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    Zaphiro dudó un instante antes de empujar la puerta, aunque ya le había enviado un mensaje a anyel avisando que venía... entendía que él no quisiera hablar con ella. La pelea con él aún le quemaba en la garganta y el nudo en su estómago aún le causaba nauseas...tan solo quería el suéter que había dejado el día anterior.

    Con pasos lentos y un poco vacilantes, entró a la casa. No era la manera en que imaginaba volver-Anyel, solo vine por mi suéter-alzó la voz, pensando que quizá se encontraba en el segundo piso, y la realidad es que no quería verlo aun.

    Se encaminó hacia la sala con paso rápido, sintiéndose tentada a desviarse y subir las escaleras para hablar con el... pero un temía la respuesta que podía darle.
    Iba tan perdida en sus emociones que cuando sus ojos se alzaron y se toparon con ella, sus pasos se detuvieron en seco

    El corazón le dio un vuelco y por un segundo dudó si había sido una buena idea venir... La inseguridad se coló en su pecho, apretándole con uñas invisibles. ¿Por qué ella seguía aquí? ¿Por qué Anyel no le había dicho que Nyssara estaba en casa? ¿ Se había decidido al final por ella? Las dudas comenzaron a arañar su mente.

    -¿Que haces aqui?- pregunto de forma brusca sin poder detener un pensamiento que simplemente se había colado hasta su lengua.

    -¿No se supone que ustedes terminaron? - el rostro de zaphiro se había endurecido, los celos la carcomía y también el dolor de saber que Anyel ni siquiera le había avisado de su decisión.

    continuó sin moverse, como si temiera que si daba un paso todo a su alrededor explotaría... solo se quedo ahí, con la mirada en aquella mujer que tenía todo lo que ella quería.
    Zaphiro dudó un instante antes de empujar la puerta, aunque ya le había enviado un mensaje a anyel avisando que venía... entendía que él no quisiera hablar con ella. La pelea con él aún le quemaba en la garganta y el nudo en su estómago aún le causaba nauseas...tan solo quería el suéter que había dejado el día anterior. Con pasos lentos y un poco vacilantes, entró a la casa. No era la manera en que imaginaba volver-Anyel, solo vine por mi suéter-alzó la voz, pensando que quizá se encontraba en el segundo piso, y la realidad es que no quería verlo aun. Se encaminó hacia la sala con paso rápido, sintiéndose tentada a desviarse y subir las escaleras para hablar con el... pero un temía la respuesta que podía darle. Iba tan perdida en sus emociones que cuando sus ojos se alzaron y se toparon con ella, sus pasos se detuvieron en seco El corazón le dio un vuelco y por un segundo dudó si había sido una buena idea venir... La inseguridad se coló en su pecho, apretándole con uñas invisibles. ¿Por qué ella seguía aquí? ¿Por qué Anyel no le había dicho que Nyssara estaba en casa? ¿ Se había decidido al final por ella? Las dudas comenzaron a arañar su mente. -¿Que haces aqui?- pregunto de forma brusca sin poder detener un pensamiento que simplemente se había colado hasta su lengua. -¿No se supone que ustedes terminaron? - el rostro de zaphiro se había endurecido, los celos la carcomía y también el dolor de saber que Anyel ni siquiera le había avisado de su decisión. continuó sin moverse, como si temiera que si daba un paso todo a su alrededor explotaría... solo se quedo ahí, con la mirada en aquella mujer que tenía todo lo que ella quería.
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  • Un fin de semana en las Vegas
    Fandom Oc
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    Arribé desde las aguas italianas con un destino claro y tentador: la gran superpotencia estadounidense. Mi objetivo no era otro que sumergirme por completo en el desenfreno y el brillo de la ciudad del placer y los pecados… Las Vegas.

    Después de aterrizar pasadas las 7:30 p.m., tomé un taxi directo al Strip. En menos de una hora ya estaba instalado en un lujoso hotel, con una habitación amplia, impecable, y una vista que prometía más de lo que el día podía darme. Pero para mí, la noche apenas comenzaba.

