cada paso era como arrastrar una tonelada.

    —“¡Nos está manipulando físicamente! ¡La densidad de nuestros cuerpos está cambiando!” —gritó Yukine.

    Yukine intentó lanzar un hechizo de reducción de masa, pero la magia se dispersaba como si la tierra la absorbiera. Terra se reía, provocando temblores con cada carcajada.

    Lidica, con los músculos tensos, usó su fuerza interna para canalizar su agilidad. Saltó hacia una columna, pero esta se transformó en una raíz que la atrapó por el tobillo. Con esfuerzo, cortó la raíz con una daga, pero cayó pesadamente al suelo.

    —“¡No podemos confiar en el terreno! ¡Todo está vivo aquí!” —exclamó.

    Terra golpeó el suelo con sus puños, y ondas de energía se propagaron. El entorno comenzó a cambiar: las paredes se movían, el techo descendía, y el suelo se elevaba en secciones aleatorias. Era como estar dentro de un cubo de Rubik en movimiento.

    Yukine cerró los ojos, tratando de concentrarse. Pero la magia de Terra comenzaba a afectar su mente. Sentía que sus pensamientos se volvían lentos, como si estuviera atrapado en lodo mental.

    —“Está manipulando nuestra percepción… no solo el cuerpo, también la mente.” —susurró.

    Lidica comenzó a ver duplicados de Terra, moviéndose en direcciones opuestas. Cada uno parecía real. Atacó a uno, pero su daga atravesó solo aire. El verdadero Terra apareció detrás, lanzando una ola de raíces que la empujó contra la pared.

    Yukine, con esfuerzo, invocó un hechizo de claridad mental, una técnica que rara vez usaba por su alto costo energético. Su frente sangraba por el esfuerzo, pero logró estabilizar su percepción.

    —“Lidica, sincroniza conmigo. No confíes en tus ojos, confía en mi señal mágica.”

    Yukine lanzó pulsos de energía que marcaban el verdadero Terra con una tenue luz azul. Lidica, guiada por esos pulsos, comenzó a atacar con precisión quirúrgica.

    Terra, herida, se fusionó con el suelo. Todo comenzó a temblar. Golems surgieron de las paredes, cada uno con fragmentos del núcleo de Terra. Para vencerla, debían destruir todos los fragmentos simultáneamente.

    —“¡Si no lo hacemos al mismo tiempo, se regenerará!” —advirtió Yukine.

    Ambos se dividieron. Yukine voló con levitación, lanzando hechizos de compresión sobre los golems. Cada hechizo drenaba su energía vital. Su piel comenzaba a agrietarse por el esfuerzo mágico.

    Lidica, con dagas encantadas, se movía como un rayo entre los golems, esquivando golpes que podrían partirla en dos. Su respiración era entrecortada, sus brazos temblaban, pero no se detenía.

    —“¡Ahora!” —gritó Yukine.

    Ambos atacaron los núcleos al mismo tiempo. Una explosión de luz verde llenó la cámara. Terra gritó, y su cuerpo se desmoronó en polvo y raíces.

    Yukine cayó al suelo, exhausto, con la magia casi agotada. Lidica se arrodilló a su lado, con cortes en los brazos y piernas. Ambos estaban al límite.

    —“No fue solo fuerza… fue voluntad.” —dijo Yukine, con voz débil.

    —“Y confianza.” —respondió Lidica, tomando su mano.

    La puerta al siguiente desafío se abrió lentamente, iluminada por runas de fuego.

