• 𝑹𝑬𝑻𝑼𝑹𝑵𝑰𝑵𝑮 𝑻𝑶 𝑯𝑶𝑮𝑾𝑨𝑹𝑻𝑺
    Fandom Harry Potter
    Categoría Acción
    Últimamente la mansión de los Malfoy parecía haberse convertido en un hotel de tantas visitas e invitados que tenían. Los únicos rostros conocidos qué Draco había visto durante el verano eran los de sus amigos y el de los padres de sus amigos.

    El resto de los invitados eran conocidos de sus padres, sobre todo de Lucius quien solía mantenerlo alejado de la sala principal de la casa cuando se reunían allí. Nunca se lo había pedido directamente, pero hacia todo lo posible para evitar que estuviera presente cuando ocurrian, incluso le compro una escoba nueva a él y a sus amigos para que se pasaran el día entero practicando y jugando quidditch lejos de la mansión.

    Al principio no le dio importancia, como hijo único, recibir atención y una extensa variedad de regalos era algo normal. Lo habían acostumbrado a eso y era lo que creía hasta que la noche previa a su regreso a clases encontro a un par de elfos domésticos hablando en un corredor sobre lo crueles que eran los magos de rostro plateado que estaban de visita esa noche, fue todo lo que pudo oír porque al acercarse fingieron estar hablando de otra cosa, tampoco le parecio sensato interrogarlos, podría meterse el problemas con su padre solo por dirigirle la palabra a la servidumbre.

    Sin embargo, esa misma noche no pudo dormir. No era imbécil pero se sintió como uno al entender, algo tarde, lo que ocurria en su casa. Los elfos habían hecho una descripción muy boba pero los había entendido, antes de que lo vieran llegar habían estado hablando sobre mortifagos que mientras él trataba de dormir, ellos estaban en la sala. Lucius le había dicho que pronto llegaría el momento en el que sería invitado a esas reuniones y que el señor tenebroso estaba ansioso por conocerlo.

    Draco esperaba que ese momento no llegase nunca, no quería ser parte de lo que fuera que estaban tramando pero su voluntad y palabra nunca habían tenido peso en su hogar. No supo en que momento amanecio o si llego a dormir si quiera que apenas tuvo tiempo de organizar su día.

    Un par de horas después estaba saludando a su madre en la puerta de la mansión, resignandose a que su padre no iba a despedirse de él.

    ──Me asegurare de que tu padre te escriba cuando tenga un descanso── Le dijo ella mientras que los elfos cargaban las pesadas maletas por la escalinata de la entrada. El menor de los Malfoy sabía que eso no iba a suceder, pero no dijo nada, solo asintió para contentar a su madre y se despidió de ella con un fugaz beso en la mejilla.

    Lo único que le agradaba de regresar a Hogwarts era la oportunidad de "huir" de su hogar, aunque eso no le aseguraba que tuviera mejor suerte que en aquel lugar. Le basto con poner un pie dentro del tren para que Blaise Zabini se le acercara corriendo con la el rostro tan desencajado que parecía haber visto el fantasma del mismísimo Salazar Slytherin.

    ──Crei que no vendrías. Pensé que ibas a pedirle a tu padre que hablara con Dumbledore... ── Se lo veía inquieto, incómodo, como si no supiera como decir lo que tenia en mente. ──Es que acabo de pasar por el vagon, allí estan todos y en vistas de que has llegado sobre la hora, te asignaron con ella. Es obvio que nadie quiere soportarla todo el camino, ni siquiera la comadreja, creo que discutieron antes pero no estoy seguro ── Zabini hablaba sin parar, apenas respiraba lo suficiente para no desmayarse por la falta de oxígeno.

    Impaciente por no comprenderlo del todo, Draco lo tomo por los hombros y lo sacudió una sola vez para hacerlo callar.

    ──¿De que diablos estas hablando? ¿Por que mi padre tendría que hablar con el lunático de Dumbledore? ── Los ojos grises del Slytherin buscaban una respuesta a todo ese parloteo pero lo único que veían era una mezcla entre asombro y desagrado. Los alumnos que subían tenían que esquivarlos, estaban ocupando el centro del corredor principal, cerca de los primeros vagones aunque aun faltaban los de primero que eran los últimos en subir.

    ──Te lo dije, tienen que cambiar de lechuza y lamento ser quien te lo diga, pero te nombraron prefecto y por si eso no fuera suficiente castigo, tienes que compartir uno de los vagones para prefectos con la sangre sucia── Lo último lo dijo en voz baja, lo que menos necesitaban en ese momento era empezar el año con algún llamado de atención.

    Malfoy se tomo un momento para procesar que lo había oído y sin más, soltó a su amigo con un empujón para quitarlo de su camino. Avanzó con su equipaje de mano por el corredor, esquivando a otros estudiantes y mirando hacia el interior de cada vagon para dar con el que le correspondía. Era uno de los últimos, un vagón especial para prefectos y el único que no tenía la cortinilla baja en el cristal de la puerta.

    Se detuvo un instante a observar a través del cristal. Sentada a un lado de la ventanilla estaba Hermione, con su clásico cabello alborotado aunque no tanto como años anteriores, y a su lado estaba ese gato naranja que la seguía a todas partes y que al verlo, le bufo enseñado los colmillos.

    Entró sin mucho ánimo, cerrando la puerta tras de si y bajando la cortina. Suponía que iba a tener que ponerse al tanto de lo que habían hablado en la reunión con los Premios Anuales y que iba a tener que esperar a llegar al colegio para exigir cualquier cambio.

    ──Sé que te la dieron a ti. Entregame la estúpida insignia y se breve con lo que tengas que decirme, Granger ── Extendió la palma de la mano en su dirección, pero antes de que pudiera recibir cualquier cosa Crookshanks, el gato mitad kneazle trato de arañarle la mano. El slytherin lo esquivo por poco, de no ser por sus reflejos como buscador en el equipo de quidditch, estaría lamentando una herida.

    ──Y controla a tu bola de pelos deforme o lo voy convertir en una exótica alfombra para el baño de prefectos.