    8:45 p.m.
    Salí del hotel con paso firme y decidido, empujado por el hambre… y por algo más. Una inquietud que no venía del estómago, sino de más profundo. Elegí un restaurante elegante sin pensarlo demasiado: un risotto de mariscos y una copa de vino tinto que me supo más a preludio que a comida real.

    Fue entonces cuando la vi.

    La entrada del casino. Discreta. Casi privada. Como si no necesitara anunciarse, como si supiera que quien pertenece… siempre la encontrará.

    Pagada la cuenta, me dirigí sin dudar hacia esa puerta de doble hoja iluminada por luces suaves y doradas. Y al cruzarla…

    El interior me golpeó como un perfume antiguo: fichas deslizando sobre tapetes verdes, risas contenidas, suspiros, tragos caros, máquinas sonando como promesas rotas, y la luz tenue de los neones rebotando en las paredes de terciopelo.

    Todo rugía dentro de mí.

    Un ruido interno que no se calmaba con comida, ni con vino, ni con descanso.
    Era un fuego antiguo, uno que había aprendido a apagar con disciplina durante el día…
    Pero que por las noches —y más aún en una ciudad como esta— ardía sin pedir permiso.

    **—Aquí no soy un simple profesor —**pensé mientras mis dedos acariciaban el borde de una ficha olvidada en la barra del salón.
    —Aquí no soy el hombre que enseña historia en un aula aburrida, ni el que pasa desapercibido en el supermercado.
    Aquí puedo ser quien realmente soy.

    Un apostador elegante.
    Un seductor sin corbata.
    Un hombre al borde, buscando ese momento exacto entre perderlo todo… o ganarse a sí mismo.

    Tomé asiento en una mesa de blackjack. Mis dedos temblaban apenas mientras soltaba los billetes y pedía fichas. No por miedo. Sino por ansias.

    Una leve sonrisa apareció en mis labios cuando el crupier me miró por primera vez.

    —Sólo una mano, ¿verdad? —susurré.
    Mentí.
    Arribé desde las aguas italianas con un destino claro y tentador: la gran superpotencia estadounidense. Mi objetivo no era otro que sumergirme por completo en el desenfreno y el brillo de la ciudad del placer y los pecados… Las Vegas. Después de aterrizar pasadas las 7:30 p.m., tomé un taxi directo al Strip. En menos de una hora ya estaba instalado en un lujoso hotel, con una habitación amplia, impecable, y una vista que prometía más de lo que el día podía darme. Pero para mí, la noche apenas comenzaba. 8:45 p.m. Salí del hotel con paso firme y decidido, empujado por el hambre… y por algo más. Una inquietud que no venía del estómago, sino de más profundo. Elegí un restaurante elegante sin pensarlo demasiado: un risotto de mariscos y una copa de vino tinto que me supo más a preludio que a comida real. Fue entonces cuando la vi. La entrada del casino. Discreta. Casi privada. Como si no necesitara anunciarse, como si supiera que quien pertenece… siempre la encontrará. Pagada la cuenta, me dirigí sin dudar hacia esa puerta de doble hoja iluminada por luces suaves y doradas. Y al cruzarla… El interior me golpeó como un perfume antiguo: fichas deslizando sobre tapetes verdes, risas contenidas, suspiros, tragos caros, máquinas sonando como promesas rotas, y la luz tenue de los neones rebotando en las paredes de terciopelo. Todo rugía dentro de mí. Un ruido interno que no se calmaba con comida, ni con vino, ni con descanso. Era un fuego antiguo, uno que había aprendido a apagar con disciplina durante el día… Pero que por las noches —y más aún en una ciudad como esta— ardía sin pedir permiso. **—Aquí no soy un simple profesor —**pensé mientras mis dedos acariciaban el borde de una ficha olvidada en la barra del salón. —Aquí no soy el hombre que enseña historia en un aula aburrida, ni el que pasa desapercibido en el supermercado. Aquí puedo ser quien realmente soy. Un apostador elegante. Un seductor sin corbata. Un hombre al borde, buscando ese momento exacto entre perderlo todo… o ganarse a sí mismo. Tomé asiento en una mesa de blackjack. Mis dedos temblaban apenas mientras soltaba los billetes y pedía fichas. No por miedo. Sino por ansias. Una leve sonrisa apareció en mis labios cuando el crupier me miró por primera vez. —Sólo una mano, ¿verdad? —susurré. Mentí.
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  • un buen estiramiento antes de ir a dormir, y ver si mi mente despeja, algunas cosas que pasaron hoy dia.......creo que necesito un respiro, o gritar, o ir a un angeroom haber si desahogo todo, lo que me esta haciendo el nudo en el estomago, y mi garganta
    un buen estiramiento antes de ir a dormir, y ver si mi mente despeja, algunas cosas que pasaron hoy dia.......creo que necesito un respiro, o gritar, o ir a un angeroom haber si desahogo todo, lo que me esta haciendo el nudo en el estomago, y mi garganta
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  • -estaba en el baño, mientras el agua caia por mi cuerpo ese liquido bajaba por el desague, ese liquido del color rojo, un rojo carmin profundo, derramando lagrimas, pasando saliva aunque se me dificultaba,por el nudo en la garganta y mi estomago, cuando sali del baño, fui y agarre un pequeño relicarioencima de mi mesita de noche, mirando las medicinas, para ir callendo de rodillas, para despues agarrar mi telefono, viendo que mika me habia dejado su telefono, pero no queria molestarlo, no, no ahora y menos con mis problemas y soledad-

