El problema no es ir a la guerra esa es la parte sencilla y fácil, el problema es volver de ella, ya no te sientes parte del mundo civilizado; vives intranquilo y sin poder dormir. Piensas en los gritos y en la sangre, las tripas y las extremidades cercenadas de aquellos impíos y desdichados sujetos a los que te cruzaste una sola vez y a los cuales les arrancaste sus últimos respiros.
Quizás tenían familia? tal vez tenían una esposa o una amante que los estaba esperando en casa? Quizás su hijos nunca podrán volver abrazar a su padre nuevamente, son preguntas que los humanos se hacen todo el tiempo, es lo que un antiguo guerrero moribundo me dijo una vez ~
-El Magnánimo y frio Alquimista se encontraba divagando y charlando para sus adentros en un lugar desolado y desértico, allí donde pisaba había muerte y diversos cuerpos de lo que parecían ser personas desperdigadas a lo largo y ancho del campo de batalla. Alex no sabia que hora exacta era, tampoco sabia si aun había gente respirando, tan solo estaba allí con su hoja de plata encantada y con su armadura de placas llena de tajos y rasguñones.
Era una lucha de niveles gigantescos que tuvo lugar en un antiguo reino del sur, las diferencias entre dos grandes reinos llevo a una disputa por la corona real, y muchos sicarios como también magos y nigromantes fueron convocados para la guerra. Los Alquimistas no solían aceptar encargos bélicos de gran escala, ya que tener a un Alquimista Mutante de la talla de Alex significa solo una cosa.... "PODER".
El mero hecho de tenerlo desestabilizaba la balanza y el equilibrio de cualquier guerra, los de su especie eran maquinas perfectas de matar y grandes científicos, como también poseían un estilo que combinaba el uso del sable a la par que hechizos veloces de combate para aumentar el numero de aciertos y posibilidades de acabar con el enemigo. Alex no hubiese aceptado tal encargo de no ser porque el Rey que llamo en su auxilio era alguien a quien el Maestro de las Artes Arcanas le debía un favor por haber ayudado a su organización décadas atrás.
Y ahora allí se encontraba el raudo guerrero, con una expresión inequívoca de intranquilidad y aparente serenidad en su rostro. Caminando por un mar de sangre y cuerpos, algunos incluso aun estaban moribundos y soltando su ultimo aliento antes de fallecer, otros simplemente gemían por lo bajo y suspiraban del dolor ya sin fuerza siquiera para gritar por el mismo-
Que bueno que los Alquimistas no somos humanos, solo somos "Monstruos" sin sentimientos ~
-Se trato de auto engañar una vez mas con esos dichos que tenia el mundo para con ellos, todo con el afán de intentar apaciguar un poco su tristeza y dolor de tener que volver a intervenir en una guerra-
El problema no es ir a la guerra esa es la parte sencilla y fácil, el problema es volver de ella, ya no te sientes parte del mundo civilizado; vives intranquilo y sin poder dormir. Piensas en los gritos y en la sangre, las tripas y las extremidades cercenadas de aquellos impíos y desdichados sujetos a los que te cruzaste una sola vez y a los cuales les arrancaste sus últimos respiros.
Quizás tenían familia? tal vez tenían una esposa o una amante que los estaba esperando en casa? Quizás su hijos nunca podrán volver abrazar a su padre nuevamente, son preguntas que los humanos se hacen todo el tiempo, es lo que un antiguo guerrero moribundo me dijo una vez ~
-El Magnánimo y frio Alquimista se encontraba divagando y charlando para sus adentros en un lugar desolado y desértico, allí donde pisaba había muerte y diversos cuerpos de lo que parecían ser personas desperdigadas a lo largo y ancho del campo de batalla. Alex no sabia que hora exacta era, tampoco sabia si aun había gente respirando, tan solo estaba allí con su hoja de plata encantada y con su armadura de placas llena de tajos y rasguñones.
Era una lucha de niveles gigantescos que tuvo lugar en un antiguo reino del sur, las diferencias entre dos grandes reinos llevo a una disputa por la corona real, y muchos sicarios como también magos y nigromantes fueron convocados para la guerra. Los Alquimistas no solían aceptar encargos bélicos de gran escala, ya que tener a un Alquimista Mutante de la talla de Alex significa solo una cosa.... "PODER".
El mero hecho de tenerlo desestabilizaba la balanza y el equilibrio de cualquier guerra, los de su especie eran maquinas perfectas de matar y grandes científicos, como también poseían un estilo que combinaba el uso del sable a la par que hechizos veloces de combate para aumentar el numero de aciertos y posibilidades de acabar con el enemigo. Alex no hubiese aceptado tal encargo de no ser porque el Rey que llamo en su auxilio era alguien a quien el Maestro de las Artes Arcanas le debía un favor por haber ayudado a su organización décadas atrás.
Y ahora allí se encontraba el raudo guerrero, con una expresión inequívoca de intranquilidad y aparente serenidad en su rostro. Caminando por un mar de sangre y cuerpos, algunos incluso aun estaban moribundos y soltando su ultimo aliento antes de fallecer, otros simplemente gemían por lo bajo y suspiraban del dolor ya sin fuerza siquiera para gritar por el mismo-
Que bueno que los Alquimistas no somos humanos, solo somos "Monstruos" sin sentimientos ~
-Se trato de auto engañar una vez mas con esos dichos que tenia el mundo para con ellos, todo con el afán de intentar apaciguar un poco su tristeza y dolor de tener que volver a intervenir en una guerra-