• La puerta del apartamento se abre lentamente y este entra, arrastrando los pies. Su respiración es pesada, y cada paso deja claro que el peso de la misión ha sido extremo. Aún lleva parte del equipo táctico, el cual se desprende torpemente mientras se dirige directo al baño.

    Se apoya en el lavabo, observando su reflejo cansado en el espejo. Su piel está cubierta de sudor y polvo, los músculos tensos después de horas de combate. Sin embargo, apenas tiene fuerzas para mantenerse en pie.


    —…No puedo más… solo… necesito… descansar.

    Se da una ducha rápida, dejando que el agua tibia limpie la suciedad, pero no permanece mucho tiempo. Sus párpados pesan, y cada segundo bajo el agua lo adormece aún más.

    Al salir, ni siquiera se viste. Solo se envuelve en una toalla que deja caer al llegar al dormitorio. Se deja caer desnudo sobre la cama, el colchón recibiendo todo el peso de su cuerpo exhausto. El sol de la tarde entra por la ventana, iluminando su piel morena y marcada por cicatrices.

    Su respiración se calma lentamente. No hay pensamientos. Solo silencio. En cuestión de segundos, el hombre que siempre está alerta, siempre preparado para la batalla… queda completamente noqueado por el cansancio, profundamente dormido, en paz por primera vez en días.
    La puerta del apartamento se abre lentamente y este entra, arrastrando los pies. Su respiración es pesada, y cada paso deja claro que el peso de la misión ha sido extremo. Aún lleva parte del equipo táctico, el cual se desprende torpemente mientras se dirige directo al baño. Se apoya en el lavabo, observando su reflejo cansado en el espejo. Su piel está cubierta de sudor y polvo, los músculos tensos después de horas de combate. Sin embargo, apenas tiene fuerzas para mantenerse en pie. —…No puedo más… solo… necesito… descansar. Se da una ducha rápida, dejando que el agua tibia limpie la suciedad, pero no permanece mucho tiempo. Sus párpados pesan, y cada segundo bajo el agua lo adormece aún más. Al salir, ni siquiera se viste. Solo se envuelve en una toalla que deja caer al llegar al dormitorio. Se deja caer desnudo sobre la cama, el colchón recibiendo todo el peso de su cuerpo exhausto. El sol de la tarde entra por la ventana, iluminando su piel morena y marcada por cicatrices. Su respiración se calma lentamente. No hay pensamientos. Solo silencio. En cuestión de segundos, el hombre que siempre está alerta, siempre preparado para la batalla… queda completamente noqueado por el cansancio, profundamente dormido, en paz por primera vez en días.
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  • ✧El pequeño omega había salido a tomar algunas fotografías como era su costumbre las fotos que más le gustaba tomar era de las flores sobre todo de las orquídeas o la lavanda esta última era su símbolo ya que aparte de ser su aroma era algo que dibujaba en sus trabajos o tareas se sentó un momento y reviso las fotos que ya tenía y tomo unas cuantas más para el club de fotografía en el que estaba✧
    ✧El pequeño omega había salido a tomar algunas fotografías como era su costumbre las fotos que más le gustaba tomar era de las flores sobre todo de las orquídeas o la lavanda esta última era su símbolo ya que aparte de ser su aroma era algo que dibujaba en sus trabajos o tareas se sentó un momento y reviso las fotos que ya tenía y tomo unas cuantas más para el club de fotografía en el que estaba✧
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  • Ya... No tengo idea del orden. Además de que comienzo a pensar que antes me preocupaba mucho por nimiedades...

    *Adam sonríe, aunque tiene un apósito en la mejilla.*

    —¿Esto? Bueno, los hombres gustamos del juego y del peligro. Por eso amamos a las mujeres, porque son el juguete más peligroso... ¡Ah! Y es verdad, estuvimos los cinco reunidos luego de mucho tiempo, pero Elios siguió avanzando...
    Ya... No tengo idea del orden. Además de que comienzo a pensar que antes me preocupaba mucho por nimiedades... *Adam sonríe, aunque tiene un apósito en la mejilla.* —¿Esto? Bueno, los hombres gustamos del juego y del peligro. Por eso amamos a las mujeres, porque son el juguete más peligroso... ¡Ah! Y es verdad, estuvimos los cinco reunidos luego de mucho tiempo, pero Elios siguió avanzando...
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  • {Haku avanzaba con pasos sigilosos, y ligeros. Desde que había dejado de usar los hechizos del libro para disfrazar su apariencia con la de una humana, esa sensación no la abandonaba. La constante presión de ser observada, acechada… cazada. Aquella noche solo había querido caminar, respirar el aire frío de la ciudad vacía. La luna se alzaba más llena con cada noche.}

