• "La Sombra del Ayer".
    #monorol

    Lucia observaba a Carmina desde la ventana de la tienda, viendo cómo la joven acomodaba cajas en los estantes con la paciencia de quien ha hecho ese trabajo toda su vida. Su nieta tenía el cabello rizado de su madre, la misma expresión soñadora en los ojos verdes. Cada vez que la veía, un miedo antiguo y persistente le oprimía el pecho. No podía evitarlo.

    Su hija había sido su más grande alegría y su más profundo dolor. Desde que era una niña, Lucia la había visto brillar con una energía vibrante, llena de sueños y anhelos que parecían inalcanzables. Había querido tanto para ella, había esperado que encontrara su camino en la vida sin tropezar con las sombras que acechaban en cada esquina. Pero el amor… el amor había sido su ruina. Se enamoró de un hombre que solo trajo destrucción y miseria, un mafioso que la arrastró a un mundo de drogas, peligro y desesperación. Lucia aún recordaba las noches en vela, las súplicas, los intentos desesperados de recuperar a su hija de ese abismo. Todo en vano.

    Cuando finalmente la perdió, quedó Carmina. Una niña inocente que no tenía la culpa de nada. Lucia y su esposo, Pietro, habían decidido desde el primer momento que no cometerían los mismos errores. Criarían a Carmina con disciplina, con cuidado, protegiéndola de todo lo que pudiera torcer su destino. La inscribieron en una escuela solo para mujeres, la rodearon de un ambiente seguro, sin distracciones, sin peligros. Querían que creciera fuerte, que tuviera oportunidades, que jamás cayera en la trampa de un amor equivocado.

    Pero a veces, cuando Carmina sonreía de cierta manera o cuando la encontraba perdida en pensamientos mientras miraba por la ventana, Lucia sentía un escalofrío recorrerle la espalda. Temía que en algún rincón de su corazón, la misma llama que había consumido a su hija estuviera ardiendo en su nieta. Temía que, a pesar de todos sus esfuerzos, la historia volviera a repetirse.

    Carmina era la mezcla perfecta entre su hija y aquel hombre. Heredó de él el cabello rojizo, como un eco de la pasión de un pasado lleno de sombras, y los mismos ojos verdes que alguna vez brillaron en la mirada de aquella joven llena de sueños. Cada vez que Lucia veía esos ojos, veía no solo el reflejo de su hija, sino también la sombra del hombre que tanto daño había causado, como si en cada uno de esos detalles se escondiera un recordatorio de lo que había perdido. No importaba cuánto amara a su nieta, siempre sentía esa mezcla de amor y temor profundo al verla.

    Pietro le decía que debía confiar en Carmina, que no todas las mujeres estaban destinadas a cometer los mismos errores. Que su nieta era fuerte, que tenía más de ella que de su madre. Pero Lucia no podía simplemente aceptar eso. El miedo de una madre, y ahora de una abuela, no se disipaba con palabras bonitas.

    Y, además, había algo que la inquietaba aún más: el día en que ella ya no estuviera para guiar a Carmina. El día en que no pudiera protegerla, ni acompañarla en las decisiones difíciles que la vida le depararía. Ese pensamiento la llenaba de angustia, como una sombra constante en su pecho. ¿Qué pasaría con Carmina cuando ella ya no pudiera estar allí para impedirle caer en los mismos errores de antes? ¿Quién la cuidaría cuando la fortaleza de la abuela ya no fuera suficiente?

    Por eso, a veces, sin darse cuenta, dejaba caer comentarios sobre su deseo de verla casada algún día, de encontrar un buen hombre que la protegiera, alguien que la hiciera feliz. Lo decía con una sonrisa, como si fuera un simple anhelo de abuela, pero en el fondo era su mayor temor disfrazado de esperanza. Porque si Carmina encontraba a la persona correcta, Lucia podría irse en paz. Pero si elegía mal… si la historia volvía a repetirse…

    Suspiró y se apartó de la ventana. Carmina era joven, inteligente, trabajadora. Pero el amor era traicionero. Y Lucia no estaba dispuesta a perderla también.
    "La Sombra del Ayer". #monorol Lucia observaba a Carmina desde la ventana de la tienda, viendo cómo la joven acomodaba cajas en los estantes con la paciencia de quien ha hecho ese trabajo toda su vida. Su nieta tenía el cabello rizado de su madre, la misma expresión soñadora en los ojos verdes. Cada vez que la veía, un miedo antiguo y persistente le oprimía el pecho. No podía evitarlo. Su hija había sido su más grande alegría y su más profundo dolor. Desde que era una niña, Lucia la había visto brillar con una energía vibrante, llena de sueños y anhelos que parecían inalcanzables. Había querido tanto para ella, había esperado que encontrara su camino en la vida sin tropezar con las sombras que acechaban en cada esquina. Pero el amor… el amor había sido su ruina. Se enamoró de un hombre que solo trajo destrucción y miseria, un mafioso que la arrastró a un mundo de drogas, peligro y desesperación. Lucia aún recordaba las noches en vela, las súplicas, los intentos desesperados de recuperar a su hija de ese abismo. Todo en vano. Cuando finalmente la perdió, quedó Carmina. Una niña inocente que no tenía la culpa de nada. Lucia y su esposo, Pietro, habían decidido desde el primer momento que no cometerían los mismos errores. Criarían a Carmina con disciplina, con cuidado, protegiéndola de todo lo que pudiera torcer su destino. La inscribieron en una escuela solo para mujeres, la rodearon de un ambiente seguro, sin distracciones, sin peligros. Querían que creciera fuerte, que tuviera oportunidades, que jamás cayera en la trampa de un amor equivocado. Pero a veces, cuando Carmina sonreía de cierta manera o cuando la encontraba perdida en pensamientos mientras miraba por la ventana, Lucia sentía un escalofrío recorrerle la espalda. Temía que en algún rincón de su corazón, la misma llama que había consumido a su hija estuviera ardiendo en su nieta. Temía que, a pesar de todos sus esfuerzos, la historia volviera a repetirse. Carmina era la mezcla perfecta entre su hija y aquel hombre. Heredó de él el cabello rojizo, como un eco de la pasión de un pasado lleno de sombras, y los mismos ojos verdes que alguna vez brillaron en la mirada de aquella joven llena de sueños. Cada vez que Lucia veía esos ojos, veía no solo el reflejo de su hija, sino también la sombra del hombre que tanto daño había causado, como si en cada uno de esos detalles se escondiera un recordatorio de lo que había perdido. No importaba cuánto amara a su nieta, siempre sentía esa mezcla de amor y temor profundo al verla. Pietro le decía que debía confiar en Carmina, que no todas las mujeres estaban destinadas a cometer los mismos errores. Que su nieta era fuerte, que tenía más de ella que de su madre. Pero Lucia no podía simplemente aceptar eso. El miedo de una madre, y ahora de una abuela, no se disipaba con palabras bonitas. Y, además, había algo que la inquietaba aún más: el día en que ella ya no estuviera para guiar a Carmina. El día en que no pudiera protegerla, ni acompañarla en las decisiones difíciles que la vida le depararía. Ese pensamiento la llenaba de angustia, como una sombra constante en su pecho. ¿Qué pasaría con Carmina cuando ella ya no pudiera estar allí para impedirle caer en los mismos errores de antes? ¿Quién la cuidaría cuando la fortaleza de la abuela ya no fuera suficiente? Por eso, a veces, sin darse cuenta, dejaba caer comentarios sobre su deseo de verla casada algún día, de encontrar un buen hombre que la protegiera, alguien que la hiciera feliz. Lo decía con una sonrisa, como si fuera un simple anhelo de abuela, pero en el fondo era su mayor temor disfrazado de esperanza. Porque si Carmina encontraba a la persona correcta, Lucia podría irse en paz. Pero si elegía mal… si la historia volvía a repetirse… Suspiró y se apartó de la ventana. Carmina era joven, inteligente, trabajadora. Pero el amor era traicionero. Y Lucia no estaba dispuesta a perderla también.
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  • En últimos días ha tenido sueños con una mujer de cabello blanco, piel morena, muy oscura, casi como el ópalo, pecas brillantes como constelaciones de estrellas, hermosa como ella sola.

    ¿Acaso es la muerte que viene por él? No, no lo sabe, lo duda, cada vez que sueña con esa mujer puede sentir una sensación cálida, pero al mismo tiempo, anhelo y añoranza por algo o alguien.

    Pensar en que la vera en sus sueños hace que sea la única razón por la que quiere dormir.
    En últimos días ha tenido sueños con una mujer de cabello blanco, piel morena, muy oscura, casi como el ópalo, pecas brillantes como constelaciones de estrellas, hermosa como ella sola. ¿Acaso es la muerte que viene por él? No, no lo sabe, lo duda, cada vez que sueña con esa mujer puede sentir una sensación cálida, pero al mismo tiempo, anhelo y añoranza por algo o alguien. Pensar en que la vera en sus sueños hace que sea la única razón por la que quiere dormir.
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  • El amor es un concepto fascinante. He viajado por el mundo humano y observado sus múltiples formas: la pasión ardiente, el cariño sincero, el anhelo silencioso… Y aunque no he experimentado el amor romántico en mi propia piel, puedo ver el fulgor que enciende en quienes lo encuentran.

    Hoy, en este día dedicado al amor y la conexión, deseo que cada corazón halle su propia llama, sea en la mirada de un ser querido, en el calor de una amistad o en el simple placer de estar vivo. Que sus sentimientos sean tan vastos como el cielo y tan intensos como el fuego de un dragón.

    Feliz San Valentín.
    El amor es un concepto fascinante. He viajado por el mundo humano y observado sus múltiples formas: la pasión ardiente, el cariño sincero, el anhelo silencioso… Y aunque no he experimentado el amor romántico en mi propia piel, puedo ver el fulgor que enciende en quienes lo encuentran. Hoy, en este día dedicado al amor y la conexión, deseo que cada corazón halle su propia llama, sea en la mirada de un ser querido, en el calor de una amistad o en el simple placer de estar vivo. Que sus sentimientos sean tan vastos como el cielo y tan intensos como el fuego de un dragón. Feliz San Valentín. ❤️🔥
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    ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ𝑺olía observar el trono cuando su hermano no estaba. 𝑺olía perderse entre fantasías y anhelos tan ambiciosos como el zafiro que clavaba sobre aquél codiciado asiento metálico. 𝑺olía citarse a escondidas con el trono y coquetear con el poder, acariciándolo con la vista desde sus orillas e incluso subiendo los peldaños del escabel.

    𝑺olía pensar que sería mejor rey que Aegon.
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    ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ𝑺olía observar el trono cuando su hermano no estaba. 𝑺olía perderse entre fantasías y anhelos tan ambiciosos como el zafiro que clavaba sobre aquél codiciado asiento metálico. 𝑺olía citarse a escondidas con el trono y coquetear con el poder, acariciándolo con la vista desde sus orillas e incluso subiendo los peldaños del escabel. 𝑺olía pensar que sería mejor rey que Aegon. ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ
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  • A veces me pregunto qué será de aquella avecilla. Es inevitable pensar que la muerte logró alcanzarla, que su pobre ala jamás sanó completamente y terminó estrellándose en el suelo donde, irremediablemente, murió; creo que es el escenario más lógico y el destino más trágico para una criatura así.

    De haber permanecido en su jaula, donde tenía comida y cuidados adecuados, quizá seguiría con vida. Pero, estaría siempre encerrada, cantando y anhelando el cielo que se extendía ante sus ojos. ¿Era esa sensación a la que siempre te referías? Creo que, hasta ahora, puedo entenderlo un poco más.

    Aunque esa jaula fuese el mejor lugar para prolongar su vida, la pequeña tórtola no era feliz, anhelaba el lugar al que pertenecía, y lo prefería sobre a su propia vida. ¿Es ese el anhelo ferviente que le permitía a todos sumergirse en un sueño feliz, pero lleno de mentiras? Quizá. Veíamos el mundo a través del mismo cristal, pero mientras tú intentabas verlo lleno, yo me enfocaba en mantenerlo siempre al mismo nivel, dejando que mi propio criterio me cegara.

    Solo espero que, algún día, pueda volver a ver ese pajarillo una vez más en el cielo, aunque sea un tonto anhelo.
    A veces me pregunto qué será de aquella avecilla. Es inevitable pensar que la muerte logró alcanzarla, que su pobre ala jamás sanó completamente y terminó estrellándose en el suelo donde, irremediablemente, murió; creo que es el escenario más lógico y el destino más trágico para una criatura así. De haber permanecido en su jaula, donde tenía comida y cuidados adecuados, quizá seguiría con vida. Pero, estaría siempre encerrada, cantando y anhelando el cielo que se extendía ante sus ojos. ¿Era esa sensación a la que siempre te referías? Creo que, hasta ahora, puedo entenderlo un poco más. Aunque esa jaula fuese el mejor lugar para prolongar su vida, la pequeña tórtola no era feliz, anhelaba el lugar al que pertenecía, y lo prefería sobre a su propia vida. ¿Es ese el anhelo ferviente que le permitía a todos sumergirse en un sueño feliz, pero lleno de mentiras? Quizá. Veíamos el mundo a través del mismo cristal, pero mientras tú intentabas verlo lleno, yo me enfocaba en mantenerlo siempre al mismo nivel, dejando que mi propio criterio me cegara. Solo espero que, algún día, pueda volver a ver ese pajarillo una vez más en el cielo, aunque sea un tonto anhelo.
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  • Ojalá hubiera dicho que no. Que me negaba a ser desterrada.

    Ojalá no hubiera cometido aquel error, aquel instante de duda que selló mi destino.

    Ahora mis alas, que alguna vez brillaron con la luz del cielo, yacen rotas en este mundo ajeno, pesado, impuro. El aire aquí no es como el de allá arriba; no hay canto divino, solo ruido. No hay paz, solo caos.

    Quiero volver. Anhelo la calidez de la luz eterna, el abrazo de aquello que fui. Pero el cielo ya no me pertenece, y este mundo… este mundo no está hecho para mí.
    Ojalá hubiera dicho que no. Que me negaba a ser desterrada. Ojalá no hubiera cometido aquel error, aquel instante de duda que selló mi destino. Ahora mis alas, que alguna vez brillaron con la luz del cielo, yacen rotas en este mundo ajeno, pesado, impuro. El aire aquí no es como el de allá arriba; no hay canto divino, solo ruido. No hay paz, solo caos. Quiero volver. Anhelo la calidez de la luz eterna, el abrazo de aquello que fui. Pero el cielo ya no me pertenece, y este mundo… este mundo no está hecho para mí.
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  • Vestigia ..
    El Jardinero

    - Puedes Privarme tu de todo aquello que no me pertenece, yo lo respetaré sin objeción alguna, aunque sea aquello de mi anhelo y mi encanto, no tengo por placer tomar algo por la fuerza, si mi esencia no le hace florecer para mí, entonces no soy yo dueño de tu jardín, si yo debo admirar tu felicidad a distancia entonces lo haré, no lo tendré por tortura porque no soy estúpido y tampoco inocente, viviré yo y daré gracias por cada una de las sonrisas que la vida te ofrezca, eso sí, aquello que no fue, no es y nunca será, no pongas tu rostro sobre mi si has andado mucho y ninguno a sabido cuidar bien de ti, somos irrepetibles, una vez en la vida, como un momento, tu dirás si pasajero o eterno, porque yo tengo poco tiempo en carne y sangre, para la eternidad mi alma, soy un nadie y sin nombre que no debía nacer, pero vivo y con la luz de mi existencia hago brillar tu amanecer, por qué si y porque no, el amarme es aveces, odiarme siempre y olvidarme nunca, por el fuego que nos causa aflicción y el deseo de amarnos y fundirnos en un solo latido como el mismo corazón, niégame lo que debas y nada te reprimas en los días que decidas que serás mía .
    Vestigia .. El Jardinero - Puedes Privarme tu de todo aquello que no me pertenece, yo lo respetaré sin objeción alguna, aunque sea aquello de mi anhelo y mi encanto, no tengo por placer tomar algo por la fuerza, si mi esencia no le hace florecer para mí, entonces no soy yo dueño de tu jardín, si yo debo admirar tu felicidad a distancia entonces lo haré, no lo tendré por tortura porque no soy estúpido y tampoco inocente, viviré yo y daré gracias por cada una de las sonrisas que la vida te ofrezca, eso sí, aquello que no fue, no es y nunca será, no pongas tu rostro sobre mi si has andado mucho y ninguno a sabido cuidar bien de ti, somos irrepetibles, una vez en la vida, como un momento, tu dirás si pasajero o eterno, porque yo tengo poco tiempo en carne y sangre, para la eternidad mi alma, soy un nadie y sin nombre que no debía nacer, pero vivo y con la luz de mi existencia hago brillar tu amanecer, por qué si y porque no, el amarme es aveces, odiarme siempre y olvidarme nunca, por el fuego que nos causa aflicción y el deseo de amarnos y fundirnos en un solo latido como el mismo corazón, niégame lo que debas y nada te reprimas en los días que decidas que serás mía .
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  • Bajar al septo cuando cae la noche se ha convertido en una costumbre para la joven dama.

    Se arrodilla ante las imponentes figuras de los Siete dioses, enciende una vela por su difunta madre, y une las manos para orar, rogando por los anhelos más ocultos de su corazón.
    Bajar al septo cuando cae la noche se ha convertido en una costumbre para la joven dama. Se arrodilla ante las imponentes figuras de los Siete dioses, enciende una vela por su difunta madre, y une las manos para orar, rogando por los anhelos más ocultos de su corazón.
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  • Abel, mi luz en la sombra, mi sol en la oscuridad,
    aunque mis ojos no vean, mi corazón te puede abrazar.
    Tus palabras son la melodía que mi alma sabe escuchar,
    y en cada latido siento que contigo siempre quiero estar.

    Gracias, mi amor, por amarme sin importar mi ceguera,
    por encontrar belleza en mi alma, aunque mi vista no sea entera.
    En tus brazos veo el universo, en tu voz hallo mi paz,
    y aunque mis ojos no te miren, te siento en cada compás.

    Eres mi refugio, mi razón, mi cielo, mi verdad,
    en tu amor hallé el milagro, en tu ternura mi realidad.
    No necesito ver el mundo, porque contigo todo es perfecto,
    y en la oscuridad de mis días, eres mi faro, mi amor, mi anhelo.
    Abel, mi luz en la sombra, mi sol en la oscuridad, aunque mis ojos no vean, mi corazón te puede abrazar. Tus palabras son la melodía que mi alma sabe escuchar, y en cada latido siento que contigo siempre quiero estar. Gracias, mi amor, por amarme sin importar mi ceguera, por encontrar belleza en mi alma, aunque mi vista no sea entera. En tus brazos veo el universo, en tu voz hallo mi paz, y aunque mis ojos no te miren, te siento en cada compás. Eres mi refugio, mi razón, mi cielo, mi verdad, en tu amor hallé el milagro, en tu ternura mi realidad. No necesito ver el mundo, porque contigo todo es perfecto, y en la oscuridad de mis días, eres mi faro, mi amor, mi anhelo.
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  • Querida hermana.

    Aunque nuestros caminos se han separado, y ello ha impactado nuestra vida, no puedo desprenderme aún de este viejo hábito. Ciertamente, es el único que deseo mantener para siempre, quizá porque así mantengo la esperanza de que nuestros destinos se volverán a entrelazar y podremos estar juntos, así podrás leer cada carta que he escrito y preguntar con libertad de todo aquello que en mis viajes he visto.

    Hace poco comencé a viajar en el Expreso Astral. Los Anónimos han sido amables conmigo pese a todo el daño que causé, aún me sorprende que el señor Yang me permitiera presentar mi solicitud, formal y directamente, a los demás miembros de la tripulación. Siendo sincero, no pensé que pudieran recibirme abiertamente, creí que incluso se negarían a aceptarme con ellos por mi historial como fugitivo, pero fueron... amables. Creí que los primeros días habría algo de hostilidad de su parte, mas no ha sido así, no sé si es porque tratan amablemente a todos sus pasajeros o es una forma en la que manifiestan su lastima hacia mi situación. Sea cual sea, estoy agradecido con ellos.

    El revisor seguramente te agradaría. Es bastante estricto, pero es muy comprensivo y conoce perfectamente los gustos de cada tripulante. Se llama Pom-Pom, él conduce el Expreso y en sus tiempos libres mantiene el vagón panorámico limpio. Lo he observado muchas veces, le he ayudado con pequeñas tareas algunas veces y... Un día, le consulté a Stelle si necesitaban de mí para alguna tarea, me sugirió que le diera un masaje en las orejas a Pom-Pom. Pensé que rechazaría mi sugerencia, pero fue muy amable en dejarme hacerlo. No pensé que fuese a agradarle algo así, pero me hizo sentir bien.

    Sigo buscando mi lugar en el cosmos, sigo pensando en métodos para solucionar lo que arruiné y, también, sigo pensando en el acuerdo con la señora Bonajade. No sé si lo que debo darle a cambio lo reclamará antes o después de llegar a mi destino, no sé incluso si pueda encontrar ese lugar. Pero no puedo evitar sentirme emocionado por esto.

    Todavía hay remanentes del control en mí, poco a poco he podido aprender a lidiar con ello. Conversar con el señor Yang me ha servido de mucho para ello, es una persona que parece entender todo lo que siento y lo que hice.

    Me gustaría v̵o̵l̵v̵e̵r̵ ̵α̵ ̵ ̵verte. P̵ı̵e̵n̵s̵o̵ ̵e̵n̵ ̵t̵ı̵ ̵t̵o̵d̵o̵s̵ ̵l̵o̵s̵ ̵d̵ı̵́α̵s̵,̵ anhelo que estés a salvo y feliz, que estés disfrutando de tus viajes y llevando tu maravillosa voz a todo el cosmos.

    Con amor, Sunday.
    Querida hermana. Aunque nuestros caminos se han separado, y ello ha impactado nuestra vida, no puedo desprenderme aún de este viejo hábito. Ciertamente, es el único que deseo mantener para siempre, quizá porque así mantengo la esperanza de que nuestros destinos se volverán a entrelazar y podremos estar juntos, así podrás leer cada carta que he escrito y preguntar con libertad de todo aquello que en mis viajes he visto. Hace poco comencé a viajar en el Expreso Astral. Los Anónimos han sido amables conmigo pese a todo el daño que causé, aún me sorprende que el señor Yang me permitiera presentar mi solicitud, formal y directamente, a los demás miembros de la tripulación. Siendo sincero, no pensé que pudieran recibirme abiertamente, creí que incluso se negarían a aceptarme con ellos por mi historial como fugitivo, pero fueron... amables. Creí que los primeros días habría algo de hostilidad de su parte, mas no ha sido así, no sé si es porque tratan amablemente a todos sus pasajeros o es una forma en la que manifiestan su lastima hacia mi situación. Sea cual sea, estoy agradecido con ellos. El revisor seguramente te agradaría. Es bastante estricto, pero es muy comprensivo y conoce perfectamente los gustos de cada tripulante. Se llama Pom-Pom, él conduce el Expreso y en sus tiempos libres mantiene el vagón panorámico limpio. Lo he observado muchas veces, le he ayudado con pequeñas tareas algunas veces y... Un día, le consulté a Stelle si necesitaban de mí para alguna tarea, me sugirió que le diera un masaje en las orejas a Pom-Pom. Pensé que rechazaría mi sugerencia, pero fue muy amable en dejarme hacerlo. No pensé que fuese a agradarle algo así, pero me hizo sentir bien. Sigo buscando mi lugar en el cosmos, sigo pensando en métodos para solucionar lo que arruiné y, también, sigo pensando en el acuerdo con la señora Bonajade. No sé si lo que debo darle a cambio lo reclamará antes o después de llegar a mi destino, no sé incluso si pueda encontrar ese lugar. Pero no puedo evitar sentirme emocionado por esto. Todavía hay remanentes del control en mí, poco a poco he podido aprender a lidiar con ello. Conversar con el señor Yang me ha servido de mucho para ello, es una persona que parece entender todo lo que siento y lo que hice. Me gustaría v̵o̵l̵v̵e̵r̵ ̵α̵ ̵ ̵verte. P̵ı̵e̵n̵s̵o̵ ̵e̵n̵ ̵t̵ı̵ ̵t̵o̵d̵o̵s̵ ̵l̵o̵s̵ ̵d̵ı̵́α̵s̵,̵ anhelo que estés a salvo y feliz, que estés disfrutando de tus viajes y llevando tu maravillosa voz a todo el cosmos. Con amor, Sunday.
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