• El aire estaba quieto, demasiado para pertenecer al mundo de los vivos. El cielo, pálido y ajeno, apenas dejaba escapar un murmullo del viento, como si la misma naturaleza contuviera la respiración ante su presencia.

    Hades avanzaba con paso firme, la capa negra ondeando tras él como una sombra viva, una extensión de su poder. En su mano, la linterna azul despedía una luz que no pertenecía al sol ni a la luna, sino a las entrañas mismas del abismo. Con cada resplandor, la frontera entre la tierra y lo eterno se estremecía.

    Alzó el puño contra el muro invisible que separaba ambos mundos. El golpe no resonó como un choque de carne contra piedra, sino como un trueno enterrado en lo profundo, un eco que despertaba a las almas que aguardaban del otro lado. Las sombras se agitaron, como si lo reconocieran, como si lo veneraran.

    La grieta se abrió en la superficie de la realidad no era una puerta, era un desgarrón, un abismo negro que se expandía con reverencia. El viento arrastró un murmullo de voces apagadas, las súplicas de quienes habían cruzado ese umbral antes y nunca volvieron.

    Hades no dudó. Dio un paso al frente y la luz azul lo envolvió, su figura se volvió más imponente, más terrible, como si al abandonar la tierra su verdadera esencia despertara. Los árboles se inclinaron, las raíces temblaron bajo la presión de su poder. Allí donde otros sentirían miedo, él sentía la llamada de su reino.

    Cuando la oscuridad lo tragó, el inframundo lo recibió con la solemnidad de un reino eterno. Las sombras se apartaron para abrirle camino, los ríos de sangre y fuego se agitaron al sentir su regreso, y el eco de millares de almas se inclinó ante él, murmurando un solo nombre.

    Hades.

    El dios había vuelto a su trono, no como un fugitivo de la luz, sino como el señor indiscutible de las tinieblas.
    El aire estaba quieto, demasiado para pertenecer al mundo de los vivos. El cielo, pálido y ajeno, apenas dejaba escapar un murmullo del viento, como si la misma naturaleza contuviera la respiración ante su presencia. Hades avanzaba con paso firme, la capa negra ondeando tras él como una sombra viva, una extensión de su poder. En su mano, la linterna azul despedía una luz que no pertenecía al sol ni a la luna, sino a las entrañas mismas del abismo. Con cada resplandor, la frontera entre la tierra y lo eterno se estremecía. Alzó el puño contra el muro invisible que separaba ambos mundos. El golpe no resonó como un choque de carne contra piedra, sino como un trueno enterrado en lo profundo, un eco que despertaba a las almas que aguardaban del otro lado. Las sombras se agitaron, como si lo reconocieran, como si lo veneraran. La grieta se abrió en la superficie de la realidad no era una puerta, era un desgarrón, un abismo negro que se expandía con reverencia. El viento arrastró un murmullo de voces apagadas, las súplicas de quienes habían cruzado ese umbral antes y nunca volvieron. Hades no dudó. Dio un paso al frente y la luz azul lo envolvió, su figura se volvió más imponente, más terrible, como si al abandonar la tierra su verdadera esencia despertara. Los árboles se inclinaron, las raíces temblaron bajo la presión de su poder. Allí donde otros sentirían miedo, él sentía la llamada de su reino. Cuando la oscuridad lo tragó, el inframundo lo recibió con la solemnidad de un reino eterno. Las sombras se apartaron para abrirle camino, los ríos de sangre y fuego se agitaron al sentir su regreso, y el eco de millares de almas se inclinó ante él, murmurando un solo nombre. Hades. El dios había vuelto a su trono, no como un fugitivo de la luz, sino como el señor indiscutible de las tinieblas.
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  • En el cumpleaños de la persona que lo hacía sentir humano, Bucky se atrevió a dar un paso que había estado posponiendo durante mucho tiempo. Un ramo de rosas, símbolo de pasión y amor, fue el preludio de ese siguiente beso que selló su conexión de manera irreversible. En ese momento, la coraza que lo protegía, forjada por años de dolor y lucha, se derrumbó, y James Buchanan Barnes volvió a sentir. Volvió a ser el hombre que una vez fue, antes de que la guerra y el trauma lo cambiaran para siempre.

    Encontró la libertad de ser él mismo, de dejar atrás el pasado y abrazar el presente. La persona que tanto amaba lo miró a los ojos y vio más allá de la máscara de soldado, vio al hombre vulnerable y sensible que se escondía detrás. Bucky supo que había encontrado su hogar, su refugio, su lugar en el mundo. Ya no quería avanzar, quería estar ahí dentro de esas cuatro paredes.

    La conexión entre ellos fue como una llama que ardía con intensidad, una llama que iluminaba el camino y calentaba el corazón. Se sentía más que vivo, se sentía completo, humano de nuevo. Y en ese momento, supo que nunca la dejaría ir, que haría cualquier cosa para protegerla y hacerla feliz.

    𝐄𝐯𝐞 𝐒𝐡𝐞𝐟𝐟𝐢𝐞𝐥𝐝
    ㅤㅤ
    En el cumpleaños de la persona que lo hacía sentir humano, Bucky se atrevió a dar un paso que había estado posponiendo durante mucho tiempo. Un ramo de rosas, símbolo de pasión y amor, fue el preludio de ese siguiente beso que selló su conexión de manera irreversible. En ese momento, la coraza que lo protegía, forjada por años de dolor y lucha, se derrumbó, y James Buchanan Barnes volvió a sentir. Volvió a ser el hombre que una vez fue, antes de que la guerra y el trauma lo cambiaran para siempre. Encontró la libertad de ser él mismo, de dejar atrás el pasado y abrazar el presente. La persona que tanto amaba lo miró a los ojos y vio más allá de la máscara de soldado, vio al hombre vulnerable y sensible que se escondía detrás. Bucky supo que había encontrado su hogar, su refugio, su lugar en el mundo. Ya no quería avanzar, quería estar ahí dentro de esas cuatro paredes. La conexión entre ellos fue como una llama que ardía con intensidad, una llama que iluminaba el camino y calentaba el corazón. Se sentía más que vivo, se sentía completo, humano de nuevo. Y en ese momento, supo que nunca la dejaría ir, que haría cualquier cosa para protegerla y hacerla feliz. [Sheffield_Eve] ㅤㅤ
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  • Celebremos la vida al máximo ♡
    ||Otro Domingo de lavar ropa y sin mis merecidas vacaciones en Dubai F a todo.
    Celebremos la vida al máximo ♡ ||Otro Domingo de lavar ropa y sin mis merecidas vacaciones en Dubai 💔 F a todo.
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  • -despues de varias horas en el templo, ya me estaba quitando las protecciones de las manos, jadeando cansado mientras el sudor resbalaba por mi cuerpo, tirando mi cabello hacia atras-

    Ahhh....ya me hacía falta

    -me fui a adentro para sacarme la ropa y darme una ducha de agua helada, y lavarme la sangre y el sudor del cuerpo -
    -despues de varias horas en el templo, ya me estaba quitando las protecciones de las manos, jadeando cansado mientras el sudor resbalaba por mi cuerpo, tirando mi cabello hacia atras- Ahhh....ya me hacía falta -me fui a adentro para sacarme la ropa y darme una ducha de agua helada, y lavarme la sangre y el sudor del cuerpo -
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  • Luna de sangre
    Fandom Hazbin hotel
    Categoría Terror
    𝘼𝙙𝙫𝙚𝙧𝙩𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖: 𝐸𝑙 𝑠𝑖𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑟𝑜𝑙 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑡𝑒𝑚𝑎𝑠 𝑝𝑟𝑜𝑏𝑙𝑒𝑚𝑎́𝑡𝑖𝑐𝑜𝑠 𝑦 𝑚𝑢𝑦 𝑑𝑒𝑙𝑖𝑐𝑎𝑑𝑜𝑠. 𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑢𝑐𝑒𝑑𝑒𝑟𝑎́ 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑡𝑟𝑒𝑠 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑗𝑒𝑠 𝑒𝑠 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑒𝑡𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑎𝑐𝑜𝑟𝑑𝑎𝑑𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑢𝑠𝑒𝑟. 𝐴𝑢́𝑛 𝑎𝑠𝑖́, 𝑠𝑒 𝑟𝑒𝑐𝑜𝑚𝑖𝑒𝑛𝑑𝑎 𝑑𝑖𝑠𝑐𝑟𝑒𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑎𝑙 𝑙𝑒𝑒𝑟.






    𝙍𝙤𝙡 𝙘𝙤𝙣: Valentino y Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗

    𝙇𝙪𝙜𝙖𝙧: 𝙲𝚊𝚜𝚝𝚒𝚕𝚕𝚘 𝚙𝚛𝚘𝚙𝚒𝚎𝚍𝚊𝚍 𝚍𝚎 𝙻𝚞𝚌𝚒𝚏𝚎𝚛 𝙼𝚘𝚛𝚗𝚒𝚗𝚐𝚜𝚝𝚊𝚛, 𝚒𝚗𝚏𝚒𝚎𝚛𝚗𝚘.

    Oʀᴅᴇɴ ᴅᴇ ʀᴇsᴘᴜᴇsᴛᴀ: Vox, Lucifer y Valentino.









    No le fue difícil hackear la seguridad del lugar, a fin de cuentas también pertenecía a Vox Tek. Por lo que enseguida se apareció en la misma estancia de quien, a otrora fue su amigo.

    —Hace mucho que no nos veíamos, Lucifer.—saludó, saliendo de entre las sombras, para al menos, tener la cortesía de intercambiar algunas palabras con quien iba a ser su víctima. Suya y de Tino. Su gesto era de resignación, mirando de arriba abajo al rubio, avanzando hacia él con los brazos tras la espalda y su paso tranquilo. Sabedor de que en primeras no iba a ser atacado y en segundas, el rey infernal se encontraba demasiado debilitado para defenderse. Y es que olía, su refinado olfato se encontraba prácticamente emborrachado por el hedor de las Fedro o as, y su piel sentía el calor que el ángel caído irradiaba. Lo que no hacía más que enervar aquellos instintos predatorios que siempre ocultaba en pos de emanar una fachada de elegancia y perfección.

    Vox inspiró hondo y finalmente suspiró.

    —Una lástima que, esta vez no estoy aquí para tomar café.—y en ese momento se desactivaron todas las defensas del castillo y las puertas se abrieron, pues debía dejar entrar a un último invitado—.Si no, por el último capricho de Tino—presentó con un gesto de la mano cuando este entrase—. Y ya sabes que sin importar que, los deseos de Valentino son mi prioridad—y aquello casi sonó como una disculpa, casi. Pues si eso iba a hacer feliz a su querido Tino, no se iba a arrepentir.
    𝘼𝙙𝙫𝙚𝙧𝙩𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖: 𝐸𝑙 𝑠𝑖𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑟𝑜𝑙 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑡𝑒𝑚𝑎𝑠 𝑝𝑟𝑜𝑏𝑙𝑒𝑚𝑎́𝑡𝑖𝑐𝑜𝑠 𝑦 𝑚𝑢𝑦 𝑑𝑒𝑙𝑖𝑐𝑎𝑑𝑜𝑠. 𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑢𝑐𝑒𝑑𝑒𝑟𝑎́ 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑡𝑟𝑒𝑠 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑗𝑒𝑠 𝑒𝑠 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑒𝑡𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑎𝑐𝑜𝑟𝑑𝑎𝑑𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑢𝑠𝑒𝑟. 𝐴𝑢́𝑛 𝑎𝑠𝑖́, 𝑠𝑒 𝑟𝑒𝑐𝑜𝑚𝑖𝑒𝑛𝑑𝑎 𝑑𝑖𝑠𝑐𝑟𝑒𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑎𝑙 𝑙𝑒𝑒𝑟. 𝙍𝙤𝙡 𝙘𝙤𝙣: [ember_silver_hare_973] y [LuciHe11] 𝙇𝙪𝙜𝙖𝙧: 𝙲𝚊𝚜𝚝𝚒𝚕𝚕𝚘 𝚙𝚛𝚘𝚙𝚒𝚎𝚍𝚊𝚍 𝚍𝚎 𝙻𝚞𝚌𝚒𝚏𝚎𝚛 𝙼𝚘𝚛𝚗𝚒𝚗𝚐𝚜𝚝𝚊𝚛, 𝚒𝚗𝚏𝚒𝚎𝚛𝚗𝚘. Oʀᴅᴇɴ ᴅᴇ ʀᴇsᴘᴜᴇsᴛᴀ: Vox, Lucifer y Valentino. No le fue difícil hackear la seguridad del lugar, a fin de cuentas también pertenecía a Vox Tek. Por lo que enseguida se apareció en la misma estancia de quien, a otrora fue su amigo. —Hace mucho que no nos veíamos, Lucifer.—saludó, saliendo de entre las sombras, para al menos, tener la cortesía de intercambiar algunas palabras con quien iba a ser su víctima. Suya y de Tino. Su gesto era de resignación, mirando de arriba abajo al rubio, avanzando hacia él con los brazos tras la espalda y su paso tranquilo. Sabedor de que en primeras no iba a ser atacado y en segundas, el rey infernal se encontraba demasiado debilitado para defenderse. Y es que olía, su refinado olfato se encontraba prácticamente emborrachado por el hedor de las Fedro o as, y su piel sentía el calor que el ángel caído irradiaba. Lo que no hacía más que enervar aquellos instintos predatorios que siempre ocultaba en pos de emanar una fachada de elegancia y perfección. Vox inspiró hondo y finalmente suspiró. —Una lástima que, esta vez no estoy aquí para tomar café.—y en ese momento se desactivaron todas las defensas del castillo y las puertas se abrieron, pues debía dejar entrar a un último invitado—.Si no, por el último capricho de Tino—presentó con un gesto de la mano cuando este entrase—. Y ya sabes que sin importar que, los deseos de Valentino son mi prioridad—y aquello casi sonó como una disculpa, casi. Pues si eso iba a hacer feliz a su querido Tino, no se iba a arrepentir.
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    Grupal
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    Cualquier línea
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  • {La espada giraba conmigo en un arco perfecto, y con un corte preciso desgarré la bolsa de tierra colgada frente a mí, dejando que la arena se desparramara como si fuera sangre.}

    —¿No se supone que deberías practicar conmigo?

    {Pregunté, sin disimular la ironía, mientras me preparaba para un nuevo movimiento.}

    {A pocos metros, la silueta oscura de mi “compañero” reposaba con despreocupación. El espíritu de caballo, con aquel hocico afilado que parecía el pico de un ave, no mostraba el más mínimo interés por mis esfuerzos. En cambio, se deleitaba con las manzanas que había conseguido para él, como si fueran un pago justo por los favores de su magia oscura. Una manzana se alzó lentamente en el aire, rodeada de un resplandor violeta, y flotó hasta su pico.}

    —Yo solo soy un espíritu que vaga entre mundos, devorando los sueños cálidos para transformarlos en pesadillas. No soy un ser cuya voluntad pueda ser arrastrada por tu ridícula nigromancia.

    {Respondió con esa voz metálica y demoníaca que solía irritarme.
    Apreté el mango de mi espada con fuerza, girándome hacia él con una sonrisa fingida para ocultar mí orgullo herido.}

    —Pero eres un obsequio, ¿no? Como dicen los humanos: mi mascota. Así que, ven aquí ahora mismo.

    {Mi voz sonó firme, aunque por dentro me ardía la frustración de tener que recordarle a quién pertenecía su servidumbre.
    El espíritu resopló, molesto por la interrupción de su festín. Sus pezuñas retumbaron en la tierra mientras avanzaba hacia mí.}

    —Te llevará años de entrenamiento, pequeña neko.

    {Rugió, clavando sus ojos vacíos en los míos.}

    —Tu padre se decepcionaría al ver que la sangre humana de tu madre corre más fuerte en ti que la de los nekomatas. Ni siquiera puedes controlar tus poderes. Apenas salen cuando estás asustada o furiosa. Y aun así, fallan.

    {Su magia invisible me envolvió de pronto. Sentí cómo mi cola se elevaba contra mi voluntad, tirada hacia arriba con un gesto cruel.
    Solté un chillido mientras intentaba bajarla con ambas manos.}

    —Mírate. Ni siquiera has terminado de crecer.

    {Tomé mi cola entre las manos, protegiéndola, y mis ojos lo observaron con furia.}

    —Eres el peor protector y servidor que mi padre me dejó.

    {Refunfuñé, intentando mantener la compostura. Ese espíritu era arrogante, hostil, y más cruel de lo que recordaba… y aun así, era el único que debía llamarse mi guardián.}

    {La espada giraba conmigo en un arco perfecto, y con un corte preciso desgarré la bolsa de tierra colgada frente a mí, dejando que la arena se desparramara como si fuera sangre.} —¿No se supone que deberías practicar conmigo? {Pregunté, sin disimular la ironía, mientras me preparaba para un nuevo movimiento.} {A pocos metros, la silueta oscura de mi “compañero” reposaba con despreocupación. El espíritu de caballo, con aquel hocico afilado que parecía el pico de un ave, no mostraba el más mínimo interés por mis esfuerzos. En cambio, se deleitaba con las manzanas que había conseguido para él, como si fueran un pago justo por los favores de su magia oscura. Una manzana se alzó lentamente en el aire, rodeada de un resplandor violeta, y flotó hasta su pico.} —Yo solo soy un espíritu que vaga entre mundos, devorando los sueños cálidos para transformarlos en pesadillas. No soy un ser cuya voluntad pueda ser arrastrada por tu ridícula nigromancia. {Respondió con esa voz metálica y demoníaca que solía irritarme. Apreté el mango de mi espada con fuerza, girándome hacia él con una sonrisa fingida para ocultar mí orgullo herido.} —Pero eres un obsequio, ¿no? Como dicen los humanos: mi mascota. Así que, ven aquí ahora mismo. {Mi voz sonó firme, aunque por dentro me ardía la frustración de tener que recordarle a quién pertenecía su servidumbre. El espíritu resopló, molesto por la interrupción de su festín. Sus pezuñas retumbaron en la tierra mientras avanzaba hacia mí.} —Te llevará años de entrenamiento, pequeña neko. {Rugió, clavando sus ojos vacíos en los míos.} —Tu padre se decepcionaría al ver que la sangre humana de tu madre corre más fuerte en ti que la de los nekomatas. Ni siquiera puedes controlar tus poderes. Apenas salen cuando estás asustada o furiosa. Y aun así, fallan. {Su magia invisible me envolvió de pronto. Sentí cómo mi cola se elevaba contra mi voluntad, tirada hacia arriba con un gesto cruel. Solté un chillido mientras intentaba bajarla con ambas manos.} —Mírate. Ni siquiera has terminado de crecer. {Tomé mi cola entre las manos, protegiéndola, y mis ojos lo observaron con furia.} —Eres el peor protector y servidor que mi padre me dejó. {Refunfuñé, intentando mantener la compostura. Ese espíritu era arrogante, hostil, y más cruel de lo que recordaba… y aun así, era el único que debía llamarse mi guardián.}
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  • {La luna apenas lograba filtrarse entre las nubes negras que cubrían el cielo. Las ruinas de la ciudad se extendían a lo lejos.}

    {Frente a mí, entre la bruma, emergió el espíritu que esperaba. A quién no había invocado hace muchos años. Un corcel alado de sombra, tan oscuro cómo la noche, y sus alas extendidas. Sus ojos vacíos, ardientes, se clavaron en mis ojos.}

    {Sostuve la mirada, mientras el viento agitaba mí cabello.}

    —Así que… Aquí estás...

    {Susurré, mientras mis dedos se apretaban sobre la empuñadura de la espada.}

    {El espíritu inclinó ligeramente la cabeza. Ambos nos mirábamos, unidos en un encuentro planeado por el mismo destino.}


    {Con una voz grave, metálica y demoníaca, el espíritu rompió el silencio.}

    —Han pasado muchos años, pequeña neko… Dime, ¿aún conservas el libro de transformación que los espíritus te entregaron como obsequio?

    {Sus ojos espectrales se posaron con insistencia en mis orejas felinas, y su mirada descendió hacia mi cola, que se movía inquieta.}

    —Ah… ya lo entiendo.

    {Prosiguió con una risa oscura y algo burlona.}

    —Por eso sentí esa energía al acercarme. Has liberado tu verdadero ser. Sin embargo, tu sangre sigue contaminada por lo humano. Esa debilidad jamás te permitirá alcanzar la fuerza absoluta. ¿Acaso no fue por eso que tus propios padres te ocultaron entre los humanos? Lo hicieron para que sobrevivieras.

    {Al escuchar esas palabras, un escalofrío recorrió mi piel. Mis manos se cerraron con fuerza en torno al mango de mi espada.}

    —Silencio. No te convoqué para escuchar tus lamentos.

    {Por mí tono de voz, el espíritu se irguió, pero no respondió. La fuerza de mi mirada lo obligó a callar.
    Su trabajo era obedecerme.}

    —Tengo un deber que cumplir. Mi aliado me ha encomendado una misión. Pero antes, necesito de tu ayuda...
    {La luna apenas lograba filtrarse entre las nubes negras que cubrían el cielo. Las ruinas de la ciudad se extendían a lo lejos.} {Frente a mí, entre la bruma, emergió el espíritu que esperaba. A quién no había invocado hace muchos años. Un corcel alado de sombra, tan oscuro cómo la noche, y sus alas extendidas. Sus ojos vacíos, ardientes, se clavaron en mis ojos.} {Sostuve la mirada, mientras el viento agitaba mí cabello.} —Así que… Aquí estás... {Susurré, mientras mis dedos se apretaban sobre la empuñadura de la espada.} {El espíritu inclinó ligeramente la cabeza. Ambos nos mirábamos, unidos en un encuentro planeado por el mismo destino.} {Con una voz grave, metálica y demoníaca, el espíritu rompió el silencio.} —Han pasado muchos años, pequeña neko… Dime, ¿aún conservas el libro de transformación que los espíritus te entregaron como obsequio? {Sus ojos espectrales se posaron con insistencia en mis orejas felinas, y su mirada descendió hacia mi cola, que se movía inquieta.} —Ah… ya lo entiendo. {Prosiguió con una risa oscura y algo burlona.} —Por eso sentí esa energía al acercarme. Has liberado tu verdadero ser. Sin embargo, tu sangre sigue contaminada por lo humano. Esa debilidad jamás te permitirá alcanzar la fuerza absoluta. ¿Acaso no fue por eso que tus propios padres te ocultaron entre los humanos? Lo hicieron para que sobrevivieras. {Al escuchar esas palabras, un escalofrío recorrió mi piel. Mis manos se cerraron con fuerza en torno al mango de mi espada.} —Silencio. No te convoqué para escuchar tus lamentos. {Por mí tono de voz, el espíritu se irguió, pero no respondió. La fuerza de mi mirada lo obligó a callar. Su trabajo era obedecerme.} —Tengo un deber que cumplir. Mi aliado me ha encomendado una misión. Pero antes, necesito de tu ayuda...
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ;; Ya era hora de darle un lavado de cara al buen capitán
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  • Ángela Di Trapani avanzó lentamente por la penumbra del almacén abandonado, con la mente ardiendo en un torbellino de recuerdos y rencores. Cada paso resonaba en sus oídos como un golpe de puño contra su alma, porque sabía que aquella búsqueda no era sólo por respuestas, sino por justicia — y quizás, por venganza.

    Buscaba la verdad tras el velo de traiciones y sangre, con la determinación de una mujer que no se rendiría hasta desenmascarar quién movía los hilos que amenazan con apagar su vida para siempre. Ángela no sólo iba a encontrar respuestas... iba a hacer que todos pagaran por cada cicatriz, visible o no, que le dejó aquel pasado oscuro y lo iba a conseguir con ayuda.

    Al llegar al lugar específico de aquel almacén lo primero que la recibió fue una pelea a puño limpio con la hija del mafioso que había asesinado bajo sus ordenes, al combate se hizo largo pero al ganar obtendría lo que quisiera y quería respuestas.
    Ángela Di Trapani avanzó lentamente por la penumbra del almacén abandonado, con la mente ardiendo en un torbellino de recuerdos y rencores. Cada paso resonaba en sus oídos como un golpe de puño contra su alma, porque sabía que aquella búsqueda no era sólo por respuestas, sino por justicia — y quizás, por venganza. Buscaba la verdad tras el velo de traiciones y sangre, con la determinación de una mujer que no se rendiría hasta desenmascarar quién movía los hilos que amenazan con apagar su vida para siempre. Ángela no sólo iba a encontrar respuestas... iba a hacer que todos pagaran por cada cicatriz, visible o no, que le dejó aquel pasado oscuro y lo iba a conseguir con ayuda. Al llegar al lugar específico de aquel almacén lo primero que la recibió fue una pelea a puño limpio con la hija del mafioso que había asesinado bajo sus ordenes, al combate se hizo largo pero al ganar obtendría lo que quisiera y quería respuestas.
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  • -la flor oséa una de las mas raras que tengo en stock, es de lo mejor para pociones de regeneracion avanzada asi como para hechizos de reanimacion-
    -la flor oséa una de las mas raras que tengo en stock, es de lo mejor para pociones de regeneracion avanzada asi como para hechizos de reanimacion-
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