• Cirene se adentró una última vez en el estanque que había sido su hogar durante siglos, y el agua la recibió como siempre: tibia, luminosa, vivita.

    Cada paso suyo despertaba círculos de luz que se expandían en la superficie, como si el estanque recordara su nombre.

    El aire tambien estaba impregnado de magia antigua, con el perfume suave de flores acuáticas que solo florecían bajo la luna y el murmullo constante de un canto invisible de hadas y espirtus buenos.

    A su llamado, las criaturas comenzaron a emerger; pequeños espíritus de agua asomaron entre los nenúfares, con cuerpos translúcidos y ojitos brillantes como estrellas recién nacidas. Peces alados saltaron en arcos perfectos, dejando estelas de polvo azul en el aire antes de volver al agua. Desde las rocas cubiertas de musgo, salamandras de jade se deslizaron lentamente, calentando el ambiente con su respiración suave, mientras diminutas hadas de pétalos descendían desde los árboles, sus alas tintineando como campanitas de cristal.

    El estanque entero parecía escuchar: las raíces de los sauces antiguos se estremecieron bajo el agua, y una tortuga colosal cubierta de líquenes luminosos abrió un ojo sabio, reflejando en su pupila siglos de memorias compartidas. Incluso las piedras del fondo, redondeadas por el tiempo, brillaron tenuemente, como si guardaran fragmentos del alma de Cirene.

    Ella avanzó hasta el centro, donde la magia era más densa, y se sumergió hasta la cintura. El agua abrazó su silueta con cariño, elevando su cabello en suaves ondas plateadas.

    ── Hay algo que tengo que contarles… dejaré este lugar para viajar con mi ser amado.

    Un murmullo recorrió el estanque, una vibración dulce y triste a la vez. Las criaturas se acercaron más, formando un círculo protector a su alrededor.

    ── Este edén pasará a ser propiedad de ustedes...

    Continuó, su voz clara.

    ── ... y durará tanto como ustedes lo amen y lo cuiden. Espero que, cuando vuelva, este lugar tenga más vida de la que tiene ahora…

    Cirene extendió las manos y del agua brotaron flores de luz, abriéndose una a una, sembrando el estanque con nuevos colores. La magia se elevó en espirales suaves, como si el mismo mundo respondiera a su deseo.


    ── ¿Lo prometen?

    Las criaturas respondieron a su manera.
    Las hadas alzaron el vuelo, trazando símbolos antiguos en el aire. Los espíritus de agua se entrelazaron, formando una corriente luminosa que rodeó a Cirene en señal de juramento. La tortuga ancestral inclinó lentamente la cabeza, y desde el fondo del estanque surgió un pulso de luz cálida, firme, eterno.

    No hubo palabras, pero la promesa quedó sellada.

    El estanque brilló con más fuerza que nunca, como un corazón latiendo con esperanza, aguardando paciente el día en que Cirene regresara… y encontrara un hogar aún más vivo, aún más amado, de lo que jamás fue.
    Cirene se adentró una última vez en el estanque que había sido su hogar durante siglos, y el agua la recibió como siempre: tibia, luminosa, vivita. Cada paso suyo despertaba círculos de luz que se expandían en la superficie, como si el estanque recordara su nombre. El aire tambien estaba impregnado de magia antigua, con el perfume suave de flores acuáticas que solo florecían bajo la luna y el murmullo constante de un canto invisible de hadas y espirtus buenos. A su llamado, las criaturas comenzaron a emerger; pequeños espíritus de agua asomaron entre los nenúfares, con cuerpos translúcidos y ojitos brillantes como estrellas recién nacidas. Peces alados saltaron en arcos perfectos, dejando estelas de polvo azul en el aire antes de volver al agua. Desde las rocas cubiertas de musgo, salamandras de jade se deslizaron lentamente, calentando el ambiente con su respiración suave, mientras diminutas hadas de pétalos descendían desde los árboles, sus alas tintineando como campanitas de cristal. El estanque entero parecía escuchar: las raíces de los sauces antiguos se estremecieron bajo el agua, y una tortuga colosal cubierta de líquenes luminosos abrió un ojo sabio, reflejando en su pupila siglos de memorias compartidas. Incluso las piedras del fondo, redondeadas por el tiempo, brillaron tenuemente, como si guardaran fragmentos del alma de Cirene. Ella avanzó hasta el centro, donde la magia era más densa, y se sumergió hasta la cintura. El agua abrazó su silueta con cariño, elevando su cabello en suaves ondas plateadas. ── Hay algo que tengo que contarles… dejaré este lugar para viajar con mi ser amado. Un murmullo recorrió el estanque, una vibración dulce y triste a la vez. Las criaturas se acercaron más, formando un círculo protector a su alrededor. ── Este edén pasará a ser propiedad de ustedes... Continuó, su voz clara. ── ... y durará tanto como ustedes lo amen y lo cuiden. Espero que, cuando vuelva, este lugar tenga más vida de la que tiene ahora… Cirene extendió las manos y del agua brotaron flores de luz, abriéndose una a una, sembrando el estanque con nuevos colores. La magia se elevó en espirales suaves, como si el mismo mundo respondiera a su deseo. ── ¿Lo prometen? Las criaturas respondieron a su manera. Las hadas alzaron el vuelo, trazando símbolos antiguos en el aire. Los espíritus de agua se entrelazaron, formando una corriente luminosa que rodeó a Cirene en señal de juramento. La tortuga ancestral inclinó lentamente la cabeza, y desde el fondo del estanque surgió un pulso de luz cálida, firme, eterno. No hubo palabras, pero la promesa quedó sellada. El estanque brilló con más fuerza que nunca, como un corazón latiendo con esperanza, aguardando paciente el día en que Cirene regresara… y encontrara un hogar aún más vivo, aún más amado, de lo que jamás fue.
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  • La luz en la estancia es apenas un susurro, una penumbra cálida que se aferra a las texturas del cuero y el terciopelo. Alberto descansa en el sillón, no con la rigidez de un guardia, sino con la soltura de un depredador que sabe que no tiene nada que temer. Su cuerpo se hunde en el asiento, una pierna cruzada sobre la otra, en una pose de absoluta y perturbadora confianza.

