𝐷𝑒 𝑏𝑜𝑛 𝑣𝑜𝑢𝑙𝑜𝑖𝑟 𝑠𝑒𝑟𝑣𝑖𝑟 𝑙𝑒 𝑟𝑜𝑖
「Conde de Howick. Mayordomo y secretario privado de Su majestad, la reina Victoria」
  • Género Masculino
  • Raza Humano.
  • Fandom Kuroshitsuji/Black Butler
  • Soltero(a)
  • Cumpleaños 13 de marzo
  • 30 Publicaciones
  • 12 Escenas
  • Se unió en abril 2023
Otra información
  • Longitud narrativa
    Una línea , Semi-párrafo , Párrafo , Multi-párrafo , Novela
  • Categorías de rol
    Acción , Anime & Mangas , Aventura , Ciencia ficción , Comedia , Contemporáneo , Drama , Fantasía , Romance , Slice of Life , Suspenso , Original , Otros , Terror , NSFW (+18)
Enlaces
Fijado
Mis fichas
    Lo puesto en la ficha es, en esencia, algo interpretado por mí.Por ejemplo, la edad es solamente una preferencia, en realidad, el personaje tiene 24 años. Su origen (Howick), y su fecha de nacimiento, están basados en el verdadero Charles Grey, el que existió hace ya varios siglos.En cuanto a sus habilidades, disgustos y gustos, son detalles que...
Me encocora
Me gusta
6
2 comentarios 0 compartidos 2593 vistas
Publicaciones Recientes
  • Se hallaban bajo el techo de un escenario montado en medio del parque Hyde, y aunque el sol no les daba directamente, hacía mucho calor.
    Una gota de sudor rodó desde el costado de su frente hasta su mejilla, Grey la limpió rápidamente, soltando un resoplido bajo la mirada desaprobatoria de Phipps, quien, a pesar de sufrir el calor igual que él, mantenía una actitud estoica.
    "Sí, sí" pensó. "Tengo que estar quieto como una estatua".
    Miró al frente, como se suponía que debía hacer, sin moverse ni un centímetro hasta que la reina terminara su discurso.
    Tras un largo rato, de repente, la monarca terminó de hablar, la gente comenzó a aplaudir efusivamente.
    La reina procedió a retirarse, y los Doble Charles la siguieron junto a John Brown.
    Por obvios motivos, Su Majestad se dirigió al palacio de Buckingham junto a su fiel asistente, mientras que los Doble Charles tenían la tarde libre.
    Lo primero que hizo Grey al verse desocupado fue ir a su casa, ducharse, cambiarse el uniforme por ropa menos calurosa e informal, para dirigirse a su café favorito para pedir una bebida bien fría.
    —¡Un iced caramel macchiato, por favor! —pidió con alegría.
    Se hallaban bajo el techo de un escenario montado en medio del parque Hyde, y aunque el sol no les daba directamente, hacía mucho calor. Una gota de sudor rodó desde el costado de su frente hasta su mejilla, Grey la limpió rápidamente, soltando un resoplido bajo la mirada desaprobatoria de Phipps, quien, a pesar de sufrir el calor igual que él, mantenía una actitud estoica. "Sí, sí" pensó. "Tengo que estar quieto como una estatua". Miró al frente, como se suponía que debía hacer, sin moverse ni un centímetro hasta que la reina terminara su discurso. Tras un largo rato, de repente, la monarca terminó de hablar, la gente comenzó a aplaudir efusivamente. La reina procedió a retirarse, y los Doble Charles la siguieron junto a John Brown. Por obvios motivos, Su Majestad se dirigió al palacio de Buckingham junto a su fiel asistente, mientras que los Doble Charles tenían la tarde libre. Lo primero que hizo Grey al verse desocupado fue ir a su casa, ducharse, cambiarse el uniforme por ropa menos calurosa e informal, para dirigirse a su café favorito para pedir una bebida bien fría. —¡Un iced caramel macchiato, por favor! —pidió con alegría.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos 297 vistas
  • Era tarde y conducía por las calles desérticas de la ciudad.
    El viento fresco le sacudía el cabello y la ropa. Grey había dejado el descapotable abierto precisamente para disfrutar de la sensación de la brisa de la costa de Brighton.
    Echó un vistazo hacia el mar, que bajo la luz de la luna parecía emitir destellos como las estrellas del cielo nocturno, difíciles de observar por la contaminación lumínica.
    Miró hacia el frente para asegurarse de que no había algún otro vehículo en el camino con el que pudiera chocar por accidente, y de nuevo se concentró en mirar el mar. La gran masa de agua le transmitía calma y mantenía a raya la melancolía que parecía surgir de la silenciosa madrugada, o tal vez, era el alcohol que corría por sus venas.
    De cualquier forma, Grey estaba de regreso a casa luego de haber viajado largos kilómetros solo por una fiesta en la playa, un capricho del momento, un impulso guiado por las razones habituales: ir hacia lo que lo hace sentirse bien.
    Y era lo natural, cualquier persona elegiría esa opción; nadie disfrutaba de hundirse en la tristeza que provocaba la añoranza de una persona inalcanzable.
    No.
    Decir que era inalcanzable solo hacía que la deseara más; amaba los desafíos, y quizás eso era lo que lo mantenía tan obstinado al respecto.
    Pero un día se aburriría y lo dejaría ir, o tal vez, estos sentimientos no se irían nunca, y como un fruto sin cultivar, se pudrirían y a él por dentro.
    Era tarde y conducía por las calles desérticas de la ciudad. El viento fresco le sacudía el cabello y la ropa. Grey había dejado el descapotable abierto precisamente para disfrutar de la sensación de la brisa de la costa de Brighton. Echó un vistazo hacia el mar, que bajo la luz de la luna parecía emitir destellos como las estrellas del cielo nocturno, difíciles de observar por la contaminación lumínica. Miró hacia el frente para asegurarse de que no había algún otro vehículo en el camino con el que pudiera chocar por accidente, y de nuevo se concentró en mirar el mar. La gran masa de agua le transmitía calma y mantenía a raya la melancolía que parecía surgir de la silenciosa madrugada, o tal vez, era el alcohol que corría por sus venas. De cualquier forma, Grey estaba de regreso a casa luego de haber viajado largos kilómetros solo por una fiesta en la playa, un capricho del momento, un impulso guiado por las razones habituales: ir hacia lo que lo hace sentirse bien. Y era lo natural, cualquier persona elegiría esa opción; nadie disfrutaba de hundirse en la tristeza que provocaba la añoranza de una persona inalcanzable. No. Decir que era inalcanzable solo hacía que la deseara más; amaba los desafíos, y quizás eso era lo que lo mantenía tan obstinado al respecto. Pero un día se aburriría y lo dejaría ir, o tal vez, estos sentimientos no se irían nunca, y como un fruto sin cultivar, se pudrirían y a él por dentro.
    Me gusta
    Me enjaja
    Me endiabla
    Me entristece
    5
    6 turnos 0 maullidos 457 vistas
  • —¡Este día es perfecto! ¿Por qué no te acercas y hablamos un poco? Podríamos ir a comer algo... y luego hacer algo más interesante, ¿qué opinas?
    #SeductiveSunday
    —¡Este día es perfecto! ¿Por qué no te acercas y hablamos un poco? Podríamos ir a comer algo... y luego hacer algo más interesante, ¿qué opinas? #SeductiveSunday
    Me encocora
    Me gusta
    Me shockea
    5
    5 turnos 0 maullidos 355 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    | Holita.
    No me ando sintiendo muy bien, por lo que hoy voy a estar ausente :c. Prometo que mañana respondo todos los roles pendientes.
    | Holita. No me ando sintiendo muy bien, por lo que hoy voy a estar ausente :c. Prometo que mañana respondo todos los roles pendientes. :STK-31:
    Me entristece
    2
    2 comentarios 0 compartidos 388 vistas
  • Un grupo peculiar.
    Fandom Kuroshitsuji
    Categoría Contemporáneo
    El motivo de su viaje había sido un capricho, y cumplido este, Grey planeaba sacarle todo el provecho posible a su estancia en Japón.
    Después de todo, era la primera vez que viajaba a un país que no fuera europeo o americano, y dada que su noción de la cultura japonesa provenía de videojuegos o de ver algún anime ocasional, cualquier cosa que mirase le asombraba.
    Al día siguiente de haber visitado el Chat Noir Café, Grey quiso ir a la ciudad más famosa, es decir, a Tokio.
    Como no había venido solo, sus acompañantes, valga la redundancia, lo acompañaron.
    En resumen, esta era la razón por la cual ahora se encontraban los tres en las bulliciosas calles de la capital japonesa, atravesando el famoso cruce de Shibuya.
    Grey levantó la mirada. La noche estaba iluminada por luces de neón y gigantes pantallas publicitarias ubicadas en los edificios. En Londres había cosas similares, pero no a este nivel, donde en cada rincón que se observara había un cartel con luces.
    —Charlie —comenzó, dándole una mirada, mientras caminaban hacia la acera más cercana.
    —Estoy hambriento, ¿qué te parece si vamos a comer ramen?
    La miró con una sonrisa tan grande que podría rivalizar con la de una persona reflejada en la pantalla grande de cualquiera de los edificios circundantes; sonriendo y vendiendo un producto de dudosa utilidad.
    El motivo de su viaje había sido un capricho, y cumplido este, Grey planeaba sacarle todo el provecho posible a su estancia en Japón. Después de todo, era la primera vez que viajaba a un país que no fuera europeo o americano, y dada que su noción de la cultura japonesa provenía de videojuegos o de ver algún anime ocasional, cualquier cosa que mirase le asombraba. Al día siguiente de haber visitado el Chat Noir Café, Grey quiso ir a la ciudad más famosa, es decir, a Tokio. Como no había venido solo, sus acompañantes, valga la redundancia, lo acompañaron. En resumen, esta era la razón por la cual ahora se encontraban los tres en las bulliciosas calles de la capital japonesa, atravesando el famoso cruce de Shibuya. Grey levantó la mirada. La noche estaba iluminada por luces de neón y gigantes pantallas publicitarias ubicadas en los edificios. En Londres había cosas similares, pero no a este nivel, donde en cada rincón que se observara había un cartel con luces. —Charlie —comenzó, dándole una mirada, mientras caminaban hacia la acera más cercana. —Estoy hambriento, ¿qué te parece si vamos a comer ramen? La miró con una sonrisa tan grande que podría rivalizar con la de una persona reflejada en la pantalla grande de cualquiera de los edificios circundantes; sonriendo y vendiendo un producto de dudosa utilidad.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    Me gusta
    3
    10 turnos 0 maullidos 870 vistas
  • De gatos y encuentros.
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler
    Categoría Anime / Mangas
    Llevándose ambas manos a la nuca, en una apariencia despreocupada, Charles Grey caminó por los pasillos medio desérticos de la milenaria escuela Weston. Curiosamente, se hallaba solo, sin la compañía de Phipps, ni la de otros compañeros de la casa verde, ni siquiera Ciel estaba a su lado hoy. Lo cual era normal, dado que era por la tarde y la gran mayoría se encontraba en clases. Al contrario del susodicho, que había decidido saltarse las clases excusándose con que estaba enfermo.
    Grey raras veces se enfermaba, pero un par de estornudos frente a la doctora en la enfermería le habían valido un certificado para ausentarse de la clase de historia. Aprovechándose de la ausencia de alumnos y prefectos por los alrededores, caminó sobre el césped que aún se mantenía húmedo por la llovizna de la mañana y atravesó gran parte del campus, dirigiéndose hacia su dormitorio, Green Lion.
    Sin embargo, no fue hacia su habitación, ni al gimnasio, ni a los sectores comunes; Grey salió al exterior, hacia un cobertizo que, naturalmente, al estar en la casa verde, guardaba desde pelotas y redes hasta un pequeño gato que había encontrado dando vueltas por el jardín.
    Por supuesto, tener mascotas estaba prohibido, y si lo descubrían probablemente tendría más que unas simples Y. Pero sinceramente, hacía rato que en la escuela no pasaba nada interesante, y este era un entretenimiento que había descubierto hace poco. Además, nunca había tenido una mascota, y de alguna forma estaba emocionado como un niño, eligiendo inventarse un resfrío para venir a ver cómo estaba el cachorro felino.
    Cuando Grey ingresó al cobertizo, ni le dio tiempo a reaccionar. Al abrir la puerta, una mancha negra salió disparada.
    —¡Eh, espera! —le gritó, con toda la intención de ir corriendo hacia donde vio de reojo que se iba el gatito.
    Pero algo lo hizo frenar en seco.
    Llevándose ambas manos a la nuca, en una apariencia despreocupada, Charles Grey caminó por los pasillos medio desérticos de la milenaria escuela Weston. Curiosamente, se hallaba solo, sin la compañía de Phipps, ni la de otros compañeros de la casa verde, ni siquiera Ciel estaba a su lado hoy. Lo cual era normal, dado que era por la tarde y la gran mayoría se encontraba en clases. Al contrario del susodicho, que había decidido saltarse las clases excusándose con que estaba enfermo. Grey raras veces se enfermaba, pero un par de estornudos frente a la doctora en la enfermería le habían valido un certificado para ausentarse de la clase de historia. Aprovechándose de la ausencia de alumnos y prefectos por los alrededores, caminó sobre el césped que aún se mantenía húmedo por la llovizna de la mañana y atravesó gran parte del campus, dirigiéndose hacia su dormitorio, Green Lion. Sin embargo, no fue hacia su habitación, ni al gimnasio, ni a los sectores comunes; Grey salió al exterior, hacia un cobertizo que, naturalmente, al estar en la casa verde, guardaba desde pelotas y redes hasta un pequeño gato que había encontrado dando vueltas por el jardín. Por supuesto, tener mascotas estaba prohibido, y si lo descubrían probablemente tendría más que unas simples Y. Pero sinceramente, hacía rato que en la escuela no pasaba nada interesante, y este era un entretenimiento que había descubierto hace poco. Además, nunca había tenido una mascota, y de alguna forma estaba emocionado como un niño, eligiendo inventarse un resfrío para venir a ver cómo estaba el cachorro felino. Cuando Grey ingresó al cobertizo, ni le dio tiempo a reaccionar. Al abrir la puerta, una mancha negra salió disparada. —¡Eh, espera! —le gritó, con toda la intención de ir corriendo hacia donde vio de reojo que se iba el gatito. Pero algo lo hizo frenar en seco.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    Me gusta
    3
    12 turnos 0 maullidos 1183 vistas
Ver más…