╭───────────────·•◦ ⚜ ◦•·───────────────╮ “El eco de Woodsboro”
Fandom Scream + Criminal minds + Original
Categoría Original
Ubicación: Café del campus – sala privada para entrevistas académicas.
Hora: 19:07 p.m.*
Participantes: Sadie Macher & Santiago Durand
Modo: Novela / Extenso.
Notas: Primer encuentro; reportaje sobre el legado Macher–Loomis.
╰───────────────·•◦ ⚜ ◦•·───────────────╯
La lluvia afuera caía con la cadencia de un metrónomo. Golpeaba los ventanales del café, llenando el silencio con un ritmo sereno que contrastaba con la tensión que se respiraba dentro.
Sadie había llegado antes, como siempre. No por cortesía, sino porque prefería observar antes de ser observada. Frente a ella, una taza de café apenas tocada y un cuaderno cerrado, sin una sola nota. Cada detalle —la luz del ventanal, el ángulo de su asiento, la distancia con la puerta— había sido calculado. No existían los accidentes en su mundo.
No le agradaban los periodistas. Pero éste... había insistido con una calma que despertaba curiosidad. Ninguna amenaza, ninguna súplica. Solo precisión. Y eso bastaba para llamar su atención.
El sonido de la puerta interrumpió sus pensamientos. Lo vio entrar: postura recta, mirada cansada, gesto profesional. Lo reconoció antes de que él la viera. Sadie no sonrió; apenas inclinó la cabeza, un gesto sutil que fue más invitación que cortesía.
—No imaginé que insistirías tanto. —Su tono era tranquilo, sin emoción aparente. Podía ser una broma o una advertencia.
El camarero desapareció tan rápido como llegó, dejando un segundo café sobre la mesa. Sadie bajó la mirada hacia el grabador, rozándolo apenas con la yema de los dedos.
—¿Está encendido ya? —preguntó sin apartar la vista del aparato.
Podría recibir una respuesta, o solo silencio. Ambas le servirían.
—No me preocupa ser grabada —continuó con un deje distraído—. Solo me interesa quién escucha.
Un trueno lejano hizo vibrar los cristales. Sadie alzó la vista, la mirada fija, analítica, casi quirúrgica.
—Entonces… el famoso reportaje sobre Woodsboro. —Pronunció el nombre con un dejo de ironía elegante.— Espero que no busques convertir el apellido Macher en otro titular vacío. Hay suficientes cadáveres periodísticos rondando ese legado.
Dejó que el silencio hablara. Y, por primera vez, dejó ver lo que realmente había detrás: curiosidad.
Tomó un sorbo de su café, volvió a dejar la taza en su sitio y lo miró directamente.
—Dime, —su voz bajó apenas un tono— ¿qué te hace pensar que puedes escribir sobre mí sin terminar formando parte de la historia?
No sonrió, pero el destello en sus ojos bastaba para encender el aire entre ambos. La partida recién comenzaba.
Ubicación: Café del campus – sala privada para entrevistas académicas.
Hora: 19:07 p.m.*
Participantes: Sadie Macher & Santiago Durand
Modo: Novela / Extenso.
Notas: Primer encuentro; reportaje sobre el legado Macher–Loomis.
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La lluvia afuera caía con la cadencia de un metrónomo. Golpeaba los ventanales del café, llenando el silencio con un ritmo sereno que contrastaba con la tensión que se respiraba dentro.
Sadie había llegado antes, como siempre. No por cortesía, sino porque prefería observar antes de ser observada. Frente a ella, una taza de café apenas tocada y un cuaderno cerrado, sin una sola nota. Cada detalle —la luz del ventanal, el ángulo de su asiento, la distancia con la puerta— había sido calculado. No existían los accidentes en su mundo.
No le agradaban los periodistas. Pero éste... había insistido con una calma que despertaba curiosidad. Ninguna amenaza, ninguna súplica. Solo precisión. Y eso bastaba para llamar su atención.
El sonido de la puerta interrumpió sus pensamientos. Lo vio entrar: postura recta, mirada cansada, gesto profesional. Lo reconoció antes de que él la viera. Sadie no sonrió; apenas inclinó la cabeza, un gesto sutil que fue más invitación que cortesía.
—No imaginé que insistirías tanto. —Su tono era tranquilo, sin emoción aparente. Podía ser una broma o una advertencia.
El camarero desapareció tan rápido como llegó, dejando un segundo café sobre la mesa. Sadie bajó la mirada hacia el grabador, rozándolo apenas con la yema de los dedos.
—¿Está encendido ya? —preguntó sin apartar la vista del aparato.
Podría recibir una respuesta, o solo silencio. Ambas le servirían.
—No me preocupa ser grabada —continuó con un deje distraído—. Solo me interesa quién escucha.
Un trueno lejano hizo vibrar los cristales. Sadie alzó la vista, la mirada fija, analítica, casi quirúrgica.
—Entonces… el famoso reportaje sobre Woodsboro. —Pronunció el nombre con un dejo de ironía elegante.— Espero que no busques convertir el apellido Macher en otro titular vacío. Hay suficientes cadáveres periodísticos rondando ese legado.
Dejó que el silencio hablara. Y, por primera vez, dejó ver lo que realmente había detrás: curiosidad.
Tomó un sorbo de su café, volvió a dejar la taza en su sitio y lo miró directamente.
—Dime, —su voz bajó apenas un tono— ¿qué te hace pensar que puedes escribir sobre mí sin terminar formando parte de la historia?
No sonrió, pero el destello en sus ojos bastaba para encender el aire entre ambos. La partida recién comenzaba.
— No os he enseñado como ha quedado el bunker con la decoración de Halloween que he pasado dos días colocando.
Sonríe satisfecho viendo el resultado a su alrededor
—Ha merecido la pena porque a 𝑃𝑜𝑝𝑝𝑦 𝐷𝑎𝑣𝑖𝑒𝑠 le ha encantado
— No os he enseñado como ha quedado el bunker con la decoración de Halloween que he pasado dos días colocando.
Sonríe satisfecho viendo el resultado a su alrededor
—Ha merecido la pena porque a [WxmenLettrs] le ha encantado