• Mascarade
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Otros
    El espejo reflejaba a un joven adolescente ataviado con una levita azul marino de intrincados detalles dorados. Sus pantalones eran de un simple blanco que contrastaba elegantemente, a juego con sus zapatos oscuros. Pero, aunque pareciera que estaba listo para partir, faltaba un elemento importante, de hecho, el que le daba todo el sentido a sus ropajes: una máscara, bordeada de dorado y de un azul tan hermoso como sus ojos. Esta estaba sobre la cama. Junior caminó con calma hacia ella y la tomó de una manera reverente.
    —Tú serás la encargada de llevarme al exterior —musitó, hablándole a la máscara como si se tratara de una persona. Junior disfrutaba de la teatralidad, tal vez porque no tenía amigos con los cuales hablar.
    Digamos que, "por casualidad", Junior se enteró de que se haría una mascarada en la mansión de un príncipe, y sus padres habían sido invitados. Por supuesto, Junior no podía ir; era demasiado joven para participar de ese tipo de festividades, quién sabe por qué. Además, sus padres procuraban mantenerlo alejado de la sociedad para ocultar su naturaleza: un hijo ilegítimo no podía salir a la luz.
    Sin embargo, Junior había heredado la astucia e intrepidez de sus padres, y una simple orden no lo detendría de ir a donde quería. De hecho, esta sería la primera vez que escaparía de casa y, más que sentir culpa, sentía cierta emoción al respecto.
    De alguna forma, había convencido al jardinero, Finnian, para que lo llevara hasta la mansión de aquel príncipe. Como todos estarían utilizando máscaras, sus padres no podrían reconocerlo.
    Junior tomó la máscara que estaba sobre la cama y se la puso con reverencia. Luego, se encaminó hacia la salida, donde el jardinero lo llevaría, y donde, finalmente, podría saborear lo que era la sociedad británica en su esplendor.
    El espejo reflejaba a un joven adolescente ataviado con una levita azul marino de intrincados detalles dorados. Sus pantalones eran de un simple blanco que contrastaba elegantemente, a juego con sus zapatos oscuros. Pero, aunque pareciera que estaba listo para partir, faltaba un elemento importante, de hecho, el que le daba todo el sentido a sus ropajes: una máscara, bordeada de dorado y de un azul tan hermoso como sus ojos. Esta estaba sobre la cama. Junior caminó con calma hacia ella y la tomó de una manera reverente. —Tú serás la encargada de llevarme al exterior —musitó, hablándole a la máscara como si se tratara de una persona. Junior disfrutaba de la teatralidad, tal vez porque no tenía amigos con los cuales hablar. Digamos que, "por casualidad", Junior se enteró de que se haría una mascarada en la mansión de un príncipe, y sus padres habían sido invitados. Por supuesto, Junior no podía ir; era demasiado joven para participar de ese tipo de festividades, quién sabe por qué. Además, sus padres procuraban mantenerlo alejado de la sociedad para ocultar su naturaleza: un hijo ilegítimo no podía salir a la luz. Sin embargo, Junior había heredado la astucia e intrepidez de sus padres, y una simple orden no lo detendría de ir a donde quería. De hecho, esta sería la primera vez que escaparía de casa y, más que sentir culpa, sentía cierta emoción al respecto. De alguna forma, había convencido al jardinero, Finnian, para que lo llevara hasta la mansión de aquel príncipe. Como todos estarían utilizando máscaras, sus padres no podrían reconocerlo. Junior tomó la máscara que estaba sobre la cama y se la puso con reverencia. Luego, se encaminó hacia la salida, donde el jardinero lo llevaría, y donde, finalmente, podría saborear lo que era la sociedad británica en su esplendor.
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  • Dolor e Injusticia
    Fandom Oc / El señor de la Querencia
    Categoría Drama
    — HeeSeung salió de aquella mansión a pasos veloces, sus ojos derramaban lágrimas sin parar, no podía creer que los dueños de aquella casona fueran tan malas personas.—

    Porque tienen que ser así conmigo, nunca he hecho nada malo...

