Sospechas y gobstones
ㅤㅤ
ㅤㅤㅤㅤ𝒂𝒖𝒓𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒕𝒓𝒖𝒉𝒂𝒏𝒆𝒔
ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
ㅤㅤㅤㅤ˹ Dante Carrow
ㅤ
ㅤ
ㅤㅤㅤㅤAlgún día terminaría por acostumbrarse a tanto cambio horario, estaba segura. Algún día se acostumbraría a trabajar en el culo del mundo, echar una cabezada en Dublín y estar a tiempo en Manhattan para asistir a la reunión de personal. Bueno, lo cierto era que no siempre le costaba trabajo encajar aquellos saltos entre países. Pero esa semana… esa semana estaba siendo especialmente complicada. Si echaba la vista atrás, recordaba haber dormido un total de siete horas en total. Sus pasos la habían llevado a recorrer medio planeta en pos de un mago oscuro que había tratado de practicar la nigromancia y resucitar magos tenebrosos a lo largo de casi tres continentes.
Cuando quiso quitarse de encima la larguísima sombra de sus padres usando sus habilidades como auror por todo el planeta jamás imaginó que seria tan estresante. La parte mala de haber cosechado una reputación como la que ella se había labrado a lo largo de los últimos años era que su nombre se trataba del más codiciado entre los departamentos de Seguridad Mágica del mundo.
Asi que, por eso ni siquiera se extrañó cuando su nombre salió a colación en el MACUSA entre los aurores que podrían ayudar en aquella delicada situación… Ni siquiera llevaba diez minutos tumbada en el sofá de su apartamento en Manhattan cuando aquella lechuza repiqueteó en su ventana con las garras de una de sus patas. Minerva ladeó la cabeza en dirección a aquel sonido entrecerrando los ojos a causa de la claridad que entraba por la ventana. Ni siquiera tenia idea de qué dichosa hora era.
Se dio la vuelta en el sofá, pero aquella lechuza era insistente en su cometido. Minerva dejó ir un suspiro de aburrimiento y se movió en el sofá para incorporarse al tiempo que echaba hacia atrás su cabellera oscura que, por momentos se estaba tornando rojizo en las puntas a causa del enfado provocado por el cansancio.
-Ya voy…- gruñó mientras se ponía en pie y se acercaba a la ventana. Una vez abierta, recogió la carta que la lechuza llevaba y esta ululó en un suave gorjeo alegre- Al menos sus lechuzas son agradables… -comentó mientras echaba mano del pequeño saquito donde tenía las chucherías lechuciles y le ofreció una al animal. Después desenrolló el pergamino y comenzó a leer.
-Pues parece que las dos volvemos al MACUSA… -comentó mientras buscaba pluma y tinta para escribir una rápida respuesta:
“Estaré allí en treinta minutos”
>> Por suerte para Minerva, la reunión en el MACUSA no había durado demasiado tiempo, no hay nada que le diera más por saco que tener que estar encerrada entre cuatro paredes demasiado estrechas. Pero, para su desgracia su tarea era, probablemente, lo más desagradable que había tenido que hacer en mucho tiempo.
-¿Dante Carrow? ¿Es en serio? -había preguntado Minerva- ¿Qué os hace pensar que verdaderamente él está implicado en todo esto? Quiero decir…
Jenkins ladeó la cabeza.
-Es su familia.- dijo el Jefe del Departamento de Aurores del MACUSA- Su apellido está enlazado con magia tenebrosa desde hace mucho tiempo…
Minerva cambió el paso de su cuerpo de un pie a otro.
-Si, lo entiendo… Sé de historia… -asintió rodando los ojos dando por hecho todo lo que tenia que ver la procedencia oscura de la familia Carrow- Conozco las Guerras Mágicas de Reino Unido… Pero conozco a Dante. Era… un poco chulo, solía hacer novillos, pero… esto es… jugar en otra liga. Él no es un asesino. Es… Solo un…
-Es heredero de un linaje oscuro, señorita Keane -sentenció Jenkins- Necesitamos que te reúnas con él. Consideramos que eres la persona más capaz de resolver esta situación.
Minerva puso los ojos en blanco.
-¿Esto es por mis habilidades como auror o porque Dante me persiguió por todo Ilvermorny? -preguntó ella logrando una media sonrisita por parte de Jenkins.
