• Zwëihanherz: War/Siege
    Fandom Zwëihanherz.
    Categoría Acción
    ​Guerra de Acedio
    ​"El violento mecanismo de la guerra, la arquitectura de la muerte, la única certeza es el olvido de los muertos y el cielo ignora el dolor del mundo"
    ​En el desierto de la nada una oscura puerta de metal con marcas de disparo, sangre y los rasguños de los caídos, así como cada epitafio escrito en el marco oxidado hasta ser olvidado por el tiempo. Al acercarse se pueden escuchar los gritos de agonía, así como el pútrido canto de la artillería y la mecánica danza de los monstruos de hierro y acero.
    ​La puerta se abre en un pesado movimiento dejando escapar una pesada y espesa niebla de la pólvora y la tormenta de la nieve con el hedor de los cuerpos apilados hasta la putrefacción y el frío acero cortando la carne desde el hueso arrancando la vida desde el alma dejando más que carne adornando los estandartes y las banderas quemadas dejando las cenizas.
    ​Del otro lado, la atmosfera es pesada como el plomo y la temperatura es tan baja que rompe los huesos y congelaría cualquier fuego dejando atrás cualquier fuego de esperanza.
    ​En las trincheras los soldados desesperados luchan con armas, pólvora y acero frío dejando que la nieve y la sangre se extienda por la tierra y la nieve termina de cubrir los cuerpos. Los disparos se escuchan hasta ensordecer los sentidos y actuar solo bajo el yugo de la ira y la inevitable naturaleza de la humanidad, la guerra.
    ​La historia comienza con el olor a pólvora y la muerte impregna el ambiente así como la decadente acumulación de cuerpos en las trincheras y en cada cobertura siendo usados como morteros, es aquí donde puedes ver es que ni las creencias, ideologías ni dogmas de ningún tipo sirven de protección mas son estas mismas que se usan para que los imperios se perpetúen en un sistema para mantener a la humanidad encadenada a la tierra así sin llegar a pensar en un algo mas allá de sus narrativas usando la vida que es frágil y escasa y en contrario los dogmas que son efímeros sean lo que permanece en la tierra. Las banderas que se alzan en la tierra y sobre los muertos en una tierra de nada, nadie que los adore ni siga ciegamente, nada.
    ​Entonces ¿Por qué pelear por ideales indiferentes a la vida humana? ¿Por qué es necesaria la victoria de los dogmas sobre la conciencia? Es imposible encontrar una respuesta pues esta es sobre todo y como siempre, la violencia.
    ​Ante la tormenta se libra la batalla en "Place Terrain here" donde las trincheras se hunden en las explosiones y los muertos que caen en docenas desapareciendo con el espeso humo de la pólvora y los estruendosos disparos de los tanques, las explosiones de las bombas y el derrumbe de cada estructura de hierro y metal crean una sinfonía destrucción. En las trincheras los soldados buscan sobrevivir retrocediendo ante el implacable ataque enemigo que sin duda es mayor en número logrando avanzar cada vez mas y mas tomando el territorio así como los recursos disponibles dejándolos en un estado de sitio encerrados dentro de castillos. Viejos y abandonados como ultimo resguardo. Dentro de los castillos viven en hambre, dolor y pena donde cada día puede ser el ultimo con los soldados heridos muriendo a causa de las heridas y el hambre, con la munición escaseando y el temor de la muerte toca a la puerta a pesar de los grandes muros los ataques a la fortaleza se hacen sentir debilitando las defensas y aun mas las pocas fuerzas que les quedan.
    ​Dentro de los muros entre sus filas esta líder y capitana del regimiento "Dead Wolfs" de nombre "Valeria Kyrie Eleison" de rasgos de piel clara y cabello largo de color castaño, largo y ondulado. Su rostro es de facciones finas, con ojos claros y penetrantes adornados con un delineado marcado estilo "Cat - eye" en color negro, lo que resalta su mirada. Sus labios al natural pero con una ligera cicatriz que los atraviesa y su mirada es directa, fría y seria. Porta una gran armadura adornada en estilo antiguo con relieve ya casi deshecho, sucio y desgastado con bordes en dorado difuminado presentándose la superficie de lo que alguna vez fue acero bruñido está ahora marcado por arañazos profundos que surca el metal como cicatrices, algunos tan extensos que revelan el metal mas oscuro y poroso que hay debajo. En varios puntos, las placas están abolladas y deformadas testimonio de brutales