    Hermione Granger
    Últimamente la mansión de los Malfoy parecía haberse convertido en un hotel de tantas visitas e invitados que tenían. Los únicos rostros conocidos qué Draco había visto durante el verano eran los de sus amigos y el de los padres de sus amigos. El resto de los invitados eran conocidos de sus padres, sobre todo de Lucius quien solía mantenerlo alejado de la sala principal de la casa cuando se reunían allí. Nunca se lo había pedido directamente, pero hacia todo lo posible para evitar que estuviera presente cuando ocurrian, incluso le compro una escoba nueva a él y a sus amigos para que se pasaran el día entero practicando y jugando quidditch lejos de la mansión. Al principio no le dio importancia, como hijo único, recibir atención y una extensa variedad de regalos era algo normal. Lo habían acostumbrado a eso y era lo que creía hasta que la noche previa a su regreso a clases encontro a un par de elfos domésticos hablando en un corredor sobre lo crueles que eran los magos de rostro plateado que estaban de visita esa noche, fue todo lo que pudo oír porque al acercarse fingieron estar hablando de otra cosa, tampoco le parecio sensato interrogarlos, podría meterse el problemas con su padre solo por dirigirle la palabra a la servidumbre. Sin embargo, esa misma noche no pudo dormir. No era imbécil pero se sintió como uno al entender, algo tarde, lo que ocurria en su casa. Los elfos habían hecho una descripción muy boba pero los había entendido, antes de que lo vieran llegar habían estado hablando sobre mortifagos que mientras él trataba de dormir, ellos estaban en la sala. Lucius le había dicho que pronto llegaría el momento en el que sería invitado a esas reuniones y que el señor tenebroso estaba ansioso por conocerlo. Draco esperaba que ese momento no llegase nunca, no quería ser parte de lo que fuera que estaban tramando pero su voluntad y palabra nunca habían tenido peso en su hogar. No supo en que momento amanecio o si llego a dormir si quiera que apenas tuvo tiempo de organizar su día. Un par de horas después estaba saludando a su madre en la puerta de la mansión, resignandose a que su padre no iba a despedirse de él. ──Me asegurare de que tu padre te escriba cuando tenga un descanso── Le dijo ella mientras que los elfos cargaban las pesadas maletas por la escalinata de la entrada. El menor de los Malfoy sabía que eso no iba a suceder, pero no dijo nada, solo asintió para contentar a su madre y se despidió de ella con un fugaz beso en la mejilla. Lo único que le agradaba de regresar a Hogwarts era la oportunidad de "huir" de su hogar, aunque eso no le aseguraba que tuviera mejor suerte que en aquel lugar. Le basto con poner un pie dentro del tren para que Blaise Zabini se le acercara corriendo con la el rostro tan desencajado que parecía haber visto el fantasma del mismísimo Salazar Slytherin. ──Crei que no vendrías. Pensé que ibas a pedirle a tu padre que hablara con Dumbledore... ── Se lo veía inquieto, incómodo, como si no supiera como decir lo que tenia en mente. ──Es que acabo de pasar por el vagon, allí estan todos y en vistas de que has llegado sobre la hora, te asignaron con ella. Es obvio que nadie quiere soportarla todo el camino, ni siquiera la comadreja, creo que discutieron antes pero no estoy seguro ── Zabini hablaba sin parar, apenas respiraba lo suficiente para no desmayarse por la falta de oxígeno. Impaciente por no comprenderlo del todo, Draco lo tomo por los hombros y lo sacudió una sola vez para hacerlo callar. ──¿De que diablos estas hablando? ¿Por que mi padre tendría que hablar con el lunático de Dumbledore? ── Los ojos grises del Slytherin buscaban una respuesta a todo ese parloteo pero lo único que veían era una mezcla entre asombro y desagrado. Los alumnos que subían tenían que esquivarlos, estaban ocupando el centro del corredor principal, cerca de los primeros vagones aunque aun faltaban los de primero que eran los últimos en subir. ──Te lo dije, tienen que cambiar de lechuza y lamento ser quien te lo diga, pero te nombraron prefecto y por si eso no fuera suficiente castigo, tienes que compartir uno de los vagones para prefectos con la sangre sucia── Lo último lo dijo en voz baja, lo que menos necesitaban en ese momento era empezar el año con algún llamado de atención. Malfoy se tomo un momento para procesar que lo había oído y sin más, soltó a su amigo con un empujón para quitarlo de su camino. Avanzó con su equipaje de mano por el corredor, esquivando a otros estudiantes y mirando hacia el interior de cada vagon para dar con el que le correspondía. Era uno de los últimos, un vagón especial para prefectos y el único que no tenía la cortinilla baja en el cristal de la puerta. Se detuvo un instante a observar a través del cristal. Sentada a un lado de la ventanilla estaba Hermione, con su clásico cabello alborotado aunque no tanto como años anteriores, y a su lado estaba ese gato naranja que la seguía a todas partes y que al verlo, le bufo enseñado los colmillos. Entró sin mucho ánimo, cerrando la puerta tras de si y bajando la cortina. Suponía que iba a tener que ponerse al tanto de lo que habían hablado en la reunión con los Premios Anuales y que iba a tener que esperar a llegar al colegio para exigir cualquier cambio. ──Sé que te la dieron a ti. Entregame la estúpida insignia y se breve con lo que tengas que decirme, Granger ── Extendió la palma de la mano en su dirección, pero antes de que pudiera recibir cualquier cosa Crookshanks, el gato mitad kneazle trato de arañarle la mano. El slytherin lo esquivo por poco, de no ser por sus reflejos como buscador en el equipo de quidditch, estaría lamentando una herida. ──Y controla a tu bola de pelos deforme o lo voy convertir en una exótica alfombra para el baño de prefectos. [cozygryffindor93]
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  • Pasaron semanas desde que empecé a buscar a mi hermano y mi historia. Fue solo tiempo perdido que me hace querer destrozar todo a mi paso.

    No conforme con el fracaso, he vuelto a la boca del lobo, a la mansión de mis "padres", en busca de la verdad, antes de ello recolecte inflamación por si se les ocurría mentirme. Mis investigaciones en internet solo confirmaron la brutalidad de la época: Un sistema podrido del que probablemente mi hermano formó parte.

    Finalmente, nos sentamos a "platicar". Mi madre me miraba con esa culpa y arrepentimiento tan típicos de ella, una sentimentalidad que me irrita. Mi padre, por otro lado, mantenía la misma mirada vacía y distante de siempre, teñida de un sutil desprecio.

    Yo, acostumbrada a su frialdad, rompí el silencio con irritación contenida, esforzándome por mantener la neutralidad:

    —Hablen. Y quiero la verdad. ¿Cómo llegué a su vida? ¿Por qué me recogieron?

    Mi madre, temblorosa, habló primero:

    —Tu padre y yo queríamos una bebé, pero sabrás que la procreación en nuestra especie es imposible.

    Mi padre la interrumpió de inmediato, con voz firme:

    —Por ese capricho de tu madre, decidimos buscar a alguien. Me negué al principio, pero su insistencia fue tanta que terminé aceptando con una condición: la huérfana nos serviría en el futuro. Como inmortales, yo me encargaría de asegurar esos intereses.

    Lo interrumpí sin importarme los modales:

    —Entonces, ¿fue tu idea condenarme a una vida de matrimonios por conveniencia?

    Mi padre respondió con total indiferencia:

    —Tú nos perteneces. Te compramos y te concedimos un don. No tienes más opción que obedecer el trato. Si lo rompes, tu vida acabará y tu hija ocupará tu puesto, Lianna. No sera difícil encontrar su paradero, después de todo le brindaste a tu madre suficiente información del padre y con su ayuda quizás lleguemos a un buen acuerdo.

    Ahora lo miraba con un odio puro. El desprecio de antes por su lejanía se transformó en repudio absoluto.

    El señor Benedetti continuó, levantándose para servirse una copa de vino con sangre:

    —Tenerte fue suerte, coincidencia o como quieras llamarlo. Eras apenas una recién nacida abandonada en las calles. Tu madre y yo decidimos llevarte con nosotros. A tu hermano, lo entregamos al sistema parroquial para que se encargan de el.