    —“El próximo guardián… será aún más despiadado.” —murmuró Yukine.
    La Cámara del Primer Guardián: Terra, la Manipuladora de la Forma La puerta se cerró tras ellos con un estruendo sordo. La cámara era inmensa, con techos tan altos que se perdían en la penumbra. El aire olía a humedad, musgo y piedra antigua. El suelo vibraba con una energía latente, como si algo debajo estuviera vivo. En el centro, Terra se alzaba como una estatua animada, fusionada con la tierra misma. Su cuerpo era una amalgama de roca, raíces y minerales, y su voz resonaba como un terremoto: —“La tierra no solo sostiene… también aplasta. ¿Están listos para ser moldeados por ella?” Terra alzó sus brazos, y el campo de batalla cambió. El suelo se volvió viscoso, como barro endurecido, y la gravedad aumentó abruptamente. Yukine cayó de rodillas, jadeando. Lidica intentó moverse, pero cada paso era como arrastrar una tonelada. —“¡Nos está manipulando físicamente! ¡La densidad de nuestros cuerpos está cambiando!” —gritó Yukine. Yukine intentó lanzar un hechizo de reducción de masa, pero la magia se dispersaba como si la tierra la absorbiera. Terra se reía, provocando temblores con cada carcajada. Lidica, con los músculos tensos, usó su fuerza interna para canalizar su agilidad. Saltó hacia una columna, pero esta se transformó en una raíz que la atrapó por el tobillo. Con esfuerzo, cortó la raíz con una daga, pero cayó pesadamente al suelo. —“¡No podemos confiar en el terreno! ¡Todo está vivo aquí!” —exclamó. Terra golpeó el suelo con sus puños, y ondas de energía se propagaron. El entorno comenzó a cambiar: las paredes se movían, el techo descendía, y el suelo se elevaba en secciones aleatorias. Era como estar dentro de un cubo de Rubik en movimiento. Yukine cerró los ojos, tratando de concentrarse. Pero la magia de Terra comenzaba a afectar su mente. Sentía que sus pensamientos se volvían lentos, como si estuviera atrapado en lodo mental. —“Está manipulando nuestra percepción… no solo el cuerpo, también la mente.” —susurró. Lidica comenzó a ver duplicados de Terra, moviéndose en direcciones opuestas. Cada uno parecía real. Atacó a uno, pero su daga atravesó solo aire. El verdadero Terra apareció detrás, lanzando una ola de raíces que la empujó contra la pared. Yukine, con esfuerzo, invocó un hechizo de claridad mental, una técnica que rara vez usaba por su alto costo energético. Su frente sangraba por el esfuerzo, pero logró estabilizar su percepción. —“Lidica, sincroniza conmigo. No confíes en tus ojos, confía en mi señal mágica.” Yukine lanzó pulsos de energía que marcaban el verdadero Terra con una tenue luz azul. Lidica, guiada por esos pulsos, comenzó a atacar con precisión quirúrgica. Terra, herida, se fusionó con el suelo. Todo comenzó a temblar. Golems surgieron de las paredes, cada uno con fragmentos del núcleo de Terra. Para vencerla, debían destruir todos los fragmentos simultáneamente. —“¡Si no lo hacemos al mismo tiempo, se regenerará!” —advirtió Yukine. Ambos se dividieron. Yukine voló con levitación, lanzando hechizos de compresión sobre los golems. Cada hechizo drenaba su energía vital. Su piel comenzaba a agrietarse por el esfuerzo mágico. Lidica, con dagas encantadas, se movía como un rayo entre los golems, esquivando golpes que podrían partirla en dos. Su respiración era entrecortada, sus brazos temblaban, pero no se detenía. —“¡Ahora!” —gritó Yukine. Ambos atacaron los núcleos al mismo tiempo. Una explosión de luz verde llenó la cámara. Terra gritó, y su cuerpo se desmoronó en polvo y raíces. Yukine cayó al suelo, exhausto, con la magia casi agotada. Lidica se arrodilló a su lado, con cortes en los brazos y piernas. Ambos estaban al límite. —“No fue solo fuerza… fue voluntad.” —dijo Yukine, con voz débil. —“Y confianza.” —respondió Lidica, tomando su mano. La puerta al siguiente desafío se abrió lentamente, iluminada por runas de fuego. —“El próximo guardián… será aún más despiadado.” —murmuró Yukine.
    Me gusta
    2
    1 turno 0 maullidos
  • El aire estaba quieto, demasiado para pertenecer al mundo de los vivos. El cielo, pálido y ajeno, apenas dejaba escapar un murmullo del viento, como si la misma naturaleza contuviera la respiración ante su presencia.

    Hades avanzaba con paso firme, la capa negra ondeando tras él como una sombra viva, una extensión de su poder. En su mano, la linterna azul despedía una luz que no pertenecía al sol ni a la luna, sino a las entrañas mismas del abismo. Con cada resplandor, la frontera entre la tierra y lo eterno se estremecía.

    Alzó el puño contra el muro invisible que separaba ambos mundos. El golpe no resonó como un choque de carne contra piedra, sino como un trueno enterrado en lo profundo, un eco que despertaba a las almas que aguardaban del otro lado. Las sombras se agitaron, como si lo reconocieran, como si lo veneraran.