    ​Guerra de Acedio ​"El violento mecanismo de la guerra, la arquitectura de la muerte, la única certeza es el olvido de los muertos y el cielo ignora el dolor del mundo" ​En el desierto de la nada una oscura puerta de metal con marcas de disparo, sangre y los rasguños de los caídos, así como cada epitafio escrito en el marco oxidado hasta ser olvidado por el tiempo. Al acercarse se pueden escuchar los gritos de agonía, así como el pútrido canto de la artillería y la mecánica danza de los monstruos de hierro y acero. ​La puerta se abre en un pesado movimiento dejando escapar una pesada y espesa niebla de la pólvora y la tormenta de la nieve con el hedor de los cuerpos apilados hasta la putrefacción y el frío acero cortando la carne desde el hueso arrancando la vida desde el alma dejando más que carne adornando los estandartes y las banderas quemadas dejando las cenizas. ​Del otro lado, la atmosfera es pesada como el plomo y la temperatura es tan baja que rompe los huesos y congelaría cualquier fuego dejando atrás cualquier fuego de esperanza. ​En las trincheras los soldados desesperados luchan con armas, pólvora y acero frío dejando que la nieve y la sangre se extienda por la tierra y la nieve termina de cubrir los cuerpos. Los disparos se escuchan hasta ensordecer los sentidos y actuar solo bajo el yugo de la ira y la inevitable naturaleza de la humanidad, la guerra. ​La historia comienza con el olor a pólvora y la muerte impregna el ambiente así como la decadente acumulación de cuerpos en las trincheras y en cada cobertura siendo usados como morteros, es aquí donde puedes ver es que ni las creencias, ideologías ni dogmas de ningún tipo sirven de protección mas son estas mismas que se usan para que los imperios se perpetúen en un sistema para mantener a la humanidad encadenada a la tierra así sin llegar a pensar en un algo mas allá de sus narrativas usando la vida que es frágil y escasa y en contrario los dogmas que son efímeros sean lo que permanece en la tierra. Las banderas que se alzan en la tierra y sobre los muertos en una tierra de nada, nadie que los adore ni siga ciegamente, nada. ​Entonces ¿Por qué pelear por ideales indiferentes a la vida humana? ¿Por qué es necesaria la victoria de los dogmas sobre la conciencia? Es imposible encontrar una respuesta pues esta es sobre todo y como siempre, la violencia. ​Ante la tormenta se libra la batalla en "Place Terrain here" donde las trincheras se hunden en las explosiones y los muertos que caen en docenas desapareciendo con el espeso humo de la pólvora y los estruendosos disparos de los tanques, las explosiones de las bombas y el derrumbe de cada estructura de hierro y metal crean una sinfonía destrucción. En las trincheras los soldados buscan sobrevivir retrocediendo ante el implacable ataque enemigo que sin duda es mayor en número logrando avanzar cada vez mas y mas tomando el territorio así como los recursos disponibles dejándolos en un estado de sitio encerrados dentro de castillos. Viejos y abandonados como ultimo resguardo. Dentro de los castillos viven en hambre, dolor y pena donde cada día puede ser el ultimo con los soldados heridos muriendo a causa de las heridas y el hambre, con la munición escaseando y el temor de la muerte toca a la puerta a pesar de los grandes muros los ataques a la fortaleza se hacen sentir debilitando las defensas y aun mas las pocas fuerzas que les quedan. ​Dentro de los muros entre sus filas esta líder y capitana del regimiento "Dead Wolfs" de nombre "Valeria Kyrie Eleison" de rasgos de piel clara y cabello largo de color castaño, largo y ondulado. Su rostro es de facciones finas, con ojos claros y penetrantes adornados con un delineado marcado estilo "Cat - eye" en color negro, lo que resalta su mirada. Sus labios al natural pero con una ligera cicatriz que los atraviesa y su mirada es directa, fría y seria. Porta una gran armadura adornada en estilo antiguo con relieve ya casi deshecho, sucio y desgastado con bordes en dorado difuminado presentándose la superficie de lo que alguna vez fue acero bruñido está ahora marcado por arañazos profundos que surca el metal como cicatrices, algunos tan extensos que revelan el metal mas oscuro y poroso que hay debajo. En varios puntos, las placas están abolladas y deformadas testimonio de brutales
    Tipo
    Individual
    Líneas
    100
    Estado
    Disponible
    0 turnos 0 maullidos
  • Por supuesto, Daniel era más que una cara bonita, era mucho más que un niño que jugaba con los reflectores y las pasarelas. En realidad sus padres lo habían rodeado de todo tipo de oportunidades toda su vida y algunas de ellas se arraigaron en él como pasiones, quizá no tan visibles, pero que son parte escencial de su vida.
    Por supuesto, Daniel era más que una cara bonita, era mucho más que un niño que jugaba con los reflectores y las pasarelas. En realidad sus padres lo habían rodeado de todo tipo de oportunidades toda su vida y algunas de ellas se arraigaron en él como pasiones, quizá no tan visibles, pero que son parte escencial de su vida.
    Me encocora
    Me gusta
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • POST MORTEM: Mentiras Piadosas.
    Fandom OC's
    Categoría Slice of Life
    : Nyssara Starfen
    : [En proceso de elección].