    haaa.....que debo hacer

    -dije soltando un gran suspiro, cerrando el relicario dejandolo a un lado, aun en toalla fui, y me puse mi pijama, llendo por una copa y una botella de vino, sirviendome una copa mirando el ventanal, abrazandome a mi misma-

    Mika Xiao Kim
    -estaba en el baño, mientras el agua caia por mi cuerpo ese liquido bajaba por el desague, ese liquido del color rojo, un rojo carmin profundo, derramando lagrimas, pasando saliva aunque se me dificultaba,por el nudo en la garganta y mi estomago, cuando sali del baño, fui y agarre un pequeño relicarioencima de mi mesita de noche, mirando las medicinas, para ir callendo de rodillas, para despues agarrar mi telefono, viendo que mika me habia dejado su telefono, pero no queria molestarlo, no, no ahora y menos con mis problemas y soledad- haaa.....que debo hacer -dije soltando un gran suspiro, cerrando el relicario dejandolo a un lado, aun en toalla fui, y me puse mi pijama, llendo por una copa y una botella de vino, sirviendome una copa mirando el ventanal, abrazandome a mi misma- [fable_silver_frog_194]
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  • ⸻ Cafetería 'Devotion' – Williamsburg, Brooklyn

    — El amor no se mide en selfies, sexo intenso ni frases de ligoteo. Se mide en conexión, comprensión y confianza. Créeme. Llegará el momento en que comprenderás que las mariposas en el estomago no son nada comparado con poder llamar "hogar" a esa persona.

    #Ashes
    📌 ⸻ Cafetería 'Devotion' – Williamsburg, Brooklyn — El amor no se mide en selfies, sexo intenso ni frases de ligoteo. Se mide en conexión, comprensión y confianza. Créeme. Llegará el momento en que comprenderás que las mariposas en el estomago no son nada comparado con poder llamar "hogar" a esa persona. #Ashes
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  • [22:48 h | Ostia – Zona industrial abandonada | Encargo simple]

    Salí de casa de Angela para hacer un encargo como de costumbre.
    Llevo botas negras, la Glock silenciada pegada al costado y un cuchillo en la bota derecha. A las 22:33 el primer hombre cae con un tiro limpio a la garganta. Al segundo lo dejo sin aire, golpe seco al esternón y rodillazo al cuello. Me limpio las manos en su camiseta.

    Miro el reloj. A las 22:41 ya estoy saliendo.

    Cruzo el pasillo entre cajas cuando noto algo raro. Levanto el arma y giro.

    Nada.

    Avanzo y luego se escucha un chasquido metálico.

    Y entonces algo me cubre la cara.

    Tela y gas. Reacción inmediata: aguanto el aire y doy un codazo. Siento un puñetazo seco en el estómago por lo que me doblo. Trato de girarme, pero me agarran fuerte. Escucho su voz justo antes de perder el equilibrio.

    —Ahora vas a saber lo que es no tener el control, bambina.

