Apenas puse un pie en la entrada de la mansión sentí la tensión, mamá me había estado reventando el teléfono con llamadas y mensajes de que me apurara en llegar, siempre la misma rutina, me sentía harta de tantas reglas y restricciones.
-Lía! - grito desde la sala una vez que me vió abrir la puerta- Se supone que salías hace una hora, se puede saber ¿¡Dónde rayos estabas!?- en su mirada se notaba el fastidio.
-Solo fui a tomar un café con Helena, teníamos que coordinar un trabajo- suspire- no tenía mucha señal en el cafetería.
Me miró directo a los ojos y camino a pasar lento pero peligroso hacia mí tomando del brazo- Que no se vuelva a repetir Lia- dijo para luego soltarme de golpe- Tú padre te está buscando, ve con él y explícale a ver si te cree- se dio media vuelta caminando hacia la sala de música, pero a medio camino se detuvo- Y más te vale que no intentes escabullirte o te irá peor- su voz tenía toques de amenaza y con eso último, siguió caminando hasta que desapareció de la sala de estar por completo.
Sentía tanta impotencia que sin darme cuenta me había clavado las uñas en la mano dejando algunas marcas rojizas. Por lo que tuve que tomar un respiro antes de subir al despacho de mi "padre" si se podría llamar así. Subí a paso lento, no quería llegar a la puerta, pero tenía que, una vez frente a la gran oficina, alce mi mano para tocarla pero antes pudiera hacerlo escuche su voz.
-Pasa de una vez- dijo autoritariamente, trague saliva y con cuidado abrí la puerta, camine hacia el interior dando pasos lentos y dejando entreabierta la entrada- Cierra la puerta Lía- me miró directo a los ojos, esa mirada sin ningún tipo de emociones, "No otra vez, por favor..." sabía lo que eso significaba a puertas cerradas tenía que mantenerse todo.
-¿Dónde estabas?- pregunto con brusquedad mientras se servia algo de licor caro y me miraba de nuevo esperando una respuesta.
-Estaba con Helena, fui a la cafetería con ella para coordinar un trabajo- dije segura- no tenia señal en el lugar.
-¿Crees que soy estúpido? - pregunto tirando el vaso de licor al piso haciéndolo añicos, para luego acercarse a paso rápido hacia mí, cuando menos lo pensé me tiro una bofetada, sentí el ardor en mi mejilla, incluso mi rostro fue volteado a un costado por el impacto- ¡Te he dicho que no te juntes con Helena, son de diferentes estatus! -grito- ¡Por su culpa el hijo de los Croweld se ha quejado con sus padres diciendo que te juntas con puros pobres!- me agarro de los brazos y me agitó bruscamente- ¿¡Sabes la vergüenza que me hiciste pasar!? Imagino que no, porque nunca piensas, eres igual de estúpida que tu madre- me empujó contra el piso, mi mente estaba en colapso, las lágrimas caían por mis mejillas, no era la primera vez que me hacía aquello- Maldita sea, no llores- me reprocho, quería parar de hacerlo pero simplemente no podía- ¡Ya cállate!- alzó la mano para golpearme de nuevo, pero tocaron la puerta, se detuvo en seco y se alejo unos pasos para recomponerse.
-¿Quién busca?- preguntó en un tono amable, incluso esos cambios me asustaban a mí- levántate- demando bruscamente, no lo dude 2 veces y así lo hice.
-Señor Russell, han venido sus invitados, los socios de Hilua, lo están esperando en el jardín, ya les di unos aperitivos en lo que venia a buscarlo y se pueda preparar- aquella voz la reconocía, era de la Mirtha una de las encargadas de la cocina.
-Esta bien, en unos minutos bajo- repuso mi padre mientras de dirigía a su escritorio por files.
-Entendido señor- respondió Mirtha luego se escucharon sus pasos alejándose de la puerta perdiéndose en el pasillo.
-Te salvaste por esta vez, vete a tu habitación y no salgas- dijo sin mirarme, no dije nada, simplemente me di media vuelta y salí de la oficina, a paso rápido entre a mi habitación, tras cerrarla me recosté sobre la puerta y comencé a llorar.
"¿Qué había hecho para merecer esto?" A veces los golpes eran sin un motivo grave por así decirlo, eran como de esos días donde mi padre necesitaba desquitarse con quién hiciera lo mínimo, estaba cansada de todo eso, de la vida que llevaba.
Llore un buen rato antes de meterme a la ducha y ponerme algo frío en la mejilla para evitar las marcas, una vez que sentí que era suficiente me puse una pomada para no "dejar rastro" o al menos que se vea lo mínimo posible.