    El cielo de la mañana estaba limpio, de un azul frío que hacía contraste con el negro impecable del coche que avanzaba por la carretera. Ezra hojeaba, por última vez, las notas de su presentación. No las necesitaba realmente: su discurso estaba memorizado, pulido y revisado al milímetro. Pero el gesto transmitía control, disciplina… Y calma. Además, lo ayudaba para evitar la conversación superficial con Samantha.

    A su lado, la susodicha —una joven de cabello castaño recogido en un moño eficiente—, enviada por la universidad, revisaba el GPS.

    —Llegaremos diez minutos antes, señor Hamilton —informó con una cortesía exacta, modulada para no interrumpir su concentración.

    —Perfecto —respondió él, sin apartar la vista de las hojas—. Me gustaría hacer un breve recorrido por el auditorio antes de comenzar.

    El vehículo tomó la salida hacia el campus, un complejo elegante de edificios modernos rodeados por franjas de pinos. El logo de la Universidad de Oregón se veía en pancartas verdes y doradas que ondeaban en la brisa suave. Había estudiantes por todas partes, algunos cargando portátiles, otros corriendo en dirección contraria con café en mano, todos con el ritmo característico de un campus en plena actividad.

    El chófer aparcó en la zona reservada. En cuanto Ezra descendió, varios miembros del comité académico lo recibieron de inmediato.

    —Señor Hamilton, es un honor —saludó un profesor de criminología, estrechándole la mano con entusiasmo contenido—. Su charla ha generado mucha expectativa. No todos los días tenemos la oportunidad de escuchar cómo la tecnología está rediseñando nuestra disciplina.

    El empresario sonrió con esa mezcla justa de profesionalismo y cercanía.

    —El honor es mío. Las bases de la criminología siguen siendo humanas. La tecnología… Solo nos permite ver más claro lo que ya está ahí.

    Mientras caminaban hacia el edificio principal, los acompañantes comentaban detalles del evento. El castaño escuchaba atentamente, asentía, hacía pequeñas observaciones que denotaban que ya conocía de antemano la estructura del encuentro. Su presencia tenía ese efecto: imponía sin esfuerzo, no por rigidez, sino por la precisión de cada gesto.

    Cuando cruzaron las puertas de vidrio del auditorio, el murmullo del público empezó a filtrarse desde el interior. Luces, banners, pantallas listas para la presentación. Todo estaba preparado.

    Ezra respiró hondo.

    —Bien —dijo, acomodándose ligeramente el saco—. Hagamos que valga la pena.

    Y avanzó hacia el escenario con la seguridad de alguien acostumbrado a moverse en mundos donde cada detalle importa… Y donde él siempre se encarga de controlarlos.
    👤: [frost_black_deer_503] 💽: [En proceso de elección]. El cielo de la mañana estaba limpio, de un azul frío que hacía contraste con el negro impecable del coche que avanzaba por la carretera. Ezra hojeaba, por última vez, las notas de su presentación. No las necesitaba realmente: su discurso estaba memorizado, pulido y revisado al milímetro. Pero el gesto transmitía control, disciplina… Y calma. Además, lo ayudaba para evitar la conversación superficial con Samantha. A su lado, la susodicha —una joven de cabello castaño recogido en un moño eficiente—, enviada por la universidad, revisaba el GPS. —Llegaremos diez minutos antes, señor Hamilton —informó con una cortesía exacta, modulada para no interrumpir su concentración. —Perfecto —respondió él, sin apartar la vista de las hojas—. Me gustaría hacer un breve recorrido por el auditorio antes de comenzar. El vehículo tomó la salida hacia el campus, un complejo elegante de edificios modernos rodeados por franjas de pinos. El logo de la Universidad de Oregón se veía en pancartas verdes y doradas que ondeaban en la brisa suave. Había estudiantes por todas partes, algunos cargando portátiles, otros corriendo en dirección contraria con café en mano, todos con el ritmo característico de un campus en plena actividad. El chófer aparcó en la zona reservada. En cuanto Ezra descendió, varios miembros del comité académico lo recibieron de inmediato. —Señor Hamilton, es un honor —saludó un profesor de criminología, estrechándole la mano con entusiasmo contenido—. Su charla ha generado mucha expectativa. No todos los días tenemos la oportunidad de escuchar cómo la tecnología está rediseñando nuestra disciplina. El empresario sonrió con esa mezcla justa de profesionalismo y cercanía. —El honor es mío. Las bases de la criminología siguen siendo humanas. La tecnología… Solo nos permite ver más claro lo que ya está ahí. Mientras caminaban hacia el edificio principal, los acompañantes comentaban detalles del evento. El castaño escuchaba atentamente, asentía, hacía pequeñas observaciones que denotaban que ya conocía de antemano la estructura del encuentro. Su presencia tenía ese efecto: imponía sin esfuerzo, no por rigidez, sino por la precisión de cada gesto. Cuando cruzaron las puertas de vidrio del auditorio, el murmullo del público empezó a filtrarse desde el interior. Luces, banners, pantallas listas para la presentación. Todo estaba preparado. Ezra respiró hondo. —Bien —dijo, acomodándose ligeramente el saco—. Hagamos que valga la pena. Y avanzó hacia el escenario con la seguridad de alguien acostumbrado a moverse en mundos donde cada detalle importa… Y donde él siempre se encarga de controlarlos.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    Me encocora
    5
    1 turno 0 maullidos
  • -Sentadas cerca de la fuente que da a la aldea donde ambas vigilan, las dos hermanas se dispusieron a cantar la canción que solo ambas saben, mientras una de ellas, también tocaba el ukelele, dando un ambiente bastate armónico al lugar.

    Algunos aldeanos al escucharlas cantar, se acercan a donde ellas, poco a poco, las gemelas estaba rodeadas de gente mientras Devola y Popola seguían cantado para deleite de los aldeanos, que solo estaban presentes por las hermosas voces de las hermanas-.
    -Sentadas cerca de la fuente que da a la aldea donde ambas vigilan, las dos hermanas se dispusieron a cantar la canción que solo ambas saben, mientras una de ellas, también tocaba el ukelele, dando un ambiente bastate armónico al lugar. Algunos aldeanos al escucharlas cantar, se acercan a donde ellas, poco a poco, las gemelas estaba rodeadas de gente mientras Devola y Popola seguían cantado para deleite de los aldeanos, que solo estaban presentes por las hermosas voces de las hermanas-.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • 𝑵𝒐... 𝒏𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒗𝒊𝒗𝒐, 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒔𝒐 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒓𝒊́𝒂𝒔 𝒔𝒆𝒓...
    Fandom Legacies
    Categoría Acción
    ... ¿𝑼𝒏 𝑫𝒊𝒐𝒔?


    𝑆𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 ⸱ㅤ𝘵ℎ𝘦𝑎


    Siempre había sido un tío normal. Promedio. Nunca el más listo, ni el más alto, para nada el más guapo, ni el más fuerte, no era el que más corría, ni el que tenía un talento para la música, no sabía bailar, cantar, o dibujar. Nunca había destacado en nada, quizás en tener una mala suerte más alta que el promedio de la población mundial, pero eso no era algo como para presumir.
    No, Poe Edward Miller no había destacado jamás en nada, ni si quiera había tenido una pequeña nota de página en el periódico escolar o el de la universidad, pero eso había cambiado hacia menos de 24 horas.

    >> Era un lunes como otro cualquiera, la parte buena de su trabajo era que tenía flexibilidad de horarios, no necesitaba llegar el primero a la obra, de algo tenía que servir ser el constructor el jefe de todos los demás obreros.
    Aquel día había llegado a las 10:00 de la mañana y a las 12:00 ya estaba a unos 80 metros del suelo, subido a una de las enormes grúas que cercaban la construcción.
    No tendría por qué estar allí, pero con la única de finalidad de poder observar todo en conjunto, había decido subir.

    Iba a ser algo rápido, o al menos esa era la idea que llevaba Poe en la mente, pero los minutos se habían convertido en horas, y lo cierto es que cuando la primera gota de agua mancha su cuaderno llevaba dos horas enteras allí arriba.
    Aquella primera gota le hizo mirar a un cercano cielo, el cual, sin darse cuenta, de un segundo para el siguiente se había encapotado convirtiendo el día en noche y descargando una tromba de agua instantánea en prácticamente toda la ciudad.

    La obra se desalojó realmente rápido, demasiado ya que al coger su walkie, nadie respondió al otro lado. — John colega bájame de aquí, esto empieza a dar un miedo de la ostia. — Como respuesta tan solo la estática. — ¿John? Joder macho no es momento de hacer bromas — Un rayo cayó justo al lado de la obra y después de este un trueno rasgó el cielo por completo acallando su voz e instalando el miedo en su estómago. <<

    Eso era lo último que recordaría. Después Poe despertó en el hospital rodeado de médicos que no eran capaces de dar una explicación a lo ocurrido. Había recibido el impacto de un rayo. No la grúa, no la estructura, si no él. El impacto le había mandado despedido fuera de la cesta, cayendo 80 metros al vacío, y con todo eso lo único que los médicos habían encontrado eran algunas contusiones que sanaban realmente rápido y una herida muy ligeramente chamuscada.
    Debería estar muerto, es lo que los médicos le habían dicho, lo que él ya sabía y al parecer lo que sus propios jefes esperaban, porque, con el alta en la mano, al día siguiente se había vuelto a presentar en la obra, o lo había intentado y es que Paul le había interceptado en su camino y le había pedido que le acompañara a la oficina.

    — ¿De verdad? ¿Me estáis echando? ¡CASI MUERO AHÍ ARRIBA PAUL!

    — Te entiendo de verdad, y nos alegramos mucho de que no lo hayas hecho…

    — Si ya claro, díselo a tu cara entonces.

    — A lo que voy, Poe, es a que esto ha costado miles de dólares a los inversores y quieren responsables.

    — ¿Responsables? ¡Llama a la chica del tiempo y que la despidan a ella!

    — Yo no puedo hacer nada, tengo las manos atadas…

    >> Había salido de aquella caseta de obra a la que llamaban oficina con el despido en una mano y el periódico bajo el brazo, porque por fin Poe Miller había destacado, era el hombre que había sobrevivido, y el periódico local le había dedicado media portada.
    Ahora era un misterio médico y un parado que caminaba por la calle sin rumbo fijo, esperando simplemente, volver a ser mediocre.
    ... ¿𝑼𝒏 𝑫𝒊𝒐𝒔? 𝑆𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 [N0TARTHEMISA] Siempre había sido un tío normal. Promedio. Nunca el más listo, ni el más alto, para nada el más guapo, ni el más fuerte, no era el que más corría, ni el que tenía un talento para la música, no sabía bailar, cantar, o dibujar. Nunca había destacado en nada, quizás en tener una mala suerte más alta que el promedio de la población mundial, pero eso no era algo como para presumir. No, Poe Edward Miller no había destacado jamás en nada, ni si quiera había tenido una pequeña nota de página en el periódico escolar o el de la universidad, pero eso había cambiado hacia menos de 24 horas. >> Era un lunes como otro cualquiera, la parte buena de su trabajo era que tenía flexibilidad de horarios, no necesitaba llegar el primero a la obra, de algo tenía que servir ser el constructor el jefe de todos los demás obreros. Aquel día había llegado a las 10:00 de la mañana y a las 12:00 ya estaba a unos 80 metros del suelo, subido a una de las enormes grúas que cercaban la construcción. No tendría por qué estar allí, pero con la única de finalidad de poder observar todo en conjunto, había decido subir. Iba a ser algo rápido, o al menos esa era la idea que llevaba Poe en la mente, pero los minutos se habían convertido en horas, y lo cierto es que cuando la primera gota de agua mancha su cuaderno llevaba dos horas enteras allí arriba. Aquella primera gota le hizo mirar a un cercano cielo, el cual, sin darse cuenta, de un segundo para el siguiente se había encapotado convirtiendo el día en noche y descargando una tromba de agua instantánea en prácticamente toda la ciudad. La obra se desalojó realmente rápido, demasiado ya que al coger su walkie, nadie respondió al otro lado. — John colega bájame de aquí, esto empieza a dar un miedo de la ostia. — Como respuesta tan solo la estática. — ¿John? Joder macho no es momento de hacer bromas — Un rayo cayó justo al lado de la obra y después de este un trueno rasgó el cielo por completo acallando su voz e instalando el miedo en su estómago. << Eso era lo último que recordaría. Después Poe despertó en el hospital rodeado de médicos que no eran capaces de dar una explicación a lo ocurrido. Había recibido el impacto de un rayo. No la grúa, no la estructura, si no él. El impacto le había mandado despedido fuera de la cesta, cayendo 80 metros al vacío, y con todo eso lo único que los médicos habían encontrado eran algunas contusiones que sanaban realmente rápido y una herida muy ligeramente chamuscada. Debería estar muerto, es lo que los médicos le habían dicho, lo que él ya sabía y al parecer lo que sus propios jefes esperaban, porque, con el alta en la mano, al día siguiente se había vuelto a presentar en la obra, o lo había intentado y es que Paul le había interceptado en su camino y le había pedido que le acompañara a la oficina. — ¿De verdad? ¿Me estáis echando? ¡CASI MUERO AHÍ ARRIBA PAUL! — Te entiendo de verdad, y nos alegramos mucho de que no lo hayas hecho… — Si ya claro, díselo a tu cara entonces. — A lo que voy, Poe, es a que esto ha costado miles de dólares a los inversores y quieren responsables. — ¿Responsables? ¡Llama a la chica del tiempo y que la despidan a ella! — Yo no puedo hacer nada, tengo las manos atadas… >> Había salido de aquella caseta de obra a la que llamaban oficina con el despido en una mano y el periódico bajo el brazo, porque por fin Poe Miller había destacado, era el hombre que había sobrevivido, y el periódico local le había dedicado media portada. Ahora era un misterio médico y un parado que caminaba por la calle sin rumbo fijo, esperando simplemente, volver a ser mediocre.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    Me shockea
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Lo que me faltaba...estar rodeada de mi versión barata y fea.
    Lo que me faltaba...estar rodeada de mi versión barata y fea.
    Me enjaja
    1
    11 turnos 0 maullidos
  • [Laboratorio de Agnes Tachyon – Sector C, 08:42 AM]
    Categoría Acción
    *El aire huele a ozono, metal y café recalentado. En el centro del laboratorio, rodeada de pantallas parpadeantes, una figura con bata blanca y cabello desordenado anota fórmulas en una pizarra cubierta de símbolos imposibles de descifrar para un ser humano promedio.*

    -¡Ah, excelente! El flujo cuántico no colapsó esta vez... aunque, técnicamente, sigue explotando en dimensiones alternas... pero eso ya es un progreso.

    *Agnes deja caer el marcador, gira sobre su silla giratoria y choca suavemente contra una pila de papeles, que se desparraman como una pequeña nevada de teorías incompletas.
    En ese momento, una luz parpadea sobre la puerta principal. El sensor reconoce una firma energética particular.*

    -¿Mh? Eso no es radiación cósmica residual... esa es una fluctuación temporal estable... —susurra mientras ajusta sus gafas—

    -No puede ser... ¿Aikaterine Ouro? ¿La misma diosa del tiempo en persona?

    *Con una sonrisa traviesa, se levanta de golpe, casi tropieza con una caja de engranajes, y se dirige hacia la puerta.*

    -Bienvenida a mi pequeño santuario de caos controlado. ¡Pasa, pasa! No te preocupes por los zumbidos... solo uno de los prototipos intenta ganar conciencia de nuevo.

    *Te observa con una mezcla de fascinación científica y una curiosa calidez.*

    -Dime, ¿qué te trae a mi laboratorio hoy, oh diosa del tiempo y de las eras? ¿Acaso vienes a retarme con paradojas, o a rescatarme de las mías propias?
    *El aire huele a ozono, metal y café recalentado. En el centro del laboratorio, rodeada de pantallas parpadeantes, una figura con bata blanca y cabello desordenado anota fórmulas en una pizarra cubierta de símbolos imposibles de descifrar para un ser humano promedio.* -¡Ah, excelente! El flujo cuántico no colapsó esta vez... aunque, técnicamente, sigue explotando en dimensiones alternas... pero eso ya es un progreso. *Agnes deja caer el marcador, gira sobre su silla giratoria y choca suavemente contra una pila de papeles, que se desparraman como una pequeña nevada de teorías incompletas. En ese momento, una luz parpadea sobre la puerta principal. El sensor reconoce una firma energética particular.* -¿Mh? Eso no es radiación cósmica residual... esa es una fluctuación temporal estable... —susurra mientras ajusta sus gafas— -No puede ser... ¿Aikaterine Ouro? ¿La misma diosa del tiempo en persona? *Con una sonrisa traviesa, se levanta de golpe, casi tropieza con una caja de engranajes, y se dirige hacia la puerta.* -Bienvenida a mi pequeño santuario de caos controlado. ¡Pasa, pasa! No te preocupes por los zumbidos... solo uno de los prototipos intenta ganar conciencia de nuevo. *Te observa con una mezcla de fascinación científica y una curiosa calidez.* -Dime, ¿qué te trae a mi laboratorio hoy, oh diosa del tiempo y de las eras? ¿Acaso vienes a retarme con paradojas, o a rescatarme de las mías propias?
    Tipo
    Individual
    Líneas
    20
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    3
    6 turnos 0 maullidos
  • *Bosteza exageradamente, con el cepillo aún en la boca*

    -Mmph… ¿Sabes? Según mis cálculos, el 83% de las ideas brillantes nacen justo antes del desayuno…

    *Levanta la taza medio dormida, con una sonrisa ladeada.*

    -Así que si de repente me ves salir corriendo al laboratorio con espuma en la boca… no me detengas, probablemente acabo de descubrir algo increíble.
    *Bosteza exageradamente, con el cepillo aún en la boca* -Mmph… ¿Sabes? Según mis cálculos, el 83% de las ideas brillantes nacen justo antes del desayuno… *Levanta la taza medio dormida, con una sonrisa ladeada.* -Así que si de repente me ves salir corriendo al laboratorio con espuma en la boca… no me detengas, probablemente acabo de descubrir algo increíble.
    Me gusta
    Me encocora
    Me endiabla
    6
    17 turnos 0 maullidos
  • Puede que por esta vez intente lo que trataste de hacer unos uhmmm hace ¿80 años? Un poco más un poco menso ¿Importa?

    Vincent fingire interés en "amistarme" contigo, me imagino que no debe de ser nada agradable estar rodeado de demonios que te quieren matar, drogar o coger

    -sonrio extendiendo la mano derecha -

    Conmigo solo preocúpate en mantener tus dedos lejos de mi boca, claro te pediré dos pequeñas, diminutas e insignificantes ....¿Favores? A cambio de esta supuesta amistad

    Primero, nada de coqueteos, cosas eróticas o malos consejos con mi esposo Lucifer
    Segundo, está prohibido tocar cola, orejas y colmillos así sea por accidente ... Detesto que me toquen

    ¿Trato Vincent?

    //Honestamente digo que pensé en una escusa para formar amistad con Vox y esto es lo mejor que me salió
    Puede que por esta vez intente lo que trataste de hacer unos uhmmm hace ¿80 años? Un poco más un poco menso ¿Importa? [FuckA1astor] fingire interés en "amistarme" contigo, me imagino que no debe de ser nada agradable estar rodeado de demonios que te quieren matar, drogar o coger -sonrio extendiendo la mano derecha - Conmigo solo preocúpate en mantener tus dedos lejos de mi boca, claro te pediré dos pequeñas, diminutas e insignificantes ....¿Favores? A cambio de esta supuesta amistad Primero, nada de coqueteos, cosas eróticas o malos consejos con mi esposo Lucifer Segundo, está prohibido tocar cola, orejas y colmillos así sea por accidente ... Detesto que me toquen ¿Trato Vincent? //Honestamente digo que pensé en una escusa para formar amistad con Vox y esto es lo mejor que me salió
    Me gusta
    Me emputece
    3
    18 turnos 1 maullido
  • MÓNACO: Un Verano Sin Ti.
    Fandom OC
    Categoría Slice of Life
    ⤷ ゛𝙲𝚑𝚒𝚌𝚊𝚐𝚘 – 𝙻𝚘𝚞𝚒𝚜 𝚃𝚘𝚖𝚕𝚒𝚗𝚜𝚘𝚗 ˎˊ˗

    ᴜꜱꜱᴇʀ ʀᴏʟ:
    ╰─ ─╮
    ˚₊ ˚ ‧₊ .:・˚₊ ˚ ‧╰┈➤ 𝕯𝖊𝖗𝖆𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑

    𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ

    ℰ𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾ℴ | ᪐ƽ 𝒹ℯ 𝒜ℊℴ𝓈𝓉ℴ

    Si hay algo que extraño de mi niñez, sin duda alguna serían los veranos en Mónaco.

    Había algo casi irreal en esos días —el sol siempre parecía brillar distinto sobre el mar, el aire olía a sal, y el mundo entero se reducía a una sucesión de risas, chapuzones y promesas de que todo sería eterno. Recuerdo las playas, doradas y ruidosas, las caminatas descalza sobre la arena caliente, el sonido de las gaviotas mezclándose con la música que salía desde la terraza de la mansión.

    La casa… Era más que un hogar temporal. Era un escenario de lujo y caos donde cuatro familias se fundían en una sola. Adultos con copas en la mano riendo entre conversaciones interminables, y nosotros, los niños, corriendo entre pasillos que parecían no tener fin. Nos escabullíamos a los cuartos para hacer pijamadas improvisadas, nos escondíamos debajo de las mesas del comedor, inventábamos historias de fantasmas y hacíamos pactos que jurábamos cumplir incluso de adultos.

    No dudaba ni por un segundo que aquellos veranos habían sido los mejores de mi vida.

    O al menos así fueron… Hasta que Deran dejó de ir.

    (…)

    𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ



    ╭┈ • ┈┈┈ 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈┈• ┈╮

    El vuelo privado descendía suavemente entre las nubes, y el murmullo constante de los motores era casi un arrullo más que un ruido. Katherine observaba por la ventanilla, viendo cómo el azul del cielo se deshacía en el horizonte y el mar de Niza se extendía debajo como una seda brillante. Frente a ella, Olivia dormía con la cabeza recostada sobre su hombro, un mechón rebelde pegado a su mejilla. Ezra, en cambio, permanecía al otro lado del pasillo, con un libro abierto.

    Para la joven rubia, aquello no tenía nada de extraordinario. Era lo de siempre: el vuelo privado, los asientos de cuero marfil, las cortinas de lino beige, la bandeja de plata con jugo recién exprimido y los croissants aún tibios. El piloto ya había anunciado que aterrizarían en cuestión de minutos, y ella ni siquiera levantó la vista. Estaba acostumbrada. Ese era el ritmo natural de los Hamilton —una familia para la que el lujo no era un privilegio, sino una costumbre.

    Cuando el avión tocó tierra, el movimiento fue tan suave que apenas se notó. Nini, la niñera, se apresuró a despertar a su hermana menor con una sonrisa, mientras Clara, su madre, revisaba distraídamente su teléfono y Nicolas, su padre, hablaba con uno de los asistentes de vuelo, organizando el siguiente tramo del viaje.

    Apenas descendieron por la escalerilla, el aire cálido del mediodía los envolvió. En la pista privada los esperaba un helicóptero negro con los emblemas dorados de la familia grabados en los costados. Las hélices giraban lentamente, haciendo que los cabellos, castaño claro, de Olivia se levantaran como una corona desordenada.

    El intercambio fue rápido, casi coreográfico. Un asistente tomó las maletas, otro ofreció a Clara su sombrero, y Katherine, con la naturalidad de quien lo ha hecho mil veces, subió al helicóptero sin esperar indicaciones. Ezra la siguió, ajustando su reloj inteligente, el último en el mercado, y detrás de ellos subieron Nini y la pequeña, que aún sostenía un pequeño peluche entre los brazos.

    En cuestión de minutos, las hélices rugieron con más fuerza, y el helicóptero se elevó, dejando atrás el aeropuerto de Niza. Bajo ellos, la costa se desplegaba como un sueño familiar. Katherine apoyó la frente contra el vidrio y vio, a lo lejos, el punto blanco de la mansión, rodeado de jardines y con el mar respirando a pocos metros.

    Otro verano en Mónaco.

    ╰┈ • ┈ 𝙁𝙞𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈• ┈╯


    ·༻𝗣𝗥𝗘𝗦𝗘𝗡𝗧𝗘༺·


    Katherine estaba en su despacho, con las mangas de la blusa arremangadas hasta los codos y un mechón suelto cayéndole sobre el rostro. Había pasado la última hora ordenando expedientes y archivando casos viejos en cajas de cartón que ya casi no cabían en la repisa. El sonido del papel y el roce de las carpetas la mantenían concentrada, o al menos lo intentaban.

    La puerta, que permanecía entreabierta, se golpeó suavemente desde el otro lado. La joven abogada alzó la vista justo cuando la figura de Rachel apareció en el marco, recostada con naturalidad, como si el umbral de esa habitación fuese su hábitat natural.

    —¿Vas a invitar a tu hermano? —preguntó con una sonrisa apenas perceptible.

    Katherine suspiró, apoyando el último expediente sobre la mesa. Sabía exactamente a qué se refería.

    —No lo creo. La cena de presentación con papá está bien. —Su voz fue firme, aunque un dejo de duda se coló entre las palabras—. Hace tiempo que no veo a Ezra, sobre todo desde que se fue a Londres. Tal vez deberíamos dejarlo para otra ocasión.

    Rachel asintió despacio, comprendiendo. La pelinegra se acercó un par de pasos, con esa calma suya que contrastaba con la tensión que siempre flotaba en el aire cuando el apellido Hamilton estaba de por medio.

    —¿Tienes algún menú planeado? —preguntó, arqueando una ceja con un tono casi juguetón.

    Katherine la miró, incrédula, como si acabara de escuchar la pregunta más absurda del día.

    —Definitivamente tengo un menú planeado —respondió, dejando el archivo con un golpe seco dentro de la caja—. También tengo los outfits planeados, la decoración de la mesa planeada, y no quiero que ni un puto cubierto esté fuera de su lugar.

    El tono de su voz se endureció al final, cargado de ese perfeccionismo que a veces era su refugio, y otras, su condena.

    Rachel no dijo nada. Solo se acercó hasta quedar frente a ella, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso lento, el tipo de beso que desarma cualquier estructura cuidadosamente construida.

    —Entonces —susurró contra sus labios, con una media sonrisa—, vamos a dar una cena perfecta este sábado.
    ⤷ ゛𝙲𝚑𝚒𝚌𝚊𝚐𝚘 – 𝙻𝚘𝚞𝚒𝚜 𝚃𝚘𝚖𝚕𝚒𝚗𝚜𝚘𝚗 ˎˊ˗ ᴜꜱꜱᴇʀ ʀᴏʟ: ╰─ 👤 ─╮ ˚₊ ˚ ‧₊ .:・˚₊ ˚ ‧╰┈➤ [nova_navy_mouse_914] 𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ ℰ𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾ℴ | ᪐ƽ 𝒹ℯ 𝒜ℊℴ𝓈𝓉ℴ Si hay algo que extraño de mi niñez, sin duda alguna serían los veranos en Mónaco. Había algo casi irreal en esos días —el sol siempre parecía brillar distinto sobre el mar, el aire olía a sal, y el mundo entero se reducía a una sucesión de risas, chapuzones y promesas de que todo sería eterno. Recuerdo las playas, doradas y ruidosas, las caminatas descalza sobre la arena caliente, el sonido de las gaviotas mezclándose con la música que salía desde la terraza de la mansión. La casa… Era más que un hogar temporal. Era un escenario de lujo y caos donde cuatro familias se fundían en una sola. Adultos con copas en la mano riendo entre conversaciones interminables, y nosotros, los niños, corriendo entre pasillos que parecían no tener fin. Nos escabullíamos a los cuartos para hacer pijamadas improvisadas, nos escondíamos debajo de las mesas del comedor, inventábamos historias de fantasmas y hacíamos pactos que jurábamos cumplir incluso de adultos. No dudaba ni por un segundo que aquellos veranos habían sido los mejores de mi vida. O al menos así fueron… Hasta que Deran dejó de ir. (…) 𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ ╭┈ • ┈┈┈ 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈┈• ┈╮ El vuelo privado descendía suavemente entre las nubes, y el murmullo constante de los motores era casi un arrullo más que un ruido. Katherine observaba por la ventanilla, viendo cómo el azul del cielo se deshacía en el horizonte y el mar de Niza se extendía debajo como una seda brillante. Frente a ella, Olivia dormía con la cabeza recostada sobre su hombro, un mechón rebelde pegado a su mejilla. Ezra, en cambio, permanecía al otro lado del pasillo, con un libro abierto. Para la joven rubia, aquello no tenía nada de extraordinario. Era lo de siempre: el vuelo privado, los asientos de cuero marfil, las cortinas de lino beige, la bandeja de plata con jugo recién exprimido y los croissants aún tibios. El piloto ya había anunciado que aterrizarían en cuestión de minutos, y ella ni siquiera levantó la vista. Estaba acostumbrada. Ese era el ritmo natural de los Hamilton —una familia para la que el lujo no era un privilegio, sino una costumbre. Cuando el avión tocó tierra, el movimiento fue tan suave que apenas se notó. Nini, la niñera, se apresuró a despertar a su hermana menor con una sonrisa, mientras Clara, su madre, revisaba distraídamente su teléfono y Nicolas, su padre, hablaba con uno de los asistentes de vuelo, organizando el siguiente tramo del viaje. Apenas descendieron por la escalerilla, el aire cálido del mediodía los envolvió. En la pista privada los esperaba un helicóptero negro con los emblemas dorados de la familia grabados en los costados. Las hélices giraban lentamente, haciendo que los cabellos, castaño claro, de Olivia se levantaran como una corona desordenada. El intercambio fue rápido, casi coreográfico. Un asistente tomó las maletas, otro ofreció a Clara su sombrero, y Katherine, con la naturalidad de quien lo ha hecho mil veces, subió al helicóptero sin esperar indicaciones. Ezra la siguió, ajustando su reloj inteligente, el último en el mercado, y detrás de ellos subieron Nini y la pequeña, que aún sostenía un pequeño peluche entre los brazos. En cuestión de minutos, las hélices rugieron con más fuerza, y el helicóptero se elevó, dejando atrás el aeropuerto de Niza. Bajo ellos, la costa se desplegaba como un sueño familiar. Katherine apoyó la frente contra el vidrio y vio, a lo lejos, el punto blanco de la mansión, rodeado de jardines y con el mar respirando a pocos metros. Otro verano en Mónaco. ╰┈ • ┈ 𝙁𝙞𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈• ┈╯ ·༻𝗣𝗥𝗘𝗦𝗘𝗡𝗧𝗘༺· Katherine estaba en su despacho, con las mangas de la blusa arremangadas hasta los codos y un mechón suelto cayéndole sobre el rostro. Había pasado la última hora ordenando expedientes y archivando casos viejos en cajas de cartón que ya casi no cabían en la repisa. El sonido del papel y el roce de las carpetas la mantenían concentrada, o al menos lo intentaban. La puerta, que permanecía entreabierta, se golpeó suavemente desde el otro lado. La joven abogada alzó la vista justo cuando la figura de Rachel apareció en el marco, recostada con naturalidad, como si el umbral de esa habitación fuese su hábitat natural. —¿Vas a invitar a tu hermano? —preguntó con una sonrisa apenas perceptible. Katherine suspiró, apoyando el último expediente sobre la mesa. Sabía exactamente a qué se refería. —No lo creo. La cena de presentación con papá está bien. —Su voz fue firme, aunque un dejo de duda se coló entre las palabras—. Hace tiempo que no veo a Ezra, sobre todo desde que se fue a Londres. Tal vez deberíamos dejarlo para otra ocasión. Rachel asintió despacio, comprendiendo. La pelinegra se acercó un par de pasos, con esa calma suya que contrastaba con la tensión que siempre flotaba en el aire cuando el apellido Hamilton estaba de por medio. —¿Tienes algún menú planeado? —preguntó, arqueando una ceja con un tono casi juguetón. Katherine la miró, incrédula, como si acabara de escuchar la pregunta más absurda del día. —Definitivamente tengo un menú planeado —respondió, dejando el archivo con un golpe seco dentro de la caja—. También tengo los outfits planeados, la decoración de la mesa planeada, y no quiero que ni un puto cubierto esté fuera de su lugar. El tono de su voz se endureció al final, cargado de ese perfeccionismo que a veces era su refugio, y otras, su condena. Rachel no dijo nada. Solo se acercó hasta quedar frente a ella, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso lento, el tipo de beso que desarma cualquier estructura cuidadosamente construida. —Entonces —susurró contra sus labios, con una media sonrisa—, vamos a dar una cena perfecta este sábado.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    Me shockea
    3
    1 turno 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados