• Mascarade
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Otros
    El espejo reflejaba a un joven adolescente ataviado con una levita azul marino de intrincados detalles dorados. Sus pantalones eran de un simple blanco que contrastaba elegantemente, a juego con sus zapatos oscuros. Pero, aunque pareciera que estaba listo para partir, faltaba un elemento importante, de hecho, el que le daba todo el sentido a sus ropajes: una máscara, bordeada de dorado y de un azul tan hermoso como sus ojos. Esta estaba sobre la cama. Junior caminó con calma hacia ella y la tomó de una manera reverente.
    —Tú serás la encargada de llevarme al exterior —musitó, hablándole a la máscara como si se tratara de una persona. Junior disfrutaba de la teatralidad, tal vez porque no tenía amigos con los cuales hablar.
    Digamos que, "por casualidad", Junior se enteró de que se haría una mascarada en la mansión de un príncipe, y sus padres habían sido invitados. Por supuesto, Junior no podía ir; era demasiado joven para participar de ese tipo de festividades, quién sabe por qué. Además, sus padres procuraban mantenerlo alejado de la sociedad para ocultar su naturaleza: un hijo ilegítimo no podía salir a la luz.
    Sin embargo, Junior había heredado la astucia e intrepidez de sus padres, y una simple orden no lo detendría de ir a donde quería. De hecho, esta sería la primera vez que escaparía de casa y, más que sentir culpa, sentía cierta emoción al respecto.
    De alguna forma, había convencido al jardinero, Finnian, para que lo llevara hasta la mansión de aquel príncipe. Como todos estarían utilizando máscaras, sus padres no podrían reconocerlo.
    Junior tomó la máscara que estaba sobre la cama y se la puso con reverencia. Luego, se encaminó hacia la salida, donde el jardinero lo llevaría, y donde, finalmente, podría saborear lo que era la sociedad británica en su esplendor.
    El espejo reflejaba a un joven adolescente ataviado con una levita azul marino de intrincados detalles dorados. Sus pantalones eran de un simple blanco que contrastaba elegantemente, a juego con sus zapatos oscuros. Pero, aunque pareciera que estaba listo para partir, faltaba un elemento importante, de hecho, el que le daba todo el sentido a sus ropajes: una máscara, bordeada de dorado y de un azul tan hermoso como sus ojos. Esta estaba sobre la cama. Junior caminó con calma hacia ella y la tomó de una manera reverente. —Tú serás la encargada de llevarme al exterior —musitó, hablándole a la máscara como si se tratara de una persona. Junior disfrutaba de la teatralidad, tal vez porque no tenía amigos con los cuales hablar. Digamos que, "por casualidad", Junior se enteró de que se haría una mascarada en la mansión de un príncipe, y sus padres habían sido invitados. Por supuesto, Junior no podía ir; era demasiado joven para participar de ese tipo de festividades, quién sabe por qué. Además, sus padres procuraban mantenerlo alejado de la sociedad para ocultar su naturaleza: un hijo ilegítimo no podía salir a la luz. Sin embargo, Junior había heredado la astucia e intrepidez de sus padres, y una simple orden no lo detendría de ir a donde quería. De hecho, esta sería la primera vez que escaparía de casa y, más que sentir culpa, sentía cierta emoción al respecto. De alguna forma, había convencido al jardinero, Finnian, para que lo llevara hasta la mansión de aquel príncipe. Como todos estarían utilizando máscaras, sus padres no podrían reconocerlo. Junior tomó la máscara que estaba sobre la cama y se la puso con reverencia. Luego, se encaminó hacia la salida, donde el jardinero lo llevaría, y donde, finalmente, podría saborear lo que era la sociedad británica en su esplendor.
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  • En el corazón de un bosque, un árbol se erguía entre los demás como un guardián olvidado, adornado con cientos de listones rojos que pendían de sus ramas desnudas. Bajo él, una espada antigua, oscura y manchada por los años, descansaba flotante al ras de la tierra. Se decía que eran sellos de una prisión destinada a contener una criatura antigua, cuyo poder se rumoreaba devastador, pero hacía siglos que nadie había osado acercarse para confirmar las leyendas.