    La grieta se abrió en la superficie de la realidad no era una puerta, era un desgarrón, un abismo negro que se expandía con reverencia. El viento arrastró un murmullo de voces apagadas, las súplicas de quienes habían cruzado ese umbral antes y nunca volvieron.

    Hades no dudó. Dio un paso al frente y la luz azul lo envolvió, su figura se volvió más imponente, más terrible, como si al abandonar la tierra su verdadera esencia despertara. Los árboles se inclinaron, las raíces temblaron bajo la presión de su poder. Allí donde otros sentirían miedo, él sentía la llamada de su reino.

    Cuando la oscuridad lo tragó, el inframundo lo recibió con la solemnidad de un reino eterno. Las sombras se apartaron para abrirle camino, los ríos de sangre y fuego se agitaron al sentir su regreso, y el eco de millares de almas se inclinó ante él, murmurando un solo nombre.

    Hades.

    El dios había vuelto a su trono, no como un fugitivo de la luz, sino como el señor indiscutible de las tinieblas.
    El aire estaba quieto, demasiado para pertenecer al mundo de los vivos. El cielo, pálido y ajeno, apenas dejaba escapar un murmullo del viento, como si la misma naturaleza contuviera la respiración ante su presencia. Hades avanzaba con paso firme, la capa negra ondeando tras él como una sombra viva, una extensión de su poder. En su mano, la linterna azul despedía una luz que no pertenecía al sol ni a la luna, sino a las entrañas mismas del abismo. Con cada resplandor, la frontera entre la tierra y lo eterno se estremecía. Alzó el puño contra el muro invisible que separaba ambos mundos. El golpe no resonó como un choque de carne contra piedra, sino como un trueno enterrado en lo profundo, un eco que despertaba a las almas que aguardaban del otro lado. Las sombras se agitaron, como si lo reconocieran, como si lo veneraran. La grieta se abrió en la superficie de la realidad no era una puerta, era un desgarrón, un abismo negro que se expandía con reverencia. El viento arrastró un murmullo de voces apagadas, las súplicas de quienes habían cruzado ese umbral antes y nunca volvieron. Hades no dudó. Dio un paso al frente y la luz azul lo envolvió, su figura se volvió más imponente, más terrible, como si al abandonar la tierra su verdadera esencia despertara. Los árboles se inclinaron, las raíces temblaron bajo la presión de su poder. Allí donde otros sentirían miedo, él sentía la llamada de su reino. Cuando la oscuridad lo tragó, el inframundo lo recibió con la solemnidad de un reino eterno. Las sombras se apartaron para abrirle camino, los ríos de sangre y fuego se agitaron al sentir su regreso, y el eco de millares de almas se inclinó ante él, murmurando un solo nombre. Hades. El dios había vuelto a su trono, no como un fugitivo de la luz, sino como el señor indiscutible de las tinieblas.
    Me gusta
    Me encocora
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • +no sabia por que en medio de aquella peculiar festividad que su hermano habría organizado un recuerdo fugaz y olvidado se le vino a la mente, el como en una ocasión le obligaron a bailar con un alma pura, este se sintió tan fuera de lugar que su poder de fuego se salió de control y dio gracias de que aquellas almas no salen lastimadas por este+

    ahora recuerdo porque odio los bailes
    +no sabia por que en medio de aquella peculiar festividad que su hermano habría organizado un recuerdo fugaz y olvidado se le vino a la mente, el como en una ocasión le obligaron a bailar con un alma pura, este se sintió tan fuera de lugar que su poder de fuego se salió de control y dio gracias de que aquellas almas no salen lastimadas por este+ ahora recuerdo porque odio los bailes
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Promesa
    Categoría Romance
    -En aquel lugar de su palacio y reino de la lujuria, cuna de cuervos ya algunos extintos en el infierno, cielo y tierra, iluminado por candelabros de fuego azul y púrpura alumbrando Las paredes cubiertas de tapices que susurran un pasado desconocido para cualquier ser ajeno a los pecados. Sebastián, impecablemente vestido con su típico uniforme negro curiosamente similar a la de un mayordomo de alguna clase alta, se acerco al balcón donde su amado —a quien llama y reconoce como “pajarillo”— contempla la gema carmesí que cuelga sobre el castillo del pecado lujurioso (la gema no es algo al azar en aquel castillo, aquel objeto tiene más historia de lo que aparenta ser)-


    Pajarillo …
    ¿Sabias?

