*Aburrido en el salón tumbado en el sofá sin saber qué hacer viendo la televisión, daba vueltas poniéndome en diferentes posiciones y posturas hasta acabar boca abajo, suspirando saque mi móvil para ver si tendría algún mensaje de alguien pero mala suerte para mi ponía 0 en los mensajes, levantándome del sofá me dirigí hacia las escaleras bajándolas hasta el piso que era mitad taller y mitad sala de juegos, posiblemente encontraría algo que me distrajese y que me diese alguna idea de que hacer, mire entre toda la zona de entretenimiento fijándome en la parte musical, me acerque buscando en mi colección de guitarras tomando la más chula de todas subiéndome en un mini escenario que era un karaoke, pasando mi dedo por la pantallita buscando una de mis canciones favoritas y al encontrarla le di al play, la canción comenzó a sonar siendo solo el instrumental y tocando la guitarra con bastante habilidad a la vez que cantaba la canción, podía ser que después pusiera otra de mis favoritas si me daba la vena de seguir tocando*
*Aburrido en el salón tumbado en el sofá sin saber qué hacer viendo la televisión, daba vueltas poniéndome en diferentes posiciones y posturas hasta acabar boca abajo, suspirando saque mi móvil para ver si tendría algún mensaje de alguien pero mala suerte para mi ponía 0 en los mensajes, levantándome del sofá me dirigí hacia las escaleras bajándolas hasta el piso que era mitad taller y mitad sala de juegos, posiblemente encontraría algo que me distrajese y que me diese alguna idea de que hacer, mire entre toda la zona de entretenimiento fijándome en la parte musical, me acerque buscando en mi colección de guitarras tomando la más chula de todas subiéndome en un mini escenario que era un karaoke, pasando mi dedo por la pantallita buscando una de mis canciones favoritas y al encontrarla le di al play, la canción comenzó a sonar siendo solo el instrumental y tocando la guitarra con bastante habilidad a la vez que cantaba la canción, podía ser que después pusiera otra de mis favoritas si me daba la vena de seguir tocando*
https://www.youtube.com/watch?v=EbUjVjo7UIc
Había estado toda la tarde y casi tres noches preparando esta poción mágica, ahora solo faltaba que lo prepare tal y como había investigado hacerla; uno por uno de los ingredientes para poción bebible fui mezclando en un pequeño jarron de cristal; vertí el agua traslúcida pero algo grumosa hervida de la mandrágora, también la esencia de camaleón con una cucharada sopera mezclandolo en sentido contrario a las agujas del reloj. Miré la pluma de fénix que levitaba a un lado mío y lo dirigí al jarrón, dejándolo caer; inmediatamente el fuego encendido hizo una erupción al contacto con el líquido grumoso de la mezcla.
—Vamos bien, tiene buen color dorado rojizo... —miré en cuánto agua verdosa traslúcida se mezcló con la pluma rojiza del fénix. Caminé dos pasos hasta una mesita cercana donde se encontraba mi mortero de piedra con petalos de rosa negra machados previamente, lo tomé y volví a acercarme hacia a la poción.
Espolvoreo el polvo de la rosa negra sobre la mezcla, volviendo el color hermoso a uno oscuro, sin embargo, agarro el siguiente polvo: obsidiana en polvo, siguiendo la técnica de mezclar ahora tres veces hacia el sentido horario con la cuchara.
—Huele bien, a rosas... ~
Finalmente, me miro la mano y con determinación en mi mirada de color marrón claro, saco una garra de mi lado lobuno con dificultades. Para luego dirigir esa uña directamente hacia mi muñeca y rasguñar un poco para empezar a verter mi sangre en la poción, consiguiendo cerrar el ciclo mágico de la poción.
Inmediatamente luego de que mi sangre se vierte tal y como había memorizado la receta, esta cambia de color a una dorada intensa. Percibo un escalofrío de anticipación por toda mi espalda y nuca.
—Espero que funcione esta poción...
Lo miro unos instantes, río encantada. Para luego tomar el jarron y verterlo en cinco frascos. Perfecto. En cuánto guardo las otras cuatro, tomo entre mis manos el frasco que no guardé, y me lo tomo sin retrasar mas mi motivo, el líquido va cayendo por mi garganta y en cuanto termino la poción, dejandolo vacío. Algo en mi garganta y cuerpo arde y luego... ¡paft!
El humo sale por mi nariz, orejas y boca al punto que me ciega tal y como si hubiera eructado. Pero no lo sentí como tal.
Sin embargo...
—¿Uh?
«¿Porqué siento mis orejas mas sensibles?»pensé con desconcierto un momento.
Me levantó torpemente de mi butaca y me dirijo al espejo. Quedando muda y tiesa frente a este.
«Me siento diferente... ¡pero funcionó! Esta vez no somos una gran loba feroz en un sitio tan pequeño como este...»
«pero mis ojos claros se fueron y los ojos de Astra se instalaron, su pelaje cambió mi cabello negro natural y corto...»pensé con una sonrisa tensa, incomoda. Realmente no me esperaba este resultado.
—Tan solo espero que haya hecho todo correcto con la poción y mañana en la noche vuelva a ser yo....
Había estado toda la tarde y casi tres noches preparando esta poción mágica, ahora solo faltaba que lo prepare tal y como había investigado hacerla; uno por uno de los ingredientes para poción bebible fui mezclando en un pequeño jarron de cristal; vertí el agua traslúcida pero algo grumosa hervida de la mandrágora, también la esencia de camaleón con una cucharada sopera mezclandolo en sentido contrario a las agujas del reloj. Miré la pluma de fénix que levitaba a un lado mío y lo dirigí al jarrón, dejándolo caer; inmediatamente el fuego encendido hizo una erupción al contacto con el líquido grumoso de la mezcla.
—Vamos bien, tiene buen color dorado rojizo... —miré en cuánto agua verdosa traslúcida se mezcló con la pluma rojiza del fénix. Caminé dos pasos hasta una mesita cercana donde se encontraba mi mortero de piedra con petalos de rosa negra machados previamente, lo tomé y volví a acercarme hacia a la poción.
Espolvoreo el polvo de la rosa negra sobre la mezcla, volviendo el color hermoso a uno oscuro, sin embargo, agarro el siguiente polvo: obsidiana en polvo, siguiendo la técnica de mezclar ahora tres veces hacia el sentido horario con la cuchara.
—Huele bien, a rosas... ~
Finalmente, me miro la mano y con determinación en mi mirada de color marrón claro, saco una garra de mi lado lobuno con dificultades. Para luego dirigir esa uña directamente hacia mi muñeca y rasguñar un poco para empezar a verter mi sangre en la poción, consiguiendo cerrar el ciclo mágico de la poción.
Inmediatamente luego de que mi sangre se vierte tal y como había memorizado la receta, esta cambia de color a una dorada intensa. Percibo un escalofrío de anticipación por toda mi espalda y nuca.
—Espero que funcione esta poción...
Lo miro unos instantes, río encantada. Para luego tomar el jarron y verterlo en cinco frascos. Perfecto. En cuánto guardo las otras cuatro, tomo entre mis manos el frasco que no guardé, y me lo tomo sin retrasar mas mi motivo, el líquido va cayendo por mi garganta y en cuanto termino la poción, dejandolo vacío. Algo en mi garganta y cuerpo arde y luego... ¡paft!
El humo sale por mi nariz, orejas y boca al punto que me ciega tal y como si hubiera eructado. Pero no lo sentí como tal.
Sin embargo...
—¿Uh?
«¿Porqué siento mis orejas mas sensibles?»pensé con desconcierto un momento.
Me levantó torpemente de mi butaca y me dirijo al espejo. Quedando muda y tiesa frente a este.
«Me siento diferente... ¡pero funcionó! Esta vez no somos una gran loba feroz en un sitio tan pequeño como este...»
«pero mis ojos claros se fueron y los ojos de Astra se instalaron, su pelaje cambió mi cabello negro natural y corto...»pensé con una sonrisa tensa, incomoda. Realmente no me esperaba este resultado.
—Tan solo espero que haya hecho todo correcto con la poción y mañana en la noche vuelva a ser yo....
Se desploma en el sillón que tiene detrás y sin hacer ningún gesto prende la pantalla de su Televisor en el frente, para distraerse luego de un largo día evitando ser visto por esos desgraciados agentes en cubierto.
Cierra los ojos dejando un canal de música de fondo, un Jazz un género que no existe en su línea pero le agradaba a su devorador de mentes.
Se desploma en el sillón que tiene detrás y sin hacer ningún gesto prende la pantalla de su Televisor en el frente, para distraerse luego de un largo día evitando ser visto por esos desgraciados agentes en cubierto.
Cierra los ojos dejando un canal de música de fondo, un Jazz un género que no existe en su línea pero le agradaba a su devorador de mentes.
En el sendero que serpentea hacia el corazón del pueblo, una figura mística y serena se encuentra a un costado, en la sombra suave de un grandioso árbol de tronco ancho. Con un gesto de su mano, la maga, vestida en tonos claros, violetas y adornos de estrellas dorada y, coloca una mesa flotante ante ella. Un suave resplandor emana de la superficie, iluminando con tonos violetas las frascos de cristal que contienen pociones de colores que destilan un brillo etéreo. En la parte superior de la mesa, un rollo de pergamino levita, desplegado suavemente en el aire, mostrando a lo lejos un listado de hechizos y encantamientos disponibles, esperando ser elegidos por quien se acerque con la necesidad.
El establecimiento no sigue las reglas mundanas del comercio. Aquí, el oro y las monedas no tienen cabida. La maga acepta solo lo que tiene un verdadero valor: regalos cargados de intenciones sinceras, diez risas puras y naturales que broten del corazón de un cliente, o contratos de Alianza en los que se sella un pacto entre razas. En algunos casos, puede que el cliente sea invitado a convertirse en parte de su círculo mágico, firmando un pacto familiar, un lazo de magia y lealtad que trasciende lo material.
Es una tienda de sabiduría, poder y esencia, donde el verdadero valor no se mide en tesoros, sino en lo que cada ser tiene para ofrecer más allá de la moneda. Aquí, la magia fluye de formas insospechadas, y los contratos se firman con el alma.
#Primerapersona #Aventurero
En el sendero que serpentea hacia el corazón del pueblo, una figura mística y serena se encuentra a un costado, en la sombra suave de un grandioso árbol de tronco ancho. Con un gesto de su mano, la maga, vestida en tonos claros, violetas y adornos de estrellas dorada y, coloca una mesa flotante ante ella. Un suave resplandor emana de la superficie, iluminando con tonos violetas las frascos de cristal que contienen pociones de colores que destilan un brillo etéreo. En la parte superior de la mesa, un rollo de pergamino levita, desplegado suavemente en el aire, mostrando a lo lejos un listado de hechizos y encantamientos disponibles, esperando ser elegidos por quien se acerque con la necesidad.
El establecimiento no sigue las reglas mundanas del comercio. Aquí, el oro y las monedas no tienen cabida. La maga acepta solo lo que tiene un verdadero valor: regalos cargados de intenciones sinceras, diez risas puras y naturales que broten del corazón de un cliente, o contratos de Alianza en los que se sella un pacto entre razas. En algunos casos, puede que el cliente sea invitado a convertirse en parte de su círculo mágico, firmando un pacto familiar, un lazo de magia y lealtad que trasciende lo material.
Es una tienda de sabiduría, poder y esencia, donde el verdadero valor no se mide en tesoros, sino en lo que cada ser tiene para ofrecer más allá de la moneda. Aquí, la magia fluye de formas insospechadas, y los contratos se firman con el alma.
Carmina suspiró y dejó caer su cuerpo sobre la cama, mirando el techo con una expresión de tedio absoluto. No había nada interesante en la televisión, el libro que había empezado la semana pasada no lograba atraparla, y sus mensajes seguían sin respuesta. Se giró para mirar su armario y, tras un momento de indecisión, una sonrisa pícara cruzó su rostro.
—Supongo que un desfile improvisado no estaría mal —murmuró para sí misma, levantándose con energía renovada.
Abrió las puertas del armario de par en par, recorriendo con la mirada cada prenda. Primero eligió un vestido rojo ajustado, que combinó con tacones del mismo tono. Se plantó frente al espejo, hizo una pose exagerada y, tras algunos ajustes al ángulo, tomó una foto.
—"¿Demasiado formal para una tarde aburrida en casa?", podría poner eso como descripción —dijo entre risas mientras revisaba el resultado en su teléfono.
El siguiente conjunto fue un vestido vaporoso con estampado floral, acompañado de un sombrero ancho que hacía años no usaba. Dio un par de giros frente al espejo, observando cómo la tela flotaba a su alrededor, y sacó otra foto, esta vez adoptando una pose más soñadora.
—Definitivamente algo digno de un picnic que nunca voy a tener —comentó divertida.
Así pasó el tiempo, cambiándose una y otra vez. Desde el clásico vestido negro hasta uno plateado que brillaba demasiado bajo la luz de su lámpara. Incluso probó un vestido que ya no le quedaba tan bien como recordaba, pero que no pudo resistirse a fotografiar “para la nostalgia”. Cada imagen era acompañada por gestos exagerados y comentarios en voz alta que hacían eco en la habitación.
Cuando finalmente se desplomó de nuevo en la cama, con un vestido azul lleno de volantes y su cabello despeinado, revisó las fotos una a una. Algunas eran graciosas, otras elegantes, y unas cuantas definitivamente irían a su carpeta de “ideas para futuros eventos”.
—Bueno, no solucioné mi aburrimiento, pero al menos me divertí un rato —dijo mientras seleccionaba una de las fotos para subirla a redes, escribiendo: "Modelando para mi audiencia imaginaria. ¿Cuál es su favorita?"
Y así, con una sonrisa satisfecha, dejó el teléfono a un lado, ya menos aburrida que al inicio.
Carmina suspiró y dejó caer su cuerpo sobre la cama, mirando el techo con una expresión de tedio absoluto. No había nada interesante en la televisión, el libro que había empezado la semana pasada no lograba atraparla, y sus mensajes seguían sin respuesta. Se giró para mirar su armario y, tras un momento de indecisión, una sonrisa pícara cruzó su rostro.
—Supongo que un desfile improvisado no estaría mal —murmuró para sí misma, levantándose con energía renovada.
Abrió las puertas del armario de par en par, recorriendo con la mirada cada prenda. Primero eligió un vestido rojo ajustado, que combinó con tacones del mismo tono. Se plantó frente al espejo, hizo una pose exagerada y, tras algunos ajustes al ángulo, tomó una foto.
—"¿Demasiado formal para una tarde aburrida en casa?", podría poner eso como descripción —dijo entre risas mientras revisaba el resultado en su teléfono.
El siguiente conjunto fue un vestido vaporoso con estampado floral, acompañado de un sombrero ancho que hacía años no usaba. Dio un par de giros frente al espejo, observando cómo la tela flotaba a su alrededor, y sacó otra foto, esta vez adoptando una pose más soñadora.
—Definitivamente algo digno de un picnic que nunca voy a tener —comentó divertida.
Así pasó el tiempo, cambiándose una y otra vez. Desde el clásico vestido negro hasta uno plateado que brillaba demasiado bajo la luz de su lámpara. Incluso probó un vestido que ya no le quedaba tan bien como recordaba, pero que no pudo resistirse a fotografiar “para la nostalgia”. Cada imagen era acompañada por gestos exagerados y comentarios en voz alta que hacían eco en la habitación.
Cuando finalmente se desplomó de nuevo en la cama, con un vestido azul lleno de volantes y su cabello despeinado, revisó las fotos una a una. Algunas eran graciosas, otras elegantes, y unas cuantas definitivamente irían a su carpeta de “ideas para futuros eventos”.
—Bueno, no solucioné mi aburrimiento, pero al menos me divertí un rato —dijo mientras seleccionaba una de las fotos para subirla a redes, escribiendo: "Modelando para mi audiencia imaginaria. ¿Cuál es su favorita?"
Y así, con una sonrisa satisfecha, dejó el teléfono a un lado, ya menos aburrida que al inicio.
*Al ver que Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 se había convertido en una Cacatúa Ninfa sin saber el contesto quise aprovechar el momento para ser un animalito también y porque me gustaba transformarme en animales, tocaba hacer monerías y hacer alguna que otra travesura en algún lado, por si las moscas deje un clon en casa por si pasaba algo aunque con lo tranquilo que estaba la cosa mi doble seguramente se quedaría jugando a la consola y viendo la televisión, una vez ya transformado corretee hasta la entrada saltando por la ventana y perdiéndome por el bosque yendo de rama en rama haciendo ruiditos de monillo contento*
*Al ver que [LuciHe11] se había convertido en una Cacatúa Ninfa sin saber el contesto quise aprovechar el momento para ser un animalito también y porque me gustaba transformarme en animales, tocaba hacer monerías y hacer alguna que otra travesura en algún lado, por si las moscas deje un clon en casa por si pasaba algo aunque con lo tranquilo que estaba la cosa mi doble seguramente se quedaría jugando a la consola y viendo la televisión, una vez ya transformado corretee hasta la entrada saltando por la ventana y perdiéndome por el bosque yendo de rama en rama haciendo ruiditos de monillo contento*
—Una mañana,Joseph estaba preparando su cafe tranquilo,pensaba un poco en ir a comprar algo para la cena,algo elegante y elaborado por mas de que el este solo,asi que desayuno rapido y salio en su auto hacia un pequeño pueblo cerca del bosque en donde vivia,alli compró algo de carne y champaña,cuando vio por la televisión a un muchacho con una mascara metalica y armadura atacando un edificio enorme,los medios afirmaban que se apellidaba Wimbleton,este sintio como su corazon crujia de tristeza,ver como otro miembro de su familia caia en la violencia,este sintio como se desvanecia poco a poco hasta perder el aire,desmayandose en el supermercado frente a todos—
—El no sintio que ese desmayo duro un par de horas,para el fue un abrir y cerrar de ojos,cuando desperto,se vio acostado en una camilla junto a dos mujeres adultas,este se asusto un poco por su presencia pero reconoció esos rostros,eran sus dos bisnietas Hana y Holly—
—¿Que hacen aqui?
"Empatia,Joseph,Empatia por ti,quizas tu criaste al peor monstruo de la historia llamado Michael Wimbleton,pero tu fuiste el ultimo Wimbleton noble y justo"
—Tal vez...pero yo ya soy el pasado...el futuro de nuestra familia esta en peligro,Sirius,deben salvar a Sirius...
CONTINUARA...
UN FINAL CON SABOR A BELGA:PARTE 1/2
—Una mañana,Joseph estaba preparando su cafe tranquilo,pensaba un poco en ir a comprar algo para la cena,algo elegante y elaborado por mas de que el este solo,asi que desayuno rapido y salio en su auto hacia un pequeño pueblo cerca del bosque en donde vivia,alli compró algo de carne y champaña,cuando vio por la televisión a un muchacho con una mascara metalica y armadura atacando un edificio enorme,los medios afirmaban que se apellidaba Wimbleton,este sintio como su corazon crujia de tristeza,ver como otro miembro de su familia caia en la violencia,este sintio como se desvanecia poco a poco hasta perder el aire,desmayandose en el supermercado frente a todos—
—El no sintio que ese desmayo duro un par de horas,para el fue un abrir y cerrar de ojos,cuando desperto,se vio acostado en una camilla junto a dos mujeres adultas,este se asusto un poco por su presencia pero reconoció esos rostros,eran sus dos bisnietas Hana y Holly—
—¿Que hacen aqui?
"Empatia,Joseph,Empatia por ti,quizas tu criaste al peor monstruo de la historia llamado Michael Wimbleton,pero tu fuiste el ultimo Wimbleton noble y justo"
—Tal vez...pero yo ya soy el pasado...el futuro de nuestra familia esta en peligro,Sirius,deben salvar a Sirius...
CONTINUARA...
Las ruedas levantaban algo de polvo, y el motor del coche resonaba en el tranquilo camino.
A través de la ventana podía verse una monótona extensión de tierra y césped; solo a lo lejos se alzaban árboles de un pequeño bosque circundante, de donde algunos petirrojos intrépidos surgían, curiosos ante el ruidoso vehículo.
—¿Llegaremos pronto?
Jean mostraba cierta ansiedad, como si deseara darse la vuelta y regresar. Su chofer, el confiable Finnian, asintió. Y justo en ese momento ambos pudieron ver cómo asomaba una gran mansión, respondiendo así la inquietud del joven Phantomhive, quien solo dejó escapar un suspiro.
A estas alturas, volver atrás era impensable: ya habían alcanzado su destino.
Y es que su dilema tenía nombre y apellido: Heinrich Rosenberg.
¿Qué debía hacer Jean con él?
Por alguna razón, le resultaba difícil articular la respuesta evidente. Si se tratase de otra persona, la resolución de Jean habría sido inmediata: solo un medio para un fin.
El señor Heinrich no era un peón especialmente valioso, pero todos los peones tenían su utilidad, y ganarse su favor podría ser beneficioso dado su evidente carisma. Sin embargo, su habitual cinismo parecía tambalearse ante él, generando un inesperado sentimiento de culpa. Tal vez porque, en el fondo, se sentía en deuda por la ayuda que le brindó en el pasado, o porque el encanto de Heinrich había logrado alcanzarlo, haciéndolo sentir incómodo al usar a alguien tan bondadoso y crédulo.
Fuera cual fuese la causa, este dilema estaba comenzando a ser una distracción.
Jean se propuso visitarlo, cumplir con su "promesa" y esperar que eso fuese suficiente para disipar aquel incómodo remordimiento hacia el señor Heinrich. Y si no resultaba, entonces tendría que olvidarse de tenerlo como un peón; pero, Jean se negaba a admitir la derrota, incluso en algo así, por lo que, se hallaba en un punto muerto.
Pronto, el vehículo se estacionó cerca de la imponente entrada de la mansión. Cuando Finnian le abrió la puerta, Jean cerró los ojos un instante, y al abrirlos, la expresión conflictuada había desaparecido. Solo quedaba un joven de semblante tranquilo, casi abierto, con una sutil sonrisa en los labios: la imagen misma de la cortesía.
Portaba un bastón de madera oscura lacada y una levita a juego, en un conjunto elegantemente sobrio.
Las ruedas levantaban algo de polvo, y el motor del coche resonaba en el tranquilo camino.
A través de la ventana podía verse una monótona extensión de tierra y césped; solo a lo lejos se alzaban árboles de un pequeño bosque circundante, de donde algunos petirrojos intrépidos surgían, curiosos ante el ruidoso vehículo.
—¿Llegaremos pronto?
Jean mostraba cierta ansiedad, como si deseara darse la vuelta y regresar. Su chofer, el confiable Finnian, asintió. Y justo en ese momento ambos pudieron ver cómo asomaba una gran mansión, respondiendo así la inquietud del joven Phantomhive, quien solo dejó escapar un suspiro.
A estas alturas, volver atrás era impensable: ya habían alcanzado su destino.
Y es que su dilema tenía nombre y apellido: Heinrich Rosenberg.
¿Qué debía hacer Jean con él?
Por alguna razón, le resultaba difícil articular la respuesta evidente. Si se tratase de otra persona, la resolución de Jean habría sido inmediata: solo un medio para un fin.
El señor Heinrich no era un peón especialmente valioso, pero todos los peones tenían su utilidad, y ganarse su favor podría ser beneficioso dado su evidente carisma. Sin embargo, su habitual cinismo parecía tambalearse ante él, generando un inesperado sentimiento de culpa. Tal vez porque, en el fondo, se sentía en deuda por la ayuda que le brindó en el pasado, o porque el encanto de Heinrich había logrado alcanzarlo, haciéndolo sentir incómodo al usar a alguien tan bondadoso y crédulo.
Fuera cual fuese la causa, este dilema estaba comenzando a ser una distracción.
Jean se propuso visitarlo, cumplir con su "promesa" y esperar que eso fuese suficiente para disipar aquel incómodo remordimiento hacia el señor Heinrich. Y si no resultaba, entonces tendría que olvidarse de tenerlo como un peón; pero, Jean se negaba a admitir la derrota, incluso en algo así, por lo que, se hallaba en un punto muerto.
Pronto, el vehículo se estacionó cerca de la imponente entrada de la mansión. Cuando Finnian le abrió la puerta, Jean cerró los ojos un instante, y al abrirlos, la expresión conflictuada había desaparecido. Solo quedaba un joven de semblante tranquilo, casi abierto, con una sutil sonrisa en los labios: la imagen misma de la cortesía.
Portaba un bastón de madera oscura lacada y una levita a juego, en un conjunto elegantemente sobrio.
??: Se detectó un nuevo dispositivo, el nivel de carga es del 7%. -La maquina está sentada en una estación de recarga donde los robots pueden recargarse al estar de pie, pero la robot estrellada simplemente levita.-
??: Se detectó un nuevo dispositivo, el nivel de carga es del 7%. -La maquina está sentada en una estación de recarga donde los robots pueden recargarse al estar de pie, pero la robot estrellada simplemente levita.-