>>
https://www.youtube.com/watch?v=Mq7TtKYuMck&list=RDXygzTDsbqwc&index=10 <<
Tambaleante pero orgulloso, bajó del taxi frente a su casa. Había sido una fiesta épica: luces tenues, reguetón nostálgico, tragos con nombres impronunciables y una conversación intensa con alguien cuyo nombre ya no recordaba. Salió del auto con la dignidad de quien cree que está caminando recto, aunque iba ligeramente en zigzag, como si el piso fuera una cinta transportadora descompuesta.
—Gracias —le dijo al taxista mientras le daba una propina de cinco billetes de... no sabía qué. Ni quería saber.
Frente al portón de su casa, metió la mano en el bolsillo y sacó... un mechero, una servilleta con un número (ilegible). Las llaves no estaban. Hurgó en los otros bolsillos como si estuviera buscando un tesoro escondido, murmurando cosas como “tranquilo, tú puedes”. Finalmente, con un grito victorioso y silencioso (porque no quería despertar a los vecinos), las encontró...
Con mucho esfuerzo, logró meter la llave en la cerradura, aunque intentó abrir muchas veces. Luego entró y cerró la puerta detrás, tropezó con la alfombra del pasillo y cayó dramáticamente sobre el sofá. Giró su cabeza a la izquierda y en voz alta dijo: "Alexa, reproduce Nada de Zoe en Spotify". Alexa contestó y reprodujo la canción.
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Tambaleante pero orgulloso, bajó del taxi frente a su casa. Había sido una fiesta épica: luces tenues, reguetón nostálgico, tragos con nombres impronunciables y una conversación intensa con alguien cuyo nombre ya no recordaba. Salió del auto con la dignidad de quien cree que está caminando recto, aunque iba ligeramente en zigzag, como si el piso fuera una cinta transportadora descompuesta.
—Gracias —le dijo al taxista mientras le daba una propina de cinco billetes de... no sabía qué. Ni quería saber.
Frente al portón de su casa, metió la mano en el bolsillo y sacó... un mechero, una servilleta con un número (ilegible). Las llaves no estaban. Hurgó en los otros bolsillos como si estuviera buscando un tesoro escondido, murmurando cosas como “tranquilo, tú puedes”. Finalmente, con un grito victorioso y silencioso (porque no quería despertar a los vecinos), las encontró...
Con mucho esfuerzo, logró meter la llave en la cerradura, aunque intentó abrir muchas veces. Luego entró y cerró la puerta detrás, tropezó con la alfombra del pasillo y cayó dramáticamente sobre el sofá. Giró su cabeza a la izquierda y en voz alta dijo: "Alexa, reproduce Nada de Zoe en Spotify". Alexa contestó y reprodujo la canción.