    -sujeto la cintura de su pareja rompiendo cualquier distancia que los pudiera separar, juntando sus cuerpos en uno solo-

    Hay pecados que se deslizan como seda entre los dedos, pecados a los que debes de tener, quizas estás ante uno de los más aterradores aún así ... Este castillo, este templo de lujuria, no es sino un espejo de lo que arde en mi pecho desde que tus ojos se posaron en mí como la brisa sobre océano.

    He servido a demonios, he pactado con almas rotas, he visto la eternidad desangrarse de mil formas… pero jamás, jamás había sentido que el tiempo se detuviera hasta que tú, con tu retrinar nocturno, me dijiste vendesiste al dedicar más que palabras de odio cuando me presenté a usurpar tu cuerpo y me diste la oportunidad de confiar ni destrozado corazón en la palma de tus manos.

    Tú, que caminas entre sombras con la gracia de un pecado que no quiere ser perdonado. Tú, que me llamas por mi nombre como si lo hubieras inventado tú mismo. Tú, que me haces desear no la sangre… sino el calor de una caricia sin lujuria de por medio.

    Pajarillo… ¿puedes oír cómo mi alma, si es que aún queda algo de ella, tiembla cuando estás cerca?
    No soy humano, quizás ni siquiera este vivo y sin embargo, contigo me siento más vivo que cualquier ser en la tierra.

    Este palacio, que ha sido testigo de mil pasiones condenadas, hoy será testigo de algo más puro que cualquier redención: mi rendición ante ti.

    -libero su cuerpo para ponerse de rodillas bajando la cabeza llevándose una mano al pecho mostrando respeto como lo haría si estuviera "haciendo un pacto a cambio de una condenada alma a la que deberá llamar amo hasta que se la puerta comer"-

    Así que escucha, y escucha bien, porque lo que voy a decir no lo repetiré ni ante el mismo Lucifer.....

    -deslizo una mano por el bolsillo interno de su abrigo sacando una pequeña caja de madera negra cuyo interior contenía un antiguo "instrumento" familiar. Una gema sin color atada a un trozo de cuerda algo malgastado por los siglos-

    Quiero que seas mío. No como un contrato, no como un amo, no como un juego.
    Quiero que seas mío como el cielo pertenece a las estrellas, como la música pertenece al silencio.

    Pajarillo…
    ¿Aceptarías este anillo, forjado al nacer de mi existencia?
    ¿Aceptarías mi mano, aunque esté manchada de siglos de servidumbre y lujuria?
    ¿Aceptarías mi eternidad, aunque esté envuelta en la promesa de que jamás te dejaré volar solo?

    Sé que es cursi. Sé que suena como un poema escrito por un ángel enamorado de su ruina.
    Pero si el amor no es cursi, entonces no es amor, solo contigo no deseo vivir en la lujuria sino del amor.

    Así que dime, pajarillo mío…
    ¿Volarías conmigo, incluso si nuestras alas fueran hechas de deseo y condena?
    ¿Serías mi esposo, mi compañero, mi única razón para desafiar el infierno y burlarme del cielo?