    Intento gritar pero no me sale. Todo se pone borroso y el corazón me late a cien. Escucho cajas caer, mis botas arrastrarse, la tela del pasamontañas. Luego nada.



    [??? | Lugar desconocido | Hora indeterminada]

    Me despierto con las muñecas atadas a una silla. Metal frío y sangre en el labio. Una herida en la ceja que me molesta.

    No hay ventanas.

    Solo él de pie y fumando.

    —¿Ves? Hasta tú te despistas.
    —No por mucho tiempo —le escupo.

    Se acerca y me da una bofetada fuerte. No me duele tanto como me enciende por dentro.

    —¿Sabes por qué lo hago así? Porque sé que no te da miedo morir.
    Pero sí te jode fallar y que te atrapen. Que alguien te vea débil.

    Le mantengo la mirada. Aunque se me cae un hilo de sangre por la comisura.

    —Tienes razón —digo despacio—.
    Pero más me va a joder cuando te mate.

    Se ríe y se gira. Apara el cigarro en el suelo y sale.

    Y yo me quedo allí. Calculando. Sintiendo cómo las marcas en las muñecas empiezan a abrirse.
    Y quizás con algo de miedo por primera vez por no tener a quien me salve.

    [22:48 h | Ostia – Zona industrial abandonada | Encargo simple] Salí de casa de Angela para hacer un encargo como de costumbre. Llevo botas negras, la Glock silenciada pegada al costado y un cuchillo en la bota derecha. A las 22:33 el primer hombre cae con un tiro limpio a la garganta. Al segundo lo dejo sin aire, golpe seco al esternón y rodillazo al cuello. Me limpio las manos en su camiseta. Miro el reloj. A las 22:41 ya estoy saliendo. Cruzo el pasillo entre cajas cuando noto algo raro. Levanto el arma y giro. Nada. Avanzo y luego se escucha un chasquido metálico. Y entonces algo me cubre la cara. Tela y gas. Reacción inmediata: aguanto el aire y doy un codazo. Siento un puñetazo seco en el estómago por lo que me doblo. Trato de girarme, pero me agarran fuerte. Escucho su voz justo antes de perder el equilibrio. —Ahora vas a saber lo que es no tener el control, bambina. Intento gritar pero no me sale. Todo se pone borroso y el corazón me late a cien. Escucho cajas caer, mis botas arrastrarse, la tela del pasamontañas. Luego nada. ⸻ [??? | Lugar desconocido | Hora indeterminada] Me despierto con las muñecas atadas a una silla. Metal frío y sangre en el labio. Una herida en la ceja que me molesta. No hay ventanas. Solo él de pie y fumando. —¿Ves? Hasta tú te despistas. —No por mucho tiempo —le escupo. Se acerca y me da una bofetada fuerte. No me duele tanto como me enciende por dentro. —¿Sabes por qué lo hago así? Porque sé que no te da miedo morir. Pero sí te jode fallar y que te atrapen. Que alguien te vea débil. Le mantengo la mirada. Aunque se me cae un hilo de sangre por la comisura. —Tienes razón —digo despacio—. Pero más me va a joder cuando te mate. Se ríe y se gira. Apara el cigarro en el suelo y sale. Y yo me quedo allí. Calculando. Sintiendo cómo las marcas en las muñecas empiezan a abrirse. Y quizás con algo de miedo por primera vez por no tener a quien me salve.
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  • Syvis, la antigua líder del gremio, mi maestra, aquella que me arropó desde la infancia y se encargó de hacer que aprendiera todo lo que ella sabía y guiarme a saber aquello que ella no.

    Muchos la conocían como "La Ajedrecista" porque consideraban que era una mujer carente de emociones que usaba a todas las personas y bandos para su beneficio, pero aquello no fue cierto. Syvis siempre fue una mujer cálida, dañada por el mundo que la rodeaba, por ello tenía que proyectar aquella frialdad, para que las personas no se aprovecharan de ella y su amor por el mundo.

    Su muerte fue la cosa más dolorosa que pude experimentar, fue como si me arrancarán una parte de mi mismo, como si me arrebatarán de mi madre biológica. Tuve que continuar, tomar su lugar y tratar de ser una pizca de lo que ella fue en el Gremio de Magos.