    Hace una semana, sin previo aviso, un incendio comenzó a arrasar el bosque con una furia desmedida. Las llamas, como bestias salvajes, devoraban todo a su paso mientras el cielo se oscurecía bajo una capa plomiza de ceniza. El viento traía consigo el olor de la destrucción, y los reinos circundantes comenzaron a alarmarse al ver cómo las partículas de ceniza cubrían sus campos y aldeas. Pero algo extraño ocurrió cuando el fuego alcanzó el árbol de los listones rojos: una luz dorada brilló momentáneamente, y las llamas, voraces en todo lo demás, se detuvieron.

    En las próximas horas y días, los aldeanos lejanos comenzaron a hablar en susurros, sus historias llenas de miedo y advertencias. Decían que la criatura bajo el árbol había despertado lo suficiente para detener el avance del fuego, protegiendo su prisión de ser destruida. Nadie sabía si aquello era un simple rumor o una advertencia verdadera de que el sello comenzaba a debilitarse. Entretanto, los gobernantes de los reinos, viendo las señales de destrucción desde la distancia, enviaron a sus mejores soldados a investigar. Los guerreros avanzaron cubiertos por una capa de ceniza, esperando encontrar un volcán o un pirómano que explicara el desastre, pero lo que hallaron fue algo mucho más inquietante.

    Se toparon con el árbol ancestral y solitario en medio de la desolación. El aire alrededor del árbol era denso, pesado, como si algo invisible estuviera observando desde las sombras. Ninguno de ellos había visto algo igual: el árbol permanecía ileso, protegido por una fuerza misteriosa, mientras el resto del bosque había sido reducido a cenizas. Los más supersticiosos recordaron viejas leyendas de árboles malditos y sellos oscuros, pero todos sabían que tenían una misión que cumplir: descubrir la causa de aquella destrucción.

    Uno de los soldados, joven e imprudente, se adelantó hacia la espada enterrada bajo el árbol. Al extender su mano, una ráfaga de viento súbito lo hizo retroceder, moviendo los listones con una furia que no parecía natural. El capitán del grupo, más sabio y experimentado, ordenó detenerse. Comprendía que lo que enfrentaban no era un simple fenómeno natural, sino algo mucho más antiguo y peligroso. Las llamas habían respetado aquel lugar por una razón, y lo que yacía bajo la espada no debía ser despertado.

    Mientras los guerreros montaban guardia cerca del árbol, esperando instrucciones de sus reinos, los rumores de la criatura aprisionada comenzaron a extenderse como la ceniza que aún flotaba en el aire. Los reyes y señores de las tierras cercanas deliberaban, divididos entre el temor y la ambición. Algunos creían que debían dejar el sello intacto, temerosos de desatar un mal imposible de controlar. Otros, seducidos por el poder que podría esconderse bajo el árbol, pensaban que era hora de tomar la espada y enfrentar el misterio que había permanecido oculto por tanto tiempo. El destino del reino pendía de un hilo, mientras la sombra de la criatura permanecía al acecho.