>> Incluso desde el otro lado de la puerta del bar podía escucharse los acordes de la música rock retumbando contra las paredes. Minerva se recolocó la chaqueta de cuero y atravesó la puerta del bar con ese aire de femme fatale que domina el mundo a cada paso que da. No era un papel… Los últimos años de su vida, lo que había visto y lo que había vivido, le habían convertido en una mujer dura, bastante poderosa y con ciertas malas pulgas. Aunque eso cambiaba en casa… su fachada se derrumbaba cada vez que su padre la recibía en uno de esos abrazos de oso que quitaban el aliento. Pero su padre no esta allí, asi que Minerva atravesó el bar con la barbilla alta y gesto altivo. No le había costado demasiado trabajo encontrar a Dante, por supuesto sabia en qué ambientes solía moverse. Ya había tenido que seguir sus pasos un año atrás cuando sus travesuras habían alertado al departamento de aurores. Aun asi, Minerva sabia que era un buen tio… pese a que nunca admitiría eso en voz alta..
De pronto una bronca estalló en el fondo del bar seguido de un estruendo cuando una mesa cayó al suelo. Minerva siguió el sonido de los gritos y llegó a tiempo de ver como Dante Carrow recibía un puñetazo en plena cara.
-¡¿Es que crees que puedes engañarme, Carrow?! -espetó un tipo enorme con aire de tener bastantes malas pulgas.
Empujó a Dante contra el suelo al mismo tiempo que Minerva llegaba hasta él, lo que provocó que la cabeza del moreno quedara entre los dos pies de la auror.
-¿Asi es como pasas el rato ahora? -le preguntó la morena descendiendo la mirada hacia él.
El tipo de las malas pulgas dio un paso hacia ella con intención de seguir la bronca, pero Minerva sacó rápidamente su varita y, con un encantamiento no verbal lo congeló en el sitio.
-Deja hablar a los mayores… -dijo con un deje de aburrimiento y volvió a mirar a Dante- ¿Te gusta meterte en líos?
#Personajes3D #3D #Comunidad3D #Starter
formato texto: [WH0YAGONNACALL on X]
psd: [Mischief by waatsoned on DeviantArt]
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ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
ㅤㅤㅤㅤ˹ Dante Carrow
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ㅤㅤㅤㅤAlgún día terminaría por acostumbrarse a tanto cambio horario, estaba segura. Algún día se acostumbraría a trabajar en el culo del mundo, echar una cabezada en Dublín y estar a tiempo en Manhattan para asistir a la reunión de personal. Bueno, lo cierto era que no siempre le costaba trabajo encajar aquellos saltos entre países. Pero esa semana… esa semana estaba siendo especialmente complicada. Si echaba la vista atrás, recordaba haber dormido un total de siete horas en total. Sus pasos la habían llevado a recorrer medio planeta en pos de un mago oscuro que había tratado de practicar la nigromancia y resucitar magos tenebrosos a lo largo de casi tres continentes.
Cuando quiso quitarse de encima la larguísima sombra de sus padres usando sus habilidades como auror por todo el planeta jamás imaginó que seria tan estresante. La parte mala de haber cosechado una reputación como la que ella se había labrado a lo largo de los últimos años era que su nombre se trataba del más codiciado entre los departamentos de Seguridad Mágica del mundo.
Asi que, por eso ni siquiera se extrañó cuando su nombre salió a colación en el MACUSA entre los aurores que podrían ayudar en aquella delicada situación… Ni siquiera llevaba diez minutos tumbada en el sofá de su apartamento en Manhattan cuando aquella lechuza repiqueteó en su ventana con las garras de una de sus patas. Minerva ladeó la cabeza en dirección a aquel sonido entrecerrando los ojos a causa de la claridad que entraba por la ventana. Ni siquiera tenia idea de qué dichosa hora era.
Se dio la vuelta en el sofá, pero aquella lechuza era insistente en su cometido. Minerva dejó ir un suspiro de aburrimiento y se movió en el sofá para incorporarse al tiempo que echaba hacia atrás su cabellera oscura que, por momentos se estaba tornando rojizo en las puntas a causa del enfado provocado por el cansancio.
-Ya voy…- gruñó mientras se ponía en pie y se acercaba a la ventana. Una vez abierta, recogió la carta que la lechuza llevaba y esta ululó en un suave gorjeo alegre- Al menos sus lechuzas son agradables… -comentó mientras echaba mano del pequeño saquito donde tenía las chucherías lechuciles y le ofreció una al animal. Después desenrolló el pergamino y comenzó a leer.
-Pues parece que las dos volvemos al MACUSA… -comentó mientras buscaba pluma y tinta para escribir una rápida respuesta:
“Estaré allí en treinta minutos”
>> Por suerte para Minerva, la reunión en el MACUSA no había durado demasiado tiempo, no hay nada que le diera más por saco que tener que estar encerrada entre cuatro paredes demasiado estrechas. Pero, para su desgracia su tarea era, probablemente, lo más desagradable que había tenido que hacer en mucho tiempo.
