• Entre la Lluvia y las Sombras: El Respiro del Sabueso
    Fandom Ocs
    Categoría Fantasía
    -La lluvia había cesado hacía apenas unos minutos, dejando al bosque impregnado de ese olor terroso que siempre aparece después de la sangre y la humeda, aquella misión había sido comoleyada y algunos metros atrás de aquel lugar estaba la prueba y aquel hombre por primera vez en horas, permitió que su cuerpo sucumbiera ante ese cansancio-

    -Se encontraba recargado contra el tronco de un viejo roble, descansando contra aquel duro tronco de madera con aquella armadura a un manchada de sangre, aquella capa negra extendida sobre una rama cercana dejando que el viento la secara y aquella media máscara metálica colgando de su cinturón, aún con pequepas gotas de agua producida por su respiración caliente y aquel aire frío que respiro por horas-

    &Su espada corta descansaba a su lado, clavada en tierra húmeda, mantuvo sus ojos entrecerrados, no del todo dormido, pero tampoco alerta, el silencio no era total, el sonido de aquel bosque llenaba aquello espacios de silencio, mientas que con el aire las hojas susurraban y no muy lejos el sonido de algún animal nocturno reclamando su territorio, el sonido de algo acercandose llamo su atención y al sentir aquella presencia cerca solo rompió el silencio sin abrir los ojos-

    Curioso… creí que ya había terminado por hoy.

    -una vez sintió esa presencia cerca finalmente abrió los ojos, unos ojos serenos, cansados… pero atentos, como si incluso en su descanso evaluara cada gesto, cada intención-

    Si has venido a reclamar un informe.....tendrás que esperar, mi mente aún no decide si regresó conmigo… o si sigue allá atrá....pero si quieres puedes empezarlo....te diré todo como paso.....Pero si has venido por otra razón… entonces siéntate para no cansarte.....esto puede tomar un par de horas hasta que me recupere
    -La lluvia había cesado hacía apenas unos minutos, dejando al bosque impregnado de ese olor terroso que siempre aparece después de la sangre y la humeda, aquella misión había sido comoleyada y algunos metros atrás de aquel lugar estaba la prueba y aquel hombre por primera vez en horas, permitió que su cuerpo sucumbiera ante ese cansancio- -Se encontraba recargado contra el tronco de un viejo roble, descansando contra aquel duro tronco de madera con aquella armadura a un manchada de sangre, aquella capa negra extendida sobre una rama cercana dejando que el viento la secara y aquella media máscara metálica colgando de su cinturón, aún con pequepas gotas de agua producida por su respiración caliente y aquel aire frío que respiro por horas- &Su espada corta descansaba a su lado, clavada en tierra húmeda, mantuvo sus ojos entrecerrados, no del todo dormido, pero tampoco alerta, el silencio no era total, el sonido de aquel bosque llenaba aquello espacios de silencio, mientas que con el aire las hojas susurraban y no muy lejos el sonido de algún animal nocturno reclamando su territorio, el sonido de algo acercandose llamo su atención y al sentir aquella presencia cerca solo rompió el silencio sin abrir los ojos- Curioso… creí que ya había terminado por hoy. -una vez sintió esa presencia cerca finalmente abrió los ojos, unos ojos serenos, cansados… pero atentos, como si incluso en su descanso evaluara cada gesto, cada intención- Si has venido a reclamar un informe.....tendrás que esperar, mi mente aún no decide si regresó conmigo… o si sigue allá atrá....pero si quieres puedes empezarlo....te diré todo como paso.....Pero si has venido por otra razón… entonces siéntate para no cansarte.....esto puede tomar un par de horas hasta que me recupere
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    La primera pesadilla

    La noche después de la transformación no sabe a descanso.

    Mi cuerpo debería estar agotado…
    pero algo dentro de mí no me deja dormir.

    Quema.
    Arde como brasas vivas.

    Y al mismo tiempo me da frío.
    Un frío que me cruje los huesos y me muerde los pulmones.

    Susurra.

    Una voz que no es voz.
    Un idioma que no entiendo… pero siento.
    Como si siempre hubiera estado en mí,
    esperando a que mi sombra despertara para recordármelo.

    Me enseña palabras imposibles.
    Palabras que entiendo sólo el instante antes de olvidarlas.
    O quizá… no las olvido.
    Quizá ellas me recuerdan a mí.