    En el corazón de un bosque, un árbol se erguía entre los demás como un guardián olvidado, adornado con cientos de listones rojos que pendían de sus ramas desnudas. Bajo él, una espada antigua, oscura y manchada por los años, descansaba flotante al ras de la tierra. Se decía que eran sellos de una prisión destinada a contener una criatura antigua, cuyo poder se rumoreaba devastador, pero hacía siglos que nadie había osado acercarse para confirmar las leyendas. Hace una semana, sin previo aviso, un incendio comenzó a arrasar el bosque con una furia desmedida. Las llamas, como bestias salvajes, devoraban todo a su paso mientras el cielo se oscurecía bajo una capa plomiza de ceniza. El viento traía consigo el olor de la destrucción, y los reinos circundantes comenzaron a alarmarse al ver cómo las partículas de ceniza cubrían sus campos y aldeas. Pero algo extraño ocurrió cuando el fuego alcanzó el árbol de los listones rojos: una luz dorada brilló momentáneamente, y las llamas, voraces en todo lo demás, se detuvieron. En las próximas horas y días, los aldeanos lejanos comenzaron a hablar en susurros, sus historias llenas de miedo y advertencias. Decían que la criatura bajo el árbol había despertado lo suficiente para detener el avance del fuego, protegiendo su prisión de ser destruida. Nadie sabía si aquello era un simple rumor o una advertencia verdadera de que el sello comenzaba a debilitarse. Entretanto, los gobernantes de los reinos, viendo las señales de destrucción desde la distancia, enviaron a sus mejores soldados a investigar. Los guerreros avanzaron cubiertos por una capa de ceniza, esperando encontrar un volcán o un pirómano que explicara el desastre, pero lo que hallaron fue algo mucho más inquietante. Se toparon con el árbol ancestral y solitario en medio de la desolación. El aire alrededor del árbol era denso, pesado, como si algo invisible estuviera observando desde las sombras. Ninguno de ellos había visto algo igual: el árbol permanecía ileso, protegido por una fuerza misteriosa, mientras el resto del bosque había sido reducido a cenizas. Los más supersticiosos recordaron viejas leyendas de árboles malditos y sellos oscuros, pero todos sabían que tenían una misión que cumplir: descubrir la causa de aquella destrucción. Uno de los soldados, joven e imprudente, se adelantó hacia la espada enterrada bajo el árbol. Al extender su mano, una ráfaga de viento súbito lo hizo retroceder, moviendo los listones con una furia que no parecía natural. El capitán del grupo, más sabio y experimentado, ordenó detenerse. Comprendía que lo que enfrentaban no era un simple fenómeno natural, sino algo mucho más antiguo y peligroso. Las llamas habían respetado aquel lugar por una razón, y lo que yacía bajo la espada no debía ser despertado. Mientras los guerreros montaban guardia cerca del árbol, esperando instrucciones de sus reinos, los rumores de la criatura aprisionada comenzaron a extenderse como la ceniza que aún flotaba en el aire. Los reyes y señores de las tierras cercanas deliberaban, divididos entre el temor y la ambición. Algunos creían que debían dejar el sello intacto, temerosos de desatar un mal imposible de controlar. Otros, seducidos por el poder que podría esconderse bajo el árbol, pensaban que era hora de tomar la espada y enfrentar el misterio que había permanecido oculto por tanto tiempo. El destino del reino pendía de un hilo, mientras la sombra de la criatura permanecía al acecho.
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  • — Simplemente hay magos que son extraordinarios por hacer actos admirables, pero después están aquellos que jugaron con las probabilidades, los tres Grand Casters...
    — Simplemente hay magos que son extraordinarios por hacer actos admirables, pero después están aquellos que jugaron con las probabilidades, los tres Grand Casters...
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  • >> ᒐᥱ ᙃᥱɾᥒɩᥱɾ ᘎoყᥲɠᥱ. <<
    Fandom Original Characters
    Categoría Drama
    Rol con 𝐎deliah 𝐃uskveil

    No tenía tiempo de estar convaleciente en cama y relamiendose las heridas, sabía que un gran peligro se acercaba al confirmar el regreso de uno de sus enemigos más mortales: el Doctor Dee, quien justamente había mandado a su asesino a terminar la vida del Conde, algo que simplemente terminó en una aparente victoria para ellos, pues se las había ingeniado para fingir su muerte y escapar gracias al cause del río Sena.

    Tras saber de su maestro, Nicolás Flamel, que tardaría un poco en regenerar su brazo con la fórmula de la piedra filosofal, decidió tomar ese tiempo para movilizarse y buscar maneras distintas de ejercer su magia, pues... hasta ahora, dependía de sus dos brazos para poder ejecutarla. Fue así que emprendió el viaje.