-¿Dante Carrow? ¿Es en serio? -había preguntado Minerva- ¿Qué os hace pensar que verdaderamente él está implicado en todo esto? Quiero decir…
Jenkins ladeó la cabeza.
-Es su familia.- dijo el Jefe del Departamento de Aurores del MACUSA- Su apellido está enlazado con magia tenebrosa desde hace mucho tiempo…
Minerva cambió el paso de su cuerpo de un pie a otro.
-Si, lo entiendo… Sé de historia… -asintió rodando los ojos dando por hecho todo lo que tenia que ver la procedencia oscura de la familia Carrow- Conozco las Guerras Mágicas de Reino Unido… Pero conozco a Dante. Era… un poco chulo, solía hacer novillos, pero… esto es… jugar en otra liga. Él no es un asesino. Es… Solo un…
-Es heredero de un linaje oscuro, señorita Keane -sentenció Jenkins- Necesitamos que te reúnas con él. Consideramos que eres la persona más capaz de resolver esta situación.
Minerva puso los ojos en blanco.
-¿Esto es por mis habilidades como auror o porque Dante me persiguió por todo Ilvermorny? -preguntó ella logrando una media sonrisita por parte de Jenkins.
>> Incluso desde el otro lado de la puerta del bar podía escucharse los acordes de la música rock retumbando contra las paredes. Minerva se recolocó la chaqueta de cuero y atravesó la puerta del bar con ese aire de femme fatale que domina el mundo a cada paso que da. No era un papel… Los últimos años de su vida, lo que había visto y lo que había vivido, le habían convertido en una mujer dura, bastante poderosa y con ciertas malas pulgas. Aunque eso cambiaba en casa… su fachada se derrumbaba cada vez que su padre la recibía en uno de esos abrazos de oso que quitaban el aliento. Pero su padre no esta allí, asi que Minerva atravesó el bar con la barbilla alta y gesto altivo. No le había costado demasiado trabajo encontrar a Dante, por supuesto sabia en qué ambientes solía moverse. Ya había tenido que seguir sus pasos un año atrás cuando sus travesuras habían alertado al departamento de aurores. Aun asi, Minerva sabia que era un buen tio… pese a que nunca admitiría eso en voz alta..
De pronto una bronca estalló en el fondo del bar seguido de un estruendo cuando una mesa cayó al suelo. Minerva siguió el sonido de los gritos y llegó a tiempo de ver como Dante Carrow recibía un puñetazo en plena cara.
-¡¿Es que crees que puedes engañarme, Carrow?! -espetó un tipo enorme con aire de tener bastantes malas pulgas.
Empujó a Dante contra el suelo al mismo tiempo que Minerva llegaba hasta él, lo que provocó que la cabeza del moreno quedara entre los dos pies de la auror.
-¿Asi es como pasas el rato ahora? -le preguntó la morena descendiendo la mirada hacia él.
El tipo de las malas pulgas dio un paso hacia ella con intención de seguir la bronca, pero Minerva sacó rápidamente su varita y, con un encantamiento no verbal lo congeló en el sitio.
-Deja hablar a los mayores… -dijo con un deje de aburrimiento y volvió a mirar a Dante- ¿Te gusta meterte en líos?
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ㅤㅤㅤㅤ𝒂𝒖𝒓𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒕𝒓𝒖𝒉𝒂𝒏𝒆𝒔
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ㅤㅤㅤㅤAlgún día terminaría por acostumbrarse a tanto cambio horario, estaba segura. Algún día se acostumbraría a trabajar en el culo del mundo, echar una cabezada en Dublín y estar a tiempo en Manhattan para asistir a la reunión de personal. Bueno, lo cierto era que no siempre le costaba trabajo encajar aquellos saltos entre países. Pero esa semana… esa semana estaba siendo especialmente complicada. Si echaba la vista atrás, recordaba haber dormido un total de siete horas en total. Sus pasos la habían llevado a recorrer medio planeta en pos de un mago oscuro que había tratado de practicar la nigromancia y resucitar magos tenebrosos a lo largo de casi tres continentes.
Cuando quiso quitarse de encima la larguísima sombra de sus padres usando sus habilidades como auror por todo el planeta jamás imaginó que seria tan estresante. La parte mala de haber cosechado una reputación como la que ella se había labrado a lo largo de los últimos años era que su nombre se trataba del más codiciado entre los departamentos de Seguridad Mágica del mundo.
Asi que, por eso ni siquiera se extrañó cuando su nombre salió a colación en el MACUSA entre los aurores que podrían ayudar en aquella delicada situación… Ni siquiera llevaba diez minutos tumbada en el sofá de su apartamento en Manhattan cuando aquella lechuza repiqueteó en su ventana con las garras de una de sus patas. Minerva ladeó la cabeza en dirección a aquel sonido entrecerrando los ojos a causa de la claridad que entraba por la ventana. Ni siquiera tenia idea de qué dichosa hora era.
