• Russo lo entendió, entendió que no importa con cuanta fuerza forcejee o en cuántas excusas pensara; Sus atacantes cumplirían su promesa. Se resignó, bajó los brazos y dejó que su cuerpo quedase colgando. Su último jadeo se llevó el poco oxígeno que quedaba, junto a él se desvanecieron sus últimos pensamientos antes de que el mundo desaparezca ante sus ojos; "Moriré, pero habrá sido por mi propio actuar."


    . . .

    Hansel Russo sueña todas las noches; Sueña con un enorme jardín que está y no está en el mundo, con incontables rosas que se extienden hasta fusionarse con el borde negro de un cielo a oscuras. Russo lo odia, odia ese sueño que es acompañado por el inquietante aleteo de una nube gigante de mariposas blancas. Russo teme ese sueño inquietante donde estatuas sin ojos lo miran dondequiera que vaya. Russo llora, ya que no importa cuántas esculturas troceadas esquive o cuán lejos arrastre esa cadena negra que se enrosca dolorosamente en su cuello; Nunca logra escapar de su vista.


    . . .

    Russo escucha cientos de voces, las cuales entiende a pesar de cuán desordenadas y diversas sean. Escuchó a una mujer recetando pastillas, a un hombre dando las gracias e incluso a una niña deseándole feliz cumpleaños a alguien. Pero no puede ver, una cosa húmeda le impide abrir sus adoloridos párpados. Un olor familiar llega a su nariz, uno que reconoció al instante; Desinfectante, mismo que estaba mezclado con otro producto de limpieza. Él sentía frío, la temperatura era mas baja en comparación a la de su departamento.

    —... Hospital. —Murmuró el adormecido Russo, quien luego suspiró con desgano. Su cabeza procesó poco a poco la nueva información hasta dar con una posible teoría de su situación actual: Aquello que le impide ver debía ser una venda, su humedad podría ser una crema dérmica, y el frío, junto a los aromas, le recuerdan fuertemente a un hospital.

    Estaba hospitalizado, esa era la verdad y se dió cuenta de ello. Otro suspiro escapó de sus labios, estaba un poco aliviado a decir verdad.

    —Señor Russo, veo que ya despertó. — Una voz lo devuelve a la realidad, una que sería desconocida hasta que pudiera volver a ver. —¿Cómo se siente? —

    Así empezó una ronda de preguntas y respuestas, dónde el desconocido le pedía al hospitalizado que fuera menos vago para responder.

    Hansel aprovechó para saber cuánto tiempo estuvo internado, dándose con que estuvo apenas un día allí. También pudo percatarse de que ahora tendría nuevas marcas, ya que sentía la supuesta crema dérmica justo al lado de su boca.










    //Me disculpo ante cualquier error de ortografía-//
    Russo lo entendió, entendió que no importa con cuanta fuerza forcejee o en cuántas excusas pensara; Sus atacantes cumplirían su promesa. Se resignó, bajó los brazos y dejó que su cuerpo quedase colgando. Su último jadeo se llevó el poco oxígeno que quedaba, junto a él se desvanecieron sus últimos pensamientos antes de que el mundo desaparezca ante sus ojos; "Moriré, pero habrá sido por mi propio actuar." . . . Hansel Russo sueña todas las noches; Sueña con un enorme jardín que está y no está en el mundo, con incontables rosas que se extienden hasta fusionarse con el borde negro de un cielo a oscuras. Russo lo odia, odia ese sueño que es acompañado por el inquietante aleteo de una nube gigante de mariposas blancas. Russo teme ese sueño inquietante donde estatuas sin ojos lo miran dondequiera que vaya. Russo llora, ya que no importa cuántas esculturas troceadas esquive o cuán lejos arrastre esa cadena negra que se enrosca dolorosamente en su cuello; Nunca logra escapar de su vista. . . . Russo escucha cientos de voces, las cuales entiende a pesar de cuán desordenadas y diversas sean. Escuchó a una mujer recetando pastillas, a un hombre dando las gracias e incluso a una niña deseándole feliz cumpleaños a alguien. Pero no puede ver, una cosa húmeda le impide abrir sus adoloridos párpados. Un olor familiar llega a su nariz, uno que reconoció al instante; Desinfectante, mismo que estaba mezclado con otro producto de limpieza. Él sentía frío, la temperatura era mas baja en comparación a la de su departamento. —... Hospital. —Murmuró el adormecido Russo, quien luego suspiró con desgano. Su cabeza procesó poco a poco la nueva información hasta dar con una posible teoría de su situación actual: Aquello que le impide ver debía ser una venda, su humedad podría ser una crema dérmica, y el frío, junto a los aromas, le recuerdan fuertemente a un hospital. Estaba hospitalizado, esa era la verdad y se dió cuenta de ello. Otro suspiro escapó de sus labios, estaba un poco aliviado a decir verdad. —Señor Russo, veo que ya despertó. — Una voz lo devuelve a la realidad, una que sería desconocida hasta que pudiera volver a ver. —¿Cómo se siente? — Así empezó una ronda de preguntas y respuestas, dónde el desconocido le pedía al hospitalizado que fuera menos vago para responder. Hansel aprovechó para saber cuánto tiempo estuvo internado, dándose con que estuvo apenas un día allí. También pudo percatarse de que ahora tendría nuevas marcas, ya que sentía la supuesta crema dérmica justo al lado de su boca. //Me disculpo ante cualquier error de ortografía-//
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    8
    0 turnos 0 maullidos 787 vistas
  • ¿Por qué me miras así, tienes algún problema con mi adorable gorrito? Uhm... oye, mis ojos están aquí arriba!
    ¿Por qué me miras así, tienes algún problema con mi adorable gorrito? Uhm... oye, mis ojos están aquí arriba!
    Me gusta
    Me encocora
    6
    0 turnos 0 maullidos 534 vistas
  • Después de ver lo que le dedican a su hijo. —Me siento orgulloso. Tiene mis genes. Es todo un matador.— Observa el cielo nocturno lleno de estrellas y sonríe. —Cuidado chicas.—
    Después de ver lo que le dedican a su hijo. —Me siento orgulloso. Tiene mis genes. Es todo un matador.— Observa el cielo nocturno lleno de estrellas y sonríe. —Cuidado chicas.— :STK-34:
    Me enjaja
    Me gusta
    Me shockea
    9
    9 turnos 0 maullidos 796 vistas
  • [ Dedicado a 伏黒恵 ᴹᵉᵍᵘᵐᶤ ᶠᵘˢʰᶤᵍᵘʳᵒ ]

    En la enfermería de la escuela se encontraba Shoko, en su refugio habitual, donde el olor a desinfectante y el sonido del reloj de pared eran sus constantes compañeras. Sostenía una taza de café, enfriándose en sus manos, mientras su mirada se perdía en la ventana que daba al patio de entrenamiento. Había estado pensando en Megumi Fushiguro, el chico de ojos serios y semblante siempre alerta. Desde hace un tiempo, se encontraba pensando más en él de lo que solía permitirse con los estudiantes.

    No era propio de ella preocuparse. Siempre había mantenido una distancia segura, lo suficiente como para remendar sus heridas y asegurarse de que regresaran a las peleas con la menor cantidad de cicatrices posible. Pero Megumi... Megumi tenía esa forma de llevar el peso del mundo en sus hombros, de esa manera que la hacía recordar a alguien de su pasado. Alguien que también había llevado una carga demasiado pesada para su edad.

    Shoko apretó un poco la taza. Sabía reconocer ese tipo de mirada, la del que ha visto demasiado, la del que siente que debe cargar con más de lo que le corresponde. En Megumi, veía destellos de una lucha interna, una batalla que no siempre era visible a simple vista. Él no hablaba mucho sobre ello, pero Shoko podía sentirlo. Era esa soledad autoimpuesta, ese miedo a dejar que otros lo vieran vulnerable.

    La verdad era que le preocupaba. Le preocupaba que Megumi terminara aislándose, que sus silencios se convirtieran en muros infranqueables. Había una dureza en él que le recordaba a los que se habían perdido en su propio poder, en la oscuridad de sus propios pensamientos. No podía evitar pensar en Suguru, aunque Megumi no era igual, ni seguiría el mismo camino. Pero había un peligro en llevar tanto peso solo, en sentirse responsable de todo y de todos.

    Dejó la taza a un lado y suspiró, pasando una mano por su cabello. No era alguien que ofreciera consuelo con facilidad; sus palabras siempre habían sido prácticas, directas al grano. Pero con Megumi sentía esa necesidad de estar ahí, de alguna forma. No para darle discursos ni consejos que no pediría, sino simplemente para que supiera que no estaba solo. Que, aunque no se diera cuenta, tenía gente a su alrededor que lo vigilaría, que lo recogería si llegaba a caer.

    No podía cambiar lo que Megumi había vivido ni lo que enfrentaría en el futuro, pero podía estar ahí, en segundo plano. Era su forma de preocuparse, de demostrar que le importaba, aunque las palabras nunca llegaran a salir. Megumi merecía eso, un recordatorio silencioso de que no siempre tendría que ser fuerte, que no siempre tendría que enfrentar todo por sí mismo. Y si alguna vez llegaba el momento en que él necesitara alguien que lo entendiera, Shoko estaría allí, en su propio y discreto modo, para recoger los pedazos y ayudarlo a seguir adelante.
    [ Dedicado a [Ten_Shadows] 🖤 ] En la enfermería de la escuela se encontraba Shoko, en su refugio habitual, donde el olor a desinfectante y el sonido del reloj de pared eran sus constantes compañeras. Sostenía una taza de café, enfriándose en sus manos, mientras su mirada se perdía en la ventana que daba al patio de entrenamiento. Había estado pensando en Megumi Fushiguro, el chico de ojos serios y semblante siempre alerta. Desde hace un tiempo, se encontraba pensando más en él de lo que solía permitirse con los estudiantes. No era propio de ella preocuparse. Siempre había mantenido una distancia segura, lo suficiente como para remendar sus heridas y asegurarse de que regresaran a las peleas con la menor cantidad de cicatrices posible. Pero Megumi... Megumi tenía esa forma de llevar el peso del mundo en sus hombros, de esa manera que la hacía recordar a alguien de su pasado. Alguien que también había llevado una carga demasiado pesada para su edad. Shoko apretó un poco la taza. Sabía reconocer ese tipo de mirada, la del que ha visto demasiado, la del que siente que debe cargar con más de lo que le corresponde. En Megumi, veía destellos de una lucha interna, una batalla que no siempre era visible a simple vista. Él no hablaba mucho sobre ello, pero Shoko podía sentirlo. Era esa soledad autoimpuesta, ese miedo a dejar que otros lo vieran vulnerable. La verdad era que le preocupaba. Le preocupaba que Megumi terminara aislándose, que sus silencios se convirtieran en muros infranqueables. Había una dureza en él que le recordaba a los que se habían perdido en su propio poder, en la oscuridad de sus propios pensamientos. No podía evitar pensar en Suguru, aunque Megumi no era igual, ni seguiría el mismo camino. Pero había un peligro en llevar tanto peso solo, en sentirse responsable de todo y de todos. Dejó la taza a un lado y suspiró, pasando una mano por su cabello. No era alguien que ofreciera consuelo con facilidad; sus palabras siempre habían sido prácticas, directas al grano. Pero con Megumi sentía esa necesidad de estar ahí, de alguna forma. No para darle discursos ni consejos que no pediría, sino simplemente para que supiera que no estaba solo. Que, aunque no se diera cuenta, tenía gente a su alrededor que lo vigilaría, que lo recogería si llegaba a caer. No podía cambiar lo que Megumi había vivido ni lo que enfrentaría en el futuro, pero podía estar ahí, en segundo plano. Era su forma de preocuparse, de demostrar que le importaba, aunque las palabras nunca llegaran a salir. Megumi merecía eso, un recordatorio silencioso de que no siempre tendría que ser fuerte, que no siempre tendría que enfrentar todo por sí mismo. Y si alguna vez llegaba el momento en que él necesitara alguien que lo entendiera, Shoko estaría allí, en su propio y discreto modo, para recoger los pedazos y ayudarlo a seguir adelante.
    Me encocora
    Me gusta
    9
    0 turnos 0 maullidos 830 vistas
  • Carmina estaba detrás del mostrador de su pequeña tienda de conveniencia, revisando las fechas de caducidad de los productos en los estantes. Era una mañana tranquila, y el suave zumbido de las luces fluorescentes llenaba el espacio con un ruido de fondo constante. La mayoría de los clientes aún no llegaban, lo que le daba tiempo para organizar y limpiar.

    Mientras acomodaba los frascos de café instantáneo, un recuerdo cálido se abrió paso en su mente. La cocina de su abuelo Pietro siempre olía a café recién molido. Incluso en esta época, cuando las máquinas de cápsulas y los baristas dominaban el panorama, él insistía en usar su viejo molinillo manual cada mañana. "El café sabe mejor cuando lo haces con tus propias manos," solía decirle, con una sonrisa llena de sabiduría. Carmina podía casi escuchar el sonido del molinillo y ver la expresión de concentración en su rostro mientras giraba la manivela con calma.

    Se dirigió al área de productos frescos, donde empezó a revisar la sección de frutas y verduras. Mientras elegía cuáles desechar, recordó cómo Pietro la llevaba al mercado los fines de semana. Siempre seleccionaba las hierbas y especias con cuidado, diciendo que cada ingrediente tenía una historia y un propósito. "Tienes que saber escuchar lo que la tierra te ofrece," le explicaba mientras le mostraba cómo diferenciar el romero fresco del que había perdido su fragancia. Aunque ahora Carmina no vendía hierbas en su tienda, esa lección se quedó con ella, enseñándole a valorar la calidad y la esencia de las cosas, incluso en un lugar tan moderno y ajetreado como su tienda.

    Pasó un paño por las superficies del mostrador, sus pensamientos aún sumidos en esos días. Aunque la tienda estaba lejos de la acogedora botica de su abuelo, donde las plantas secas colgaban del techo y el olor a hierbas impregnaba el aire, ella había intentado conservar algo de esa calidez. Pietro siempre decía que un negocio era más que una transacción; era un intercambio de energía y un lugar donde las personas se encontraban para conectar, aunque solo fuera por un breve momento.

    Carmina ajustó la pequeña planta de lavanda que tenía junto a la caja registradora, un guiño a los días pasados. Pietro solía tener plantas por toda la casa, cada una con un propósito. La lavanda, decía, era para la calma y el equilibrio. "Las personas están tan ocupadas hoy en día que a veces se olvidan de respirar," le había dicho una vez mientras arreglaba unas macetas en la ventana. "Pero un pequeño toque de naturaleza siempre puede ayudar."

    El sonido de la puerta automática interrumpió sus pensamientos cuando un cliente entró. Carmina saludó con una sonrisa y lo ayudó a encontrar lo que buscaba. Al finalizar la transacción, el cliente se marchó con un agradecimiento, y Carmina se quedó un momento mirando la puerta cerrarse. Quizás su tienda no tenía la magia antigua de la botica de Pietro, pero aún era un lugar donde podía poner en práctica lo que él le había enseñado: la importancia de los pequeños gestos y de hacer sentir a las personas bienvenidas.

    Terminó de acomodar la caja de barras energéticas en el estante y se permitió una pequeña sonrisa. Su abuelo le había dejado más que recuerdos; le había dejado un legado de conexión y cuidado, algo que intentaba honrar cada día, incluso en una simple tienda de conveniencia en plena ciudad.

    Carmina estaba detrás del mostrador de su pequeña tienda de conveniencia, revisando las fechas de caducidad de los productos en los estantes. Era una mañana tranquila, y el suave zumbido de las luces fluorescentes llenaba el espacio con un ruido de fondo constante. La mayoría de los clientes aún no llegaban, lo que le daba tiempo para organizar y limpiar. Mientras acomodaba los frascos de café instantáneo, un recuerdo cálido se abrió paso en su mente. La cocina de su abuelo Pietro siempre olía a café recién molido. Incluso en esta época, cuando las máquinas de cápsulas y los baristas dominaban el panorama, él insistía en usar su viejo molinillo manual cada mañana. "El café sabe mejor cuando lo haces con tus propias manos," solía decirle, con una sonrisa llena de sabiduría. Carmina podía casi escuchar el sonido del molinillo y ver la expresión de concentración en su rostro mientras giraba la manivela con calma. Se dirigió al área de productos frescos, donde empezó a revisar la sección de frutas y verduras. Mientras elegía cuáles desechar, recordó cómo Pietro la llevaba al mercado los fines de semana. Siempre seleccionaba las hierbas y especias con cuidado, diciendo que cada ingrediente tenía una historia y un propósito. "Tienes que saber escuchar lo que la tierra te ofrece," le explicaba mientras le mostraba cómo diferenciar el romero fresco del que había perdido su fragancia. Aunque ahora Carmina no vendía hierbas en su tienda, esa lección se quedó con ella, enseñándole a valorar la calidad y la esencia de las cosas, incluso en un lugar tan moderno y ajetreado como su tienda. Pasó un paño por las superficies del mostrador, sus pensamientos aún sumidos en esos días. Aunque la tienda estaba lejos de la acogedora botica de su abuelo, donde las plantas secas colgaban del techo y el olor a hierbas impregnaba el aire, ella había intentado conservar algo de esa calidez. Pietro siempre decía que un negocio era más que una transacción; era un intercambio de energía y un lugar donde las personas se encontraban para conectar, aunque solo fuera por un breve momento. Carmina ajustó la pequeña planta de lavanda que tenía junto a la caja registradora, un guiño a los días pasados. Pietro solía tener plantas por toda la casa, cada una con un propósito. La lavanda, decía, era para la calma y el equilibrio. "Las personas están tan ocupadas hoy en día que a veces se olvidan de respirar," le había dicho una vez mientras arreglaba unas macetas en la ventana. "Pero un pequeño toque de naturaleza siempre puede ayudar." El sonido de la puerta automática interrumpió sus pensamientos cuando un cliente entró. Carmina saludó con una sonrisa y lo ayudó a encontrar lo que buscaba. Al finalizar la transacción, el cliente se marchó con un agradecimiento, y Carmina se quedó un momento mirando la puerta cerrarse. Quizás su tienda no tenía la magia antigua de la botica de Pietro, pero aún era un lugar donde podía poner en práctica lo que él le había enseñado: la importancia de los pequeños gestos y de hacer sentir a las personas bienvenidas. Terminó de acomodar la caja de barras energéticas en el estante y se permitió una pequeña sonrisa. Su abuelo le había dejado más que recuerdos; le había dejado un legado de conexión y cuidado, algo que intentaba honrar cada día, incluso en una simple tienda de conveniencia en plena ciudad.
    Me gusta
    Me encocora
    6
    0 turnos 0 maullidos 748 vistas
  • No me hagan enfurecer o el Infierno sera frío a lo que les haré conocer.
    No me hagan enfurecer o el Infierno sera frío a lo que les haré conocer.
    Me shockea
    Me endiabla
    3
    0 turnos 0 maullidos 506 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ¡𝘉𝘶𝘦𝘯𝘢𝘴 𝘛𝘢𝘳𝘥𝘦𝘴 𝘣𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘩𝘰𝘺 𝘭𝘦𝘴 𝘵𝘳𝘢𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘨𝘳𝘢𝘯 𝘣𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘺 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘭𝘢 𝘣𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘢𝘳á 𝘧𝘪𝘯 𝘢𝘭 𝘳𝘢𝘨𝘯𝘢𝘳𝘰𝘬 𝘺 𝘭𝘢 𝘎𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢 𝘜𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘢𝘭..

    ❂ 𝘌𝘯 𝘦𝘭 𝘓𝘢𝘥𝘰 𝘋𝘦𝘳𝘦𝘤𝘩𝘰 𝘢𝘺𝘶𝘥𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘢 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘢𝘭 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘮á𝘴 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘫𝘶𝘫𝘶𝘵𝘴𝘶 𝘬𝘢𝘪𝘴𝘦𝘯, 𝘶𝘯 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘰 𝘴𝘶𝘮𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳𝘰𝘴𝘰 𝘪𝘯𝘤𝘭𝘶𝘴𝘰 𝘭𝘦 𝘩𝘪𝘻𝘰 𝘧𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘢𝘭 𝘤𝘩𝘢𝘮𝘢𝘯 𝘮𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳𝘰𝘴𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰, 𝘩𝘰𝘺 𝘷𝘪𝘯𝘰 𝘢 𝘢𝘺𝘶𝘥𝘢𝘳 𝘢 𝘴𝘶 𝘳𝘢𝘻𝘢, 𝘌𝘭 𝘦𝘴 𝘛𝘰𝘫𝘪 𝘍𝘶𝘴𝘩𝘪𝘨𝘶𝘳𝘰

    ✡ 𝘌𝘯 𝘦𝘭 𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘪𝘻𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴, 𝘜𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘶𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 10 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘴𝘦 𝘤𝘰𝘳𝘳𝘰𝘮𝘱𝘪ó 𝘺 𝘶𝘴𝘰 𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘶𝘱𝘦𝘳 𝘦𝘴𝘧𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰𝘯 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘷𝘰𝘭𝘷𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘶𝘯 𝘪𝘯𝘥𝘪𝘷𝘪𝘥𝘶𝘰 𝘪𝘯𝘮𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭 𝘺 𝘧𝘶𝘴𝘪𝘰𝘯𝘢𝘳𝘴𝘦 𝘤𝘰𝘯 𝘶𝘯 𝘮𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘢𝘴í, 𝘴𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘥𝘪𝘰𝘴.. 𝘦𝘭 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘤𝘩𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘺 𝘶𝘴𝘢 𝘴𝘶𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘳𝘶𝘪𝘳 𝘢 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘦𝘭 𝘦𝘴 𝘌𝘭 𝘎𝘳𝘢𝘯 𝘡𝘢𝘮𝘢𝘴𝘶 𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘌𝘳𝘳𝘢𝘥𝘪𝘤𝘢𝘥𝘰𝘳.

    𝘜𝘯 𝘮𝘦 𝘌𝘯𝘤𝘰𝘤𝘰𝘳𝘢 ( ) 𝘴𝘪 𝘨𝘢𝘯𝘢 𝘛𝘰𝘫𝘪 𝘍𝘶𝘴𝘩𝘪𝘨𝘶𝘳𝘰
    𝘜𝘯 𝘮𝘦 𝘎𝘶𝘴𝘵𝘢 ( ) 𝘴𝘪 𝘨𝘢𝘯𝘢 𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘡𝘢𝘮𝘢𝘴𝘶 𝘗𝘰𝘵𝘩𝘢𝘭𝘢

    ¡𝘘𝘶𝘦 𝘎𝘢𝘯𝘦 𝘦𝘭 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳! ¡𝘉𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘭 𝘙𝘢𝘨𝘯𝘢𝘳𝘰𝘬 𝘺 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘯𝘵𝘢 𝘎𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢!

    ¡𝘘𝘶𝘦 𝘪𝘯𝘪𝘤𝘪𝘦 𝘭𝘢 𝘣𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘶𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘢𝘭! #𝘐𝘴𝘩𝘵𝘢𝘳𝘓𝘶𝘴𝘵𝘛𝘦𝘮𝘱𝘵𝘢𝘵𝘪𝘰𝘯𝘴𝘝𝘦𝘳𝘴𝘶𝘴2024

    ¿𝘛𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢𝘳í𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘤𝘪𝘱𝘢𝘳 𝘦𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘶𝘴? 𝘦𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴 𝘦𝘴𝘤𝘳𝘪𝘣𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘳𝘪𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘤𝘪𝘱𝘢𝘳 𝘺 𝘢𝘶𝘵𝘰𝘮𝘢𝘵𝘪𝘤𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘴𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘭 𝘴𝘪𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘶𝘤𝘩𝘢𝘳 𝘦𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘶𝘴.

    ¡𝘋𝘢𝘭𝘦 𝘮𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘺 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦!
    Me encocora
    2
    0 comentarios 0 compartidos 756 vistas
  • ¡𝘉𝘶𝘦𝘯𝘢𝘴 𝘛𝘢𝘳𝘥𝘦𝘴 𝘣𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘩𝘰𝘺 𝘭𝘦𝘴 𝘵𝘳𝘢𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘨𝘳𝘢𝘯 𝘣𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘺 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘭𝘢 𝘣𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘢𝘳á 𝘧𝘪𝘯 𝘢𝘭 𝘳𝘢𝘨𝘯𝘢𝘳𝘰𝘬 𝘺 𝘭𝘢 𝘎𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢 𝘜𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘢𝘭..

    ❂ 𝘌𝘯 𝘦𝘭 𝘓𝘢𝘥𝘰 𝘋𝘦𝘳𝘦𝘤𝘩𝘰 𝘢𝘺𝘶𝘥𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘢 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘢𝘭 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘮á𝘴 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘫𝘶𝘫𝘶𝘵𝘴𝘶 𝘬𝘢𝘪𝘴𝘦𝘯, 𝘶𝘯 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘰 𝘴𝘶𝘮𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳𝘰𝘴𝘰 𝘪𝘯𝘤𝘭𝘶𝘴𝘰 𝘭𝘦 𝘩𝘪𝘻𝘰 𝘧𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘢𝘭 𝘤𝘩𝘢𝘮𝘢𝘯 𝘮𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳𝘰𝘴𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰, 𝘩𝘰𝘺 𝘷𝘪𝘯𝘰 𝘢 𝘢𝘺𝘶𝘥𝘢𝘳 𝘢 𝘴𝘶 𝘳𝘢𝘻𝘢, 𝘌𝘭 𝘦𝘴 𝘛𝘰𝘫𝘪 𝘍𝘶𝘴𝘩𝘪𝘨𝘶𝘳𝘰

    ✡ 𝘌𝘯 𝘦𝘭 𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘪𝘻𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴, 𝘜𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘶𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 10 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘴𝘦 𝘤𝘰𝘳𝘳𝘰𝘮𝘱𝘪ó 𝘺 𝘶𝘴𝘰 𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘶𝘱𝘦𝘳 𝘦𝘴𝘧𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰𝘯 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘷𝘰𝘭𝘷𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘶𝘯 𝘪𝘯𝘥𝘪𝘷𝘪𝘥𝘶𝘰 𝘪𝘯𝘮𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭 𝘺 𝘧𝘶𝘴𝘪𝘰𝘯𝘢𝘳𝘴𝘦 𝘤𝘰𝘯 𝘶𝘯 𝘮𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘢𝘴í, 𝘴𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘥𝘪𝘰𝘴.. 𝘦𝘭 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘤𝘩𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘺 𝘶𝘴𝘢 𝘴𝘶𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘳𝘶𝘪𝘳 𝘢 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘦𝘭 𝘦𝘴 𝘌𝘭 𝘎𝘳𝘢𝘯 𝘡𝘢𝘮𝘢𝘴𝘶 𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘌𝘳𝘳𝘢𝘥𝘪𝘤𝘢𝘥𝘰𝘳.

    𝘜𝘯 𝘮𝘦 𝘌𝘯𝘤𝘰𝘤𝘰𝘳𝘢 ( ) 𝘴𝘪 𝘨𝘢𝘯𝘢 𝘛𝘰𝘫𝘪 𝘍𝘶𝘴𝘩𝘪𝘨𝘶𝘳𝘰
    𝘜𝘯 𝘮𝘦 𝘎𝘶𝘴𝘵𝘢 ( ) 𝘴𝘪 𝘨𝘢𝘯𝘢 𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘡𝘢𝘮𝘢𝘴𝘶 𝘗𝘰𝘵𝘩𝘢𝘭𝘢

    ¡𝘘𝘶𝘦 𝘎𝘢𝘯𝘦 𝘦𝘭 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳! ¡𝘉𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘭 𝘙𝘢𝘨𝘯𝘢𝘳𝘰𝘬 𝘺 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘯𝘵𝘢 𝘎𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢!

    ¡𝘘𝘶𝘦 𝘪𝘯𝘪𝘤𝘪𝘦 𝘭𝘢 𝘣𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘶𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘢𝘭! #𝘐𝘴𝘩𝘵𝘢𝘳𝘓𝘶𝘴𝘵𝘛𝘦𝘮𝘱𝘵𝘢𝘵𝘪𝘰𝘯𝘴𝘝𝘦𝘳𝘴𝘶𝘴2024

    ¿𝘛𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢𝘳í𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘤𝘪𝘱𝘢𝘳 𝘦𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘶𝘴? 𝘦𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴 𝘦𝘴𝘤𝘳𝘪𝘣𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘳𝘪𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘤𝘪𝘱𝘢𝘳 𝘺 𝘢𝘶𝘵𝘰𝘮𝘢𝘵𝘪𝘤𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘴𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘭 𝘴𝘪𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘶𝘤𝘩𝘢𝘳 𝘦𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘶𝘴.

    ¡𝘋𝘢𝘭𝘦 𝘮𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘺 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦!
    ¡𝘉𝘶𝘦𝘯𝘢𝘴 𝘛𝘢𝘳𝘥𝘦𝘴 𝘣𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘩𝘰𝘺 𝘭𝘦𝘴 𝘵𝘳𝘢𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘨𝘳𝘢𝘯 𝘣𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘺 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘭𝘢 𝘣𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘢𝘳á 𝘧𝘪𝘯 𝘢𝘭 𝘳𝘢𝘨𝘯𝘢𝘳𝘰𝘬 𝘺 𝘭𝘢 𝘎𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢 𝘜𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘢𝘭.. ❂ 𝘌𝘯 𝘦𝘭 𝘓𝘢𝘥𝘰 𝘋𝘦𝘳𝘦𝘤𝘩𝘰 𝘢𝘺𝘶𝘥𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘢 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘢𝘭 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘮á𝘴 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘫𝘶𝘫𝘶𝘵𝘴𝘶 𝘬𝘢𝘪𝘴𝘦𝘯, 𝘶𝘯 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘰 𝘴𝘶𝘮𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳𝘰𝘴𝘰 𝘪𝘯𝘤𝘭𝘶𝘴𝘰 𝘭𝘦 𝘩𝘪𝘻𝘰 𝘧𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘢𝘭 𝘤𝘩𝘢𝘮𝘢𝘯 𝘮𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳𝘰𝘴𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰, 𝘩𝘰𝘺 𝘷𝘪𝘯𝘰 𝘢 𝘢𝘺𝘶𝘥𝘢𝘳 𝘢 𝘴𝘶 𝘳𝘢𝘻𝘢, 𝘌𝘭 𝘦𝘴 𝘛𝘰𝘫𝘪 𝘍𝘶𝘴𝘩𝘪𝘨𝘶𝘳𝘰 ✡ 𝘌𝘯 𝘦𝘭 𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘪𝘻𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴, 𝘜𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘶𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 10 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘴𝘦 𝘤𝘰𝘳𝘳𝘰𝘮𝘱𝘪ó 𝘺 𝘶𝘴𝘰 𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘶𝘱𝘦𝘳 𝘦𝘴𝘧𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰𝘯 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘷𝘰𝘭𝘷𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘶𝘯 𝘪𝘯𝘥𝘪𝘷𝘪𝘥𝘶𝘰 𝘪𝘯𝘮𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭 𝘺 𝘧𝘶𝘴𝘪𝘰𝘯𝘢𝘳𝘴𝘦 𝘤𝘰𝘯 𝘶𝘯 𝘮𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘢𝘴í, 𝘴𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘥𝘪𝘰𝘴.. 𝘦𝘭 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘤𝘩𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘺 𝘶𝘴𝘢 𝘴𝘶𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘳𝘶𝘪𝘳 𝘢 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘦𝘭 𝘦𝘴 𝘌𝘭 𝘎𝘳𝘢𝘯 𝘡𝘢𝘮𝘢𝘴𝘶 𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘌𝘳𝘳𝘢𝘥𝘪𝘤𝘢𝘥𝘰𝘳. 𝘜𝘯 𝘮𝘦 𝘌𝘯𝘤𝘰𝘤𝘰𝘳𝘢 ( 😻 ) 𝘴𝘪 𝘨𝘢𝘯𝘢 𝘛𝘰𝘫𝘪 𝘍𝘶𝘴𝘩𝘪𝘨𝘶𝘳𝘰 𝘜𝘯 𝘮𝘦 𝘎𝘶𝘴𝘵𝘢 ( 😎 ) 𝘴𝘪 𝘨𝘢𝘯𝘢 𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘡𝘢𝘮𝘢𝘴𝘶 𝘗𝘰𝘵𝘩𝘢𝘭𝘢 ¡𝘘𝘶𝘦 𝘎𝘢𝘯𝘦 𝘦𝘭 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳! ¡𝘉𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘭 𝘙𝘢𝘨𝘯𝘢𝘳𝘰𝘬 𝘺 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘯𝘵𝘢 𝘎𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢! ¡𝘘𝘶𝘦 𝘪𝘯𝘪𝘤𝘪𝘦 𝘭𝘢 𝘣𝘢𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢 𝘶𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘢𝘭! #𝘐𝘴𝘩𝘵𝘢𝘳𝘓𝘶𝘴𝘵𝘛𝘦𝘮𝘱𝘵𝘢𝘵𝘪𝘰𝘯𝘴𝘝𝘦𝘳𝘴𝘶𝘴2024 ¿𝘛𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢𝘳í𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘤𝘪𝘱𝘢𝘳 𝘦𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘶𝘴? 𝘦𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴 𝘦𝘴𝘤𝘳𝘪𝘣𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘳𝘪𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘤𝘪𝘱𝘢𝘳 𝘺 𝘢𝘶𝘵𝘰𝘮𝘢𝘵𝘪𝘤𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘴𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘭 𝘴𝘪𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘶𝘤𝘩𝘢𝘳 𝘦𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘶𝘴. ¡𝘋𝘢𝘭𝘦 𝘮𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘺 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦!
    Me encocora
    Me gusta
    7
    0 turnos 3 maullidos 2050 vistas
  • ⠀⠀⠀⠀⠀﹒⠀ ⠀ ⠀﹒⠀ ⠀♡ ⠀ ⠀﹒⠀ ⠀ ⠀﹒
    ⠀⠀⠀⠀⠀ α⠀p̵r̵ị̵n̵c̵ẹ̵ṣ̵ṣ̵ s͟t͟u͟d͟e͟n͟t who l𝙤𝙫𝙚𝙨
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀help⠀*⠀αnd⠀f͟i͟n͟d͟
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀𝗍𝗁𝖾⠀⠀────⠀⠀𝐭𝐫𝐮𝐭𝐡



    𖹭 ficha: https://ficrol.com/blogs/174034/Ficha-del-Personaje
    ⠀⠀⠀⠀⠀﹒⠀ ⠀ ⠀﹒⠀ ⠀♡ ⠀ ⠀﹒⠀ ⠀ ⠀﹒ ⠀⠀⠀⠀⠀ α⠀p̵r̵ị̵n̵c̵ẹ̵ṣ̵ṣ̵ s͟t͟u͟d͟e͟n͟t who l𝙤𝙫𝙚𝙨 ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀help⠀*⠀αnd⠀f͟i͟n͟d͟ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀𝗍𝗁𝖾⠀⠀────⠀⠀𝐭𝐫𝐮𝐭𝐡 𖹭 ficha: https://ficrol.com/blogs/174034/Ficha-del-Personaje
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos 462 vistas
  • ¡Deja de hacer tanto ruido!, alguien posra escucharnos y descubrirnos...

    #SeductoveSunday
    ¡Deja de hacer tanto ruido!, alguien posra escucharnos y descubrirnos... #SeductoveSunday
    Me gusta
    Me encocora
    4
    1 turno 0 maullidos 317 vistas
Patrocinados