    Porque si tú dices que sí…
    Entonces este palacio, este pecado, este demonio… todo será tuyo.
    Y yo, Sebastián Michaelis, me arrodillaré ante ti no como sirviente… sino como amante eterno.
    -En aquel lugar de su palacio y reino de la lujuria, cuna de cuervos ya algunos extintos en el infierno, cielo y tierra, iluminado por candelabros de fuego azul y púrpura alumbrando Las paredes cubiertas de tapices que susurran un pasado desconocido para cualquier ser ajeno a los pecados. Sebastián, impecablemente vestido con su típico uniforme negro curiosamente similar a la de un mayordomo de alguna clase alta, se acerco al balcón donde su amado —a quien llama y reconoce como “pajarillo”— contempla la gema carmesí que cuelga sobre el castillo del pecado lujurioso (la gema no es algo al azar en aquel castillo, aquel objeto tiene más historia de lo que aparenta ser)- Pajarillo … ¿Sabias? -sujeto la cintura de su pareja rompiendo cualquier distancia que los pudiera separar, juntando sus cuerpos en uno solo- Hay pecados que se deslizan como seda entre los dedos, pecados a los que debes de tener, quizas estás ante uno de los más aterradores aún así ... Este castillo, este templo de lujuria, no es sino un espejo de lo que arde en mi pecho desde que tus ojos se posaron en mí como la brisa sobre océano. He servido a demonios, he pactado con almas rotas, he visto la eternidad desangrarse de mil formas… pero jamás, jamás había sentido que el tiempo se detuviera hasta que tú, con tu retrinar nocturno, me dijiste vendesiste al dedicar más que palabras de odio cuando me presenté a usurpar tu cuerpo y me diste la oportunidad de confiar ni destrozado corazón en la palma de tus manos. Tú, que caminas entre sombras con la gracia de un pecado que no quiere ser perdonado. Tú, que me llamas por mi nombre como si lo hubieras inventado tú mismo. Tú, que me haces desear no la sangre… sino el calor de una caricia sin lujuria de por medio. Pajarillo… ¿puedes oír cómo mi alma, si es que aún queda algo de ella, tiembla cuando estás cerca? No soy humano, quizás ni siquiera este vivo y sin embargo, contigo me siento más vivo que cualquier ser en la tierra. Este palacio, que ha sido testigo de mil pasiones condenadas, hoy será testigo de algo más puro que cualquier redención: mi rendición ante ti. -libero su cuerpo para ponerse de rodillas bajando la cabeza llevándose una mano al pecho mostrando respeto como lo haría si estuviera "haciendo un pacto a cambio de una condenada alma a la que deberá llamar amo hasta que se la puerta comer"- Así que escucha, y escucha bien, porque lo que voy a decir no lo repetiré ni ante el mismo Lucifer..... -deslizo una mano por el bolsillo interno de su abrigo sacando una pequeña caja de madera negra cuyo interior contenía un antiguo "instrumento" familiar. Una gema sin color atada a un trozo de cuerda algo malgastado por los siglos- Quiero que seas mío. No como un contrato, no como un amo, no como un juego. Quiero que seas mío como el cielo pertenece a las estrellas, como la música pertenece al silencio. Pajarillo… ¿Aceptarías este anillo, forjado al nacer de mi existencia? ¿Aceptarías mi mano, aunque esté manchada de siglos de servidumbre y lujuria? ¿Aceptarías mi eternidad, aunque esté envuelta en la promesa de que jamás te dejaré volar solo? Sé que es cursi. Sé que suena como un poema escrito por un ángel enamorado de su ruina. Pero si el amor no es cursi, entonces no es amor, solo contigo no deseo vivir en la lujuria sino del amor. Así que dime, pajarillo mío… ¿Volarías conmigo, incluso si nuestras alas fueran hechas de deseo y condena? ¿Serías mi esposo, mi compañero, mi única razón para desafiar el infierno y burlarme del cielo? Porque si tú dices que sí… Entonces este palacio, este pecado, este demonio… todo será tuyo. Y yo, Sebastián Michaelis, me arrodillaré ante ti no como sirviente… sino como amante eterno.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    Me shockea
    2
    3 turnos 1 maullido
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour

    • Modelo: Ryu リュウ・イシュタル Ishtar
    • Ficha Extendida – “Potra Salvaje, Corazón Secreto”

    Nombre Completo:
    • Ryu リュウ・イシュタル Ishtar

    Alias en la Agencia:
    • La Potra Salvaje
    • La Amazona del Glamour Oscuro
    • Corazón Secreto de los Ishtar

    Linaje:
    Descendiente directa del Clan Ishtar, heredera de la fuerza indomable y del magnetismo demoníaco que caracteriza a su estirpe.

    Perfil Físico:
    ⁜ Altura: 1.78 m
    ⁜ Complexión: Atlética, curvilínea y poderosa; silueta que mezcla la sensualidad de una musa con la presencia imponente de una diosa.
    ⁜ Cabello: Negro violáceo, largo, brillante y salvaje.
    ⁜ Ojos: Rosados incandescentes, con un brillo que oscila entre el deseo y la ternura oculta.
    ⁜ Detalles icónicos: Cuernos estilizados, cola demoníaca y su inseparable cencerro dorado, símbolo de su rebeldía.

    Descripción General:
    Ryu Ishtar es un torbellino de energía, un ícono dentro de la agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour. Para el público, es la encarnación de la libertad indómita: una potra salvaje que corre sin riendas, desafiante, provocadora y magnética en cada sesión fotográfica. Su estilo mezcla lo fetichista, lo salvaje y lo elegante, siendo musa de colecciones irreverentes que buscan romper las normas de la moda infernal.