    {El viento nocturno la envolvió de pronto, obligándola a abrazarse a sí misma, como si quisiera proteger su cuerpo del escalofrío que la atravesó. Entonces escuchó pasos. Lentos. Pesados. No eran humanos. Su piel se erizó por completo. Sabía que estaba en peligro. No pensó demasiado, simplemente echó a correr hacia el único sitio cercano que ofrecía refugio: un callejón angosto, oscuro y apestoso. Un error.}

    {El callejón terminaba en muros altos, sin salida. Maldijo en voz baja, con la respiración agitada, girándose de golpe para retroceder. Pero ya era demasiado tarde. La cosa que la había seguido estaba allí, bloqueando la entrada.}

    {Un monstruo apareció de las sombras, arrastrando su repulsivo cuerpo. Era descomunal, con el torso alargado como una gigantesca escolopendra, y en su extremo, una cabeza monstruosa semejante a la de una mantis. De su garganta escapó un chillido insoportable, mezcla entre el alarido de un cerdo degollado y el frenazo de un camión oxidado. El sonido le desgarró los oídos, obligándola a cubrirse un instante.}

    {La criatura abrió sus mandíbulas dentadas, largas y afiladas como cuchillas, en una mueca de amenaza, como si quisiera disfrutar del pánico de su presa antes de devorarla. Su cuerpo se incorporó lentamente, elevándose sobre sí mismo; la mitad superior se alzó hacia el cielo, mientras la inferior se mantenía firme en el suelo.}

    {Haku retrocedió hasta sentir la pared fría contra su espalda. No tenía su espada. Esta vez no habría nada que la protegiera. Su única opción era la magia, su propia fuerza. Debía actuar con rapidez, porque el monstruo no dudaría, si se dejaba atrapar por el miedo, en cuestión de segundos sería desgarrada y devorada.}

    {Sus dedos temblaron al extender las manos, trazando en el aire los símbolos que conocía de memoria. El monstruo dio un paso. La sombra del cuerpo inmenso la envolvía por completo.}

    {Una esfera luminosa y palpitante, creció entre sus manos. El aire a su alrededor se cargó de energía, levantando polvo y papeles viejos del callejón. El monstruo pareció resentir la fuerza de esa luz, y un crujido ensordecedor salió de su garganta. Se abalanzó, veloz, con sus fauces abiertas.}

    {Haku lanzó el hechizo. Un rayo violeta rasgó la oscuridad, impactando de lleno contra el rostro de la criatura. El aire explotó con un estallido que sacudió los muros. El monstruo se retorció, chillando con furia y dolor, golpeando los muros con tanta fuerza que cayeron fragmentos de piedra.}

    {Solo se enfureció. Y, aunque su piel se había abierto en una herida ardiente que chisporroteaba con magia, seguía avanzando, más rápido, con rabia descontrolada. Haku volvió a alzar sus manos, aunque sabía que un solo error sería suficiente para que aquella bestia la partiera en dos.}

    "Si no lo detengo aquí… nadie podrá hacerlo."

    {La criatura golpeó con una de sus patas delanteras, largas como lanzas, contra el muro a su lado. La piedra estallo y una de ellas rozó el brazo de Haku, abriéndole un corte. Ella contuvo un grito, apretando los dientes, y canalizó ese dolor hacia el círculo de energía que formaba entre sus manos.}

    —¡No pienso convertirme en tu cena!

    {Un segundo círculo mágico apareció bajo sus pies, girando lentamente como una constelación en movimiento.}

    {El monstruo, al percibir la magnitud de lo que estaba a punto de ocurrir, abrió sus fauces en un chillido ensordecedor, y embistió, movido por puro instinto. Sus patas retumbaron contra el suelo como martillos.}

    {Haku alzó sus manos hacia adelante y gritó el conjuro final. La esfera de energía explotó en una lluvia de relámpagos violetas que envolvieron al monstruo de pies a cabeza. El aire se incendió con el fulgor del hechizo. La criatura se agitó con violencia, golpeando muros y suelo, hasta que finalmente, con un crujido, se desplomó en el suelo.}

    {Haku jadeaba, sus rodillas temblaban bajo el peso de la magia gastada. Su cuerpo entero estaba empapado en sudor frío. Finalmente, sin fuerzas, se desplomó en el suelo perdiendo el conocimiento.}
    {Haku avanzaba con pasos sigilosos, y ligeros. Desde que había dejado de usar los hechizos del libro para disfrazar su apariencia con la de una humana, esa sensación no la abandonaba. La constante presión de ser observada, acechada… cazada. Aquella noche solo había querido caminar, respirar el aire frío de la ciudad vacía. La luna se alzaba más llena con cada noche.} {El viento nocturno la envolvió de pronto, obligándola a abrazarse a sí misma, como si quisiera proteger su cuerpo del escalofrío que la atravesó. Entonces escuchó pasos. Lentos. Pesados. No eran humanos. Su piel se erizó por completo. Sabía que estaba en peligro. No pensó demasiado, simplemente echó a correr hacia el único sitio cercano que ofrecía refugio: un callejón angosto, oscuro y apestoso. Un error.} {El callejón terminaba en muros altos, sin salida. Maldijo en voz baja, con la respiración agitada, girándose de golpe para retroceder. Pero ya era demasiado tarde. La cosa que la había seguido estaba allí, bloqueando la entrada.} {Un monstruo apareció de las sombras, arrastrando su repulsivo cuerpo. Era descomunal, con el torso alargado como una gigantesca escolopendra, y en su extremo, una cabeza monstruosa semejante a la de una mantis. De su garganta escapó un chillido insoportable, mezcla entre el alarido de un cerdo degollado y el frenazo de un camión oxidado. El sonido le desgarró los oídos, obligándola a cubrirse un instante.} {La criatura abrió sus mandíbulas dentadas, largas y afiladas como cuchillas, en una mueca de amenaza, como si quisiera disfrutar del pánico de su presa antes de devorarla. Su cuerpo se incorporó lentamente, elevándose sobre sí mismo; la mitad superior se alzó hacia el cielo, mientras la inferior se mantenía firme en el suelo.} {Haku retrocedió hasta sentir la pared fría contra su espalda. No tenía su espada. Esta vez no habría nada que la protegiera. Su única opción era la magia, su propia fuerza. Debía actuar con rapidez, porque el monstruo no dudaría, si se dejaba atrapar por el miedo, en cuestión de segundos sería desgarrada y devorada.} {Sus dedos temblaron al extender las manos, trazando en el aire los símbolos que conocía de memoria. El monstruo dio un paso. La sombra del cuerpo inmenso la envolvía por completo.} {Una esfera luminosa y palpitante, creció entre sus manos. El aire a su alrededor se cargó de energía, levantando polvo y papeles viejos del callejón. El monstruo pareció resentir la fuerza de esa luz, y un crujido ensordecedor salió de su garganta. Se abalanzó, veloz, con sus fauces abiertas.} {Haku lanzó el hechizo. Un rayo violeta rasgó la oscuridad, impactando de lleno contra el rostro de la criatura. El aire explotó con un estallido que sacudió los muros. El monstruo se retorció, chillando con furia y dolor, golpeando los muros con tanta fuerza que cayeron fragmentos de piedra.} {Solo se enfureció. Y, aunque su piel se había abierto en una herida ardiente que chisporroteaba con magia, seguía avanzando, más rápido, con rabia descontrolada. Haku volvió a alzar sus manos, aunque sabía que un solo error sería suficiente para que aquella bestia la partiera en dos.} "Si no lo detengo aquí… nadie podrá hacerlo." {La criatura golpeó con una de sus patas delanteras, largas como lanzas, contra el muro a su lado. La piedra estallo y una de ellas rozó el brazo de Haku, abriéndole un corte. Ella contuvo un grito, apretando los dientes, y canalizó ese dolor hacia el círculo de energía que formaba entre sus manos.} —¡No pienso convertirme en tu cena! {Un segundo círculo mágico apareció bajo sus pies, girando lentamente como una constelación en movimiento.} {El monstruo, al percibir la magnitud de lo que estaba a punto de ocurrir, abrió sus fauces en un chillido ensordecedor, y embistió, movido por puro instinto. Sus patas retumbaron contra el suelo como martillos.} {Haku alzó sus manos hacia adelante y gritó el conjuro final. La esfera de energía explotó en una lluvia de relámpagos violetas que envolvieron al monstruo de pies a cabeza. El aire se incendió con el fulgor del hechizo. La criatura se agitó con violencia, golpeando muros y suelo, hasta que finalmente, con un crujido, se desplomó en el suelo.} {Haku jadeaba, sus rodillas temblaban bajo el peso de la magia gastada. Su cuerpo entero estaba empapado en sudor frío. Finalmente, sin fuerzas, se desplomó en el suelo perdiendo el conocimiento.}
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  • °∘*┈˃̶୨El Sueño del Héroe Justiciero.୧˂̶┈*∘°

    "Un ideal al que sólo los tontos se aferran, algo a lo que sostenerse cuando no te queda nada.

    Un triste sueño que oculta una hoja en el mango y un corazón en la punta, lentamente demacrado y apuñalando a su poseedor mientras blande la espada de 'Justicia'.

    Aquellos que lo siguen dejan de lado su humanidad y transitan por un camino carmesí pisando toda inocencia que alguna vez pudieron tener, pero...

    ... eso es lo más hermoso de ese sueño, a pesar de estar presenciando lo peor de la
    humanidad, los vicios y pasiones que destruyen la pureza de esta sigues avanzando esperando salvar lo mejor de entre las llamas de la desesperación.

    El camino no es fácil, te obliga a tirarlo todo teniendo que avanzar con pasos firmes a través de un infinito y ardiente yermo."
    °∘*┈˃̶୨El Sueño del Héroe Justiciero.୧˂̶┈*∘° "Un ideal al que sólo los tontos se aferran, algo a lo que sostenerse cuando no te queda nada. Un triste sueño que oculta una hoja en el mango y un corazón en la punta, lentamente demacrado y apuñalando a su poseedor mientras blande la espada de 'Justicia'. Aquellos que lo siguen dejan de lado su humanidad y transitan por un camino carmesí pisando toda inocencia que alguna vez pudieron tener, pero... ... eso es lo más hermoso de ese sueño, a pesar de estar presenciando lo peor de la humanidad, los vicios y pasiones que destruyen la pureza de esta sigues avanzando esperando salvar lo mejor de entre las llamas de la desesperación. El camino no es fácil, te obliga a tirarlo todo teniendo que avanzar con pasos firmes a través de un infinito y ardiente yermo."
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    {Isman había sido enviado a cuidar de los caballos, lejos de aquella conversación “para adultos”. El joven protestó al inicio, pero la mirada de Nutt fue suficiente para callarlo y hacerlo marchar.}




    {Nutt y Zarek se acomodaron en el suelo frente a una pequeña mesa baja de madera. Sobre ella descansaba un ajedrez.
    Nutt movió el primer peón con calma.}



    —¿Recuerdas la última vez que jugamos? En ese entonces habíamos apostado que tu hermana tendría niñas antes de que nacieran los pequeños príncipes.



    {Zarek hizo una breve mueca. Claro que lo recordaba. El recuerdo pesaba en su pecho como una cadena. Su hermana, marcada por lo que todos llamaban “La maldición de los mellizos" incapaz de dar a luz a niñas, condenada a parir solo varones. Una carga que él sentía como propia, casi un castigo divino paralelo al suyo: piel tan pálida como la nieve, vulnerable al sol como si fuese un pecador maldecido.}


    —Lo recuerdo.


    {Respondió al fin, con su voz cortante.
    El juego avanzó lentamente. Zarek desplegó una defensa clásica, fría y calculadora, cerrando el centro con peones como si levantara murallas. Nutt, en cambio, movía con un aire despreocupado, casi burlón, sacrificando un alfil aquí, un peón allá.}


    —Si gano, iré contigo al mundo humano.


    {Dijo Nutt mientras avanzaba su caballo, clavándolo contra la reina rival.
    Zarek detuvo su peón en el aire. Lo miró con sorpresa y un poco de desconfianza.}


    —¿Qué estás diciendo? ¿Para qué querrías venir conmigo?


    —Porque es mi deber cuidar de ti. No solo soy tu guardia mayor real, también soy tu amigo.


    {Respondió Nutt, con una sonrisa orgullosa. Era obvio que la situación le divertía.
    Zarek arqueó una ceja. El movimiento lo distrajo, y dejó a su rey ligeramente expuesto al enroque rival.
    Nutt prosiguió, avanzando su torre.}


    —Además… los humanos me despiertan curiosidad. He escuchado que han avanzado tanto que ya ni siquiera necesitan esforzarse para vivir. Sus máquinas, sus aparatos, hacen todo por ellos. ¿No sería sabio estudiarlos, descubrir si acaso no se preparan para una invasión humano-cósmica?


    {Zarek lo observó unos segundos en silencio… y de pronto, estalló en una carcajada grave y sonora. El golpe de su puño contra la mesa hizo temblar las piezas, desacomodando algunas. Se estiró un poco para tomar el jarrón de vino y llenó una copa dorada hasta el borde.}


    —Nutt, Nutt…


    {Dijo, negando con la cabeza.}


    —Los humanos conocerán sus juguetes mejor que nadie, pero han perdido algo esencial: la conexión con lo divino, con lo natural, con la magia. ¿Qué son ellos sin eso? Nada. ¿Crees que una máquina que solo funciona enchufada podría enfrentarse al caos, a los demonios, a los dioses mismos?


    {El silencio cayó unos segundos entre ambos. Nutt no pudo negar que su rey tenía un punto. Aun así, no podía subestimar a los humanos. Había en ellos algo fascinante. Los admiraba y les temía al mismo tiempo.}


    {El juego continuó. Zarek intentó un contraataque por el flanco derecho, avanzando su reina para presionar al rey enemigo. Nutt, sin embargo, lo dejó avanzar con aparente descuido, retrocediendo piezas, cediendo terreno, hasta que la trampa estuvo lista.}


    {Un movimiento de caballo cortó toda vía de escape. Su torre, oculta hasta ese instante en la retaguardia, se deslizó con precisión.}


    —De todas formas… iré contigo.


    {Murmuró Nutt, inclinándose sobre el tablero, con una chispa de triunfo en los ojos.}


    —Primero debes ganarme.


    {Respondió Zarek con arrogancia, llevando su reina al ataque final.}


    {Pero apenas terminó de pronunciar esas palabras, Nutt adelantó su alfil, encajando la pieza con un golpe suave contra el tablero.}


    —Jaque mate.


    {El rey, atrapado sin escapatoria, quedó inmóvil bajo las piezas enemigas.
    Zarek miró el tablero en silencio. Luego a su amigo. Y finalmente, bebió un largo trago de vino antes de dejar escapar una sonrisa ladeada, cansada y cómplice.}
    ⚔•Ⱬ₳ⱤɆ₭ ₳₦Đ ₦Ʉ₮₮•⚔ {Isman había sido enviado a cuidar de los caballos, lejos de aquella conversación “para adultos”. El joven protestó al inicio, pero la mirada de Nutt fue suficiente para callarlo y hacerlo marchar.} {Nutt y Zarek se acomodaron en el suelo frente a una pequeña mesa baja de madera. Sobre ella descansaba un ajedrez. Nutt movió el primer peón con calma.} —¿Recuerdas la última vez que jugamos? En ese entonces habíamos apostado que tu hermana tendría niñas antes de que nacieran los pequeños príncipes. {Zarek hizo una breve mueca. Claro que lo recordaba. El recuerdo pesaba en su pecho como una cadena. Su hermana, marcada por lo que todos llamaban “La maldición de los mellizos" incapaz de dar a luz a niñas, condenada a parir solo varones. Una carga que él sentía como propia, casi un castigo divino paralelo al suyo: piel tan pálida como la nieve, vulnerable al sol como si fuese un pecador maldecido.} —Lo recuerdo. {Respondió al fin, con su voz cortante. El juego avanzó lentamente. Zarek desplegó una defensa clásica, fría y calculadora, cerrando el centro con peones como si levantara murallas. Nutt, en cambio, movía con un aire despreocupado, casi burlón, sacrificando un alfil aquí, un peón allá.} —Si gano, iré contigo al mundo humano. {Dijo Nutt mientras avanzaba su caballo, clavándolo contra la reina rival. Zarek detuvo su peón en el aire. Lo miró con sorpresa y un poco de desconfianza.} —¿Qué estás diciendo? ¿Para qué querrías venir conmigo? —Porque es mi deber cuidar de ti. No solo soy tu guardia mayor real, también soy tu amigo. {Respondió Nutt, con una sonrisa orgullosa. Era obvio que la situación le divertía. Zarek arqueó una ceja. El movimiento lo distrajo, y dejó a su rey ligeramente expuesto al enroque rival. Nutt prosiguió, avanzando su torre.} —Además… los humanos me despiertan curiosidad. He escuchado que han avanzado tanto que ya ni siquiera necesitan esforzarse para vivir. Sus máquinas, sus aparatos, hacen todo por ellos. ¿No sería sabio estudiarlos, descubrir si acaso no se preparan para una invasión humano-cósmica? {Zarek lo observó unos segundos en silencio… y de pronto, estalló en una carcajada grave y sonora. El golpe de su puño contra la mesa hizo temblar las piezas, desacomodando algunas. Se estiró un poco para tomar el jarrón de vino y llenó una copa dorada hasta el borde.} —Nutt, Nutt… {Dijo, negando con la cabeza.} —Los humanos conocerán sus juguetes mejor que nadie, pero han perdido algo esencial: la conexión con lo divino, con lo natural, con la magia. ¿Qué son ellos sin eso? Nada. ¿Crees que una máquina que solo funciona enchufada podría enfrentarse al caos, a los demonios, a los dioses mismos? {El silencio cayó unos segundos entre ambos. Nutt no pudo negar que su rey tenía un punto. Aun así, no podía subestimar a los humanos. Había en ellos algo fascinante. Los admiraba y les temía al mismo tiempo.} {El juego continuó. Zarek intentó un contraataque por el flanco derecho, avanzando su reina para presionar al rey enemigo. Nutt, sin embargo, lo dejó avanzar con aparente descuido, retrocediendo piezas, cediendo terreno, hasta que la trampa estuvo lista.} {Un movimiento de caballo cortó toda vía de escape. Su torre, oculta hasta ese instante en la retaguardia, se deslizó con precisión.} —De todas formas… iré contigo. {Murmuró Nutt, inclinándose sobre el tablero, con una chispa de triunfo en los ojos.} —Primero debes ganarme. {Respondió Zarek con arrogancia, llevando su reina al ataque final.} {Pero apenas terminó de pronunciar esas palabras, Nutt adelantó su alfil, encajando la pieza con un golpe suave contra el tablero.} —Jaque mate. {El rey, atrapado sin escapatoria, quedó inmóvil bajo las piezas enemigas. Zarek miró el tablero en silencio. Luego a su amigo. Y finalmente, bebió un largo trago de vino antes de dejar escapar una sonrisa ladeada, cansada y cómplice.}
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  • — Recuerden ir avanzando a su proyecto final, chicos. No quiero excusas al final del semestre o van a hacer examen extraordinario.

    — Murmuró mientras revisaba una tarea atrasada que un par de alumnas le habían llevado. Claro que valía menos que cuando debieron entregarla en tiempo y forma pero igual era válida.

    Cuando se fueron, suspiró levemente y se giró de nuevo a su acompañante, sonriendo ligeramente. —

    — Creo que ya podemos irnos, ¿Te parece?
    — Recuerden ir avanzando a su proyecto final, chicos. No quiero excusas al final del semestre o van a hacer examen extraordinario. — Murmuró mientras revisaba una tarea atrasada que un par de alumnas le habían llevado. Claro que valía menos que cuando debieron entregarla en tiempo y forma pero igual era válida. Cuando se fueron, suspiró levemente y se giró de nuevo a su acompañante, sonriendo ligeramente. — — Creo que ya podemos irnos, ¿Te parece?
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  • Estábamos los cinco reunidos, luego de no sé cuánto tiempo... Pero ahora voy a tener que desplazar a mis compañeros hombres, porque seguimos avanzando.

    *Elios se da cuenta de la situación. Había que seguir moviéndose hacia adelante...*

    —Todo es posible. El talento sin disciplina no sirve. Y detenerse significa empezar a morir...
    Estábamos los cinco reunidos, luego de no sé cuánto tiempo... Pero ahora voy a tener que desplazar a mis compañeros hombres, porque seguimos avanzando. *Elios se da cuenta de la situación. Había que seguir moviéndose hacia adelante...* —Todo es posible. El talento sin disciplina no sirve. Y detenerse significa empezar a morir...
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  • ༻₦Ʉ₮₮ ₳₦Đ ł₴₥₳₦•༺



    {Nutt avanzaba por los pasillos del palacio, sus pasos resonaban en cada sala silenciosa y vacía. El rey Zarek y su hermano menor, Isman, no estaban por ninguna parte. En sus brazos llevaba una capa larga y fina, confeccionada con telas ligeras y resistentes, hecha especialmente para proteger la piel del monarca. Había escuchado rumores de que Zarek planeaba salir en misión fuera del regimiento, y aquello lo inquietaba. El rey albino no debía exponerse al sol ardiente del desierto sin precauciones; su piel era demasiado sensible, vulnerable a las ampollas, al ardor y al enrojecimiento.}

    {Era su deber cuidar al señor de los Shemus, el ejército de los nekomatas.}

    {Finalmente, Nutt se cruzó con un rostro conocido. Alzó la voz, apurando el paso hacia el nekomata que esperaba en la entrada del salón de entrenamientos privados del rey.}

    —Buen día, Rakhyti. Estoy buscando al rey, ¿lo has visto? No quisiera que saliera del palacio sin su capa… ni sin el aceite especial. Exponerse de esta forma sería un riesgo.

    {Sus ojos intensos y preocupados, se clavaron en la figura de Rakhyti, el segundo hombre más frío y severo del reino después del propio Zarek. Este, con los brazos cruzados, respondió con la misma voz cortante de siempre, aunque esta vez acompañada de una sonrisa apenas torcida, maliciosa.}

    —Están dentro… Justamente el rey está descargando toda su furia contra tu hermano.

    —¡¿Qué?!

    {El corazón de Nutt dio un vuelco y, sin pensarlo, empujó la puerta con tanta fuerza que estuvo a punto de arrancarla de sus goznes. Entró apresurado al salón de entrenamiento.}









    —Z-Zarek… ¿cuánto tiempo más me tendrás aquí?

    {Preguntó Isman con la voz temblorosa.
    El joven sujetaba con todas sus fuerzas la bolsa de boxeo, mientras Zarek descargaba en ella una ráfaga de golpes brutales. Cada puñetazo hacía que los brazos de Isman cedieran un poco, obligándolo a resistir para no soltar el saco y arriesgarse a recibir un golpe directo.}

    —Deja de temblar como una gallina y quédate quieto.

    {Gruñó el rey sin apartar la vista de su objetivo. Sus colmillos se asomaban levemente con cada palabra, y su ceño fruncido acentuaba la concentración y la furia con que golpeaba.}

    {Nutt soltó un suspiro aliviado al comprobar que su hermano menor no estaba siendo golpeado directamente, sino utilizado como sostén del saco. Se cruzó de brazos, observando la escena con cierta molestia.}

    —Usar a mi hermano para descargar tu rabia no hará que la muchacha mestiza aparezca mágicamente, Zarek.

    {Dicho esto, dejó la capa con cuidado sobre un enorme sillón de cuero adornado con oro, su lugar habitual en el salón.}

    —De hecho, te la traje porque la vas a necesitar. Si piensas salir, cúbrete del sol.








    [Fuera de escena.]






    ♡~Isman se enderezó, su mirada se posó en la audiencia que los observaba. Nutt, su hermano, se sentó detrás de él, ajustando su posición para que enfrentara a los espectadores.~

    —Hermano, nos están viendo raro —comentó Isman, su voz llena de intriga—. ¿Qué tienen en sus manos? ¿Nos apuntan con armas de los mortales?

    ~Nutt se rió suavemente y le dio un suave apretón en el hombro. —Son sus aparatos tecnológicos que usan para comunicarse y conectarse con el mundo —explicó con paciencia.~

    ~Isman parpadeó sorprendido, su mente luchando por comprender el concepto. —¿Son mudos? —preguntó, lleno de confusión—. ¿Me están leyendo la mente o algo así?

    ~Nutt solo sonrió y le dio un cariñoso golpecito en la cabeza. —Solo sonríe, cabeza hueca.~⁠♡
    ༻₦Ʉ₮₮ ₳₦Đ ł₴₥₳₦•༺ {Nutt avanzaba por los pasillos del palacio, sus pasos resonaban en cada sala silenciosa y vacía. El rey Zarek y su hermano menor, Isman, no estaban por ninguna parte. En sus brazos llevaba una capa larga y fina, confeccionada con telas ligeras y resistentes, hecha especialmente para proteger la piel del monarca. Había escuchado rumores de que Zarek planeaba salir en misión fuera del regimiento, y aquello lo inquietaba. El rey albino no debía exponerse al sol ardiente del desierto sin precauciones; su piel era demasiado sensible, vulnerable a las ampollas, al ardor y al enrojecimiento.} {Era su deber cuidar al señor de los Shemus, el ejército de los nekomatas.} {Finalmente, Nutt se cruzó con un rostro conocido. Alzó la voz, apurando el paso hacia el nekomata que esperaba en la entrada del salón de entrenamientos privados del rey.} —Buen día, Rakhyti. Estoy buscando al rey, ¿lo has visto? No quisiera que saliera del palacio sin su capa… ni sin el aceite especial. Exponerse de esta forma sería un riesgo. {Sus ojos intensos y preocupados, se clavaron en la figura de Rakhyti, el segundo hombre más frío y severo del reino después del propio Zarek. Este, con los brazos cruzados, respondió con la misma voz cortante de siempre, aunque esta vez acompañada de una sonrisa apenas torcida, maliciosa.} —Están dentro… Justamente el rey está descargando toda su furia contra tu hermano. —¡¿Qué?! {El corazón de Nutt dio un vuelco y, sin pensarlo, empujó la puerta con tanta fuerza que estuvo a punto de arrancarla de sus goznes. Entró apresurado al salón de entrenamiento.} —Z-Zarek… ¿cuánto tiempo más me tendrás aquí? {Preguntó Isman con la voz temblorosa. El joven sujetaba con todas sus fuerzas la bolsa de boxeo, mientras Zarek descargaba en ella una ráfaga de golpes brutales. Cada puñetazo hacía que los brazos de Isman cedieran un poco, obligándolo a resistir para no soltar el saco y arriesgarse a recibir un golpe directo.} —Deja de temblar como una gallina y quédate quieto. {Gruñó el rey sin apartar la vista de su objetivo. Sus colmillos se asomaban levemente con cada palabra, y su ceño fruncido acentuaba la concentración y la furia con que golpeaba.} {Nutt soltó un suspiro aliviado al comprobar que su hermano menor no estaba siendo golpeado directamente, sino utilizado como sostén del saco. Se cruzó de brazos, observando la escena con cierta molestia.} —Usar a mi hermano para descargar tu rabia no hará que la muchacha mestiza aparezca mágicamente, Zarek. {Dicho esto, dejó la capa con cuidado sobre un enorme sillón de cuero adornado con oro, su lugar habitual en el salón.} —De hecho, te la traje porque la vas a necesitar. Si piensas salir, cúbrete del sol. ⚠️[Fuera de escena.]⚠️ ♡~Isman se enderezó, su mirada se posó en la audiencia que los observaba. Nutt, su hermano, se sentó detrás de él, ajustando su posición para que enfrentara a los espectadores.~ —Hermano, nos están viendo raro —comentó Isman, su voz llena de intriga—. ¿Qué tienen en sus manos? ¿Nos apuntan con armas de los mortales? ~Nutt se rió suavemente y le dio un suave apretón en el hombro. —Son sus aparatos tecnológicos que usan para comunicarse y conectarse con el mundo —explicó con paciencia.~ ~Isman parpadeó sorprendido, su mente luchando por comprender el concepto. —¿Son mudos? —preguntó, lleno de confusión—. ¿Me están leyendo la mente o algo así? ~Nutt solo sonrió y le dio un cariñoso golpecito en la cabeza. —Solo sonríe, cabeza hueca.~⁠♡
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