    El silencio es denso, sólo interrumpido por el sonido rítmico y húmedo de su lengua recorriendo la palma de su mano. Hay algo profundamente magnético y prohibido en la forma en que lo hace; no es un acto de necesidad, sino de puro placer sensorial. Sus ojos, entornados por el deleite, parecen seguir el rastro carmesí que se extiende por su piel como si fuera un manjar prohibido. La sangre cae con la densidad de la miel, despacio.

    La escena exhala un erotismo oscuro. Cada movimiento de su garganta al tragar es pausado, deliberado, invitando a la mirada a detenerse en el contraste de sus dedos largos contra la piel manchada. La luz tenue acaricia el perfil de su rostro y la curva de sus cuernos, resaltando una belleza que no pertenece a este mundo.

    Él no busca compañía, pero su sola presencia es una invitación al abismo. Se lame los labios, dejando un rastro brillante y húmedo, mientras una chispa de satisfacción egoísta baila en su mirada. Alberto sabe que está siendo observado, y ese conocimiento parece intensificar su propio ritual, transformando el acto de limpiar la sangre en una danza de seducción silenciosa y letal.
    La luz en la estancia es apenas un susurro, una penumbra cálida que se aferra a las texturas del cuero y el terciopelo. Alberto descansa en el sillón, no con la rigidez de un guardia, sino con la soltura de un depredador que sabe que no tiene nada que temer. Su cuerpo se hunde en el asiento, una pierna cruzada sobre la otra, en una pose de absoluta y perturbadora confianza. El silencio es denso, sólo interrumpido por el sonido rítmico y húmedo de su lengua recorriendo la palma de su mano. Hay algo profundamente magnético y prohibido en la forma en que lo hace; no es un acto de necesidad, sino de puro placer sensorial. Sus ojos, entornados por el deleite, parecen seguir el rastro carmesí que se extiende por su piel como si fuera un manjar prohibido. La sangre cae con la densidad de la miel, despacio. La escena exhala un erotismo oscuro. Cada movimiento de su garganta al tragar es pausado, deliberado, invitando a la mirada a detenerse en el contraste de sus dedos largos contra la piel manchada. La luz tenue acaricia el perfil de su rostro y la curva de sus cuernos, resaltando una belleza que no pertenece a este mundo. Él no busca compañía, pero su sola presencia es una invitación al abismo. Se lame los labios, dejando un rastro brillante y húmedo, mientras una chispa de satisfacción egoísta baila en su mirada. Alberto sabe que está siendo observado, y ese conocimiento parece intensificar su propio ritual, transformando el acto de limpiar la sangre en una danza de seducción silenciosa y letal.
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  • ¡Hola!
    Buenos días a todos, lindas personas. En especial a ti que lees esto 🫰🏻
    Hoy quiero decir algo especial. Estuve pensando en que hay muchas personas interesadas en hacer rol. Creo que eso es bueno, pero como soy algo leenta respondiendo, ¿Qué les parece si me hablan de sus personajes y el tipo de rol que les gusta hacer?
    Así podemos avanzar a pesar de mi ausencia. Aunque sea un caracol pelirroja voy a responder a todos los interesados. Tal vez no hoy o mañana, pero confío en que no tardaré un mes

    *Risas*

    Además de que tengo que mencionar otras cosas. Me he encontrado con gente muy amable y respetuosa. Tengo que decir que ese tipo de personas me gustan mucho 🫰🏻 aunque también me he encontrado con otras que al parecer creen que soy una especie de mujer fácil o un objeto de placer...