    Me duermo.

    Y el mundo cambia.

    Estoy de pie en un puente de madera vieja.
    El viento huele a sal y a sangre.
    Las tablas crujen bajo mis pies pequeños.
    Mis pies… no.
    No son mis pies.

    Yo no soy yo.

    A mi alrededor escucho gritos.
    Llamas.
    El estallido de un hogar ardiendo.
    La masacre de un pueblo pesquero.

    Corsarios.

    Docenas.
    Tal vez cientos.

    Queman casas.
    Se llevan niños.
    Arrastran mujeres.
    Degüellan hombres.

    Y yo corro.
    Corro sin saber a dónde.
    Sin saber quién soy.

    Mis piernas son cortas.
    Mi cuerpo es frágil.
    Mi respiración suena a un niño asustado.

    No a mí.
    No a Lili.

    Este no es mi cuerpo.

    Los corsarios me rodean.
    Sombras enormes contra la luna.
    Casco, hierro, parches, cicatrices.
    Espadas que brillan.

    No hay salida.

    Grito.

    Pero la voz que sale de mí no es la mía.
    Es más aguda.
    Más pequeña.
    Más rota.

    Una espada me atraviesa.

    Y otra.

    Y otra.

    Y el puente se llena de rojo.

    Despierto.

    Empapada en sudor, ahogándome en mi propio grito.
    Mis manos buscan mi torso, desesperada, temblando.
    No hay heridas.

    Soy yo.
    Lili.

    Pero el miedo no se va.
    Se queda enganchado a mis costillas.
    Me falta el aire.
    La oscuridad de la habitación parece viva.

    No quiero cerrar los ojos.
    No quiero volver a ese puente.
    No quiero saber quién era ese niño.
    No quiero saber por qué veo su muerte.

    No quiero…

    Me encojo bajo las mantas.
    Mis uñas arañan mis propios brazos.
    Mi respiración se convierte en sollozos.

    Esa noche la pasé llorando.
    Sola.
    Llorando con la almohada mordida,
    esperando que nadie escuchara,
    esperando que la sombra no volviera a hablarme.

    La Luna, desde la ventana, me miraba en silencio.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La primera pesadilla La noche después de la transformación no sabe a descanso. Mi cuerpo debería estar agotado… pero algo dentro de mí no me deja dormir. Quema. Arde como brasas vivas. Y al mismo tiempo me da frío. Un frío que me cruje los huesos y me muerde los pulmones. Susurra. Una voz que no es voz. Un idioma que no entiendo… pero siento. Como si siempre hubiera estado en mí, esperando a que mi sombra despertara para recordármelo. Me enseña palabras imposibles. Palabras que entiendo sólo el instante antes de olvidarlas. O quizá… no las olvido. Quizá ellas me recuerdan a mí. Me duermo. Y el mundo cambia. Estoy de pie en un puente de madera vieja. El viento huele a sal y a sangre. Las tablas crujen bajo mis pies pequeños. Mis pies… no. No son mis pies. Yo no soy yo. A mi alrededor escucho gritos. Llamas. El estallido de un hogar ardiendo. La masacre de un pueblo pesquero. Corsarios. Docenas. Tal vez cientos. Queman casas. Se llevan niños. Arrastran mujeres. Degüellan hombres. Y yo corro. Corro sin saber a dónde. Sin saber quién soy. Mis piernas son cortas. Mi cuerpo es frágil. Mi respiración suena a un niño asustado. No a mí. No a Lili. Este no es mi cuerpo. Los corsarios me rodean. Sombras enormes contra la luna. Casco, hierro, parches, cicatrices. Espadas que brillan. No hay salida. Grito. Pero la voz que sale de mí no es la mía. Es más aguda. Más pequeña. Más rota. Una espada me atraviesa. Y otra. Y otra. Y el puente se llena de rojo. Despierto. Empapada en sudor, ahogándome en mi propio grito. Mis manos buscan mi torso, desesperada, temblando. No hay heridas. Soy yo. Lili. Pero el miedo no se va. Se queda enganchado a mis costillas. Me falta el aire. La oscuridad de la habitación parece viva. No quiero cerrar los ojos. No quiero volver a ese puente. No quiero saber quién era ese niño. No quiero saber por qué veo su muerte. No quiero… Me encojo bajo las mantas. Mis uñas arañan mis propios brazos. Mi respiración se convierte en sollozos. Esa noche la pasé llorando. Sola. Llorando con la almohada mordida, esperando que nadie escuchara, esperando que la sombra no volviera a hablarme. La Luna, desde la ventana, me miraba en silencio.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    La primera pesadilla

    La noche después de la transformación no sabe a descanso.