    Sin embargo, bajo esa piel desafiante existe otra Ryu: la mujer que abraza con ternura, la hermana mayor que protege y acompaña, la confidente que guarda secretos y la amiga que siempre está. Esa dualidad la hace única: fuerza y ternura que conviven en equilibrio perfecto.

    Personalidad Profesional:
    Rebelde, apasionada, magnética. Una mujer que no se disculpa por ser quien es. Tras su aire atrevido y su fuego incontrolable, se esconde un corazón enorme, capaz de conmover y sostener a quienes la rodean.

    Menciones Honoríficas:
    ❥ Premio Potra Salvaje – Reconocida como la modelo más indómita en la Gala Infernale 2024.

    ❥ Trofeo Alma Rebelde – Por su impacto en la moda alternativa y oscura.

    ❥ Sello de Confidente de Oro – Reconocimiento interno de la agencia por su apoyo humano a sus compañeras y colegas.

    ❥ Corona de Fuego y Ternura – Distinción única de Metphies Jaegerjaquez Yokin Ishtar por ser el reflejo perfecto de la dualidad Ishtar: fuerza y dulzura.

    Frase Emblemática:
    "No soy monja, soy una Ishtar… y una potra salvaje que nadie podrá domar."


    ✨ Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour ✨ • Modelo: Ryu リュウ・イシュタル Ishtar • Ficha Extendida – “Potra Salvaje, Corazón Secreto” 📛 Nombre Completo: • Ryu リュウ・イシュタル Ishtar 🌑 Alias en la Agencia: • La Potra Salvaje • La Amazona del Glamour Oscuro • Corazón Secreto de los Ishtar 🩸 Linaje: Descendiente directa del Clan Ishtar, heredera de la fuerza indomable y del magnetismo demoníaco que caracteriza a su estirpe. ⚜️ Perfil Físico: ⁜ Altura: 1.78 m ⁜ Complexión: Atlética, curvilínea y poderosa; silueta que mezcla la sensualidad de una musa con la presencia imponente de una diosa. ⁜ Cabello: Negro violáceo, largo, brillante y salvaje. ⁜ Ojos: Rosados incandescentes, con un brillo que oscila entre el deseo y la ternura oculta. ⁜ Detalles icónicos: Cuernos estilizados, cola demoníaca y su inseparable cencerro dorado, símbolo de su rebeldía. 🌹 Descripción General: Ryu Ishtar es un torbellino de energía, un ícono dentro de la agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour. Para el público, es la encarnación de la libertad indómita: una potra salvaje que corre sin riendas, desafiante, provocadora y magnética en cada sesión fotográfica. Su estilo mezcla lo fetichista, lo salvaje y lo elegante, siendo musa de colecciones irreverentes que buscan romper las normas de la moda infernal. Sin embargo, bajo esa piel desafiante existe otra Ryu: la mujer que abraza con ternura, la hermana mayor que protege y acompaña, la confidente que guarda secretos y la amiga que siempre está. Esa dualidad la hace única: fuerza y ternura que conviven en equilibrio perfecto. 🕯️ Personalidad Profesional: Rebelde, apasionada, magnética. Una mujer que no se disculpa por ser quien es. Tras su aire atrevido y su fuego incontrolable, se esconde un corazón enorme, capaz de conmover y sostener a quienes la rodean. 🏅 Menciones Honoríficas: ❥ Premio Potra Salvaje – Reconocida como la modelo más indómita en la Gala Infernale 2024. ❥ Trofeo Alma Rebelde – Por su impacto en la moda alternativa y oscura. ❥ Sello de Confidente de Oro – Reconocimiento interno de la agencia por su apoyo humano a sus compañeras y colegas. ❥ Corona de Fuego y Ternura – Distinción única de Metphies Jaegerjaquez Yokin Ishtar por ser el reflejo perfecto de la dualidad Ishtar: fuerza y dulzura. ✨ Frase Emblemática: "No soy monja, soy una Ishtar… y una potra salvaje que nadie podrá domar."
    Me gusta
    Me entristece
    3
    2 comentarios 2 compartidos
  • https://mx.pinterest.com/pin/801781539929703532/

    Eres la canción más hermosa que jamás podría haber imaginado, la melodía que no se escribe con notas sino con momentos, con miradas, con besos y con todo lo que somos. Cuando te escucho tocar, el mundo desaparece y solo quedamos tú y yo… tu música y mi corazón, latiendo al mismo compás. No existe espacio que pueda contener todo lo que transmites, porque lo tuyo no es solo talento, es magia.

