-Parece que la reliquia que buscábamos esta ahi.
La vieja edificación italiana a la orilla de una colina, muy bien preservada, con suficientes fondos para mantenerla aun después de las remuneraciones internas y sobre todo, con una cantidad brutal de segurida.
-¿Te refieres a la villa llena de guardias, cámaras de seguridad y un montón de detectores de movimiento en los puntos ciegos?
Pregunto con una ceja curiosa bien marcada. El otro lado del audífono se quedo en silencio por unos segundos antes de escuchar respuesta.
-... Si, esa misma.
Asintió a la respuesta bien esperada.Examino cada una de las entradas y salidas, pero no podía encontrar ningún tipo de método de entrada a excepción de dos opciones; el barranco desde el cual la seguridad estuviera desprovista de guardias y camaras, o la entrada mas arriesgada, la puerta de servicio.
Si bien la segunda opción era tentadora, por los datos que tenian, todos los meseros, cocineros y asistentes habían sido escaneados previamente para evitar robos o perdidas. Y como no iban a hacerlo, la gala benéfica con artefactos robados de tumbas de todas partes del mundo, desde Japón hasta México, Brasil y reliquias arrebatadas de nativos Africanos y comunidades indígenas de distintos países, así como cierta reliquia que, se rumoreaba, podía conceder deseos al ser usada.
-Supongo que toca escalar un poco.
Tomo su pequeña mochila, recorriendo todo el camino a pie, escondiéndose entre los viñedos y los arboles de los alrededores, tardando alrededor de una hora en llegar hasta la zona mas baja, con el tiempo justo hasta antes de la llegada de los invitados justo al anochecer, con solo la luz justa para analizar el camino de subida.
-Venga, Lara. No tenemos toda la noche.
Se burlo la voz al otro lado del audifono.
-Hagamos una cosa -Se ajusto los guantes, sacando todo su equipo de escalada, agradeciendo que la roca le daba una ruta natural para subir.- La próxima vez, tu te trepas y yo me quedo en casa.
-Echarias de menos mi encanto. Sabes que se me da mal hacer ejercicio.
-Si, claro. -Respondió con un animo demasiado fingido, escuchando como su compañero al otro lado se ahogaba con su soda o lo que fuera que tocara para mantenerse activo y consentrado.
-ROL LIBRE-
-Parece que la reliquia que buscábamos esta ahi.
La vieja edificación italiana a la orilla de una colina, muy bien preservada, con suficientes fondos para mantenerla aun después de las remuneraciones internas y sobre todo, con una cantidad brutal de segurida.
-¿Te refieres a la villa llena de guardias, cámaras de seguridad y un montón de detectores de movimiento en los puntos ciegos?
Pregunto con una ceja curiosa bien marcada. El otro lado del audífono se quedo en silencio por unos segundos antes de escuchar respuesta.
-... Si, esa misma.
Asintió a la respuesta bien esperada.Examino cada una de las entradas y salidas, pero no podía encontrar ningún tipo de método de entrada a excepción de dos opciones; el barranco desde el cual la seguridad estuviera desprovista de guardias y camaras, o la entrada mas arriesgada, la puerta de servicio.
Si bien la segunda opción era tentadora, por los datos que tenian, todos los meseros, cocineros y asistentes habían sido escaneados previamente para evitar robos o perdidas. Y como no iban a hacerlo, la gala benéfica con artefactos robados de tumbas de todas partes del mundo, desde Japón hasta México, Brasil y reliquias arrebatadas de nativos Africanos y comunidades indígenas de distintos países, así como cierta reliquia que, se rumoreaba, podía conceder deseos al ser usada.
-Supongo que toca escalar un poco.
Tomo su pequeña mochila, recorriendo todo el camino a pie, escondiéndose entre los viñedos y los arboles de los alrededores, tardando alrededor de una hora en llegar hasta la zona mas baja, con el tiempo justo hasta antes de la llegada de los invitados justo al anochecer, con solo la luz justa para analizar el camino de subida.
-Venga, Lara. No tenemos toda la noche.
Se burlo la voz al otro lado del audifono.
-Hagamos una cosa -Se ajusto los guantes, sacando todo su equipo de escalada, agradeciendo que la roca le daba una ruta natural para subir.- La próxima vez, tu te trepas y yo me quedo en casa.
-Echarias de menos mi encanto. Sabes que se me da mal hacer ejercicio.
-Si, claro. -Respondió con un animo demasiado fingido, escuchando como su compañero al otro lado se ahogaba con su soda o lo que fuera que tocara para mantenerse activo y consentrado.
-ROL LIBRE-