    Mi cuerpo debería estar agotado…
    pero algo dentro de mí no me deja dormir.

    Quema.
    Arde como brasas vivas.

    Y al mismo tiempo me da frío.
    Un frío que me cruje los huesos y me muerde los pulmones.

    Susurra.

    Una voz que no es voz.
    Un idioma que no entiendo… pero siento.
    Como si siempre hubiera estado en mí,
    esperando a que mi sombra despertara para recordármelo.

    Me enseña palabras imposibles.
    Palabras que entiendo sólo el instante antes de olvidarlas.
    O quizá… no las olvido.
    Quizá ellas me recuerdan a mí.

    Me duermo.

    Y el mundo cambia.

    Estoy de pie en un puente de madera vieja.
    El viento huele a sal y a sangre.
    Las tablas crujen bajo mis pies pequeños.
    Mis pies… no.
    No son mis pies.

    Yo no soy yo.

    A mi alrededor escucho gritos.
    Llamas.
    El estallido de un hogar ardiendo.
    La masacre de un pueblo pesquero.

    Corsarios.

    Docenas.
    Tal vez cientos.

    Queman casas.
    Se llevan niños.
    Arrastran mujeres.
    Degüellan hombres.

    Y yo corro.
    Corro sin saber a dónde.
    Sin saber quién soy.

    Mis piernas son cortas.
    Mi cuerpo es frágil.
    Mi respiración suena a un niño asustado.

    No a mí.
    No a Lili.

    Este no es mi cuerpo.

    Los corsarios me rodean.
    Sombras enormes contra la luna.
    Casco, hierro, parches, cicatrices.
    Espadas que brillan.

    No hay salida.

    Grito.

    Pero la voz que sale de mí no es la mía.
    Es más aguda.
    Más pequeña.
    Más rota.

    Una espada me atraviesa.

    Y otra.

    Y otra.

    Y el puente se llena de rojo.

    Despierto.

    Empapada en sudor, ahogándome en mi propio grito.
    Mis manos buscan mi torso, desesperada, temblando.
    No hay heridas.

    Soy yo.
    Lili.

    Pero el miedo no se va.
    Se queda enganchado a mis costillas.
    Me falta el aire.
    La oscuridad de la habitación parece viva.

    No quiero cerrar los ojos.
    No quiero volver a ese puente.
    No quiero saber quién era ese niño.
    No quiero saber por qué veo su muerte.

    No quiero…

    Me encojo bajo las mantas.
    Mis uñas arañan mis propios brazos.
    Mi respiración se convierte en sollozos.

    Esa noche la pasé llorando.
    Sola.
    Llorando con la almohada mordida,
    esperando que nadie escuchara,
    esperando que la sombra no volviera a hablarme.

    La Luna, desde la ventana, me miraba en silencio.
    Me gusta
    1
    0 comentarios 0 compartidos
  • Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    La primera pesadilla

    La noche después de la transformación no sabe a descanso.

    Mi cuerpo debería estar agotado…
    pero algo dentro de mí no me deja dormir.

    Quema.
    Arde como brasas vivas.

    Y al mismo tiempo me da frío.
    Un frío que me cruje los huesos y me muerde los pulmones.

    Susurra.

    Una voz que no es voz.
    Un idioma que no entiendo… pero siento.
    Como si siempre hubiera estado en mí,
    esperando a que mi sombra despertara para recordármelo.

    Me enseña palabras imposibles.
    Palabras que entiendo sólo el instante antes de olvidarlas.
    O quizá… no las olvido.
    Quizá ellas me recuerdan a mí.

    Me duermo.

    Y el mundo cambia.

    Estoy de pie en un puente de madera vieja.
    El viento huele a sal y a sangre.
    Las tablas crujen bajo mis pies pequeños.
    Mis pies… no.
    No son mis pies.

    Yo no soy yo.