    Escuché la historia con sentimientos encontrados. Ya ni siquiera sabía cómo reaccionar. Pregunté por el nombre de aquel chico desconocido:

    —¿Recuerdan su nombre? —pregunté con cautela, queriendo saberlo todo sobre mi vida pasada.

    Mi madre respondió:

    —Recuerdo que el niño nos dijo que se llamaba Lian, y tú Lianna. No llevaban apellido. Hasta la fecha no sabemos nada de tu verdadera familia, cielo.

    Mi padre, con tono de fastidio, se alejó.

    —Tampoco veo la necesidad de preguntar. Él probablemente ya esté muerto, y los muertos no son nuestro problema. Somos los condenados a vivir por siempre los que importamos.

    Sus palabras fueron una losa de cemento sobre la poca esperanza que me quedaba. Mataron cualquier atisbo de ilusión con cada palabra.

    —Céntrate en las riquezas —ordenó mi "padre".

    —Olvídate del polvo del que vienes. Eres una Benedetti ahora.

    Me levanté del sofá sin decir nada una vez acabada toda la charla , los cabos sueltos aún seguían sin resolverse , luego les di la espalda y me retire.

    Han cerrado toda esperanza en mi. Ya no sé dónde buscar, y francamente, no perderé más tiempo en esto. Me concentraré en mi vida.
    A partir de ahora, solo soy una Benedetti que busca poder.

    Ignorando la molestia persistente por el rompecabezas sin armar, me dirigí a mi habitación en aquel castillo donde me crié.
    Pasaron semanas desde que empecé a buscar a mi hermano y mi historia. Fue solo tiempo perdido que me hace querer destrozar todo a mi paso. No conforme con el fracaso, he vuelto a la boca del lobo, a la mansión de mis "padres", en busca de la verdad, antes de ello recolecte inflamación por si se les ocurría mentirme. Mis investigaciones en internet solo confirmaron la brutalidad de la época: Un sistema podrido del que probablemente mi hermano formó parte. Finalmente, nos sentamos a "platicar". Mi madre me miraba con esa culpa y arrepentimiento tan típicos de ella, una sentimentalidad que me irrita. Mi padre, por otro lado, mantenía la misma mirada vacía y distante de siempre, teñida de un sutil desprecio. Yo, acostumbrada a su frialdad, rompí el silencio con irritación contenida, esforzándome por mantener la neutralidad: —Hablen. Y quiero la verdad. ¿Cómo llegué a su vida? ¿Por qué me recogieron? Mi madre, temblorosa, habló primero: —Tu padre y yo queríamos una bebé, pero sabrás que la procreación en nuestra especie es imposible. Mi padre la interrumpió de inmediato, con voz firme: —Por ese capricho de tu madre, decidimos buscar a alguien. Me negué al principio, pero su insistencia fue tanta que terminé aceptando con una condición: la huérfana nos serviría en el futuro. Como inmortales, yo me encargaría de asegurar esos intereses. Lo interrumpí sin importarme los modales: —Entonces, ¿fue tu idea condenarme a una vida de matrimonios por conveniencia? Mi padre respondió con total indiferencia: —Tú nos perteneces. Te compramos y te concedimos un don. No tienes más opción que obedecer el trato. Si lo rompes, tu vida acabará y tu hija ocupará tu puesto, Lianna. No sera difícil encontrar su paradero, después de todo le brindaste a tu madre suficiente información del padre y con su ayuda quizás lleguemos a un buen acuerdo. Ahora lo miraba con un odio puro. El desprecio de antes por su lejanía se transformó en repudio absoluto. El señor Benedetti continuó, levantándose para servirse una copa de vino con sangre: —Tenerte fue suerte, coincidencia o como quieras llamarlo. Eras apenas una recién nacida abandonada en las calles. Tu madre y yo decidimos llevarte con nosotros. A tu hermano, lo entregamos al sistema parroquial para que se encargan de el. Escuché la historia con sentimientos encontrados. Ya ni siquiera sabía cómo reaccionar. Pregunté por el nombre de aquel chico desconocido: —¿Recuerdan su nombre? —pregunté con cautela, queriendo saberlo todo sobre mi vida pasada. Mi madre respondió: —Recuerdo que el niño nos dijo que se llamaba Lian, y tú Lianna. No llevaban apellido. Hasta la fecha no sabemos nada de tu verdadera familia, cielo. Mi padre, con tono de fastidio, se alejó. —Tampoco veo la necesidad de preguntar. Él probablemente ya esté muerto, y los muertos no son nuestro problema. Somos los condenados a vivir por siempre los que importamos. Sus palabras fueron una losa de cemento sobre la poca esperanza que me quedaba. Mataron cualquier atisbo de ilusión con cada palabra. —Céntrate en las riquezas —ordenó mi "padre". —Olvídate del polvo del que vienes. Eres una Benedetti ahora. Me levanté del sofá sin decir nada una vez acabada toda la charla , los cabos sueltos aún seguían sin resolverse , luego les di la espalda y me retire. Han cerrado toda esperanza en mi. Ya no sé dónde buscar, y francamente, no perderé más tiempo en esto. Me concentraré en mi vida. A partir de ahora, solo soy una Benedetti que busca poder. Ignorando la molestia persistente por el rompecabezas sin armar, me dirigí a mi habitación en aquel castillo donde me crié.
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  • “𝑰𝒕 𝒊𝒔 𝒂 𝒕𝒓𝒖𝒕𝒉 𝒖𝒏𝒊𝒗𝒆𝒓𝒔𝒂𝒍𝒍𝒚 𝒂𝒄𝒌𝒏𝒐𝒘𝒍𝒆𝒅𝒈𝒆𝒅 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒂 𝒎𝒂𝒓𝒓𝒊𝒆𝒅 𝒎𝒂𝒏 𝒊𝒏 𝒑𝒐𝒔𝒔𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏 𝒐𝒇 𝒂 𝒈𝒐𝒐𝒅 𝒇𝒐𝒓𝒕𝒖𝒏𝒆 𝒎𝒖𝒔𝒕 𝒃𝒆 𝒊𝒏 𝒘𝒂𝒏𝒕 𝒐𝒇 𝒂𝒏 𝒉𝒆𝒊𝒓.”
    Fandom Los Bridgerton
    Categoría Slice of Life
    Había sido una boda de lo más apresurada. Casi sin tiempo de preparar nada. Anthony le había dicho que ya le explicaría lo ocurrido, pero que era imperativo que su hermana se casase cuanto antes.

    Kate por su parte, no pudo hacer otra cosa que intentar ayudar en todo lo posible para que saliese todo bien. Su posición de vizcondesa todavía era reciente, y estaba solamente comenzando a comprender todo lo que eso conllevaba.