    ¿Su destino? Hacia los Cárpatos, ya conocía la zona tras algún tiempo en los 1600 haber escapado a la zona por los conflictos con Inglaterra, además, había escuchado de cierto reino que aún mantenía ciertas conexiones con la magia antigua, una muy similar a la que él y su maestro manejaban. Quería aprender un poco de ello.
    Rol con [Odel1ah] No tenía tiempo de estar convaleciente en cama y relamiendose las heridas, sabía que un gran peligro se acercaba al confirmar el regreso de uno de sus enemigos más mortales: el Doctor Dee, quien justamente había mandado a su asesino a terminar la vida del Conde, algo que simplemente terminó en una aparente victoria para ellos, pues se las había ingeniado para fingir su muerte y escapar gracias al cause del río Sena. Tras saber de su maestro, Nicolás Flamel, que tardaría un poco en regenerar su brazo con la fórmula de la piedra filosofal, decidió tomar ese tiempo para movilizarse y buscar maneras distintas de ejercer su magia, pues... hasta ahora, dependía de sus dos brazos para poder ejecutarla. Fue así que emprendió el viaje. ¿Su destino? Hacia los Cárpatos, ya conocía la zona tras algún tiempo en los 1600 haber escapado a la zona por los conflictos con Inglaterra, además, había escuchado de cierto reino que aún mantenía ciertas conexiones con la magia antigua, una muy similar a la que él y su maestro manejaban. Quería aprender un poco de ello.
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  • —Ha descubierto, con el paso de aquellas semanas, que su modo de encontrar paz cada noche era entre los brazos de ese hombre que habia entrado en su vida de aquella forma abrupta e inesperada. Dormir entre los brazos de Dean Winchester se habia convertido en un bálsamo capaz de llevarse, por unas horas, cada mal recuerdo. Cada pesar, cada momento de dolor. Porque a su lado era, simplemente, feliz—


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    —Ha descubierto, con el paso de aquellas semanas, que su modo de encontrar paz cada noche era entre los brazos de ese hombre que habia entrado en su vida de aquella forma abrupta e inesperada. Dormir entre los brazos de [BxbyDriv3r] se habia convertido en un bálsamo capaz de llevarse, por unas horas, cada mal recuerdo. Cada pesar, cada momento de dolor. Porque a su lado era, simplemente, feliz— #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • ❝ 𝑂𝑢𝑟 𝐿𝑖𝑡𝑡𝑙𝑒 𝑃𝑖𝑒𝑐𝑒 𝑜𝑓 𝐻𝑒𝑎𝑣𝑒𝑛. ❞
    Fandom N/A
    Categoría Romance
    Se dice que los dioses crearon a un ser de cuatro brazos, cuatro piernas, y dos cabezas. Estaban tan completos que los mismos dioses decidieron separarlos de modo que querían ver si estos eran capaces de encontrarse tras superar varias pruebas. Bueno... quizás a ellos no los moldearon esos dioses, quizás ellos decidieron volverse anomalías, pero lo seguro era que ellos decidieron unir sus vidas en un acto de amor puro y ese amor sería el encargado de nutrirlos.

    El día era soleado y ligeramente caluros, digno de un día de verano, donde las nubes a lo lejos parecían anunciar su acercamiento, pero de todos modos eso no importaba más que la simple existencia de aquel momento en el que dos almas estaban a punto de experimetnar.

    Había hecho los preparativos necesarios, nada escandaloso ni complicado, algo sencillo y bastante íntimo. Lo necesario para que ellos pudiesen disfrutar del momento sin tanto embrollo.

    Él se encontraba de pie, en aquel altar creado con un incontable número de flores que bien combinaban con dicho traje de gala blanco. Esperaba por aquella que sería su compañera de vida, eso mientras algunas de las hadas de Avalon se habían acercado para interpretar algo de múisca de fondo.


    Rol con Yae Miko
    Se dice que los dioses crearon a un ser de cuatro brazos, cuatro piernas, y dos cabezas. Estaban tan completos que los mismos dioses decidieron separarlos de modo que querían ver si estos eran capaces de encontrarse tras superar varias pruebas. Bueno... quizás a ellos no los moldearon esos dioses, quizás ellos decidieron volverse anomalías, pero lo seguro era que ellos decidieron unir sus vidas en un acto de amor puro y ese amor sería el encargado de nutrirlos. El día era soleado y ligeramente caluros, digno de un día de verano, donde las nubes a lo lejos parecían anunciar su acercamiento, pero de todos modos eso no importaba más que la simple existencia de aquel momento en el que dos almas estaban a punto de experimetnar. Había hecho los preparativos necesarios, nada escandaloso ni complicado, algo sencillo y bastante íntimo. Lo necesario para que ellos pudiesen disfrutar del momento sin tanto embrollo. Él se encontraba de pie, en aquel altar creado con un incontable número de flores que bien combinaban con dicho traje de gala blanco. Esperaba por aquella que sería su compañera de vida, eso mientras algunas de las hadas de Avalon se habían acercado para interpretar algo de múisca de fondo. Rol con [ripple_lime_bison_158]
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Tenlo en cuenta al responder.
    Me siento tentado a traer a Puppycat por el simple hecho de que es muy pendejamente adorable... Aunque, necesitaría una Bee... Y verme Bee and Puppycat de nuevo
    Me siento tentado a traer a Puppycat por el simple hecho de que es muy pendejamente adorable... Aunque, necesitaría una Bee... Y verme Bee and Puppycat de nuevo
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  • ; 𝓟𝓻𝓮𝓼𝓮𝓷𝓽𝓪𝓬𝓲𝓸́𝓷 ——¨✦
    OC / Original Character

    𝐎𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐚𝐜𝐭𝐞𝐫

    Nombre: Hoshi Kaminari.
    Edad: Desconocida.
    Sexo: Hombre
    Ocupación: Samurai Vagabundo.

    Resumen de su historia:

    Hoshi fue un humano durante el periodo Sengoku que creó un vinculó con un ser astral conocido como Ayoris de forma accidental; al destruir el meteorito del cual provino para forjar su katana. Lo cual lo obligó a firmar un pacto con este ser para garantizar la supervivencia de ambos. Pues al destruir aquella roca espacial también destruyó la capsula del alojamiento del "alma" de Ayoris.

    ***

    Su vida cambió al partir entonces a través de diversos cambios físicos. Su cuerpo experimentó alteraciones desde
    sus cabellos; cubiertos de un matiz platinado que recuerda a la luna. Sus ojos; dos destellos celestes con reflejos carmesí que se aprecían si se observa con detalle. Mientras que su cuerpo; se regenera con velocidad y nunca envejece, nutrido por la esencia astral de su huesped.

    Su personalidad, siendo siempre un guerrero caracterizado por preferir la paz antes que el combate, aun con decenas de años a su espaldas siempre preferirá el camino del dialogo y la unidad antes de desenvaindar el enigmático "acero" de su katana meteorica. Aunque también ha aprendido que cuando es necesario, cortar la causa del problema raíz deberá de ser la prioridad antes de el caos crezca sobre la tierra que juró proteger.

    Aчorıs ✦
    Es un ente intagible que se materializa en el ambiente con la forma de una joven espectral de color azulado. Puede canalizar poderes telequinéticos dentro de un rango cercano a Hoshi. Así mismo le ofrece habilidades sobrehumanadas a su huésped para sortear a los enemigos que tengan delante. Aunque la mayor parte del tiempo prefiere esconderse en la hoja de su katana.

    A diferencia de Hoshi; ella odia a los humanos y los conisdera una raza imperfecta, carente de un uso adecuado de sus emociones y con ambiciones que terminan acabando con el propio mundo que les rodea. Su misión en el planeta era despojar de la tierra a los humanos y comenzar la colonización de su raza lentamente, siendo ella el organismo fundador. No obstante, no pudo madurar a tiempo su cuerpo dado la intercepción del herrero quien destruyó el meteorito y su núcleo forjando su katana. Para poder salvarse a sí misma, se introdujo en el cuerpo de Hoshi y le obligó a cumplir con su misión, pero este último se resistió tomando la batuta y al mismo tiempo poniendo sus propias conclusiones. Sin embargo, al final ambos se vieron a la necesidad de cooperar bajo una conversación breve pero clave el futuro de ambos acompañantes:

    𝓗𝓸𝓼𝓱𝓲
    Te mostraré que la humanidad merece ser salvada. Entonces encontraré la manera de devolverte tu cuerpo y abandonarás tu idea de colonizar esta tierra que no les pertenece.

    𝓐𝔂𝓸𝓻𝓲𝓼
    No hay forma de salvar el corazón del humano, nacen podridos y mueren en la tierra, absorbidos hasta ser simples restos de huesos. Cuando acaben con la mayor parte de esta tierra, te verás obligado a ceder a mí y abandonar la idea de salvar una causa perdida.
    ; 𝓟𝓻𝓮𝓼𝓮𝓷𝓽𝓪𝓬𝓲𝓸́𝓷 ——¨✦ OC / Original Character 𝐎𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐚𝐜𝐭𝐞𝐫 Nombre: Hoshi Kaminari. Edad: Desconocida. Sexo: Hombre Ocupación: Samurai Vagabundo. Resumen de su historia: Hoshi fue un humano durante el periodo Sengoku que creó un vinculó con un ser astral conocido como Ayoris de forma accidental; al destruir el meteorito del cual provino para forjar su katana. Lo cual lo obligó a firmar un pacto con este ser para garantizar la supervivencia de ambos. Pues al destruir aquella roca espacial también destruyó la capsula del alojamiento del "alma" de Ayoris. *** Su vida cambió al partir entonces a través de diversos cambios físicos. Su cuerpo experimentó alteraciones desde sus cabellos; cubiertos de un matiz platinado que recuerda a la luna. Sus ojos; dos destellos celestes con reflejos carmesí que se aprecían si se observa con detalle. Mientras que su cuerpo; se regenera con velocidad y nunca envejece, nutrido por la esencia astral de su huesped. Su personalidad, siendo siempre un guerrero caracterizado por preferir la paz antes que el combate, aun con decenas de años a su espaldas siempre preferirá el camino del dialogo y la unidad antes de desenvaindar el enigmático "acero" de su katana meteorica. Aunque también ha aprendido que cuando es necesario, cortar la causa del problema raíz deberá de ser la prioridad antes de el caos crezca sobre la tierra que juró proteger. Aчorıs ✦ Es un ente intagible que se materializa en el ambiente con la forma de una joven espectral de color azulado. Puede canalizar poderes telequinéticos dentro de un rango cercano a Hoshi. Así mismo le ofrece habilidades sobrehumanadas a su huésped para sortear a los enemigos que tengan delante. Aunque la mayor parte del tiempo prefiere esconderse en la hoja de su katana. A diferencia de Hoshi; ella odia a los humanos y los conisdera una raza imperfecta, carente de un uso adecuado de sus emociones y con ambiciones que terminan acabando con el propio mundo que les rodea. Su misión en el planeta era despojar de la tierra a los humanos y comenzar la colonización de su raza lentamente, siendo ella el organismo fundador. No obstante, no pudo madurar a tiempo su cuerpo dado la intercepción del herrero quien destruyó el meteorito y su núcleo forjando su katana. Para poder salvarse a sí misma, se introdujo en el cuerpo de Hoshi y le obligó a cumplir con su misión, pero este último se resistió tomando la batuta y al mismo tiempo poniendo sus propias conclusiones. Sin embargo, al final ambos se vieron a la necesidad de cooperar bajo una conversación breve pero clave el futuro de ambos acompañantes: 𝓗𝓸𝓼𝓱𝓲 Te mostraré que la humanidad merece ser salvada. Entonces encontraré la manera de devolverte tu cuerpo y abandonarás tu idea de colonizar esta tierra que no les pertenece. 𝓐𝔂𝓸𝓻𝓲𝓼 No hay forma de salvar el corazón del humano, nacen podridos y mueren en la tierra, absorbidos hasta ser simples restos de huesos. Cuando acaben con la mayor parte de esta tierra, te verás obligado a ceder a mí y abandonar la idea de salvar una causa perdida.
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  • La luna llena ilumina el claro donde me encuentro, rodeado por la calma de la noche. A lo lejos, las sombras de los árboles se mueven suavemente con la brisa, y sobre mi cabeza, revolotean mis fieles compañeros: los murciélagos.

    A pesar de todo lo que soy, ellos nunca me han juzgado. No les importa si soy un vampiro o un simple mortal; su compañía es incondicional, un alivio en este mundo donde la soledad pesa. En estos momentos, jugando entre sus alas, siento una conexión sincera.

    "Quizás en su vuelo nocturno hay más sabiduría de la que creemos. A veces, los seres más pequeños y oscuros son los que mejor entienden la libertad."

    La luna llena ilumina el claro donde me encuentro, rodeado por la calma de la noche. A lo lejos, las sombras de los árboles se mueven suavemente con la brisa, y sobre mi cabeza, revolotean mis fieles compañeros: los murciélagos. A pesar de todo lo que soy, ellos nunca me han juzgado. No les importa si soy un vampiro o un simple mortal; su compañía es incondicional, un alivio en este mundo donde la soledad pesa. En estos momentos, jugando entre sus alas, siento una conexión sincera. "Quizás en su vuelo nocturno hay más sabiduría de la que creemos. A veces, los seres más pequeños y oscuros son los que mejor entienden la libertad."
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  • La joven pelirroja se paró frente al espejo de cuerpo entero, observándose con detenimiento. Había desempolvado uno de los antiguos vestidos de su abuela, guardado con esmero en una vieja caja de madera que solía reposar en el ático. El vestido era una obra de arte, un delicado diseño de otra época que hablaba de elegancia y sofisticación. La tela, aunque un poco desgastada por el tiempo, seguía siendo suave al tacto, y los intrincados bordados a mano aún brillaban con un tenue resplandor dorado bajo la luz tenue de la habitación.

    Se giró ligeramente, admirando cómo la falda se movía con ella, dibujando suaves pliegues que caían hasta el suelo. Era un estilo clásico, con una cintura ajustada y una falda amplia, adornada con encajes y pequeños detalles florales que le daban un aire romántico y nostálgico. Mientras se miraba, Carmina no podía evitar imaginar cómo habría sido llevar un vestido así en la época en la que su abuela, Lucia, lo usaba, cuando las cosas parecían más simples y las mujeres se vestían con un cuidado y una elegancia que hoy se veían tan raramente.

    Con un gesto casi reverencial, alisó la falda con las manos, recorriendo con los dedos los delicados bordados. En el espejo, su reflejo le devolvía una imagen que le resultaba extrañamente familiar y, al mismo tiempo, distante. Era como si pudiera ver un pedazo del pasado superpuesto con el presente, una mezcla de ella misma y de su abuela, cuyos recuerdos estaban cosidos en cada hilo de ese vestido.

    Su mirada se detuvo en el escote cuadrado y los sutiles encajes que adornaban los hombros. La prenda, aunque antigua, le quedaba sorprendentemente bien, como si hubiera sido hecho a su medida. Carmina no era de las que solían vestirse de manera tan elegante; su estilo cotidiano era mucho más práctico y moderno. Pero hoy, al usar este vestido, sentía una conexión con el pasado, con la mujer que había sido su abuela y todo lo que ella representaba.

    Carmina levantó la cabeza y se observó directamente a los ojos, buscando algún rastro de la mujer que había usado ese vestido antes que ella. En la mirada de su reflejo, creyó ver un atisbo de la misma fortaleza y gracia que siempre había asociado con Lucia, una mujer que ha vivido intensamente y ha amado con todo su corazón. Había algo reconfortante en esa sensación, como si, al usar ese vestido, pudiera llevar consigo un poco de la esencia de su abuela, de su historia y sus vivencias.

    Suspiró, dejando que sus manos cayeran a los costados, y dio un último vistazo al espejo. El vestido le quedaba un poco largo, y los zapatos que llevaba no eran precisamente los adecuados, pero nada de eso importaba. Lo que realmente importaba era cómo se sentía al llevarlo: como si, por un breve momento, pudiera caminar en los zapatos de su abuela y experimentar la vida a través de sus ojos.

    Carmina esbozó una suave sonrisa, casi como un tributo silencioso a la mujer que había sido su inspiración. Mientras se alejaba del espejo, no pudo evitar sentir una calidez en el pecho, un lazo invisible que la conectaba con su pasado, con las historias y recuerdos que la habían moldeado. Y aunque no podía quedarse todo el día en ese vestido, sabía que, de alguna manera, siempre llevaría consigo una parte de esa elegancia y fortaleza que su abuela le ha legado.
    La joven pelirroja se paró frente al espejo de cuerpo entero, observándose con detenimiento. Había desempolvado uno de los antiguos vestidos de su abuela, guardado con esmero en una vieja caja de madera que solía reposar en el ático. El vestido era una obra de arte, un delicado diseño de otra época que hablaba de elegancia y sofisticación. La tela, aunque un poco desgastada por el tiempo, seguía siendo suave al tacto, y los intrincados bordados a mano aún brillaban con un tenue resplandor dorado bajo la luz tenue de la habitación. Se giró ligeramente, admirando cómo la falda se movía con ella, dibujando suaves pliegues que caían hasta el suelo. Era un estilo clásico, con una cintura ajustada y una falda amplia, adornada con encajes y pequeños detalles florales que le daban un aire romántico y nostálgico. Mientras se miraba, Carmina no podía evitar imaginar cómo habría sido llevar un vestido así en la época en la que su abuela, Lucia, lo usaba, cuando las cosas parecían más simples y las mujeres se vestían con un cuidado y una elegancia que hoy se veían tan raramente. Con un gesto casi reverencial, alisó la falda con las manos, recorriendo con los dedos los delicados bordados. En el espejo, su reflejo le devolvía una imagen que le resultaba extrañamente familiar y, al mismo tiempo, distante. Era como si pudiera ver un pedazo del pasado superpuesto con el presente, una mezcla de ella misma y de su abuela, cuyos recuerdos estaban cosidos en cada hilo de ese vestido. Su mirada se detuvo en el escote cuadrado y los sutiles encajes que adornaban los hombros. La prenda, aunque antigua, le quedaba sorprendentemente bien, como si hubiera sido hecho a su medida. Carmina no era de las que solían vestirse de manera tan elegante; su estilo cotidiano era mucho más práctico y moderno. Pero hoy, al usar este vestido, sentía una conexión con el pasado, con la mujer que había sido su abuela y todo lo que ella representaba. Carmina levantó la cabeza y se observó directamente a los ojos, buscando algún rastro de la mujer que había usado ese vestido antes que ella. En la mirada de su reflejo, creyó ver un atisbo de la misma fortaleza y gracia que siempre había asociado con Lucia, una mujer que ha vivido intensamente y ha amado con todo su corazón. Había algo reconfortante en esa sensación, como si, al usar ese vestido, pudiera llevar consigo un poco de la esencia de su abuela, de su historia y sus vivencias. Suspiró, dejando que sus manos cayeran a los costados, y dio un último vistazo al espejo. El vestido le quedaba un poco largo, y los zapatos que llevaba no eran precisamente los adecuados, pero nada de eso importaba. Lo que realmente importaba era cómo se sentía al llevarlo: como si, por un breve momento, pudiera caminar en los zapatos de su abuela y experimentar la vida a través de sus ojos. Carmina esbozó una suave sonrisa, casi como un tributo silencioso a la mujer que había sido su inspiración. Mientras se alejaba del espejo, no pudo evitar sentir una calidez en el pecho, un lazo invisible que la conectaba con su pasado, con las historias y recuerdos que la habían moldeado. Y aunque no podía quedarse todo el día en ese vestido, sabía que, de alguna manera, siempre llevaría consigo una parte de esa elegancia y fortaleza que su abuela le ha legado.
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