    A mi alrededor escucho gritos.
    Llamas.
    El estallido de un hogar ardiendo.
    La masacre de un pueblo pesquero.

    Corsarios.

    Docenas.
    Tal vez cientos.

    Queman casas.
    Se llevan niños.
    Arrastran mujeres.
    Degüellan hombres.

    Y yo corro.
    Corro sin saber a dónde.
    Sin saber quién soy.

    Mis piernas son cortas.
    Mi cuerpo es frágil.
    Mi respiración suena a un niño asustado.

    No a mí.
    No a Lili.

    Este no es mi cuerpo.

    Los corsarios me rodean.
    Sombras enormes contra la luna.
    Casco, hierro, parches, cicatrices.
    Espadas que brillan.

    No hay salida.

    Grito.

    Pero la voz que sale de mí no es la mía.
    Es más aguda.
    Más pequeña.
    Más rota.

    Una espada me atraviesa.

    Y otra.

    Y otra.

    Y el puente se llena de rojo.

    Despierto.

    Empapada en sudor, ahogándome en mi propio grito.
    Mis manos buscan mi torso, desesperada, temblando.
    No hay heridas.

    Soy yo.
    Lili.

    Pero el miedo no se va.
    Se queda enganchado a mis costillas.
    Me falta el aire.
    La oscuridad de la habitación parece viva.

    No quiero cerrar los ojos.
    No quiero volver a ese puente.
    No quiero saber quién era ese niño.
    No quiero saber por qué veo su muerte.

    No quiero…

    Me encojo bajo las mantas.
    Mis uñas arañan mis propios brazos.
    Mi respiración se convierte en sollozos.

    Esa noche la pasé llorando.
    Sola.
    Llorando con la almohada mordida,
    esperando que nadie escuchara,
    esperando que la sombra no volviera a hablarme.

    La Luna, desde la ventana, me miraba en silencio.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La primera pesadilla La noche después de la transformación no sabe a descanso. Mi cuerpo debería estar agotado… pero algo dentro de mí no me deja dormir. Quema. Arde como brasas vivas. Y al mismo tiempo me da frío. Un frío que me cruje los huesos y me muerde los pulmones. Susurra. Una voz que no es voz. Un idioma que no entiendo… pero siento. Como si siempre hubiera estado en mí, esperando a que mi sombra despertara para recordármelo. Me enseña palabras imposibles. Palabras que entiendo sólo el instante antes de olvidarlas. O quizá… no las olvido. Quizá ellas me recuerdan a mí. Me duermo. Y el mundo cambia. Estoy de pie en un puente de madera vieja. El viento huele a sal y a sangre. Las tablas crujen bajo mis pies pequeños. Mis pies… no. No son mis pies. Yo no soy yo. A mi alrededor escucho gritos. Llamas. El estallido de un hogar ardiendo. La masacre de un pueblo pesquero. Corsarios. Docenas. Tal vez cientos. Queman casas. Se llevan niños. Arrastran mujeres. Degüellan hombres. Y yo corro. Corro sin saber a dónde. Sin saber quién soy. Mis piernas son cortas. Mi cuerpo es frágil. Mi respiración suena a un niño asustado. No a mí. No a Lili. Este no es mi cuerpo. Los corsarios me rodean. Sombras enormes contra la luna. Casco, hierro, parches, cicatrices. Espadas que brillan. No hay salida. Grito. Pero la voz que sale de mí no es la mía. Es más aguda. Más pequeña. Más rota. Una espada me atraviesa. Y otra. Y otra. Y el puente se llena de rojo. Despierto. Empapada en sudor, ahogándome en mi propio grito. Mis manos buscan mi torso, desesperada, temblando. No hay heridas. Soy yo. Lili. Pero el miedo no se va. Se queda enganchado a mis costillas. Me falta el aire. La oscuridad de la habitación parece viva. No quiero cerrar los ojos. No quiero volver a ese puente. No quiero saber quién era ese niño. No quiero saber por qué veo su muerte. No quiero… Me encojo bajo las mantas. Mis uñas arañan mis propios brazos. Mi respiración se convierte en sollozos. Esa noche la pasé llorando. Sola. Llorando con la almohada mordida, esperando que nadie escuchara, esperando que la sombra no volviera a hablarme. La Luna, desde la ventana, me miraba en silencio.
    Me gusta
    1
    1 turno 1 maullido
  • Tu que todo lo sabes y todo lo ves, dime....
    ¿Como se supone que sacaré a alastor de su escondite si no sale de allí?
    Para ser un pecador es más astuto que mi hermano

