𝘓𝘢 𝘭𝘶𝘯𝘢, 𝘱𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢 𝘺 𝘢𝘫𝘦𝘯𝘢, 𝘷𝘪𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘴𝘶 𝘭𝘶𝘻 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘦𝘭 𝘵𝘦𝘮𝘱𝘭𝘰. 𝘐𝘯𝘢 𝘴𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘮𝘪𝘳, 𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘯 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘭𝘦𝘯𝘵𝘪𝘵𝘶𝘥 𝘥𝘦 𝘶𝘯𝘢 𝘣𝘦𝘴𝘵𝘪𝘢 𝘢𝘯𝘵𝘪𝘨𝘶𝘢. 𝘌𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘶𝘭𝘵𝘪𝘮𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘰𝘦𝘮𝘢 𝘮𝘢𝘭𝘥𝘪𝘵𝘰, 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘤𝘦𝘳𝘥𝘰𝘵𝘪𝘴𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘪𝘦𝘳𝘵𝘢.
«¿Escuchas, pequeña mendiga de sueños?»
𝘚𝘶 𝘷𝘰𝘻 𝘴𝘶𝘦𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘢 𝘴𝘦𝘥𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘩𝘪𝘭𝘢𝘤𝘩𝘢𝘥𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘪𝘨𝘭𝘰𝘴.
« El universo tose sus secretos en lengua de moribundos... »
𝘓𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘦 𝘢𝘱𝘢𝘨𝘢𝘯 𝘶𝘯𝘢 𝘢 𝘶𝘯𝘢.
« Las estrellas también mienten.
Prometen eternidad... pero solo son cadáveres brillando.
Y los mortales, insensatos, les piden direcciones...
como si la luz de un muerto pudiera guiar a los perdidos »
𝘌𝘭 𝘴𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰 𝘴𝘦 𝘷𝘶𝘦𝘭𝘷𝘦 𝘮𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘴𝘰.
« ¿No es curioso?
Que lo que llamamos 'luz' ... sea el último aliento de algo que murió hace eones.
Que lo que llamamos 'oscuridad'... sea el abrazo de lo que nunca ha sido visto.
...Y que nosotras, fracturas entre ambos, sigamos buscando respuestas en espejos rotos.
Duerme ahora, mitad mía...
El vacio también sueña...
...Y está noche, nos toca ser su pesadilla.»
𝘠 𝘢𝘴𝘪, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘯𝘪𝘦𝘣𝘭𝘢 𝘥𝘪𝘴𝘶𝘦𝘭𝘵𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘶𝘯 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘥𝘰, 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘤𝘦𝘳𝘥𝘰𝘵𝘪𝘴𝘢 𝘴𝘦 𝘳𝘦𝘵𝘪𝘳𝘢. 𝘐𝘯𝘢, 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘶𝘯𝘥𝘪𝘥𝘢 𝘺 𝘢𝘭 𝘣𝘰𝘳𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘴𝘶𝘦𝘯𝘰, 𝘵𝘳𝘢𝘨𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘶𝘭𝘵𝘪𝘮𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳 𝘤𝘢𝘦𝘳 𝘴𝘶 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘻𝘢 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘢𝘭𝘮𝘰𝘩𝘢𝘥𝘢.
«¿Escuchas, pequeña mendiga de sueños?»
𝘚𝘶 𝘷𝘰𝘻 𝘴𝘶𝘦𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘢 𝘴𝘦𝘥𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘩𝘪𝘭𝘢𝘤𝘩𝘢𝘥𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘪𝘨𝘭𝘰𝘴.
« El universo tose sus secretos en lengua de moribundos... »
𝘓𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘦 𝘢𝘱𝘢𝘨𝘢𝘯 𝘶𝘯𝘢 𝘢 𝘶𝘯𝘢.
« Las estrellas también mienten.
Prometen eternidad... pero solo son cadáveres brillando.
Y los mortales, insensatos, les piden direcciones...
como si la luz de un muerto pudiera guiar a los perdidos »
𝘌𝘭 𝘴𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰 𝘴𝘦 𝘷𝘶𝘦𝘭𝘷𝘦 𝘮𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘴𝘰.
« ¿No es curioso?
Que lo que llamamos 'luz' ... sea el último aliento de algo que murió hace eones.
Que lo que llamamos 'oscuridad'... sea el abrazo de lo que nunca ha sido visto.
...Y que nosotras, fracturas entre ambos, sigamos buscando respuestas en espejos rotos.
Duerme ahora, mitad mía...
El vacio también sueña...
...Y está noche, nos toca ser su pesadilla.»
𝘠 𝘢𝘴𝘪, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘯𝘪𝘦𝘣𝘭𝘢 𝘥𝘪𝘴𝘶𝘦𝘭𝘵𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘶𝘯 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘥𝘰, 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘤𝘦𝘳𝘥𝘰𝘵𝘪𝘴𝘢 𝘴𝘦 𝘳𝘦𝘵𝘪𝘳𝘢. 𝘐𝘯𝘢, 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘶𝘯𝘥𝘪𝘥𝘢 𝘺 𝘢𝘭 𝘣𝘰𝘳𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘴𝘶𝘦𝘯𝘰, 𝘵𝘳𝘢𝘨𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘶𝘭𝘵𝘪𝘮𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳 𝘤𝘢𝘦𝘳 𝘴𝘶 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘻𝘢 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘢𝘭𝘮𝘰𝘩𝘢𝘥𝘢.
𝘓𝘢 𝘭𝘶𝘯𝘢, 𝘱𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢 𝘺 𝘢𝘫𝘦𝘯𝘢, 𝘷𝘪𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘴𝘶 𝘭𝘶𝘻 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘦𝘭 𝘵𝘦𝘮𝘱𝘭𝘰. 𝘐𝘯𝘢 𝘴𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘮𝘪𝘳, 𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘯 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘭𝘦𝘯𝘵𝘪𝘵𝘶𝘥 𝘥𝘦 𝘶𝘯𝘢 𝘣𝘦𝘴𝘵𝘪𝘢 𝘢𝘯𝘵𝘪𝘨𝘶𝘢. 𝘌𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘶𝘭𝘵𝘪𝘮𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘰𝘦𝘮𝘢 𝘮𝘢𝘭𝘥𝘪𝘵𝘰, 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘤𝘦𝘳𝘥𝘰𝘵𝘪𝘴𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘪𝘦𝘳𝘵𝘢.
«¿Escuchas, pequeña mendiga de sueños?»
𝘚𝘶 𝘷𝘰𝘻 𝘴𝘶𝘦𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘢 𝘴𝘦𝘥𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘩𝘪𝘭𝘢𝘤𝘩𝘢𝘥𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘪𝘨𝘭𝘰𝘴.
« El universo tose sus secretos en lengua de moribundos... »
𝘓𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘦 𝘢𝘱𝘢𝘨𝘢𝘯 𝘶𝘯𝘢 𝘢 𝘶𝘯𝘢.
« Las estrellas también mienten.
Prometen eternidad... pero solo son cadáveres brillando.
Y los mortales, insensatos, les piden direcciones...
como si la luz de un muerto pudiera guiar a los perdidos »
𝘌𝘭 𝘴𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰 𝘴𝘦 𝘷𝘶𝘦𝘭𝘷𝘦 𝘮𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘴𝘰.
« ¿No es curioso?
Que lo que llamamos 'luz' ... sea el último aliento de algo que murió hace eones.
Que lo que llamamos 'oscuridad'... sea el abrazo de lo que nunca ha sido visto.
...Y que nosotras, fracturas entre ambos, sigamos buscando respuestas en espejos rotos.
Duerme ahora, mitad mía...
El vacio también sueña...
...Y está noche, nos toca ser su pesadilla.»
𝘠 𝘢𝘴𝘪, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘯𝘪𝘦𝘣𝘭𝘢 𝘥𝘪𝘴𝘶𝘦𝘭𝘵𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘶𝘯 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘥𝘰, 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘤𝘦𝘳𝘥𝘰𝘵𝘪𝘴𝘢 𝘴𝘦 𝘳𝘦𝘵𝘪𝘳𝘢. 𝘐𝘯𝘢, 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘶𝘯𝘥𝘪𝘥𝘢 𝘺 𝘢𝘭 𝘣𝘰𝘳𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘴𝘶𝘦𝘯𝘰, 𝘵𝘳𝘢𝘨𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘶𝘭𝘵𝘪𝘮𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳 𝘤𝘢𝘦𝘳 𝘴𝘶 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘻𝘢 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘢𝘭𝘮𝘰𝘩𝘢𝘥𝘢.


