—𝕭𝖎𝖊𝖓𝖛𝖊𝖓𝖎𝖉𝖔𝖘.
𝘌𝘭𝘦𝘨𝘪𝘥 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳 𝘴𝘵𝘢𝘳𝘵𝘦𝘳
ᵁⁿⁱᵛᵉʳˢᵒ ʸ ᵗᵉˣᵗᵒ ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᵇˡᵉ | ᵃᶜᵗⁱᵛⁱᵈᵃᵈ ²/⁷
⊘ ᴺᵒ ᵐᵉⁿˢᵃʲᵉˢ, ᴺᵃᵈᵃ ᴼᶠᶠ ʳᵒˡᵉ, ᴺᵒ ᵍʳᵘᵖᵒˢ


T̸̨̥͕̬͙̹͍̜̳̀̿́̕͠e̵̡̲̫͒̕m̷̧̞̄͜ͅp̶̧̝̝̳͖̂̇͛́͝ͅu̴͓͉̠̣̾̃͒̄́̿̏̓s̵̢̡͔͖̘̺͍̩̩̖̔͑͆̒́̈́̐͊͝͝ ̵̨͇͉̯̜͙͚̯͉̟̓̇́̏̍̄̕&̸̰̔͗ Ö̵̱̟̖̗͠m̸̪̩̱̻͈͕͌͐̿̍̈́͊̑̓̅ñ̵͔̖̝͖͕͓͒̊̇̓̓ĭ̶̢̪̲͓̺̠̆̐̉̌͑͑̏͂̍a̷̧͇͕̞͉̻͈̥̘͐͌̈́


-𝓞𝓵𝓭 𝓡𝓸𝓵𝓮𝓹𝓵𝓪𝔂𝓮𝓻 -
  • en Hiatus
  • Diamante
  • Género Femenino
  • 54 Publicaciones
  • 39 Escenas
  • Se unió en abril 2023
  • 78 Visitas perfil
Otra información
  • Tipo de personaje
    3D
  • Longitud narrativa
    Semi-párrafo , Multi-párrafo
  • Categorías de rol
    Fantasía , NSFW (+18)
Fijado
Ę̴̝͇̼̞̦̻̣̰̠̃͗̀̀̒̽͊̐̚r̶͚̖̮̱̬͙̤̗̮̅͑͝͝r̵͕̩̙͉̒̇͒̒̓ͅo̴̪̓̀̃̿̊r̴̨͕͇̠͗̉̔͑͒͌͂ ̸̹͉͚͎͕̜̔͂̀̌̈́͊̒̽̎͜͠4̴̦̫̹̽̏̀̏̄̌͋̀̾͌0̸̡̣̇͊̉̾͆4̷̛̈́́͋͛̚FICHAĘ̴̝͇̼̞̦̻̣̰̠̃͗̀̀̒̽͊̐̚r̶͚̖̮̱̬͙̤̗̮̅͑͝͝r̵͕̩̙͉̒̇͒̒̓ͅo̴̪̓̀̃̿̊r̴̨͕͇̠͗̉̔͑͒͌͂ ̸̹͉͚͎͕̜̔͂̀̌̈́͊̒̽̎͜͠4̴̦̫̹̽̏̀̏̄̌͋̀̾͌0̸̡̣̇͊̉̾͆4
En la penumbra de la eternidad, donde las sombras susurran y la luz se disuelve en hálitos de olvido, una mirada perdida se alza hacia el firmamento. En las noches estrelladas, cuando el velo del cosmos se rasga y revela su insondable abismo, contempla el cielo con un conocimiento que no debiera poseer. Ve destellos y sombras que otros no perciben, vislumbres de mundos que jamás...
Me gusta
Me encocora
9
0 comentarios 0 compartidos
Publicaciones Recientes
  • ・‥...━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・
    El puente corroído por el hálito de incontables estaciones se extendía como una lengua de madera suspendida. Ella se hallaba allí, envuelta con pocos rayos solares y su mirada perdida entre los bambúes del entorno.