    Alais llegó hace unos años y los Oráculos dijeron que ella era la reencarnación de Syvis, pero no puedo verlo, hay algo oscuro en Alais, oculto en su sonrisa, en la bondad que muestra día a día. Me niego a aceptar que Syvis revivió en ella, porque no puedo verla, pero estoy forzado por mi deber para entrenarla, para darle lo que yo recibí, aunque esto me lleve a la locura y a perder a lo que más amo en la vida.
    Syvis, la antigua líder del gremio, mi maestra, aquella que me arropó desde la infancia y se encargó de hacer que aprendiera todo lo que ella sabía y guiarme a saber aquello que ella no. Muchos la conocían como "La Ajedrecista" porque consideraban que era una mujer carente de emociones que usaba a todas las personas y bandos para su beneficio, pero aquello no fue cierto. Syvis siempre fue una mujer cálida, dañada por el mundo que la rodeaba, por ello tenía que proyectar aquella frialdad, para que las personas no se aprovecharan de ella y su amor por el mundo. Su muerte fue la cosa más dolorosa que pude experimentar, fue como si me arrancarán una parte de mi mismo, como si me arrebatarán de mi madre biológica. Tuve que continuar, tomar su lugar y tratar de ser una pizca de lo que ella fue en el Gremio de Magos. Alais llegó hace unos años y los Oráculos dijeron que ella era la reencarnación de Syvis, pero no puedo verlo, hay algo oscuro en Alais, oculto en su sonrisa, en la bondad que muestra día a día. Me niego a aceptar que Syvis revivió en ella, porque no puedo verla, pero estoy forzado por mi deber para entrenarla, para darle lo que yo recibí, aunque esto me lleve a la locura y a perder a lo que más amo en la vida.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Muchos han intentado engañarlo. Magos, demonios, dioses menores e incluso humanos con lenguas de plata y voluntades de acero.

    Pero Morfeo ve más allá del lenguaje, más allá de los gestos.

    Él no escucha palabras: escucha intenciones.

    No observa rostros: contempla la sustancia de las almas.
    Muchos han intentado engañarlo. Magos, demonios, dioses menores e incluso humanos con lenguas de plata y voluntades de acero. Pero Morfeo ve más allá del lenguaje, más allá de los gestos. Él no escucha palabras: escucha intenciones. No observa rostros: contempla la sustancia de las almas.
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  • Sospechas y gobstones
    Fandom Harry Potter
    Categoría Fantasía
    ㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ𝒂𝒖𝒓𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒕𝒓𝒖𝒉𝒂𝒏𝒆𝒔
    ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    ㅤㅤㅤㅤ˹ Dante Carrow



    ㅤㅤㅤㅤAlgún día terminaría por acostumbrarse a tanto cambio horario, estaba segura. Algún día se acostumbraría a trabajar en el culo del mundo, echar una cabezada en Dublín y estar a tiempo en Manhattan para asistir a la reunión de personal. Bueno, lo cierto era que no siempre le costaba trabajo encajar aquellos saltos entre países. Pero esa semana… esa semana estaba siendo especialmente complicada. Si echaba la vista atrás, recordaba haber dormido un total de siete horas en total. Sus pasos la habían llevado a recorrer medio planeta en pos de un mago oscuro que había tratado de practicar la nigromancia y resucitar magos tenebrosos a lo largo de casi tres continentes.

    Cuando quiso quitarse de encima la larguísima sombra de sus padres usando sus habilidades como auror por todo el planeta jamás imaginó que seria tan estresante. La parte mala de haber cosechado una reputación como la que ella se había labrado a lo largo de los últimos años era que su nombre se trataba del más codiciado entre los departamentos de Seguridad Mágica del mundo.

    Asi que, por eso ni siquiera se extrañó cuando su nombre salió a colación en el MACUSA entre los aurores que podrían ayudar en aquella delicada situación… Ni siquiera llevaba diez minutos tumbada en el sofá de su apartamento en Manhattan cuando aquella lechuza repiqueteó en su ventana con las garras de una de sus patas. Minerva ladeó la cabeza en dirección a aquel sonido entrecerrando los ojos a causa de la claridad que entraba por la ventana. Ni siquiera tenia idea de qué dichosa hora era.