    — Un sollozo abandono sus labios y mordió su labio tembloroso, el pelirrojo sigue caminando en dirección a su pequeña casa que estaba a un lado de aquel gran lugar, sus padres habían sido “empleados” de aquel lugar, por lo que había crecido en aquel espantoso sitio, lleno de malos sentimientos y con un ambiente espantoso, el cual reflejaba el mal trato hacia los trabajadores, pero ahora que los nuevos herederos habían tomado el mando todo era peor, especialmente porque uno de los hijos había puesto sus ojos en él.—

    /Siéntanse libre de comentar en el starter <3
    — HeeSeung salió de aquella mansión a pasos veloces, sus ojos derramaban lágrimas sin parar, no podía creer que los dueños de aquella casona fueran tan malas personas.— Porque tienen que ser así conmigo, nunca he hecho nada malo... — Un sollozo abandono sus labios y mordió su labio tembloroso, el pelirrojo sigue caminando en dirección a su pequeña casa que estaba a un lado de aquel gran lugar, sus padres habían sido “empleados” de aquel lugar, por lo que había crecido en aquel espantoso sitio, lleno de malos sentimientos y con un ambiente espantoso, el cual reflejaba el mal trato hacia los trabajadores, pero ahora que los nuevos herederos habían tomado el mando todo era peor, especialmente porque uno de los hijos había puesto sus ojos en él.— /Siéntanse libre de comentar en el starter <3
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  • Un Mayordomo ejemplar
    Fandom Kuroshitsuji
    Categoría Anime / Mangas
    || Se es libre de responder, la idea es que se sea un invitado/a de la Mansión. ||

    —El día iniciaba a las seis de la mañana, como de costumbre para el servicio de aquel Conde tan especial.
    Con calma se preparaba para salir de la habitación que le habían preparado desde el día que llegaron tanto Ciel como él a la reconstruida Mansión.

    Cuando estuvo listo se dirige a la cocina, era extraño pero el servicio el día de hoy parecía indispuesto.—

    Humanos...

    —Susurra como si su indisposición tenía que ver con su especie de algún modo.
    Sebastian solía hacerlo todo solo, por lo cual no le molestaba en particular la falta del ex - militar en la cocina, incluso lo prefería.
    Hizo un té de menta suave, Sullivan recién lo había enviado y no tuvieron tiempo para probarlo.
    Justo cuando estaba por preparar los dulces tocaron a la puerta, rápidamente se presentó en la puerta y la abrió componiendo una sonrisa calmada.—

    Bienvenido sea a la Mansión Phantomhive.
    || Se es libre de responder, la idea es que se sea un invitado/a de la Mansión. || —El día iniciaba a las seis de la mañana, como de costumbre para el servicio de aquel Conde tan especial. Con calma se preparaba para salir de la habitación que le habían preparado desde el día que llegaron tanto Ciel como él a la reconstruida Mansión. Cuando estuvo listo se dirige a la cocina, era extraño pero el servicio el día de hoy parecía indispuesto.— Humanos... —Susurra como si su indisposición tenía que ver con su especie de algún modo. Sebastian solía hacerlo todo solo, por lo cual no le molestaba en particular la falta del ex - militar en la cocina, incluso lo prefería. Hizo un té de menta suave, Sullivan recién lo había enviado y no tuvieron tiempo para probarlo. Justo cuando estaba por preparar los dulces tocaron a la puerta, rápidamente se presentó en la puerta y la abrió componiendo una sonrisa calmada.— Bienvenido sea a la Mansión Phantomhive.
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  • " 𝐋𝐚 𝐜𝐮𝐜𝐚𝐫𝐚𝐜𝐡𝐚... 𝐘𝐚 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐜𝐚𝐦𝐢𝐧𝐚𝐫... 𝐏𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞 𝐟𝐚𝐥𝐭𝐚, 𝐮𝐧 𝐞𝐬𝐩í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐪𝐮𝐞𝐫í𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐚𝐫"






    Cantaba relajado y burlón. Hace unas horas, descubrió que cierta persona vigilaba a las personas que trabajaban para él, a él no le gustaban esa clase de juegos sucios. No no no, si bien era el jefe, y tenía otras personas que podían hacer el trabajo sucio, a él le encantaba hacerlo personalmente, cuidaba mucho a su gente.