    -y no menciona a sesshomaru como ofensa, respetaba la inteligencia y estrategia que su hermano tenía en vida llegando a ser su personaje influyente y ejemplo de vida. Acaricio una fe las orejas del gato -

    Necesito sacar a lucifer de su hogar el tiempo suficiente para engañar a alastor y arrastrarlo al Japón feudal para dárselo de regalo a mis novios... Lo agradecerán... Pero como.... ¿Se te ocurre algo?
    No sé tipo, decirle que un demonio a raptado a su hijo y están escondidos en el mundo humano pero sin decirle en qué lugar o tiempo....

    Ja!! Que listo eres señor gato, con razon sesshomaru te quiere tanto koto. Es una idea excelente!!!

    -se puso de pie emocionado de la nueva idea que según el fue idea del gato aunque este solo se la paso lamiéndose el pelaje desinteresado de la presencia del híbrido -

    Esconderé a Sebastián mientras desaparezco a lucifer luego lo regreso a su cuna

    -dicho y hecho se trepó los muros de la mansión fisgoneando en dónde andaría el pequeño Sebastián Michaelis no le costó demasiado gracias a su olfato había logrado dar con el cachorro. Con cuidado lo agarro sacándolo de la casa para dejarlo escondido en el jardín con pieles muertas de animales para que no pudiera lucifer encontrarlo con su olfato. Una vez oculto al cachorro, con sus propias garras se fragelo la carne exagerando los cortes para que pareciera que había luchado con quoen sabe de amenaza, una vez tenía su fachada hecha se acercó al marco de la ventana en dónde sabía podría encontrarse Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 recostando medio cuerpo en el marco, jadeando fingiendo que en cualquier momento se desmayaría por la perdida de sangre -

    Amo disculpe por interrumpir cuando me dijo que dejara de hacerlo. Pero creo que le importa la información que tengo.... Un humano... Y... No...no se que era lo otro.... Entraron a su hogar y se llevaron al joven príncipe trate de detenerlos pero..... Uhmmm....

    -apreto los ojos y los labios fingiendo que estaba agonizando del dolor -

    Lo siento amor, no m... No soy tan fuerte como debería.... Pasaron la puerta del Inframundo huyendo al mundo humano

    -movio su cuerpo dejando que la sangre bañara el marco de la ventana con la intención de atraer la atención de Alastor Dëmøń su gusto canibal va a ser su galón de aquiles -
    Tu que todo lo sabes y todo lo ves, dime.... ¿Como se supone que sacaré a alastor de su escondite si no sale de allí? Para ser un pecador es más astuto que mi hermano -y no menciona a sesshomaru como ofensa, respetaba la inteligencia y estrategia que su hermano tenía en vida llegando a ser su personaje influyente y ejemplo de vida. Acaricio una fe las orejas del gato - Necesito sacar a lucifer de su hogar el tiempo suficiente para engañar a alastor y arrastrarlo al Japón feudal para dárselo de regalo a mis novios... Lo agradecerán... Pero como.... ¿Se te ocurre algo? No sé tipo, decirle que un demonio a raptado a su hijo y están escondidos en el mundo humano pero sin decirle en qué lugar o tiempo.... Ja!! Que listo eres señor gato, con razon sesshomaru te quiere tanto koto. Es una idea excelente!!! -se puso de pie emocionado de la nueva idea que según el fue idea del gato aunque este solo se la paso lamiéndose el pelaje desinteresado de la presencia del híbrido - Esconderé a Sebastián mientras desaparezco a lucifer luego lo regreso a su cuna -dicho y hecho se trepó los muros de la mansión fisgoneando en dónde andaría el pequeño [Michaelis] no le costó demasiado gracias a su olfato había logrado dar con el cachorro. Con cuidado lo agarro sacándolo de la casa para dejarlo escondido en el jardín con pieles muertas de animales para que no pudiera lucifer encontrarlo con su olfato. Una vez oculto al cachorro, con sus propias garras se fragelo la carne exagerando los cortes para que pareciera que había luchado con quoen sabe de amenaza, una vez tenía su fachada hecha se acercó al marco de la ventana en dónde sabía podría encontrarse [LuciHe11] recostando medio cuerpo en el marco, jadeando fingiendo que en cualquier momento se desmayaría por la perdida de sangre - Amo disculpe por interrumpir cuando me dijo que dejara de hacerlo. Pero creo que le importa la información que tengo.... Un humano... Y... No...no se que era lo otro.... Entraron a su hogar y se llevaron al joven príncipe trate de detenerlos pero..... Uhmmm.... -apreto los ojos y los labios fingiendo que estaba agonizando del dolor - Lo siento amor, no m... No soy tan fuerte como debería.... Pasaron la puerta del Inframundo huyendo al mundo humano -movio su cuerpo dejando que la sangre bañara el marco de la ventana con la intención de atraer la atención de [Dem0n] su gusto canibal va a ser su galón de aquiles -
    Me gusta
    Me shockea
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • Show and tell
    Fandom Epic the musical
    Categoría Acción
    Rol privado con: ᴛᴇʟᴇᴍᴀᴄʜᴜꜱ 𝔓𝔯𝔦𝔫𝔠𝔢 𝔬𝔣 ℑ𝔱𝔥𝔞𝔠𝔞