    Se dio la vuelta en el sofá, pero aquella lechuza era insistente en su cometido. Minerva dejó ir un suspiro de aburrimiento y se movió en el sofá para incorporarse al tiempo que echaba hacia atrás su cabellera oscura que, por momentos se estaba tornando rojizo en las puntas a causa del enfado provocado por el cansancio.

    -Ya voy…- gruñó mientras se ponía en pie y se acercaba a la ventana. Una vez abierta, recogió la carta que la lechuza llevaba y esta ululó en un suave gorjeo alegre- Al menos sus lechuzas son agradables… -comentó mientras echaba mano del pequeño saquito donde tenía las chucherías lechuciles y le ofreció una al animal. Después desenrolló el pergamino y comenzó a leer.

    -Pues parece que las dos volvemos al MACUSA… -comentó mientras buscaba pluma y tinta para escribir una rápida respuesta:

    “Estaré allí en treinta minutos”

    >> Por suerte para Minerva, la reunión en el MACUSA no había durado demasiado tiempo, no hay nada que le diera más por saco que tener que estar encerrada entre cuatro paredes demasiado estrechas. Pero, para su desgracia su tarea era, probablemente, lo más desagradable que había tenido que hacer en mucho tiempo.

    -¿Dante Carrow? ¿Es en serio? -había preguntado Minerva- ¿Qué os hace pensar que verdaderamente él está implicado en todo esto? Quiero decir…

    Jenkins ladeó la cabeza.

    -Es su familia.- dijo el Jefe del Departamento de Aurores del MACUSA- Su apellido está enlazado con magia tenebrosa desde hace mucho tiempo…

    Minerva cambió el paso de su cuerpo de un pie a otro.

    -Si, lo entiendo… Sé de historia… -asintió rodando los ojos dando por hecho todo lo que tenia que ver la procedencia oscura de la familia Carrow- Conozco las Guerras Mágicas de Reino Unido… Pero conozco a Dante. Era… un poco chulo, solía hacer novillos, pero… esto es… jugar en otra liga. Él no es un asesino. Es… Solo un…

    -Es heredero de un linaje oscuro, señorita Keane -sentenció Jenkins- Necesitamos que te reúnas con él. Consideramos que eres la persona más capaz de resolver esta situación.

    Minerva puso los ojos en blanco.

    -¿Esto es por mis habilidades como auror o porque Dante me persiguió por todo Ilvermorny? -preguntó ella logrando una media sonrisita por parte de Jenkins.

    >> Incluso desde el otro lado de la puerta del bar podía escucharse los acordes de la música rock retumbando contra las paredes. Minerva se recolocó la chaqueta de cuero y atravesó la puerta del bar con ese aire de femme fatale que domina el mundo a cada paso que da. No era un papel… Los últimos años de su vida, lo que había visto y lo que había vivido, le habían convertido en una mujer dura, bastante poderosa y con ciertas malas pulgas. Aunque eso cambiaba en casa… su fachada se derrumbaba cada vez que su padre la recibía en uno de esos abrazos de oso que quitaban el aliento. Pero su padre no esta allí, asi que Minerva atravesó el bar con la barbilla alta y gesto altivo. No le había costado demasiado trabajo encontrar a Dante, por supuesto sabia en qué ambientes solía moverse. Ya había tenido que seguir sus pasos un año atrás cuando sus travesuras habían alertado al departamento de aurores. Aun asi, Minerva sabia que era un buen tio… pese a que nunca admitiría eso en voz alta..

    De pronto una bronca estalló en el fondo del bar seguido de un estruendo cuando una mesa cayó al suelo. Minerva siguió el sonido de los gritos y llegó a tiempo de ver como Dante Carrow recibía un puñetazo en plena cara.

    -¡¿Es que crees que puedes engañarme, Carrow?! -espetó un tipo enorme con aire de tener bastantes malas pulgas.

    Empujó a Dante contra el suelo al mismo tiempo que Minerva llegaba hasta él, lo que provocó que la cabeza del moreno quedara entre los dos pies de la auror.

    -¿Asi es como pasas el rato ahora? -le preguntó la morena descendiendo la mirada hacia él.

    El tipo de las malas pulgas dio un paso hacia ella con intención de seguir la bronca, pero Minerva sacó rápidamente su varita y, con un encantamiento no verbal lo congeló en el sitio.

    -Deja hablar a los mayores… -dijo con un deje de aburrimiento y volvió a mirar a Dante- ¿Te gusta meterte en líos?


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Starter

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    ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ𝒂𝒖𝒓𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒕𝒓𝒖𝒉𝒂𝒏𝒆𝒔 ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 ㅤㅤㅤㅤ˹ [CARR0W] ㅤ ㅤ ㅤㅤㅤㅤAlgún día terminaría por acostumbrarse a tanto cambio horario, estaba segura. Algún día se acostumbraría a trabajar en el culo del mundo, echar una cabezada en Dublín y estar a tiempo en Manhattan para asistir a la reunión de personal. Bueno, lo cierto era que no siempre le costaba trabajo encajar aquellos saltos entre países. Pero esa semana… esa semana estaba siendo especialmente complicada. Si echaba la vista atrás, recordaba haber dormido un total de siete horas en total. Sus pasos la habían llevado a recorrer medio planeta en pos de un mago oscuro que había tratado de practicar la nigromancia y resucitar magos tenebrosos a lo largo de casi tres continentes. Cuando quiso quitarse de encima la larguísima sombra de sus padres usando sus habilidades como auror por todo el planeta jamás imaginó que seria tan estresante. La parte mala de haber cosechado una reputación como la que ella se había labrado a lo largo de los últimos años era que su nombre se trataba del más codiciado entre los departamentos de Seguridad Mágica del mundo. Asi que, por eso ni siquiera se extrañó cuando su nombre salió a colación en el MACUSA entre los aurores que podrían ayudar en aquella delicada situación… Ni siquiera llevaba diez minutos tumbada en el sofá de su apartamento en Manhattan cuando aquella lechuza repiqueteó en su ventana con las garras de una de sus patas. Minerva ladeó la cabeza en dirección a aquel sonido entrecerrando los ojos a causa de la claridad que entraba por la ventana. Ni siquiera tenia idea de qué dichosa hora era. Se dio la vuelta en el sofá, pero aquella lechuza era insistente en su cometido. Minerva dejó ir un suspiro de aburrimiento y se movió en el sofá para incorporarse al tiempo que echaba hacia atrás su cabellera oscura que, por momentos se estaba tornando rojizo en las puntas a causa del enfado provocado por el cansancio. -Ya voy…- gruñó mientras se ponía en pie y se acercaba a la ventana. Una vez abierta, recogió la carta que la lechuza llevaba y esta ululó en un suave gorjeo alegre- Al menos sus lechuzas son agradables… -comentó mientras echaba mano del pequeño saquito donde tenía las chucherías lechuciles y le ofreció una al animal. Después desenrolló el pergamino y comenzó a leer. -Pues parece que las dos volvemos al MACUSA… -comentó mientras buscaba pluma y tinta para escribir una rápida respuesta: “Estaré allí en treinta minutos” >> Por suerte para Minerva, la reunión en el MACUSA no había durado demasiado tiempo, no hay nada que le diera más por saco que tener que estar encerrada entre cuatro paredes demasiado estrechas. Pero, para su desgracia su tarea era, probablemente, lo más desagradable que había tenido que hacer en mucho tiempo. -¿Dante Carrow? ¿Es en serio? -había preguntado Minerva- ¿Qué os hace pensar que verdaderamente él está implicado en todo esto? Quiero decir… Jenkins ladeó la cabeza. -Es su familia.- dijo el Jefe del Departamento de Aurores del MACUSA- Su apellido está enlazado con magia tenebrosa desde hace mucho tiempo… Minerva cambió el paso de su cuerpo de un pie a otro. -Si, lo entiendo… Sé de historia… -asintió rodando los ojos dando por hecho todo lo que tenia que ver la procedencia oscura de la familia Carrow- Conozco las Guerras Mágicas de Reino Unido… Pero conozco a Dante. Era… un poco chulo, solía hacer novillos, pero… esto es… jugar en otra liga. Él no es un asesino. Es… Solo un… -Es heredero de un linaje oscuro, señorita Keane -sentenció Jenkins- Necesitamos que te reúnas con él. Consideramos que eres la persona más capaz de resolver esta situación. Minerva puso los ojos en blanco. -¿Esto es por mis habilidades como auror o porque Dante me persiguió por todo Ilvermorny? -preguntó ella logrando una media sonrisita por parte de Jenkins. >> Incluso desde el otro lado de la puerta del bar podía escucharse los acordes de la música rock retumbando contra las paredes. Minerva se recolocó la chaqueta de cuero y atravesó la puerta del bar con ese aire de femme fatale que domina el mundo a cada paso que da. No era un papel… Los últimos años de su vida, lo que había visto y lo que había vivido, le habían convertido en una mujer dura, bastante poderosa y con ciertas malas pulgas. Aunque eso cambiaba en casa… su fachada se derrumbaba cada vez que su padre la recibía en uno de esos abrazos de oso que quitaban el aliento. Pero su padre no esta allí, asi que Minerva atravesó el bar con la barbilla alta y gesto altivo. No le había costado demasiado trabajo encontrar a Dante, por supuesto sabia en qué ambientes solía moverse. Ya había tenido que seguir sus pasos un año atrás cuando sus travesuras habían alertado al departamento de aurores. Aun asi, Minerva sabia que era un buen tio… pese a que nunca admitiría eso en voz alta.. De pronto una bronca estalló en el fondo del bar seguido de un estruendo cuando una mesa cayó al suelo. Minerva siguió el sonido de los gritos y llegó a tiempo de ver como Dante Carrow recibía un puñetazo en plena cara. -¡¿Es que crees que puedes engañarme, Carrow?! -espetó un tipo enorme con aire de tener bastantes malas pulgas. Empujó a Dante contra el suelo al mismo tiempo que Minerva llegaba hasta él, lo que provocó que la cabeza del moreno quedara entre los dos pies de la auror. -¿Asi es como pasas el rato ahora? -le preguntó la morena descendiendo la mirada hacia él. El tipo de las malas pulgas dio un paso hacia ella con intención de seguir la bronca, pero Minerva sacó rápidamente su varita y, con un encantamiento no verbal lo congeló en el sitio. -Deja hablar a los mayores… -dijo con un deje de aburrimiento y volvió a mirar a Dante- ¿Te gusta meterte en líos? #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Starter formato texto: [WH0YAGONNACALL on X] psd: [Mischief by waatsoned on DeviantArt]
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  • ⸻ Cripta subterránea – Iglesia de San Lorenzo, Brooklyn.