    Había dejado pasar unos cuantos días reglamentarios, antes de siquiera intentar hacer una visita a 𝑫𝒂𝒑𝒉𝒏𝒆 𝑩𝒓𝒊𝒅𝒈𝒆𝒓𝒕𝒐𝒏
    No quería molestar a los recién casados, pero quería saber si estaba bien, si era feliz, y si podía hacer algo por ella. Por esa misma razón, había ido hasta la mansión del duque, anunciando su llegada mientras la dirigían a un amplio salón para poder esperar a ver a la nueva duquesa.
    Había sido una boda de lo más apresurada. Casi sin tiempo de preparar nada. Anthony le había dicho que ya le explicaría lo ocurrido, pero que era imperativo que su hermana se casase cuanto antes. Kate por su parte, no pudo hacer otra cosa que intentar ayudar en todo lo posible para que saliese todo bien. Su posición de vizcondesa todavía era reciente, y estaba solamente comenzando a comprender todo lo que eso conllevaba. Había dejado pasar unos cuantos días reglamentarios, antes de siquiera intentar hacer una visita a [Daphn3bridgert0n] No quería molestar a los recién casados, pero quería saber si estaba bien, si era feliz, y si podía hacer algo por ella. Por esa misma razón, había ido hasta la mansión del duque, anunciando su llegada mientras la dirigían a un amplio salón para poder esperar a ver a la nueva duquesa.
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  • Lady Céleste -La puercoespín fue invitada a la casa de su grandiosa y dulce hermana ángel Celeste. No se imaginaba que viviese en una mansión, menos que estuviese sirvientes que la trataron cómo si fuese una verdadera princesa. No estaba acostumbrada a vivir con lujos así que para ella todo una novedad cómo si se tratase de un hermoso sueño al día siguiente disfrutó de ese saludable desayuno y aprendió hacer una oración para bendecir una comida. Lo más emocionante fue salir a correr hacia el parque y luego, aprender gimnasia rítmica algo que jamás imaginó que podría aprender hacer.

    Lo más impactante para ella fue aquella sorpresa en una heladera famosa y majestuosa, cuando su hermana ángel le quita la venda que cubrió sus ojos, Flaky pegó un fuerte gritó de emoción y tantos invitados a su fiesta de Cumpleaños que simplemente lloró de felicidad.

    -Hermanita alada... no me esperaba que alguién cómo yo... Recibiese tan bello gesto por tu parte que me dan ganas de llorar tanto. ¿Yo, una bendición?.

    -Miró su delicioso pastel de helado con frutos rojos, la música agradable de fondo, al llegar el momento de recibir los regalos. Flaky recibió una pelota verde, un pijama y un hermoso peluche de un dragocito que combina con su pelaje rojo.

    //Muchas por este hermoso regalo, hermanita. Me encanta.
    [LadyCeleste2008] -La puercoespín fue invitada a la casa de su grandiosa y dulce hermana ángel Celeste. No se imaginaba que viviese en una mansión, menos que estuviese sirvientes que la trataron cómo si fuese una verdadera princesa. No estaba acostumbrada a vivir con lujos así que para ella todo una novedad cómo si se tratase de un hermoso sueño al día siguiente disfrutó de ese saludable desayuno y aprendió hacer una oración para bendecir una comida. Lo más emocionante fue salir a correr hacia el parque y luego, aprender gimnasia rítmica algo que jamás imaginó que podría aprender hacer. Lo más impactante para ella fue aquella sorpresa en una heladera famosa y majestuosa, cuando su hermana ángel le quita la venda que cubrió sus ojos, Flaky pegó un fuerte gritó de emoción y tantos invitados a su fiesta de Cumpleaños que simplemente lloró de felicidad. -Hermanita alada... no me esperaba que alguién cómo yo... Recibiese tan bello gesto por tu parte que me dan ganas de llorar tanto. ¿Yo, una bendición?. -Miró su delicioso pastel de helado con frutos rojos, la música agradable de fondo, al llegar el momento de recibir los regalos. Flaky recibió una pelota verde, un pijama y un hermoso peluche de un dragocito que combina con su pelaje rojo. //Muchas por este hermoso regalo, hermanita. Me encanta.
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  • ✦ 𝑰𝑵𝑺𝑻𝑨𝑮𝑹𝑨𝑴 ↷ 𝐮𝐩𝐝𝐚𝐭𝐞.

    𓂅 @parksoomin 。 。

    ˹ posted on
    ⇾ 07/12

    ˹ located in
    ⇾ Mansión Park — Seúl

    ❝ Domingo por la mañana. El invierno golpea los ventanales, pero aquí dentro solo existe el calor.

    Me dejo caer en el jacuzzi, la espuma sube, el mármol negro guarda el secreto
    y el agua tibia me despierta mejor que cualquier alarma.

    Este es mi momento favorito: la mansión está en silencio,
    y yo siendo simplemente una mujer que disfruta
    de su renovador y merecido descanso.

    Si esta vista le provoca algo… en el jacuzzi hay espacio suficiente y está invitad@ a acompañarme❞

    #SeductiveSunday #ParkEmpire #BlackMarbleMornings
    #WinterHeat #SoftProvocation #SooMinSundays
    #MansionPark
    ✦ 𝑰𝑵𝑺𝑻𝑨𝑮𝑹𝑨𝑴 ↷ 𝐮𝐩𝐝𝐚𝐭𝐞. 𓂅 @parksoomin 。 。 ˹ posted on ⇾ 07/12 ˹ located in ⇾ Mansión Park — Seúl ❝ Domingo por la mañana. El invierno golpea los ventanales, pero aquí dentro solo existe el calor. Me dejo caer en el jacuzzi, la espuma sube, el mármol negro guarda el secreto y el agua tibia me despierta mejor que cualquier alarma. Este es mi momento favorito: la mansión está en silencio, y yo siendo simplemente una mujer que disfruta de su renovador y merecido descanso. Si esta vista le provoca algo… en el jacuzzi hay espacio suficiente y está invitad@ a acompañarme❞ #SeductiveSunday #ParkEmpire #BlackMarbleMornings #WinterHeat #SoftProvocation #SooMinSundays #MansionPark
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  • —¡Cuando el viejito se ausenta, los ratones hacen fiesta! —le dijo mientras le colocaba a Francesco uno de los lentes que había encontrado en la sala de estar del mayor y se ponía el otro ella misma. Cargó al gato entre sus brazos y se subió a los costosos sofás de la mansión; aquel lugar era demasiado enorme para dos traviesos sueltos. La música aleatoria sonaba a un volumen razonable, lo justo para no incomodar al felino. Dio unos cuantos saltitos sobre el sofá antes de bajarse, dejando a su compañero en el suelo.

    —Vamos a comer hasta quedar rechonchitos —anunció alzando su brazo con entusiasmo, avanzó con paso firme de soldado hacia la cocina, con el felino siguiéndola como si marchara detrás de ella. Al parecerse mucho a su pequeña Adalid, disfrutaba demasiado los dias que debía cuidarlo.


    桑蒂 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐢𝐚𝐠𝐨 ᴬᵒᶦ 葵
    —¡Cuando el viejito se ausenta, los ratones hacen fiesta! —le dijo mientras le colocaba a Francesco uno de los lentes que había encontrado en la sala de estar del mayor y se ponía el otro ella misma. Cargó al gato entre sus brazos y se subió a los costosos sofás de la mansión; aquel lugar era demasiado enorme para dos traviesos sueltos. La música aleatoria sonaba a un volumen razonable, lo justo para no incomodar al felino. Dio unos cuantos saltitos sobre el sofá antes de bajarse, dejando a su compañero en el suelo. —Vamos a comer hasta quedar rechonchitos —anunció alzando su brazo con entusiasmo, avanzó con paso firme de soldado hacia la cocina, con el felino siguiéndola como si marchara detrás de ella. Al parecerse mucho a su pequeña Adalid, disfrutaba demasiado los dias que debía cuidarlo. [Santi12]
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  • VIII. Augusta Vindelicorum
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Otros
    Las largas horas de viaje habían agotado terriblemente a Jean, que difícilmente pudo mantener un rostro educado ni la actitud afable habitual con el señor Heinrich; de hecho, ante cada conversación, asentía con una sonrisa débil o forzada, intentando mantener su rol de anfitrión solícito incluso cuando se hallaban lejos de la mansión Phantomhive.

    Además, con lo quisquilloso que solía ser Jean con la apariencia, el calor distintivo de agosto lo irritaba profundamente, detestando sentirse sucio por el sudor, o sofocado por el fuerte sol.

    Pero eso cambió cuando viajaron por el ferry de vapor.

    En la proa, Jean se maravilló ante la vista del mar del norte.

    Recordando haberla visto por primera vez en su infancia, cuando, junto a Charles Grey, había viajado hacia Howick Hall, el hogar ancestral de su familia; Northumberland estaba ubicado al norte de Inglaterra, cerca de Bamburgh, donde el mar podía observarse por el horizonte.

    En cambio, aquí Jean se vio rodeado de un azul profundo, donde el mar parecía no tener fin y el aroma a sal fue intenso.

    —Tal cual como la recuerdo —musitó, guardando el aliento, mientras se aferraba a la barandilla para no caerse del mirador.

    En ese instante, en sus ojos pareció reflejarse el mar, sin poder diferenciarse la tonalidad de azules, cálidos como el clima que los arropaba con una refrescante brisa.

    Jean había quedado fascinado, y sin importarle guardar las apariencias, había mostrado genuina alegría, incluso, el mareo que había sufrido inicialmente parecía haber menguado por su emoción infantil.

    Naturalmente, esta reacción se debió a que fue la primera vez que viajaba tan lejos de casa.

    —Côte d'Opale —pronunció en un excelente francés, volviendo a maravillarse por las vistas.

    La costa de Ópalo era una ladera de un profundo verde que bordeaba el mar y el canal de la mancha; es decir, que con solo verla podían saber que se encontraban en Francia.

    Era parte del itinerario pisar suelo francés, dirigirse a París y desde allí, tomar un tren hacia Munich. Estando ahí debían tomar otro tren que los dejaría finalmente en Augsburgo.

    En principio, si Jean hubiera sabido que el viaje sería tan extenuante, hubiera declinado.

    Sin embargo, la tarea que se tenía entre manos necesitaba de su presencia. No podía delegársela a nadie, pues, no existía en el mundo nadie más capaz que el mismo Jean para ejecutarla.

    Así, tras pisar suelo firme y tener otras horas de viaje en tren, ambos caballeros arribaron a la Ciudad de la Luz.

    —La Ville Lumière —murmuró Jean, mirando las luces de la Torre Eiffel y de los edificios circundantes con fascinación.

    La noche parecía fulgurante bajo la iluminación eléctrica, creando un ambiente de ensueño.

    Jean sentía el cuerpo fatigado, y algunas náuseas todavía lo afectaban por el viaje en ferry.

    Pero quiso caminar un poco más, conocer algo de París.

    Tan entusiasmado por ello como si nunca pudiera regresar.

    Tan estúpidamente infantil.

    —¿Le gustaría dar un paseo? —propuso con la voz rasposa, dirigiéndole una sonrisa débil por el cansancio. —Si su deseo es descansar, lo entenderé. El hotel se encuentra cerca.

    Hizo una seña con la cabeza hacia la edificación en cuestión.

    Sintiéndose tontamente esperanzado con la idea de ser acompañado.

    «Cálmate un poco» se reprochó con vergüenza.

    Estaba comportándose inapropiadamente.
    Las largas horas de viaje habían agotado terriblemente a Jean, que difícilmente pudo mantener un rostro educado ni la actitud afable habitual con el señor Heinrich; de hecho, ante cada conversación, asentía con una sonrisa débil o forzada, intentando mantener su rol de anfitrión solícito incluso cuando se hallaban lejos de la mansión Phantomhive. Además, con lo quisquilloso que solía ser Jean con la apariencia, el calor distintivo de agosto lo irritaba profundamente, detestando sentirse sucio por el sudor, o sofocado por el fuerte sol. Pero eso cambió cuando viajaron por el ferry de vapor. En la proa, Jean se maravilló ante la vista del mar del norte. Recordando haberla visto por primera vez en su infancia, cuando, junto a Charles Grey, había viajado hacia Howick Hall, el hogar ancestral de su familia; Northumberland estaba ubicado al norte de Inglaterra, cerca de Bamburgh, donde el mar podía observarse por el horizonte. En cambio, aquí Jean se vio rodeado de un azul profundo, donde el mar parecía no tener fin y el aroma a sal fue intenso. —Tal cual como la recuerdo —musitó, guardando el aliento, mientras se aferraba a la barandilla para no caerse del mirador. En ese instante, en sus ojos pareció reflejarse el mar, sin poder diferenciarse la tonalidad de azules, cálidos como el clima que los arropaba con una refrescante brisa. Jean había quedado fascinado, y sin importarle guardar las apariencias, había mostrado genuina alegría, incluso, el mareo que había sufrido inicialmente parecía haber menguado por su emoción infantil. Naturalmente, esta reacción se debió a que fue la primera vez que viajaba tan lejos de casa. —Côte d'Opale —pronunció en un excelente francés, volviendo a maravillarse por las vistas. La costa de Ópalo era una ladera de un profundo verde que bordeaba el mar y el canal de la mancha; es decir, que con solo verla podían saber que se encontraban en Francia. Era parte del itinerario pisar suelo francés, dirigirse a París y desde allí, tomar un tren hacia Munich. Estando ahí debían tomar otro tren que los dejaría finalmente en Augsburgo. En principio, si Jean hubiera sabido que el viaje sería tan extenuante, hubiera declinado. Sin embargo, la tarea que se tenía entre manos necesitaba de su presencia. No podía delegársela a nadie, pues, no existía en el mundo nadie más capaz que el mismo Jean para ejecutarla. Así, tras pisar suelo firme y tener otras horas de viaje en tren, ambos caballeros arribaron a la Ciudad de la Luz. —La Ville Lumière —murmuró Jean, mirando las luces de la Torre Eiffel y de los edificios circundantes con fascinación. La noche parecía fulgurante bajo la iluminación eléctrica, creando un ambiente de ensueño. Jean sentía el cuerpo fatigado, y algunas náuseas todavía lo afectaban por el viaje en ferry. Pero quiso caminar un poco más, conocer algo de París. Tan entusiasmado por ello como si nunca pudiera regresar. Tan estúpidamente infantil. —¿Le gustaría dar un paseo? —propuso con la voz rasposa, dirigiéndole una sonrisa débil por el cansancio. —Si su deseo es descansar, lo entenderé. El hotel se encuentra cerca. Hizo una seña con la cabeza hacia la edificación en cuestión. Sintiéndose tontamente esperanzado con la idea de ser acompañado. «Cálmate un poco» se reprochó con vergüenza. Estaba comportándose inapropiadamente.
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    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ≻〉 Kazuha 〈≺

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ═──────────────═

    Llevaba mucho tiempo pensando lo mismo, desde el momento en que todo empezó a desmoronarse lentamente a su alrededor. El instante que su hermano simplemente desapareció. Se esfumó como si nunca hubiera existido, pero eso era imposible, él lo vio crecer mientras intentaba ser un buen hermano mayor, tenía demasiadas memorias con Leigh como para siquiera considerar el hecho que todo pudo ser imaginación o un sueño. No lo era. Entonces, ¿por qué a veces se sentía así? Era incómodo y desagradable.

    Esa noche, mientras terminaba de escanear algunos productos y colocarlos en bolsas para una cliente, algo llegó a él como si fuera una señal. O tal vez era más del montón de información que obtenía sin preguntar.

    —Pedí un deseo. Se cumplió al instante. —dijo la mujer con una sonrisa en el rostro, como si acaso estuviera revelando el secreto del universo.— Ahora nadie puede tocarme, en ningún sentido, a menos que yo lo decida.

    —Maravilloso. —dijo Demian con un tono que denotaba su desinterés.— Son trescien-

    —Tu deberías pedir un deseo y salir de esta tienda de mala muerte. Tienes que ver a Kazuha. —ella interrumpió enseguida, mirándolo con un destello cómplice en sus ojos.— ¿Sabes de la mansión abandonada en el barrio casi llegando a las afueras de la ciudad? Ve allí, podrás encontrarla sin problema. Solo asegúrate de saber bien lo que quieres.

    El chico se quedó en silencio, sin saber si la mujer estaba delirando o si decía la verdad. Juzgando por su expresión y palabras seguras, quizás era verdad. Pero la parte escéptica de él le decía que nadie ni nada podría cumplir aquello que deseaba en ese momento. A pesar de eso, se permitió dudar.

    —Gracias, lo pensaré. Son trescien-

    —Quédate con el cambio. —volvió a interrumpirlo mientras le dejó un billete de valor más grande del necesario. Luego ella tomó las bolsas y se retiró en silencio. Un silencio que pareció ensimismarse en Demian como una presencia que buscaba hacerlo perder el aliento. Por un momento casi lo logró, pero el joven inmediatamente borró cualquier pensamiento que pudiera alimentar esa sensación y guardó el billete en la caja registradora.

    El resto de su turno mantuvo su mente ocupada con lo que fuese, incluso aferrándose a lo que sea que los clientes le decían cuando llegaba el momento de pagar. La idea de ir a esa mansión, sin embargo, volvía de forma constante y molesta. Al final, terminando su turno, ya era de mañana, el sol ya alumbrando gran parte de las áreas de la ciudad, y de nuevo la vocecita en su cabeza "La mansión a las afueras. Un deseo."

    Chasqueó la lengua, estaba agotado, pero conociéndose no iba a dormir hasta ir a ese bendito lugar. Ya empezaba a entender porqué las personas fumaban una cajetilla de cigarrillos al día o más.

    Al salir de la tienda, con su chaqueta puesta, miró su skate que tenía en mano. Aunque lo usaba para ir de un lado a otro en la mayoría de los casos, iba a tardarse mucho en llegar al lugar, por lo que optó por pedir un taxi. Para su mala suerte, el conductor le dijo que solamente iba hasta cierto punto, no lo dejaría en la puerta de la mansión. Demian aceptó de todas maneras.

    Durante el viaje pensó en muchas cosas, en lo que podría pedir además de querer que su hermano volviera, el pensar que habría alguna clase de trampa o que era solo una estafa. Hoy en día cualquiera podía pretender hacer o ser lo que sea. "Pedí un deseo. Se cumplió al instante", resonó la voz de la cliente en su cabeza. De nuevo, ¿era verdad o solo exageración?

    —Ya llegamos. —el hombre lo sacó abruptamente de su mente al hablar y el chico se apresuró a pagar antes de bajarse. Una vez pisó suelo, se fijó en el camino. Calles y veredas no muy lisas. Ahí tampoco iba a servir el skate a menos que quisiera caerse de cara al suelo. Suspiró y emprendió camino, con una sensación de ser el único en el área.

    —Esto es una idiotez, no debí haber venido. —murmuró para sí mismo tras llegar a la entrada, divisando la mansión que, efectivamente, se veía abandonada y sin nadie dentro. Lo había estado por años y años según escuchó. Mordió su labio inferior antes de continuar hasta la puerta principal. Allí se quedó. ¿Debía tocar? ¿Pasar sin más?

    —Como si alguien estuviera aquí... Ya qué. —volvió a hablar por lo bajo antes de levantar su mano libre, la izquierda, y mover el tocador de la puerta para anunciarse.
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ≻〉 [K4zuha]〈≺ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ═──────────────═ Llevaba mucho tiempo pensando lo mismo, desde el momento en que todo empezó a desmoronarse lentamente a su alrededor. El instante que su hermano simplemente desapareció. Se esfumó como si nunca hubiera existido, pero eso era imposible, él lo vio crecer mientras intentaba ser un buen hermano mayor, tenía demasiadas memorias con Leigh como para siquiera considerar el hecho que todo pudo ser imaginación o un sueño. No lo era. Entonces, ¿por qué a veces se sentía así? Era incómodo y desagradable. Esa noche, mientras terminaba de escanear algunos productos y colocarlos en bolsas para una cliente, algo llegó a él como si fuera una señal. O tal vez era más del montón de información que obtenía sin preguntar. —Pedí un deseo. Se cumplió al instante. —dijo la mujer con una sonrisa en el rostro, como si acaso estuviera revelando el secreto del universo.— Ahora nadie puede tocarme, en ningún sentido, a menos que yo lo decida. —Maravilloso. —dijo Demian con un tono que denotaba su desinterés.— Son trescien- —Tu deberías pedir un deseo y salir de esta tienda de mala muerte. Tienes que ver a Kazuha. —ella interrumpió enseguida, mirándolo con un destello cómplice en sus ojos.— ¿Sabes de la mansión abandonada en el barrio casi llegando a las afueras de la ciudad? Ve allí, podrás encontrarla sin problema. Solo asegúrate de saber bien lo que quieres. El chico se quedó en silencio, sin saber si la mujer estaba delirando o si decía la verdad. Juzgando por su expresión y palabras seguras, quizás era verdad. Pero la parte escéptica de él le decía que nadie ni nada podría cumplir aquello que deseaba en ese momento. A pesar de eso, se permitió dudar. —Gracias, lo pensaré. Son trescien- —Quédate con el cambio. —volvió a interrumpirlo mientras le dejó un billete de valor más grande del necesario. Luego ella tomó las bolsas y se retiró en silencio. Un silencio que pareció ensimismarse en Demian como una presencia que buscaba hacerlo perder el aliento. Por un momento casi lo logró, pero el joven inmediatamente borró cualquier pensamiento que pudiera alimentar esa sensación y guardó el billete en la caja registradora. El resto de su turno mantuvo su mente ocupada con lo que fuese, incluso aferrándose a lo que sea que los clientes le decían cuando llegaba el momento de pagar. La idea de ir a esa mansión, sin embargo, volvía de forma constante y molesta. Al final, terminando su turno, ya era de mañana, el sol ya alumbrando gran parte de las áreas de la ciudad, y de nuevo la vocecita en su cabeza "La mansión a las afueras. Un deseo." Chasqueó la lengua, estaba agotado, pero conociéndose no iba a dormir hasta ir a ese bendito lugar. Ya empezaba a entender porqué las personas fumaban una cajetilla de cigarrillos al día o más. Al salir de la tienda, con su chaqueta puesta, miró su skate que tenía en mano. Aunque lo usaba para ir de un lado a otro en la mayoría de los casos, iba a tardarse mucho en llegar al lugar, por lo que optó por pedir un taxi. Para su mala suerte, el conductor le dijo que solamente iba hasta cierto punto, no lo dejaría en la puerta de la mansión. Demian aceptó de todas maneras. Durante el viaje pensó en muchas cosas, en lo que podría pedir además de querer que su hermano volviera, el pensar que habría alguna clase de trampa o que era solo una estafa. Hoy en día cualquiera podía pretender hacer o ser lo que sea. "Pedí un deseo. Se cumplió al instante", resonó la voz de la cliente en su cabeza. De nuevo, ¿era verdad o solo exageración? —Ya llegamos. —el hombre lo sacó abruptamente de su mente al hablar y el chico se apresuró a pagar antes de bajarse. Una vez pisó suelo, se fijó en el camino. Calles y veredas no muy lisas. Ahí tampoco iba a servir el skate a menos que quisiera caerse de cara al suelo. Suspiró y emprendió camino, con una sensación de ser el único en el área. —Esto es una idiotez, no debí haber venido. —murmuró para sí mismo tras llegar a la entrada, divisando la mansión que, efectivamente, se veía abandonada y sin nadie dentro. Lo había estado por años y años según escuchó. Mordió su labio inferior antes de continuar hasta la puerta principal. Allí se quedó. ¿Debía tocar? ¿Pasar sin más? —Como si alguien estuviera aquí... Ya qué. —volvió a hablar por lo bajo antes de levantar su mano libre, la izquierda, y mover el tocador de la puerta para anunciarse.
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  • El aguilucho despliega sus garras
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Drama
    Cuando arribaron a la mansión Phantomhive, la noche había caído profunda y ruidosa.

    El canto de los grillos, los animales nocturnos escabulléndose por el follaje, y el relincho de los caballos inundaron el espacio vívidamente, despertando a Jean del sueño al cual había caído durante el trayecto.

    Se enderezó en el asiento, tallándose los ojos con suavidad y mirando a través de la ventana.

    Las luces eléctricas iluminaron la penumbra, haciendo parecer a la imponente mansión como un faro en medio de la negrura.

    El carruaje se detuvo frente a la entrada. Rápidamente, Sebastian abandonó su rol de chófer, abriéndole la puerta y ofreciéndole la mano para bajar.

    Jean evadió su cara con desdén.

    —Lleva a Hiro a su habitación —ordenó en cambio, bajando por su cuenta con cuidado—, y dile al Conde Phantomhive que lo espero en el salón

    Jean pasó por su lado, e ingresó a la mansión con expresión adusta.
    Cuando arribaron a la mansión Phantomhive, la noche había caído profunda y ruidosa. El canto de los grillos, los animales nocturnos escabulléndose por el follaje, y el relincho de los caballos inundaron el espacio vívidamente, despertando a Jean del sueño al cual había caído durante el trayecto. Se enderezó en el asiento, tallándose los ojos con suavidad y mirando a través de la ventana. Las luces eléctricas iluminaron la penumbra, haciendo parecer a la imponente mansión como un faro en medio de la negrura. El carruaje se detuvo frente a la entrada. Rápidamente, Sebastian abandonó su rol de chófer, abriéndole la puerta y ofreciéndole la mano para bajar. Jean evadió su cara con desdén. —Lleva a Hiro a su habitación —ordenó en cambio, bajando por su cuenta con cuidado—, y dile al Conde Phantomhive que lo espero en el salón Jean pasó por su lado, e ingresó a la mansión con expresión adusta.
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  • El maleficio
    Fandom Nier Réplicant/Autómata x Hazbin hotel (Crossover)
    Categoría Terror


    ✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧ ✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧
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    ✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧ ✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧

    Las maldiciones crean una marca que destruye a todo aquel que se le acerca, dejando una estela de dolor y muerte.


    ××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××

    Hace 2 años atrás antes del proyecto Gestalt

    Todo estaba fuera de control, no se sabe como una enfermedad altamente mortal y contagiosa se les había salido de las manos, por lo cual ese proyecto del cual han estado trabajado desde hace tiempo atrás. Los científicos habían experimentado con todo, principalmente con niños que sentía que nadie recuerda pues esos pequeños solo eran huérfanos, de esos experimentos se creo lo que podría ser una arma altamente letal, pero como la supervivencia de la humanidad es mas importante, por lo que eso quedo descartado y “sellado” luego de su suceso que puso en peligro a toda la instalación.

    Fueron muchas pérdidas confirmadas, aun así había tiempo de lamentarse, se debe seguir.

    Mientras todo paso, en otro lugar, se explora una ruina, posiblemente buscando una pista qué les ayude contra el. Síndrome de Cloracion blanca, la cual actualmente estaba en todo el mundo, causado grandes pérdidas, mermado la humanidad.

    El científico a cabeza de esa expedición, llego a lo que a su tiempo fue una hermosa mansión, hoy yace en ruinas, entrando por la puerta principal, camino por los polvorientos pasillos, llego a una habitación cerrada, con algunos sellos de muchas religiones pegadas en la puerta, es como si de buscará mantener lo que sea dentro de esa habitación.

    Aunque sentía un escalofrío recorrer su cuerpo, el científico rompe cada sello, pues buscar una forma de eliminar el síndrome de Cloracion blanca, es prioridad. Una vez que la puerta quedo despejada de los sellos, este la abre entrando en la habitación, la cual a diferencia del resto de la mansión, esa misma habitación se encontraba helada, eso no pintaba bien, aun así se aventura por la misma, comenzado a buscar una posible cura.. ¿Por qué lo hace en esa mansión?... Porque se corria un rumor de que la personas que vivieron ahí, había recaudado información sobre el síndrome.

    Bueno no tenía mucho que perder, fue lo que pensó, aunque eso es lo mas lejano que podría estar, pues estaba apuntó de desatar algo.

    El científico encontró una caja fuerte, también con varios sellos, no debía pero su curiosidad fue mas grande, que quito todos los sellos y con ingenio, se las arreglo para abrir eso.

    Dentro no había nada, solo lo que parece una pequeña escultura, la tomo para analizar mejor, gran error porque sea lo que sea que contenía, fue liberado..

    Salió una sombra de la nada, la cual antes de irse, asesina al científico y huye por la ventana, buscado donde dejar una marca maldita para comenzar con una reinado de terror maldito.

