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    ✨ ¡Nuevas incorporaciones en Personajes 3D! ✨ Esta semana damos la bienvenida a 33 personajes 3D nuevos, que llegan para seguir ampliando historias, fandoms y posibilidades dentro de FicRol. 💫 📚 Desglose por fandoms: ⚡ Harry Potter: 5 🛡️ Marvel: 4 🧟 The Walking Dead: 3 🌙 ACOTAR: 2 👻 Supernatural: 1 🩸 Interview with the Vampire: 1 💥 The Boys: 1 🎭 Phantom of the Opera: 1 🌌 Stranger Things: 1 🦸 DC: 1 🌀 ZYXS: 1 🧠 Criminal Minds: 1 ⚡ Mitología: 1 🌹 50 Sombras de Grey: 1 👑 Empireo: 1 🎩 Bridgerton: 1 ✨ OC: 9 ¡Bienvenidos todos! El directorio ya refleja todas estas incorporaciones, así que podéis pasaros a conocerlos y empezar nuevas tramas. 🤍
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  • ㅤ 𝑫' 𝑨 𝒏 𝒈 𝒆 𝒍 𝒐⎯²⁰⁰⁰
    “ God is not here ”
    ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ࿙࿚ ׄ

    « Sé la llama de tu perdición y crecerás en abundante regocijo. Sé la luz de la vela en la vigilia del alma santa y vivirás bajo la sombra de los imbéciles. »
    ㅤ ㅤ 𝑫' 𝑨 𝒏 𝒈 𝒆 𝒍 𝒐⎯²⁰⁰⁰ “ God is not here ” ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ࿙࿚ ׄ « Sé la llama de tu perdición y crecerás en abundante regocijo. Sé la luz de la vela en la vigilia del alma santa y vivirás bajo la sombra de los imbéciles. »
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  • Apareció aunque de forma distraída esta vez, casi pensativo pero no de forma habitual.
    Aún con el bar vacío (y esta vez poco le importaba que Husk no estuviese) fue su sombra quien del otro lado de la barra le sirvió un vaso con whisky de centeno con hielos. Agarró el vaso con una mano y lo balanceó mirando los hielos girar en su interior, alejándose con tranquilo andar hasta reparar en el piano. Su piano en realidad.

    Una idea cruzó su mente y esta vez se resignó a ella. Acercándose al instrumento, bebió un trago del licor antes de dejar el vaso a un lado, tomando asiento y acomodando sus dedos de forma grácil sobre el teclado.
    Inhaló y exhaló a la vez que sus dedos presionaban las teclas. La música comenzando a emerger de forma suave, armoniosa. Tanto como quién había escuchado cantar esa melodía.
    Pero ¿Quien sabía realmente por qué había elegido tocar esa canción? Y de todas formas él tampoco lo diría en voz alta.

    https://youtu.be/elzYMJAwtF8?si=DJS55LDkveo9aLfl
    Apareció aunque de forma distraída esta vez, casi pensativo pero no de forma habitual. Aún con el bar vacío (y esta vez poco le importaba que Husk no estuviese) fue su sombra quien del otro lado de la barra le sirvió un vaso con whisky de centeno con hielos. Agarró el vaso con una mano y lo balanceó mirando los hielos girar en su interior, alejándose con tranquilo andar hasta reparar en el piano. Su piano en realidad. Una idea cruzó su mente y esta vez se resignó a ella. Acercándose al instrumento, bebió un trago del licor antes de dejar el vaso a un lado, tomando asiento y acomodando sus dedos de forma grácil sobre el teclado. Inhaló y exhaló a la vez que sus dedos presionaban las teclas. La música comenzando a emerger de forma suave, armoniosa. Tanto como quién había escuchado cantar esa melodía. Pero ¿Quien sabía realmente por qué había elegido tocar esa canción? Y de todas formas él tampoco lo diría en voz alta. https://youtu.be/elzYMJAwtF8?si=DJS55LDkveo9aLfl
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  • -La emisión nocturna resonó una vez más a través de todos los círculos infernales. Al compás de la música, elevé mi copa con estudiada coquetería y acaricié el micrófono con sensualidad. Justo antes de que empezara mi canto, mis sombras me vistieron con un traje atrevido, mientras otras asumían el papel de coristas. Hicimos vibrar todo el estudio con mi interpretación, que incluía la canción solicitada por una dama de cabellos de oro.-

    Espero que disfrutes esta actuación, querida dama.

    https://youtu.be/uPp9rkSvuDQ?si=C_63fiDgk4fim3Eh

    -La emisión nocturna resonó una vez más a través de todos los círculos infernales. Al compás de la música, elevé mi copa con estudiada coquetería y acaricié el micrófono con sensualidad. Justo antes de que empezara mi canto, mis sombras me vistieron con un traje atrevido, mientras otras asumían el papel de coristas. Hicimos vibrar todo el estudio con mi interpretación, que incluía la canción solicitada por una dama de cabellos de oro.- Espero que disfrutes esta actuación, querida dama. https://youtu.be/uPp9rkSvuDQ?si=C_63fiDgk4fim3Eh
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    -Observo las estrellas y me pregunto si el eco de mi ruego alcanza sus oídos. Cada sombra que se alarga es un recordatorio de que el reino espera, y mi corazón teme por su travesía..
    -Observo las estrellas y me pregunto si el eco de mi ruego alcanza sus oídos. Cada sombra que se alarga es un recordatorio de que el reino espera, y mi corazón teme por su travesía..
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    Loki Queen Ishtar La perturbación

    Mi llegada no fue esperada.
    Pero tampoco pasó desapercibida.

    Antes incluso de que la brecha se abriera, antes del relámpago que me escupió al mundo, algo se tensó en el tejido. Un latido fuera de lugar. Una sombra donde no debía haberla.

    Sasha lo sintió.

    No como un ruido.
    No como una visión.
    Sino como una ofensa.

    El aire del salón se volvió denso cuando alzó la mano. El gesto fue mínimo, casi perezoso, pero la orden resonó como un decreto antiguo.

    Los pilares respondieron primero.

    Katrin llegó envuelta en un destello seco, preciso, con los ojos ya afilados, como si hubiera estado esperando la excusa perfecta para intervenir.
    Lisesharte emergió a su lado un instante después, silenciosa, con esa calma peligrosa de quien entiende el desastre antes de que ocurra.

    No hubo preguntas.
    No las necesitaban.

    Sasha alzó la mirada una vez más y llamó a la tercera.

    —Ryu.

    La respuesta no fue inmediata.

    Muy lejos de allí, una loba caminaba sin prisa. El cielo aún vibraba, pero ella avanzaba con expresión tediosa, casi molesta, como si alguien hubiera interrumpido una tarde tranquila.

    —Qué pesada… —murmuró, sin acelerar el paso.

    Llegaría.
    Siempre llegaba.
    Pero a su manera.


    ---

    Yo, ajena a todo eso… o quizá no tanto, caminaba.

    El castillo Ishtar se alzaba en la distancia, una promesa y una amenaza a la vez. Cada paso hacia él hacía que mi cuerpo protestara: un temblor leve, un pulso mal colocado, un recuerdo que no era mío.

    Lo ignoré.

    Había sobrevivido al Caos.
    Al corte.

    Un castillo no iba a detenerme.

    Pero entonces… algo rozó mi percepción.

    Me detuve.

    No fue hostilidad directa.
    Tampoco curiosidad humana.

    Era… presencia.

    Una densidad distinta en el aire. Como si alguien —o algo— me estuviera observando desde fuera del ángulo correcto del mundo. No delante. No detrás.

    Al lado.

    Sonreí, ladeando un poco la cabeza.

    —Así que no estoy sola… —murmuré.

    El viento cambió de dirección.
    La luz pareció vacilar un segundo.

    Sea lo que fuera, no pertenecía al camino…
    pero tampoco al castillo.

    Y eso lo hacía interesante.
    [loki_q1] La perturbación Mi llegada no fue esperada. Pero tampoco pasó desapercibida. Antes incluso de que la brecha se abriera, antes del relámpago que me escupió al mundo, algo se tensó en el tejido. Un latido fuera de lugar. Una sombra donde no debía haberla. Sasha lo sintió. No como un ruido. No como una visión. Sino como una ofensa. El aire del salón se volvió denso cuando alzó la mano. El gesto fue mínimo, casi perezoso, pero la orden resonó como un decreto antiguo. Los pilares respondieron primero. Katrin llegó envuelta en un destello seco, preciso, con los ojos ya afilados, como si hubiera estado esperando la excusa perfecta para intervenir. Lisesharte emergió a su lado un instante después, silenciosa, con esa calma peligrosa de quien entiende el desastre antes de que ocurra. No hubo preguntas. No las necesitaban. Sasha alzó la mirada una vez más y llamó a la tercera. —Ryu. La respuesta no fue inmediata. Muy lejos de allí, una loba caminaba sin prisa. El cielo aún vibraba, pero ella avanzaba con expresión tediosa, casi molesta, como si alguien hubiera interrumpido una tarde tranquila. —Qué pesada… —murmuró, sin acelerar el paso. Llegaría. Siempre llegaba. Pero a su manera. --- Yo, ajena a todo eso… o quizá no tanto, caminaba. El castillo Ishtar se alzaba en la distancia, una promesa y una amenaza a la vez. Cada paso hacia él hacía que mi cuerpo protestara: un temblor leve, un pulso mal colocado, un recuerdo que no era mío. Lo ignoré. Había sobrevivido al Caos. Al corte. Un castillo no iba a detenerme. Pero entonces… algo rozó mi percepción. Me detuve. No fue hostilidad directa. Tampoco curiosidad humana. Era… presencia. Una densidad distinta en el aire. Como si alguien —o algo— me estuviera observando desde fuera del ángulo correcto del mundo. No delante. No detrás. Al lado. Sonreí, ladeando un poco la cabeza. —Así que no estoy sola… —murmuré. El viento cambió de dirección. La luz pareció vacilar un segundo. Sea lo que fuera, no pertenecía al camino… pero tampoco al castillo. Y eso lo hacía interesante.
    La perturbación

    Mi llegada no fue esperada.
    Pero tampoco pasó desapercibida.

    Antes incluso de que la brecha se abriera, antes del relámpago que me escupió al mundo, algo se tensó en el tejido. Un latido fuera de lugar. Una sombra donde no debía haberla.

    Sasha lo sintió.

    No como un ruido.
    No como una visión.
    Sino como una ofensa.

    El aire del salón se volvió denso cuando alzó la mano. El gesto fue mínimo, casi perezoso, pero la orden resonó como un decreto antiguo.

    Los pilares respondieron primero.

    Katrin llegó envuelta en un destello seco, preciso, con los ojos ya afilados, como si hubiera estado esperando la excusa perfecta para intervenir.
    Lisesharte emergió a su lado un instante después, silenciosa, con esa calma peligrosa de quien entiende el desastre antes de que ocurra.

    No hubo preguntas.
    No las necesitaban.

    Sasha alzó la mirada una vez más y llamó a la tercera.

    —Ryu.

    La respuesta no fue inmediata.

    Muy lejos de allí, una loba caminaba sin prisa. El cielo aún vibraba, pero ella avanzaba con expresión tediosa, casi molesta, como si alguien hubiera interrumpido una tarde tranquila.

    —Qué pesada… —murmuró, sin acelerar el paso.

    Llegaría.
    Siempre llegaba.
    Pero a su manera.


    ---

    Yo, ajena a todo eso… o quizá no tanto, caminaba.

    El castillo Ishtar se alzaba en la distancia, una promesa y una amenaza a la vez. Cada paso hacia él hacía que mi cuerpo protestara: un temblor leve, un pulso mal colocado, un recuerdo que no era mío.

    Lo ignoré.

    Había sobrevivido al Caos.
    Al corte.

    Un castillo no iba a detenerme.

    Pero entonces… algo rozó mi percepción.

    Me detuve.

    No fue hostilidad directa.
    Tampoco curiosidad humana.

    Era… presencia.

    Una densidad distinta en el aire. Como si alguien —o algo— me estuviera observando desde fuera del ángulo correcto del mundo. No delante. No detrás.

    Al lado.

    Sonreí, ladeando un poco la cabeza.

    —Así que no estoy sola… —murmuré.

    El viento cambió de dirección.
    La luz pareció vacilar un segundo.

    Sea lo que fuera, no pertenecía al camino…
    pero tampoco al castillo.

    Y eso lo hacía interesante.
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    La perturbación

    Mi llegada no fue esperada.
    Pero tampoco pasó desapercibida.

    Antes incluso de que la brecha se abriera, antes del relámpago que me escupió al mundo, algo se tensó en el tejido. Un latido fuera de lugar. Una sombra donde no debía haberla.

    Sasha lo sintió.

    No como un ruido.
    No como una visión.
    Sino como una ofensa.

    El aire del salón se volvió denso cuando alzó la mano. El gesto fue mínimo, casi perezoso, pero la orden resonó como un decreto antiguo.

    Los pilares respondieron primero.

    Katrin llegó envuelta en un destello seco, preciso, con los ojos ya afilados, como si hubiera estado esperando la excusa perfecta para intervenir.
    Lisesharte emergió a su lado un instante después, silenciosa, con esa calma peligrosa de quien entiende el desastre antes de que ocurra.

    No hubo preguntas.
    No las necesitaban.

    Sasha alzó la mirada una vez más y llamó a la tercera.

    —Ryu.

    La respuesta no fue inmediata.

    Muy lejos de allí, una loba caminaba sin prisa. El cielo aún vibraba, pero ella avanzaba con expresión tediosa, casi molesta, como si alguien hubiera interrumpido una tarde tranquila.

    —Qué pesada… —murmuró, sin acelerar el paso.

    Llegaría.
    Siempre llegaba.
    Pero a su manera.


    ---

    Yo, ajena a todo eso… o quizá no tanto, caminaba.

    El castillo Ishtar se alzaba en la distancia, una promesa y una amenaza a la vez. Cada paso hacia él hacía que mi cuerpo protestara: un temblor leve, un pulso mal colocado, un recuerdo que no era mío.

    Lo ignoré.

    Había sobrevivido al Caos.
    Al corte.

    Un castillo no iba a detenerme.

    Pero entonces… algo rozó mi percepción.

    Me detuve.

    No fue hostilidad directa.
    Tampoco curiosidad humana.

    Era… presencia.

    Una densidad distinta en el aire. Como si alguien —o algo— me estuviera observando desde fuera del ángulo correcto del mundo. No delante. No detrás.

    Al lado.

    Sonreí, ladeando un poco la cabeza.

    —Así que no estoy sola… —murmuré.

    El viento cambió de dirección.
    La luz pareció vacilar un segundo.

    Sea lo que fuera, no pertenecía al camino…
    pero tampoco al castillo.

    Y eso lo hacía interesante.
    La perturbación Mi llegada no fue esperada. Pero tampoco pasó desapercibida. Antes incluso de que la brecha se abriera, antes del relámpago que me escupió al mundo, algo se tensó en el tejido. Un latido fuera de lugar. Una sombra donde no debía haberla. Sasha lo sintió. No como un ruido. No como una visión. Sino como una ofensa. El aire del salón se volvió denso cuando alzó la mano. El gesto fue mínimo, casi perezoso, pero la orden resonó como un decreto antiguo. Los pilares respondieron primero. Katrin llegó envuelta en un destello seco, preciso, con los ojos ya afilados, como si hubiera estado esperando la excusa perfecta para intervenir. Lisesharte emergió a su lado un instante después, silenciosa, con esa calma peligrosa de quien entiende el desastre antes de que ocurra. No hubo preguntas. No las necesitaban. Sasha alzó la mirada una vez más y llamó a la tercera. —Ryu. La respuesta no fue inmediata. Muy lejos de allí, una loba caminaba sin prisa. El cielo aún vibraba, pero ella avanzaba con expresión tediosa, casi molesta, como si alguien hubiera interrumpido una tarde tranquila. —Qué pesada… —murmuró, sin acelerar el paso. Llegaría. Siempre llegaba. Pero a su manera. --- Yo, ajena a todo eso… o quizá no tanto, caminaba. El castillo Ishtar se alzaba en la distancia, una promesa y una amenaza a la vez. Cada paso hacia él hacía que mi cuerpo protestara: un temblor leve, un pulso mal colocado, un recuerdo que no era mío. Lo ignoré. Había sobrevivido al Caos. Al corte. Un castillo no iba a detenerme. Pero entonces… algo rozó mi percepción. Me detuve. No fue hostilidad directa. Tampoco curiosidad humana. Era… presencia. Una densidad distinta en el aire. Como si alguien —o algo— me estuviera observando desde fuera del ángulo correcto del mundo. No delante. No detrás. Al lado. Sonreí, ladeando un poco la cabeza. —Así que no estoy sola… —murmuré. El viento cambió de dirección. La luz pareció vacilar un segundo. Sea lo que fuera, no pertenecía al camino… pero tampoco al castillo. Y eso lo hacía interesante.
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  • 🪷 El Candado de Nubes y Luna (雲月鎖)
    —Somos la tinta seca sobre un pergamino de seda,
    Dos mitades de un jade que ninguna mano remeda.
    Tú eres el crisantemo en la cima nevada,
    Yo, el río oculto que anhela tu morada.
    Entre la bruma de cien vidas, ¿dónde estás?
    Un rastro de incienso y sombras, nada más.—
    🪷 El Candado de Nubes y Luna (雲月鎖) —Somos la tinta seca sobre un pergamino de seda, Dos mitades de un jade que ninguna mano remeda. Tú eres el crisantemo en la cima nevada, Yo, el río oculto que anhela tu morada. Entre la bruma de cien vidas, ¿dónde estás? Un rastro de incienso y sombras, nada más.—
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  • Emergió en su habitación directo desde las sombras. Sus piernas le fallaron por un momento pero llegó a sostenerse a tiempo de su tocador. ¿Qué demonios había sido todo eso?

    Enseguida se apresuró a servirse un vaso de whisky y rebuscó entre sus cosas hasta dar con sus cigarrillos. Tomó uno llevándoselo a los labios y lo prendió dando una profunda calada antes de exhalar el humo, de espaldas al tocador y apoyándose en él.
    Levantó la cabeza al exhalar, observando el humo del cigarro en el aire.

    Intentaba no pensar en la forma en la que Lucifer se había atrevido a tocar sus orejas, de tan solo hacerlo sentía su orgullo un poco más roto. Incluso se aferró con un poco más de fuerza al cigarrillo entre sus dedosz volviendo a llevarlo a sus labios para dar otra profunda calada.
    Volteó, exhalando y con la misma mano agarró el vaso que previamente había servido con el fuerte licor, bebiendo todo su contenido de una vez. Suspirando al acabar antes de dejar el vaso vacío a un lado.
    Miró su reflejo en el espejo, sus orejas abajo. Verlas le hizo gruñir. Odiaba las nuevas debilidades obtenidas en aquella forma demoníaca.

    Sin embargo, también alzó una ceja. Llevándose con más calma el cigarrillo a los labios al recordar la expresión de Lucifer. Eso había sido nuevo. Repugnante pero casi interesante.
    Comenzaba a sospechar que su pequeña debilidad era mucho más de lo que aparentaba y, aunque no era un área que le gustara explorar, tal vez le mantuviera un ojo encima con mayor interés
    Emergió en su habitación directo desde las sombras. Sus piernas le fallaron por un momento pero llegó a sostenerse a tiempo de su tocador. ¿Qué demonios había sido todo eso? Enseguida se apresuró a servirse un vaso de whisky y rebuscó entre sus cosas hasta dar con sus cigarrillos. Tomó uno llevándoselo a los labios y lo prendió dando una profunda calada antes de exhalar el humo, de espaldas al tocador y apoyándose en él. Levantó la cabeza al exhalar, observando el humo del cigarro en el aire. Intentaba no pensar en la forma en la que Lucifer se había atrevido a tocar sus orejas, de tan solo hacerlo sentía su orgullo un poco más roto. Incluso se aferró con un poco más de fuerza al cigarrillo entre sus dedosz volviendo a llevarlo a sus labios para dar otra profunda calada. Volteó, exhalando y con la misma mano agarró el vaso que previamente había servido con el fuerte licor, bebiendo todo su contenido de una vez. Suspirando al acabar antes de dejar el vaso vacío a un lado. Miró su reflejo en el espejo, sus orejas abajo. Verlas le hizo gruñir. Odiaba las nuevas debilidades obtenidas en aquella forma demoníaca. Sin embargo, también alzó una ceja. Llevándose con más calma el cigarrillo a los labios al recordar la expresión de Lucifer. Eso había sido nuevo. Repugnante pero casi interesante. Comenzaba a sospechar que su pequeña debilidad era mucho más de lo que aparentaba y, aunque no era un área que le gustara explorar, tal vez le mantuviera un ojo encima con mayor interés
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  • ¿Quién es?.
    Se oculta bajo la sombra.
    ¿Existe?.
    Quizás en la cabeza de la persona a quien mas ha dañado.
    ¿Es peligroso?.
    Lo es.

    "Entre más se acerca, más dura será su sentencia."
    ¿Quién es?. Se oculta bajo la sombra. ¿Existe?. Quizás en la cabeza de la persona a quien mas ha dañado. ¿Es peligroso?. Lo es. "Entre más se acerca, más dura será su sentencia."
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