    Cuando el auto bajo su ritmo a uno más lento, bajo la ventana y tiró aquel maletín en la cerca de aquella mansión. No bastaba decir que, ahí, se encontraba uno de aquellos espías, rompió cada pierna y luego cada hueso. Bueno, espero que le sirva de de lección por querer envenenar a su mano derecha y a su principal asesina.




    Edit: No se cómo diablos eliminé está cosa(?)
    " 𝐋𝐚 𝐜𝐮𝐜𝐚𝐫𝐚𝐜𝐡𝐚... 𝐘𝐚 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐜𝐚𝐦𝐢𝐧𝐚𝐫... 𝐏𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞 𝐟𝐚𝐥𝐭𝐚, 𝐮𝐧 𝐞𝐬𝐩í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐪𝐮𝐞𝐫í𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐚𝐫" Cantaba relajado y burlón. Hace unas horas, descubrió que cierta persona vigilaba a las personas que trabajaban para él, a él no le gustaban esa clase de juegos sucios. No no no, si bien era el jefe, y tenía otras personas que podían hacer el trabajo sucio, a él le encantaba hacerlo personalmente, cuidaba mucho a su gente. Cuando el auto bajo su ritmo a uno más lento, bajo la ventana y tiró aquel maletín en la cerca de aquella mansión. No bastaba decir que, ahí, se encontraba uno de aquellos espías, rompió cada pierna y luego cada hueso. Bueno, espero que le sirva de de lección por querer envenenar a su mano derecha y a su principal asesina. Edit: No se cómo diablos eliminé está cosa(?)
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  • ¿Amistad?
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Otros
    La primavera había llegado y se desplegaba en todo su esplendor en el jardín de la mansión Phantomhive, donde flores de todos los colores y aromas adornaban cada rincón, creando el escenario perfecto para la hora del té.
    Además, hacía un frescor agradable que se equilibraba con el calor suave del sol.
    Hoy, la naturaleza parecía estar en sintonía con los planes del joven amo de la casa, quien recibiría a una distinguida invitada.
    Por ello, se había dispuesto una mesa con un mantel blanco, decorado con delicados detalles dorados en sus pliegues, y una vajilla exquisita. Asimismo, se habían preparado una variedad de delicias, tanto dulces como saladas, para satisfacer al paladar más exigente; en definitiva, todos los preparativos buscaban verse elegantes y perfectos para satisfacer el gusto de su amo y su invitada.
    Mientras los sirvientes ultimaban los detalles en el jardín, Junior aguardaba en la entrada de la mansión, expectante por la llegada de su invitada.
    Vestía de manera formal, como era habitual dada su posición, con una levita azul marina y una camisa blanca.
    La primavera había llegado y se desplegaba en todo su esplendor en el jardín de la mansión Phantomhive, donde flores de todos los colores y aromas adornaban cada rincón, creando el escenario perfecto para la hora del té. Además, hacía un frescor agradable que se equilibraba con el calor suave del sol. Hoy, la naturaleza parecía estar en sintonía con los planes del joven amo de la casa, quien recibiría a una distinguida invitada. Por ello, se había dispuesto una mesa con un mantel blanco, decorado con delicados detalles dorados en sus pliegues, y una vajilla exquisita. Asimismo, se habían preparado una variedad de delicias, tanto dulces como saladas, para satisfacer al paladar más exigente; en definitiva, todos los preparativos buscaban verse elegantes y perfectos para satisfacer el gusto de su amo y su invitada. Mientras los sirvientes ultimaban los detalles en el jardín, Junior aguardaba en la entrada de la mansión, expectante por la llegada de su invitada. Vestía de manera formal, como era habitual dada su posición, con una levita azul marina y una camisa blanca.
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  • Un momento para mi, ya que no hay nadie en la Mansión puedo dedicarme a tocar la guitarra, mi pasión.
    Un momento para mi, ya que no hay nadie en la Mansión puedo dedicarme a tocar la guitarra, mi pasión.
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  • 𝑼𝒏 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝑨𝒊𝒓𝒆𝒔 | ⁽ᴷⁱᵐᵉᵗˢᵘ ⁿᵒ ʸᵃⁱᵇᵃ⁾
    Fandom Kimetsu no Yaiba
    Categoría Aventura
    La luz del alba comenzaba a iluminar la finca Mariposa, bañando con un suave resplandor las paredes de madera. Los rayos de sol, cálidos y delicados, se filtraban a través de las ventanas, despertando lentamente a quienes dormían en el interior. Aoi,fue la primera en levantarse. Sus pies descalzos apenas hicieron ruido al tocar el suelo de tatami, y con un suspiro, empezó a organizar mentalmente las tareas del día. Las demás niñas asistentes también se desperezaban, iniciando la rutina que tanto conocían.