    Entonces, sin anuncio, un calor inexplicable rompió la quietud. Descendió como una pluma encendida. No hubo estruendo, no hubo relámpago. Solo la súbita presencia de algo demasiado bello para existir sin dolor. El fénix, criatura de llamas suaves y ojos que parecían conocer la tristeza de los astros moribundos, descendió junto a ella. Se posó a su lado con ternura, y su canto –si es que así podía llamarse aquel suspiro de lumbre– acarició la orilla del silencio como un poema que nadie se atrevió a escribir.

    Ella alzó una mano, y el ave se inclinó. Por un instante, el universo pareció detener su marcha, suspenso en la gravedad íntima de aquella comunión. Pero como todo en la vida de los que no pertenecen del todo a este plano, la paz fue efímera.

    Se escuchó un paso. Apenas un crujido en el umbral del bosque. Y el fénix súbitamente tenso, ladeó la cabeza. Sus plumas se agitaron y en su mirar ardía un presagio que no requería palabras. Con un leve batir, se alzó al cielo.

    Ella no lo siguió con la vista, y tampoco ya no miraba los bambúes. Solo escuchaba a alguien acercarse...
    ・‥...━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・ El puente corroído por el hálito de incontables estaciones se extendía como una lengua de madera suspendida. Ella se hallaba allí, envuelta con pocos rayos solares y su mirada perdida entre los bambúes del entorno. Entonces, sin anuncio, un calor inexplicable rompió la quietud. Descendió como una pluma encendida. No hubo estruendo, no hubo relámpago. Solo la súbita presencia de algo demasiado bello para existir sin dolor. El fénix, criatura de llamas suaves y ojos que parecían conocer la tristeza de los astros moribundos, descendió junto a ella. Se posó a su lado con ternura, y su canto –si es que así podía llamarse aquel suspiro de lumbre– acarició la orilla del silencio como un poema que nadie se atrevió a escribir. Ella alzó una mano, y el ave se inclinó. Por un instante, el universo pareció detener su marcha, suspenso en la gravedad íntima de aquella comunión. Pero como todo en la vida de los que no pertenecen del todo a este plano, la paz fue efímera. Se escuchó un paso. Apenas un crujido en el umbral del bosque. Y el fénix súbitamente tenso, ladeó la cabeza. Sus plumas se agitaron y en su mirar ardía un presagio que no requería palabras. Con un leve batir, se alzó al cielo. Ella no lo siguió con la vista, y tampoco ya no miraba los bambúes. Solo escuchaba a alguien acercarse...
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • ・‥...━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・

    Se inclina con cautela, observando la superficie del agua inalterada. Pero la imagen que aparece reflejándose no es suya.

    Los ojos que devuelven la mirada son los mismos, verdes y antiguos, pero algo en ellos está... desplazado. Hay una vibración, un parpadeo errático en el borde de su silueta, como si su propia existencia fuera una vela oscilando al filo de la nada.

    Su mano, delgada y pálida, se acerca al agua con lentitud, pero antes de tocarla, la superficie se distorsiona por sí sola. Pequeñas ondas se expanden en círculos perfectos, como si algo en el fondo hubiese despertado antes que ella.

    Sus dedos se detienen a escasos centímetros. Algo está observándola desde atrás. Siente la presencia sutil aguardando en la distancia. Sin apartar la vista, el reflejo fracturado habla con la certeza de que quien esté allí la escuchará.

    —¿Habéis venido a buscar respuestas... O a cazar?

