- FICROL
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—𝕭𝖎𝖊𝖓𝖛𝖊𝖓𝖎𝖉𝖔𝖘.
𝘌𝘭𝘦𝘨𝘪𝘥 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳 𝘴𝘵𝘢𝘳𝘵𝘦𝘳
ᵁⁿⁱᵛᵉʳˢᵒ ʸ ᵗᵉˣᵗᵒ ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᵇˡᵉ | ²ᴰ ʸ ³ᴰ
| ᵃᶜᵗⁱᵛⁱᵈᵃᵈ ⁴/¹⁰ |
⊘ ᴺᵒ ᵐᵉⁿˢᵃʲᵉˢ, ⁿᵒ ˡᵉᵐᵒⁿ
T̸̨̥͕̬͙̹͍̜̳̀̿́̕͠e̵̡̲̫͒̕m̷̧̞̄͜ͅp̶̧̝̝̳͖̂̇͛́͝ͅu̴͓͉̠̣̾̃͒̄́̿̏̓s̵̢̡͔͖̘̺͍̩̩̖̔͑͆̒́̈́̐͊͝͝ ̵̨͇͉̯̜͙͚̯͉̟̓̇́̏̍̄̕&̸̰̔͗ Ö̵̱̟̖̗͠m̸̪̩̱̻͈͕͌͐̿̍̈́͊̑̓̅ñ̵͔̖̝͖͕͓͒̊̇̓̓ĭ̶̢̪̲͓̺̠̆̐̉̌͑͑̏͂̍a̷̧͇͕̞͉̻͈̥̘͐͌̈́
⌜ᵁˢᵉʳ ᵈᵉ ˡᵃ ᶜᵘᵉⁿᵗᵃ ᵉˢ ᵐᵘʲᵉʳ⌟
𝘌𝘭𝘦𝘨𝘪𝘥 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳 𝘴𝘵𝘢𝘳𝘵𝘦𝘳
ᵁⁿⁱᵛᵉʳˢᵒ ʸ ᵗᵉˣᵗᵒ ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᵇˡᵉ | ²ᴰ ʸ ³ᴰ
| ᵃᶜᵗⁱᵛⁱᵈᵃᵈ ⁴/¹⁰ |
⊘ ᴺᵒ ᵐᵉⁿˢᵃʲᵉˢ, ⁿᵒ ˡᵉᵐᵒⁿ
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⌜ᵁˢᵉʳ ᵈᵉ ˡᵃ ᶜᵘᵉⁿᵗᵃ ᵉˢ ᵐᵘʲᵉʳ⌟
- Tipo de personaje
3D - Longitud narrativa
Semi-párrafo , Párrafo , Multi-párrafo , Novela - Categorías de rol
Acción , Aventura , Fantasía , Slice of Life , Suspenso , Original , Otros , NSFW (+18)
Fijado
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- Los copos de nieve que caían a su alrededor se congelaban en el aire, suspendidos como estrellas atrapadas en el éter, y los árboles viejos, retorcidos y sin hojas, parecían lentamente volver a ser jóvenes. No recordaba de dónde venía, ni cómo había llegado a ese lugar desolado. Sus recuerdos eran como fragmentos de un espejo roto, reflejando nada más que oscuridad. Era una criatura sin historia, una sombra sin forma ni propósito, perdida en la inmensidad de su propio olvido.
Entre la nieve, se quedó observando una flor entre sus dedos, sin comprender la dulzura del momento, sin poder experimentar la nostalgia de lo que alguna vez pudo haber sido. El viento volvió a soplar, acariciando su piel sin despertar en ella ningún estremecimiento, y la flor, pequeña y frágil, se marchitó en sus manos como un susurro de vida desvaneciéndose en el vacío.
Entonces, con la misma calma inerte que la había guiado hasta allí, se levantó, dejando que los fragmentos de la flor cayeran, y continuó su silenciosa existencia.Los copos de nieve que caían a su alrededor se congelaban en el aire, suspendidos como estrellas atrapadas en el éter, y los árboles viejos, retorcidos y sin hojas, parecían lentamente volver a ser jóvenes. No recordaba de dónde venía, ni cómo había llegado a ese lugar desolado. Sus recuerdos eran como fragmentos de un espejo roto, reflejando nada más que oscuridad. Era una criatura sin historia, una sombra sin forma ni propósito, perdida en la inmensidad de su propio olvido. Entre la nieve, se quedó observando una flor entre sus dedos, sin comprender la dulzura del momento, sin poder experimentar la nostalgia de lo que alguna vez pudo haber sido. El viento volvió a soplar, acariciando su piel sin despertar en ella ningún estremecimiento, y la flor, pequeña y frágil, se marchitó en sus manos como un susurro de vida desvaneciéndose en el vacío. Entonces, con la misma calma inerte que la había guiado hasta allí, se levantó, dejando que los fragmentos de la flor cayeran, y continuó su silenciosa existencia. - —F̴͕͇͋̑̆͝o̷͚̟̖̟̜͐̄̀͠ṛ̵͕̱̺͈͓̩̍͜͜ş̸͚̟̪͖͓̝̯̥̎̓̽͗̂̈͜į̷̰͉͚̱͖͎͈̺͊̀̒̓͛̊͂̀͌͝ẗ̸̻̼̤̀͋̋̅̈́̚͝ͅͅa̸̡͎̫͈͓̩̤̰̝̣̎̋̊̈́͘͠n̶̖̱͓̩͂̊͌̓̉̂͗͆͝͝ͅ ̷̨̢͎̬̲̋̓ȧ̸͚͙̗̙̖͚͓͎͇̎͂l̵̜̟̭̱̳͕̅̉̇́̏̈́͋̅i̵̜̹̳̻͓̩̓̋͐́͆̌͜q̸̨̰͕̫̥̤̖͖̊̓̽̈́ú̵͈̩̰͗͌̓͜á̶̱͒̊́̽̚n̸̨͍͍̗͔̑̒͐̈́̊̕͜͝ͅd̴̡̛̙̱͕̣̠͍͝ọ̴͍͈̝̭̻͉̠͐́,̸̧̡̧͉̖̳̥̮̈́̈́̎ ̷̹̮͔̣̀̈́̃̿̈̏̌̋͝ͅi̶̝͉̰̎̄͠n̸̢̲̰̜̬̮̯̪̔͐ ̸̧̨̨̺̤̜̠̺̜́͑̍̇å̸̛̪̝̐̓̎̊̎͗̍͠l̷͇̾͌̔͒͑̂͠͠i̷̼̣̪̬̟̥̅̃o̶̡̜͛̎̓̅͌ ̷̢̝̈́͌̈m̵̧͎̝͓̜̟̽̂̏̑̈́̕ͅu̶̡͓͚̻̘̜̟͇͊̋̚n̵̠̏̎͆̇̎͝d̷̟̹̈́̃͒͒̅̍̀͌͆o̷̙̓̾̂̈́̏͑̾̉͝,̴͈̈́͛͊̓͒͠ ̷͚̤͛̈́͒̋̒͘͝͝͝i̵̛̯͔̬͓̭͛̅͌̏̽͛̂ẗ̴̯̦͒̆̃̊̿e̸͕̞̯͠͝ͅr̷̨͍̺̻̫͎͗ů̵̡̫̪͎̗̠̼̫ṃ̴̢̧̡̧͔͕̘͓͌͐́̋̄͋ ̴̤̼̎̈́͊́̓̓͛́c̸̡̪͇̖̭͎̺̰̈́͌̆õ̷͈͚ͅn̸̗̟̩͚̈̕v̶͕̆̈̑̀͗̒̋͘͠ę̷̧͎̙͇̼̦̯̌̂̀̂͝ͅn̵̹̎͛̽͐̈́̆͗͌̿i̵̛͙̰̼̱͕͙̝͙͉͉̇̐͗̉a̶̫͕̫̹̥͈͎̒̍͝͝m̴̢̢̪͖̞̩͉̲̀͋̅́͐̇̍͝u̸̢̧͈̹̺̪̬̺͈̅̌͛̉s̵͓̭̬̳͗͗̐̒͛̌̌.̴͚͈̰̊̈́̑́̈́͝͠͝
[Quizás algún día, en otro mundo, nos volvamos a encontrar]
—susurró, pero su voz cual eco etéreo, no contenía esperanza. Sin un gesto evidente, desató su poder. No necesitaba mover un solo dedo; el aire se tensó y vibró con una fuerza que solo ella podía controlar.
El dragón, lo sintió primero. Una vibración sutil recorrió sus escamas, como un escalofrío en una noche helada. Sus ojos dorados se fijaron en ella con una intensidad casi humana, cargados de una mezcla de advertencia y algo más… algo que ni siquiera él podía entender del todo. A pesar de su tamaño y fuerza, a pesar del fuego que dormía en su interior, era impotente ante el poder oscuro y sereno.
Sin advertencia, el mundo alrededor de ellos comenzó a desvanecerse, perdiendo su forma y color. El dragón se desdibujaba, como si su cuerpo fuese hecho de humo y su esencia se dispersara en el viento. La expresión de la dama se mantuvo inalterable. No había rastro de pena en su rostro; solo una aceptación fría de lo inevitable, de la línea que ella misma había decidido trazar entre ellos.
Y así, el claro quedó vacío, y el viento comenzó a soplar de nuevo, levantando una nube de polvo y cenizas. Los árboles, retorcidos y oscuros crujieron a su alrededor, susurrando un secreto que nadie más podría entender.—F̴͕͇͋̑̆͝o̷͚̟̖̟̜͐̄̀͠ṛ̵͕̱̺͈͓̩̍͜͜ş̸͚̟̪͖͓̝̯̥̎̓̽͗̂̈͜į̷̰͉͚̱͖͎͈̺͊̀̒̓͛̊͂̀͌͝ẗ̸̻̼̤̀͋̋̅̈́̚͝ͅͅa̸̡͎̫͈͓̩̤̰̝̣̎̋̊̈́͘͠n̶̖̱͓̩͂̊͌̓̉̂͗͆͝͝ͅ ̷̨̢͎̬̲̋̓ȧ̸͚͙̗̙̖͚͓͎͇̎͂l̵̜̟̭̱̳͕̅̉̇́̏̈́͋̅i̵̜̹̳̻͓̩̓̋͐́͆̌͜q̸̨̰͕̫̥̤̖͖̊̓̽̈́ú̵͈̩̰͗͌̓͜á̶̱͒̊́̽̚n̸̨͍͍̗͔̑̒͐̈́̊̕͜͝ͅd̴̡̛̙̱͕̣̠͍͝ọ̴͍͈̝̭̻͉̠͐́,̸̧̡̧͉̖̳̥̮̈́̈́̎ ̷̹̮͔̣̀̈́̃̿̈̏̌̋͝ͅi̶̝͉̰̎̄͠n̸̢̲̰̜̬̮̯̪̔͐ ̸̧̨̨̺̤̜̠̺̜́͑̍̇å̸̛̪̝̐̓̎̊̎͗̍͠l̷͇̾͌̔͒͑̂͠͠i̷̼̣̪̬̟̥̅̃o̶̡̜͛̎̓̅͌ ̷̢̝̈́͌̈m̵̧͎̝͓̜̟̽̂̏̑̈́̕ͅu̶̡͓͚̻̘̜̟͇͊̋̚n̵̠̏̎͆̇̎͝d̷̟̹̈́̃͒͒̅̍̀͌͆o̷̙̓̾̂̈́̏͑̾̉͝,̴͈̈́͛͊̓͒͠ ̷͚̤͛̈́͒̋̒͘͝͝͝i̵̛̯͔̬͓̭͛̅͌̏̽͛̂ẗ̴̯̦͒̆̃̊̿e̸͕̞̯͠͝ͅr̷̨͍̺̻̫͎͗ů̵̡̫̪͎̗̠̼̫ṃ̴̢̧̡̧͔͕̘͓͌͐́̋̄͋ ̴̤̼̎̈́͊́̓̓͛́c̸̡̪͇̖̭͎̺̰̈́͌̆õ̷͈͚ͅn̸̗̟̩͚̈̕v̶͕̆̈̑̀͗̒̋͘͠ę̷̧͎̙͇̼̦̯̌̂̀̂͝ͅn̵̹̎͛̽͐̈́̆͗͌̿i̵̛͙̰̼̱͕͙̝͙͉͉̇̐͗̉a̶̫͕̫̹̥͈͎̒̍͝͝m̴̢̢̪͖̞̩͉̲̀͋̅́͐̇̍͝u̸̢̧͈̹̺̪̬̺͈̅̌͛̉s̵͓̭̬̳͗͗̐̒͛̌̌.̴͚͈̰̊̈́̑́̈́͝͠͝ [Quizás algún día, en otro mundo, nos volvamos a encontrar] —susurró, pero su voz cual eco etéreo, no contenía esperanza. Sin un gesto evidente, desató su poder. No necesitaba mover un solo dedo; el aire se tensó y vibró con una fuerza que solo ella podía controlar. El dragón, lo sintió primero. Una vibración sutil recorrió sus escamas, como un escalofrío en una noche helada. Sus ojos dorados se fijaron en ella con una intensidad casi humana, cargados de una mezcla de advertencia y algo más… algo que ni siquiera él podía entender del todo. A pesar de su tamaño y fuerza, a pesar del fuego que dormía en su interior, era impotente ante el poder oscuro y sereno. Sin advertencia, el mundo alrededor de ellos comenzó a desvanecerse, perdiendo su forma y color. El dragón se desdibujaba, como si su cuerpo fuese hecho de humo y su esencia se dispersara en el viento. La expresión de la dama se mantuvo inalterable. No había rastro de pena en su rostro; solo una aceptación fría de lo inevitable, de la línea que ella misma había decidido trazar entre ellos. Y así, el claro quedó vacío, y el viento comenzó a soplar de nuevo, levantando una nube de polvo y cenizas. Los árboles, retorcidos y oscuros crujieron a su alrededor, susurrando un secreto que nadie más podría entender. - Tenlo en cuenta al responder.Out. Cierta noche en i-Orbix, leí el mensaje de una lechuga rodante para formar parte de un grupo de rol; empero, me marcó profundamente su presencia que no supe responderle. (?)Out. Cierta noche en i-Orbix, leí el mensaje de una lechuga rodante para formar parte de un grupo de rol; empero, me marcó profundamente su presencia que no supe responderle. (?)
- El sonido de los cascos resonaba rítmicamente sobre el suelo cubierto de hojas otoñales. Los animales del bosque la observaban desde sus escondites, como si entendieran la gravedad de su travesía. A veces, algún ciervo cruzaba su camino, pero siempre se apartaba rápidamente, permitiéndole pasar sin interrupciones.
Ella divisó una figura solitaria a lo lejos. Y con una mezcla de anticipación y resolución, espoleó suavemente a su caballo, avanzando hacia la silueta y rodeándola.
—¿Buscáis algo en particular, o simplemente os habéis perdido en el camino?
El sonido de los cascos resonaba rítmicamente sobre el suelo cubierto de hojas otoñales. Los animales del bosque la observaban desde sus escondites, como si entendieran la gravedad de su travesía. A veces, algún ciervo cruzaba su camino, pero siempre se apartaba rápidamente, permitiéndole pasar sin interrupciones. Ella divisó una figura solitaria a lo lejos. Y con una mezcla de anticipación y resolución, espoleó suavemente a su caballo, avanzando hacia la silueta y rodeándola. —¿Buscáis algo en particular, o simplemente os habéis perdido en el camino? - Quien se atreviera a ascender las gradas de piedra que serpenteaban por la montaña madre, y encontrara a la criatura celestial, recibiría una visión del destino. Se decía también que, mientras más peso llevara el alma del viajero, más ardua sería la ascensión. Cada paso era una danza con los fantasmas del pasado y los miedos más profundos. Las escaleras, cubiertas de musgo y envueltas en una niebla perpetua, eran mucho más que un sendero físico; eran un desafío espiritual.
A los pies de la montaña, se congregaban aldeanos, mercenarios curtidos por la batalla, caballeros con corazones de acero y aventureros de miradas inciertas. Algunos, con los ojos llenos de esperanza y ambición, se preparaban para enfrentar la subida, mientras que otros, exhaustos y transformados por la experiencia, descendían con almas marcadas y miradas vacías, que no contaban lo sucedido. Este fenómeno, tan extraño y misterioso, alimentaba la leyenda, infundiendo tanto temor como esperanza.
Aquel día, una mujer de ojos vendados estaba sentada frente a la primera grada, bajo el arco sagrado de un torii, la puerta japonesa que simbolizaba el umbral entre lo mundano y lo divino. A los ojos ajenos, parecía contemplar la idea de la peregrinación...Quien se atreviera a ascender las gradas de piedra que serpenteaban por la montaña madre, y encontrara a la criatura celestial, recibiría una visión del destino. Se decía también que, mientras más peso llevara el alma del viajero, más ardua sería la ascensión. Cada paso era una danza con los fantasmas del pasado y los miedos más profundos. Las escaleras, cubiertas de musgo y envueltas en una niebla perpetua, eran mucho más que un sendero físico; eran un desafío espiritual. A los pies de la montaña, se congregaban aldeanos, mercenarios curtidos por la batalla, caballeros con corazones de acero y aventureros de miradas inciertas. Algunos, con los ojos llenos de esperanza y ambición, se preparaban para enfrentar la subida, mientras que otros, exhaustos y transformados por la experiencia, descendían con almas marcadas y miradas vacías, que no contaban lo sucedido. Este fenómeno, tan extraño y misterioso, alimentaba la leyenda, infundiendo tanto temor como esperanza. Aquel día, una mujer de ojos vendados estaba sentada frente a la primera grada, bajo el arco sagrado de un torii, la puerta japonesa que simbolizaba el umbral entre lo mundano y lo divino. A los ojos ajenos, parecía contemplar la idea de la peregrinación... -
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