    *Sonrisa nerviosa*

    Siendo honesta, leer mensajes con intensiones de seducirme me impactó un poco, pero después me dió algo de risa. No pretendo burlarme de nadie, pero la impresión que tuve me resultó cómica porque de la nada hubo quienes aparecieron presumiendo sus atributos como si fuera una especie de anzuelo para pescar, atributos que por sentido común pueden ser algo exagerados...


    Como he dicho, no quiero que piensen que me estoy burlando, pero si soy sincera, aún no he decidido si haré rol de ese tipo, así es que... Por favor no se muestren tan desesperados por tener algo de afecto femenino, y no vengan a mí con esa actitud de querer hacerme acoso sexual.

    *Suspira*


    Aunque no todo es tan negativo. Me ha agradado la determinación de esas personas de saber lo que quieren e ir directo por ello. Porque llegaron con propuestas, con invitaciones, listos para entrar en acción. Por eso, dado que mis respuestas son lentas, pensé en la propuesta que hice al principio: háblame sobre tu personaje y sobre el tipo de rol que te agrada para que podamos avanzar. Incluso si quieres puedes proponerme alguna trama para desarrollar en rol. Pero eso sí, no voy a aceptar cosas subidas de tono sólo porque crees que puedes abusar de mí.

    *Sonrisa amable*

    Bueno querido lector, eso es todo lo que tengo que decir por ahora. Muchas gracias por tomarte el tiempo de leer mis palabras, porque me ha tomado un tiempo escribir esto también a mí.
    Saber que soy escuchada y entendida me dará la satisfacción de comprobar que el tiempo invertido en esta publicación valió la pena.
    Muchas gracias a todos por todo. Cuídense mucho, y que tengan un día excelente hoy 🫰🏻
    ¡Hola! Buenos días a todos, lindas personas. En especial a ti que lees esto 🥰🫰🏻❣️ Hoy quiero decir algo especial. Estuve pensando en que hay muchas personas interesadas en hacer rol. Creo que eso es bueno, pero como soy algo leenta respondiendo, ¿Qué les parece si me hablan de sus personajes y el tipo de rol que les gusta hacer? Así podemos avanzar a pesar de mi ausencia. Aunque sea un caracol pelirroja voy a responder a todos los interesados. Tal vez no hoy o mañana, pero confío en que no tardaré un mes 😅 *Risas* Además de que tengo que mencionar otras cosas. Me he encontrado con gente muy amable y respetuosa. Tengo que decir que ese tipo de personas me gustan mucho 🫰🏻❣️ aunque también me he encontrado con otras que al parecer creen que soy una especie de mujer fácil o un objeto de placer... *Sonrisa nerviosa* Siendo honesta, leer mensajes con intensiones de seducirme me impactó un poco, pero después me dió algo de risa. No pretendo burlarme de nadie, pero la impresión que tuve me resultó cómica porque de la nada hubo quienes aparecieron presumiendo sus atributos como si fuera una especie de anzuelo para pescar, atributos que por sentido común pueden ser algo exagerados... :STK-20: :STK-70: Como he dicho, no quiero que piensen que me estoy burlando, pero si soy sincera, aún no he decidido si haré rol de ese tipo, así es que... Por favor no se muestren tan desesperados por tener algo de afecto femenino, y no vengan a mí con esa actitud de querer hacerme acoso sexual. *Suspira* :STK-95: Aunque no todo es tan negativo. Me ha agradado la determinación de esas personas de saber lo que quieren e ir directo por ello. Porque llegaron con propuestas, con invitaciones, listos para entrar en acción. Por eso, dado que mis respuestas son lentas, pensé en la propuesta que hice al principio: háblame sobre tu personaje y sobre el tipo de rol que te agrada para que podamos avanzar. Incluso si quieres puedes proponerme alguna trama para desarrollar en rol. Pero eso sí, no voy a aceptar cosas subidas de tono sólo porque crees que puedes abusar de mí. *Sonrisa amable* Bueno querido lector, eso es todo lo que tengo que decir por ahora. Muchas gracias por tomarte el tiempo de leer mis palabras, porque me ha tomado un tiempo escribir esto también a mí. Saber que soy escuchada y entendida me dará la satisfacción de comprobar que el tiempo invertido en esta publicación valió la pena. Muchas gracias a todos por todo. Cuídense mucho, y que tengan un día excelente hoy 🫰🏻❣️
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  • *Tras varias horas esperando por el regreso de su esposa a la mansión ya desistió, imaginaba que a Sasha le abría ocurrido algo que la tendría ocupada, por lo que decidió volver a la mansión sola. Como no sabría si volvería su esposa tarde o igual, no por si acaso le dejo algo de comer en la enorme cocina de la casa de ambas, una pequeña nota quedaría en la nevera diciendo que calentara la comida y que la amaba mucho.*