    El frío cala hasta los huesos, pero no importa. Siempre hiela donde habitan los muertos.

    Encendí la vela junto a las lápidas mohosas y susurré el nombre que me dio el cliente.

    La piedra respondió con una vibración, un soneto que solo tuvo sentido en mis oídos.

    Está aquí.

    Sentí la carne erizarse, como si la vida del muerto corriera por mis venas.
    Me estremecí.
    Mi estomago se tensó.

    Las nauseas son habituales cuando me comunico con el Más Allá, aunque no es por ello que lo odio.

    Cerré los ojos.
    La vela se apagó.

    El muerto tomó el control.

    — Habla, desgraciado —no pude reconocer mi propia voz— ¿Qué demonios quieres? ¿Por qué mierda me has despertado?

    #Ashes
    📌 ⸻ Cripta subterránea – Iglesia de San Lorenzo, Brooklyn. El frío cala hasta los huesos, pero no importa. Siempre hiela donde habitan los muertos. Encendí la vela junto a las lápidas mohosas y susurré el nombre que me dio el cliente. La piedra respondió con una vibración, un soneto que solo tuvo sentido en mis oídos. Está aquí. Sentí la carne erizarse, como si la vida del muerto corriera por mis venas. Me estremecí. Mi estomago se tensó. Las nauseas son habituales cuando me comunico con el Más Allá, aunque no es por ello que lo odio. Cerré los ojos. La vela se apagó. El muerto tomó el control. — Habla, desgraciado —no pude reconocer mi propia voz— ¿Qué demonios quieres? ¿Por qué mierda me has despertado? #Ashes
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