    Antínoo, aún refunfuñando había seguido su camino sin más, aunque aun era capaz de escuchar en la lejanía la irritante voz del hijo de Odiseo. También sentía su olor; dulzón, empalagoso e irritante, era como meter la nariz en un frasco de perfume. Obvio, también la del sucio chucho que lo acompañaba.

    Teniendo claro que lo primero que haría cuando fuera rey, sería mandarlos a él y su detestable madre bien lejos con un pretexto de "viaje diplomático" en el que tal vez, pasaría algún desafortunado accidente por el que, desgraciadamente enviudaría.

    A fin de cuentas, quien se había pasado la vida defendiendo aquel estúpido reino, aquel ridículo palacio era él. Con el inútil del rey lejos, ese lugar le pertenecia a él, no a una viuda en estado de negación ni a un niño caprichoso. A él, quien de verdad se había pasado todos esos años peleando por ellos. Cansado de sentirse como una mascota, se moría de ganas de hacerles pagar a todos por lo que le hicieron, por la infancia arrebatada.

    Se detuvo unos instantes, respiró hondo para calmarse, mientras sus orejas echadas hacia atrás y su cola azotando de un lado a otro indicaban lo contrariado que se sentía en ese preciso instante.

    Fue entonces cuando estás mismas se alzaron tensas, lo escuchó. Unos asaltantes, el olor de la misma sangre que había saboreado del hombro del mocoso. Unos asaltantes.

    Sonrió.

    —Bueno, uno menos. Con suerte—concluyó en un susurro para si. Tras esto dio un par de pasos no era asunto suyo, el príncipe le importaba tan poco como su madre o su desaparecido padre. Sin embargo algo le pasó por la cabeza.

    ¿Y si salvaba a ese mocoso insoportable y se lo mostraba a su vieja madre? Ganaría puntos frente a todos los infelices que pretendían SU puesto, SU trono. El hijo maldito del león de Nemea, siempre fuerte, siempre leal, ahora había salvado al príncipe pese a los constantes desplantes públicos a los que este le sometía ¿Quien mejor para protegerlos a todos?

    Su sonrisa se ensanchó. Y corrió siguiendo su olfato, no por qué quisiera salvar al muchacho si no por codicia.
    Rol privado con: [Litt1ewo1f] Antínoo, aún refunfuñando había seguido su camino sin más, aunque aun era capaz de escuchar en la lejanía la irritante voz del hijo de Odiseo. También sentía su olor; dulzón, empalagoso e irritante, era como meter la nariz en un frasco de perfume. Obvio, también la del sucio chucho que lo acompañaba. Teniendo claro que lo primero que haría cuando fuera rey, sería mandarlos a él y su detestable madre bien lejos con un pretexto de "viaje diplomático" en el que tal vez, pasaría algún desafortunado accidente por el que, desgraciadamente enviudaría. A fin de cuentas, quien se había pasado la vida defendiendo aquel estúpido reino, aquel ridículo palacio era él. Con el inútil del rey lejos, ese lugar le pertenecia a él, no a una viuda en estado de negación ni a un niño caprichoso. A él, quien de verdad se había pasado todos esos años peleando por ellos. Cansado de sentirse como una mascota, se moría de ganas de hacerles pagar a todos por lo que le hicieron, por la infancia arrebatada. Se detuvo unos instantes, respiró hondo para calmarse, mientras sus orejas echadas hacia atrás y su cola azotando de un lado a otro indicaban lo contrariado que se sentía en ese preciso instante. Fue entonces cuando estás mismas se alzaron tensas, lo escuchó. Unos asaltantes, el olor de la misma sangre que había saboreado del hombro del mocoso. Unos asaltantes. Sonrió. —Bueno, uno menos. Con suerte—concluyó en un susurro para si. Tras esto dio un par de pasos no era asunto suyo, el príncipe le importaba tan poco como su madre o su desaparecido padre. Sin embargo algo le pasó por la cabeza. ¿Y si salvaba a ese mocoso insoportable y se lo mostraba a su vieja madre? Ganaría puntos frente a todos los infelices que pretendían SU puesto, SU trono. El hijo maldito del león de Nemea, siempre fuerte, siempre leal, ahora había salvado al príncipe pese a los constantes desplantes públicos a los que este le sometía ¿Quien mejor para protegerlos a todos? Su sonrisa se ensanchó. Y corrió siguiendo su olfato, no por qué quisiera salvar al muchacho si no por codicia.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    1
    2 turnos 0 maullidos
  • *Acaba de bajar a la salita de la chimenea ,manta y almohada en mano a dormir lo que pueda en el sofá, porque el insomnio y las pesadillas atacan de nuevo. El silencio y el crepitar de la leña al arder por lo menos ayudarán algo.*
    *Acaba de bajar a la salita de la chimenea ,manta y almohada en mano a dormir lo que pueda en el sofá, porque el insomnio y las pesadillas atacan de nuevo. El silencio y el crepitar de la leña al arder por lo menos ayudarán algo.*
    Me gusta
    Me encocora
    4
    5 turnos 0 maullidos
  • En su casa predominaba un silencio agradable y pacífico, lo único que de algún modo parecía interrumpirlo era el suave sonido de su respiración acompasada. Los dorados rayos de sol que se colaban entre las cortinas otorgaban una apariencia casi etérea a la habitación, envolviéndola con una calidez que solo podía encontrarse en la tarde avanzada.

    Link, quien yacía cómodamente en su cama, se había permitido descansar sin preocupaciones luego de días tan pesados. El héroe comenzó a removerse cuando los traviesos rayos de sol acariciaron su rostro, intentando arrastrarlo fuera de sus sueños… al menos temporalmente, mientras buscaba una nueva posición para seguir durmiendo.

    El joven abrió lentamente los ojos, como si fuesen dos mariposas revoloteando con pereza. Aún adormilado por el profundo letargo, se acomodó entre sus sábanas hasta quedar boca arriba. Su playera se deslizó un poco, dejando a la vista un tramo de su cintura y las cicatrices que la recorrían: testigos silenciosos de su labor como defensor de Hyrule y de su gente.

    Su cabello largo descansaba desordenado sobre la almohada, fluyendo en ondas suaves que atrapaban la luz de la tarde.

    Su expresión, tranquila y evidentemente aletargada, mostraba una vulnerabilidad que raras veces se dejaba ver: ese instante privado donde el héroe no era más que un joven reposando en la tibieza de la tarde.

    Entreabrió los labios en un suspiro breve, alzando una mano para cubrir sus ojos de la luz; su otra mano subió hasta su propio cabello, intentando ordenarlo sin éxito alguno en un gesto lento antes de volver a caer pesadamente sobre la cama. Finalmente buscó instintivamente la manta, aferrándose a ella con quieta necesidad listo para volver a los brazos de un merecido descanso.