    *Ya con eso terminado se fue al cuarto, empezó a quitarse la ropa, empezando por el abrigo de invierno negro, luego la camiseta blanca, sus largas medias de color negro y el resto de las prendas incluyendo el colgante de plata y la gargantilla sobre su cuello para luego ponerse cómoda con corta camisa negra y un tanga negro así finalmente en esa enorme cama de matrimonio en la que deseaba que le acompañara su compañera de por vida, pero no podía ser, no tardaría mucho en entrar al mundo de los sueños abrazada a su almohada*
    *Tras varias horas esperando por el regreso de su esposa a la mansión ya desistió, imaginaba que a Sasha le abría ocurrido algo que la tendría ocupada, por lo que decidió volver a la mansión sola. Como no sabría si volvería su esposa tarde o igual, no por si acaso le dejo algo de comer en la enorme cocina de la casa de ambas, una pequeña nota quedaría en la nevera diciendo que calentara la comida y que la amaba mucho.* *Ya con eso terminado se fue al cuarto, empezó a quitarse la ropa, empezando por el abrigo de invierno negro, luego la camiseta blanca, sus largas medias de color negro y el resto de las prendas incluyendo el colgante de plata y la gargantilla sobre su cuello para luego ponerse cómoda con corta camisa negra y un tanga negro así finalmente en esa enorme cama de matrimonio en la que deseaba que le acompañara su compañera de por vida, pero no podía ser, no tardaría mucho en entrar al mundo de los sueños abrazada a su almohada*
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  • Feliz navidad a todos el mundo, espero tener regalos y huesos bajo mi cama, almohada y árbol
    Feliz navidad a todos el mundo, espero tener regalos y huesos bajo mi cama, almohada y árbol ✨🐾✨
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  • "Navidad", una festividad cuyo interés siempre fue nulo aunque, en vida, siempre mantuvo falsas fachadas que hiciera creer al resto que el espíritu navideño lo llenaba tanto como al resto. Aunque su espíritu navideño acabase en cenarse a un desgraciado como cena en la nochebuena... Claro, siempre y cuando no estuviese en algún evento social.
    Incluso ahora, su habitación carecía de aquel espíritu de navidad que parecía haber poseído el hotel.
    Árbol de navidad, bastoncillos de caramelo, luces y otras decoraciones demasiado alegres que sólo podían coincidir con la ingenua alegría positiva de la princesa del infierno.

    Como no podía ser de otra forma, todos yacían reunidos en el hall mientras él observaba todo desde distancia calculada. Arriba en lo alto de las escaleras, en el pequeño balconcillo que separaba ambas escalinatas.
    Su mirada se paseó entre los huéspedes del hotel que reían y charlaban animadamente. Tan sólo los mismos de siempre; su mascota con aquella araña con la que había decidido enroscarse y las dos pequeñas criaturas que tal vez fueran lo único que le causaran ternura... Y tal vez que pudieran generar en él un aprecio similar como el que tenía por Niffty. Por supuesto, esta última demasiado unida al enano pez que en el último tiempo se le había acercado demasiado.
    Charlie con su insoportable novia... Incluso la mujer explosiva.
    Su mirada paseó por todos ellos y, más allá, por fin encontró a alguien interesante; solo, para variar.

    En un pequeño rincón junto al árbol navideño y la chimenea encendida, un poco más lejos del barullo del bar donde todos se encontraban distraídos, un rey solitario que, irónicamente, él siempre andaba rondando. Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 , si más ni menos.
    Desapareció entre las sombras, justo antes de aparecer detrás de él.

    — ¿Acaso el espíritu navideño lo abandonó? — Resonó su voz burlona para hacerle percatarse de su presencia.

