• El juramento de la hermandad de sangre mágica, se debe cumplir . solamente mis hermanos y yo nos reuniremos si alguna amenaza es de consideración.

    derramar mi sangre junto a ellos siempre es un honor.
    El juramento de la hermandad de sangre mágica, se debe cumplir . solamente mis hermanos y yo nos reuniremos si alguna amenaza es de consideración. derramar mi sangre junto a ellos siempre es un honor.
    Me gusta
    2
    0 turnos 0 maullidos 241 vistas
  • Me encocora
    2
    0 comentarios 0 compartidos 153 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Yae Miko
    [ripple_lime_bison_158]
    ¡FICROLERS!
    Para los nuevos y no tan nuevos...

    ¡Recordad que podéis cambiar el identificador de vuestro personaje!

    ➤ El identificador es lo que va seguido de la dirección web de FicRol (https://ficrol.com/CarolineForbes) Un modo de que otros personajes te encuentren en el buscador si tu nombre de personaje contiene letras AsCii.

    Al registraros en la plataforma se os da un identificador aleatorio, por ejemplo: black_aired_topaz765

    Pero podéis cambiarlo por uno que identifique más a vuestro personaje en cualquier momento. Eso sí, no olvidéis que los personajes nuevos tienen que llevar un número, símbolo o punto en el identificador. Por ejemplo: Car0lineForbes

    Esta situación luego puede cambiar si conseguís (con puntos) la insignia de roleplayer verificado. En ese momento podréis tener un identificador que contenga SOLAMENTE letras. Por ejemplo: CarolineForbes

    Podeis cambiarlo en Ajustes > Cuenta

    Encontraréis esta información en: https://ficrol.com/posts/139694

    Esta y otras muchas guías en: https://ficrol.com/posts/147711

    #RolSage3D #AyudaRolSage #AyudaNuevosUsuarios
    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    Me gusta
    1
    0 comentarios 0 compartidos 459 vistas
  • Soy el hijo de lan wangji y Finwe, daré honor a la sangre que recorre por mis venas persiguiendo lo que me pertenece aunque tenga que guiarlo a la muerte

    -estaba vestido con la ropa tradicional de su familia, de no ser porque el necesita usar lentes sería la viva imagen de lan wangji y su abuelo. Tomo una daga de sacrificio que portaba debajo de la manga justo cuando se acercó lo suficiente a Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 para acorrarlo a una pared -

    Todo está perdonado cariño, vamos ¡Vístete!
    Eres mi cita para la fiesta de esta noche ... Jaja los del hotel pensaron que firmaban una petición
    Tienes que salir y ver lo que firmaron en realidad

    -tima por el menton al rey enterrando la punta de sus garras contra la piel -

    Me echaste como si fuera basura Por eso deberías estar muerta

    Pero pero Pero

    -paso la daga frotando el cuello de su rey -

    Entonces me golpeó como un destello ¿Que pasaría si el hotel desapareciera en vez de ti?
    Esos idiotas son la clave, te están alejando de mi, re cegaron, arruinaron tu mente ¡Pero yo puedo liberarte!

    -sucio el cuchillo del cuello a los labios de su rey dibujando le una sonrisa al cortarle entre la comisura de los labios -

    Me dejaste y me derrumbe
    Golpee la pared y llore

    Bam bam bam

    -azota la pared rozando el cuello de su rey-

    Entonces descubrí que cambiaste mi corazón y soltaste toda esa mierda que estaba adentro
    ¡Entonces construi una bomba!
    Está noche nuestro hotel es Vietnam garanticemos que nunca verán ¡La redención!

    -clava dos cuchillos en la cintura de su rey forzandolo a bailar pegado a el -

    Estaba destinado a ser tuyo
    Estábamos destinados a ser uno
    No te rindas conmigo ahora
    ¡Termina lo que hemos comenzado!

    -entre el vals va dejando que sus sombras vistas a su rey como un novio cadáver bañando el traje blanco en un tono carmesí con su sangre -

    Estaba destinado a ser tuyo
    Entonces cuando la sala del hotel haga

    BOOM

    con todos dentro

    Pch pch

    En los escombros de sus tumbas, plantaremos está nota explicando porque mueriron

    -suelta a su esposo para sentarse en el altar improvisado con un padre improvisado que estaba siendo amenazado a cazar lo con su rey o las sombras le rebanarian los brazos y las piernas. Chasqueo la lengua y las sombras tomaron la forma de los residentes del hotel -

    Nosotros, los residentes de hazbin hotel MORIREMOS nuestros cuerpos quemados finalmente llegarán A TI la sociedad produce esclavos y espacios en blanco NO GRACIAS firmado por los residentes del hazbin hotel

    ¡Adiós!

    -se ubico al lado de su esposo abrazándolo con una fuerza aplastante mientras el padre improvisa el matrimonio -

    Veremos el humo salir de las puertas
    Llevaremos masmelos, haremos el amor, podremos sonreír y abrazarnos mientras ... Todo arde en llamas !!!

    -sonrie aceptando el "alastor aceptas a lucifer como tú legítimo esposo" y observo a lucifer con un gesto maniago en el rostro cuando el padre pregunto "lucifer aceptas a alastor como tú legítimo esposo ?" -

    https://youtu.be/qXh2-8HFwGg?si=mrNJxynCmcF_h7-0
    Soy el hijo de lan wangji y Finwe, daré honor a la sangre que recorre por mis venas persiguiendo lo que me pertenece aunque tenga que guiarlo a la muerte -estaba vestido con la ropa tradicional de su familia, de no ser porque el necesita usar lentes sería la viva imagen de lan wangji y su abuelo. Tomo una daga de sacrificio que portaba debajo de la manga justo cuando se acercó lo suficiente a [LuciHe11] para acorrarlo a una pared - Todo está perdonado cariño, vamos ¡Vístete! Eres mi cita para la fiesta de esta noche ... Jaja los del hotel pensaron que firmaban una petición Tienes que salir y ver lo que firmaron en realidad -tima por el menton al rey enterrando la punta de sus garras contra la piel - Me echaste como si fuera basura Por eso deberías estar muerta Pero pero Pero -paso la daga frotando el cuello de su rey - Entonces me golpeó como un destello ¿Que pasaría si el hotel desapareciera en vez de ti? Esos idiotas son la clave, te están alejando de mi, re cegaron, arruinaron tu mente ¡Pero yo puedo liberarte! -sucio el cuchillo del cuello a los labios de su rey dibujando le una sonrisa al cortarle entre la comisura de los labios - Me dejaste y me derrumbe Golpee la pared y llore Bam bam bam -azota la pared rozando el cuello de su rey- Entonces descubrí que cambiaste mi corazón y soltaste toda esa mierda que estaba adentro ¡Entonces construi una bomba! Está noche nuestro hotel es Vietnam garanticemos que nunca verán ¡La redención! -clava dos cuchillos en la cintura de su rey forzandolo a bailar pegado a el - Estaba destinado a ser tuyo Estábamos destinados a ser uno No te rindas conmigo ahora ¡Termina lo que hemos comenzado! -entre el vals va dejando que sus sombras vistas a su rey como un novio cadáver bañando el traje blanco en un tono carmesí con su sangre - Estaba destinado a ser tuyo Entonces cuando la sala del hotel haga BOOM con todos dentro Pch pch En los escombros de sus tumbas, plantaremos está nota explicando porque mueriron -suelta a su esposo para sentarse en el altar improvisado con un padre improvisado que estaba siendo amenazado a cazar lo con su rey o las sombras le rebanarian los brazos y las piernas. Chasqueo la lengua y las sombras tomaron la forma de los residentes del hotel - Nosotros, los residentes de hazbin hotel MORIREMOS nuestros cuerpos quemados finalmente llegarán A TI la sociedad produce esclavos y espacios en blanco NO GRACIAS firmado por los residentes del hazbin hotel ¡Adiós! -se ubico al lado de su esposo abrazándolo con una fuerza aplastante mientras el padre improvisa el matrimonio - Veremos el humo salir de las puertas Llevaremos masmelos, haremos el amor, podremos sonreír y abrazarnos mientras ... Todo arde en llamas !!! -sonrie aceptando el "alastor aceptas a lucifer como tú legítimo esposo" y observo a lucifer con un gesto maniago en el rostro cuando el padre pregunto "lucifer aceptas a alastor como tú legítimo esposo ?" - https://youtu.be/qXh2-8HFwGg?si=mrNJxynCmcF_h7-0
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    3
    1 turno 0 maullidos 655 vistas
  • Me gusta
    17
    0 comentarios 0 compartidos 204 vistas
  • Russo lo entendió, entendió que no importa con cuanta fuerza forcejee o en cuántas excusas pensara; Sus atacantes cumplirían su promesa. Se resignó, bajó los brazos y dejó que su cuerpo quedase colgando. Su último jadeo se llevó el poco oxígeno que quedaba, junto a él se desvanecieron sus últimos pensamientos antes de que el mundo desaparezca ante sus ojos; "Moriré, pero habrá sido por mi propio actuar."


    . . .

    Hansel Russo sueña todas las noches; Sueña con un enorme jardín que está y no está en el mundo, con incontables rosas que se extienden hasta fusionarse con el borde negro de un cielo a oscuras. Russo lo odia, odia ese sueño que es acompañado por el inquietante aleteo de una nube gigante de mariposas blancas. Russo teme ese sueño inquietante donde estatuas sin ojos lo miran dondequiera que vaya. Russo llora, ya que no importa cuántas esculturas troceadas esquive o cuán lejos arrastre esa cadena negra que se enrosca dolorosamente en su cuello; Nunca logra escapar de su vista.


    . . .

    Russo escucha cientos de voces, las cuales entiende a pesar de cuán desordenadas y diversas sean. Escuchó a una mujer recetando pastillas, a un hombre dando las gracias e incluso a una niña deseándole feliz cumpleaños a alguien. Pero no puede ver, una cosa húmeda le impide abrir sus adoloridos párpados. Un olor familiar llega a su nariz, uno que reconoció al instante; Desinfectante, mismo que estaba mezclado con otro producto de limpieza. Él sentía frío, la temperatura era mas baja en comparación a la de su departamento.

    —... Hospital. —Murmuró el adormecido Russo, quien luego suspiró con desgano. Su cabeza procesó poco a poco la nueva información hasta dar con una posible teoría de su situación actual: Aquello que le impide ver debía ser una venda, su humedad podría ser una crema dérmica, y el frío, junto a los aromas, le recuerdan fuertemente a un hospital.

    Estaba hospitalizado, esa era la verdad y se dió cuenta de ello. Otro suspiro escapó de sus labios, estaba un poco aliviado a decir verdad.

    —Señor Russo, veo que ya despertó. — Una voz lo devuelve a la realidad, una que sería desconocida hasta que pudiera volver a ver. —¿Cómo se siente? —

    Así empezó una ronda de preguntas y respuestas, dónde el desconocido le pedía al hospitalizado que fuera menos vago para responder.

    Hansel aprovechó para saber cuánto tiempo estuvo internado, dándose con que estuvo apenas un día allí. También pudo percatarse de que ahora tendría nuevas marcas, ya que sentía la supuesta crema dérmica justo al lado de su boca.










    //Me disculpo ante cualquier error de ortografía-//
    Russo lo entendió, entendió que no importa con cuanta fuerza forcejee o en cuántas excusas pensara; Sus atacantes cumplirían su promesa. Se resignó, bajó los brazos y dejó que su cuerpo quedase colgando. Su último jadeo se llevó el poco oxígeno que quedaba, junto a él se desvanecieron sus últimos pensamientos antes de que el mundo desaparezca ante sus ojos; "Moriré, pero habrá sido por mi propio actuar." . . . Hansel Russo sueña todas las noches; Sueña con un enorme jardín que está y no está en el mundo, con incontables rosas que se extienden hasta fusionarse con el borde negro de un cielo a oscuras. Russo lo odia, odia ese sueño que es acompañado por el inquietante aleteo de una nube gigante de mariposas blancas. Russo teme ese sueño inquietante donde estatuas sin ojos lo miran dondequiera que vaya. Russo llora, ya que no importa cuántas esculturas troceadas esquive o cuán lejos arrastre esa cadena negra que se enrosca dolorosamente en su cuello; Nunca logra escapar de su vista. . . . Russo escucha cientos de voces, las cuales entiende a pesar de cuán desordenadas y diversas sean. Escuchó a una mujer recetando pastillas, a un hombre dando las gracias e incluso a una niña deseándole feliz cumpleaños a alguien. Pero no puede ver, una cosa húmeda le impide abrir sus adoloridos párpados. Un olor familiar llega a su nariz, uno que reconoció al instante; Desinfectante, mismo que estaba mezclado con otro producto de limpieza. Él sentía frío, la temperatura era mas baja en comparación a la de su departamento. —... Hospital. —Murmuró el adormecido Russo, quien luego suspiró con desgano. Su cabeza procesó poco a poco la nueva información hasta dar con una posible teoría de su situación actual: Aquello que le impide ver debía ser una venda, su humedad podría ser una crema dérmica, y el frío, junto a los aromas, le recuerdan fuertemente a un hospital. Estaba hospitalizado, esa era la verdad y se dió cuenta de ello. Otro suspiro escapó de sus labios, estaba un poco aliviado a decir verdad. —Señor Russo, veo que ya despertó. — Una voz lo devuelve a la realidad, una que sería desconocida hasta que pudiera volver a ver. —¿Cómo se siente? — Así empezó una ronda de preguntas y respuestas, dónde el desconocido le pedía al hospitalizado que fuera menos vago para responder. Hansel aprovechó para saber cuánto tiempo estuvo internado, dándose con que estuvo apenas un día allí. También pudo percatarse de que ahora tendría nuevas marcas, ya que sentía la supuesta crema dérmica justo al lado de su boca. //Me disculpo ante cualquier error de ortografía-//
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    8
    0 turnos 0 maullidos 788 vistas
  • ¿Por qué me miras así, tienes algún problema con mi adorable gorrito? Uhm... oye, mis ojos están aquí arriba!
    ¿Por qué me miras así, tienes algún problema con mi adorable gorrito? Uhm... oye, mis ojos están aquí arriba!
    Me gusta
    Me encocora
    6
    0 turnos 0 maullidos 537 vistas
  • Después de ver lo que le dedican a su hijo. —Me siento orgulloso. Tiene mis genes. Es todo un matador.— Observa el cielo nocturno lleno de estrellas y sonríe. —Cuidado chicas.—
    Después de ver lo que le dedican a su hijo. —Me siento orgulloso. Tiene mis genes. Es todo un matador.— Observa el cielo nocturno lleno de estrellas y sonríe. —Cuidado chicas.— :STK-34:
    Me enjaja
    Me gusta
    Me shockea
    9
    9 turnos 0 maullidos 797 vistas
  • [ Dedicado a 伏黒恵 ᴹᵉᵍᵘᵐᶤ ᶠᵘˢʰᶤᵍᵘʳᵒ ]

    En la enfermería de la escuela se encontraba Shoko, en su refugio habitual, donde el olor a desinfectante y el sonido del reloj de pared eran sus constantes compañeras. Sostenía una taza de café, enfriándose en sus manos, mientras su mirada se perdía en la ventana que daba al patio de entrenamiento. Había estado pensando en Megumi Fushiguro, el chico de ojos serios y semblante siempre alerta. Desde hace un tiempo, se encontraba pensando más en él de lo que solía permitirse con los estudiantes.

    No era propio de ella preocuparse. Siempre había mantenido una distancia segura, lo suficiente como para remendar sus heridas y asegurarse de que regresaran a las peleas con la menor cantidad de cicatrices posible. Pero Megumi... Megumi tenía esa forma de llevar el peso del mundo en sus hombros, de esa manera que la hacía recordar a alguien de su pasado. Alguien que también había llevado una carga demasiado pesada para su edad.

    Shoko apretó un poco la taza. Sabía reconocer ese tipo de mirada, la del que ha visto demasiado, la del que siente que debe cargar con más de lo que le corresponde. En Megumi, veía destellos de una lucha interna, una batalla que no siempre era visible a simple vista. Él no hablaba mucho sobre ello, pero Shoko podía sentirlo. Era esa soledad autoimpuesta, ese miedo a dejar que otros lo vieran vulnerable.

    La verdad era que le preocupaba. Le preocupaba que Megumi terminara aislándose, que sus silencios se convirtieran en muros infranqueables. Había una dureza en él que le recordaba a los que se habían perdido en su propio poder, en la oscuridad de sus propios pensamientos. No podía evitar pensar en Suguru, aunque Megumi no era igual, ni seguiría el mismo camino. Pero había un peligro en llevar tanto peso solo, en sentirse responsable de todo y de todos.

    Dejó la taza a un lado y suspiró, pasando una mano por su cabello. No era alguien que ofreciera consuelo con facilidad; sus palabras siempre habían sido prácticas, directas al grano. Pero con Megumi sentía esa necesidad de estar ahí, de alguna forma. No para darle discursos ni consejos que no pediría, sino simplemente para que supiera que no estaba solo. Que, aunque no se diera cuenta, tenía gente a su alrededor que lo vigilaría, que lo recogería si llegaba a caer.

    No podía cambiar lo que Megumi había vivido ni lo que enfrentaría en el futuro, pero podía estar ahí, en segundo plano. Era su forma de preocuparse, de demostrar que le importaba, aunque las palabras nunca llegaran a salir. Megumi merecía eso, un recordatorio silencioso de que no siempre tendría que ser fuerte, que no siempre tendría que enfrentar todo por sí mismo. Y si alguna vez llegaba el momento en que él necesitara alguien que lo entendiera, Shoko estaría allí, en su propio y discreto modo, para recoger los pedazos y ayudarlo a seguir adelante.
    [ Dedicado a [Ten_Shadows] 🖤 ] En la enfermería de la escuela se encontraba Shoko, en su refugio habitual, donde el olor a desinfectante y el sonido del reloj de pared eran sus constantes compañeras. Sostenía una taza de café, enfriándose en sus manos, mientras su mirada se perdía en la ventana que daba al patio de entrenamiento. Había estado pensando en Megumi Fushiguro, el chico de ojos serios y semblante siempre alerta. Desde hace un tiempo, se encontraba pensando más en él de lo que solía permitirse con los estudiantes. No era propio de ella preocuparse. Siempre había mantenido una distancia segura, lo suficiente como para remendar sus heridas y asegurarse de que regresaran a las peleas con la menor cantidad de cicatrices posible. Pero Megumi... Megumi tenía esa forma de llevar el peso del mundo en sus hombros, de esa manera que la hacía recordar a alguien de su pasado. Alguien que también había llevado una carga demasiado pesada para su edad. Shoko apretó un poco la taza. Sabía reconocer ese tipo de mirada, la del que ha visto demasiado, la del que siente que debe cargar con más de lo que le corresponde. En Megumi, veía destellos de una lucha interna, una batalla que no siempre era visible a simple vista. Él no hablaba mucho sobre ello, pero Shoko podía sentirlo. Era esa soledad autoimpuesta, ese miedo a dejar que otros lo vieran vulnerable. La verdad era que le preocupaba. Le preocupaba que Megumi terminara aislándose, que sus silencios se convirtieran en muros infranqueables. Había una dureza en él que le recordaba a los que se habían perdido en su propio poder, en la oscuridad de sus propios pensamientos. No podía evitar pensar en Suguru, aunque Megumi no era igual, ni seguiría el mismo camino. Pero había un peligro en llevar tanto peso solo, en sentirse responsable de todo y de todos. Dejó la taza a un lado y suspiró, pasando una mano por su cabello. No era alguien que ofreciera consuelo con facilidad; sus palabras siempre habían sido prácticas, directas al grano. Pero con Megumi sentía esa necesidad de estar ahí, de alguna forma. No para darle discursos ni consejos que no pediría, sino simplemente para que supiera que no estaba solo. Que, aunque no se diera cuenta, tenía gente a su alrededor que lo vigilaría, que lo recogería si llegaba a caer. No podía cambiar lo que Megumi había vivido ni lo que enfrentaría en el futuro, pero podía estar ahí, en segundo plano. Era su forma de preocuparse, de demostrar que le importaba, aunque las palabras nunca llegaran a salir. Megumi merecía eso, un recordatorio silencioso de que no siempre tendría que ser fuerte, que no siempre tendría que enfrentar todo por sí mismo. Y si alguna vez llegaba el momento en que él necesitara alguien que lo entendiera, Shoko estaría allí, en su propio y discreto modo, para recoger los pedazos y ayudarlo a seguir adelante.
    Me encocora
    Me gusta
    9
    0 turnos 0 maullidos 832 vistas
  • Carmina estaba detrás del mostrador de su pequeña tienda de conveniencia, revisando las fechas de caducidad de los productos en los estantes. Era una mañana tranquila, y el suave zumbido de las luces fluorescentes llenaba el espacio con un ruido de fondo constante. La mayoría de los clientes aún no llegaban, lo que le daba tiempo para organizar y limpiar.

    Mientras acomodaba los frascos de café instantáneo, un recuerdo cálido se abrió paso en su mente. La cocina de su abuelo Pietro siempre olía a café recién molido. Incluso en esta época, cuando las máquinas de cápsulas y los baristas dominaban el panorama, él insistía en usar su viejo molinillo manual cada mañana. "El café sabe mejor cuando lo haces con tus propias manos," solía decirle, con una sonrisa llena de sabiduría. Carmina podía casi escuchar el sonido del molinillo y ver la expresión de concentración en su rostro mientras giraba la manivela con calma.

    Se dirigió al área de productos frescos, donde empezó a revisar la sección de frutas y verduras. Mientras elegía cuáles desechar, recordó cómo Pietro la llevaba al mercado los fines de semana. Siempre seleccionaba las hierbas y especias con cuidado, diciendo que cada ingrediente tenía una historia y un propósito. "Tienes que saber escuchar lo que la tierra te ofrece," le explicaba mientras le mostraba cómo diferenciar el romero fresco del que había perdido su fragancia. Aunque ahora Carmina no vendía hierbas en su tienda, esa lección se quedó con ella, enseñándole a valorar la calidad y la esencia de las cosas, incluso en un lugar tan moderno y ajetreado como su tienda.

    Pasó un paño por las superficies del mostrador, sus pensamientos aún sumidos en esos días. Aunque la tienda estaba lejos de la acogedora botica de su abuelo, donde las plantas secas colgaban del techo y el olor a hierbas impregnaba el aire, ella había intentado conservar algo de esa calidez. Pietro siempre decía que un negocio era más que una transacción; era un intercambio de energía y un lugar donde las personas se encontraban para conectar, aunque solo fuera por un breve momento.

    Carmina ajustó la pequeña planta de lavanda que tenía junto a la caja registradora, un guiño a los días pasados. Pietro solía tener plantas por toda la casa, cada una con un propósito. La lavanda, decía, era para la calma y el equilibrio. "Las personas están tan ocupadas hoy en día que a veces se olvidan de respirar," le había dicho una vez mientras arreglaba unas macetas en la ventana. "Pero un pequeño toque de naturaleza siempre puede ayudar."

    El sonido de la puerta automática interrumpió sus pensamientos cuando un cliente entró. Carmina saludó con una sonrisa y lo ayudó a encontrar lo que buscaba. Al finalizar la transacción, el cliente se marchó con un agradecimiento, y Carmina se quedó un momento mirando la puerta cerrarse. Quizás su tienda no tenía la magia antigua de la botica de Pietro, pero aún era un lugar donde podía poner en práctica lo que él le había enseñado: la importancia de los pequeños gestos y de hacer sentir a las personas bienvenidas.

    Terminó de acomodar la caja de barras energéticas en el estante y se permitió una pequeña sonrisa. Su abuelo le había dejado más que recuerdos; le había dejado un legado de conexión y cuidado, algo que intentaba honrar cada día, incluso en una simple tienda de conveniencia en plena ciudad.

    Carmina estaba detrás del mostrador de su pequeña tienda de conveniencia, revisando las fechas de caducidad de los productos en los estantes. Era una mañana tranquila, y el suave zumbido de las luces fluorescentes llenaba el espacio con un ruido de fondo constante. La mayoría de los clientes aún no llegaban, lo que le daba tiempo para organizar y limpiar. Mientras acomodaba los frascos de café instantáneo, un recuerdo cálido se abrió paso en su mente. La cocina de su abuelo Pietro siempre olía a café recién molido. Incluso en esta época, cuando las máquinas de cápsulas y los baristas dominaban el panorama, él insistía en usar su viejo molinillo manual cada mañana. "El café sabe mejor cuando lo haces con tus propias manos," solía decirle, con una sonrisa llena de sabiduría. Carmina podía casi escuchar el sonido del molinillo y ver la expresión de concentración en su rostro mientras giraba la manivela con calma. Se dirigió al área de productos frescos, donde empezó a revisar la sección de frutas y verduras. Mientras elegía cuáles desechar, recordó cómo Pietro la llevaba al mercado los fines de semana. Siempre seleccionaba las hierbas y especias con cuidado, diciendo que cada ingrediente tenía una historia y un propósito. "Tienes que saber escuchar lo que la tierra te ofrece," le explicaba mientras le mostraba cómo diferenciar el romero fresco del que había perdido su fragancia. Aunque ahora Carmina no vendía hierbas en su tienda, esa lección se quedó con ella, enseñándole a valorar la calidad y la esencia de las cosas, incluso en un lugar tan moderno y ajetreado como su tienda. Pasó un paño por las superficies del mostrador, sus pensamientos aún sumidos en esos días. Aunque la tienda estaba lejos de la acogedora botica de su abuelo, donde las plantas secas colgaban del techo y el olor a hierbas impregnaba el aire, ella había intentado conservar algo de esa calidez. Pietro siempre decía que un negocio era más que una transacción; era un intercambio de energía y un lugar donde las personas se encontraban para conectar, aunque solo fuera por un breve momento. Carmina ajustó la pequeña planta de lavanda que tenía junto a la caja registradora, un guiño a los días pasados. Pietro solía tener plantas por toda la casa, cada una con un propósito. La lavanda, decía, era para la calma y el equilibrio. "Las personas están tan ocupadas hoy en día que a veces se olvidan de respirar," le había dicho una vez mientras arreglaba unas macetas en la ventana. "Pero un pequeño toque de naturaleza siempre puede ayudar." El sonido de la puerta automática interrumpió sus pensamientos cuando un cliente entró. Carmina saludó con una sonrisa y lo ayudó a encontrar lo que buscaba. Al finalizar la transacción, el cliente se marchó con un agradecimiento, y Carmina se quedó un momento mirando la puerta cerrarse. Quizás su tienda no tenía la magia antigua de la botica de Pietro, pero aún era un lugar donde podía poner en práctica lo que él le había enseñado: la importancia de los pequeños gestos y de hacer sentir a las personas bienvenidas. Terminó de acomodar la caja de barras energéticas en el estante y se permitió una pequeña sonrisa. Su abuelo le había dejado más que recuerdos; le había dejado un legado de conexión y cuidado, algo que intentaba honrar cada día, incluso en una simple tienda de conveniencia en plena ciudad.
    Me gusta
    Me encocora
    6
    0 turnos 0 maullidos 749 vistas
Patrocinados