    —Hoy parece ser un día tranquilo —murmuró Aoi, más para sí misma que para las demás, mientras ataba su delantal blanco sobre el kimono. Se dirigió a la cocina, sabiendo que pronto las pequeñas se ocuparían de revisar a los huéspedes de la finca.

    En la mansión Mariposa, las heridas tanto del cuerpo como del alma se curaban, y eso era algo que Nezuko, Inosuke y Zenitsu habían experimentado de primera mano. No hacía mucho que la señora Shinobu les había dado el visto bueno para regresar a sus deberes como cazadores de demonios, después de los desgarradores sucesos en el Monte Natagumo. Desde entonces, la finca se había convertido en un refugio seguro, un lugar al que regresar tras cada misión, donde podían encontrar un respiro de la constante lucha que definía sus vidas. Para Nezuko, en particular, ese pequeño oasis era más que necesario.

    Esa mañana, sin embargo, algo parecía diferente. Las niñas, que habían entrado en la habitación compartida para su habitual revisión matutina, encontraron el lugar inusualmente despejado. Las camas estaban vacías y ordenadas. Zenitsu e Inosuke, siempre tan impredecibles, habían partido días antes en sus respectivas misiones individuales. Pero lo que realmente les llamó la atención fue la ausencia de Nezuko, la única que aún no había sido requerida para una nueva misión.

    —¿Dónde podría estar? —preguntó una de las niñas, frunciendo el ceño mientras miraba alrededor.

    Un sonido suave, el correr del agua, llegó a sus oídos desde una habitación cercana. Esa pista bastó para calmar su preocupación momentánea.