    Una amplia sonrisa divertida mientras se apoyaba levemente en el cabezal del sillón individual. -¿Necesita ayuda para recuperar un poco de su alegría navideña? - Continuó molestándolo... O tal vez no.
    Un pequeño tentáculo de sombra había emergido desde el costado de ambos. En su punta sosteniendo un pequeño racimo de muérdago que había arrancado de algún lado al escabullirse entre las sombras hasta llegar donde él y que ahora sostenía justo sobre sus cabezas.
    Su mirada en ningún momento apartándose del rostro del rey, la sonrisa incluso ampliándose cuando el otro se percatara de la pequeña planta sobre él. Y tan solo para que no tuviera excusas porque los terceros los vieran, su sombra siempre cómplice, disimuladamente se había encargado de derribar adrede varias copas de licor dispuestas sobre la barra para que cayeran sobre su mascota. Por supuesto, su sombra se había encargado de desaparecer antes de siquiera ser notada; tan solo un pequeño accidente que atraería las miradas confundidas y sorprendidas de todos para que no se percataran de lo que en una esquina más alejada sucedía.
    "Navidad", una festividad cuyo interés siempre fue nulo aunque, en vida, siempre mantuvo falsas fachadas que hiciera creer al resto que el espíritu navideño lo llenaba tanto como al resto. Aunque su espíritu navideño acabase en cenarse a un desgraciado como cena en la nochebuena... Claro, siempre y cuando no estuviese en algún evento social. Incluso ahora, su habitación carecía de aquel espíritu de navidad que parecía haber poseído el hotel. Árbol de navidad, bastoncillos de caramelo, luces y otras decoraciones demasiado alegres que sólo podían coincidir con la ingenua alegría positiva de la princesa del infierno. Como no podía ser de otra forma, todos yacían reunidos en el hall mientras él observaba todo desde distancia calculada. Arriba en lo alto de las escaleras, en el pequeño balconcillo que separaba ambas escalinatas. Su mirada se paseó entre los huéspedes del hotel que reían y charlaban animadamente. Tan sólo los mismos de siempre; su mascota con aquella araña con la que había decidido enroscarse y las dos pequeñas criaturas que tal vez fueran lo único que le causaran ternura... Y tal vez que pudieran generar en él un aprecio similar como el que tenía por Niffty. Por supuesto, esta última demasiado unida al enano pez que en el último tiempo se le había acercado demasiado. Charlie con su insoportable novia... Incluso la mujer explosiva. Su mirada paseó por todos ellos y, más allá, por fin encontró a alguien interesante; solo, para variar. En un pequeño rincón junto al árbol navideño y la chimenea encendida, un poco más lejos del barullo del bar donde todos se encontraban distraídos, un rey solitario que, irónicamente, él siempre andaba rondando. [LuciHe11] , si más ni menos. Desapareció entre las sombras, justo antes de aparecer detrás de él. — ¿Acaso el espíritu navideño lo abandonó? — Resonó su voz burlona para hacerle percatarse de su presencia. Una amplia sonrisa divertida mientras se apoyaba levemente en el cabezal del sillón individual. -¿Necesita ayuda para recuperar un poco de su alegría navideña? - Continuó molestándolo... O tal vez no. Un pequeño tentáculo de sombra había emergido desde el costado de ambos. En su punta sosteniendo un pequeño racimo de muérdago que había arrancado de algún lado al escabullirse entre las sombras hasta llegar donde él y que ahora sostenía justo sobre sus cabezas. Su mirada en ningún momento apartándose del rostro del rey, la sonrisa incluso ampliándose cuando el otro se percatara de la pequeña planta sobre él. Y tan solo para que no tuviera excusas porque los terceros los vieran, su sombra siempre cómplice, disimuladamente se había encargado de derribar adrede varias copas de licor dispuestas sobre la barra para que cayeran sobre su mascota. Por supuesto, su sombra se había encargado de desaparecer antes de siquiera ser notada; tan solo un pequeño accidente que atraería las miradas confundidas y sorprendidas de todos para que no se percataran de lo que en una esquina más alejada sucedía.
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  • A ti que te regalen tus hadas primaverales flores y ya está.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Epilogo del rol "Una visita del pasado"
    https://ficrol.com/posts/321466

    ¡¿Loki Again?!

    Jennar vagaba sola en la dimensión extraña, un espacio sin forma ni tiempo, donde los ecos de las realidades se entrelazaban como hilos rotos. Su corazón estaba destrozado. No eran heridas física, sino por las palabras que había escuchado de Veythra.

    ¿Cómo pudo decir eso usando el rostro de mi madre?
    El dolor era insoportable, porque en su mundo, Veythra era objeto de adoración, la figura que ella veneraba. Y ahora, esa imagen había sido manchada.

    Jennar gritó con furia, su voz resonando en la telaraña de las realidades:
    —¡Mataré a esa falsa Veythra! ¡No permitiré que manche su nombre!

    Pero antes de que pudiera dar un paso, una presencia oscura emergió detrás de ella. Una mujer con capucha negra, silenciosa como la sombra, atravesó su pecho con una mano firme.

    Jennar quedó en shock. El dolor era insoportable, diferente a cualquier herida que hubiera sufrido. Aunque su poder podía sanar cualquier daño, esta herida ardía demasiado, como si estuviera hecha de algo más que carne y caos.

    La mujer retiró la mano lentamente, y Jennar, temblando, se giró para ver quién era. Sus ojos se abrieron con incredulidad.

    Era Loki.. Pero no la Loki que conocía. Esta parecía más adulta, más oscura, con una sonrisa cruel que helaba la sangre.

    Jennar retrocedió, confundida, murmurando:
    —No… no puede ser… Solo existen dos Lokis en la telaraña… yo… y la que se fue con la falsa Veythra… ¿Cómo puede haber una tercera?

    La nueva Loki inclinó la cabeza, su sonrisa se ensanchó con frialdad.
    —Tienes razón. En la telaraña solo existen dos Lokis… pero ahora solo quedará una.

    Jennar intentó sanar su herida, pero descubrió con horror que no podía. La energía se desvanecía, la sangre caía, y su cuerpo no respondía.

    Cayó al suelo, jadeando, muriendo en agonía. Sus ojos buscaban respuestas, pero solo encontraron la mirada helada de esa Loki adulta.

    Con voz fría, la mujer dijo: Ya cumpliste tu trabajo. No te necesitaré más.

    Jennar no entendió esas palabras. Su mente se apagó en confusión y dolor. Y así, murió.

    La dimensión extraña guardó silencio. Solo la sonrisa cruel de la tercera Loki quedó flotando en la oscuridad, como un nuevo error en la telaraña de las realidades.


    Loki mirandote... —Dime, lector… ¿cuál crees que es la verdadera Loki? —
    Epilogo del rol "Una visita del pasado" https://ficrol.com/posts/321466 ¡¿Loki Again?! Jennar vagaba sola en la dimensión extraña, un espacio sin forma ni tiempo, donde los ecos de las realidades se entrelazaban como hilos rotos. Su corazón estaba destrozado. No eran heridas física, sino por las palabras que había escuchado de Veythra. ¿Cómo pudo decir eso usando el rostro de mi madre? El dolor era insoportable, porque en su mundo, Veythra era objeto de adoración, la figura que ella veneraba. Y ahora, esa imagen había sido manchada. Jennar gritó con furia, su voz resonando en la telaraña de las realidades: —¡Mataré a esa falsa Veythra! ¡No permitiré que manche su nombre! Pero antes de que pudiera dar un paso, una presencia oscura emergió detrás de ella. Una mujer con capucha negra, silenciosa como la sombra, atravesó su pecho con una mano firme. Jennar quedó en shock. El dolor era insoportable, diferente a cualquier herida que hubiera sufrido. Aunque su poder podía sanar cualquier daño, esta herida ardía demasiado, como si estuviera hecha de algo más que carne y caos. La mujer retiró la mano lentamente, y Jennar, temblando, se giró para ver quién era. Sus ojos se abrieron con incredulidad. Era Loki.. Pero no la Loki que conocía. Esta parecía más adulta, más oscura, con una sonrisa cruel que helaba la sangre. Jennar retrocedió, confundida, murmurando: —No… no puede ser… Solo existen dos Lokis en la telaraña… yo… y la que se fue con la falsa Veythra… ¿Cómo puede haber una tercera? La nueva Loki inclinó la cabeza, su sonrisa se ensanchó con frialdad. —Tienes razón. En la telaraña solo existen dos Lokis… pero ahora solo quedará una. Jennar intentó sanar su herida, pero descubrió con horror que no podía. La energía se desvanecía, la sangre caía, y su cuerpo no respondía. Cayó al suelo, jadeando, muriendo en agonía. Sus ojos buscaban respuestas, pero solo encontraron la mirada helada de esa Loki adulta. Con voz fría, la mujer dijo: Ya cumpliste tu trabajo. No te necesitaré más. Jennar no entendió esas palabras. Su mente se apagó en confusión y dolor. Y así, murió. La dimensión extraña guardó silencio. Solo la sonrisa cruel de la tercera Loki quedó flotando en la oscuridad, como un nuevo error en la telaraña de las realidades. Loki mirandote... —Dime, lector… ¿cuál crees que es la verdadera Loki? —
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  • El nacimiento de las bestias del Caos no fue un alumbramiento, sino una fractura.
    Cuando aquellas criaturas irrumpieron en la existencia, el alma de Lili se quebró en demasiados fragmentos para sostenerse a sí misma. Demasiadas bocas, demasiada hambre, demasiada presión sobre un espíritu que aún necesitaba sustento y tiempo para regenerarse.
    Hasta entonces, no podía permanecer al mando.
    Y así, por pura necesidad —no por deseo—, Veythra tomó el cuerpo.
    Le resultó tedioso. Una pérdida de tiempo intolerable.
    Ella no ansiaba equilibrio ni reposo: ansiaba su ejército, y lo ansiaba ya.
    Pero si abandonaba el cuerpo, Lili colapsaría. Y aunque jamás lo admitiría en voz alta, eso no era una opción.
    No eran dos.
    Nunca lo habían sido.

    "Ni ella existe sin mí, ni yo sin ella."

    El sol descendía lentamente cuando Veythra se encontró, casi por instinto, en uno de los paisajes favoritos de Lili: la playa al atardecer. El mar ardía en tonos de oro y sangre, como si el cielo presintiera la inestabilidad que caminaba sobre la arena.
    Allí estaba Caceus Mori.
    Al verla, su rostro se iluminó con alivio. Creyó reconocer a su amiga… pero la corrección fue inmediata.

    —No te confundas —dijo ella, con voz afilada—. Soy la reina Veythra.

    La preocupación de Caceus era sincera. La tomó de la mano, la abrazó incluso, sin comprender del todo el abismo que tenía delante. Le pidió que cuidara de Lili, que intentara ayudarla, que ambas estuvieran bien.
    Veythra lo observó con una mezcla de fastidio y curiosidad.
    —¿Qué te hace pensar que no nos llevamos bien? —respondió—. Yo solo trato a las personas de tres maneras: ignorándolas, con sangre… o con cordialidad.
    —Y esto —añadió con una mueca— se supone que es cordial.
    Caceus sonrió, dulce, obstinadamente humano. La llamó amiga. Celebró la idea de llevarse bien con ella.
    Aquello fue… irritante.

    —¡No me sobes! —espetó—. Soy una reina. Ríndeme pleitesía.

    Aun así, cuando el hambre rugió desde lo más profundo del vientre —un rugido antiguo, ajeno, múltiple—, Veythra chasqueó la lengua, molesta.

    —Bah… estupideces... Bobadas...

    Pero el cuerpo no mentía.
    Ordenó. Exigió. Un gesto de la mano abrió un portal oscuro y plateado, lunar como su herencia. En un instante, ambos cruzaron a un pequeño pueblo japonés, frente a un yatai de madera que humeaba bajo la noche.

    —Ramen —dictó—. Haz que ese humano lo prepare.
    Caceus intentó suavizar la escena, pedir con amabilidad. Corregirla. Decirle que no podía tratar así a alguien que iba a cocinar para ellos.
    Veythra lo miró con seriedad absoluta.

    —¿Tú quieres morir?
    Cuando él insistió, cuando volvió a hablar de respeto, la paciencia de la autoproclamada reina se agotó.
    La sombra del camarero se alzó del suelo, viva, armada con un cuchillo imposible. Lo sujetó por el cabello y lo degolló sin ceremonia. La sangre empapó la tierra mientras la sombra, obediente, terminaba de preparar el ramen.

    Veythra bebió del caldo.
    Sus ojos se entrecerraron.
    —…No está mal.
    Luego sonrió.
    —Mira lo que has hecho. Ha muerto un hombre que hacía algo bueno. Tal vez tenía familia. ¿Quieres averiguarlo? La sombra podría llevarnos.

    Caceus cayó de rodillas, las manos manchadas de sangre, temblando, incapaz de comprender cómo una corrección trivial había terminado en muerte.

    —Cruel… —murmuró entre lágrimas—. Eso fue cruel.
    Veythra lo miró por última vez.
    —Tú no sabes lo que es cruel.
    Abrió un portal y lo cruzó sin añadir nada más.

    El portal comenzó a cerrarse.
    Veythra ya no estaba.
    Caceus gritó el nombre de Lili, desesperado, y corrió tras ella… pero al atravesarlo solo encontró la playa. El mismo lugar. El mismo atardecer.
    Vacío.
    La brisa movía la arena. El mar seguía respirando como si nada hubiera ocurrido.

    —No está… —susurró.
    Y en algún lugar, muy dentro del cuerpo que compartían, Lili comenzaba lentamente a volver, recomponiendo su alma fragmentada, mientras Veythra aguardaba, impaciente, hambrienta… contando el tiempo que le faltaba para reclamarlo todo.

    Caceus Mori
    El nacimiento de las bestias del Caos no fue un alumbramiento, sino una fractura. Cuando aquellas criaturas irrumpieron en la existencia, el alma de Lili se quebró en demasiados fragmentos para sostenerse a sí misma. Demasiadas bocas, demasiada hambre, demasiada presión sobre un espíritu que aún necesitaba sustento y tiempo para regenerarse. Hasta entonces, no podía permanecer al mando. Y así, por pura necesidad —no por deseo—, Veythra tomó el cuerpo. Le resultó tedioso. Una pérdida de tiempo intolerable. Ella no ansiaba equilibrio ni reposo: ansiaba su ejército, y lo ansiaba ya. Pero si abandonaba el cuerpo, Lili colapsaría. Y aunque jamás lo admitiría en voz alta, eso no era una opción. No eran dos. Nunca lo habían sido. "Ni ella existe sin mí, ni yo sin ella." El sol descendía lentamente cuando Veythra se encontró, casi por instinto, en uno de los paisajes favoritos de Lili: la playa al atardecer. El mar ardía en tonos de oro y sangre, como si el cielo presintiera la inestabilidad que caminaba sobre la arena. Allí estaba Caceus Mori. Al verla, su rostro se iluminó con alivio. Creyó reconocer a su amiga… pero la corrección fue inmediata. —No te confundas —dijo ella, con voz afilada—. Soy la reina Veythra. La preocupación de Caceus era sincera. La tomó de la mano, la abrazó incluso, sin comprender del todo el abismo que tenía delante. Le pidió que cuidara de Lili, que intentara ayudarla, que ambas estuvieran bien. Veythra lo observó con una mezcla de fastidio y curiosidad. —¿Qué te hace pensar que no nos llevamos bien? —respondió—. Yo solo trato a las personas de tres maneras: ignorándolas, con sangre… o con cordialidad. —Y esto —añadió con una mueca— se supone que es cordial. Caceus sonrió, dulce, obstinadamente humano. La llamó amiga. Celebró la idea de llevarse bien con ella. Aquello fue… irritante. —¡No me sobes! —espetó—. Soy una reina. Ríndeme pleitesía. Aun así, cuando el hambre rugió desde lo más profundo del vientre —un rugido antiguo, ajeno, múltiple—, Veythra chasqueó la lengua, molesta. —Bah… estupideces... Bobadas... Pero el cuerpo no mentía. Ordenó. Exigió. Un gesto de la mano abrió un portal oscuro y plateado, lunar como su herencia. En un instante, ambos cruzaron a un pequeño pueblo japonés, frente a un yatai de madera que humeaba bajo la noche. —Ramen —dictó—. Haz que ese humano lo prepare. Caceus intentó suavizar la escena, pedir con amabilidad. Corregirla. Decirle que no podía tratar así a alguien que iba a cocinar para ellos. Veythra lo miró con seriedad absoluta. —¿Tú quieres morir? Cuando él insistió, cuando volvió a hablar de respeto, la paciencia de la autoproclamada reina se agotó. La sombra del camarero se alzó del suelo, viva, armada con un cuchillo imposible. Lo sujetó por el cabello y lo degolló sin ceremonia. La sangre empapó la tierra mientras la sombra, obediente, terminaba de preparar el ramen. Veythra bebió del caldo. Sus ojos se entrecerraron. —…No está mal. Luego sonrió. —Mira lo que has hecho. Ha muerto un hombre que hacía algo bueno. Tal vez tenía familia. ¿Quieres averiguarlo? La sombra podría llevarnos. Caceus cayó de rodillas, las manos manchadas de sangre, temblando, incapaz de comprender cómo una corrección trivial había terminado en muerte. —Cruel… —murmuró entre lágrimas—. Eso fue cruel. Veythra lo miró por última vez. —Tú no sabes lo que es cruel. Abrió un portal y lo cruzó sin añadir nada más. El portal comenzó a cerrarse. Veythra ya no estaba. Caceus gritó el nombre de Lili, desesperado, y corrió tras ella… pero al atravesarlo solo encontró la playa. El mismo lugar. El mismo atardecer. Vacío. La brisa movía la arena. El mar seguía respirando como si nada hubiera ocurrido. —No está… —susurró. Y en algún lugar, muy dentro del cuerpo que compartían, Lili comenzaba lentamente a volver, recomponiendo su alma fragmentada, mientras Veythra aguardaba, impaciente, hambrienta… contando el tiempo que le faltaba para reclamarlo todo. [tempest_platinum_tiger_912]
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