    #SeductiveSunday
    En su casa predominaba un silencio agradable y pacífico, lo único que de algún modo parecía interrumpirlo era el suave sonido de su respiración acompasada. Los dorados rayos de sol que se colaban entre las cortinas otorgaban una apariencia casi etérea a la habitación, envolviéndola con una calidez que solo podía encontrarse en la tarde avanzada. Link, quien yacía cómodamente en su cama, se había permitido descansar sin preocupaciones luego de días tan pesados. El héroe comenzó a removerse cuando los traviesos rayos de sol acariciaron su rostro, intentando arrastrarlo fuera de sus sueños… al menos temporalmente, mientras buscaba una nueva posición para seguir durmiendo. El joven abrió lentamente los ojos, como si fuesen dos mariposas revoloteando con pereza. Aún adormilado por el profundo letargo, se acomodó entre sus sábanas hasta quedar boca arriba. Su playera se deslizó un poco, dejando a la vista un tramo de su cintura y las cicatrices que la recorrían: testigos silenciosos de su labor como defensor de Hyrule y de su gente. Su cabello largo descansaba desordenado sobre la almohada, fluyendo en ondas suaves que atrapaban la luz de la tarde. Su expresión, tranquila y evidentemente aletargada, mostraba una vulnerabilidad que raras veces se dejaba ver: ese instante privado donde el héroe no era más que un joven reposando en la tibieza de la tarde. Entreabrió los labios en un suspiro breve, alzando una mano para cubrir sus ojos de la luz; su otra mano subió hasta su propio cabello, intentando ordenarlo sin éxito alguno en un gesto lento antes de volver a caer pesadamente sobre la cama. Finalmente buscó instintivamente la manta, aferrándose a ella con quieta necesidad listo para volver a los brazos de un merecido descanso. #SeductiveSunday ✨🌙
    Me gusta
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Volvió, luego de bastante tiempo al bar. Al menos no había telarañas o mugre, pero no le extrañaba gracias a la desquiciada obsesión de Niffty.
    Sin embargo, en ma barra, encontró dos pasteles en evidente mal estado gracias al tiempo transcurrido.

    Sus orejas bajaron mientras miraba con cierto desagrado la comida echada a perder y tal vez con cierta culpa por no haber estado en su momento.

    — Supongo que tendré que agradecer o alguna mierda de esas luego... —

    Pensó en voz alta mientras iba detrás de la barra para agarrar una botella y dar un largo trago antes de disponerse a buscar a Niffty por el hotel. Alguien tendría que limpiar esa mierda y no sería él
    Volvió, luego de bastante tiempo al bar. Al menos no había telarañas o mugre, pero no le extrañaba gracias a la desquiciada obsesión de Niffty. Sin embargo, en ma barra, encontró dos pasteles en evidente mal estado gracias al tiempo transcurrido. Sus orejas bajaron mientras miraba con cierto desagrado la comida echada a perder y tal vez con cierta culpa por no haber estado en su momento. — Supongo que tendré que agradecer o alguna mierda de esas luego... — Pensó en voz alta mientras iba detrás de la barra para agarrar una botella y dar un largo trago antes de disponerse a buscar a Niffty por el hotel. Alguien tendría que limpiar esa mierda y no sería él
    Me gusta
    Me enjaja
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • -eran las seis de la mañana, no me queria levantar, me habia estado sintiendo bastante desanimada, abrazando mi almohada, la cama se sentia tan dola y fria, mis ojos estaban rojos, eh inchados de tanto llorar, mercurio estaba bajo mi almohada tratando de darme animos-

    Mmmmmmm
    -eran las seis de la mañana, no me queria levantar, me habia estado sintiendo bastante desanimada, abrazando mi almohada, la cama se sentia tan dola y fria, mis ojos estaban rojos, eh inchados de tanto llorar, mercurio estaba bajo mi almohada tratando de darme animos- Mmmmmmm
    Me entristece
    Me gusta
    Me encocora
    4
    4 turnos 0 maullidos
  • " Hemos buscado emancipar nuestros pecados, crear un mundo nuevo sin el pecado original de nuestros ancestros."

    ¿De verdad crees ese cuento de hadas?.
    Pobre alma terrenal sigue intentando cosechar buenos actos, disfrázalos que el día de tu muerte no te llevarás nada.
    " Hemos buscado emancipar nuestros pecados, crear un mundo nuevo sin el pecado original de nuestros ancestros." ¿De verdad crees ese cuento de hadas?. Pobre alma terrenal sigue intentando cosechar buenos actos, disfrázalos que el día de tu muerte no te llevarás nada.
    Me gusta
    Me shockea
    7
    1 turno 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados