Shoko Ieiri, con su postura despreocupada y su afán por mantener siempre una actitud relajada, se encontró de pie en el lugar donde Suguro Geto había sido abatido. Era de noche, y el frío viento nocturno acariciaba su rostro, llevándose consigo los murmullos de la ciudad dormida. El suelo todavía mostraba rastros de la batalla reciente, y el aire aún estaba cargado de la energía residual de la maldición.
Shoko encendió un cigarrillo, sus manos temblaban ligeramente. Mientras exhalaba el humo, sus pensamientos volaron a los días de la juventud, cuando ella, Geto y Gojo habían sido inseparables. Recordaba las risas, las charlas interminables y los sueños compartidos en los pasillos de la Academia Jujutsu. Nunca pensó que esos días se desmoronarían de la manera en que lo hicieron.
"Geto... ¿por qué?" Murmuró al viento, su voz apenas un susurro. "¿Cómo llegaste a esto?"
La traición de Geto había sido un golpe profundo. No sólo porque había abandonado la academia, sino porque había rechazado todo lo que alguna vez habían defendido juntos. En su interior, Shoko sabía que había más detrás de su decisión, una lucha interna que quizás nadie, ni siquiera Gojo, podría haber comprendido por completo.
Los recuerdos de su última confrontación eran vívidos en su mente. La mirada en los ojos de Geto, llena de una resolución sombría y una tristeza infinita, la había perseguido desde entonces. Era la mirada de alguien que había perdido toda esperanza en el mundo tal como era.
Shoko se agachó y recogió una pequeña piedra del suelo, sus dedos recorriendo su superficie rugosa. "Siempre fuiste más sensible de lo que querías admitir," pensó. "Sentías el dolor del mundo más profundamente que nadie."
Una lágrima silenciosa rodó por su mejilla, y la secó rápidamente. No quería llorar por él, no cuando Geto había elegido un camino que los había puesto en lados opuestos. Pero la verdad era ineludible: lo extrañaba. Extrañaba su risa, su presencia tranquilizadora y la manera en que siempre encontraba el momento justo para hacer una broma que aliviara la tensión.
"Espero que encuentres paz donde estés ahora, Geto," susurró al viento nocturno. "Porque aquí, sin ti, todo se siente un poco más vacío."
El cigarrillo se había consumido casi por completo, y Shoko lo aplastó en el suelo, sintiendo el peso de la pérdida en cada movimiento. Se enderezó, con la determinación de seguir adelante, sabiendo que, a pesar del dolor, debía mantener la esperanza para los demás, para los estudiantes que aún contaban con ella.
"Adiós, viejo amigo," dijo finalmente, girándose para marcharse. "Que encuentres la redención que tanto buscabas."
Con un último vistazo al lugar donde todo había terminado, Shoko Ieiri se alejó, llevándose consigo los recuerdos de un tiempo más inocente y las cicatrices de un pasado que nunca podría olvidar.
#monorol #comunidad2D #personajes2DShoko Ieiri, con su postura despreocupada y su afán por mantener siempre una actitud relajada, se encontró de pie en el lugar donde Suguro Geto había sido abatido. Era de noche, y el frío viento nocturno acariciaba su rostro, llevándose consigo los murmullos de la ciudad dormida. El suelo todavía mostraba rastros de la batalla reciente, y el aire aún estaba cargado de la energía residual de la maldición.
Shoko encendió un cigarrillo, sus manos temblaban ligeramente. Mientras exhalaba el humo, sus pensamientos volaron a los días de la juventud, cuando ella, Geto y Gojo habían sido inseparables. Recordaba las risas, las charlas interminables y los sueños compartidos en los pasillos de la Academia Jujutsu. Nunca pensó que esos días se desmoronarían de la manera en que lo hicieron.
"Geto... ¿por qué?" Murmuró al viento, su voz apenas un susurro. "¿Cómo llegaste a esto?"
La traición de Geto había sido un golpe profundo. No sólo porque había abandonado la academia, sino porque había rechazado todo lo que alguna vez habían defendido juntos. En su interior, Shoko sabía que había más detrás de su decisión, una lucha interna que quizás nadie, ni siquiera Gojo, podría haber comprendido por completo.
Los recuerdos de su última confrontación eran vívidos en su mente. La mirada en los ojos de Geto, llena de una resolución sombría y una tristeza infinita, la había perseguido desde entonces. Era la mirada de alguien que había perdido toda esperanza en el mundo tal como era.
Shoko se agachó y recogió una pequeña piedra del suelo, sus dedos recorriendo su superficie rugosa. "Siempre fuiste más sensible de lo que querías admitir," pensó. "Sentías el dolor del mundo más profundamente que nadie."
Una lágrima silenciosa rodó por su mejilla, y la secó rápidamente. No quería llorar por él, no cuando Geto había elegido un camino que los había puesto en lados opuestos. Pero la verdad era ineludible: lo extrañaba. Extrañaba su risa, su presencia tranquilizadora y la manera en que siempre encontraba el momento justo para hacer una broma que aliviara la tensión.
"Espero que encuentres paz donde estés ahora, Geto," susurró al viento nocturno. "Porque aquí, sin ti, todo se siente un poco más vacío."
El cigarrillo se había consumido casi por completo, y Shoko lo aplastó en el suelo, sintiendo el peso de la pérdida en cada movimiento. Se enderezó, con la determinación de seguir adelante, sabiendo que, a pesar del dolor, debía mantener la esperanza para los demás, para los estudiantes que aún contaban con ella.
"Adiós, viejo amigo," dijo finalmente, girándose para marcharse. "Que encuentres la redención que tanto buscabas."
Con un último vistazo al lugar donde todo había terminado, Shoko Ieiri se alejó, llevándose consigo los recuerdos de un tiempo más inocente y las cicatrices de un pasado que nunca podría olvidar.
#monorol #comunidad2D #personajes2D