    ××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××

    Presente…. Inicia el cuidado y vigilancia del proyecto Gestalt

    Devola estaba como siempre en su despacho en la biblioteca, Nier había ido a verla para ponerla al tanto de lo que había descubierto, pues Nier debía buscar cura para la enfermedad que aqueja el cuerpo de su hermana menor, Yoona.

    Una vez terminado la platica, Nier decide ir a la Fachada en el desierto, para visitar al rey para saber si tenía alguna información.

    Mientras una vez que se marcho, Popola entro al despacho.

    —Todo hasta ahora va bien, es difícil no ser sinceras —. Comento Popola con algo de culpa.

    —Lo se.. Pero es nuestro deber como vigilantes del proyecto —. Suspira mientras se talla los ojos con cansancio.

    —Ojala haya algo que hacer. —Popola le sirve algo de te a su hermana. —Nier no estará podemos ir a investigar a uba zona. — Comentó al sacar un mapa y ponerlo en la mesa.

    Devola recibe el te para ver el mapa, su hermana le señaló una zona donde podría ir para tener mas seguro el éxito del proyecto.

    —Bueno, no perdemos nada. —


    Con esa mentalidad ambas chicas emprenden viaje a la zona asignada, al llegar encuentran las ahora ruinas de la mansión.

    Sin mas entrar al lugar comenzaron a explorar, pasillo destruido y lleno de polvo, llegado a esa habitación donde se haya el mal.

    Esas energías al sentir la presencia de las hermanas, entro a una reliquia, la cual pudieron sentirse atraídas, no se sabe como pero tan pronto como lo tocaron pudieron ver lo qur se enfrentarian.

    —Eso está mal, debemos irnos. — Imágenes malditas llegaron a sus mentes, ambas corren mientras algo las persigue por los pasillos.

    Mientras correr una de ellas se lastima, provocando un sangrado, mientras corren, la sangre derramada es vertida eb un pentagrama, ambas quedaron acorraladas.. ¿Será el fin de ellas?.. No, no puede terminar así…

    —Por favor.. Que alguien nos ayude—. Grito despertada Devola mientras abraza a su hermana.

    El pentagrama comenzó a brillar y como si trajera a algo o alguien del mismo infierno, una figura comenzó a aparecer.
    ¿Sera la esperanza o desesperanza? Que ahora llevaran ellas sobre sus espaldas.
    ✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧ ✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧ Participantes [Alastor_rabbit] [Robin] ✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧ ✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧ Las maldiciones crean una marca que destruye a todo aquel que se le acerca, dejando una estela de dolor y muerte. ×××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××× Hace 2 años atrás antes del proyecto Gestalt Todo estaba fuera de control, no se sabe como una enfermedad altamente mortal y contagiosa se les había salido de las manos, por lo cual ese proyecto del cual han estado trabajado desde hace tiempo atrás. Los científicos habían experimentado con todo, principalmente con niños que sentía que nadie recuerda pues esos pequeños solo eran huérfanos, de esos experimentos se creo lo que podría ser una arma altamente letal, pero como la supervivencia de la humanidad es mas importante, por lo que eso quedo descartado y “sellado” luego de su suceso que puso en peligro a toda la instalación. Fueron muchas pérdidas confirmadas, aun así había tiempo de lamentarse, se debe seguir. Mientras todo paso, en otro lugar, se explora una ruina, posiblemente buscando una pista qué les ayude contra el. Síndrome de Cloracion blanca, la cual actualmente estaba en todo el mundo, causado grandes pérdidas, mermado la humanidad. El científico a cabeza de esa expedición, llego a lo que a su tiempo fue una hermosa mansión, hoy yace en ruinas, entrando por la puerta principal, camino por los polvorientos pasillos, llego a una habitación cerrada, con algunos sellos de muchas religiones pegadas en la puerta, es como si de buscará mantener lo que sea dentro de esa habitación. Aunque sentía un escalofrío recorrer su cuerpo, el científico rompe cada sello, pues buscar una forma de eliminar el síndrome de Cloracion blanca, es prioridad. Una vez que la puerta quedo despejada de los sellos, este la abre entrando en la habitación, la cual a diferencia del resto de la mansión, esa misma habitación se encontraba helada, eso no pintaba bien, aun así se aventura por la misma, comenzado a buscar una posible cura.. ¿Por qué lo hace en esa mansión?... Porque se corria un rumor de que la personas que vivieron ahí, había recaudado información sobre el síndrome. Bueno no tenía mucho que perder, fue lo que pensó, aunque eso es lo mas lejano que podría estar, pues estaba apuntó de desatar algo. El científico encontró una caja fuerte, también con varios sellos, no debía pero su curiosidad fue mas grande, que quito todos los sellos y con ingenio, se las arreglo para abrir eso. Dentro no había nada, solo lo que parece una pequeña escultura, la tomo para analizar mejor, gran error porque sea lo que sea que contenía, fue liberado.. Salió una sombra de la nada, la cual antes de irse, asesina al científico y huye por la ventana, buscado donde dejar una marca maldita para comenzar con una reinado de terror maldito. ×××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××× Presente…. Inicia el cuidado y vigilancia del proyecto Gestalt Devola estaba como siempre en su despacho en la biblioteca, Nier había ido a verla para ponerla al tanto de lo que había descubierto, pues Nier debía buscar cura para la enfermedad que aqueja el cuerpo de su hermana menor, Yoona. Una vez terminado la platica, Nier decide ir a la Fachada en el desierto, para visitar al rey para saber si tenía alguna información. Mientras una vez que se marcho, Popola entro al despacho. —Todo hasta ahora va bien, es difícil no ser sinceras —. Comento Popola con algo de culpa. —Lo se.. Pero es nuestro deber como vigilantes del proyecto —. Suspira mientras se talla los ojos con cansancio. —Ojala haya algo que hacer. —Popola le sirve algo de te a su hermana. —Nier no estará podemos ir a investigar a uba zona. — Comentó al sacar un mapa y ponerlo en la mesa. Devola recibe el te para ver el mapa, su hermana le señaló una zona donde podría ir para tener mas seguro el éxito del proyecto. —Bueno, no perdemos nada. — Con esa mentalidad ambas chicas emprenden viaje a la zona asignada, al llegar encuentran las ahora ruinas de la mansión. Sin mas entrar al lugar comenzaron a explorar, pasillo destruido y lleno de polvo, llegado a esa habitación donde se haya el mal. Esas energías al sentir la presencia de las hermanas, entro a una reliquia, la cual pudieron sentirse atraídas, no se sabe como pero tan pronto como lo tocaron pudieron ver lo qur se enfrentarian. —Eso está mal, debemos irnos. — Imágenes malditas llegaron a sus mentes, ambas corren mientras algo las persigue por los pasillos. Mientras correr una de ellas se lastima, provocando un sangrado, mientras corren, la sangre derramada es vertida eb un pentagrama, ambas quedaron acorraladas.. ¿Será el fin de ellas?.. No, no puede terminar así… —Por favor.. Que alguien nos ayude—. Grito despertada Devola mientras abraza a su hermana. El pentagrama comenzó a brillar y como si trajera a algo o alguien del mismo infierno, una figura comenzó a aparecer. ¿Sera la esperanza o desesperanza? Que ahora llevaran ellas sobre sus espaldas.
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