Se dio la vuelta en el sofá, pero aquella lechuza era insistente en su cometido. Minerva dejó ir un suspiro de aburrimiento y se movió en el sofá para incorporarse al tiempo que echaba hacia atrás su cabellera oscura que, por momentos se estaba tornando rojizo en las puntas a causa del enfado provocado por el cansancio.
-Ya voy…- gruñó mientras se ponía en pie y se acercaba a la ventana. Una vez abierta, recogió la carta que la lechuza llevaba y esta ululó en un suave gorjeo alegre- Al menos sus lechuzas son agradables… -comentó mientras echaba mano del pequeño saquito donde tenía las chucherías lechuciles y le ofreció una al animal. Después desenrolló el pergamino y comenzó a leer.
-Pues parece que las dos volvemos al MACUSA… -comentó mientras buscaba pluma y tinta para escribir una rápida respuesta:
“Estaré allí en treinta minutos”
>> Por suerte para Minerva, la reunión en el MACUSA no había durado demasiado tiempo, no hay nada que le diera más por saco que tener que estar encerrada entre cuatro paredes demasiado estrechas. Pero, para su desgracia su tarea era, probablemente, lo más desagradable que había tenido que hacer en mucho tiempo.
-¿Dante Carrow? ¿Es en serio? -había preguntado Minerva- ¿Qué os hace pensar que verdaderamente él está implicado en todo esto? Quiero decir…
Jenkins ladeó la cabeza.
-Es su familia.- dijo el Jefe del Departamento de Aurores del MACUSA- Su apellido está enlazado con magia tenebrosa desde hace mucho tiempo…
Minerva cambió el paso de su cuerpo de un pie a otro.
-Si, lo entiendo… Sé de historia… -asintió rodando los ojos dando por hecho todo lo que tenia que ver la procedencia oscura de la familia Carrow- Conozco las Guerras Mágicas de Reino Unido… Pero conozco a Dante. Era… un poco chulo, solía hacer novillos, pero… esto es… jugar en otra liga. Él no es un asesino. Es… Solo un…
-Es heredero de un linaje oscuro, señorita Keane -sentenció Jenkins- Necesitamos que te reúnas con él. Consideramos que eres la persona más capaz de resolver esta situación.
Minerva puso los ojos en blanco.
-¿Esto es por mis habilidades como auror o porque Dante me persiguió por todo Ilvermorny? -preguntó ella logrando una media sonrisita por parte de Jenkins.
>> Incluso desde el otro lado de la puerta del bar podía escucharse los acordes de la música rock retumbando contra las paredes. Minerva se recolocó la chaqueta de cuero y atravesó la puerta del bar con ese aire de femme fatale que domina el mundo a cada paso que da. No era un papel… Los últimos años de su vida, lo que había visto y lo que había vivido, le habían convertido en una mujer dura, bastante poderosa y con ciertas malas pulgas. Aunque eso cambiaba en casa… su fachada se derrumbaba cada vez que su padre la recibía en uno de esos abrazos de oso que quitaban el aliento. Pero su padre no esta allí, asi que Minerva atravesó el bar con la barbilla alta y gesto altivo. No le había costado demasiado trabajo encontrar a Dante, por supuesto sabia en qué ambientes solía moverse. Ya había tenido que seguir sus pasos un año atrás cuando sus travesuras habían alertado al departamento de aurores. Aun asi, Minerva sabia que era un buen tio… pese a que nunca admitiría eso en voz alta..
De pronto una bronca estalló en el fondo del bar seguido de un estruendo cuando una mesa cayó al suelo. Minerva siguió el sonido de los gritos y llegó a tiempo de ver como Dante Carrow recibía un puñetazo en plena cara.
-¡¿Es que crees que puedes engañarme, Carrow?! -espetó un tipo enorme con aire de tener bastantes malas pulgas.
Empujó a Dante contra el suelo al mismo tiempo que Minerva llegaba hasta él, lo que provocó que la cabeza del moreno quedara entre los dos pies de la auror.
-¿Asi es como pasas el rato ahora? -le preguntó la morena descendiendo la mirada hacia él.
El tipo de las malas pulgas dio un paso hacia ella con intención de seguir la bronca, pero Minerva sacó rápidamente su varita y, con un encantamiento no verbal lo congeló en el sitio.
-Deja hablar a los mayores… -dijo con un deje de aburrimiento y volvió a mirar a Dante- ¿Te gusta meterte en líos?
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