    Estoy tan, tan orgullosa de ti. De todo lo que logras, de la forma en la que brillas sin siquiera intentarlo, de cómo cada día me enseñas que los sueños sí se cumplen cuando se lucha con el alma... Pero lo que más me enamora no es lo que todos ven, es lo que solo yo tengo el privilegio de conocer.
    Esa manera en la que me miras como si fuera tú todo, la intensidad con la que me besas hasta dejarme sin aliento, el calor de tus manos cuando recorren mi piel y me recuerdan que soy tuya, y que tu eres mio... que siempre sera asi.

    Me derrite tu risa, esa que es capaz de salvarme incluso en mis peores días. Amo tu voz, que me acaricia incluso cuando callas, porque sé que basta con estar a tu lado para sentirme completa. Amo cómo me haces sentir la mujer más amada, más valorada y más afortunada del mundo entero.

    Eres mi orgullo más grande, mi amor eterno, mi refugio y mi tentación. Amo cada logro tuyo como si fuera mío, porque verte triunfar es mi felicidad más pura. Y al mismo tiempo, amo los momentos sencillos contigo, cuando el mundo se detiene y somos solo nosotros.... Tus ojos atrapando los míos, tus labios robandome un beso, tus brazos rodeándome como si no existiera nada más.

    Si el amor fuera una sinfonía, tú serías la obra maestra que jamás termina, la que quiero escuchar por toda la eternidad. Porque no hay un día en que no te elija, no hay instante en que no me pierda en ti, y no habrá vida suficiente para todo lo que quiero amarte.

    Tú eres mi canción favorita, mi mejor historia, mi eternidad.

    Te amo mi corazón de fuego Anyel Martnes
    https://mx.pinterest.com/pin/801781539929703532/ Eres la canción más hermosa que jamás podría haber imaginado, la melodía que no se escribe con notas sino con momentos, con miradas, con besos y con todo lo que somos. Cuando te escucho tocar, el mundo desaparece y solo quedamos tú y yo… tu música y mi corazón, latiendo al mismo compás. No existe espacio que pueda contener todo lo que transmites, porque lo tuyo no es solo talento, es magia. Estoy tan, tan orgullosa de ti. De todo lo que logras, de la forma en la que brillas sin siquiera intentarlo, de cómo cada día me enseñas que los sueños sí se cumplen cuando se lucha con el alma... Pero lo que más me enamora no es lo que todos ven, es lo que solo yo tengo el privilegio de conocer. Esa manera en la que me miras como si fuera tú todo, la intensidad con la que me besas hasta dejarme sin aliento, el calor de tus manos cuando recorren mi piel y me recuerdan que soy tuya, y que tu eres mio... que siempre sera asi. Me derrite tu risa, esa que es capaz de salvarme incluso en mis peores días. Amo tu voz, que me acaricia incluso cuando callas, porque sé que basta con estar a tu lado para sentirme completa. Amo cómo me haces sentir la mujer más amada, más valorada y más afortunada del mundo entero. Eres mi orgullo más grande, mi amor eterno, mi refugio y mi tentación. Amo cada logro tuyo como si fuera mío, porque verte triunfar es mi felicidad más pura. Y al mismo tiempo, amo los momentos sencillos contigo, cuando el mundo se detiene y somos solo nosotros.... Tus ojos atrapando los míos, tus labios robandome un beso, tus brazos rodeándome como si no existiera nada más. Si el amor fuera una sinfonía, tú serías la obra maestra que jamás termina, la que quiero escuchar por toda la eternidad. Porque no hay un día en que no te elija, no hay instante en que no me pierda en ti, y no habrá vida suficiente para todo lo que quiero amarte. Tú eres mi canción favorita, mi mejor historia, mi eternidad. Te amo mi corazón de fuego [Anyel01]
    Me gusta
    Me encocora
    2
    1 turno 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    //Ah, no... Que no puedo hacerme sopa no tengo con que encender el fuego de la cocina y no me apetece quemarme con un mechero convencional. Y ahora... ¿Yo que ceno?
    //Ah, no... Que no puedo hacerme sopa no tengo con que encender el fuego de la cocina y no me apetece quemarme con un mechero convencional. Y ahora... ¿Yo que ceno?
    5 comentarios 0 compartidos
  • Diario Semanal De Darküs Volkøv.

    Nunca me gustó que otros decidieran por mí, pero en este caso fue el padre de Lía quien selló el destino. Ese viejo cabrón me puso un arma invisible en la sien, me entregó a su hija como moneda de cambio y dejó claro que si no cumplía, había una bala de plata esperándome. Y no era solo la mía, también la de ella. Lo que hacía aún más sucio todo este trato.

    Él cree que al ponerla conmigo la protege, que nadie mejor que yo para cuidarla, para darle un futuro en un mundo lleno de traiciones y cuchillos en la oscuridad. Lo que no entiende —o quizá sí y no le importa— es que Lía no quiere saber nada de esto, no quiere una vida marcada por la mafia, ni por secretos, ni por amenazas. Ella solo quiere algo que yo jamás tuve, amor verdadero, libre de cadenas. Y ese no estaba en el contrato.

    Por eso la traje conmigo, por eso la retuve en la isla. No porque deseara ser su carcelero, sino porque era la única forma de salvarnos a los dos. Quería hacerlo bien, por las buenas, sin necesidad de imponerme. Y se lo dije, no me interesa romperla, me interesa que elija quedarse. Que se comprometa en aquella isla de los dos. Pero ella me devuelve odio y reproches, me recuerda a cada segundo que me ve como el verdugo que le arrebató la libertad molestándolo en cada palabra.

    Sé que no es fácil mirarla y no ceder, porque tiene fuego en la mirada y esa rebeldía me provoca más de lo que debería. Ella me reta, me insulta, me desafía, y en cada palabra me demuestra que no será fácil doblegarla. Y aun así, ahí está el problema: no quiero que se doblegue, quiero que me vea y elija, aunque seamos dos piezas de un ajedrez podrido.

    El tiempo se acaba y lo sé. Si no acepta, ambos tenemos una bala escrita con nuestros nombres. Y en mi mundo, no hay espacio para finales felices ni cuentos de hadas. Así que le di la opción, dejar que yo la convenza por las buenas, o arrastrarla por la fuerza. Porque lo que Lia no entiende es que su padre puede haberla usado como pieza, pero conmigo… conmigo no hay salida.

    Lia Russell
    Diario Semanal De Darküs Volkøv. Nunca me gustó que otros decidieran por mí, pero en este caso fue el padre de Lía quien selló el destino. Ese viejo cabrón me puso un arma invisible en la sien, me entregó a su hija como moneda de cambio y dejó claro que si no cumplía, había una bala de plata esperándome. Y no era solo la mía, también la de ella. Lo que hacía aún más sucio todo este trato. Él cree que al ponerla conmigo la protege, que nadie mejor que yo para cuidarla, para darle un futuro en un mundo lleno de traiciones y cuchillos en la oscuridad. Lo que no entiende —o quizá sí y no le importa— es que Lía no quiere saber nada de esto, no quiere una vida marcada por la mafia, ni por secretos, ni por amenazas. Ella solo quiere algo que yo jamás tuve, amor verdadero, libre de cadenas. Y ese no estaba en el contrato. Por eso la traje conmigo, por eso la retuve en la isla. No porque deseara ser su carcelero, sino porque era la única forma de salvarnos a los dos. Quería hacerlo bien, por las buenas, sin necesidad de imponerme. Y se lo dije, no me interesa romperla, me interesa que elija quedarse. Que se comprometa en aquella isla de los dos. Pero ella me devuelve odio y reproches, me recuerda a cada segundo que me ve como el verdugo que le arrebató la libertad molestándolo en cada palabra. Sé que no es fácil mirarla y no ceder, porque tiene fuego en la mirada y esa rebeldía me provoca más de lo que debería. Ella me reta, me insulta, me desafía, y en cada palabra me demuestra que no será fácil doblegarla. Y aun así, ahí está el problema: no quiero que se doblegue, quiero que me vea y elija, aunque seamos dos piezas de un ajedrez podrido. El tiempo se acaba y lo sé. Si no acepta, ambos tenemos una bala escrita con nuestros nombres. Y en mi mundo, no hay espacio para finales felices ni cuentos de hadas. Así que le di la opción, dejar que yo la convenza por las buenas, o arrastrarla por la fuerza. Porque lo que Lia no entiende es que su padre puede haberla usado como pieza, pero conmigo… conmigo no hay salida. [ripple_platinum_crow_772]
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    Me entristece
    7
    24 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados