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- Hola,buenas noches, te deseo un feliz navidad cariño, que te la pases muy bien,cómo regalo de mi parte ,un baile privado~Hola,buenas noches, te deseo un feliz navidad cariño, que te la pases muy bien,cómo regalo de mi parte ,un baile privado~4 turnos 0 maullidos
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- Quizá debería abrirte mi corazón… si es que aún late. Pero algo en ti me encanta, me hechiza, y me invita a dejarte entrarQuizá debería abrirte mi corazón… si es que aún late. Pero algo en ti me encanta, me hechiza, y me invita a dejarte entrar1 turno 0 maullidos
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- —...siento que mi cordura está colgando de un hilo. Pensar me agota. Sentir me agota más. ¡Y no pensar ni sentir me aterra! ¡AHHHH! —grita mientras entierra la cara en la almohada— ¡Necesito que mi cerebro se apague! ¡O una siesta de tres días! Algo. (?)—...siento que mi cordura está colgando de un hilo. Pensar me agota. Sentir me agota más. ¡Y no pensar ni sentir me aterra! ¡AHHHH! —grita mientras entierra la cara en la almohada— ¡Necesito que mi cerebro se apague! ¡O una siesta de tres días! Algo. (?)23 turnos 0 maullidos
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- — Hace ya un tiempo que él jóven venía atormentado, noche tras noche, con el mismo sueño que lo hacía despertar sobresaltado. El cansancio se veía en su rostro, el exceso de trabajo y vaga alimentación que acostumbraba llevar lo hacían aún más notorio, pero él no parecía esforzarse por solucionarlo, aún así seguía viéndose radiante, un ángel con cara de cansado, de hecho parecía que llamaba aún más la atención de otros con esa cara de pocos amigos que llevaba hace un tiempo.
Esa mañana se había pasado por un café, eran raras las veces que tenía un día libre y lo aprovechó para salir a pedir su té helado favorito, podía hacerlo en casa, claro, pero no tenía el mismo sabor si él lo proparaba y eso le molestaba un poco, después de todo era un muchacho bastante caprichoso.
Fue en medio de su tranquilidad que pudo notar que desde hace ratos, unos ojos lo miraban desde la mesa de en frente, unos ojos que se creían disimulados, pero que no lo eran.
Levantó su mirada entonces, para encontrarse con la ajena, deseando que en aquel encuentro de sus ojos, la otra persona se atreviera al fin a dejar de intentar ocultar su claro interés en él y que al menos le dirigiera la palabra si quería decirle algo. —
// Perdón por la ausencia, ya me regreso con todo :')— Hace ya un tiempo que él jóven venía atormentado, noche tras noche, con el mismo sueño que lo hacía despertar sobresaltado. El cansancio se veía en su rostro, el exceso de trabajo y vaga alimentación que acostumbraba llevar lo hacían aún más notorio, pero él no parecía esforzarse por solucionarlo, aún así seguía viéndose radiante, un ángel con cara de cansado, de hecho parecía que llamaba aún más la atención de otros con esa cara de pocos amigos que llevaba hace un tiempo. Esa mañana se había pasado por un café, eran raras las veces que tenía un día libre y lo aprovechó para salir a pedir su té helado favorito, podía hacerlo en casa, claro, pero no tenía el mismo sabor si él lo proparaba y eso le molestaba un poco, después de todo era un muchacho bastante caprichoso. Fue en medio de su tranquilidad que pudo notar que desde hace ratos, unos ojos lo miraban desde la mesa de en frente, unos ojos que se creían disimulados, pero que no lo eran. Levantó su mirada entonces, para encontrarse con la ajena, deseando que en aquel encuentro de sus ojos, la otra persona se atreviera al fin a dejar de intentar ocultar su claro interés en él y que al menos le dirigiera la palabra si quería decirle algo. — // Perdón por la ausencia, ya me regreso con todo :')0 turnos 0 maullidos
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- Su padre, Norman Osborn.Fandom SpidermanCategoría RomanceSTARTER PARA Norman Osborn
Parque Midtown. 16:41 h.
El cielo tenía un color gris, casi violeta que anunciaba una tarde indecisa. El viento, moviendo las copas de los árboles.
Angelique caminaba con las manos hundidas en los bolsillos de su sudadera, el cabello oscuro cayendo en mechones rebeldes que le rozaban las mejillas cada vez que inclinaba la cabeza.
Harry caminaba a su lado, medio metro por detrás, como siempre. Él hablaba; ella escuchaba sin que lo pareciera.
—…y entonces Peter me dice que no entiende cómo funciona el nuevo microprocesador del club, ¡cuando yo llevo semanas diciéndole que si no estudia los fundamentos no hay nada que hacer! —Harry rió, un poco demasiado fuerte para el silencio del parque—. En serio, a veces creo que le falta un algo.
Angelique levantó apenas la mirada, observándolo desde un ángulo casi imperceptible.
—¿Solo un algo? —respondió, seca, aunque sus labios se levantaron apenas, sonriendo.
Harry pareció reconfortarse con aquello. Con ella siempre se conformaba con poco.
Caminaron unos metros más. Había niños jugando en un columpio, ancianos, un perro que olfateaba desesperadamente un arbusto. Todo extremadamente normal. Demasiado normal para el nudo que empezaba a formarse en el estómago de Angelique.
Harry se aclaró la garganta.
Ese sonido, esa forma de tensarse, ella ya la conocía.
—Oye, An…
Silencio.
Angelique siguió caminando, sin prisa, como si no le hubiera escuchado.
—An —repitió él, más bajo.
Ella giró ligeramente la cabeza.
—¿Qué pasa?
Harry metió las manos en los bolsillos, nervioso, pero también entusiasmado. Había algo de niño pequeño a punto de revelar un secreto que lleva guardado demasiado tiempo.
—Mi padre quiere conocerte.
Angelique se detuvo.
Harry la adelantó un paso, sorprendido por su reacción, y luego retrocedió para colocarse frente a ella.
—¿En serio? —preguntó ella con voz suave, casi confusa.
—Sí. Le... le hablé de ti. Y ya que insististe pues... Bueno, le has llamado la atención al Sr. Trabajo. Así que... bueno... —Se frotó la nuca—. Sé que soy muy pesado hablándote de él y entiendo que quieras conocer al Mandamás. Así que, considérate una privilegiada.
Angelique arqueó una ceja.
—¿Privilegiada?
—Ya sabes cómo es él —mintió Harry. Porque Angelique no sabía cómo era él, no realmente—. Le gusta saber quién forma parte de mi vida. Dice que rodearse de mentes brillantes es crucial para crecer.
Angelique bajó la mirada. “Mentes brillantes.”
Ella no se consideraba una.
Pero Norman Osborn…
—La semana que viene.
—¿La semana que viene?
—Vamos... ¡No me digas que ahora te echas para atrás!
Ella no contestó. Caminaron unos pasos más hasta un banco vacío. Angelique se dejó caer en un extremo, cruzando una pierna sobre la otra, ajustándose la manga.
Harry se sentó a su lado, inclinándose hacia adelante con los codos sobre las rodillas.
—Puedes decir que no —murmuró.
Angelique lo miró.
—Voy a ir —dijo.
—Vas a encantarle.
Angelique apartó la mirada hacia el camino del parque.
⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻
Residencia Osborn. 18:59 h.
El vestíbulo era amplio, impecable, envuelto en el perfume tenue de madera tratada. Todo brillaba. Todo estaba ordenado.
Angelique se quedó de pie, con la mochila colgando suavemente de un hombro, mientras Harry se alejaba escaleras arriba para avisar a su padre.
Su reflejo apareció fugazmente en una superficie de mármol pulido: negra de pies a cabeza, una sombra entre los tonos beige y dorados del hogar Osborn. El vestido negro caía hasta cubrirle los muslos; sus piernas desnudas, los zapatos a conjunto.
Y entonces lo oyó: pasos. Sus pasos.
Angelique levantó lentamente la cabeza hacia el pasillo de la derecha. Y Norman Osborn apareció.
Traje oscuro perfectamente ceñido, camisa impoluta, la mirada más penetrante que ella había visto en su vida.
No era simplemente un hombre imponente. Era un hombre acostumbrado a que la gente dejara de hablar al verlo. Un depredador elegante. Una mente que medía antes de actuar.
Sus ojos tardaron exactamente un segundo en posarse sobre ella.
Se detuvo a unos pasos de distancia, examinándola sin disimularlo.
STARTER PARA [GREEN_GOBLIN] Parque Midtown. 16:41 h. El cielo tenía un color gris, casi violeta que anunciaba una tarde indecisa. El viento, moviendo las copas de los árboles. Angelique caminaba con las manos hundidas en los bolsillos de su sudadera, el cabello oscuro cayendo en mechones rebeldes que le rozaban las mejillas cada vez que inclinaba la cabeza. Harry caminaba a su lado, medio metro por detrás, como siempre. Él hablaba; ella escuchaba sin que lo pareciera. —…y entonces Peter me dice que no entiende cómo funciona el nuevo microprocesador del club, ¡cuando yo llevo semanas diciéndole que si no estudia los fundamentos no hay nada que hacer! —Harry rió, un poco demasiado fuerte para el silencio del parque—. En serio, a veces creo que le falta un algo. Angelique levantó apenas la mirada, observándolo desde un ángulo casi imperceptible. —¿Solo un algo? —respondió, seca, aunque sus labios se levantaron apenas, sonriendo. Harry pareció reconfortarse con aquello. Con ella siempre se conformaba con poco. Caminaron unos metros más. Había niños jugando en un columpio, ancianos, un perro que olfateaba desesperadamente un arbusto. Todo extremadamente normal. Demasiado normal para el nudo que empezaba a formarse en el estómago de Angelique. Harry se aclaró la garganta. Ese sonido, esa forma de tensarse, ella ya la conocía. —Oye, An… Silencio. Angelique siguió caminando, sin prisa, como si no le hubiera escuchado. —An —repitió él, más bajo. Ella giró ligeramente la cabeza. —¿Qué pasa? Harry metió las manos en los bolsillos, nervioso, pero también entusiasmado. Había algo de niño pequeño a punto de revelar un secreto que lleva guardado demasiado tiempo. —Mi padre quiere conocerte. Angelique se detuvo. Harry la adelantó un paso, sorprendido por su reacción, y luego retrocedió para colocarse frente a ella. —¿En serio? —preguntó ella con voz suave, casi confusa. —Sí. Le... le hablé de ti. Y ya que insististe pues... Bueno, le has llamado la atención al Sr. Trabajo. Así que... bueno... —Se frotó la nuca—. Sé que soy muy pesado hablándote de él y entiendo que quieras conocer al Mandamás. Así que, considérate una privilegiada. Angelique arqueó una ceja. —¿Privilegiada? —Ya sabes cómo es él —mintió Harry. Porque Angelique no sabía cómo era él, no realmente—. Le gusta saber quién forma parte de mi vida. Dice que rodearse de mentes brillantes es crucial para crecer. Angelique bajó la mirada. “Mentes brillantes.” Ella no se consideraba una. Pero Norman Osborn… —La semana que viene. —¿La semana que viene? —Vamos... ¡No me digas que ahora te echas para atrás! Ella no contestó. Caminaron unos pasos más hasta un banco vacío. Angelique se dejó caer en un extremo, cruzando una pierna sobre la otra, ajustándose la manga. Harry se sentó a su lado, inclinándose hacia adelante con los codos sobre las rodillas. —Puedes decir que no —murmuró. Angelique lo miró. —Voy a ir —dijo. —Vas a encantarle. Angelique apartó la mirada hacia el camino del parque. ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ Residencia Osborn. 18:59 h. El vestíbulo era amplio, impecable, envuelto en el perfume tenue de madera tratada. Todo brillaba. Todo estaba ordenado. Angelique se quedó de pie, con la mochila colgando suavemente de un hombro, mientras Harry se alejaba escaleras arriba para avisar a su padre. Su reflejo apareció fugazmente en una superficie de mármol pulido: negra de pies a cabeza, una sombra entre los tonos beige y dorados del hogar Osborn. El vestido negro caía hasta cubrirle los muslos; sus piernas desnudas, los zapatos a conjunto. Y entonces lo oyó: pasos. Sus pasos. Angelique levantó lentamente la cabeza hacia el pasillo de la derecha. Y Norman Osborn apareció. Traje oscuro perfectamente ceñido, camisa impoluta, la mirada más penetrante que ella había visto en su vida. No era simplemente un hombre imponente. Era un hombre acostumbrado a que la gente dejara de hablar al verlo. Un depredador elegante. Una mente que medía antes de actuar. Sus ojos tardaron exactamente un segundo en posarse sobre ella. Se detuvo a unos pasos de distancia, examinándola sin disimularlo.TipoGrupalLíneasCualquier líneaEstadoDisponible9 turnos 0 maullidos
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- "¿Nerd? Prefiero el término: Más inteligente que tú"."¿Nerd? Prefiero el término: Más inteligente que tú".0 turnos 0 maullidos
- –"Hm, nostalgico..."– Pensó tras encontrar una antigua foto de su mismo entre las hojas de uno de sus libros favoritos que había caído por accidente del librero en su sala. Dió un breve suspiro y nuevamente la guardo entre las hojas del mismo acomodandole en su sitio. Se mantuvo en silencio haciendo memoria, susurrandose así mismo.
–No se puede encontrar dos veces a la misma persona, ni en sí mismo...–.–"Hm, nostalgico..."– Pensó tras encontrar una antigua foto de su mismo entre las hojas de uno de sus libros favoritos que había caído por accidente del librero en su sala. Dió un breve suspiro y nuevamente la guardo entre las hojas del mismo acomodandole en su sitio. Se mantuvo en silencio haciendo memoria, susurrandose así mismo. –No se puede encontrar dos veces a la misma persona, ni en sí mismo...–.0 turnos 0 maullidos
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- ¡Anda, prueba! ¡Tienes que darme tu opinión!
-Si te gusta, dirá que lo hizo ella, si no te gusta admitirá que lo compró por ahí y le dará 1 estrella al restaurante-(?)¡Anda, prueba! ¡Tienes que darme tu opinión! -Si te gusta, dirá que lo hizo ella, si no te gusta admitirá que lo compró por ahí y le dará 1 estrella al restaurante-(?)7 turnos 0 maullidos
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- ⸻ "𝐵𝑢𝑡 𝑤𝑒 𝑐ℎ𝑜𝑜𝑠𝑒 𝑡𝑜 𝑏𝑒𝑙𝑖𝑒𝑣𝑒 𝑤𝑒 𝑜𝑤𝑛 𝑜𝑢𝑟 𝑚𝑖𝑛𝑑𝑠 𝑤ℎ𝑒𝑛 𝑡𝑟𝑢𝑙𝑦, 𝑜𝑢𝑟 𝑚𝑖𝑛𝑑𝑠 𝑜𝑤𝑛 𝑢𝑠. 𝐸𝑣𝑒𝑟𝑦 𝑖𝑚𝑝𝑢𝑙𝑠𝑒, 𝑒𝑣𝑒𝑟𝑦 𝑒𝑚𝑜𝑡𝑖𝑜𝑛, 𝑒𝑣𝑒𝑟𝑦 𝑠𝑢𝑟𝑔𝑒 𝑜𝑓 𝑟𝑒𝑐𝑘𝑙𝑒𝑠𝑠 𝑑𝑒𝑣𝑜𝑡𝑖𝑜𝑛. 𝐼𝑡 𝑖𝑠 𝑛𝑜𝑡ℎ𝑖𝑛𝑔 𝑏𝑢𝑡 𝑎 𝑙𝑖𝑒."⸻ "𝐵𝑢𝑡 𝑤𝑒 𝑐ℎ𝑜𝑜𝑠𝑒 𝑡𝑜 𝑏𝑒𝑙𝑖𝑒𝑣𝑒 𝑤𝑒 𝑜𝑤𝑛 𝑜𝑢𝑟 𝑚𝑖𝑛𝑑𝑠 𝑤ℎ𝑒𝑛 𝑡𝑟𝑢𝑙𝑦, 𝑜𝑢𝑟 𝑚𝑖𝑛𝑑𝑠 𝑜𝑤𝑛 𝑢𝑠. 𝐸𝑣𝑒𝑟𝑦 𝑖𝑚𝑝𝑢𝑙𝑠𝑒, 𝑒𝑣𝑒𝑟𝑦 𝑒𝑚𝑜𝑡𝑖𝑜𝑛, 𝑒𝑣𝑒𝑟𝑦 𝑠𝑢𝑟𝑔𝑒 𝑜𝑓 𝑟𝑒𝑐𝑘𝑙𝑒𝑠𝑠 𝑑𝑒𝑣𝑜𝑡𝑖𝑜𝑛. 𝐼𝑡 𝑖𝑠 𝑛𝑜𝑡ℎ𝑖𝑛𝑔 𝑏𝑢𝑡 𝑎 𝑙𝑖𝑒."0 turnos 0 maullidos
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