    Lo que ninguna de ellas esperaba era que la calma de aquella mañana iba a ser efímera. Lo que parecía ser un día rutinario estaba a punto de cambiar, pues una presencia insospechada, cargada de intenciones desconocidas, se aproximaba silenciosamente a los terrenos de la señora Shinobu.
    La luz del alba comenzaba a iluminar la finca Mariposa, bañando con un suave resplandor las paredes de madera. Los rayos de sol, cálidos y delicados, se filtraban a través de las ventanas, despertando lentamente a quienes dormían en el interior. Aoi,fue la primera en levantarse. Sus pies descalzos apenas hicieron ruido al tocar el suelo de tatami, y con un suspiro, empezó a organizar mentalmente las tareas del día. Las demás niñas asistentes también se desperezaban, iniciando la rutina que tanto conocían. —Hoy parece ser un día tranquilo —murmuró Aoi, más para sí misma que para las demás, mientras ataba su delantal blanco sobre el kimono. Se dirigió a la cocina, sabiendo que pronto las pequeñas se ocuparían de revisar a los huéspedes de la finca. En la mansión Mariposa, las heridas tanto del cuerpo como del alma se curaban, y eso era algo que Nezuko, Inosuke y Zenitsu habían experimentado de primera mano. No hacía mucho que la señora Shinobu les había dado el visto bueno para regresar a sus deberes como cazadores de demonios, después de los desgarradores sucesos en el Monte Natagumo. Desde entonces, la finca se había convertido en un refugio seguro, un lugar al que regresar tras cada misión, donde podían encontrar un respiro de la constante lucha que definía sus vidas. Para Nezuko, en particular, ese pequeño oasis era más que necesario. Esa mañana, sin embargo, algo parecía diferente. Las niñas, que habían entrado en la habitación compartida para su habitual revisión matutina, encontraron el lugar inusualmente despejado. Las camas estaban vacías y ordenadas. Zenitsu e Inosuke, siempre tan impredecibles, habían partido días antes en sus respectivas misiones individuales. Pero lo que realmente les llamó la atención fue la ausencia de Nezuko, la única que aún no había sido requerida para una nueva misión. —¿Dónde podría estar? —preguntó una de las niñas, frunciendo el ceño mientras miraba alrededor. Un sonido suave, el correr del agua, llegó a sus oídos desde una habitación cercana. Esa pista bastó para calmar su preocupación momentánea. Lo que ninguna de ellas esperaba era que la calma de aquella mañana iba a ser efímera. Lo que parecía ser un día rutinario estaba a punto de cambiar, pues una presencia insospechada, cargada de intenciones desconocidas, se aproximaba silenciosamente a los terrenos de la señora Shinobu.
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  • Para él, la kitsune era intrigante, no solo por su morfología particular, su personalidad le parecía llamativa, y tras su último encuentro, tenían algo pendiente, por lo que quería volver a verla.
    Por eso, la había invitado a su mansión, aunque en el fondo no esperaba que asistiera.
    —Señorita [Sora1], me alegra verla —comenzó, con unos modales impecables, como era habitual en Junior.
    Para él, la kitsune era intrigante, no solo por su morfología particular, su personalidad le parecía llamativa, y tras su último encuentro, tenían algo pendiente, por lo que quería volver a verla. Por eso, la había invitado a su mansión, aunque en el fondo no esperaba que asistiera. —Señorita [Sora1], me alegra verla —comenzó, con unos modales impecables, como era habitual en Junior.
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  • — Miren a Rubi Ketchlant, toda bonita, preciosa, parece un angel mientras duerme. Mírenla bien, porque está maldita me rompió los huevos de una patada anoche!!!

    — Si sabes que estoy despierta ¿Verdad? Y por cierto, ya te dije que pensé que eras un ladrón.

    —Vivimos en una mansión rodeada por hombres de Kiev Romalsko, todos son unos malditos gorilas. Además, las luces estaban prendidas!

    — a
    — Miren a [myth_gray_lizard_567], toda bonita, preciosa, parece un angel mientras duerme. Mírenla bien, porque está maldita me rompió los huevos de una patada anoche!!! — Si sabes que estoy despierta ¿Verdad? Y por cierto, ya te dije que pensé que eras un ladrón. —Vivimos en una mansión rodeada por hombres de [flare_ivory_lion_349], todos son unos malditos gorilas. Además, las luces estaban prendidas! — a
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  • Descanso y Reflexión

    #wendigo #oneshot

    -----Rancho "El Espíritu del Bosque". Eureka, Montana.

    El sol apenas se asoma sobre el horizonte cuando llega al rancho de unos viejos y muy buenos amigos. Las primeras luces del día pintan el cielo de tonos rosados y naranjas, y el aire matutino tiene una frescura revitalizante. El sonido de los caballos y el crujido de la grava bajo sus botas le dan una sensación de bienvenida y familiaridad, le devuelven la tranquilidad que perdió en su última investigación.

    James se siente abrumado por la tensión acumulada en las últimas semanas, entre la investigación de la mansión y su lucha constante con la maldición que le tortura. Sabe que necesita descansar para recuperar el equilibrio.

    Al llegar al corral, es recibido por el anciano patriarca, cuya mirada siempre ha reflejado una profunda sabiduría y serenidad.

    — James, es bueno verte —dice con una sonrisa cálida—. Supongo que vienes a buscar un poco de paz.

    — Chayton —James apura unos pasos para abrazar a su viejo amigo— ¿Cuánto a sido? ¿Seis meses? Sí, necesito un respiro. Estuve a punto de perder el control. Fue más difícil de lo que esperaba, más que otras veces. Pude sentir su aliento en la nuca. Estaba al borde de convertirme en aquello que siempre he temido ser.

    Chayton asiente lentamente, su mirada fija en James, sin rastro de juicio en sus ojos.

    — El control es una batalla constante, mi amigo. El hecho de que hayas sentido la amenaza significa que aún eres consciente de quién eres y lo que puedes llegar a ser. El wendigo te consume, pero también te recuerda cada día que aún luchas.

    James baja la mirada, avergonzado, mientras comienza a relatarle a Chayton lo que ocurrió. El viento sopla suavemente a través del campo, moviendo las hojas de los árboles, pero la mente de James está atrapada en el momento en que perdió el control.

    — Estaba muy molesto. No me di cuenta de lo que estaba haciendo. Regañé a esta persona, alguien que realmente me importa… y en mi enojo, algo pasó. No quería hacerlo, pero... usé el poder del wendigo sin querer. Entré en su mente, afecté sus emociones.

    Chayton, con su expresión siempre serena, observa a James con atención, dejando que termine su confesión antes de responder.

    — Cuéntame más, James. ¿Qué pasó cuando entraste en su mente? ¿Qué sintió?

    James suspira, frotándose el puente de la nariz como si intentara aliviar un dolor invisible.

    — No mucho, no lo noté. No fue como cuando la maldición me impulsa a cazar o a alimentarme. Luego él me dijo que, en lugar de molestarse por mi actuar, sintió ternura.

    Chayton frunce el ceño, claramente intrigado por la situación.

    — El wendigo no es conocido por inspirar ternura, James. Es una criatura de hambre, de ira y desesperación. Si esta persona sintió ternura, podría significar que algo más está sucediendo. Tal vez esos sentimientos ya existían y simplemente fueron amplificados por tu presencia, o tal vez... algo en ti, algo que no es del todo el wendigo, se manifestó en ese momento.

    James se queda en silencio por un largo momento, el peso de lo que Chayton ha sugerido cayendo sobre él como una revelación inesperada. La posibilidad de que la ternura que sintió aquella persona importante fuera auténtica, y no simplemente una manipulación del wendigo, lo toma por sorpresa.

    Sus ojos se abren un poco más, y su respiración se vuelve casi imperceptible mientras procesa la idea. Es un pensamiento que no había permitido entrar completamente en su mente hasta ahora.

    — ¿Auténtica…? —murmura, casi para sí mismo, como si el concepto le resultara completamente ajeno en ese contexto, pero no es así, de hecho, solo con pensarlo un momento, conectado esto con otros muchos gestos que aquella persona ha tenido... Tiene tanto sentido como peso.

    Chayton observa la reacción de James, reconociendo la profundidad de su sorpresa.

    — Las emociones no siempre tienen riendas, James. No todo es producto de la maldición, no todo en ti está corrompido. Quizás… esa persona vio algo en ti que tú mismo no has visto.

    James traga saliva, luchando por encontrar las palabras adecuadas.

    — Es... difícil.

    Chayton lo observa con una mirada comprensiva.

    — Lo que importa ahora, James, es que no puedes dejarte consumir por la duda

    — ¿Y si la próxima vez no soy tan fuerte? ¿Y si… cedo?

    Chayton apoya una mano sobre el hombro de James, su agarre es firme a pesar de su avanzada edad.

    — Mientras sigas preguntándotelo, seguirás teniendo la fuerza para resistir. Pero no tienes que hacerlo solo. La tierra tiene su propia energía, y tú sabes cómo conectarte con ella. Deja que te ayude a equilibrar tu espíritu.

    James asiente, agradecido por la comprensión y el consejo de su viejo amigo. Hablar de sus temores siempre ha sido difícil, pero Chayton tiene una forma de hacer que todo parezca más manejable.

    — Gracias. Necesitaba escuchar eso.

    El anciano sonríe levemente, asiente y lo guía hacia las caballerizas. Juntos preparan a “Lobo”, un majestuoso mustang que James ha montado desde su juventud. El caballo relincha suavemente, reconociendo a su viejo amigo.

    — Recuerda, James —dice Chayton mientras ajusta la montura—, cuando sientas que estás por colapsar, vuelve a tus raíces y encuentra tu centro. La tierra, el viento y los espíritus de nuestros ancestros te guiarán.

    James asiente, sintiendo el poder de esas palabras resonar en su corazón. Monta a Lobo con destreza y sale al galope, dejando que el viento en su rostro y el ritmo del caballo bajo él lo reconecten con su espíritu.

    Cabalga a través de los vastos campos y colinas, el sonido de los cascos golpeando la tierra es como un mantra que le ayuda a despejar su mente. Los olores del pasto fresco, el polvo y la brisa le traen recuerdos de su niñez, cuando la vida era más simple y sus problemas parecían más pequeños.

    Después de un rato, James llega a un claro cerca de un arroyo. Detiene a Lobo y desmonta, dejando que el caballo beba del agua fresca. Se sienta en la orilla del arroyo, observando el flujo constante del agua, recordando las historias y enseñanzas que Chayton y otros ancianos le contaron cuando era niño.

    — Recuerda quién eres, James —se dice a sí mismo en voz baja—. Eres más fuerte de lo que piensas. No estás solo.

    Descanso y Reflexión #wendigo #oneshot -----Rancho "El Espíritu del Bosque". Eureka, Montana. El sol apenas se asoma sobre el horizonte cuando llega al rancho de unos viejos y muy buenos amigos. Las primeras luces del día pintan el cielo de tonos rosados y naranjas, y el aire matutino tiene una frescura revitalizante. El sonido de los caballos y el crujido de la grava bajo sus botas le dan una sensación de bienvenida y familiaridad, le devuelven la tranquilidad que perdió en su última investigación. James se siente abrumado por la tensión acumulada en las últimas semanas, entre la investigación de la mansión y su lucha constante con la maldición que le tortura. Sabe que necesita descansar para recuperar el equilibrio. Al llegar al corral, es recibido por el anciano patriarca, cuya mirada siempre ha reflejado una profunda sabiduría y serenidad. — James, es bueno verte —dice con una sonrisa cálida—. Supongo que vienes a buscar un poco de paz. — Chayton —James apura unos pasos para abrazar a su viejo amigo— ¿Cuánto a sido? ¿Seis meses? Sí, necesito un respiro. Estuve a punto de perder el control. Fue más difícil de lo que esperaba, más que otras veces. Pude sentir su aliento en la nuca. Estaba al borde de convertirme en aquello que siempre he temido ser. Chayton asiente lentamente, su mirada fija en James, sin rastro de juicio en sus ojos. — El control es una batalla constante, mi amigo. El hecho de que hayas sentido la amenaza significa que aún eres consciente de quién eres y lo que puedes llegar a ser. El wendigo te consume, pero también te recuerda cada día que aún luchas. James baja la mirada, avergonzado, mientras comienza a relatarle a Chayton lo que ocurrió. El viento sopla suavemente a través del campo, moviendo las hojas de los árboles, pero la mente de James está atrapada en el momento en que perdió el control. — Estaba muy molesto. No me di cuenta de lo que estaba haciendo. Regañé a esta persona, alguien que realmente me importa… y en mi enojo, algo pasó. No quería hacerlo, pero... usé el poder del wendigo sin querer. Entré en su mente, afecté sus emociones. Chayton, con su expresión siempre serena, observa a James con atención, dejando que termine su confesión antes de responder. — Cuéntame más, James. ¿Qué pasó cuando entraste en su mente? ¿Qué sintió? James suspira, frotándose el puente de la nariz como si intentara aliviar un dolor invisible. — No mucho, no lo noté. No fue como cuando la maldición me impulsa a cazar o a alimentarme. Luego él me dijo que, en lugar de molestarse por mi actuar, sintió ternura. Chayton frunce el ceño, claramente intrigado por la situación. — El wendigo no es conocido por inspirar ternura, James. Es una criatura de hambre, de ira y desesperación. Si esta persona sintió ternura, podría significar que algo más está sucediendo. Tal vez esos sentimientos ya existían y simplemente fueron amplificados por tu presencia, o tal vez... algo en ti, algo que no es del todo el wendigo, se manifestó en ese momento. James se queda en silencio por un largo momento, el peso de lo que Chayton ha sugerido cayendo sobre él como una revelación inesperada. La posibilidad de que la ternura que sintió aquella persona importante fuera auténtica, y no simplemente una manipulación del wendigo, lo toma por sorpresa. Sus ojos se abren un poco más, y su respiración se vuelve casi imperceptible mientras procesa la idea. Es un pensamiento que no había permitido entrar completamente en su mente hasta ahora. — ¿Auténtica…? —murmura, casi para sí mismo, como si el concepto le resultara completamente ajeno en ese contexto, pero no es así, de hecho, solo con pensarlo un momento, conectado esto con otros muchos gestos que aquella persona ha tenido... Tiene tanto sentido como peso. Chayton observa la reacción de James, reconociendo la profundidad de su sorpresa. — Las emociones no siempre tienen riendas, James. No todo es producto de la maldición, no todo en ti está corrompido. Quizás… esa persona vio algo en ti que tú mismo no has visto. James traga saliva, luchando por encontrar las palabras adecuadas. — Es... difícil. Chayton lo observa con una mirada comprensiva. — Lo que importa ahora, James, es que no puedes dejarte consumir por la duda — ¿Y si la próxima vez no soy tan fuerte? ¿Y si… cedo? Chayton apoya una mano sobre el hombro de James, su agarre es firme a pesar de su avanzada edad. — Mientras sigas preguntándotelo, seguirás teniendo la fuerza para resistir. Pero no tienes que hacerlo solo. La tierra tiene su propia energía, y tú sabes cómo conectarte con ella. Deja que te ayude a equilibrar tu espíritu. James asiente, agradecido por la comprensión y el consejo de su viejo amigo. Hablar de sus temores siempre ha sido difícil, pero Chayton tiene una forma de hacer que todo parezca más manejable. — Gracias. Necesitaba escuchar eso. El anciano sonríe levemente, asiente y lo guía hacia las caballerizas. Juntos preparan a “Lobo”, un majestuoso mustang que James ha montado desde su juventud. El caballo relincha suavemente, reconociendo a su viejo amigo. — Recuerda, James —dice Chayton mientras ajusta la montura—, cuando sientas que estás por colapsar, vuelve a tus raíces y encuentra tu centro. La tierra, el viento y los espíritus de nuestros ancestros te guiarán. James asiente, sintiendo el poder de esas palabras resonar en su corazón. Monta a Lobo con destreza y sale al galope, dejando que el viento en su rostro y el ritmo del caballo bajo él lo reconecten con su espíritu. Cabalga a través de los vastos campos y colinas, el sonido de los cascos golpeando la tierra es como un mantra que le ayuda a despejar su mente. Los olores del pasto fresco, el polvo y la brisa le traen recuerdos de su niñez, cuando la vida era más simple y sus problemas parecían más pequeños. Después de un rato, James llega a un claro cerca de un arroyo. Detiene a Lobo y desmonta, dejando que el caballo beba del agua fresca. Se sienta en la orilla del arroyo, observando el flujo constante del agua, recordando las historias y enseñanzas que Chayton y otros ancianos le contaron cuando era niño. — Recuerda quién eres, James —se dice a sí mismo en voz baja—. Eres más fuerte de lo que piensas. No estás solo.
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