La mirada de Daemyra estaba fija en sus propias manos. Apenas se había levantado de la cama, y las lágrimas ya se habían atrevido a pasear por sus pálidas mejillas.
Luego de haber pasado un rato, ella decidió caminar hacia los jardines -el único lugar en el que encontraba paz- e ignorar el desayuno.
Últimamente, la princesa estaba comiendo poco y nada. Su cuerpo se estaba haciendo más frágil, al punto de que un simple golpe quede como un hematoma notable por semanas en su piel.
Al mismo tiempo, había dejado de montar a su querido dragón: Vermithor. Y cada vez que ella se acercaba a él, parecía que la majestuosa criatura la entendía.
Y ahora, sentada en los jardines, la más joven de los hermanos Targaryen podía darse cuenta de la gravedad del asunto.
Ella ya no estaba solo en guerra con los Negros, sinó también, con ella misma.
Luego de haber pasado un rato, ella decidió caminar hacia los jardines -el único lugar en el que encontraba paz- e ignorar el desayuno.
Últimamente, la princesa estaba comiendo poco y nada. Su cuerpo se estaba haciendo más frágil, al punto de que un simple golpe quede como un hematoma notable por semanas en su piel.
Al mismo tiempo, había dejado de montar a su querido dragón: Vermithor. Y cada vez que ella se acercaba a él, parecía que la majestuosa criatura la entendía.
Y ahora, sentada en los jardines, la más joven de los hermanos Targaryen podía darse cuenta de la gravedad del asunto.
Ella ya no estaba solo en guerra con los Negros, sinó también, con ella misma.
La mirada de Daemyra estaba fija en sus propias manos. Apenas se había levantado de la cama, y las lágrimas ya se habían atrevido a pasear por sus pálidas mejillas.
Luego de haber pasado un rato, ella decidió caminar hacia los jardines -el único lugar en el que encontraba paz- e ignorar el desayuno.
Últimamente, la princesa estaba comiendo poco y nada. Su cuerpo se estaba haciendo más frágil, al punto de que un simple golpe quede como un hematoma notable por semanas en su piel.
Al mismo tiempo, había dejado de montar a su querido dragón: Vermithor. Y cada vez que ella se acercaba a él, parecía que la majestuosa criatura la entendía.
Y ahora, sentada en los jardines, la más joven de los hermanos Targaryen podía darse cuenta de la gravedad del asunto.
Ella ya no estaba solo en guerra con los Negros, sinó también, con ella misma.