    El reflejo del agua tiembla tras decir aquello y desaparece, mostrando ahora solo el cielo, y dejándola a ella con el nuevo visitante.
    ・‥...━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・ Se inclina con cautela, observando la superficie del agua inalterada. Pero la imagen que aparece reflejándose no es suya. Los ojos que devuelven la mirada son los mismos, verdes y antiguos, pero algo en ellos está... desplazado. Hay una vibración, un parpadeo errático en el borde de su silueta, como si su propia existencia fuera una vela oscilando al filo de la nada. Su mano, delgada y pálida, se acerca al agua con lentitud, pero antes de tocarla, la superficie se distorsiona por sí sola. Pequeñas ondas se expanden en círculos perfectos, como si algo en el fondo hubiese despertado antes que ella. Sus dedos se detienen a escasos centímetros. Algo está observándola desde atrás. Siente la presencia sutil aguardando en la distancia. Sin apartar la vista, el reflejo fracturado habla con la certeza de que quien esté allí la escuchará. —¿Habéis venido a buscar respuestas... O a cazar? El reflejo del agua tiembla tras decir aquello y desaparece, mostrando ahora solo el cielo, y dejándola a ella con el nuevo visitante.
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    5
    9 turnos 3 maullidos
  • ・‥...━━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・

    La noche se extendía sobre el mundo como un sudario de sombras, donde la luna, pálida y distante, velaba con su ojo espectral la senda de piedra resquebrajada por el paso de innumerables inviernos. Una figura solitaria avanzaba con pasos inaudibles, envuelta en el blanco inmaculado de sus vestiduras, un espectro errante entre la bruma de un tiempo olvidado. En su diestra, una lámpara de luz trémula se sacudía con el viento, apenas un resguardo contra la voracidad de la penumbra... Avisando a quien fuere, sobre su presencia...
    ・‥...━━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・ La noche se extendía sobre el mundo como un sudario de sombras, donde la luna, pálida y distante, velaba con su ojo espectral la senda de piedra resquebrajada por el paso de innumerables inviernos. Una figura solitaria avanzaba con pasos inaudibles, envuelta en el blanco inmaculado de sus vestiduras, un espectro errante entre la bruma de un tiempo olvidado. En su diestra, una lámpara de luz trémula se sacudía con el viento, apenas un resguardo contra la voracidad de la penumbra... Avisando a quien fuere, sobre su presencia...
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • ・‥…━━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・

    Quien osara ascender todas las vetustas gradas de piedra que serpenteaban por la montaña habría de recibir una vital visión del destino; pero primero debía enfrentar no solo la extenuante fatiga del cuerpo, sino el juicio inexorable del alma, pues se decía que cada peldaño arrancaba un velo de la mente, exponiendo al viajero a sus más hondos temores y pecados olvidados... la niebla perpetua que cubría el sendero no era sino el aliento de aquellos que habían sucumbido en su ascenso, atrapados entre la ambición y la condena.

    A los pies de la montaña, congregábanse foráneos de miradas crédulas, guerreros con cicatrices de hierro y aventureros consumidos por preguntas que jamás debieron formularse, algunos preparándose con fervor para la subida y otros, espectros aún vivos, descendiendo en un mutismo sepulcral, sus ojos vacíos por visiones que la lengua no osaría describir.

    Aquel día, una mujer de ojos vendados se hallaba cerca del torii sagrado, umbral entre lo mundano y lo divino, su figura envuelta en un aire de inexorable predestinación; su postura, inmóvil, sugería a los ojos ajenos que parecía contemplar la idea de la peregrinación hacia lo más alto...
    ・‥…━━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・ Quien osara ascender todas las vetustas gradas de piedra que serpenteaban por la montaña habría de recibir una vital visión del destino; pero primero debía enfrentar no solo la extenuante fatiga del cuerpo, sino el juicio inexorable del alma, pues se decía que cada peldaño arrancaba un velo de la mente, exponiendo al viajero a sus más hondos temores y pecados olvidados... la niebla perpetua que cubría el sendero no era sino el aliento de aquellos que habían sucumbido en su ascenso, atrapados entre la ambición y la condena. A los pies de la montaña, congregábanse foráneos de miradas crédulas, guerreros con cicatrices de hierro y aventureros consumidos por preguntas que jamás debieron formularse, algunos preparándose con fervor para la subida y otros, espectros aún vivos, descendiendo en un mutismo sepulcral, sus ojos vacíos por visiones que la lengua no osaría describir. Aquel día, una mujer de ojos vendados se hallaba cerca del torii sagrado, umbral entre lo mundano y lo divino, su figura envuelta en un aire de inexorable predestinación; su postura, inmóvil, sugería a los ojos ajenos que parecía contemplar la idea de la peregrinación hacia lo más alto...
    Me gusta
    4
    0 turnos 1 maullido
  • —̷̺̻̺̩͚̪͙́ͅT̷̖̘̈́̂͠e̵̯̘̞͚͇͎͂̃̐͜ͅn̵̟̪͈̩̪̝̐̒̅̽͑e̶̟͖̿̐̂͒̈́̚b̷͚͓̺̰̰͓͈̆̓͐͗̓͠͠r̷̨̠̯̯̦̉͒̈̽̈́ą̷̺̙͎̪̟͑̈́e̶̫͖̲̜̪̖̙̲͔͋̎̌͐̓͗̑͜ ̶͕̝͖̺̺̯͚͔͌̍̄̂͜ṉ̴̨̧̣̝̬̪̓ö̸͎͉͙̙͙n̵͖͕͓̰͇̓̌̀̄̚͝ͅ ̵̣̪̲̼̹̫͙̤̘̊̊̋͂͛̐̾̒̋͆ō̷͖͍̻͖̲̙̠̫̖̪̕b̶̙̰̜̙̺͍̞̝̿͑͜͝ͅt̷͎̦̆͛̄̒͒͐̆̐͝͝ẹ̸͉͌̀́̾͗ṃ̴͕̙͇̺̼̮̣̓͑p̵̛̖͔̼͉̙̤̗̃̿̈͐́̕͘ͅe̸̢̱̗̦̯̰͚̜̹̊̽͆r̸̢͛̂̀̇̃̇̌̀̿̈͜ả̵͇̻̙̙̺̘̤̼̊̓͜ń̸͕̻͍̦͋̔̄͐͝t̶̢̫̲̠̺̪̤̗͑̓,̴͔̺̫̼̒̎̐̀ ̴̺͓͇̃̆̾͊͊̃͝ņ̶̗̬̘̰̮̬̯̤̀̔̃̌o̴̪͗̂n̷͉̲͔̊̓ ̴̥̑̈́͂̾̓s̷͍̜͊̀̂́e̵͙͍͔̦͓͚͚̾͘͜r̶̭͉͐͘v̶̡̪̘̜̺̎̒͊̾̏̑͐̚į̴̼̆̎͑̇̀̓͆͗̚͝u̸̝̦͓͍̻͛̉̇̃̔̆͝ņ̶̡̗̗̠̲͍̠̠̒̍̐́͗͋͝t̸̹͕̟̫̘̲̗͆̈́̈̽̑,̷̖̖͖̠̹̪̼̍͜ͅ ̶͕̓̾͋̇̄̽̾͘n̷̨̛͎̲̟͚̮̬͑̆͊͐̏̕ơ̷̛̫̞̊̽̔̈́́̔̊̓n̸̨̨͔̹̟̈̄̈́̈́͆̀ ̷̖̲̯̪̺̺̳̊̂͊͛͋̀̅̈́̑͠i̶̲̻̯͇̊n̸̠̹̘̓̽̏̀̄͜c̸̨̖̠͉̳͇͚̓͛͊͌̇̏͜l̷̡͕̹͈͖͕͔͙͛̄̑i̴̠̋̐n̶̝̝̥̼͒̋́͑̃̃̚̚͝ạ̸̄͛̅̾̎͌̐͘͠ǹ̶̮̰̼̺̈́̈́͒̏͊͗͝t̷̡̺̯̪̎̋̏̅͐̒͛ͅų̴̡͉̺̻̱͉͍̤̀͆̓͋̚r̶̫͒͆͆͒̂̕.̶̳̗̖̺̯͕̓̃̋̈̂̃͒͋ͅͅ ̴̧͓̻͕͈̗͛͌̋A̷̼̔͋̾̈́̕͠l̷̗̬̪͍̗͕̀̈́̈́̾͠͝ũ̸̙͕̿̈́̔̏͘̕̕͝n̶̛͔̞͙̭͊̓͝ţ̶̧͇̙̳̖̫̼̄̉͛̓̉͌͠ú̵̻r̷̜̲̰̣͍̬͈͐͒́̍.̸̨̭͍̗̂̋́͐͗͛͊̓̄͝ ̷̜͈̣̱͍͌̀̿̏̍̋͒́̈́̚Ë̷̩̪̲̭̱̝́̃̏x̴̛͙̜̲̻̱̙̬̩͚̓̎͑̚t̷̗̺̪͈̂̿͐́̉̉ȩ̸̺̖̞̤͎̮̬̣̰͗̏ņ̵̫͎͍͚̠̖̄̍d̴̢̼̤͈̘͇̤̩̭͑͑́̀̒͗̂͝ư̵̡̨͍̗̿̽̌͆̆̇͗n̵̨̞͒͂͒̈̉́͗͗͝͠ẗ̵̢̝̪̼̳͎͓͉̅͗̆͑̚͜ú̷̖̿͆̐́̃ȑ̴̢̢͍͈̻͎͖̲̝̕.̴̡̮̣̱̟̳͙͔̬̓̎

    [—𝔏𝔞 𝔬𝔰𝔠𝔲𝔯𝔦𝔡𝔞𝔡 𝔫𝔬 𝔬𝔟𝔢𝔡𝔢𝔠𝔢, 𝔫𝔬 𝔰𝔦𝔯𝔳𝔢, 𝔫𝔬 𝔰𝔢 𝔦𝔫𝔠𝔩𝔦𝔫𝔞. 𝔖𝔢 𝔞𝔩𝔦𝔪𝔢𝔫𝔱𝔞. 𝔖𝔢 𝔢𝔵𝔱𝔦𝔢𝔫𝔡𝔢.]
    —̷̺̻̺̩͚̪͙́ͅT̷̖̘̈́̂͠e̵̯̘̞͚͇͎͂̃̐͜ͅn̵̟̪͈̩̪̝̐̒̅̽͑e̶̟͖̿̐̂͒̈́̚b̷͚͓̺̰̰͓͈̆̓͐͗̓͠͠r̷̨̠̯̯̦̉͒̈̽̈́ą̷̺̙͎̪̟͑̈́e̶̫͖̲̜̪̖̙̲͔͋̎̌͐̓͗̑͜ ̶͕̝͖̺̺̯͚͔͌̍̄̂͜ṉ̴̨̧̣̝̬̪̓ö̸͎͉͙̙͙n̵͖͕͓̰͇̓̌̀̄̚͝ͅ ̵̣̪̲̼̹̫͙̤̘̊̊̋͂͛̐̾̒̋͆ō̷͖͍̻͖̲̙̠̫̖̪̕b̶̙̰̜̙̺͍̞̝̿͑͜͝ͅt̷͎̦̆͛̄̒͒͐̆̐͝͝ẹ̸͉͌̀́̾͗ṃ̴͕̙͇̺̼̮̣̓͑p̵̛̖͔̼͉̙̤̗̃̿̈͐́̕͘ͅe̸̢̱̗̦̯̰͚̜̹̊̽͆r̸̢͛̂̀̇̃̇̌̀̿̈͜ả̵͇̻̙̙̺̘̤̼̊̓͜ń̸͕̻͍̦͋̔̄͐͝t̶̢̫̲̠̺̪̤̗͑̓,̴͔̺̫̼̒̎̐̀ ̴̺͓͇̃̆̾͊͊̃͝ņ̶̗̬̘̰̮̬̯̤̀̔̃̌o̴̪͗̂n̷͉̲͔̊̓ ̴̥̑̈́͂̾̓s̷͍̜͊̀̂́e̵͙͍͔̦͓͚͚̾͘͜r̶̭͉͐͘v̶̡̪̘̜̺̎̒͊̾̏̑͐̚į̴̼̆̎͑̇̀̓͆͗̚͝u̸̝̦͓͍̻͛̉̇̃̔̆͝ņ̶̡̗̗̠̲͍̠̠̒̍̐́͗͋͝t̸̹͕̟̫̘̲̗͆̈́̈̽̑,̷̖̖͖̠̹̪̼̍͜ͅ ̶͕̓̾͋̇̄̽̾͘n̷̨̛͎̲̟͚̮̬͑̆͊͐̏̕ơ̷̛̫̞̊̽̔̈́́̔̊̓n̸̨̨͔̹̟̈̄̈́̈́͆̀ ̷̖̲̯̪̺̺̳̊̂͊͛͋̀̅̈́̑͠i̶̲̻̯͇̊n̸̠̹̘̓̽̏̀̄͜c̸̨̖̠͉̳͇͚̓͛͊͌̇̏͜l̷̡͕̹͈͖͕͔͙͛̄̑i̴̠̋̐n̶̝̝̥̼͒̋́͑̃̃̚̚͝ạ̸̄͛̅̾̎͌̐͘͠ǹ̶̮̰̼̺̈́̈́͒̏͊͗͝t̷̡̺̯̪̎̋̏̅͐̒͛ͅų̴̡͉̺̻̱͉͍̤̀͆̓͋̚r̶̫͒͆͆͒̂̕.̶̳̗̖̺̯͕̓̃̋̈̂̃͒͋ͅͅ ̴̧͓̻͕͈̗͛͌̋A̷̼̔͋̾̈́̕͠l̷̗̬̪͍̗͕̀̈́̈́̾͠͝ũ̸̙͕̿̈́̔̏͘̕̕͝n̶̛͔̞͙̭͊̓͝ţ̶̧͇̙̳̖̫̼̄̉͛̓̉͌͠ú̵̻r̷̜̲̰̣͍̬͈͐͒́̍.̸̨̭͍̗̂̋́͐͗͛͊̓̄͝ ̷̜͈̣̱͍͌̀̿̏̍̋͒́̈́̚Ë̷̩̪̲̭̱̝́̃̏x̴̛͙̜̲̻̱̙̬̩͚̓̎͑̚t̷̗̺̪͈̂̿͐́̉̉ȩ̸̺̖̞̤͎̮̬̣̰͗̏ņ̵̫͎͍͚̠̖̄̍d̴̢̼̤͈̘͇̤̩̭͑͑́̀̒͗̂͝ư̵̡̨͍̗̿̽̌͆̆̇͗n̵̨̞͒͂͒̈̉́͗͗͝͠ẗ̵̢̝̪̼̳͎͓͉̅͗̆͑̚͜ú̷̖̿͆̐́̃ȑ̴̢̢͍͈̻͎͖̲̝̕.̴̡̮̣̱̟̳͙͔̬̓̎ [—𝔏𝔞 𝔬𝔰𝔠𝔲𝔯𝔦𝔡𝔞𝔡 𝔫𝔬 𝔬𝔟𝔢𝔡𝔢𝔠𝔢, 𝔫𝔬 𝔰𝔦𝔯𝔳𝔢, 𝔫𝔬 𝔰𝔢 𝔦𝔫𝔠𝔩𝔦𝔫𝔞. 𝔖𝔢 𝔞𝔩𝔦𝔪𝔢𝔫𝔱𝔞. 𝔖𝔢 𝔢𝔵𝔱𝔦𝔢𝔫𝔡𝔢.]
    Me shockea
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • ・‥…━━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・

    El reino se vanagloriaba de su tesoro más efímero: las soltasias, aquellas flores doradas que parecían haber sido tejidas con los hilos mismos del sol. Por un breve instante en el año, la tierra estéril de los páramos se transformaba en un océano de resplandor, un milagro que desafiaba la frialdad de los meses previos. Nadie recordaba cuándo comenzaron a florecer ni por qué, pero la leyenda las rodeaba con un halo de misterio. Se decía que no eran simples flores, sino fragmentos de una promesa antigua, de un pacto sellado entre lo mundano y lo eterno. Y así, cada año, cuando la marea dorada se alzaba en el horizonte, los corazones de los aldeanos se llenaban de una reverencia que oscilaba entre el júbilo y el temor.

    Aquel mediodía, el tañido de las campanas recorrió los campos como un eco de otros tiempos, arrastrado por el viento y filtrándose entre los tallos luminosos. Era el apogeo de la floración, el instante en que la naturaleza parecía contener la respiración y rendirse a su propia belleza. Las risas y los cantos de la aldea se mezclaban con el suave susurro de los pétalos meciéndose en la brisa, creando una sinfonía de vida que disimulaba la extraña sensación que a veces se cernía sobre los más observadores. Porque, aunque el festival era un espectáculo de júbilo, en los rincones más apartados de los campos, donde la luz se tornaba incierta, se alzaban preguntas sin respuesta.

    Fue allí donde ella se deslizó, sus pasos ligeros apenas perturbando el tapiz dorado bajo sus pies. Sus dedos, curiosos y cautelosos, rozaban las soltasias como si trataran de descifrar un secreto oculto en su suavidad etérea. Pero entonces, su avance se detuvo. Ante ella, el fulgor se desvanecía, dando paso a un claro de tierra oscura, ajena a la bendición de la floración. El aire allí se sentía distinto, más denso, cargado de algo que no pertenecía a la armonía del festival. Y antes de que pudiera dar un paso atrás, lo sintió: la inconfundible presencia de alguien acercándose...
    ・‥…━━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・ El reino se vanagloriaba de su tesoro más efímero: las soltasias, aquellas flores doradas que parecían haber sido tejidas con los hilos mismos del sol. Por un breve instante en el año, la tierra estéril de los páramos se transformaba en un océano de resplandor, un milagro que desafiaba la frialdad de los meses previos. Nadie recordaba cuándo comenzaron a florecer ni por qué, pero la leyenda las rodeaba con un halo de misterio. Se decía que no eran simples flores, sino fragmentos de una promesa antigua, de un pacto sellado entre lo mundano y lo eterno. Y así, cada año, cuando la marea dorada se alzaba en el horizonte, los corazones de los aldeanos se llenaban de una reverencia que oscilaba entre el júbilo y el temor. Aquel mediodía, el tañido de las campanas recorrió los campos como un eco de otros tiempos, arrastrado por el viento y filtrándose entre los tallos luminosos. Era el apogeo de la floración, el instante en que la naturaleza parecía contener la respiración y rendirse a su propia belleza. Las risas y los cantos de la aldea se mezclaban con el suave susurro de los pétalos meciéndose en la brisa, creando una sinfonía de vida que disimulaba la extraña sensación que a veces se cernía sobre los más observadores. Porque, aunque el festival era un espectáculo de júbilo, en los rincones más apartados de los campos, donde la luz se tornaba incierta, se alzaban preguntas sin respuesta. Fue allí donde ella se deslizó, sus pasos ligeros apenas perturbando el tapiz dorado bajo sus pies. Sus dedos, curiosos y cautelosos, rozaban las soltasias como si trataran de descifrar un secreto oculto en su suavidad etérea. Pero entonces, su avance se detuvo. Ante ella, el fulgor se desvanecía, dando paso a un claro de tierra oscura, ajena a la bendición de la floración. El aire allí se sentía distinto, más denso, cargado de algo que no pertenecía a la armonía del festival. Y antes de que pudiera dar un paso atrás, lo sintió: la inconfundible presencia de alguien acercándose...
    Me gusta
    Me encocora
    Me endiabla
    4
    7 turnos 0 maullidos
Ver más…