Estaba por irme a acostar en la cama cuando mi celular vibro, cuando me fije en la pantalla era un mensaje de Helena, dude mucho en contestar, una parte de mi se resistía pero la otra decía que no había nada de malo en lo que hacía, Helena sabía algunas cosas de mi vida más allá de lo que aparentaba, incluso ella me había dado aquella pomada, era mi única amiga de verdad, mientras me distraía con mis pensamientos el celular volvió a vibrar trayendome de vuelta al presente, al final decidí leer sus mensajes, era sobre ir a un pequeño club secreto, dude demasiado, le explique un poco de la situación obviando ciertas partes, me dijo muchas cosas que me hicieron cuestionar todo lo que estaba viviendo, de alguna forma dándome el valor que me estaba faltando. Incluso ayudándome a hacer un plan para poder escabullirme, necesitaba vivir, darme más razones por seguir adelante, hacerme mi propio camino.
El tiempo paso rápido y el plan comenzó a ejecutarse tal como quedamos, tuve que incluir a mi nana de confianza Karla para que todo pudiera resultar.
-Estas divina, casi no te reconí- Helena me miro con una sonrisa- Aunque llevas más maquillaje, ¿Es por aquello verdad?- mencionó mirándome con comprensión.
-Si- susurre- Ya sabes como son las cosas para mí...pero no hablemos de eso- le sonreí, solo quería olvidar ese mal rato por al menos unas horas.
-Tienes razón, shu shu esas malas vibras- hizo una ademán con sus manos en el aire como si estuviera espantando mosquitos, a lo que yo reí, Helena si que era bien ocurrente, sin más charla, nos subimos a su auto y condujo hasta el club, apenas doblaba la esquina y se estacionaba, se veía las luces, el bullicio y la música.
-A conquistar el mundo!- Helena grito y algunas personas que pasaban nos miraron raro, por mi parte solo atiné a seguirla, con ella podía ser yo sin que me juzgen, era una verdadera amiga.
- A por el mundo!- grite a la par y corrimos hacia la entrada el club.
Justo sonaba una canción que nos encantaba a ambas nos miramos de inmediato con una sonrisa, era por esa canción que empezamos a hablar y así nos hicimos amigas.
-Esa es!- dijimos al unisoro, comenzamos a corear la canción mientras bailábamos.
https://youtu.be/cA9sEdPmUbQ?si=TNbOjhpgxxWfP8Ae Apenas puse un pie en la entrada de la mansión sentí la tensión, mamá me había estado reventando el teléfono con llamadas y mensajes de que me apurara en llegar, siempre la misma rutina, me sentía harta de tantas reglas y restricciones.
-Lía! - grito desde la sala una vez que me vió abrir la puerta- Se supone que salías hace una hora, se puede saber ¿¡Dónde rayos estabas!?- en su mirada se notaba el fastidio.
-Solo fui a tomar un café con Helena, teníamos que coordinar un trabajo- suspire- no tenía mucha señal en el cafetería.
Me miró directo a los ojos y camino a pasar lento pero peligroso hacia mí tomando del brazo- Que no se vuelva a repetir Lia- dijo para luego soltarme de golpe- Tú padre te está buscando, ve con él y explícale a ver si te cree- se dio media vuelta caminando hacia la sala de música, pero a medio camino se detuvo- Y más te vale que no intentes escabullirte o te irá peor- su voz tenía toques de amenaza y con eso último, siguió caminando hasta que desapareció de la sala de estar por completo.
Sentía tanta impotencia que sin darme cuenta me había clavado las uñas en la mano dejando algunas marcas rojizas. Por lo que tuve que tomar un respiro antes de subir al despacho de mi "padre" si se podría llamar así. Subí a paso lento, no quería llegar a la puerta, pero tenía que, una vez frente a la gran oficina, alce mi mano para tocarla pero antes pudiera hacerlo escuche su voz.
-Pasa de una vez- dijo autoritariamente, trague saliva y con cuidado abrí la puerta, camine hacia el interior dando pasos lentos y dejando entreabierta la entrada- Cierra la puerta Lía- me miró directo a los ojos, esa mirada sin ningún tipo de emociones, "No otra vez, por favor..." sabía lo que eso significaba a puertas cerradas tenía que mantenerse todo.
-¿Dónde estabas?- pregunto con brusquedad mientras se servia algo de licor caro y me miraba de nuevo esperando una respuesta.
-Estaba con Helena, fui a la cafetería con ella para coordinar un trabajo- dije segura- no tenia señal en el lugar.
-¿Crees que soy estúpido? - pregunto tirando el vaso de licor al piso haciéndolo añicos, para luego acercarse a paso rápido hacia mí, cuando menos lo pensé me tiro una bofetada, sentí el ardor en mi mejilla, incluso mi rostro fue volteado a un costado por el impacto- ¡Te he dicho que no te juntes con Helena, son de diferentes estatus! -grito- ¡Por su culpa el hijo de los Croweld se ha quejado con sus padres diciendo que te juntas con puros pobres!- me agarro de los brazos y me agitó bruscamente- ¿¡Sabes la vergüenza que me hiciste pasar!? Imagino que no, porque nunca piensas, eres igual de estúpida que tu madre- me empujó contra el piso, mi mente estaba en colapso, las lágrimas caían por mis mejillas, no era la primera vez que me hacía aquello- Maldita sea, no llores- me reprocho, quería parar de hacerlo pero simplemente no podía- ¡Ya cállate!- alzó la mano para golpearme de nuevo, pero tocaron la puerta, se detuvo en seco y se alejo unos pasos para recomponerse.
-¿Quién busca?- preguntó en un tono amable, incluso esos cambios me asustaban a mí- levántate- demando bruscamente, no lo dude 2 veces y así lo hice.
-Señor Russell, han venido sus invitados, los socios de Hilua, lo están esperando en el jardín, ya les di unos aperitivos en lo que venia a buscarlo y se pueda preparar- aquella voz la reconocía, era de la Mirtha una de las encargadas de la cocina.
-Esta bien, en unos minutos bajo- repuso mi padre mientras de dirigía a su escritorio por files.
-Entendido señor- respondió Mirtha luego se escucharon sus pasos alejándose de la puerta perdiéndose en el pasillo.
-Te salvaste por esta vez, vete a tu habitación y no salgas- dijo sin mirarme, no dije nada, simplemente me di media vuelta y salí de la oficina, a paso rápido entre a mi habitación, tras cerrarla me recosté sobre la puerta y comencé a llorar.
"¿Qué había hecho para merecer esto?" A veces los golpes eran sin un motivo grave por así decirlo, eran como de esos días donde mi padre necesitaba desquitarse con quién hiciera lo mínimo, estaba cansada de todo eso, de la vida que llevaba.
Llore un buen rato antes de meterme a la ducha y ponerme algo frío en la mejilla para evitar las marcas, una vez que sentí que era suficiente me puse una pomada para no "dejar rastro" o al menos que se vea lo mínimo posible.
Estaba por irme a acostar en la cama cuando mi celular vibro, cuando me fije en la pantalla era un mensaje de Helena, dude mucho en contestar, una parte de mi se resistía pero la otra decía que no había nada de malo en lo que hacía, Helena sabía algunas cosas de mi vida más allá de lo que aparentaba, incluso ella me había dado aquella pomada, era mi única amiga de verdad, mientras me distraía con mis pensamientos el celular volvió a vibrar trayendome de vuelta al presente, al final decidí leer sus mensajes, era sobre ir a un pequeño club secreto, dude demasiado, le explique un poco de la situación obviando ciertas partes, me dijo muchas cosas que me hicieron cuestionar todo lo que estaba viviendo, de alguna forma dándome el valor que me estaba faltando. Incluso ayudándome a hacer un plan para poder escabullirme, necesitaba vivir, darme más razones por seguir adelante, hacerme mi propio camino.
El tiempo paso rápido y el plan comenzó a ejecutarse tal como quedamos, tuve que incluir a mi nana de confianza Karla para que todo pudiera resultar.
-Estas divina, casi no te reconí- Helena me miro con una sonrisa- Aunque llevas más maquillaje, ¿Es por aquello verdad?- mencionó mirándome con comprensión.
-Si- susurre- Ya sabes como son las cosas para mí...pero no hablemos de eso- le sonreí, solo quería olvidar ese mal rato por al menos unas horas.
-Tienes razón, shu shu esas malas vibras- hizo una ademán con sus manos en el aire como si estuviera espantando mosquitos, a lo que yo reí, Helena si que era bien ocurrente, sin más charla, nos subimos a su auto y condujo hasta el club, apenas doblaba la esquina y se estacionaba, se veía las luces, el bullicio y la música.
-A conquistar el mundo!- Helena grito y algunas personas que pasaban nos miraron raro, por mi parte solo atiné a seguirla, con ella podía ser yo sin que me juzgen, era una verdadera amiga.
- A por el mundo!- grite a la par y corrimos hacia la entrada el club.
Justo sonaba una canción que nos encantaba a ambas nos miramos de inmediato con una sonrisa, era por esa canción que empezamos a hablar y así nos hicimos amigas.
-Esa es!- dijimos al unisoro, comenzamos a corear la canción mientras bailábamos.
https://youtu.be/cA9sEdPmUbQ?si=TNbOjhpgxxWfP8Ae