• Bosques reales a las afueras de Desembarco del Rey, año 113 DC.

    La mañana está bañada de rocío dorado, y los cuernos suenan como truenos celestiales anunciando un día de fuego y gloria. El joven Baelon II Targaryen, de apenas un año, viste una pequeño traje café y dorado, bordada con el dragón tricéfalo por la propia Rhaenyra, que lo lleva orgullosa sobre su pecho.

    Pero el protagonista del momento es Daemon Targaryen, el príncipe rebelde, que alza a su pequeño sobrino sobre los hombros como si alzara el futuro entero de su casa.

    —¿Lo ves, pequeño fuego? Todos estos lores vienen por ti. Pero tú, tú vendrás por el trono, —susurra Daemon, con esa sonrisa ladeada que solo se le ve cuando de verdad le importa algo.

    Baelon, con sus rizos plateados despeinados por el viento y los ojos violeta clavados en las banderas ondeando, lanza una risa de dragón en miniatura.

    Rhaenyra, de pie al lado de su tío, se permite sonreír —pocas veces lo hace así, de verdad—, porque en ese momento, el mundo es perfecto. Los Hightower están lejos, la corte se arrodilla por obligación, pero lo hace. Y lo más importante: los verdaderos Targaryen están juntos.

    La cámara de la memoria se detiene allí.
    Daemon alzando al niño.
    Rhaenyra al lado, su mano rozando la espalda de su hermano.
    Y el cielo, bañado de fuego suave, augurando un destino diferente.
    Bosques reales a las afueras de Desembarco del Rey, año 113 DC. La mañana está bañada de rocío dorado, y los cuernos suenan como truenos celestiales anunciando un día de fuego y gloria. El joven Baelon II Targaryen, de apenas un año, viste una pequeño traje café y dorado, bordada con el dragón tricéfalo por la propia Rhaenyra, que lo lleva orgullosa sobre su pecho. Pero el protagonista del momento es Daemon Targaryen, el príncipe rebelde, que alza a su pequeño sobrino sobre los hombros como si alzara el futuro entero de su casa. —¿Lo ves, pequeño fuego? Todos estos lores vienen por ti. Pero tú, tú vendrás por el trono, —susurra Daemon, con esa sonrisa ladeada que solo se le ve cuando de verdad le importa algo. Baelon, con sus rizos plateados despeinados por el viento y los ojos violeta clavados en las banderas ondeando, lanza una risa de dragón en miniatura. Rhaenyra, de pie al lado de su tío, se permite sonreír —pocas veces lo hace así, de verdad—, porque en ese momento, el mundo es perfecto. Los Hightower están lejos, la corte se arrodilla por obligación, pero lo hace. Y lo más importante: los verdaderos Targaryen están juntos. La cámara de la memoria se detiene allí. Daemon alzando al niño. Rhaenyra al lado, su mano rozando la espalda de su hermano. Y el cielo, bañado de fuego suave, augurando un destino diferente.
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  • 𒊹 "Zaldrīzes Vezof" – La Crónica de la Llama que Caminó

    (“Dragón de Seda”) — De los escritos perdidos del Archimaestre Belor del Dominio)

    “La vi una vez, envuelta en blanco como los huesos de los caídos, en medio del salón del trono aún no mancillado por la guerra. Su vestido no ocultaba nada, pero tampoco ofrecía nada a voluntad: dejaba a la vista el costado, la cintura, y el ombligo como si no temiera al juicio de ningún dios. Su escote era un suspiro contenido, y sus brazos desnudos parecían más peligrosos que cualquier espada.

    El aire se detenía cuando Seirys Targaryen caminaba. El silencio no era respeto… era terror. Era fascinación.

    Dicen que aquel vestido fue tejido en Lys, en un telar consagrado al placer. Que las telas estaban perfumadas con néctar de flor nocturna y sal marina del mar Angosto. Que la prenda misma fue cosida por manos que se cortaron a sí mismas para no sentir deseos indebidos.

    Pero no fue el vestido lo que hizo temblar a los hombres ese día.
    Fue la manera en que ella lo portaba. Como si el fuego de Valyria le acariciara la piel. Como si la desnudez no fuera debilidad sino dominio.

    Aegon la miró con miedo. Aemond con rabia. Gwayne con lujuria reprimida. Y Criston Cole… con la semilla de un odio que florecería en vergüenza.

    Mas nadie osó hablar. Porque Maegaryon, el dragón verde mohoso de ojos dorados, rugía desde las sombras de Rocadragón, soñando fuego mientras su jinete sonreía con labios de malicia y profecía.”


    𒊹 "Zaldrīzes Vezof" – La Crónica de la Llama que Caminó (“Dragón de Seda”) — De los escritos perdidos del Archimaestre Belor del Dominio) “La vi una vez, envuelta en blanco como los huesos de los caídos, en medio del salón del trono aún no mancillado por la guerra. Su vestido no ocultaba nada, pero tampoco ofrecía nada a voluntad: dejaba a la vista el costado, la cintura, y el ombligo como si no temiera al juicio de ningún dios. Su escote era un suspiro contenido, y sus brazos desnudos parecían más peligrosos que cualquier espada. El aire se detenía cuando Seirys Targaryen caminaba. El silencio no era respeto… era terror. Era fascinación. Dicen que aquel vestido fue tejido en Lys, en un telar consagrado al placer. Que las telas estaban perfumadas con néctar de flor nocturna y sal marina del mar Angosto. Que la prenda misma fue cosida por manos que se cortaron a sí mismas para no sentir deseos indebidos. Pero no fue el vestido lo que hizo temblar a los hombres ese día. Fue la manera en que ella lo portaba. Como si el fuego de Valyria le acariciara la piel. Como si la desnudez no fuera debilidad sino dominio. Aegon la miró con miedo. Aemond con rabia. Gwayne con lujuria reprimida. Y Criston Cole… con la semilla de un odio que florecería en vergüenza. Mas nadie osó hablar. Porque Maegaryon, el dragón verde mohoso de ojos dorados, rugía desde las sombras de Rocadragón, soñando fuego mientras su jinete sonreía con labios de malicia y profecía.”
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte!

    Hoy damos la bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡𝗕𝗮𝗲𝗹𝗼𝗻 𝗜𝗜 𝗧𝗮𝗿𝗴𝗮𝗿𝘆𝗲𝗻!
    Baelon II Targaryen camina entre las sombras del linaje más temido de Poniente. Forjado entre fuego y sangre, este Targaryen alternativo carga con el peso de un legado que arde y la ambición de reescribir su propio destino. En los salones de Rocadragón o entre las cenizas de antiguas traiciones, su mirada es la promesa de un nuevo fuego por encender.



    ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo.

    Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!

    Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie:

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    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

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    ¿Quieres mejorar tu escritura o narración?
    https://ficrol.com/pages/RinconEscritor


    ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol!

    #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte! 🎉 Hoy damos la bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[Baelon_II]! Baelon II Targaryen camina entre las sombras del linaje más temido de Poniente. Forjado entre fuego y sangre, este Targaryen alternativo carga con el peso de un legado que arde y la ambición de reescribir su propio destino. En los salones de Rocadragón o entre las cenizas de antiguas traiciones, su mirada es la promesa de un nuevo fuego por encender. 👋 ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie: 📌 Normas básicas del de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines 👩‍🏫 Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 👥 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar personajes y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS 🔗 Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL 📝 ¿Quieres mejorar tu escritura o narración? 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol! 🚀🔥 #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad!

    Denle una cálida bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤ 𝐍𝐞𝐟𝐞𝐫𝐚 𝐊𝐚 𝐑𝐚

    Nefera Ka Ra, princesa egipcia y jueza de la Luna, camina entre sombras y secretos con la sabiduría de un alma antigua. Semidiosa del universo Marvel, su mirada eterna guarda misterios que ni el tiempo se atreve a tocar.


    ㅤㅤㅤㅤㅤ Skylar Knight

    Skylar Knight llega envuelta en misterio, con un nombre que promete historia y carácter. Aún no ha revelado nada sobre sí misma, pero a veces, el silencio dice más que mil palabras. ¿Qué secretos esconderá detrás de ese apellido? Solo el tiempo —y el rol— lo dirán.


    ㅤㅤㅤㅤㅤ 𝗕𝗮𝗲𝗸﹣𝗛𝘆𝘂𝗻 𝗠𝗼𝗼𝗻

    Baek-hyun Moon es el tipo de hombre que domina una sala sin alzar la voz. Empresario hecho a sí mismo, elegante y calculador, se mueve entre cifras y acuerdos con la misma soltura con la que otros respiran. Su mirada es afilada, su palabra medida, y su ambición… imparable. Un humano, sí, pero con un aura que impone.


    ㅤㅤㅤㅤㅤ 𝐒𝐞𝐢𝐫𝐲𝐬 𝐀𝐡𝐚𝐢

    Seirys Ahai es fuego vestido de carne. Bastarda nacida en las sombras de la corte, pero con sangre real ardiendo en sus venas, encontró en R’hllor la llama que la guía. Princesa sin trono, sacerdotisa con visión. En ella se cruzan los susurros del linaje Targaryen y el fulgor de una fe que no perdona. En Poniente, pocos arden como ella.



    ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo.



    Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!


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    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad! 🎉 Denle una cálida bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [Nefera_Ra] Nefera Ka Ra, princesa egipcia y jueza de la Luna, camina entre sombras y secretos con la sabiduría de un alma antigua. Semidiosa del universo Marvel, su mirada eterna guarda misterios que ni el tiempo se atreve a tocar. ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [fusion_lime_rhino_394] Skylar Knight llega envuelta en misterio, con un nombre que promete historia y carácter. Aún no ha revelado nada sobre sí misma, pero a veces, el silencio dice más que mil palabras. ¿Qué secretos esconderá detrás de ese apellido? Solo el tiempo —y el rol— lo dirán. ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [Do.or.Die] Baek-hyun Moon es el tipo de hombre que domina una sala sin alzar la voz. Empresario hecho a sí mismo, elegante y calculador, se mueve entre cifras y acuerdos con la misma soltura con la que otros respiran. Su mirada es afilada, su palabra medida, y su ambición… imparable. Un humano, sí, pero con un aura que impone. ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [Seirys_Ahai] Seirys Ahai es fuego vestido de carne. Bastarda nacida en las sombras de la corte, pero con sangre real ardiendo en sus venas, encontró en R’hllor la llama que la guía. Princesa sin trono, sacerdotisa con visión. En ella se cruzan los susurros del linaje Targaryen y el fulgor de una fe que no perdona. En Poniente, pocos arden como ella. 👋 ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil: 📌 Normas básicas de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines  📖 Guías y miniguías para no perderse: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS  🌍 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar rol y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS   🔗 Fandoms 3D en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL  ✍️ Consejos para mejorar escritura y narración 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor  ¡Estamos deseando ver a vuestros personajes en acción! 🚀🔥 #RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
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  • 𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 ℎ𝑎𝑦 𝑙𝑒𝑐𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑓𝑟𝑎𝑐𝑎𝑠𝑜...
    Fandom GOT
    Categoría Acción
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ... 𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑎𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟 𝑑𝑒 𝑒𝑙𝑙𝑎𝑠.


    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤ𝕊𝕋𝔸ℝ𝕋𝔼ℝ ℙ𝔸ℝ𝔸 ㅤ✧ ㅤㅤ𝑫𝑨𝑬𝑵𝑬𝑹𝒀𝑺 𝑻𝑨𝑹𝑮𝑨𝑹𝒀𝑬𝑵
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ


    Había llegado a RocaDragon con el firme propósito de acabar con la guerra. De matar a Daenerys, y aunque después de ser capturado no era algo que hubiera admitido, por supuesto, no era estúpido, tampoco lo había negado. Y aún así había terminado, no sabía cómo, no solo sin ser devorado por aquellas increíbles bestias, si no cenando deliciosos manjares en los aposentos de la llamada Reina Dragon, teniendo una conversación podría decirse civilizada.

    Al alba tal y como había prometido la Targaryen en aquella cena tan rocambolesca, estaba caminando por la arena, mientras Bronn le esperaba en una pequeña barca que les llevaría hasta el barco, y este de vuelta a casa.

    Ambos podían dar gracias por estar vivos, aunque el gran León estaba más ocupado buscando sentido a todo aquello, convenciéndose a sí mismo que todo aquello no era más que una estratagema, buscando aquella locura que cegaba a su padre, o al menos algún tipo de indicio de ella, que agradeciendo el gesto.

    >> Su vuelta a Desembarco del Rey es tan silenciosa como su partida, y una vez allí, de nuevo al lado de Cersei le era mucho más sencillo ver las cosas con claridad, le era mucho más sencillo saber que lo único que había querido Daenerys Targaryen con su liberación era evitar la furia de su hermana, evitar un enfrentamiento para el que seguro aún no estaba preparada, a pesar de tener tres dragones, a esos salvajes de los Dothraki, a los segundos hijos y los inmaculados, además de sendas alianzas con grandes casas de Poniente…

    Claramente no era por falta de medios, era ella la que estaba preparada para todo aquello, era una cría al fin y al cabo. Y aquella misión suicida suya le había dado otra nueva perspectiva. Debían debilitarla atacando con aquellos que la apoyaban, la dejarían sola y aislada en aquella roca que ahora llamaba hogar.

    Así el ejército de los Lannister con Bronn y él mismo a la cabeza parte desde Roca Casterly hacia Alto Jardín. La casa Tyrrel a pesar del poder que le daba su extensa fortuna, atravesaba días oscuros. La pérdida de sus dos herederos había cortado las raíces de la casa de la rosa, dejándola sin futuro.
    Toman el castillo sin prácticamente resistencia, y la Reina de las Espinas encuentra una muerte mucho más dulce de la que ella le proporcionó a Joffrey.
    Los soldados, en aquella ocasión saquean todo el oro que encuentra, en lugar de pasar por la espada a los hombres de los Tyrrel.
    Con aquellos lingotes de oro podrían pagar su deuda con el Banco de Hierro, además de sobrar para aumentar la riqueza de los Lannister. La guerra era terriblemente cara.

    La comitiva que salía de Alto Jardín era grande, la caballería Lannister avanzaba despacio, mientras cada pocos metros esta estaba salpicada por un carro, fuertemente vigilado, lleno de oro, de camino a la capital, y otros tantos con viveres, granos y provisiones.
    El caballo de Bronn cargaba con un buen pedazo del pastel económico como premio y pago por sus servicios, y aunque lentos, avanzaban seguros, estaban por completo preparados para todo cuanto pudiera ocurrir…
    Jaime Lannister, cabalgaba con una suave sonrisa de triunfo, al menos hasta que un ruido parece abrir los cielos en dos, mientras que la tierra comienza a temblar.
    Las pequeñas rocas se desprenden y una cacofonía de gritos y alaridos de guerra llega hasta sus oídos mucho antes de ver la horda Dothraki que aparece tras la colina y que la desciende a una velocidad de vértigo, directa hacia ellos.

    Era de ser un necio enfrentarse a aquellos hombres en campo abierto, todos lo sabían, pero no tenían lugar en el que refugiarse, la columna era demasiado grande, y los tenían ya encima, de modo que, espoleando a su caballo, y con su espada casi automáticamente en la mano, Jaime iba y venía de un lado a otro de sus huestes gritando ordenes, preparando a sus hombres para el inevitable choque.


    f𝑜t𝑜 𝑐r𝑒a𝑑a p𝑜r Hope Mikaelson ‼AU
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ... 𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑎𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟 𝑑𝑒 𝑒𝑙𝑙𝑎𝑠. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤ𝕊𝕋𝔸ℝ𝕋𝔼ℝ ℙ𝔸ℝ𝔸 [THEUNBURNT] ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Había llegado a RocaDragon con el firme propósito de acabar con la guerra. De matar a Daenerys, y aunque después de ser capturado no era algo que hubiera admitido, por supuesto, no era estúpido, tampoco lo había negado. Y aún así había terminado, no sabía cómo, no solo sin ser devorado por aquellas increíbles bestias, si no cenando deliciosos manjares en los aposentos de la llamada Reina Dragon, teniendo una conversación podría decirse civilizada. Al alba tal y como había prometido la Targaryen en aquella cena tan rocambolesca, estaba caminando por la arena, mientras Bronn le esperaba en una pequeña barca que les llevaría hasta el barco, y este de vuelta a casa. Ambos podían dar gracias por estar vivos, aunque el gran León estaba más ocupado buscando sentido a todo aquello, convenciéndose a sí mismo que todo aquello no era más que una estratagema, buscando aquella locura que cegaba a su padre, o al menos algún tipo de indicio de ella, que agradeciendo el gesto. >> Su vuelta a Desembarco del Rey es tan silenciosa como su partida, y una vez allí, de nuevo al lado de Cersei le era mucho más sencillo ver las cosas con claridad, le era mucho más sencillo saber que lo único que había querido Daenerys Targaryen con su liberación era evitar la furia de su hermana, evitar un enfrentamiento para el que seguro aún no estaba preparada, a pesar de tener tres dragones, a esos salvajes de los Dothraki, a los segundos hijos y los inmaculados, además de sendas alianzas con grandes casas de Poniente… Claramente no era por falta de medios, era ella la que estaba preparada para todo aquello, era una cría al fin y al cabo. Y aquella misión suicida suya le había dado otra nueva perspectiva. Debían debilitarla atacando con aquellos que la apoyaban, la dejarían sola y aislada en aquella roca que ahora llamaba hogar. Así el ejército de los Lannister con Bronn y él mismo a la cabeza parte desde Roca Casterly hacia Alto Jardín. La casa Tyrrel a pesar del poder que le daba su extensa fortuna, atravesaba días oscuros. La pérdida de sus dos herederos había cortado las raíces de la casa de la rosa, dejándola sin futuro. Toman el castillo sin prácticamente resistencia, y la Reina de las Espinas encuentra una muerte mucho más dulce de la que ella le proporcionó a Joffrey. Los soldados, en aquella ocasión saquean todo el oro que encuentra, en lugar de pasar por la espada a los hombres de los Tyrrel. Con aquellos lingotes de oro podrían pagar su deuda con el Banco de Hierro, además de sobrar para aumentar la riqueza de los Lannister. La guerra era terriblemente cara. La comitiva que salía de Alto Jardín era grande, la caballería Lannister avanzaba despacio, mientras cada pocos metros esta estaba salpicada por un carro, fuertemente vigilado, lleno de oro, de camino a la capital, y otros tantos con viveres, granos y provisiones. El caballo de Bronn cargaba con un buen pedazo del pastel económico como premio y pago por sus servicios, y aunque lentos, avanzaban seguros, estaban por completo preparados para todo cuanto pudiera ocurrir… Jaime Lannister, cabalgaba con una suave sonrisa de triunfo, al menos hasta que un ruido parece abrir los cielos en dos, mientras que la tierra comienza a temblar. Las pequeñas rocas se desprenden y una cacofonía de gritos y alaridos de guerra llega hasta sus oídos mucho antes de ver la horda Dothraki que aparece tras la colina y que la desciende a una velocidad de vértigo, directa hacia ellos. Era de ser un necio enfrentarse a aquellos hombres en campo abierto, todos lo sabían, pero no tenían lugar en el que refugiarse, la columna era demasiado grande, y los tenían ya encima, de modo que, espoleando a su caballo, y con su espada casi automáticamente en la mano, Jaime iba y venía de un lado a otro de sus huestes gritando ordenes, preparando a sus hombres para el inevitable choque. f𝑜t𝑜 𝑐r𝑒a𝑑a p𝑜r [thetribrid]
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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  • Umbagon Vezof.
    Fandom House of the Dragon & Marvel
    Categoría Crossover
    El cielo del Norte tenía un color distinto al de Rocadragón. Más gris. Más antiguo. Más hostil. El viento era denso. Las montañas parecían más altas, los valles más helados, y el aire… el aire tenía ese sabor a soledad que solo se encuentra donde los hombres dejaron de rezar. Volar hacia su ciudad natal no era parte de sus deseos, pero Ravenna no se permitía deseos, tan solo lealtad. Su juramento con Rhaenyra la empujó hacia Invernalia.

    Erebos surcaba las alturas con elegancia. Su silueta rasgaba el cielo nocturno como una grieta viva, un dios antiguo de escamas negras, cuyo tamaño desafiaba la razón y cuya presencia silenciaba hasta el propio viento. Las alas vastas, se desplegaban con una cadencia solemne, implacable. Cada batida resonaba como un tambor en el pecho de Ravenna. Desde allí arriba, podía ver el mundo entero desde la distancia.
    Sin embargo, nada la apartaba de sus pensamientos. Ni siquiera el frío gélido del Norte.
    Su mente volvía una y otra vez a Rocadragón. A los ojos de Rhaenyra, que se deslizaban sobre ella con una ternura contenida, no dicha, como si amarle fuese peligroso. Y lo era. Lo sabían ambas. Había un mundo entero esperando destruirlas, y aún así, bastaba con una mirada para hacer temblar sus principios. Bastaba con una noche a solas para que lo inevitable se colara por las grietas.

    ¿Y qué había de Daemon?... Ah... Daemon... Esa sombra que rondaba siempre demasiado cerca. Eran aquellos ojos, aquel rostro que le recordaba a algo primario, algo que nacía oculto en su interior, una parte de su alcurnia. Del lugar del que realmente ella procedía. Y es que, al final, él formaba parte de ella ,de algún modo u otro. Tenía sangre de su sangre. Y eso... le despertaba sentimientos demasiado contradictorios.
    Ravenna había nacido bajo el fuego, pero era el hielo quien la gobernaba.

    El mundo creía que los Targaryen no eran como los demás hombres, y quizá tuvieran razón. La sangre del dragón era una promesa, una maldición, una canción susurrada en la cuna mucho antes de que el niño aprendiera a caminar. "Lo que arde, se funde. Lo que vuela, se eleva por encima del juicio de los hombres."

    Daemon. Rhaenyra.

    Ambos eran suyos y no lo eran. Uno, su tío, el fuego encarnado con la forma de un hombre impaciente y cruel. La otra, su hermana, igual de ardiente, igual de letal, aunque con una dulzura que no encajaba del todo con la armadura que la corte le había obligado a vestir.
    Con Daemon, Ravenna sentía el filo de la daga. Con Rhaenyra, la llama.
    No se había criado con ellos. No los conocía como se conoce a los hermanos, con la cercanía que ahoga el deseo y lo transforma en rutina o hastío. Se los había encontrado ya adultos, forjados por la guerra, el poder y la pérdida. Y ellos la miraban como si fuera una criatura surgida del mismo presagio que los había marcado a todos: el fin del linaje, la ruina del trono.
    Pero la sangre llamaba a la sangre.

    A veces, al volar sobre Umbra, pensaba en los labios de Rhaenyra, y en la forma en la que Daemon la miraba cuando creía que nadie lo veía. Era deseo, sí. Pero también era algo más antiguo. Algo más profundo. Como si sus cuerpos, al encontrarse, recordaran algo que su mente no alcanzaba a comprender del todo.

    La sangre Targaryen tenía su propia memoria, y susurros antiguos corrían por sus venas como un veneno dulce: Lo que está roto, se desea. Y lo que estaba perdido, se buscaba...
    Daemon Targaryen había conocido muchas mujeres. Había amado a pocas. Y respetado, quizá, a menos aún. Pero cuando sus ojos se posaron por primera vez en Ravenna, la hija bastarda del viejo Viserys algo se removió en su interior.
    No fue deseo, no al principio. O no fue tan sencillo. Fue una impresión, un presagio. Como si la viera y su sangre, esa sangre orgullosa y marchita que tantos reyes habían derramado, recordara algo que él no sabía haber olvidado.
    Ravenna no era tan solo hermosa según los cantares. Su belleza era más vieja, más salvaje. No tenía el fulgor dorado de Rhaenyra, tenía la oscuridad de la medianoche, el silencio de las criptas, la dignidad de los lugares malditos que nadie se atreve a nombrar.
    Llevaba el luto como otros llevan coronas. Y aunque vestía como una viuda o una sombra, no había nada pasivo en ella. La rigidez de sus hombros, la firmeza del mentón, los ojos helados como el cielo de Invernalia... cada parte de ella gritaba poder contenido.

    Daemon la observó con fascinación y una necesidad absurda de acercarse.

    La sangre llamaba a la sangre.

    Ella no lo buscaba. No lo deseaba. No parecía necesitar a nadie. Y eso fue lo que más lo perturbó. Que en su mirada no hubiera ni hambre ni súplica.
    Ravenna lo conocía no como Daemon el príncipe, ni como el matadragones. Lo conocía como uno reconoce el filo de su propia daga. Como quien sabe exactamente cuántas veces ha sangrado y cuántas más lo hará.

    Los dioses forjaban los lazos más terribles con el fuego y la sombra. Y los Targaryen no eran más que sus peones… que sus castigos.

    Aún recordaba el primer momento en el que lo vio...

    ...

    El salón olía a piedra húmeda, a cera derramada.
    Daemon había asistido a demasiadas reuniones como aquella: señores disputando tierras, bastardos alzando la voz como si fueran príncipes, y reyes sin corona jugando a fingir autoridad. Todo le resultaba tedioso.

    Se sirvió vino antes de que se lo ofrecieran, como siempre, y ocupó su asiento como quien ocupa un trono. La mayoría evitaba su mirada, otros lo desafiaban con fingida valentía, pero ninguno tenía el rostro que él vio cruzar el umbral aquella noche.

    La figura avanzó con paso lento, medido. Una mujer que vestía de negro como si el luto le perteneciera por derecho. Su cabello no brillaba como el oro pálido de los Velaryon, ni resplandecía con el blanco plateado que se esperaba de los descendientes de Valyria. El suyo era más oscuro, más cruel. Negro, sí. Negro como las alas de un cuervo vetusto, pero no como el de los bastardos que se escondían como ratas. No... ella era diferente... Entre aquellas sombras ondeaban mechones de un gris tan pálido como la ceniza de los huesos. Algo que no dejaba duda de su ascendencia real, el legado inequívoco.

    Daemon apoyó el codo en la mesa, ladeó apenas la cabeza y dejó que el vino rozara sus labios sin beber, observándola con fascinación. Había visto mujeres hermosas, pero ninguna lo había mirado así.
    Y la deseó como solo desean los hombres que ya lo han tenido todo.

    ...


    El Norte se extendía bajo ella como un cadáver blanco, inmenso, silencioso, congelado en su último aliento. El viento golpeaba su rostro con dedos helados, intentando arañar su piel, pero ella ya no sentía el frío como antes. Hacía años que la nieve le había dejado de parecer cruel. A veces, incluso, lo añoraba.
    En todo aquello cavilaba, cuando de pronto, el cielo se desgarró.

    Un destello. Un crujido seco, como si el firmamento se hubiese partido por la mitad. Una grieta luminosa se abrió entre las nubes, dorada y sucia, como una herida reciente. Erebos lanzó un rugido profundo, tenso, y giró en el aire. Ravenna alzó la cabeza justo a tiempo para verlo: algo descendía.
    No era estrella. No era un dragón. No era hombre. Era una sombra envuelta en fuego, cayendo. Descendía a una velocidad imposible, como si no hubiese aire, ni resistencia, ni voluntad que pudiera frenarlo.

    El impacto no fue explosivo. Fue profundo. A lo lejos, la nieve se alzó en columnas blancas, y la tierra tembló.

    Ravenna sujetó con fuerza las riendas del dragón, sus ojos clavados en el punto donde la figura había desaparecido.

    El suelo tembló incluso a kilómetros de distancia. Y ella lo sintió. El peso de ese momento en el pecho, como si la magia misma del mundo se hubiese encogido de miedo.
    Desde el aire, cuando finalmente logró alcanzar la zona del impacto, lo vio.
    Un cráter gigante, humeante. Y en su centro… una figura humana. Reposaba de lado, como si hubiese sido depositado con ternura en mitad del hielo pese a la fuerza con la que había caído. Llevaba un traje que no se correspondía con nada que conociera en este mundo. Su cuerpo parecía intacto. Inconsciente, quizás. O tal vez no.

    Erebos bufó, inquieto. La cola del dragón se agitó como un látigo y un chorro de vapor emergió de sus fauces entreabiertas. Sus ojos centellearon con una furia contenida, como si pudiese ver más allá de la carne, más allá del cráter, más allá del mundo.

    Ravenna no apartó la mirada de la figura caída y sin soltar las riendas, alzó su mano enguantada y acarició con firmeza el cuello del dragón.
    Erebos gruñó. Sus alas batieron una vez más, y luego planearon. La criatura descendió, obedeciendo.

    El viento se espesaba, cargado de aquella energía. No era magia. Era otra cosa. Algo que le erizaba el vello.
    A unos veinte pasos del cuerpo, hizo que Erebos se posara en la cima de una loma. El dragón encajó sus garras con un crujido sordo en la roca helada. Desde allí, Ravenna descendió sola, con pasos lentos, uno tras otro, como si cada pisada sobre la nieve.

    La figura seguía sin moverse.

    Ravenna se detuvo. No lo suficientemente cerca para tocarlo, pero sí para ver su rostro.


    El cielo del Norte tenía un color distinto al de Rocadragón. Más gris. Más antiguo. Más hostil. El viento era denso. Las montañas parecían más altas, los valles más helados, y el aire… el aire tenía ese sabor a soledad que solo se encuentra donde los hombres dejaron de rezar. Volar hacia su ciudad natal no era parte de sus deseos, pero Ravenna no se permitía deseos, tan solo lealtad. Su juramento con Rhaenyra la empujó hacia Invernalia. Erebos surcaba las alturas con elegancia. Su silueta rasgaba el cielo nocturno como una grieta viva, un dios antiguo de escamas negras, cuyo tamaño desafiaba la razón y cuya presencia silenciaba hasta el propio viento. Las alas vastas, se desplegaban con una cadencia solemne, implacable. Cada batida resonaba como un tambor en el pecho de Ravenna. Desde allí arriba, podía ver el mundo entero desde la distancia. Sin embargo, nada la apartaba de sus pensamientos. Ni siquiera el frío gélido del Norte. Su mente volvía una y otra vez a Rocadragón. A los ojos de Rhaenyra, que se deslizaban sobre ella con una ternura contenida, no dicha, como si amarle fuese peligroso. Y lo era. Lo sabían ambas. Había un mundo entero esperando destruirlas, y aún así, bastaba con una mirada para hacer temblar sus principios. Bastaba con una noche a solas para que lo inevitable se colara por las grietas. ¿Y qué había de Daemon?... Ah... Daemon... Esa sombra que rondaba siempre demasiado cerca. Eran aquellos ojos, aquel rostro que le recordaba a algo primario, algo que nacía oculto en su interior, una parte de su alcurnia. Del lugar del que realmente ella procedía. Y es que, al final, él formaba parte de ella ,de algún modo u otro. Tenía sangre de su sangre. Y eso... le despertaba sentimientos demasiado contradictorios. Ravenna había nacido bajo el fuego, pero era el hielo quien la gobernaba. El mundo creía que los Targaryen no eran como los demás hombres, y quizá tuvieran razón. La sangre del dragón era una promesa, una maldición, una canción susurrada en la cuna mucho antes de que el niño aprendiera a caminar. "Lo que arde, se funde. Lo que vuela, se eleva por encima del juicio de los hombres." Daemon. Rhaenyra. Ambos eran suyos y no lo eran. Uno, su tío, el fuego encarnado con la forma de un hombre impaciente y cruel. La otra, su hermana, igual de ardiente, igual de letal, aunque con una dulzura que no encajaba del todo con la armadura que la corte le había obligado a vestir. Con Daemon, Ravenna sentía el filo de la daga. Con Rhaenyra, la llama. No se había criado con ellos. No los conocía como se conoce a los hermanos, con la cercanía que ahoga el deseo y lo transforma en rutina o hastío. Se los había encontrado ya adultos, forjados por la guerra, el poder y la pérdida. Y ellos la miraban como si fuera una criatura surgida del mismo presagio que los había marcado a todos: el fin del linaje, la ruina del trono. Pero la sangre llamaba a la sangre. A veces, al volar sobre Umbra, pensaba en los labios de Rhaenyra, y en la forma en la que Daemon la miraba cuando creía que nadie lo veía. Era deseo, sí. Pero también era algo más antiguo. Algo más profundo. Como si sus cuerpos, al encontrarse, recordaran algo que su mente no alcanzaba a comprender del todo. La sangre Targaryen tenía su propia memoria, y susurros antiguos corrían por sus venas como un veneno dulce: Lo que está roto, se desea. Y lo que estaba perdido, se buscaba... Daemon Targaryen había conocido muchas mujeres. Había amado a pocas. Y respetado, quizá, a menos aún. Pero cuando sus ojos se posaron por primera vez en Ravenna, la hija bastarda del viejo Viserys algo se removió en su interior. No fue deseo, no al principio. O no fue tan sencillo. Fue una impresión, un presagio. Como si la viera y su sangre, esa sangre orgullosa y marchita que tantos reyes habían derramado, recordara algo que él no sabía haber olvidado. Ravenna no era tan solo hermosa según los cantares. Su belleza era más vieja, más salvaje. No tenía el fulgor dorado de Rhaenyra, tenía la oscuridad de la medianoche, el silencio de las criptas, la dignidad de los lugares malditos que nadie se atreve a nombrar. Llevaba el luto como otros llevan coronas. Y aunque vestía como una viuda o una sombra, no había nada pasivo en ella. La rigidez de sus hombros, la firmeza del mentón, los ojos helados como el cielo de Invernalia... cada parte de ella gritaba poder contenido. Daemon la observó con fascinación y una necesidad absurda de acercarse. La sangre llamaba a la sangre. Ella no lo buscaba. No lo deseaba. No parecía necesitar a nadie. Y eso fue lo que más lo perturbó. Que en su mirada no hubiera ni hambre ni súplica. Ravenna lo conocía no como Daemon el príncipe, ni como el matadragones. Lo conocía como uno reconoce el filo de su propia daga. Como quien sabe exactamente cuántas veces ha sangrado y cuántas más lo hará. Los dioses forjaban los lazos más terribles con el fuego y la sombra. Y los Targaryen no eran más que sus peones… que sus castigos. Aún recordaba el primer momento en el que lo vio... ... El salón olía a piedra húmeda, a cera derramada. Daemon había asistido a demasiadas reuniones como aquella: señores disputando tierras, bastardos alzando la voz como si fueran príncipes, y reyes sin corona jugando a fingir autoridad. Todo le resultaba tedioso. Se sirvió vino antes de que se lo ofrecieran, como siempre, y ocupó su asiento como quien ocupa un trono. La mayoría evitaba su mirada, otros lo desafiaban con fingida valentía, pero ninguno tenía el rostro que él vio cruzar el umbral aquella noche. La figura avanzó con paso lento, medido. Una mujer que vestía de negro como si el luto le perteneciera por derecho. Su cabello no brillaba como el oro pálido de los Velaryon, ni resplandecía con el blanco plateado que se esperaba de los descendientes de Valyria. El suyo era más oscuro, más cruel. Negro, sí. Negro como las alas de un cuervo vetusto, pero no como el de los bastardos que se escondían como ratas. No... ella era diferente... Entre aquellas sombras ondeaban mechones de un gris tan pálido como la ceniza de los huesos. Algo que no dejaba duda de su ascendencia real, el legado inequívoco. Daemon apoyó el codo en la mesa, ladeó apenas la cabeza y dejó que el vino rozara sus labios sin beber, observándola con fascinación. Había visto mujeres hermosas, pero ninguna lo había mirado así. Y la deseó como solo desean los hombres que ya lo han tenido todo. ... El Norte se extendía bajo ella como un cadáver blanco, inmenso, silencioso, congelado en su último aliento. El viento golpeaba su rostro con dedos helados, intentando arañar su piel, pero ella ya no sentía el frío como antes. Hacía años que la nieve le había dejado de parecer cruel. A veces, incluso, lo añoraba. En todo aquello cavilaba, cuando de pronto, el cielo se desgarró. Un destello. Un crujido seco, como si el firmamento se hubiese partido por la mitad. Una grieta luminosa se abrió entre las nubes, dorada y sucia, como una herida reciente. Erebos lanzó un rugido profundo, tenso, y giró en el aire. Ravenna alzó la cabeza justo a tiempo para verlo: algo descendía. No era estrella. No era un dragón. No era hombre. Era una sombra envuelta en fuego, cayendo. Descendía a una velocidad imposible, como si no hubiese aire, ni resistencia, ni voluntad que pudiera frenarlo. El impacto no fue explosivo. Fue profundo. A lo lejos, la nieve se alzó en columnas blancas, y la tierra tembló. Ravenna sujetó con fuerza las riendas del dragón, sus ojos clavados en el punto donde la figura había desaparecido. El suelo tembló incluso a kilómetros de distancia. Y ella lo sintió. El peso de ese momento en el pecho, como si la magia misma del mundo se hubiese encogido de miedo. Desde el aire, cuando finalmente logró alcanzar la zona del impacto, lo vio. Un cráter gigante, humeante. Y en su centro… una figura humana. Reposaba de lado, como si hubiese sido depositado con ternura en mitad del hielo pese a la fuerza con la que había caído. Llevaba un traje que no se correspondía con nada que conociera en este mundo. Su cuerpo parecía intacto. Inconsciente, quizás. O tal vez no. Erebos bufó, inquieto. La cola del dragón se agitó como un látigo y un chorro de vapor emergió de sus fauces entreabiertas. Sus ojos centellearon con una furia contenida, como si pudiese ver más allá de la carne, más allá del cráter, más allá del mundo. Ravenna no apartó la mirada de la figura caída y sin soltar las riendas, alzó su mano enguantada y acarició con firmeza el cuello del dragón. Erebos gruñó. Sus alas batieron una vez más, y luego planearon. La criatura descendió, obedeciendo. El viento se espesaba, cargado de aquella energía. No era magia. Era otra cosa. Algo que le erizaba el vello. A unos veinte pasos del cuerpo, hizo que Erebos se posara en la cima de una loma. El dragón encajó sus garras con un crujido sordo en la roca helada. Desde allí, Ravenna descendió sola, con pasos lentos, uno tras otro, como si cada pisada sobre la nieve. La figura seguía sin moverse. Ravenna se detuvo. No lo suficientemente cerca para tocarlo, pero sí para ver su rostro.
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  • 𝑳𝒂 𝒏𝒐𝒕𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒄𝒐𝒓𝒅𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆.
    Fandom House Of The Drαgon (Modern AU)
    Categoría Drama
    ⸻ Gritos, golpes y vítores. Ruidos que embotaban los oídos de Aegon, estímulos que no lograban despertarlo de su letargo. Su cuerpo estaba detrás del escenario de uno de los garitos más reconocidos de la ciudad, y tanto él como su banda estaban a punto de cumplir un sueño: los contrataron para tocar durante toda la noche. Además del salario decente que recibieron, realizar aquel bolo representaba un salto importante para ganar renombre como grupo musical; una meta por la que habían luchado con determinación, levantándose tras cada adversidad y avanzando sin rendirse. Esfuerzos que, al fin, dieron frutos y los llevaron hasta ese lugar. Sin embargo, su alma se ahogaba en el fondo de una botella de whiskey, intentando disipar el dolor de no poder compartir su triunfo con 𝐑𝐡𝐚𝐞𝐧𝐲𝐫𝐚, la única que siempre lo apoyó en su carrera de cantante y… no estaba ahí porque no se atrevió a concretarle la hora exacta en la que iban a actuar. Su propia cobardía, hostigada por inseguridades, lo frenó. Más aún porque era viernes, el día de la semana en que ella quedaba con Daemon. Lo sabía con certeza gracias a los sobornos que le daba a la secretaria que llevaba la agenda de su hermana mayor. Por eso no le dijo nada, por temor a ser rechazado.

    A pesar de que en las últimas semanas se habían acercado gracias a aquella conversación bajo las estrellas, aún quedaba un largo camino en recorrer.

    Desde que llegaron al camerino no abrió la boca, limitándose a responder con escuetas onomatopeyas cada vez que alguno de sus amigos le preguntaba algo. Esa actitud no pasó desapercibida para los integrantes de la banda, y aprovechando un momento de distracción, el batería tomó el teléfono del Targaryen y le escribió un mensaje a Nyra:

    ❝𝐄𝐲, 𝐬𝐨𝐲 𝐋𝐮𝐜𝐚𝐬 ¿𝐕𝐚𝐬 𝐚 𝐭𝐚𝐫𝐝𝐚𝐫 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐫? 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐚 𝐩𝐮𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐥𝐢𝐫 𝐚 𝐭𝐨𝐜𝐚𝐫.❞

    Intuían que el estado deleznable del platinado se debía a que no vieron a nadie de su familia entre el público. Mientras los demás participantes estaban arropados por sus parientes, él permanecía solo.

    Finalmente, llegó el momento y el conjunto instrumental salió al escenario para dar inicio con la función. Solo tardaron un par de minutos en alistarse, y el chico se colocó frente al micrófono. Era el vocalista y guitarrista. ⸻

    ¡Buenas noches! Espero que estéis listos para darlo todo, porque tenemos un gran repertorio de canciones que os van a molar.
    ⸻ Gritos, golpes y vítores. Ruidos que embotaban los oídos de Aegon, estímulos que no lograban despertarlo de su letargo. Su cuerpo estaba detrás del escenario de uno de los garitos más reconocidos de la ciudad, y tanto él como su banda estaban a punto de cumplir un sueño: los contrataron para tocar durante toda la noche. Además del salario decente que recibieron, realizar aquel bolo representaba un salto importante para ganar renombre como grupo musical; una meta por la que habían luchado con determinación, levantándose tras cada adversidad y avanzando sin rendirse. Esfuerzos que, al fin, dieron frutos y los llevaron hasta ese lugar. Sin embargo, su alma se ahogaba en el fondo de una botella de whiskey, intentando disipar el dolor de no poder compartir su triunfo con 𝐑𝐡𝐚𝐞𝐧𝐲𝐫𝐚, la única que siempre lo apoyó en su carrera de cantante y… no estaba ahí porque no se atrevió a concretarle la hora exacta en la que iban a actuar. Su propia cobardía, hostigada por inseguridades, lo frenó. Más aún porque era viernes, el día de la semana en que ella quedaba con Daemon. Lo sabía con certeza gracias a los sobornos que le daba a la secretaria que llevaba la agenda de su hermana mayor. Por eso no le dijo nada, por temor a ser rechazado. A pesar de que en las últimas semanas se habían acercado gracias a aquella conversación bajo las estrellas, aún quedaba un largo camino en recorrer. Desde que llegaron al camerino no abrió la boca, limitándose a responder con escuetas onomatopeyas cada vez que alguno de sus amigos le preguntaba algo. Esa actitud no pasó desapercibida para los integrantes de la banda, y aprovechando un momento de distracción, el batería tomó el teléfono del Targaryen y le escribió un mensaje a Nyra: ❝𝐄𝐲, 𝐬𝐨𝐲 𝐋𝐮𝐜𝐚𝐬 ¿𝐕𝐚𝐬 𝐚 𝐭𝐚𝐫𝐝𝐚𝐫 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐫? 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐚 𝐩𝐮𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐥𝐢𝐫 𝐚 𝐭𝐨𝐜𝐚𝐫.❞ Intuían que el estado deleznable del platinado se debía a que no vieron a nadie de su familia entre el público. Mientras los demás participantes estaban arropados por sus parientes, él permanecía solo. Finalmente, llegó el momento y el conjunto instrumental salió al escenario para dar inicio con la función. Solo tardaron un par de minutos en alistarse, y el chico se colocó frente al micrófono. Era el vocalista y guitarrista. ⸻ ¡Buenas noches! Espero que estéis listos para darlo todo, porque tenemos un gran repertorio de canciones que os van a molar.
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  • ECOS DEL NORTE.
    Fandom HOUSE OF DRAGON
    Categoría Fantasía
    " I will serve, my Queen... [G0LDENDRAG0N] "

    El viento aullaba fuera de las paredes de Rocadragón, trayendo consigo el frío del invierno que se acercaba, mientras Rhaenyra observaba los mapas extendidos sobre la mesa en la sala de reuniones. Las luces parpadeantes de las velas proyectaban sombras inquietantes sobre los documentos, reflejando el tumulto en su mente. Las amenazas del reino eran constantes, y cada día parecía traer consigo nuevas preocupaciones. Rhaenyra se sentía agobiada por la responsabilidad del trono, por las guerras que se avecinaban y por la lealtad de sus aliados, que se sentía cada vez más frágil.

    Mysaria, la Consejera Blanca, observaba a la reina desde una esquina de la habitación. Conocía bien esa expresión de agotamiento y preocupación, y sabía que Rhaenyra estaba al borde de ser consumida por sus propios temores. Con un movimiento suave y casi imperceptible, Mysaria se acercó a Rhaenyra, inclinándose levemente para hablar en un tono bajo y confidencial.

    —Mi reina —comenzó Mysaria, con la voz suave—. Hay algo que tal vez queráis considerar. Un... rumor.

    Rhaenyra alzó la vista, sus ojos mostrando un destello de interés mezclado con agotamiento.

    —¿Un rumor? Si es otro complot de los Hightower o de mis propios aliados, no creo tener la paciencia para más intrigas hoy.

    Mysaria sonrió ligeramente, un gesto apenas visible, pero lleno de conocimiento.

    —No, mi reina. No se trata de vuestros enemigos... sino de vuestra familia. He oído murmullos provenientes del Norte, sobre una mujer. Se dice que podría ser descendencia de vuestro padre. Vive apartada, en las sombras, como su madre antes que ella.
    —¿Ah, sí? ¿Quién?
    —La hija de los cuervos.

    El nombre quedó suspendido en el aire entre ellas, como una brizna de esperanza o tal vez de duda. Rhaenyra frunció el ceño, su mente inmediatamente escéptica.
    —¿Otra hija ilegítima? Mysaria, sabes tan bien como yo que hay cientos de historias como esa. Mujeres que afirman tener la sangre del dragón corriendo por sus venas. ¿Por qué debería importarme esta en particular?

    Mysaria mantuvo la calma, su voz sin perder la compostura.

    —Porque si es verdad, si esa mujer lleva la sangre de vuestro padre, podría ser una aliada poderosa en los tiempos venideros. Se dice que su madre tenía conocimientos profundos. Quizás, mi reina, es alguien en quien podríais confiar, aunque solo sea por el peso de su linaje.

    Rhaenyra quedó en silencio por un momento, el peso de la sugerencia cayendo sobre ella. La idea de traer a alguien más de su familia, otra posible heredera de la sangre Targaryen, era tanto una oportunidad como un riesgo. Sin embargo, la mención de una conexión con el Norte, con ese aire de misterio y sabiduría, la intrigó. Finalmente, asintió, su decisión tomada.

    —Envía un cuervo, Mysaria. Si realmente existe esa mujer de la que hablas y es quien dicen ser, hazla llegar. Convocadla en Rocadragón. Veremos si todo eso que sugieren los rumores es o no cierto.

    ---

    Días después, en una cabaña aislada en el Norte, Ravenna recibió el mensaje. El cuervo aterrizó en el alféizar de su ventana, el pergamino enrollado en su pata era una llamada desde Rocadragón, una solicitud de la mismísima reina. Ravenna desenrolló el pergamino, leyendo las palabras con una mezcla de desconfianza y curiosidad. No confiaba en nadie, y menos en rumores sobre descendencia real. Pero algo en la urgencia de la carta, o tal vez el desafío implícito en la petición, despertó en ella una decisión.

    Durante días, Ravenna meditó sobre la propuesta, debatiendo si valía la pena abandonar su vida en las sombras para responder a la llamada de una reina con la que se suponía, compartía algo más que un simple apellido. Al final, la curiosidad y un impulso inexplicable prevalecieron. Con el corazón firme y la mente alerta, se montó en su caballo y emprendió el viaje hacia Rocadragón.

    Al llegar, los guardias la escoltaron hacia la sala principal, donde Rhaenyra estaba reunida con sus consejeros. Ravenna se mantuvo erguida, su presencia imponente y su mirada llena de una fría cautela. El silencio en la sala fue palpable cuando las puertas se abrieron y ella entró. Rhaenyra levantó la cabeza, sus ojos encontrando los de Ravenna por primera vez. Había algo en la mujer que estaba frente a ella, algo que despertaba tanto recelo como fascinación.

    Pero Ravenna ni siquiera se inclinó ante ella.
    " I will serve, my Queen... [G0LDENDRAG0N] " El viento aullaba fuera de las paredes de Rocadragón, trayendo consigo el frío del invierno que se acercaba, mientras Rhaenyra observaba los mapas extendidos sobre la mesa en la sala de reuniones. Las luces parpadeantes de las velas proyectaban sombras inquietantes sobre los documentos, reflejando el tumulto en su mente. Las amenazas del reino eran constantes, y cada día parecía traer consigo nuevas preocupaciones. Rhaenyra se sentía agobiada por la responsabilidad del trono, por las guerras que se avecinaban y por la lealtad de sus aliados, que se sentía cada vez más frágil. Mysaria, la Consejera Blanca, observaba a la reina desde una esquina de la habitación. Conocía bien esa expresión de agotamiento y preocupación, y sabía que Rhaenyra estaba al borde de ser consumida por sus propios temores. Con un movimiento suave y casi imperceptible, Mysaria se acercó a Rhaenyra, inclinándose levemente para hablar en un tono bajo y confidencial. —Mi reina —comenzó Mysaria, con la voz suave—. Hay algo que tal vez queráis considerar. Un... rumor. Rhaenyra alzó la vista, sus ojos mostrando un destello de interés mezclado con agotamiento. —¿Un rumor? Si es otro complot de los Hightower o de mis propios aliados, no creo tener la paciencia para más intrigas hoy. Mysaria sonrió ligeramente, un gesto apenas visible, pero lleno de conocimiento. —No, mi reina. No se trata de vuestros enemigos... sino de vuestra familia. He oído murmullos provenientes del Norte, sobre una mujer. Se dice que podría ser descendencia de vuestro padre. Vive apartada, en las sombras, como su madre antes que ella. —¿Ah, sí? ¿Quién? —La hija de los cuervos. El nombre quedó suspendido en el aire entre ellas, como una brizna de esperanza o tal vez de duda. Rhaenyra frunció el ceño, su mente inmediatamente escéptica. —¿Otra hija ilegítima? Mysaria, sabes tan bien como yo que hay cientos de historias como esa. Mujeres que afirman tener la sangre del dragón corriendo por sus venas. ¿Por qué debería importarme esta en particular? Mysaria mantuvo la calma, su voz sin perder la compostura. —Porque si es verdad, si esa mujer lleva la sangre de vuestro padre, podría ser una aliada poderosa en los tiempos venideros. Se dice que su madre tenía conocimientos profundos. Quizás, mi reina, es alguien en quien podríais confiar, aunque solo sea por el peso de su linaje. Rhaenyra quedó en silencio por un momento, el peso de la sugerencia cayendo sobre ella. La idea de traer a alguien más de su familia, otra posible heredera de la sangre Targaryen, era tanto una oportunidad como un riesgo. Sin embargo, la mención de una conexión con el Norte, con ese aire de misterio y sabiduría, la intrigó. Finalmente, asintió, su decisión tomada. —Envía un cuervo, Mysaria. Si realmente existe esa mujer de la que hablas y es quien dicen ser, hazla llegar. Convocadla en Rocadragón. Veremos si todo eso que sugieren los rumores es o no cierto. --- Días después, en una cabaña aislada en el Norte, Ravenna recibió el mensaje. El cuervo aterrizó en el alféizar de su ventana, el pergamino enrollado en su pata era una llamada desde Rocadragón, una solicitud de la mismísima reina. Ravenna desenrolló el pergamino, leyendo las palabras con una mezcla de desconfianza y curiosidad. No confiaba en nadie, y menos en rumores sobre descendencia real. Pero algo en la urgencia de la carta, o tal vez el desafío implícito en la petición, despertó en ella una decisión. Durante días, Ravenna meditó sobre la propuesta, debatiendo si valía la pena abandonar su vida en las sombras para responder a la llamada de una reina con la que se suponía, compartía algo más que un simple apellido. Al final, la curiosidad y un impulso inexplicable prevalecieron. Con el corazón firme y la mente alerta, se montó en su caballo y emprendió el viaje hacia Rocadragón. Al llegar, los guardias la escoltaron hacia la sala principal, donde Rhaenyra estaba reunida con sus consejeros. Ravenna se mantuvo erguida, su presencia imponente y su mirada llena de una fría cautela. El silencio en la sala fue palpable cuando las puertas se abrieron y ella entró. Rhaenyra levantó la cabeza, sus ojos encontrando los de Ravenna por primera vez. Había algo en la mujer que estaba frente a ella, algo que despertaba tanto recelo como fascinación. Pero Ravenna ni siquiera se inclinó ante ella.
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  • "-Veo que la desesperación puede hacer que incluso un hombre como vos tome medidas poco dignas de su reputación. Pero ahora que estais aquí, en mi fortaleza, el legado palpable de mi familia, ¿qué pensáis que podeis ofrecerme para que no acabe con vuestra vida como lo haría con cualquier otro enemigo que ha intentado destruirme?

    Hizo una nueva pausa dejando que sus palabras calasen, pero no lo suficientemente larga como para que Jaime entendiera que estaba esperando una respuesta.

    -Sobre qué haré con vos… Bueno, tengo dragones que no han cenado aún -dijo, intentando aparentar altanería, o sonar amenazante, pero no era idiota, no se lo daría de comer a sus dragones, no después de la defensa que Sir Barristan había elaborado en favor del Lannister-Tengo soldados que claman justicia por lo que vuestra familia ha hecho a la mía, y un mundo entero que necesita saber que traicionar a los Targaryen es un delito que no queda impune. Pero soy también una reina, no una carnicera. Dadme una razón para no hacer de vos un ejemplo, y tal vez considere ser más… misericordiosa que los que intentaron serlo conmigo. Puedo ser razonable… -aseguró al final- Decidme, Sir Jaime… De estar en mi lugar, ¿qué haríais con alguien como vos?"

    Jaime Lannister

    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    "-Veo que la desesperación puede hacer que incluso un hombre como vos tome medidas poco dignas de su reputación. Pero ahora que estais aquí, en mi fortaleza, el legado palpable de mi familia, ¿qué pensáis que podeis ofrecerme para que no acabe con vuestra vida como lo haría con cualquier otro enemigo que ha intentado destruirme? Hizo una nueva pausa dejando que sus palabras calasen, pero no lo suficientemente larga como para que Jaime entendiera que estaba esperando una respuesta. -Sobre qué haré con vos… Bueno, tengo dragones que no han cenado aún -dijo, intentando aparentar altanería, o sonar amenazante, pero no era idiota, no se lo daría de comer a sus dragones, no después de la defensa que Sir Barristan había elaborado en favor del Lannister-Tengo soldados que claman justicia por lo que vuestra familia ha hecho a la mía, y un mundo entero que necesita saber que traicionar a los Targaryen es un delito que no queda impune. Pero soy también una reina, no una carnicera. Dadme una razón para no hacer de vos un ejemplo, y tal vez considere ser más… misericordiosa que los que intentaron serlo conmigo. Puedo ser razonable… -aseguró al final- Decidme, Sir Jaime… De estar en mi lugar, ¿qué haríais con alguien como vos?" [The_Lion] #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • - Skoriot issa vala ūndissa ābra ilōn lenton? - preguntó Missandei. Su voz sonó casi un susurro acompasado al crepitar de la hoguera que habían encendido en la chimenea que presidia la sala de la mesa de Aegon.

    Daenerys suspiró mientras sus ojos violáceos repasaban los marcadores de madera que llevaban esculpidos los emblemas de las casas Lannister, Stark y Targaryen.

    -Udrēnī, ēzi iksā… - respondio la Targaryen.

    Aquella respuesta hizo pensar a Missandei durante unos segundos.

    - Avy jorrāelan, jentys? - preguntó. La parte buena de la relacion entre Daenerys y su protegida Missandei era que la muchacha siempre podía dirigirse a Daenerys de un modo mucho más cercano que cualquiera de sus aliados. Era la única a la que le permitía tanta cercanía.

    -Skoroso jāpi? -preguntó Daenerys alzando su mirada desde los marcadores hasta su mejor amiga. Obviamente no esperaba que Missandei le diera una respuesta firme y cabal.


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    - Skoriot issa vala ūndissa ābra ilōn lenton? - preguntó Missandei. Su voz sonó casi un susurro acompasado al crepitar de la hoguera que habían encendido en la chimenea que presidia la sala de la mesa de Aegon. Daenerys suspiró mientras sus ojos violáceos repasaban los marcadores de madera que llevaban esculpidos los emblemas de las casas Lannister, Stark y Targaryen. -Udrēnī, ēzi iksā… - respondio la Targaryen. Aquella respuesta hizo pensar a Missandei durante unos segundos. - Avy jorrāelan, jentys? - preguntó. La parte buena de la relacion entre Daenerys y su protegida Missandei era que la muchacha siempre podía dirigirse a Daenerys de un modo mucho más cercano que cualquiera de sus aliados. Era la única a la que le permitía tanta cercanía. -Skoroso jāpi? -preguntó Daenerys alzando su mirada desde los marcadores hasta su mejor amiga. Obviamente no esperaba que Missandei le diera una respuesta firme y cabal. #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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